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La actividad física como vía para disminuir

el riesgo de la cardiopatía isquémica

 

*Médico especialista de Primer Grado en Medicina Interna

Máster en Urgencias Médicas. Profesor Asistente. Jefa

de Departamento de la carrera de Medicina

**Médico especialista de Segundo Grado en Ginecología

y Obstetricia. Profesor asistente.

***Lic. en Ciencias Farmacéuticas. Profesora Instructora

Universidad Médica “Carlos Juan Finlay”

Camagüey, Filial Nuevitas

MsC. Magalys Duret Castro*

MsC. Leida Nilda Viñas Sifontes**

Lic. Ana Margarita Quintana Proenza***

silvia@iscmc.cmw.sld.cu

(Cuba)

 

 

 

 

Resumen

          Se realizó una revisión bibliográfica acerca de la influencia de la actividad física para disminuir el riesgo de la cardiopatía isquémica, con el propósito de demostrar la importancia de esta acción para declinar este peligro, lo que posibilitó un material de estudio para mejorar el trabajo que a diario realizan los colegas en este sentido. Además resultó de interés a los expertos del deporte que conjuntamente con los Tecnólogos de la Salud se encargan de la planificación, organización y control de la misma en nuestros centros.

          Palabras clave: Actividad física. Cardiopatía isquémica. Factor de riesgo. Sedentarismo.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 16, Nº 162, Noviembre de 2011. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    Las enfermedades del corazón ocupan la primera causa de muerte a nivel mundial, en especial en los países desarrollados, aumentándose después de los 50 años de edad, dentro de éstas, podemos señalar la cardiopatía isquémica (CI) que es la de mayor morbimortalidad, entidad llamada por muchos “El azote de la vida moderna” 1

    Estudios europeos reflejan una alta incidencia de esta enfermedad, expresando que la combinación de HTA e hipercolesterolemia incrementaba el riesgo de cardiopatía isquémica. 2 Se plantea que la CI es la más asesina en los países occidentales. 3

    Al igual que en países industrializados, en Estados Unidos, cada año fallecen casi 600 000 personas por CI en sus distintas formas, esta es la primera causa de muerte en ambos sexos. 4-5

    Según fuentes oficiales de mortalidad, publicados en el anuncio estadístico de la OMS comparativamente con 16 países seleccionados. Cuba ocupa el segundo lugar de importancia en la mortalidad por enfermedad isquémica del corazón y se sitúa en el noveno lugar, en las edades más avanzadas. 6

    Dentro de los objetivos de la medicina cubana, ocupa un lugar elemental la disminución de la morbimortalidad por enfermedades crónicas no transmisibles y para lograr este, uno de los aspectos fundamentales es estudiar el comportamiento de las enfermedades coronarias en cuanto a su prevalencia, y los factores de riesgo asociados y sobre todo los modificables. Igualmente evaluar la incidencia del ejercicio físico para reducir el riesgo de la enfermedad, por lo que en la actualidad es indiscutible que esta unido a otros factores, influye positivamente en la calidad de vida. 7

    Lo antes expuesto fue motivo de esta revisión bibliográfica en la que se demuestra la importancia de la actividad física en la disminución del riesgo de la cardiopatía isquémica.

Desarrollo

    La CI es la enfermedad resultante de la incapacidad de las arterias coronarias para llevar el oxígeno necesario a un determinado territorio del músculo cardíaco, lo que dificulta el funcionamiento de éste, que puede estar dado ya sea por interrupción o deficiencia del flujo sanguíneo, generando un síndrome agudo coronario que puede presentarse como una angina inestable o un Infarto Agudo de Miocardio dando lugar a necrosis y muerte tisular, pero también puede manifestarse como muerte súbita. 1

    Estudios epidemiológicos a gran escala muestran que la CI y sus complicaciones se acompañan de muchos factores de riesgo. Estos factores de riesgos, son las características que posee el individuo, que se asocian de forma estadística con la prevalencia de la enfermedad coronaria o con la tasa de acontecimientos de la misma.8 Esta relación no excluye la existencia de la enfermedad en ausencia de esos factores, ni tampoco la falta de la misma en presencia de ellos.

    Se entiende como riesgo relativo el índice de acontecimientos cardiovasculares o a la prevalencia de enfermedad en los individuos con un factor de riesgo específico, al compararlos con individuos similares sin dicho factor. El riesgo atribuible a un factor de riesgo es la diferencia absoluta entre la tasa de acontecimientos o la prevalencia de la enfermedad entre los sujetos que tienen dicho factor y los que no lo tienen. 8

Los factores de riesgos pueden clasificarse: 9

  • FR. Modificables: Dislipoproteinemia, tabaquismo, Hipertensión Arterial (HTA), Diabetes Mellitas (DM), sedentarismo, obesidad, estrés.

  • FR. No Modificables: Edad, sexo, color de la piel, antecedentes personales y familiares.

    El estudio de la relación entre la prevalencia de C I y la actividad física diaria (laboral) es difícil ya que existen numerosas variables. Entre los estudios prospectivos, los resultados de Framingham indican que los individuos con una vida más activa son menos propensos a sufrir una muerte súbita. 10

    Podemos plantear que la actividad física parece ser el principal factor determinante de las grandes diferencias en la incidencia de CI entre los individuos teniendo en cuenta diferentes variables, potencialmente el entrenamiento físico mejora la tolerancia al ejercicio de los pacientes con CI y angina de pecho.

    La actividad física regular, de intensidad suficiente para mejorar y mantener un buen estado cardiorrespiratorio, es la más beneficiosa para la prevención de la cardiopatía coronaria, pero la actividad física leve o moderada, cuando es regular, también es beneficiosa. 11

    En un estudio realizado en Cuba 12 los grupos más afectados de pacientes con CI resultaron ser los de edades mayor, con un predominio en el sexo masculino, y al aplicársele algunos de los programas relacionados con la práctica del ejercicio físico se pudieron reincorporar a la actividad laboral más adecuada con un nuevo estilo de vida.

    Por otra parte, consideramos que el infarto es la forma clínica más frecuente, en ocasiones fatal, sin embargo, cuando somos capaces de identificar y graduar el riesgo, o incluir al paciente en programas de rehabilitación cardiovascular adecuados al daño miocárdico ocasionado, indudablemente vamos a percibir un beneficio considerable en este sentido.

    Es significativo notar frecuentemente en nuestro centro de salud que existe una reducción notable en pacientes con factores coronarios sometidos a rehabilitación física, diferenciándose con significación demostrada del grupo que no lo realizan, lo que nos hace colegir una vez más la importancia del mismo, desde este punto de vista.

    Podemos controlar aquellos factores de riesgo de mayor frecuencia en nuestro medio que a nuestro juicio, en este caso ocupa un lugar significativo el sedentarismo, el cual se puede intervenir con la práctica sistemática del ejercicio físico, que además con esta se van a favorecer otros factores.

    El entrenamiento físico a nivel submáximo aumenta el consumo máximo de oxígeno, y hace incluso parcialmente reversible el descenso de la función cardíaca, al respecto se puede asegurar que el ejercicio aeróbico modifica la trayectoria curvilínea descendente que de forma normal sigue el consumo máximo de oxígeno con la edad, y retarda su caída. 13 De esta idea podemos discernir la jerarquía para recomendar la práctica de este tipo de ejercicio en personas con estas afectaciones.

    En lo que se refiere al mejor control metabólico logrado en pacientes con diabetes mellitus bajo el efecto del entrenamiento físico que puede inferirse de los resultados de algunos estudios, 14 ha sido bien reconocido que las anormalidades en la tolerancia a la glucosa, el incremento de los niveles de insulina y la resistencia a la acción de ésta, vistas en diabéticos no insulino-dependientes están asociadas muy frecuentemente a niveles elevados de lipoproteínas de muy baja densidad del colesterol (VLDL), triglicéridos y LDL colesterol, y a una disminución del HDL colesterol, si a esta afirmación añadimos los efectos que el ejercicio físico aeróbico ejerce sobre todos esos factores, se puede deducir también el efecto positivo del entrenamiento físico en el control de la diabetes mellitus. 15

    Asimismo entendemos que la interrelación entre el metabolismo de los lípidos y de los carbohidratos se ve muy favorecida por el ejercicio físico aeróbico por lo que éste beneficia indudablemente el control de los factores de riesgo coronario asociados con trastornos metabólicos de esta índole.

    Convenimos con otros autores 12 que plantean que los ejercicios pueden ser realizados por personas adultas para mantener el equilibrio normal de los procesos metabólicos, porque como sabemos, la carga física es un factor activador importante de éste. El mejoramiento del metabolismo en el organismo del adulto retarda el desarrollo de los cambios relacionados con la vejez, asegura una mejor capacidad de trabajo y ayuda al aseguramiento de la longevidad. Observaciones realizadas con adultos que practican ejercicios físicos con frecuencia han demostrado que el estado del organismo mejora considerablemente.

    Concertamos con la idea substancial de aprovechar las actividades de la vida cotidiana para potencializar la práctica de ejercicios físicos (ir caminando al trabajo u otras tareas, no utilizar ascensores, incrementar el número de paseos caminando). Además caminar por terreno plano de forma regular, como parte de un programa diario, de no menos de 30 minutos de duración. 16

    En múltiples causes se ha manifestado que la actividad física reduce el colesterol y los triglicéridos aumentando la HDL colesterol, 16 por lo que a nuestro entender resulta de gran utilidad aplicarla en la prevención primaria y secundaria, donde esencialmente se ha comprobado que reduce la morbimortalidad.

    Consideramos que la actividad física debe seguir siendo un elemento deseable y priorizado en los programas preventivos de mantenimiento de la salud, a esto se le puede añadir que es una cuestión principal determinar la frecuencia e intensidad del ejercicio que son necesarias para producir un efecto protector. 17

    Desde nuestro punto de vista, podemos unir reflexiones los profesionales de la salud y del deporte, para juntos contribuir al progreso de los estilos y modos de vida desde la práctica del ejercicio físico en diferentes formas como una actividad imprescindible que conduce al mejoramiento humano.

Conclusiones

  • El sedentarismo es un factor de riesgo importante que puede conducir a la cardiopatía isquémica y ocasionar la muerte.

  • La práctica de la actividad física bien concebida con una buena planificación, ejecución y control de la misma puede ser una vía importante que contribuye a la disminución del riesgo de la enfermedad.

Referencias bibliográficas

  1. Roca Goderich, R. y otros. Temas de Medicina Interna. 4ª ed. T.1 La Habana: Ciencias Médicas, 2002:392-418.

  2. Lerner, DJ. Kannel, WB. Patterns of coronary heart disease morbidity and mortality in the sexes. A 30 year follow-up of the Framingham population. Am Heart J 1203; 111: 383-390.

  3. Tuotro médico.com “Cardiopatía Isquemica. Enfermedad Coronaria. (En línea). http://www.tuotromedico.com/temas/cardiopatiaisquemica.htm Fecha de consultado: 28/mayo/2006. Ultima actualización, abril 2005.

  4. Acedo Torregroso F. Simposium Internacional de cardiopatía isquémica. España: Espaxs, 2006.

  5. Cardiotti Vera, J. Disso Andrade, A. Terapéutica médica. 9na ed. Perú Universidad San Marcos, 2004:160-163.

  6. Tendencia y situación actual de la enfermedad isquémica del corazón en Cuba. Dirección Nacional de Estadística 2001.

  7. Zarco P. Tiene el ejercicio físico un efecto preventivo en la enfermedad cardiovascular. Rev Clin Esp 1987; 180(1):55-60.

  8. Farreras Rozman, C. Medicina Interna. 14ª edición. España: Editorial Harcourt; 2000.

  9. Cardiopatía isquémica. De Wikipedia. En línea (28-10-09) Disponible en. http://wikimediafoundation.org/

  10. Taula rodona II: Prevenció primaria i prevenció secundária de la cardiopatia coronaria amb hipolipemiants. De l'evidéncia científica a la práctica clínica. ACMCB. 13 desembre 2007. Rev. Soc. Catalana Cardiol.2007; 3: 350-359 Hospital Universitari Vall d’Hebron.

  11. Schneider EC, Zaslavsky AM, Epstein AM. Racial disparities in the quality of care for enrollees in medicare managed care. JAMA. 2002; 287:1288-94.

  12. Agramontes, S. Gutiérrez, O. Cordovés, R. González, U. Influencia del ejercicio físico sobre algunos factores de riesgo de la cardiopatía isquémica. Rev. Cubana Invest Biomed 1998; 17(3):214-21.

  13. Álvarez BR, AT. Adaptación cardiocirculatoria de sedentarios después de un programa de acondicionamiento físico de media duración. Rev Bras Cienc Mov 1991; 5(3):13-7.

  14. Brown DF, Jackson TW. Diabetes: tight control in a comprehensive treatement. Plan Geriatr 1994; 49(6):24-9.

  15. Aztarain Diez, FJ. Luis Beolegui, MR. de. Setenta minutos a la semana para la salud. Arch Med 1994; 41(11):49-54.

  16. Guardiola, R.E. Novoa, A. Conde, B. Estévez, N. Lage, M. Cardiopatía isquémica en el nivel primario. Rev. Gaceta Médica Espirituana 2005; 7(2).

  17. Arós, F. Loma-Osorio, A. Las enfermedades crónicas asociadas a la cardiopatía isquémica. Rev. esp. Cardiol. 2007; 52(Suppl):139-45.

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