El rol del entrenador deportivo en la prevención del uso del doping | |||
Licenciada en Psicología. Universidad de la Habana. Máster en Ciencias de la Psicología del Deporte, mención Psicología del Alto Rendimiento Deportivo. Instituto Superior de Cultura Física “Manuel Fajardo” |
MSc. Kenia Gámez García (Cuba) |
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Resumen En el presente artículo se presentan criterios acerca del entrenador deportivo y su influencia como educadores en el control y prevención del doping. Se ofrece una posición ética respecto al fenómeno y se exponen consideraciones acerca de las diferentes acciones que pueden llevar a cabo como entrenadores para formar una cultura antidoping en sus atletas. Palabras clave: Doping. Prevención. Rol del entrenador.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 15, Nº 166, Marzo de 2012. http://www.efdeportes.com/ |
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La educación representa un proceso social complejo, a través del cual tiene lugar la transmisión y apropiación de la herencia cultural del ser humano. En la actualidad, los contenidos de la cultura han aumentado en complejidad y diversidad, por lo que es necesario el avance hacia la solución de los problemas actuales y la proyección hacia el desarrollo futuro.
Se impone hoy la apropiación de los procesos de transformación y el enfrentamiento a retos nuevos que surgen de los contextos globales, regionales y de la subjetividad que se desarrolla en estos contextos. “El aprendizaje está determinado por la existencia de una cultura, que condiciona tanto los contenidos de los cuales los educandos deben apropiarse, como los propios métodos, instrumentos, recursos (materiales y subjetivos) para la apropiación de dicho contenido, así como los espacios y las situaciones específicas en que se lleva a cabo el mismo”. (Castellanos Simons y cols.)
Cuando se desarrolla en el individuo el auto-perfeccionamiento, la autonomía y la autodeterminación, en estrecha relación con los procesos de socialización, compromiso y responsabilidad social, se garantiza la apropiación activa de la cultura, se está llevando al sujeto a un aprendizaje desarrollador.
Los entrenadores deportivos son educadores, formadores de generaciones de deportistas. Es por eso que en cada entrenamiento deportivo deben cumplir los objetivos y tareas generales de la educación para llevar a la maestría deportiva a sus atletas, a la obtención de hábitos y conductas responsables.
“El entrenamiento deportivo es un proceso complejo que tiene como objetivo lograr el máximo rendimiento de las capacidades individuales de los practicantes, tanto desde el punto de vista biológico como el psicológico. El pedagogo planifica, organiza y dirige los estímulos capaces de provocar el desarrollo de habilidades, la fijación de hábitos, el desarrollo de las capacidades y el establecimiento de las destrezas al más alto nivel (como criterio del proceso de enseñanza - aprendizaje) así como el desarrollo al máximo de las potencialidades biológicas (genéticas) de los deportistas en forma de capacidades que se demuestran en la situación competitiva gracias al efecto de entrenamiento”. (González Catalá y Cañedo Carrera, 1999)
La preparación de los entrenadores deportivos en el desarrollo de su labor, incluye el dominio de las especialidades que fundamentan su práctica, el estudio de la metodología a emplear y el conocimiento de las particularidades del desarrollo de los deportistas, elementos esenciales en su formación profesional. Elevar el nivel de esta preparación requiere de una atención sistemática específica y a su vez integral.
Generalmente el entrenador deportivo es parte activa en la selección de posibles talentos, es el principal responsable en la iniciación deportiva, es el formador por excelencia de los atletas que alcanzan la maestría deportiva. Todo esto hace que recaigan sobre él diferentes responsabilidades, ya sean propias de los requerimientos del entrenamiento como aquellos que atañen al deporte desde una visión psicosocial.
El entrenador trabaja con niños, adolescentes, jóvenes y atletas experimentados. Por lo que debe estar provisto de una serie de conocimientos que le permitan orientar objetivamente la planificación y cumplimiento de los contenidos del entrenamiento en vistas de alcanzar altos resultados deportivos.
Estos conocimientos deben abarcar las particularidades de:
El período del desarrollo con el que trabaja.
El aprendizaje de las acciones técnico-tácticas.
Sus atletas (físicas, psicológicas, técnico-tácticas y competitivas)
El equipo deportivo con el que trabaja.
Todo ello supone contar con entrenadores bien preparados, más capaces, con dominio de las tendencias modernas del entrenamiento deportivo y de la influencia de factores psicosociales externos que pueden influir en la calidad de dicho entrenamiento y de los resultados del mismo.
El uso del doping es uno de los factores psicosociales que amenazan la integridad del entrenamiento y la competencia deportiva. Es un fenómeno global contra el que a nivel mundial se emplean un sinnúmero de esfuerzos y recursos monetarios y aún así ha prevalecido. No es un fenómeno que se ha quedado en el grupo de atletas de élite, sino que ha llegado a la base de la pirámide deportiva flagelando la ética del deportista en formación.
La responsabilidad ante este fenómeno no estuvo clara “antes de quedar implementados y aceptados por la comunidad deportiva internacional los programas para la detección de sustancias destinadas a incrementar las posibilidades de mejorar las marcas, los atletas, entrenadores y administradores o se desentendían del problema o simplemente se hacían cómplices del mismo”. (Cabrera, 2010)
En nuestros días, tanto atletas como directivos, entrenadores y médicos, buscan constantemente nuevas fórmulas que permitan elevar las capacidades de respuesta en las competencias; para ello se investigan y promueven nuevos métodos de entrenamiento, nutrición; y se buscan afanosamente sustancias “complementarias” basadas en suplementos con vitaminas y concentrados proteicos, a las cuales se le atribuyen capacidades favorecedoras para el desarrollo de la potencia, fuerza, reservas energéticas y masa muscular entre otras cosas (Dauval, 2005). Esto unido al enorme desarrollo tecnológico, permite a los entrenadores el acceso a informaciones, métodos y medios que influyen en el perfeccionamiento de sus deportistas; pero cabe cuestionarse si todas estas vías son prácticas sanas y éticas.
Resulta evidente que no siempre estas sustancias son legalmente admitidas y su uso se considera ilegal tanto si son administradas por el propio atleta como si el entrenador es quien se las aplica. Esta consideración se hace teniendo en cuenta los antecedentes históricos, ya que a principios de siglo era muy frecuente que fuese el preparador del deportista quien le suministrara la sustancia que se encargara de aumentar su capacidad de trabajo.
Existen múltiples ejemplos de la negligente aplicación, por parte de los entrenadores, de las nuevas tecnologías en el perfeccionamiento deportivo. "El caso Johnson" como es conocido mundialmente es uno de los más famosos. En este caso se cuestionó la influencia y apadrinamiento del entrenador en el uso fraudulento de un método doping (una punción en la vejiga introduce orina limpia en el atleta que va a pasar el control antidopaje). Este caso escapa al supuesto desconocimiento que puede resultar de la impetuosidad de los avances tecnológicos en el ámbito del dopaje.
Piney, en 1998, demostró el grado de desconocimiento en entrenadores sobre diferentes productos farmacéuticos y sus probabilidades de uso, así como sus creencias falsas acerca de los productos.
Por otra parte Gámez (2007) en un estudio realizado acerca de las creencias y actitudes respecto al doping en atletas juveniles de deportes de combate, se obtuvo que “la mayoría de los atletas estudiados habían adquirido conocimientos acerca del doping a través de sus entrenadores”. Esto indica que los entrenadores deben estar capacitados para enfrentar el reto que constituye la prevención del uso del doping. Pero si además analizamos el hecho de que en este estudio la mayoría de los atletas poseían creencias erróneas acerca del doping se puede plantear, además, que estaban en presencia de un factor de riesgo potencial.
El uso del doping y la lucha contra este alcanza, en la actualidad, una amplitud que escapa al conocimiento de muchos entrenadores deportivos. Pero esto no puede considerarse una excusa ante un resultado positivo de un atleta en un control antidoping. Siempre existen alternativas ante el desconocimiento de métodos y sustancias clasificados como tal.
El entrenador deportivo debe apoyarse en especialistas si pretende usar complementos nutricionales en busca de resultados halagadores, porque en ese empeño se han utilizado diversos métodos alimenticios y medicamentos, no siempre lícitos, que pueden considerarse doping, como ya se planteaba.
Es, entonces, el entrenador deportivo el principal responsable de la educación antidoping de sus atletas, sobre todo en atletas de la base de la pirámide deportiva, que llegan por primera vez a enfrentarse al entrenamiento y que carecen de conocimientos acerca de sus deberes como atletas. Debe conocer en qué dirección conducir a sus educandos de manera que sean capaces de enfrentar con responsabilidad, autonomía y ética, el entrenamiento deportivo y las competencias. Es una tarea difícil pero que se puede lograr si se cuenta con la voluntad, los conocimientos y las herramientas adecuadas.
No solo la facilitación de una sustancia dopante a un atleta puede influir en que un este resulte positivo en un control antidoping. Las creencias erróneas, actitudes de aceptación y comportamientos de riesgo respecto al doping pueden producir efectos negativos e inducir al uso de sustancias y métodos prohibidos. También los manejos inadecuados en el entrenamiento como: el estilo negativo de dirección e interacción entrenador-atleta, altas demandas competitivas, de energía y tiempo, carencia de refuerzos positivos, la exaltación del campeonismo, sobrecarga física, estilo de vida externo no apropiado con el rigor exigido al deportista, entre otros.
Los entrenadores son agentes de cambio pertenecientes al campo de relaciones de los atletas. Para comprender la realidad del atleta respecto al doping hay que concebir los procesos de enseñanza y aprendizaje en el contexto social en que se desarrolla. Y si bien es el entrenador el principal responsable de que sus atletas logren concientizar lo desfavorable del uso del doping en su carrera deportiva, también él es parte del equipo, lo que puede llevarlo a no percibir cualquier situación que pueda presentarse relacionada con el fenómeno. Por lo que el entrenador deportivo debe ser cuidadoso en el manejo de situaciones grupales. Cuando no encuentre una vía de solución debe apoyarse en el psicólogo del equipo. No se debe olvidar que el entrenador deportivo en el deporte de alto rendimiento debe trabajar con el apoyo de un equipo multidisciplinario conformado por: el médico del deporte, el especialista en Psicología del deporte y el masajista. “El entrenador es el árbitro fundamental de cualquier relación multidisciplinaria en el entrenamiento deportivo dado que es el garante de la dirección pedagógica del proceso”. (Valdés, 1996)
Así, la constante superación y capacitación del entrenador con respecto al doping puede llevar a la prevención del mismo. No es necesario que domine todas las sustancias y métodos clasificados como tal, ya que los mismos aumentan cada año, pero sí es absolutamente necesario que tributen con su ejemplo y sean capaces de orientar a un atleta ante cualquier situación respecto fenómeno, ya que son personas con gran influencia en sus deportistas.
El hecho de que los entrenadores conozcan los comportamientos de riesgo respecto al doping que pueden manifestarse en la población deportiva, que conozcan las normas y procedimientos antidopaje que se aplican en todo momento a ellos y a sus deportistas, puede disminuir el riesgo de uso indebido de sustancias; puede detectar anomalías en los resultados competitivos o en los resultados del propio entrenamiento.
Esto solo se logra si el entrenador está completamente convencido e identificado con la causa antidoping. Las acciones que se deben llevar a cabo desde el entrenamiento deportivo deben estar basadas en el descubrimiento activo, nunca en procedimientos de simple repetición. Esta es la forma óptima de interiorización del conocimiento.
Las acciones deben realizarse gradualmente reconociendo la prevención del doping como un proceso que forma parte de la Preparación psicológica del atleta respetando las etapas de la misma. Así, en la medida que se crean, desarrollan, perfeccionan los procesos y cualidades psíquicas del deportista, se les enseñan métodos y técnicas que aseguran la disposición psicológica para actuar en las competencias, también se les prepara para evitar incurrir en el uso del doping.
Bibliografía
Cabrera, Víctor (2010). El control de la calidad en la detección del uso de sustancias dopantes. Métodos prohibidos y drogas de abuso. Ciudad de la Habana, Cuba.
Castellanos Simons y cols. Aprender y Enseñar en la Escuela: Una Concepción Desarrolladora. Folleto digital sin editar.
Dauval C. (2004) Doping. Un azote del deporte moderno. (Conferencia Universidad de Cienfuegos). 28 de mayo.
Gámez, K. (2007) Estudio de la relación entre creencias y actitudes respecto al doping en atletas de deportes de combate de ESPA "Ormani Arenado" de Pinar del Río. Tesis de Maestría.
González Catalá, Cañedo Carrera (1999) Planificación del entrenamiento en la lucha deportiva. Ciudad de la Habana. Cuba.
Piney, León N (1998) “Estudio del estado del conocimiento acerca del doping en entrenadores de combinados deportivos del municipio Pinar del Río. Trabajo de Diploma. Facultad de Cultura Física “Nancy Uranga Romagoza“.
Valdés, H. (1996). Personalidad, actividad psíquica y deporte. Colombia: Kinesis.
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