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Definición conceptual de la adecuación del centro de impactos como un

factor que favorece el rendimiento en competición en el tiro deportivo

 

*Doctor en Ciencias de la Cultura Física

Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte “Manuel Fajardo”

**Doctora en Ciencias de la Cultura Física. Máster en Matemática Aplicada

Profesora Titular de Métodos de Análisis e Investigación. Universidad

de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte “Manuel Fajardo”

Dr.C. Rodolfo Ruvenio Vidaurreta Bueno*

rhody@inder.cu

Dra.C. Magda Mesa Anoceto**

maghda@inder.cu

(Cuba)

 

 

 

 

Resumen

          En el trabajo se devela que durante la competición en el tiro deportivo tiene lugar un proceso dinámico conformado por fases o estados fluctuantes que se caracterizan por tener la misma dirección y sentido respecto a la cercanía, coincidencia del centro de impactos con la zona central de la diana y su estabilización. Al resultado de este proceso se le ha denominado “adecuación del centro de impactos”, el cual se define conceptualmente como factor que favorece el rendimiento en competición en el tiro deportivo.

          Palabras clave: Tiro deportivo. Centro de impactos. Rendimiento en competición. Factor de rendimiento.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 16, Nº 162, Noviembre de 2011. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    En una investigación en desarrollo en el tiro deportivo, se devela la existencia durante la competición de un proceso dinámico conformado por fases o estados fluctuantes que se caracterizan por tener la misma dirección y sentido respecto a la cercanía, coincidencia del centro de impactos con la zona central de la diana y su estabilización al cual se le ha denominado proceso de ceraje, mantención y/o recuperación del centro de impactos durante la competición.

    Al resultado de ese proceso se le asigna una denominación particular, esta es, “adecuación del centro de impactos”.

    Como resultado de la sistematización de estudios teóricos sobre rendimiento en competición y factores de rendimiento, y en atención a los intereses de la investigación se elabora el concepto de ambos con especificidad propia para el tiro deportivo (Vidaurreta, 2010).

    Se argumenta desde la teoría la relación entre el resultado del proceso de ceraje, mantención y/o recuperación del centro de impactos durante la competición (adecuación del centro de impactos), y el rendimiento deportivo.

    Finalmente se arriba a la definición conceptual de la adecuación del centro de impactos como factor que favorece el rendimiento en competición y es el resultado que se ofrece en este trabajo.

Desarrollo

    El ceraje (del inglés “zeroing”) es la acción de llevar los disparos a hacer blanco en el punto “0” de la diana, o sea, de ubicar los impactos en su centro geométrico regularmente, con estabilidad, mediante la corrección de las miras de puntería del arma, de modo que el centro de impactos (tendencia central de la agrupación de impactos) se sitúe en este punto “0”, o lo más próximo a él, lo cual se debe lograr durante la serie de disparos de prueba establecidos reglamentariamente al inicio de la competencia, mediante la corrección de las miras de puntería. Simplificadamente significa reglar un arma graduando las alzas.

    Generalmente los tiradores realizan varios disparos de prueba (ceraje), pues junto con la puesta a tono del arma, se “pone a tono” también el tirador, ya que le sirven como acondicionamiento específico para entrar a competir. Este número de disparos puede oscilar entre 7 y 15 en la mayoría de los casos, en dependencia del nivel de preparación adquirido, de la etapa de entrenamiento, de las condiciones climático-ambientales, del grado de significación de la competencia, etc. Para Antal y Skanaker (1985) el tirador de Pistola 50 metros (Hombres) debe realizar más de 10 disparos en la serie de prueba, mientras que especialistas de Dynamit Nobel AG (1992), recomiendan un número de disparos limitados en esta para evitar tensiones al pasar a las series de competición, pues se da el caso de que muchos aciertan en el centro y esto puede confundir o estresar al tirador. De hecho, compartimos ambos criterios.

    Una vez terminados los disparos de prueba, y apreciando el tirador que su arma está a punto, dado que al parecer, el centro de impactos se encuentra en la zona central de la diana, y de que él mismo se encuentra listo para entrar competir, entonces pasa a las series de competencia, debiendo mantenerlo en dicha zona. Se pasa así de un estado a otro: del estado de ceraje al estado de mantención del centro de impactos.

    El centro de impactos no es un punto estático en el plano de la diana, se desplaza continuamente toda vez que se realice un disparo, por la influencia de toda una multiplicidad de factores.

    Lo más difícil no es lograr un determinado lugar, resultado, nivel o meta, si no, mantenerlo. Lo esencial radica en mantener el centro de impactos coincidente con el punto “0”, pero a nuestro entender, dado el alto grado de dificultad para el tiro en esta modalidad de pistola, por la distancia a que se encuentra el blanco, y porque su cañón es mucho más corto que el de un rifle, resulta difícil en extremo mantener el centro de impactos (que es un punto en el plano de la diana) en coincidencia con el centro geométrico de la misma (que es otro punto en el plano). Por tal motivo consideramos que el tratamiento de la mantención del centro de impactos debe hacerse tomando una zona como referencia (y no un punto).

    En este caso, la zona central de la diana, debe ser el área cubierta por el diámetro de la circunferencia del “10” (para tiradores juveniles) y por el diámetro de la “X” para tiradores de alto nivel, basando nuestro criterio en los estudios realizados por Suleimanov (1984) sobre la relación: capacidades de los tiradores (nivel) – dimensiones de los aros concéntricos de puntuación–calidad de armas y municiones versus tendencia de crecimiento de los resultados. No obstante, el conocimiento de la zona precisa para cada nivel amerita otros estudios.

    En consecuencia denominamos mantención del centro de impactos a la conservación de este dentro de la zona central de la diana durante la realización de los disparos de competencia. Sin embargo, resulta difícil mantenerlo durante toda la competición, por la influencia de los factores mencionados anteriormente.

    Según Vainshtein (1972) se sabe que el centro de impactos “flota” incluso en los tiradores experimentados, pues unos disparos magníficos por su concentración pueden arrojar bajos resultados en las puntuaciones del blanco por no tener el centro de impactos debidamente ajustado en la zona central de la diana, además refiere que en un mismo tirador el centro de impactos puede variar de serie en serie de disparos, y que esta deficiencia se observa hasta en tiradores bien entrenados con lo cual concuerda Standl (1975), exponiendo como causas principales de ello la diferente percepción visual del poste en la mira trasera, la distinta valoración de la posición del poste en la mira trasera, de disparo en disparo, las variaciones del agarre, no tener en cuenta el espacio de luz, entre otras.

    Por otra parte Utkin (1984) concuerda con los estudios de Vainshtein (1972) y Yuriev (1973) respecto a la influencia que ejercen las condiciones meteorológicas sobre el resultado de las competiciones, mencionando la acción de factores externos como el viento lateral (llamado comúnmente viento “cruzado”) que es uno de los que ejerce mayor influencia negativa sobre la precisión del disparo, desviando al proyectil. También el viento longitudinal hace desplazarse el punto medio de impacto en la vertical, más señala que su influencia es 20 – 30 veces inferior que la del viento lateral. Sugieren que al corregirse las miras por causa del viento, debe considerarse el hecho de que los obstáculos naturales y artificiales para el viento (en el campo de tiro y en sus alrededores) pueden crear flujos de aire de diferentes direcciones haciendo que la aeración del campo de tiro sea muy compleja, y destacan la importancia de realizar los disparos guiándose por la posición de las banderas colocadas en diferentes lugares del área de fuego que media entre el puesto de tiro y los blancos, sobre todo las más cercanas a estos últimos, colocadas para permitir al tirador orientarse respecto a la intensidad y sentido del viento. Para Rio (2004), si el viento es constante (lo que ocurre menos frecuentemente), debe ejecutarse el disparo siempre que la bandera mantenga una misma posición, para que la influencia del viento sea la misma sobre cada proyectil, y los impactos mantengan una buena agrupación.

    En lugares donde el viento circula en rachas intermitentes e irregulares (como es frecuente en varios lugares de nuestra geografía), las acciones tácticas están encaminadas a observar el tiempo que transcurre entre rachas, y la duración de las mismas. Si esto toma un tiempo reducido (no más de 4 – 5 segundos) entonces el tirador debe levantar el arma para la toma de puntería justo cuando la racha de viento entró, de forma que hacia el final del afinamiento de la puntería ya esta haya pasado, existe una mejor estabilidad del sistema tirador – arma, y la liberación del disparador se da en condiciones estables.

    No obstante, Antal y Skanaker (1985) ya señalaban que las mayores desviaciones que produce el viento no son sobre el proyectil, si no sobre la psiquis del tirador.

    Aunque Río (2004) recomienda adquirir el hábito de precisamente emparejar el punto de puntería con el centro de impactos bajo los cambios de iluminación y las condiciones del viento, a nuestro parecer, lo que se debe es emparejar el centro de impactos con el punto de puntería, pues, más bien es el punto de puntería lo que se debe mantener inamovible mientras que lo principal radica en “mover” el centro de impactos mediante la corrección de las miras de puntería, u otro tipo de acción.

    En relación con la temperatura, Yuriev (1973) previenen contra la permanencia prolongada del cartucho en la recámara del arma, ya que a mayor temperatura la deflagración de los gases será más intensa al arder la pólvora, el proyectil saldrá con más velocidad, y por lo tanto tendrá una menor caída, lo que elevaría el centro de impactos. Se ha llegado a determinar que el aumento de un grado centígrado en la vaina de la munición puede aumentar en un metro la velocidad de salida del cañón, y por ende, el centro de impactos se eleva en la diana. Algo similar sucede cuando ocurren cambios en la temperatura ambiental en un rango amplio, según Sevastianov (1975) y Nikolaiev (1979) citados por Utkin (1984).

    Posada (2003) señala que tanto la gravedad como la resistencia del aire inciden fuertemente en el ángulo de elevación de la parábola irregular que describe la trayectoria del proyectil en vuelo, destacando que uno de los elementos determinantes de la resistencia del aire lo constituye precisamente su densidad, lo cual fue demostrado por Newton mediante el siguiente cálculo:

    donde y es la resistencia del aire, S es el área de la sección transversal de un proyectil que en caso de ser circular podrá calcularse mediante la fórmula S= p r2 ó S= (p D2):4 (donde r es el radio de la circunferencia, y D es su diámetro), δ es la densidad del aire, V es la velocidad remanente (velocidad que tiene el proyectil en cada punto de su recorrido) y g es la fuerza de gravedad.

    En consonancia con esto, Méndez (2005) refiere que un elevado grado de humedad ambiental también provoca un descenso del centro de impactos, debido al aumento en la densidad atmosférica por el peso de las capas de aire cargadas de humedad.

    La intensidad de iluminación (luminosidad) de los blancos, así como sus cambios fueron señaladas también por Yuriev (1973), Bezmelnitsin (1979), Utkin (1984), así como Antal y Skanaker (1985), como otro factor que influye en la precisión del tiro, desviando el punto medio de impacto fuera del área o zona central. Se conoce que un elevado grado de luminosidad en el blanco, produce una sensación de brillantez, lo que provoca una ilusión óptica en el tirador, que tiende a subir el cuadre de miras más arriba de la zona de puntería normalmente establecida, constituyendo esto una de las causas del alejamiento ascendente del centro de impactos por encima de la zona central de la diana. Una ilusión óptica similar, se produce cuando hay un bajo nivel de iluminación y de visibilidad (niebla). En particular se señalan los cambios en dicha intensidad (de luz a sombra y viceversa), lo cual rebasa el campo de la física óptica y se adentra en el ámbito de la oftalmología, y más aún, en el ámbito de la neurofisiología, por los correspondientes cambios adaptativos en el órgano de la visión.

    Debido a la acción de los factores mencionados, el tirador se ve enfrascado en un esfuerzo por lograr mantenerse “en zona” durante la competición, pero en la medida en que sea capaz de prever la acción de dichos factores, ya sea mediante la regulación preventiva de las miras de puntería o por otras medidas de carácter técnico y/o táctico, se puede decir que el estado del centro de impactos es de mantención.

    El tirador debe mantenerse alerta siempre sobre el alejamiento de este centro de dicha zona, para que con el empleo de su arsenal de conocimientos técnicos y tácticos, tome rápidamente las decisiones oportunas que lo conduzcan nuevamente hacia ella. Esto se denomina recuperación del centro de impactos, y se caracteriza porque el tirador debe “moverlo” para retomarla, procediendo siempre y cuando se observe una discordancia entre ambos. Esta fase o estado termina con su coincidencia nuevamente (mediante las acciones del tirador), pasando así al estado de mantención. El paso de un estado a otro se presenta varias veces durante la competición.

    El arte de la precisión en el tiro se apoya en el reconocimiento de las causas de la dispersión y la disminución de sus efectos. La práctica confirma lo importante que es el correcto tono del arma, la selección de la munición, la preparación técnica del tirador y la experiencia en el tiro bajo condiciones meteorológicas variables para disminuir la dispersión.

    La descripción del ceraje realizada anteriormente, así como de la mantención y/o recuperación del centro de impactos durante la competición permiten inferir la interrelación que se manifiesta entre ellos, por lo que se confirman como estados o fases de un proceso cuyo resultado (la adecuación del centro de impactos) es el foco de atención en esta investigación y el cual se supone se constituya un factor que favorece el rendimiento en competición en tiradores de Pistola 50 m (Hombres). De ahí, su posterior conceptualización y denominación “adecuación del centro de impactos como factor que favorece el rendimiento en competición en tiradores deportivos”.

    Para llegar a esa conceptualización se hizo necesario clarificar lo concerniente a rendimiento en competición en tiradores deportivos y factores de rendimiento lo cual es realizado por Vidaurreta (2009).

    El rendimiento en competición en el tiro deportivo se define como la unidad entre la ejecución y el resultado de una sucesión de acciones deportivas (disparos) en el proceso de la competición, que son medidas y valoradas en base a unas normas precisas, socialmente establecidas (reglamento), y que se expresa como un indicador multifactorial.

    Los factores de rendimiento en el tiro deportivo son aquellos elementos, componentes o causas parciales de la ejecución dirigida a un resultado punteable que lo condicionan y determinan.

    Todo lo expuesto anteriormente se toma en cuenta para definir un nuevo factor de rendimiento en competición en el tiro deportivo.

    Según Fariñas (1999), definir es un procedimiento lógico que permite distinguir, encontrar, construir mentalmente el objeto de estudio, formular el significado de un nuevo término o especificar el uso de uno ya existente. Con la ayuda de la definición los objetos se distinguen por sus características específicas. La operacionalización de este objetivo es:

  1. Determinar las características esenciales que distinguen y determinan el objeto de definición.

  2. Enunciar de forma sintética el concepto formado sobre el objeto.

    Para la determinación de las características esenciales que distinguen y determinan la adecuación del centro de impactos como factor que favorece el rendimiento en competición de los tiradores se requiere la realización de un proceso cognitivo consistente en descubrir y manipular categorías abstractas. Este proceso se lleva a cabo a través de distintas operaciones que de manera sintetizada están presentes en las siguientes fases: análisis exploratorio, descripción, teorización e interpretación.

    Lo anterior conduce a enunciar de forma sintética y precisa los rasgos esenciales del factor.

    Así, pues se establece que la adecuación del centro de impactos como factor que favorece el rendimiento en competición es el ajuste eficaz que realiza el tirador respecto al desplazamiento del centro de impactos para prevenir y/o contrarrestar pérdidas de puntos mediante la aplicación de sus conocimientos técnicos y tácticos sobre la regulación de las miras de puntería, la corrección de elementos técnicos y/o realización de acciones tácticas. Es el resultado de un proceso dinámico conformado por fases o estados fluctuantes que se caracterizan por tener la misma dirección y sentido respecto a la cercanía, coincidencia del centro de impactos con la zona central de la diana y su estabilización.

    El término “eficaz” es entendido como la forma en la que se da respuesta a los resultados esperados (prevenir y/o contrarrestar pérdidas de puntos) mediante el empleo de los medios necesarios para ello (conocimientos técnicos y tácticos relacionados con la regulación de las miras de puntería, la corrección de elementos técnicos y/o realización de acciones tácticas).

    El término es entendido de la manera expuesta a partir de nuestra consideración de que la eficacia (desde el punto de vista balístico, en el tiro deportivo) es un término deportométrico que se refiere al conocimiento y ejecución de las acciones que producen un determinado efecto. La eficacia también se centra en el nivel psicológico de consecución intencional de unos objetivos y puede definirse como una razón entre objetivos y acciones pertinentes. Está muy relacionada con la evaluación y la programación. Cuando lo evaluado coincide con lo programado, el nivel de eficacia es máximo.

    Debe destacarse lo expresado por Grosser (1992) con relación al difícil pero necesario proceso de controlar los factores de rendimiento. A nuestro juicio, la declaración de un factor de rendimiento conlleva no solamente una definición conceptual, sino también operacional, pues esta permite encontrar la vía para su control.

    Esta consiste en definir la variable (factor) describiendo las operaciones o actividades que han de realizarse para medirla o manipularla. Se convierte en una serie de instrucciones que el investigador debe tener presente para medir o manipular cada factor. El investigador ha de traducir la variable (factor) a definiciones observables, cuantificables y medibles.

    La operativización de la variable consiste en sustituir unas variables por otras más concretas que sean representativas de aquellas. Mediante esta actividad el investigador asigna significado a la variable, especificando las acciones u operaciones necesarias para medirlas. Una definición operativa se basa en características observables de lo que se está definiendo.

    Mediante la operativización de variables se pretende pasar de variables conceptuales a otras operativas, y de éstas a indicadores observables y medibles.

    La definición conceptual de “adecuación del centro de impactos como factor que favorece el rendimiento en competición” exige de una definición operacional y se convierte de hecho en el próximo resultado a ofrecer.

Conclusiones

    En la bibliografía especializada del tiro deportivo no se reconoce explícitamente la existencia del proceso de ceraje, mantención y /o recuperación del centro de impactos en competición en los tiradores deportivos. En este trabajo se devela este proceso y se describe como un proceso dinámico conformado por fases o estados fluctuantes durante la competición que se caracterizan por tener la misma dirección y sentido respecto a la cercanía, coincidencia del centro de impactos con la zona central de la diana y su estabilización.

    Además, la adecuación del centro de impactos se define conceptualmente como factor que favorece el rendimiento en competición, y es el ajuste eficaz que realiza el tirador respecto al desplazamiento del centro de impactos para prevenir y/o contrarrestar pérdidas de puntos mediante la aplicación de sus conocimientos técnicos y tácticos sobre la regulación de las miras de puntería y la corrección de elementos técnicos y/o realización de acciones tácticas.

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