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Creación de bases para la autoconfianza del deportista en la competencia

 

Comisión Estatal de Cultura Física y Deporte

(México)

Jorge Luis Hernández Mendoza

j.-luis@hotmail.com

 

 

 

 

Resumen

          Se realiza un análisis conceptual de la autoconfianza reconociendo que su significado es dependiente a su uso, destacando que tiene dos usos: como criterio de logro y como capacidad percibida de logro. Se enuncian las fuentes de información desde donde el deportista actualiza la autoconfianza y la importancia de la correcta enunciación de objetivos y metas para fortalecer la autoconfianza.

          Palabras clave: Autoconfianza. Autoeficacia. Psicología del Deporte. Análisis conceptual. Criterio de logro.

 

          Documento elaborado para las reuniones de capacitación a entrenadores, para el seguimiento a la preparación de los deportistas del estado de Guanajuato rumbo

a la Olimpiada 2012.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 16, Nº 165, Febrero de 2012. http://www.efdeportes.com/

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    Jorge Luis Hernández MendozaComo primer paso para comprender las bases que mantienen o regulan la autoconfianza del deportista, ya sea en la competencia o en el entrenamiento, es necesario tener claro el concepto de autoconfianza. Una forma de conocer el significado de una palabra o concepto es examinando su uso. Normalmente decimos que alguien tiene autoconfianza cuando se comporta de determinada manera, es decir se comporta de cierta forma que hemos decidido llamar autoconfiada, por ejemplo un jugador de futbol que le pega al balón de volea, decimos que se tuvo la confianza (autoconfianza) de pegarle así, o por ejemplo un político que enuncia un discurso, decimos que se tuvo la autoconfianza de pararse ante el público y hablar. Por lo tanto la autoconfianza es un criterio de logro, es decir debe de cumplir ciertos parámetros establecidos de forma previa, por ejemplo en el caso del futbolista tuvo que pegarle al balón de primera instancia, de volea, y no hacer una recepción y después pegarle, en el caso del político, tuvo que hablar de cierta forma, expresarse de cierta manera, como por ejemplo no titubear, no verse ansioso, etc. A lo que quiero llegar es que la autoconfianza no es ningún proceso oculto o misterioso que ocurre de forma paralela a la acción que emitamos, no hay ningún correlato fisiológico o cerebral que se corresponda a la autoconfianza, simplemente el decir que alguien tiene autoconfianza es decir que se comporta de una manera específica en ciertas situaciones, si yo digo que tengo la autoconfianza de ganar una carrera, creo entonces que dadas ciertas circunstancias (la carrera) voy a comportarme de determinada manera (ganando).

    Cuando se habla de poca o mucha autoconfianza, se acepta de forma implícita que la autoconfianza es algo que se puede medir, se predica cantidad de la autoconfianza, y si ese algo existe, existe en algún lugar, ya sea como objeto o como acción. Este tipo de pensamientos es lo que Ryle (1945) denomina error categorial. Estamos predicando de la autoconfianza algo que corresponde a otra categoría lógica, o sea estamos predicando cantidad de algo que no es una cosa sino un logro o forma de comportarse. Al admitir lo contrario (que de la autoconfianza se predica cantidad, estamos diciendo que en algún lugar de nuestro ser, o cerebro o mente reside la autoconfianza y que dependiendo del tamaño de ésta, vamos a comportarnos efectivamente o no).

    Hasta ahora hemos dicho que la autoconfianza es un criterio de logro que debe cumplir el comportamiento o ejecución deportiva. Hemos analizado la autoconfianza desde la perspectiva de todos menos del deportista, vale la pena hacer esto ya que podemos decir que alguien tiene autoconfianza o no, simplemente con ver su comportamiento, no es necesario el conocer qué opina de él mismo. Decimos que un deportista muestra autoconfianza o no, dependiendo si su conducta cumple ciertos criterios, pero ¿qué pasa en el deportista al momento de ejecutar esta conducta? En el ejemplo anterior del futbolista ¿qué sucede con él, que en vez de bajar el balón lo remata de volea? ¿Por qué se tuvo la autoconfianza de pegarle de volea? Justo antes de impactar el balón el futbolista no se detuvo a pensar si se tenía o no la autoconfianza de rematar de volea el balón, simplemente lo remató, pero tenemos la pregunta todavía sin resolver ¿qué sucede con él, que en vez de bajar el balón lo remata de volea?

    Bandura (1977) define la autoeficacia (entendida como sinónimo de autoconfianza) como la capacidad percibida para ejecutar con éxito un determinado comportamiento. Con ejecutar con éxito un determinado comportamiento se refiere a un logro, quedaría entonces: capacidad percibida de logro. Pero también para el deportista puede ser un criterio de logro, ya que por ejemplo puede rematar el balón de volea pero hacerlo con seguridad o titubeante o ansioso, es decir se puede tener la autoconfianza de rematar el balón de volea pero puede hacerlo de forma confiada o de forma insegura, yo puedo tenerme la autoconfianza de subirme a cantar y bailar ante un público, pero ya estando en el escenario pudiera no estar haciéndolo con autoconfianza, me puede dar una crisis de angustia. Lo importante es destacar que el significado del concepto autoconfianza puede variar dependiendo el uso que se le otorgue. Para el sujeto (el que ejecuta) la autoconfianza puede ser la capacidad percibida de logro, cuando éste se refiere a la confianza (probabilidad de ejecutar de forma correcta) que se tiene para realizar una acción, por ejemplo cuando dice que se tiene autoconfianza para impactar el balón de volea, pero también puede ser un criterio de logro, cuando éste se refiere a una descripción de su conducta, por ejemplo cuando dice que cuando impacto el balón lo hizo de forma autoconfiada, es decir no titubeó ni vaciló. Y para el observador la autoconfianza es un criterio de logro solamente, ya que siempre al hablar de la autoconfianza del otro, lo hacemos mediante parámetros que debe cumplir, por ejemplo alguien autoconfiado camina de cierta forma, habla de cierta forma, se para de cierta manera, etc.

    Es evidente que el entrenador debe tomar la autoconfianza como un criterio de logro, ya que no tiene acceso al pensamiento del deportista, y además el deportista puede mentirle o tener una percepción de capacidad distorsionada, por lo que el entrenador debe de hacer los arreglos necesarios para que el deportista cumpla con estos criterios de logro, es decir, hacer que el deportista ejecute de forma autoconfiada, al lograr esto, el deportista tendrá también una mejor percepción de sus capacidades para el logro.

    Vemos entonces ahora que esta relación es bidireccional y complementaria:

    Ahora ¿cómo aumentamos la probabilidad de que el deportista emita conductas autoconfiadas? Interviniendo estas cuatro fuentes de información que propone Bandura (1977):

  • Historia personal o ejecuciones pasadas: son los resultados que ha tenido el deportista ante situaciones similares, por ejemplo situaciones pasadas donde haya tenido que rematar el balón de volea, influirán en un futuro en la decisión de rematarlo de volea o controlar el balón e influirá también (suponiendo que decide rematarlo de volea) en la forma en la que rematará el balón, con seguridad o titubeante. Investigaciones demuestran que es la fuente más influyente (Feltz, 1979; McAuley, 1985; Weinberg, 1982). Es imposible retroceder en el tiempo, por lo que el entrenamiento constante, la simulación de competencia, técnicas de visualización y desensibilización sistemática pueden ayudar.

  • La experiencia vicaria o modelado: que consiste en que un modelo ejecute la conducta a reproducir. Es el aprendizaje por observación, por ejemplo si yo veo a un compañero rematar el balón de volea de forma autoconfiada o segura, mi capacidad de percepción de rematar el balón de la misma forma va a mejorar y seguramente cuando se presente la oportunidad remataré el balón de volea y de esa forma (autoconfiada o segura).

  • Persuasión verbal: inducir en el sujeto la creencia de que posee la capacidad suficiente para conseguir aquello que desea (Balaguer, 1995). Depende de la credibilidad del que persuade, debe ser alguien confiable. Balaguer (1995) afirma que es la fuente menos influyente.

  • Estado fisiológico: se refiere a la activación del deportista en determinado momento. Por ejemplo si el deportista está experimentando ansiedad es probable que haya cambios en sus decisiones y en la forma de su ejecución, si está ansioso puede decidir mejor controlar el balón en vez de pegarle de volea, y cuándo la reciba, lo puede hacer de forma titubeante, ya que ante mayor activación menor precisión. Técnicas como la relajación o retroalimentación biológica pueden ayudar.

    Modificando de forma positiva estas cuatro fuentes aumentaremos la probabilidad de que el deportista ejecute conductas autoconfiadas y que mejore la capacidad percibida de logro en él.

    Hasta ahora hemos hablado de forma indiscriminada acerca del logro, pero evidentemente un logro puede ser algo distinto dependiendo del deportista o entrenador, para un deportista puede ser un logro ganar una competencia y para otro puede ser un logro el realizar una ejecución con la técnica correcta. Es mejor enfocarse en la ejecución y no en el resultado, debido a que el resultado depende de muchos factores, como el árbitro, el contrincante y los espectadores, en cambio la ejecución depende de uno mismo, por lo cual tenemos mayor control sobre ella, y si hacemos una ejecución perfecta, es más probable que nuestros resultados sean satisfactorios.

    Otra herramienta para mejorar la capacidad percibida de logro de los deportistas y así aumentar la probabilidad de conducta autoconfiada en competencia, es el planteamiento de metas y objetivos. Los objetivos deben plantearse teniendo en cuenta los siguientes criterios:

  • Observables, medibles y cuantificables.

    • En el torneo voy a jugar con todo el corazón.

    • En el torneo respiraré profundamente entre cada punto y ejecutaré la técnica correcta, es decir, impactaré la pelota en el punto más alto.

  • Depender únicamente del deportista.

    • El contrincante no me rematará un servicio.

    • Mandaré servicios a la altura de la red.

  • Deben plantearse en base a ejecuciones y no en base a resultados.

    • Ganar el partido.

    • Remataré las bolas elevadas, devolveré suavemente las cortas, en la recepción del servicio estaré en las puntas de los pies.

  • Deben decir lo que hay que hacer.

    • No le diré groserías al árbitro.

    • Antes de hablar con el árbitro, respiraré profundamente 2 veces.

    El redactarlos de esta manera le brinda una mayor sensación de control al deportista y al entrenador, al ser así, mejora la capacidad percibida de logro del deportista, ya que dependen de él y de su ejecución y no del resultado, esto aumenta la probabilidad de que el deportista en competencia ejecute conductas autoconfiadas, ya que sabe que hacer y tiene el control de lo que tiene que hacer.

Conclusiones

    Es importante el tener claridad conceptual, debido a que de no tenerla nos podemos estar refiriendo a otra cosa, o predicando cantidad o movimiento de algo que no lo tiene. En el caso de la autoconfianza, nos podemos referir a ella como categoría de logro (conducta autoconfiada) o como capacidad percibida de logro, en la primera se describe la forma de la conducta y en la segunda se da un informe o estimación sobre la posibilidad de realizar efectivamente una conducta, su relación es bidireccional y complementaria. Pero en ninguno de los dos casos la autoconfianza es un objeto o acción que cause la conducta, debido a que una causa es un evento, y una descripción de la conducta y una capacidad percibida de logro no son ningún evento. Mejorar la autoconfianza se puede hacer mediante el establecimiento de metas y objetivos y mediante la intervención de las fuentes de información del deportista.

Referencias

  • Balaguer, I. (1995). Autoeficacia en el deporte y en la actividad física: estado actual de la investigación. Revista de Psicología General y Aplicada. 48 (1), 139-159.

  • Bandura, A. (1977). Self-efficacy: Toward a unifying theory of behavioral change. Psychological Review. 84(2), 191-215.

  • Feltz, D. (1979). Enhancing self-efficacy in high-avoidance motor tasks: a comparison of modeling techniques. Journal of Sport Psychology. 112.122.

  • McAuley, E. (1985). Modeling and self-efficacy: A test of Bandura´s model. Journal of Sport Psychology. 283-295.

  • Ryle, G. (1949). El concepto de lo mental. Buenos Aires: Paidós, 2005.

  • Weinberg, R. (1982). Effect of bar height and modeling on anxiety, self-confidence and gymnastic performance. International Gymnast. 320-331.

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