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‘El enemigo de mi enemigo es mi amigo’. Explorando 

los conflictos y las alianzas entre hinchadas de fútbol

 

Licenciado en Ciencias Antropológicas por la Universidad de Buenos Aires

Becario Tipo I del CONICET, doctorando en Ciencias Sociales

(Argentina)

Javier Sebastián Bundio

jsbundio@sociales.uba.ar

 

 

 

 

Resumen

          Postulamos que las premisas generales de la Teoría del Equilibrio Social de Heider (Heider, 1946) concuerdan con las observaciones etnográficas de procesos de fusión/fisión entre hinchadas de fútbol (Garriga Zucal, 2002). Nos referimos al fenómeno conocidos como "lógica del enemigo común", donde hinchadas con un enemigo en común establecen una alianza. Pondremos a prueba la hipótesis de que dicha lógica explica la mayoría de los casos de alianzas entre hinchadas de fútbol. Utilizaremos el software FANMOD (Rasche & Wernicke, 2006) para la identificación de motifs o sub-grupos en una red múltiple de enemistades y amistades entre hinchadas de fútbol, descripta en un trabajo previo (Bundio, 2011a). En base a los resultados del análisis se concluye que es necesario reconstruir los procesos socio-históricos particulares que subyacen a la construcción de identidades a partir de líneas de fractura históricas, sociales, económicas y políticas (Giulianotti, 1999), y evaluar el peso relativo de diversos factores en el desarrollo de conflictos y alianzas entre hinchadas.

          Palabras clave: Análisis de Redes Sociales. Hinchadas. Teoría del Equilibrio Social.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 17, Nº 167, Abril de 2012. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    La noción de balance se remonta a la teoría del equilibrio propuesta por el psicólogo social Fritz Heider (1946). Heider propuso que dos individuos vinculados mediante una relación positiva que estuvieran de acuerdo en su percepción de un tercer objeto o situación social, formarían una estructura estable. Cuando este no fuera el caso, la situación de desequilibrio motivaría a los individuos a cambiar su actitud frente al tercer objeto o modificar la relación positiva que los une.

    Cartwright y Harary (1956) llevaron la teoría de Heider a un nuevo nivel al proponer que ese tercer objeto puede ser otro individuo. Esta generalización fue implementada mediante grafos, con lo que se abrió un nuevo campo para el estudio de redes múltiples que involucraban relaciones positivas y negativas (Robins & Pattinson, 2006). La unidad mínima de estudio es la tríada que admite cuatro combinaciones posibles. De ellas dos son estructuras estables y dos son estructuras inestables. Se reconocen a las estructuras estables porque la multiplicación de los signos de cada relación da un resultado positivo. Resulta obvio que una estructura social en que "el enemigo de mi enemigo es mi amigo" debería ser estable a lo largo del tiempo mientras que una estructura basada en que "el amigo de mi amigo es mi enemigo" generaría una tensión que los involucrados intentarían resolver modificando su forma de vincularse.

Ilustración 1. Estructuras estables e inestables propuestas por Cartwrigth y Harary (1956). En las estructuras estables, la 

multiplicación de los signos de cada lazo da siempre un resultado positivo. En redes que superan la tríada, se considera estable a todo 

conjunto reticular que incluya sólo tríadas estables, pudiéndose establecer distintos grados de equilibrio en una red (Cartwrigth y Harary, 1956).

    La importancia de la noción de equilibrio es que, al igual que el concepto de red, es independiente, o fue pensado como independiente, del carácter empírico de los objetos que se vinculan. Una estructura estable es estable aun cuando vincula personas, personas y opiniones, o grupos sociales entre sí. Nuestro objetivo en este trabajo es utilizar la teoría del equilibrio para interpretar la estructura de la red de relaciones de hostilidad y alianza entre hinchadas de fútbol.

    Las hinchadas son a priori grupos simétricos, idénticos entre sí, no podríamos más que por su número decir que una hinchada es superior en estatus a otra. Sin embargo, los hinchas intentan romper la simetría de estatus que existe entre sus grupos de pertenencia deportiva, posicionándose como superiores a los rivales mediante el uso de la violencia y la comparación social. Las hinchadas son ante todo grupos sociales basados, entre otras cosas, en el honor (Moreira, 2006), donde el significado de las acciones sociales son tan importantes como sus resultados materiales. La estrategia básica de toda hinchada es compararse con otras mediante el discurso, sobre todo los cantitos, utilizando como ejes de comparación aquellos valores sociales que les permiten a la propia hinchada ubicarse en una posición de elevado estatus con respecto a las demás. Por ejemplo, algunas de las escalas valorativas más utilizadas son el aguante, la fidelidad, el tamaño, el historial deportivo, etc. (Bundio, 2011b)

    Cuando la competencia entre hinchadas se manifiesta en la forma de prácticas violentas aparece lo que en términos nativos se conoce como combates, disputas físicas donde hinchas de diferentes parcialidades prueban la posesión del capital social aguante (Garriga Zucal, 2007). Muchas hinchadas, para evitar la deshonra que supone la derrota en un combate establecen alianzas con otras hinchadas para enfrentar a una tercera, numéricamente superior (Garriga Zucal, 2002). Cuando dos hinchadas establecen una alianza fortalecen el lazo recurriendo a prácticas de comensalidad compartida, intercambio de dones, ayuda mutua en los combates y una suspensión de las manifestaciones de hostilidad en el contexto del encuentro deportivo (Moreira, 2006).

    Si los resultados de las observaciones etnográficas realizadas que informan de alianzas de índole táctica entre estos grupos (Garriga Zucal, 2002; Moreira, 2006) son generalizables a todo el conjunto de hinchadas estamos ante un interesante fenómeno que admite ser tratado partiendo de los postulados de la teoría del equilibrio. Ya en la década del 1950, Sherif et al (1961) proponían que el surgimiento de una meta super-ordinal común a dos grupos sociales reducía la tensión y el conflicto en relaciones signadas por la competencia, adelantando la hipótesis de que dicha meta podía ser, en un entorno no experimental, un enemigo compartido. La lógica del enemigo común describiría, desde el punto de vista de ego, la formación de estructuras reticulares estables o balanceadas, que a un nivel macro dan forma a la estructura reticular más amplia de la red de enemistades y amistades entre hinchadas de fútbol.

Métodos

    En el presente trabajo ponemos a prueba la hipótesis del enemigo común. Esta hipótesis mantiene que las amistades entre hinchadas funcionan como alianzas para enfrentar a una tercera que es considerada enemiga por ambas. A tal fin utilizamos la red de enemistades y amistades descriptas en trabajos previos (Bundio, 2009; Bundio, 2011a). Esta red es simétrica y múltiple, vincula a 186 hinchadas mediante las enemistades y amistades que manifestaban tener durante la etapa de recolección de datos entre los años 2007 y 2008. La red incluye 98 amistades y 427 enemistades. Ambas redes poseen un elevado coeficiente de agrupamiento y una pequeña media de la distancia geodésica, por lo que pueden considerarse a ambas como “mundos pequeños” (Bundio, 2011a).

    Si la hipótesis es correcta deberíamos poder identificar una frecuencia significativa de motifs o sub-grupos de 3 nodos vinculados por dos enemistades y una amistad, lo que concuerda con una de las estructuras estables propuestas por Cartwright y Harary y que describimos en la introducción. Para identificar la frecuencia de aparición de los motifs y su significancia estadística hicimos uso del software FANMOD que permite identificar sub-grupos en redes múltiples. Para realizar un test de significación configuramos el software para comparar las redes empíricas con 10.000 redes generadas aleatoriamente.

Resultados

    Los resultados del análisis se muestran en la Tabla 1. El FANMOD identificó 4124 motifs diferentes. El motif 3 que involucra a 3 hinchadas enemigas entre sí, y por lo tanto conforma una estructura inestable, describe al %8.97 de los motifs identificados. El motif 4, que corresponde a nuestra hipótesis del “enemigo común” y a una estructura estable, describe al %4.44 del total de los sub-grupos identificados. Si sólo tenemos en cuenta los sub-grupos completos, la frecuencia de ambos es de %64.69 y de %31.99, respectivamente. Ambas frecuencias muestran ser estadísticamente significativas. El motif 6, una estructura inestable, también tiene una frecuencia significativa aunque despreciable, ya que sólo involucra al %0.46 de las tríadas identificadas.

Tabla 1. Resultados del análisis de la red múltiple de enemistades y amistades llevado adelante con el programa FANMOD. No existen 

sub-grupos de tres amistades, los agrupamientos en la red de amistades son jerárquicos, la alta cantidad de vínculos de algunos nodos genera el elevado 

coeficiente de agrupamiento de la red. En el caso de las enemistades sí observamos una abundancia de sub-grupos de enemigos, confirmando que el conflicto es la norma.

Discusión

    En nuestro primer trabajo sobre redes de hinchadas (Bundio, 2009), sostuvimos que la teoría de la competencia como fuerza generadora de conflictos era la que mejor explicaba la estructura de “mundo pequeño” que observamos en las redes de enemistades y amistades. Esto era apoyado por el hecho de que aproximadamente el %95 de las enemistades y amistades se daban entre hinchadas que habían compartido al menos un año en una misma división en los últimos 40 años de torneos nacionales (Bundio, 2009). Es decir el conflicto que entendemos como enemistad se daba, en la mayoría de los casos, entre hinchadas que estaban en la vecindad inmediata en la red de años compartidos en una misma categoría, y lo mismo sucedía con las alianzas.

    Siendo ambas redes mundos pequeños es lógico que estructuras inestables como los motifs de 3 enemigos abunden. Esto comprueba que en el campo de relaciones entre hinchadas el conflicto es la norma. En términos nativos, las amistades son conceptualizadas como no masculinas, tener una amistad es vista por el resto de las hinchadas como un indicador de poco aguante. Sin embargo, se vuelven tácticamente necesarias para evitar la deshonra de la derrota, sobre todo cuando una hinchada debe trasladarse a un estadio visitante llevando pocos simpatizantes. En dichas ocasiones haber forjado una alianza con una hinchada enemiga del rival de turno, y de su misma ciudad, es una oportunidad de vencer en un combate, y de garantizar cierta seguridad en el viaje.

    Un posible desarrollo de la lógica del enemigo común es la unión de dos motifs de 3 nodos para formar un nuevo motif de 4 nodos, donde pares de enemigos locales establecen alianzas con sendos pares de enemigos distantes. Durante un tiempo Independiente y Racing, ambos enemigos en Avellaneda, establecieron alianzas con Rosario Central y Newell's de la ciudad de Rosario. Sin embargo, creemos que estas estructuras tienen una vida efímera, ya que la probabilidad de que una alianza se mantenga decrece con el paso de los años compartidos en una misma división, mientras que la probabilidad de que surja un conflicto aumenta (Bundio, 2009; Bundio, 2011a).

    A pesar de que el motif que apoya nuestra hipótesis, tiene una baja frecuencia de aparición comparado con motifs inestables de 3 enemigos, la probabilidad de encontrar tal frecuencia por simple azar es demasiado baja. Debemos concluir que la lógica del enemigo común explica una gran cantidad de las alianzas existentes hoy en día entre hinchadas de fútbol. Aunque debemos aclarar que una amistad puede formar parte de una estructura estable de dos enemistades y una amistad, y también formar parte de otras estructuras inestables, sin que seamos capaces de determinarlo. Por otro lado no debemos caer en explicaciones simplistas, las relaciones sociales entre hinchadas son atravesadas por procesos de identificación que siguen líneas de fractura históricas, sociales, económicas y políticas (Giulianotti, 1999). Los atributos compartidos pueden ser igualmente importantes a la hora de establecer una alianza, por ejemplo en el caso paradigmático de la amistad entre Argentinos Jrs. y Chacarita a partir de una ideología política compartida (anarquista-socialista).

    También sostuvimos en nuestro primer artículo (Bundio, 2009) que no existe ninguna contradicción en adherir a instituciones deportivas que compiten en distintas categorías. El contexto en el cuál dos hinchadas establecen una relación de enemistad o amistad va más allá de las coordenadas geográficas, más bien está limitado por las categorías deportivas que componen el torneo de AFA. Si, desde otra óptica, vemos la red en términos territoriales, la ciudad de Avellaneda compitió durante muchos años en primera división (Independiente y Racing), en segunda división (Arsenal), y en otras divisiones inferiores (Dock Sud, Victoriano Arenas, San Telmo). El ascenso de Arsenal a la primera división puso a su barrio Sarandí en el mismo contexto de competencia de los dos grandes de Avellaneda. Hoy en día Arsenal manifiesta ser enemigo de Independiente, con antecedentes de enfrentamientos, cuando años atrás era común que hinchas de Independiente y Racing fueran también simpatizantes de Arsenal. Este es sólo un ejemplo de cómo el contexto de interacción entre hinchadas está articulado por un doble eje de coordenadas: la geografía y la división deportiva. La identidad es múltiple, con lo que dos instituciones que se desempeñan en diferentes divisiones pueden estar vinculadas a partir de hinchas en común, y este quizás sea un factor importante a la hora de establecerse una alianza o un conflicto en el futuro. Si queremos entender cómo fue evolucionando el conflicto entre hinchadas debemos evaluar el peso relativo de diversos factores en el desarrollo y establecimiento de relaciones sociales entre hinchas.

Bibliografía

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