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La educación física en El Salvador (1885-1894)

 

Maestría en Ciencias Sociales

(Costa Rica)

Chester Urbina Gaitán

chesterurbina@yahoo.com

 

 

 

 

Resumen

          La promoción de la educación física en El Salvador en el período 1885-1894 se concentró principalmente en los principales centros educativos estatales de la ciudad de San Salvador.

          Palabras clave: Educación. Estado. El Salvador. Educación Física. Liberalismo.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 16, Nº 165, Febrero de 2012. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    El liberalismo permeó el gobierno del general Francisco Menéndez (1885-1890) ya que suprimió el impuesto de exportación al café, promovió la creación del Banco Particular de El Salvador y la concesión a la compañía británica Salvador Railways Co., para la construcción de los ramales que unían las zonas cafetaleras al ferrocarril de Acajutla en 1885. Durante este mandato se emitió la Constitución de 1886 la cual establecía definitivamente la secularización del Estado, la responsabilidad de la autoridad civil de asumir el registro civil y la desamortización de los bienes eclesiásticos. También definió la separación de poderes. Esta carta magna fue el instrumento legal que posibilitó la autolegitimación de los sucesivos gobiernos oligárquicos cafetaleros. Sancionó el derecho de propiedad privada sobre la tierra. Todas estas medidas permitieron el inicio en El Salvador de la modalidad de golpes de Estado como mecanismo de ajustes institucionales, "respetando" en esta forma la constitucionalidad. Luego de un pequeño período de de provisionalidad de facto, el militar golpista se autolegitimaba en elecciones sin competencia1. En 1890 Menéndez fue derrocado por el general Carlos Ezeta (1890-1894) quien consolidó militarmente la soberanía salvadoreña y fomentó el profesionalismo del ejército a través del Código Militar y la modernización del armamento2.

    La forma de dominación de los gobernantes salvadoreños de fin del siglo XIX, la cual estuvo sustentada en el autoritarismo y en el desinterés por constituirse en clase dominante.3 López apunta que el entusiasmo inicial, en parte justificado por el rápido desarrollo de la caficultura, el fortalecimiento estatal y la construcción de la infraestructura nacional básica, decayó cuando se tuvo conciencia de lo difícil que era incorporar a toda la población a la era de progreso y modernización. La “civilización de los indios” no se realizó, en parte porque áreas cruciales como la educación nunca se atendieron debidamente, pero también porque quienes tenían la capacidad de decidir no se tomaron la tarea en serio. Además, los indígenas no se mostraban dispuestos a aceptar una modernidad que en nada los beneficiaba. Sin embargo, fue más determinante el hecho de que los gobernantes liberales no tenían plena claridad de lo que buscaban. Ellos intentaban construir la nación salvadoreña por necesidad y a falta de mejores alternativas, esto debido a que, ya que la reunificación de Centroamérica tardaba tanto en llegar, había que afianzarse en lo local, pero sin perder la esperanza de poder construir algo mejor.4

    Acerca del proyecto de control social de los sectores subalternos de las ciudades, la clase social que controlaba el Estado buscó construir una ideología de la caridad que justificara su poder como grupo dominante presentándose como "protector" de los grupos dominados.5 La poca expansión de la salud pública radica en que la dependencia en centros de poder locales y fragmentados impidió formular una concepción de nación a quienes ostentaron el poder nacional durante buena parte del siglo XIX. Para Aldo Lauria-Santiago muchas de las luchas políticas "nacionales" giraban en torno a otros asuntos: la unidad de Centroamérica, el liberalismo, las afiliaciones comunitarias o étnicas y la competencia entre regiones. Rara vez apelaban a una ideología que no fuera la lealtad a una entidad común que regía la patria.6

    En cuanto a la promoción del ejercicio físico durante la presidencia del Dr. Rafael Zaldívar (1876-1885) se sabe que para el 1 de diciembre de 1878 el Colegio de Usulután empezaría a impartir su segundo año lectivo bajo la dirección de Jeremías Guandique. Los cursos se dividirían en dos niveles: primaria y secundaria. A fin de procurar el desarrollo físico de los alumnos esta institución ofrecía brindarles a sus estudiantes la práctica de ejercicios gimnásticos, alimentos sanos y abundantes, baños, etc. El 20 de noviembre de 1881 el Colegio San Luis de Santa Tecla distribuyó los premios que había asignado a los estudiantes más destacados, destacándose entre ellos Cayetano Bosque quien recibió un galardón en calistenia y gimnasia. A principios de diciembre del año antes señalado el Poder Ejecutivo aprobaba el reglamento del Colegio de Señoritas de Santa Ana. En él se indicaba que en todos los años de estudio las alumnas efectuarían ejercicios calisténicos. Asimismo, la Escuela Normal informaba que entre los galardones que señaló para sus estudiantes sobresalientes estaba el de esgrima para Manuel Cierra. En febrero de 1885 se aprobó la inclusión de clases de gimnasia en el pensum de materias del área de enseñanza normal del Instituto Central de Varones de San Salvador. Fueron los establecimientos educativos de secundaria de las zonas urbanas del país – principalmente del centro y occidente – de acceso exclusivo de la elite cafetalera los beneficiados con la práctica del ejercicio físico.7

    Fundamentado en todo lo anterior es que el presente artículo pretende responder la siguiente pregunta: ¿Cuál fue la promoción de la educación física en El Salvador durante los gobiernos de los generales Francisco Menéndez (1885-1890) y Carlos Ezeta (1890-1894)? Para contestar esta inquietud se consultó el Diario Oficial de los años antes mencionados y la circulación de libros sobre educación física en el sistema educativo público y en la Biblioteca Nacional de El Salvador.

Acceso limitado y concentración geográfica: la educación física en El Salvador (1885-1894)

    Sobre la política de promoción de la educación física del general Francisco Menéndez (1885-1890) se tiene que en el Reglamento de la Escuela Politécnica de 1888 se apuntaba que los cadetes que ingresaran a esta institución recibirían clases de esgrima, gimnasia y equitación.8 En este mismo año las escuelas públicas del país utilizaban el libro: Manual de Gimnasia por Vergnes.9 En el Reglamento de la Escuela Normal de Varones se establecía el curso de gimnasia a partir de segundo grado en la Escuela Anexa y desde el primero hasta el cuarto curso de la Escuela Normal.10 Lo mismo sucedió en la Escuela Normal de Señoritas en enero de 1889 ya que en la Escuela Anexa se brindaría el curso de calistenia desde el segundo grado hasta el sexto grado, en tanto que en la Escuela Normal se daría un curso de esta materia en los cuatro grados.11 Los centros educativos antes citados se localizaban en San Salvador, la ciudad capital.

    Con respecto a la conformación urbanística de San Salvador a fines del siglo XIX se sabe que la consolidación de los liberales y la producción cafetalera generaron un clima estable y económicamente bonancible que permitió a las élites y a grupos urbanos dedicarse al ocio y la apreciación del mundo moderno, cuyo referente indiscutible fue Europa. Se produce una pequeña expansión de la ciudad, hacia el sur, absorbiendo San Jacinto, hacia el poniente teniendo como límite al Hospital Rosales inaugurado en 1905.12 En la descripción que hace de San Salvador el viajero John Newbigging en la década de 1880 se tiene que los drenajes y disposiciones sanitarias de la ciudad eran deficientes en la época y la limpieza se descuidaba en sumo grado. Las consecuencias se podían apreciar en la mortandad entre la población, especialmente entre los niños.13 Para la época de lluvia los moradores de la capital eran cuidadosos y evitaban mojarse por temor a la calentura.14 San Salvador era una ciudad lo suficientemente grande y compleja que necesitaba una dosis cada vez mayor de información para poder funcionar. Entre la información que estaba más en demanda se encuentra la del acontecer del mundo, no sólo del comportamiento de los mercados sino de los vaivenes de la política y la cultura.15

General Francisco Menéndez (1885-1890)

    El Inspector General de Educación M. Cruz distribuía entre los centros educativos públicos del país 970 ejemplares del libro de Guillet Damitte titulado: Gimnasia.16 Entre los libros pedidos por el gobierno del General Menéndez a Barcelona para la Biblioteca Nacional en 1889 sobresale el de Claudio Monge de Rueda y su Tratado completo del juego de billar.17 En el Reglamento de Educación Pública Primaria de 1889 se establecía que los centros escolares de varones debían de tener un aparato de gimnasia. Por su parte las Escuelas Medias y Escuelas Elementales tenían que tener un patio regularmente extenso y encerrado para jardín y practica de ejercicios gimnásticos y militares.18 Dentro de las materias que se impartirían en los seis grados de la enseñanza primaria para varones sobresale que en primer grado se daría la enseñanza de ejercicios militares, en segundo grado gimnasia o calistenia, a partir del tercero y hasta el sexto grado se impartiría una clase sobre la gimnasia. Si la escuela era de niñas en vez de ejercicios militares se daría la clase de labores de mano la cual seria de carácter obligatorio para todos los grados, y se enseñaría por espacio de una hora diaria por lo menos. En las escuelas de varones era obligatoria la clase de ejercicios militares para todos lo grados.19

Portada del libro: Monge de Rueda, Claudio, Tratado completo del juego de billar.

Madrid: Librería de Simón, 1879

    Con respecto a la promoción de la educación física del general Carlos Ezeta (1890-1894) se sabe que en 1891 en el Reglamento de la Escuela Normal de Señoritas se establece que en el plan de estudios de la escuela normal y anexa se impartiría la asignatura de calistenia.20 Para 1892 el Instituto Nacional de varones contaba con el libro: Gimnasia de sala de Schroeder.21 Debido a que el Primer Congreso Pedagógico Centroamericano, realizado en Guatemala, en 1894, disponía cual era la organización de la escuela primaria, los ramos que en ella debían enseñarse y el tiempo que el niño debía emplear en cursarlos, es que se decreta que la escuela primaria en El Salvador no tenía por objeto exclusivo instruir, sino educar en el concepto del desarrollo físico, intelectual, moral y estético. En esta parte del sistema educativo se establece en el plan de estudios la materia de gimnasia para los estudiantes de ambos sexos. Los ejercicios gimnásticos de primero a quinto grado se harían tres veces por semana, mientras que en sexto grado se ejecutarían dos veces por semana. Los varones practicarían ejercicios militares en la clase de gimnasia a partir del quinto grado.

General Carlos Ezeta (1890-1894)

    De acuerdo al grado los ejercicios serían los siguientes:

    El hecho de que los niños realizaran ejercicios militares se explica en el interés de formarlos como futuros defensores de la patria, principalmente ante las invasiones e injerencias políticas de Guatemala. Según López para las elites salvadoreñas fue necesario inculcar “el amor a la patria y la veneración de sus próceres desde los primeros años de la infancia.23 Para González Torres a finales del siglo XIX y principios del XX se desencadena en El Salvador un discurso modernizante en torno a la instrucción primaria. Se promovió desde el gobierno, junto con diversos intelectuales, el cultivo del raciocinio en los niños y las habilidades de observación y de análisis. Se quiso dejar en el pasado los tradicionales enfoques memorísticos. Esto empalmaba con las visiones progresistas de las elites en el poder. En tercer lugar, se ha podido apreciar el enorme interés por educar niños higiénicos, vigorosos, sanos de cuerpo y alma, y vigilantes del orden moral. En artículos de periódicos y revistas, en textos de pedagogía y en reglamentos disciplinarios se puede constatar el tremendo deseo de forjar individuos útiles a la nación, al progreso que la patria anhelaba. Aun cuando muchas de esas ideas sólo quedaron plasmadas en el papel, lo cierto es que dichos discursos permiten rastrear qué tipo de subjetividades se fueron construyendo desde las aulas.24 

    Pese a todo esto la identificación del salvadoreño con la educación física fue exigua debido al poco estimulo a la alfabetización popular. Para 1872 solo existían 3 colegios oficiales en El Salvador; veintiún años después (1893), la cantidad de colegios se mantuvo igual.25 El proyecto de Estado-nación liberal-positivista rescató los imaginarios de la caridad, beneficencia y paternalismo, construyendo una sociedad cuyos grupos mayoritarios fueron desprotegidos, a fin de hacer posibles las metas de progreso y desarrollo plasmados en el ideario del positivismo y darwinismo social.26

Plano de San Salvador a finales del siglo XIX

    La diminuta ayuda estatal a la promoción de la práctica de la educación física a un nivel nacional se explica por la fragilidad económica del Estado en cuanto a sus entradas económicas - las cuales giraban principalmente en torno al café - donde la burguesía cafetalera pagaba un monto exiguo sobre sus enormes ingresos derivados de sus exportaciones del grano. El Salvador durante los años de estudio no pudo superar la pobreza económica de la hacienda pública y las crisis económicas, factores que incidieron en la escasez de centros educativos con instalaciones deportivas adecuadas y el suficiente número de maestros de educación física.27 Junto a esto deben tomarse en cuenta los accidentes geográficos, las problemáticas relativas a los límites políticos-culturales arbitrarios de los pueblos indígenas, y el hermetismo cultural de las comunidades indígenas, las que tenían como su institución comunal representativa y de resistencia cultural a la cofradía.28

Conclusión

    La fragilidad económica del Estado y la falta de un proyecto de nación de alcance nacional, contribuyeron a que la promoción de la educación física en El Salvador durante los mandatos presidenciales de Francisco Menéndez y Carlos Ezeta, se concentrara en los principales centros educativos de San Salvador: Escuela Politécnica, Escuela Normal de Varones y Escuela Normal de Señoritas. Esta situación se explica por el interés de estos gobernantes en consolidar a esta ciudad como el principal centro político, social, económico, cultural y educativo del país y de modernizar el sistema educativo salvadoreño. Pese a esto la Biblioteca Nacional no dispuso de una completa colección de libros sobre la práctica de la educación física – y del deporte en general – por lo que su papel como centro de aprendizaje de la misma fue exiguo.

Notas bibliográficas

  1. Taracena Arriola, Arturo. "Liberalismo y poder político en Centroamérica (1870-1929)". En: Acuña Ortega, Víctor Hugo, editor. Historia General de Centroamérica. San José: FLACSO, 1994. Tomo IV. Las repúblicas agroexportadoras (1870-1945).p.189.

  2. ibid. p.190.

  3. Urbina Gaitán, Chester. “Exclusión social, desarticulación cultural y teatro en El Salvador 1875-1944”. En: Anuario de Estudios Centroamericanos. Volumen 29. (1-2). 2003. San Pedro de Montes de Oca: Editorial de la Universidad de Costa Rica. pp.105-106.

  4. Se recomienda la lectura de: López Bernal, Carlos Gregorio. Tradiciones inventadas y discursos nacionalistas: El imaginario nacional de la época liberal en El Salvador, 1876-1932. San Salvador: Editorial e Imprenta Universitaria, 2007.

  5. Sobre la estructuración del sistema de Beneficencia Pública en el país durante el período liberal es muy interesante la lectura de: Alvarenga Venutolo, Patricia. "Los marginados en la construcción del mundo citadino. El Salvador, 1880-1930". En: Revista de Historia. No.9. I Semestre de 1997. Managua: Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica-Universidad Centroamericana. pp.4-20.

  6. Para mayor información véase: "La política campesina, las revueltas y la formación del Estado". En: Lauria-Santiago, Aldo. Una república agraria: Los campesinos en la economía y la política de El Salvador en el siglo XIX. San Salvador: Dirección de Publicaciones e Impresos, 2003. pp.171-209. Además: Acosta Rodríguez, Antonio. “Hacienda y finanzas de un Estado oligárquico. El Salvador, 1874-1890”. En: Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica. Boletín No.42. http://afehc-historia-centroamericana.org/index.php?action=fi_aff&id=2264

  7. Urbina Gaitán, Chester. "La política sanitaria en El Salvador durante el gobierno de Rafael Zaldívar, 1876-1885". En: Identidades. San Salvador: Dirección de Publicaciones e Impresos, 2011. pp. 141-150.

  8. Diario Oficial. Miércoles 31 de octubre de 1888. Tomo 25. No.257. p.1337.

  9. ibid. Viernes 20 de abril de 1888. Tomo 24. No. 92. p.506.

  10. ibid. Miércoles 22 de agosto de 1888. Tomo 25. No. 197. p.1051.

  11. ibid. Martes 15 de enero de 1889. Tomo 26. No.13. p.56.

  12. Herodier, Gustavo. San Salvador: El Esplendor de una Ciudad 1880-1930. Florida: ASESUISA, 1997.

  13. Lauria-Santiago, Aldo. “Trabajan para vivir”: Descripción de El Salvador por John Newbigging en la década de 1880. En: Mesoamérica. Año 23. No.43. Junio de 2002. USA: Plumsock Mesoamerican Studies-CIRMA. p. 123.

  14. ibid. p.124.

  15. Es importante la consulta de: Roque Baldovinos, Ricardo. “Periodismo, sensibilidad moderna y nueva autoridad literaria, el caso del periódico La unión (1889-1890), El Salvador”. En: AFEHC (Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica). Agosto de 2008. http://www.afehc-historia-centroamericana.org/index.php?action=fi_aff&id=1978

  16. Diario Oficial. Viernes 12 de abril de 1889. Tomo 26. No.88. pp.433-439.

  17. ibid. Miércoles 22 de mayo de 1889. Tomo 26. No.119. p.625.

  18. ibid. Martes 11 de junio de 1889. Tomo 26. No.136. p.700.

  19. ibid. p.701.

  20. ibid. Lunes 25 de mayo de 1891. Tomo 30. No.120. p.692.

  21. ibid. Martes 22 de marzo de 1892. Tomo 32. No.70. p.323.

  22. ibid. Sábado 10 de febrero de 1894. Tomo 36. No.36. pp.173-178.

  23. López Bernal, Carlos Gregorio. op. cit. 2007. p.137.

  24. González Torres, Julián. “Forjando sujetos útiles para la nación: La instrucción primaria en El Salvador a finales del siglo XIX y principios del XX”. En: Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica. Boletín No.42. http://afehc.apinc.org/index.php?action=fi_aff&id=1997

  25. Lindo-Fuentes, Héctor. La economía de El Salvador en el siglo XIX. San Salvador: Dirección de Publicaciones e Impresos, 2002. pp. 121-122. Asimismo, véase: Urbina Gaitán, Chester. “La política estatal hacia el deporte en El Salvador (1885-1921)”. EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos 
    Aires: Argentina. Año 10. No. 74. Julio de 2004. http://www.efdeportes.com/efd74/salvador.htm

  26. Oliva Mancía, Mario Daniel Ernesto. “Ciudadanía e higienismo social en El Salvador, 1880-1932”.Tesis Doctoral en Filosofía Iberoamericana. Universidad Centroamericana José Simeón Cañas. El Salvador. 2011. p.274.

  27. Urbina Gaitán, Chester. “La política estatal hacia el deporte en El Salvador (1885-1921)”. EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires. Año 10. N° 74. Julio de 2004. http://www.efdeportes.com/efd74/salvador.htm

  28. Montes Mozo, Santiago. Etnohistoria de El Salvador. El guachival centroamericano. Tomo I. San Salvador: Dirección de Publicaciones, 1977. p.23.

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