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Radiografía de la Argentina a través de los datos 

censales nacionales de 2010. Reflexiones acerca 

de la salud, la educación, los cuerpos y la política

 

Profesor en Educación Física (UNLP), Magíster en Educación Corporal (UNLP)

Doctorando en Ciencias Sociales en la Facultad de Humanidades y Ciencias

de la Educación (UNLP). Becario CONICET en el Instituto de Investigaciones

en Historia y Ciencias Sociales (IdIHCS-UNLP/CONICET), miembro del Grupo

de Estudios en Educación Corporal (GEEC-IdIHCS) y del Grupo de Estudios

sobre Sociología de las Emociones y los Cuerpos (IIGG-UBA)

Eduardo Galak

eduardogalak@gmail.com

(Argentina)

 

 

 

 

Resumen

          Pensar las sociedades, inquirir los mecanismos por los que se constituyen en verdades incuestionables las grandes banderas modernas es, sin lugar a dudas, una de las principales motivaciones que tenemos los investigadores. Estructurado a modo de ensayo, este escrito propone poner en tela de juicio dos de esas banderas: “la salud” y “la educación”. Estudiadas a la luz de los resultados del “Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas” –llevado a cabo en Argentina en el año 2010, esta tarea implica reflexionar sobre los números y, a su vez, en el mismo proceso epistemo-metodológico, interpelarlos, buscar sus razones observando los mecanismos de su reproducción, aún a sabiendas de que toda respuesta (como así también su pregunta) es local y contextualizada. Consideraciones que finalizan con una mirada sobre la educación del cuerpo y la (bio)política.

          Palabras clave: Argentina. Datos censales. Educación. Salud. Cuerpos. Política.

 

          Este trabajo ha sido posible gracias al financiamiento recibido del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de la República Argentina, del cual el autor es becario doctoral.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 16, Nº 164, Enero de 2012. http://www.efdeportes.com/

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When you were young and your heart was an open book

You used to say life and let life

(you know you did, you know you did you know you did)

But in this ever changing world in which we live in

Makes you give in and cry

Say live and let die

Paul McCartney - Live and let die (1973)

 

    Se termina el 2011. Más precisamente, hoy es su último día. Son las 8:35 am. y me despierto con los resultados del “Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas” 2010,1 publicados el 29 de Diciembre de este año que finaliza. Tarde pero seguro me dice esa voz muda que mi sentido común incorporó hace tiempo.

    Como decía, me desayuno con los fríos números de ver quién soy, a dónde pertenezco; una radiografía minuciosa que me muestra dónde estoy parado, desde dónde estoy escribiendo. Tal vez esa frescura amaine el calor que comienza a levantarse en La Plata.

    El “Censo 2010” dice que se registraron en la Argentina un total de 12.171.675 hogares,2 con una población de 40.117.096 habitantes, de los cuales 19.523.766 son varones y 20.593.330 mujeres, y fijando una edad mediana del país de 28,8 años (27,7 para los varones y 29,8 para las mujeres).

    Teniendo como base esos números, comienzo por una introducción que haga objetivo al sujeto objetivante (cf. Bourdieu, 2000): pertenezco a la mayoría, a esos “tres de cada cuatro” (76% de la población, 9.321.426 habitantes)3 que residen en viviendas construidas con material (sea cerámica, baldosa, mosaico, mármol, madera o alfombrado), al 53% de los habitantes que tienen desagüe y red cloacal pública (6.473.354), al 79% de los que cocinan con gas de red (9.620.634), al 94% de los que poseen heladera (11.450.204), al 47% de los que tienen computadora (5.719.185) y a los sorprendentes 86% y 55% de los que disponen de celular (10.470.239) y/o telefonía fija (6.755.638).

    Dejé hablar también a los números totales, además de los porcentajes, adrede, para darle calor al frío de la abstracción.

    Pero ¿qué importan los resultados del Censo 2010 para el público lector de la Revista Lecturas: Educación Física y Deportes, más allá de mostrar el eclecticismo numérico que compone quien les escribe?

    Observar cómo se configura, más no sea vista desde un ángulo particular, la sociedad argentina. Y en esa dirección, les propongo reflexionar acerca de la relación que tenemos los habitantes de la Argentina con la cobertura de salud y con el acceso a la alfabetización, una interesante instancia para repensar nuestras prácticas como educadores. La decisión de porqué razonar sobre esas dos variables es puramente arbitraria; aunque si tuviera que definirla respondería que se justifica en la común asociación de la Educación Física con la salud y con la enseñanza.

    Partamos del final, que siempre suele ser un interesante ejercicio epistemo-metodológico para pensar los procesos: ¿qué resultados arroja el Censo 2010? Textualmente: “disminuye el crecimiento, la población envejece”.

    Tal como presentan los números recientemente publicados, estamos frente a una población “cada vez más avejentada”, en la que los índices de esperanza de vida se elevan. En la nota del 31 de Diciembre de 2011, publicada en Página 12 y firmada por Soledad Vallejos, la coordinadora del diseño conceptual del censo Roxana Cuevas, afirma que en Argentina “cada vez nacen menos niños y cada vez se viven más años”. Ello comporta un dato importante, pero más los son las palabras que le siguen: “cada vez hay más adultos mayores, lo que lleva a pensar qué hacemos con esas personas”. Esto es, en otras palabras, qué hacer con una salud que extiende la vida de las personas pero nada dice de su calidad.

    Volvamos a los números: si tenemos en cuenta que, respecto a la cobertura de salud, de un total de 39.671.131 habitantes en viviendas particulares, el 46% tienen obras sociales (18.410.964) y el alarmante 36% (14.314.682) no tiene cobertura de ningún tipo –ni obra social, ni prepaga ni plan estatal que los asista–; cabe preguntarnos, más allá del qué esencialista (“qué esperanza de vida tenemos los argentinos”), el cómo de esa existencia. Por supuesto, intentar responder esto implicaría una violencia simbólica extrema: de nada serviría buscar en el censo modos de vivir, ya que eso conlleva particularidades que la abstracción numérica solapa, nubla. Sin embargo, sí puede extraerse como inferencia que estos datos reviven aquél pasaje que denunció Michel Foucault del soberano “hacer morir o dejar vivir”, en el que el poder del Rey disponía de la vida, al ilustrado derecho de nuestros días: “hacer vivir o dejar morir” (cf. Foucault, 1996: 194). Proceso que implica, a su vez, el pasaje del control de los cuerpos individuales al gobierno de las poblaciones, de la anátomo-política de los cuerpos a la biopolítica de las poblaciones. Esto es, en sociedades modernas preocupadas por retrasar el fallecimiento, se alarga la vida, se gobierna el cuerpo, sin ocuparse del “cómo”.

    ¿Será el rumbo procurarle solución a ese porcentaje sin cobertura médica? Seguramente allí encontraremos respuestas a los padecimientos y remedio a los dolores. Eso está fuera de discusión. Sin embargo, eso nos deja en el mismo sitio desde donde comenzamos: no responde cómo mejorar la calidad de vida. ¿Es calidad de vida retrasar la muerte, impedir las enfermedades o curarlas? y sobre todo ¿quién toma esas decisiones?

    Más aún, esta biopolítica tampoco se pregunta por la “calidad de muerte”: en un 2010 marcado por el debate parlamentario sobre las leyes de “muerte digna” y la del “aborto”, y más allá de cualquier sentido moralista, cabe interpelar qué vida y qué cuerpos reproducimos; pero sobre todo cuáles son los mecanismos sociales y cuáles los individuales que gobiernan el nacimiento, la vida y la muerte.

    Recordemos: después de todo, nadie muere de viejo. Entonces, desde los intersticios de todas las respuestas a las preguntas realizadas, siempre parciales, nunca totales, pueden emerger sentidos singulares de cómo construir mejores condiciones de vida.

    Agrego una apostilla: en cuanto a la alfabetización, de un total de 33.398.225 de personas de 10 años y más, 32.756.397, es decir el 98%, están alfabetizadas. Si bien este alto porcentaje, otra vez el frío de los números nada expresa de su calidad. Contrastemos estos resultados con los del “Operativo Nacional de Evaluación” (ONE) en igual período. El ONE, organizado y gestionado por el Ministerio de Educación argentino, se desarrolló entre el 9 y el 20 de agosto de 2010 y se encargó de valorar el desempeño de los alumnos del ciclo secundario “en las asignaturas más importantes (lengua, matemática, ciencias sociales y ciencias naturales) en distintas etapas de su trayectoria educativa” (cf. http://portal.educacion.gov.ar/evaluaciones/one/). La evaluación, distribuida en nivel “bajo”, “medio” y “alto”, muestra un avance respecto a los datos obtenidos en el período 2007-2008. Sin embargo, queda todavía mucho por hacer: un promedio de uno cada tres alumnos muestra un “desempeño bajo” en cada una de las variables estudiadas. Esto implica que la tarea por delante sea, además de reducir la tasa de analfabetismo a partir de inquirir sus causas y las consecuencias –muchas de ellas estructurales–, mejorar la calidad educativa. Y, otra vez, como una constante que nos persigue, preguntarnos a cada paso qué calidad, cómo y para quiénes.

    Sumo un ingrediente más al debate: teniendo en cuenta que la tasa de alfabetismo mide sólo el aprendizaje de la lecto-escritura, y que ello como política de Estado estaría representativamente cumplida (un 98%, si bien excluye 641.828 personas, no es una cifra despreciable), ¿por qué evaluar sólo el desempeño de “Lengua”, “Ciencias Sociales”, “Matemáticas” y “Ciencias Naturales”? Si como sostienen desde el Ministerio de la Educación estas asignaturas son “las más importantes” ¿para qué Educación Física? Se me vienen a la mente, como respuesta, los pensamientos de Enrique Romero Brest, actor fundamental de la historia de la disciplina: “[…] puede decirse legítimamente que la educación física debe ser la base de toda educación” (Romero Brest, 1933: 34). ¿Qué habrá quedado de tamaña empresa política? Sólo las ruinas de una educación argentina nacida bajo el espíritu spenceriano 4 de pretender ser integral (intelectual, moral y física), pero que se abocó a una intelectualidad enciclopedista y olvidó al cuerpo, y, por ende, al sujeto.

    Quizás sea ese trillado espíritu que recorre estas fechas lo que envuelve el sentido de sentarme a escribir estos párrafos, la necesidad de hacer balances findeañeros mezclada con esa sensación de borrón y cuenta nueva con que recibimos cada nuevo año. No lo sé. Sólo tengo una incerteza crónica que me guía a buscar nuevos rumbos. Sólo me queda desearnos un debate profundo sobre qué salud y qué educación, para qué vida y qué cuerpos –pero sobre todo qué calidad y cómo procurarla–, queremos para el futuro.

    Tarea de la que no deberíamos excluirnos: la apuesta política que persiguen estas líneas radica en sumar a este debate colectivo las voces de quienes nos abocamos a la educación en general, y la de los cuerpos en particular. Después de todo, algo tenemos para transmitir: el imaginario social expresa que la Educación Física conjuga tanto el capital simbólico “educación” cuanto el de “salud”, valores asociados a una disciplina que en los últimos años ha incorporado a la mayoría de sus currícula la muletilla “mejorar la calidad de vida”. Sin embargo, el sentido crítico de estos párrafos también se dirige a ese punto: preguntarnos, primero, si la Educación Física es un agente de salud que busca desarrollar la “calidad de vida”, y, segundo, qué entiende por ella y cómo debería perseguirla.

    Son las 3:42 pm. Se termina el 2011, así como finalizan estas líneas. Las reflexiones que ellas esbozaron ponen de manifiesto la intención de buscar mejores condiciones materiales de existencia para este 2012 que comienza. Los invito a pensarlas colectivamente.

Notas

  1. El “Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas” de la Argentina fue organizado por Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) y realizado el 27 de Octubre de 2010.

  2. La discusión de qué constituye un “hogar”, si las cuatro paredes y un techo o la sensación del “home sweet home” producto de la convivencia en familia queda para otro momento. La encuesta refiere a la primera, y sobre ella haremos el análisis.

  3. Tanto en este porcentaje como en todos los que se utilizan en el presente artículo se excluyen los decimales para facilitar su lectura.

  4. Cf. Spencer, Herbert: Educación intelectual, moral y física, Albatros, Buenos Aires, 1946 [1850] y Sarmiento, Domingo Faustino: Obras de D. F. Sarmiento, Imprenta Mariano Moreno, Buenos Aires, 1900.

Bibliografía

  • Bourdieu, Pierre: Cosas dichas, Gedisa, Barcelona, 2000.

  • Foucault, Michel: Genealogía del racismo, Altamira, La Plata, 1996.

  • Gutiérrez, Alicia: “Investigar las prácticas y practicar la investigación. Algunos aportes desde la sociología de Bourdieu”, en Kairos, revista de Temas Sociales, año 1, n° 1, 1997.

  • Página web: http://www.censo2010.indec.gov.ar [consultada el 31 de Diciembre de 2011].

  • Página web: http://portal.educacion.gov.ar/ [consultada el 31 de Diciembre de 2011].

  • Romero Brest, Enrique: Pedagogía de le educación física, Librería del Colegio, Buenos Aires, 1933 [1905].

  • Sarmiento, Domingo Faustino: Obras de D. F. Sarmiento, Imprenta Mariano Moreno, Buenos Aires, 1900.

  • Spencer, Herbert: Educación intelectual, moral y física, Albatros, Buenos Aires, 1946 [1850].

  • Vallejos, Soledad: “El aumento del envejecimiento”, publicado en Página 12, 31 de Diciembre de 2011.

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