Taurina y L-Carnitina. Acción y efectos en el rendimiento deportivo | |||
Lic. en Ciencias del Deporte. Doctor en Rendimiento Deportivo Instituto de Ciencias del Deporte Universidad Camilo José Cela |
Dr. Juan José Salinero Martín (España) |
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Resumen La taurina y la L-Carnitina son dos compuestos cuyo uso en suplementos deportivos y bebidas deportivas y energéticas se está extendiendo en los últimos años. En el presente artículo se trata de dar una visión sobre su función y los efectos de la suplementación en la dieta con fines de rendimiento. Palabras clave: Taurina. L-Carnitina. Acción. Efectos. Rendimiento deportivo.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 15, Nº 166, Marzo de 2012. http://www.efdeportes.com/ |
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Taurina
La taurina se sintetiza en las células a partir del aminoácido azufrado metionina (Cañas, 2002). Se considera semi-esencial ya que puede ser sintetizado por el organismo, pero esta producción endógena es insuficiente, por lo que necesitamos ingerirlo en la dieta (De la Puerta, 2010).
Debido a su especial estructura química, está envuelta en diversas funciones biológicas:
Participa en la formación de ácidos biliares primarios, junto a la glicina (Murray, 2009), por lo que ayuda a la excreción de colesterol, ya que el colesterol se excreta del organismo por medio de la bilis (De la Puerta, 2010; Murray, 2009).
Ejerce acciones antioxidantes y anti-inflamatorias (De la Puerta, 2010; Goodman, 2009), por su capacidad para atrapar moléculas prooxidantes, moléculas que puedan producir daño celular (Cañas, 2002).
Cambia la permeabilidad del agua y regula las condiciones de isoosmoralidad de las células, especialmente con los iones con los cuales interactúa (Cañas, 2002).
Constituye un neuromodulador del sistema nervioso central y neurotransmisor (Wu & Prentice, 2010).
Participa en la función y desarrollo de la retina (De la Puerta, 2010; Militante & Lombardini, 2002).
Mejora el perfil lipídico y disminuye la tensión sanguínea, lo que le confiere un aliado frente a los riesgos de problemas cardivasculares (Wojcik, Koenig, Zeleniuch-Jacquotte, Costa, & Chen, 2010).
Un déficit de taurina provoca cardiomiopatías, por lo que presenta un rol en el normal desarrollo de la capacidad contráctil (Schaffer, Jong, Ramila, & Azuma, 2010).
Taurina y ejercicio físico
En un estudio de revisión, se constata que la taurina afecta a las propiedades del músculo esquelético al influir en la homeostasis del calcio, la estabilidad de la membrana intracelular, la modulación de la excitabilidad nerviosa y consecuentemente, mejora el rendimiento (Miyazak, 2010).
Se ha comprobado que la ingestión aguda de 1.66 g de taurina antes del ejercicio no mejoró el rendimiento en una prueba en cicloergómetro al 66% del VO2máx durante 90 minutos, pero se incrementó la oxidación de grasas (Rutherford, Spriet, & Stellingwerff, 2010), lo que preserva por más tiempo los depósitos de glucógeno y por lo tanto puede constituir una mejora en el ámbito deportivo en pruebas de resistencia.
En otro estudio, la ingesta de taurina supuso un incremento en los niveles en plasma, pero no en los niveles musculares, no produciéndose efecto en el rendimiento deportivo ni en la oxidación de carbohidratos o grasas (Galloway, Talanian, Shoveller, Heigenhauser, & Spriet, 2008).
El principal objetivo al ingerir taurina para el ejercicio se orienta hacia mantener los niveles de taurina en plasma y músculo, ya que se ha constatado que estos descienden tras el ejercicio, disminuir el daño oxidativo, disminuir los niveles de lactato y mejorar la contracción muscular (Dziewiecka, Kasperska, & Zembroń-Łacny, 2010).
1. L-Carnitina
La carnitina, al igual que la taurina, puede tener un origen endógeno (a partir de la lisina) pero también debe ingerirse por la dieta (Brass, 2000). La carnitina se encuentra ampliamente distribuida, y es en particular abundante en el músculo. Su función principal es el transporte de ácidos grasos de cadena larga a través de la membrana mitocondrial interna. La acetil CoA de cadena larga no puede pasar por la membrana mitocondrial interna, pero su producto metabólico, la acilcarnitina, sí puede hacerlo (Murray, 2009).
Transporta los ácidos grasos desde el espacio intermembrana hacia la matriz mitocondrial, a través de un transportador específico, que introduce la acil-carnitina y extrae carnitina de la matriz para mantener el flujo (Feduchi, Blasco, Romero, & Yáñez, 2011).
Figura 1. Acción de la carnitina en el transporte de ácidos grasos (Murray, 2009)
Este proceso está regulado por 3 enzimas:
Carnitina acil transferasa I, que une el ácido graso a la carnitina para poder atravesar la membrana interna.
Carnitina acil translocasa, que transporta la acil-carnitina al interior y extrae carnitina al exterior.
Carnitina acil transferasa II, que une el ácido graso a CoA dejando de nuevo la carnitina libre.
Creatina y ejercicio físico
A la vista de los estudios consultados, actualmente no hay evidencias científicas que pongan de manifiesto los beneficios de una suplementación con carnitina, pues los resultados encontrados son contradictorios.
Por una parte, diversos trabajos hablan de beneficios en la suplementación con creatina. En un estudio reciente, tras 15 días de suplementación con L-Carnitina, se redujo la FC y la concentración de glucosa sanguínea a intensidades bajas de ejercicio en el grupo experimental frente al grupo control que no ingería L-Carnitina (Broad, Maughan, & Galloway, 2011).
En otro estudio con ejercicios de fuerza resistencia, se constató que la suplementación con carnitina tenía beneficios en la reducción del estrés oxidativo (Spiering, 2007).
Además, incrementar la creatina muscular puede favorece la oxidación de grasas y conservar los depósitos de glucógeno (Stephens, Constantin-Teodosiu, & Greenhaff, 2007).
Por el contrario, en otro estudio, tras 8 semanas de suplementación con L-Carnitinina, no se incrementaron los valores de carnitina en músculo, ni se mejoró el rendimiento en actividades aeróbicas ni anaeróbicas (Smith, Fry, Tschume, & Bloomer, 2008). Otro estudio posterior de estos autores, encontraron que no presenta influencia en la reducción del estrés oxidativo ni en ejercicio aeróbico ni anaeróbico (Bloomer & Smith, 2009).
De la misma forma, en otro estudio, tras 2 semanas de suplementación, encontraron que se produjeron diferencias significativas en la utilización de grasas, carbohidratos o proteína en el metabolismo durante ejercicio prolongado (90’ al 70% del VO2 máx). Sí aparecieron diferencias en el amoniaco en plasma, que se redujo con carnitina (Broad, Maughan, & Galloway, 2008).
Conclusiones
Podemos concluir, por tanto, que en ambos casos, taurina y l-carnitina, existe controversia en el ámbito científico sobre la eficacia de estos suplementos para la mejora del rendimiento deportivo. Por lo tanto, nuestra recomendación va dirigida a mantener una dieta variada y equilibrada, consiguiendo un aporte suficiente de esta forma de ambos compuestos, y sólo recurrir a la suplementación en estados carenciales provocados por dietas hipocalóricas o la carencia de alimentos de origen animal, principal fuente de estos compuestos.
Bibliografía
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Feduchi, E. y Cols. (2011) Biquímica: conceptos esenciales. Madrid, Panamericana.
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Goodman, C. y Cols. (2009) Taurine supplementation increases skeletal muscle force production and protects muscle function during and after high-frequency in vitro stimutation. Journal of Applied Physiology, 107(1), 144-154pp.
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