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Adaptaciones del bádminton para niños de entre 8 y 12 años

 

Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte

Diplomado en Educación Física

Técnico Superior en Animación de Actividades Físicas y Deportivas

David López Blanco

dalobla@gmail.com

(España)

 

 

 

 

Resumen

          El presente artículo propone algunas adaptaciones del juego en el bádminton para niños de entre 8 y 12 años, que corresponde a las etapas de 2º y 3º ciclo de enseñanza primaria en España. El bádminton es un deporte que, perfectamente puede iniciarse en esta etapa al ser una habilidad motriz con un implemento y de carácter facilitador como es un volante, es decir, es mas fácil golpear este móvil que una pelota, que va a mucha mas velocidad y es mas difícil de percibir por los niños en estas edades ya que se esta desarrollando su percepción espacio-temporal.

          Palabras clave: Bádminton. Niños y niñas. Desarrollo psicomotor.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 17, Nº 167, Abril de 2012. http://www.efdeportes.com/

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1.     Fundamentación teórica: el desarrollo psicomotor en los niños de 8 a 12 años

    La capacidad motriz en la infancia aumenta debido fundamentalmente al rápido crecimiento de la musculatura y a la mejora en la utilización del sistema nervioso (Marcos, 1989). Winter (Citado en Marcos, 1989) establece cinco fases del desarrollo motor en niños:

  • Fase de perfeccionamiento rápido de patrones motores y adquisición de las primeras combinaciones de movimientos (3-7 años). Hacia los 4-7 años se mejoran los movimientos básicos aprendidos anteriormente como andar, correr, y combinaciones de los mismos.

  • Fase de adelantos rápidos (7-10 años). La coordinación de movimientos experimenta un crecimiento importante, mejorándose en gran medida el equilibrio.

  • Fase de gran capacidad para el aprendizaje motor (9-12 años en niñas, y de 9-14 años en niños). Se obtienen excelentes resultados debido a la capacidad de reacción, el valor y las ganas de aprender que presentan.

  • Fase de cambio de estructuras de las capacidades y habilidades motoras. Niñas (11-14 años) y niños (12-15 años) coincide con el segundo cambio en la morfología del niño: crecimiento en altura y extremidades, aumentando el peso, y dando lugar a la aparición de la pubertad.

  • Fase de estabilización, individualización y diferenciación específica entre sexos: chicos (13-17 años) y chicas (14-19 años). Se detiene y estabiliza el desarrollo de las habilidades motoras, aumenta la fuerza y la capacidad de movimientos en general, presentando un nivel de adaptación y rendimiento muy elevado.

    Entre chicos y chicas se observa cierta diferencia a favor de los chicos en relación con las capacidades físicas mencionadas, sin embargo, no se aprecia grandes diferencias en cuanto a coordinación y habilidad motora en general.

    Según Gutiérrez (1995) existe una gran relación entre las capacidades psicomotoras y la maduración cerebral que se alcanza hacia los 20 años de edad. En función de la evolución de maduración del SNC se pueden establecer diferentes etapas en la adquisición y aprendizaje de habilidades motoras en la infancia.

    El período ideal para el aprendizaje motor está situado entre los 8-12 años (2º y 3º tercer ciclo de la Educación Primaria). El desarrollo de la coordinación y el equilibrio en el niño es fundamental para la adquisición de habilidades perceptivas y motoras posteriores. La coordinación sería la actividad armónica de diversas partes que participan en una función especialmente entre grupos musculares bajo la dirección cerebral.

    El equilibrio dinámico o estático sería “el conjunto de fuerzas opuestas que se contrarrestan exactamente”. Está regulado desde el SNC y depende de su estado de maduración.

    El desarrollo de los huesos y los músculos proporcionan el sustrato anatómico que favorece el desarrollo de la fuerza y destreza motora. El aumento de la masa muscular precede al crecimiento de la fuerza y la destreza. Las diferencias individuales relacionadas con la aparición de aptitudes locomotoras están determinadas por factores genéticos y de personalidad como la iniciativa, la curiosidad, la motivación, la constancia, y los elementos atrayentes existentes en el medio sociocultural y ambiental.

    Entre los 7-12 años de edad se duplica la fuerza, se incrementa la coordinación óculo-manual, se reduce el tiempo de reacción motor y se aumenta la precisión de la ejecución. Las niñas presentan una mayor capacidad de equilibrio que los niños durante los primeros años, situación que se invierte al final del período escolar. Los factores psicocinéticos como la coordinación dinámica general (CDG) se desarrolla aproximadamente desde el nacimiento hasta los 16 años de edad. Se define como el control preciso del cuerpo y de todos sus miembros en estado de movimiento lento o rápido. Guarda relación con la agilidad, rapidez, fuerza, orientación, equilibrio, ritmo, y tiempo de reacción. No se debe confundir con la agilidad que se define como la capacidad para entrar y cambiar de movimiento de forma rápida.

1.1.     Aspectos evolutivos de 8 a 10 años

Desarrollo psicomotor

  • · Toma conciencia de los diferentes segmentos corporales.

  • · Posibilidades de movimiento global y segmentado.

  • · Independencia funcional de diversos segmentos y elementos corporales.

Desarrollo social

  • · Juicios de formación de pandillas Protagonismo y liderazgo.

  • · Afán de aventuras y prestigio social

  • · Competitividad

  • · Aceptación del mando social dominante.

Desarrollo Intelectual

  • · Subperíodo de operaciones concretas.

  • · Constitución de esquemas operativos, reversibilidad, conservación, agrupaciones, casualidad.

  • · Operaciones simples y concretas.

Desarrollo afectivo

  • · Equilibrio emotivo.

  • · Extraversión

  • · Buen ajuste a las normas sociales.

 

1.2.     Aspectos evolutivos de 10 a 12 años

Desarrollo psicomotor

  • Independencia funcional, independencia derecha- izquierda, de brazos -piernas respecto del tronco y transposición del conocimiento de sí mismo al conocimiento de los demás.

Desarrollo social

  • Surgen las primeras diferencias entre el comportamiento social de niños y niñas. Reducción del grupo de amigos, oposición al mundo social y edad de los secretos.

Desarrollo intelectual

  • Comienza el periodo del pensamiento abstracto, separación del mundo interior del exterior y constitución de un sistema de valores relativamente fácil con reglas de juego, conductas sociales...

Desarrollo afectivo

  • Buena relación con el adulto y maestro, inicio de la pubertad aparición de la intimidad, identificación sexual, reactivación de las tendencias infantiles reprimidas.

2.     Seis adaptaciones al reglamento: pista de juego, tanteo, saque, faltas, juego individual y juego de dobles. Justificación

2.1.     Pista de juego: Para los niños la adaptación principal en la pista de individuales debe ser el acortamiento del espacio, ya que si están jugando solos el espacio es demasiado grande y debemos poner nuestra atención para que adquieran los movimientos técnicos de golpeos y no estén tan pendientes del espacio. Para adaptar el espacio podemos utilizar conos, para delimitar bien el espacio que queremos acortar.

Figura 1. Posible adaptación espacial

    La delimitación espacial está enfocada al centro de la pista ya que uno de los principios básicos es la posición en el campo, que debe estar lo más centrada posible.

2.2.     Tanteo: El tanteo en bádminton es algo complicado y elevado para los niños, por lo que en nuestras actividades debemos proponer tanteos bajos (en lugar del juego a 21 puntos se jugara a 11). Así los niños no se despistaran tanto al contar las puntuaciones y el juego será mucho más rápido y fluido.

2.3.     Saque: El saque es un elemento técnico importante y complicado para los más pequeños (Cabello et al 1999), por lo que, si no estamos trabajando el saque en nuestra sesión, los niños podrán sacar como quieran. Es importante que, una vez que el alumno sabe sacar, cada ejercicio que requiera saque, deberá de hacerlo con la forma correcta, y no como antes, que era para los casos en los que los niños no saben sacar.

2.4.     Faltas: Las faltas, al menos, en el saque deberíamos de obviarlas ya que, si están aprendiendo, lo normal es que fallen y muchas veces no le den al volante. Esto en bádminton ya se considera falta, así que mi propuesta es que las faltas de saque se obvien. Otras faltas, como por ejemplo; darle dos veces al volante en una misma jugada, no debemos de permitirla ya que también debemos acostumbrar a los niños a jugar correctamente. Esta regla incluye también el juego de dobles, la misma pareja no podrá golpear el volante dos veces seguidas.

2.5.     Juego individual: En el juego individual, debemos de intentar que los niños jueguen la mayor parte del tiempo por alto, es decir, que golpeen el volante por encima de la cabeza. Debemos de cumplir esta premisa ya que los golpeos por encima de la cabeza son más fáciles que por debajo, así nos aseguramos una cierta continuidad en el juego. Además desde el punto de vista técnico, existen más golpeos por encima de la cabeza que por debajo y también enseñamos uno de los principios básicos del bádminton que es el colocarse siempre debajo del volante, por lo que implica una cierta rapidez de movimientos espaciales, desarrollo de la musculatura de las piernas y la velocidad.

2.6.     Juego de dobles: En el juego de dobles, la principal adaptación será la defensa del propio espacio. Cada jugador debe encargarse de un lateral de la pista, que será acortado para una mayor velocidad de aprendizaje y rapidez en el juego. El espacio podrá ser delimitado por conos, y será ampliable o acortado según la edad del alumno.

Figura 2. Adaptación espacial al juego de dobles

3.     Cuatro adaptaciones a los implementos: altura de la red, postes, raqueta, volante. Justificación

3.1.     Altura de la red: La red en bádminton mide 1,55 metros, demasiado alta para niños tan pequeños. La adaptación que propongo es bajarla hasta una altura de 1,20 metros para los niños de 8 y 9 años y de 1,40 metros para niños de 10 hasta 12 años. Así facilitamos el paso del volante hacia los campos y evitamos que los niños tengan que bombear demasiado el volante que supone facilidades de golpear para el contrario.

Figura 3. Red de bádminton

3.2.     Postes: La principal adaptación que deben hacerse en los postes son los de seguridad. Los niños a esas edades van corriendo “como locos”, y en una clase de bádminton hay muchos postes, que normalmente son de metal, que podría lesionar a algún alumno. Por lo tanto, mi adaptación seria enrollar los postes con gomaespuma o algún otro material de ese tipo, para evitar lesiones.

Figura 4. Postes de bádminton

3.3.     Raquetas: Las raquetas para los niños más pequeños deben ser adaptadas a ellos. Esto tiene una base teórica de tipo biomecánico y motor, ya que el movimiento de raqueta es un movimiento de tipo angular y esos movimientos se almacenan en la memoria motora del alumno. Si conseguimos que los niños golpeen correctamente y con la fuerza necesaria el volante con raquetas adaptadas, el cambio a raquetas normales será mucho más sencillo para ellos y el movimiento será igual de efectivo que con las raquetas adaptadas.

Figura 5. Raqueta de bádminton y raquetas adaptada a niños

3.4.     Volante: Los volantes de plumas son un material bastante delicado, que cuando juegas un par de veces con ellos ya se le caen las plumas, o están rotas, además los niños están en un momento de aprendizaje y más de una vez van a golpear el volante por las plumas con lo que van a durar menos aun… Con los niños, es mejor utilizar volantes sintéticos, que son más resistentes, más baratos y para el aprendizaje de los niños está bien.

Figura 6. Volante sintético y volante de plumas

Bibliografía

  • Cabello Manrique, D.; Serrano Vilchez, D.; García de la Torre, J.M. (1999). Fundamentos del bádminton: de la iniciación al alto rendimiento. Málaga: Instituto Andaluz del Deporte.

  • Gutiérrez Sainz, A. (1995). Proceso evolutivo de las capacidades físicas. En J. Mora Vicente (Coord.) Teoría del entrenamiento y del acondicionamiento físico. Pp. 267-273. Sevilla: Wanceulen.

  • Marcos Becerro, J.F. (1989). El niño y el deporte. Madrid: Santonja Gómez.

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