Prevalencia y abordaje desde el ejercicio físico de la incontinencia urinaria en mujeres deportistas |
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*Doctoranda en Actividad Física, Salud y Deporte Universidad de Vigo Licenciada en CCAFD. Diplomada Magisterio Especialidad Educación Física Profesora titular del Método Hipopresivo **Entrenador de atletas de rendimiento Profesor titular del Método Hipopresivo Director del Centro de Actividad I Salud |
Tamara Rial* Toni Riera** (España) |
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Resumen Las disfunciones de suelo pélvico y en concreto la Incontinencia Urinaria son poco abordadas en general y que pasan desapercibidas en el deporte de rendmiento convirtiéndose en algunos casos en tema tabú. A ello le debemos sumar que muchas mujeres lo consideran como algo normal por el hecho de haber dado a luz, la edad o el tipo de deporte que practican. Ante esta problemática en el siguiente artículo se analizan los índices de prevalencia de Incontinencia Urinaria en la deportista de rendimiento y las posibilidades de prevención o rehabilitación desde el ejercicio físico a través de los ejercicios de suelo pélvico y los ejercicios hipopesivos. Palabras clave: Incontinencia urinaria de esfuerzo. Técnicas hipopresivas. Deporte de rendimiento. Ejercicios de suelo pélvico.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 16, Nº 164, Enero de 2012. http://www.efdeportes.com/ |
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Introducción
La Incontinencia Urinaria (U) se puede definir como la pérdida involuntaria de orina objetivamente demostrable (Sociedad Internacional de Continencia, ICS) que origina problemas de tipo sociales, higiénicos y disminuye notablemente la calidad de vida de quién la padece. La bipedestación ha pasado factura al cuerpo de la mujer. El esfuerzo, los partos y la edad debilitan los músculos de suelo pélvico y originan pérdidas de orina y caídas de órganos genitales que sufren al menos una de cada diez mujeres y consisten en el descolgamiento del útero, vejiga o el recto por debajo de su posición normal, Ocurre por el debilitamiento de los músculos y las estructuras aponeuróticas del suelo pélvico. Este deterioro está detrás de la IU que según señala el Observatorio Nacional de Incontiencia en los datos epidemiológicos del 2010 existe una prevalencia global de un 24% aumentando en un 30-40% en mujeres de edad mediana.
La fisiotapatología de la Incontinencia de esfuerzo se debe a que este mismo esfuerzo aumenta la presión en el interior del abdomen y ésta se transmite a la vejiga, dando lugar a que la presión dentro de la vejiga sea superior a la uretra. Si ocurre esto en condiciones normales los sistemas de contención funcionales serán capaces de contrarrestrar este aumento de presión vesical, pero cuando existe un debilitamiento este control no será eficaz. Las repetidas acciones de presión afectan a corto, medio o largo plazo a las estructuras de sujeción pasivas del suelo pélvico pudiendo ocasionar pérdidas en momentos puntuales de esfuerzo como correr, saltar, reír, toser, estornudar, levantar pesos o similares.
La pérdida de la sinergia abdomino-perineal, como por ejemplo debido al dolor lumbar o su debilitamiento puede ser también un detonante de la disminución de la fuerza de los músculos del periné. Así mismo la reducción de la concentración de colágeno en los tejidos conectivos está relacionada con la relajación pélvica, con ello los cambios en la concentración de colágeno puede ayudar en la flexibilidad de las gimnastas pero sin embargo predisponer los síntomas de fugas ( Nygaard, 1994)
Incidencia en mujeres deportistas
Hace más de una década que se viene apuntando a la posible relación entre ejercicio físico-deportivo y la lesividad sobre el suelo pélvico del ejercicio físico-deportivo (Jolleys, 1988; Bo, et al., 1989; Bo, 1995; Nydgaard, 1990; Grosse, 2001) En general, todos aquellos deportes que provoquen un aumento importante de la presión intraabdominal, suponen un factor de riesgo perineal, considerándolos como situaciones hiperpresivas. Entre los actividades que mayores niveles de presión intrabdominal generan (valores superiores a 30-50 mm de Hg se cosidera hiperpresión) destacan según Valancogne et al., 2001): a) los ejercicios abdominales clásicos (Nygaard, 1990; Ladavid and Caufriez, 1993); b) el atletismo; c) el baloncesto; d) el aeróbic; e) el tenis. En sentido opuesto, la natación y el ciclismo son los que menor presión abdominal generan (Valancogne, 2001)
Trabajos descriptivos como el publicado por Gavaldá and Del Valle (2001) demuestran como la prevalencia de la incontinencia urinaria en mujeres sedentarias comparado con mujeres deportistas resulta significativamente menor, 2.85% frente a 31.42% respectivamente. En un estudio anterior, Elleuch, et al. (1998) evaluaron 105 alumnas de educación física, con una media edad de 21 años que practicaban deporte de competición, encontrando que el 62,8% presentaba incontinencia urinaria de esfuerzo relacionada con las actividades deportivas.
Hay una alta prevalencia de incontinencia urinaria mixta en jóvenes atletas sean nulíparas o no. (Bo, 2004). Ejemplo de ello es el estudio con estudiantes de educación física donde seis de siete que realizaron test de urodinámica presentaron incontinencia urinaria de esfuerzo (Bo; Kulseng; 1994)
Es una circunstancia que puede limitar la propia actividad deportiva o hasta al propio abandono de la misma (Salvatore, 2009) por lo que no debe pasar desapercibida.
Figura 1. Porcentaje de las atletas de elite que experimentaron fugas de orina durante actividades de la vida cotidiana
y las que lo hicieron mientras participaban en su deporte/baile.(Thyseen H, Clevins G.2002 extraido de Cabrera , 2006)
Un clarificador ejemplo de deportistas españolas federadas de remo (Pérez, 2011) revela una prevalencia de 26, 5% de IU, mientras que a la pregunta directa reconocieron padecer únicamente un 5, 9% lo que ratifica la tesis que algunas mujeres tienden a infravalorar un cierto grado de IU. Es Importante señalar que en este estudio se observó también una alta prevalencia de Incontinencia Fecal de un 67, 6% evaluada con el test Wexner.
En el caso de las saltadoras de trampolín de Suecia (N=305) de las saltadoras con Incontinencia el 76% seguían manteniendo sus pérdidas al finalizar su etapa deportiva. El grupo de saltadores con historial competitivo manifestaron un 57% de prevalencia y en el grupo recreativo un 48%. (Eliasson, Edner y Matsson, 2008)
Otro estudio reciente de la región sur de Portugal con Atletas de diferentes modalidades como baloncesto, fútbol-sala, carrera de media y larga distancia entre otros (N=106) con una media de edad de 23 años han experimentado un 41% pérdidas , manifestando un 95% de las deportistas que no han consultado con un especialista pero sin embargo indican que este hecho les afecta al rendimiento.
Los porcentajes difieren de un deporte a otro y dependen de muchos factores, pero independientemente de este hecho toda la literatura concluye que en casi todos los ejemplos de deportes que suponen esfuerzos físicos elevados o la existencia de impactos como saltos, carreras o empujes, tracciones que aumentan la presión abdominal los porcentajes son elevados y estos mismos afectan al propio rendimiento de la atleta.
Las mujeres que realizan actividad física de forma continuada debido a su profesión como entrenadores, instructores de fitness o monitores de pilates y yoga han sido objeto de estudio por primera vez por Bo, Bratland-Sanda y Sundgot-Borgen (2011) en relación con el impacto e incidencia de la IU. A pesar de mantenerse en forma y activos los profesionales del fitness realizan muchas sesiones dirigidas de actividades físicas de impacto o coreografiadas. De un total de 685 mujeres encuestadas de media de edad 32,7 años un 26, 3 % indica padecer algún tipo de IU de las cuales sólo un 8, 9 % manifiesta haber recibido algún tratamiento (Bo, 2011)
Factores de riesgo de la práctica deportiva
Por su parte la prevalencia de Incontinencia Urinaria de esfuerzo en la mujer deportista de élite es muy alta y va a depender en gran medida del tipo de deporte que practique y la frecuencia de entrenamiento sumado a otros factores de riesgo (como la edad, nª de partos, composición corporal etc)
Como factores de riesgo dentro de la propia práctica deportiva se han señalado como principales 1) la duración de la sesión; 2) la frecuencia de entrenamiento; 3) los años de vida físico-deportiva; 4) Impacto del ejercicio o deporte practicado.
Nygaard en 1994 realizó un estudio a un grupo de 104 mujeres que habían participado en varias Olimpiadas. Se les preguntó si recordaban haber tenido IU cuando competían y si tenían síntomas de IU actualmente. Las mujeres que practicaban deporte de alto impacto presentaban mayor índice de IU durante la competición con respecto a las de bajo impacto. Esto nos sugiere que el impacto de la actividad puede ser un factor de riesgo. Eliasson et al, 2008) refieren que los años de práctica deportiva, la frecuencia semanal de entrenamiento y la duración de los mismos son factores de riesgo que incrementan de padecer pérdidas de orina.
En 1996 Nygaard apunta como factor de riesgo la flexibilidad de la bóveda plantar. Cada vez que se camina, en el talón se generan ondas expansivas de 3G y durante la carrera se acercan a 15G. Se estudiaron 47 atletas de 5 deportes diferentes (gimnasia, baloncesto, voleibol, jockey hierba y béisbol). Las que presentan fugas de orina tienen menor flexibilidad en la bóveda plantar por lo que la forma de absorción se la fuerza puede ser un factor de riesgo en la mujer deportista.
En base a lo anteriormente expuesto, diversos autores coinciden señalar como factor de riesgo los ejercicios abdominales (Amostegui, 1999; De Gasquet 2003: Caufriez et al. 2010; Calais-Germain 2011). En esta línea se encuentran citas como “Entre los factores etiológicos se considera, como el más importante, el aumento de la presión intraabdominal por la mala práctica deportiva o el ejercicio abusivo de abdominales, situación que va a incidir sobre el suelo pélvico, provocando la degradación progresiva del mismo y haciéndolo incompetente para la función de continencia” (Amostegui, 1999). Sin embargo, es cierto que, como apunta Prather (2000) estas disfunciones del suelo pélvico son raramente expuestas en artículos de la literatura deportiva.
Prevención a través terapias físicas
Con todo lo anteriormente expuesto y considerando que el ejercicio físico-deportivo es una excelente forma de ejercitar todos los sistemas corporales y de mantenimiento de la calidad de vida, se pueden proponer sencillos programas de prevención y fortalecimiento de suelo pélvico para los deportistas en general y las mujeres específicamente. Algunas propuestas pueden ser como señala Caballero (2011) la elaboración de una guía con consideraciones imprescindibles a tener en cuenta en la prevención, diagnóstico y tratamiento de las disfunciones del suelo pélvico en la mujer deportista.
Estos programas de ejercicios de fortalecimiento no son invasivos, sin riesgo alguno y aportan soluciones eficaces siempre que su práctica sea constante. A continuación se han seleccionado dos tipos de gimnasias que atienden a las anteriores características y que pueden ayudar como programa de ejercicio preventivo o terapias físicas:
Ejercicios de fortalecimiento de la musculatura del suelo pélvico
Son ejercicios de fortalecimiento de los músculos del suelo pélvico descritos por el Doctor Kegel hace medio siglo en la década de los cuarenta (Kegel, 1948). Consisten en la contracción de la musculatura estriada del suelo pélvico. Van a incidir sobre todo en las fibras rápidas del suelo pélvico y a mejorar la fuerza de contracción máxima del periné. Hay varias maneras de realizar los ejercicios de Kegel, pero todos se basan en contraer y relajar el músculo pubococcígeo con unas determinadas repeticiones. Un ejemplo de ejercicios de suelo pélvico (Sanavi, 2011) sería realizar tres series de 8 a 12 contracciones suaves y mantenidas durante 6 a 8 segundos a lo largo de 3 a 4 veces por semana.
Se debe destacar que, al contario de lo que se pueda pensar estos ejercicios nunca se deben realizar durante la propia fase de micción conocido con el nombre genérico de “el stop pi-pi”, pues al ser una acción provocada por el sistema nervioso vegetativo en concreto el sistema parasimpático y la contracción del músculo de la vejiga es por el contrario simpática esto puede derivar en complicaciones del sistema urinario por lo que se desaconseja totalmente realizar contracciones durante la micción.
Técnicas hipopresivas
Las técnicas hipopresivas son ejericios posturales y respiratorias creadas por el Dr. Caufriez en los años 80 cuyos objetivos abarcan desde las recuperaciones post-parto hasta la regulación de tensiones músculo esqueléticas. Son utilizadas en la terapia fisioterapéutica especialmente en el ámbito uroginecológico o obstétrico (Rial, Fernández y Villanueva, 2011) y actualmente algunos centros deportivos y entrenadores personales han incorporado su vertiente para el fitness y deporte conocida como los hipopresivos dinámicos como programa general dentro de la planificación del entrenamiento (Serra, 2011)
Los ejercicios se realizan adoptando diferentes posiciones en base a unas determinadas pautas de ejecución que facilitan y acentúan el efecto Hipopresivo caracterizado por: adelantamiento del eje de gravedad, autoelongación axial, decoaptación de la articulación de los hombros, apertura costal y apnea espiratoria. (Rial, 2011)
Figura 2. Pautas técnicas de un ejercicio hipopresivo de base (Rial et al. 2011)
La base de estos ejercicios es la disminución de la presión intraabdominal debido a la apnea espiratoria y a la apertura costal producida en su ejecución que conlleva una succión de las vísceras pelvianas y activación del músculo transverso abdominal y de los músculos del suelo pélvico (Stupp, 2011) . Al contrario que los ejercicios de Kegel van a incidir en mayor medida sobre las fibras musculares de tipo I. A continuación se describen e ilustran cuatro ejercios de gimnasia hipopresiva de base que pueden incorporase dentro de un programa de prevención de incontinencia urinaria de esfuerzo para la mujer deportista específicamente o para todas aquellas personas físicamente activas.
Propuesta metodológica de ejercicios hipopresivos dinámicos de base
Ejercicios hipopresivos de base |
Descripción técnica |
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Posición: desde decúbito supino con las piernas semiflexionadas. Los brazos semiflexionados a la altura del pecho manteniendo decoaptación y rotación interna de hombros. Ejecución: Se Inspira y exhala suavemente para preparar la apnea espiratoria y abrir las costillas al máximo. Cuando se precise después de 10 a 30 segundos se realizan tres respiraciones torácicas para preparar de nuevo una apnea espiratoria y apertura costal. Se repite este ejercicio tres veces. |
Posición: En cuadrupedia con los pies en flexión y muslo vertical al suelo , las extremidades superiores se estiran. Las muñecas se mantienen apoyadas en flexión dorsal. La columna está larga y la cabeza en prolongación con el cuerpo. Ejecución: Se realiza Apnea espiratoria y apertura costal máxima. Aguantar haciendo un esfuerzo por abrir costillas .Cuando se precise inspirar (después de 10 a 30 segundos), hacer tres respiraciones torácicas y de nuevo apnea espiratoria para repetir el ejercicio hasta tres veces seguidas. |
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Posición: Desde la posición de sentado con las piernas flexionadas o semiestiradas si resultara más cómodo, se mantiene la autoelongación del cuerpo,es decir la espalda larga en estiramiento axial. La mirada al frente y mantener la sensación de traccionar o separar los codos del centro del cuerpo, es decir en “decoaptación” . los brazos en rotación interna a la altura de los hombros o a la altura de la cadera. Ejecución: A continuación se realiza una apnea espiratoria seguida de apertura costal manteniendo entre 10 y 30 segundos la apnea en función del nivel del ejecutante, se respira de forma torácica tres veces y se repite el ejercicio hasta tres veces seguidas. |
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Posición: Partiendo de la posición de rodillas, se mantiene la autoelongación del cuerpo,, el eje del cuerpo ligeramente inclinado sin elevar pies del suelo, mirada al frente y mantener la sensación de traccionar o separar los codos del centro del cuerpo, es decir en “decoaptación” . Los brazos en rotación interna a la altura de los hombros. Ejecución: Entre tanto se realiza una apnea espiratoria seguida de apertura costal manteniendo entre 10 y 30 segundos la apnea en función del nivel del ejecutante, a continuación se respira de forma torácica tres veces y se repite el ejercicio hasta tres veces seguidas. |
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