Actividad física y cáncer: una mirada interdisciplinaria | |||
Profesor Nacional de Educación Física Cursando la Licenciatura de Educación Física y Deporte en la Universidad de Flores Entrenador Nacional de Tenis |
Walter Foresto (Argentina) |
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Resumen Como se sabe, desde hace ya varios años se ha investigado como la actividad física, en todas sus expresiones, puede llegar a ayudar a las personas a prevenir diversos tipos de patologías, como ser la diabetes, la hipertensión, entre otras. En este caso tratare de abordar, lo más profesional posible, los avances que hay sobre los beneficios de la actividad física para prevenir, de manera primaria, diversos tipo de neoplasias (cáncer), sabiendo que estas patologías son unas de las principales causas de muertes a nivel mundial, sin importar sexo, edad, etc. Las fundamentaciones se basarán en los principios fisiológicos tanto de la actividad física como de los tumores. Palabras clave: Actividad física. Cáncer. Interdisciplina.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 16, Nº 162, Noviembre de 2011. http://www.efdeportes.com/ |
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Definición de cáncer, tipos más frecuentes y principales factores de riesgo de cada uno de ellos
El cáncer es el proceso de crecimiento y diseminación incontrolado de las células. Puede aparecer prácticamente en cualquier lugar del cuerpo en la forma de tumores. El tumor suele invadir el tejido circundante y puede provocar metástasis en otros sitios distantes del organismo. Muchos tipos de cáncer se pueden prevenir evitando la exposición a factores de riesgo comunes como el humo del tabaco. Además, un porcentaje importante de éstos puede curarse mediante cirugía, radioterapia o quimioterapia, especialmente si se detectan en fases tempranas.
Tipos más frecuentes
Los tipos de cánceres más comunes son aquellos que se diagnostican con mayor
frecuencia en la población, tanto en hombres como en mujeres.
La tabla a continuación presenta la mortalidad e incidencia por tipo de cáncer
en ambos sexos en la Argentina en el año 2008.
De la anterior tabla se desprende que los tipos de cánceres más comunes en nuestro país son los de pulmón, colon y recto, mama y próstata.
Factores de riesgo
El cáncer es en gran medida prevenible. Es importante adoptar hábitos de vida saludables, realizar controles regulares de salud y evitar la exposición a elementos tóxicos que predisponen al desarrollo de tumores.
La mayoría de los cánceres están vinculados al consumo de tabaco, a dietas no saludables o a agentes infecciosos. Comer sano, hacer actividad física y no fumar disminuyen el riesgo. De esta manera se pueden evitar cerca del 40% de todos los cánceres.
Los principales factores de riesgo tienen un gran impacto sobre la carga de cáncer global:
El tabaco, a través de sus diversas formas de exposición, constituye la principal causa de muerte relacionada con el cáncer en todo el mundo entre los hombres y cada vez más, entre las mujeres. Las formas de exposición incluyen tabaquismo activo, respirar humo de segunda mano (tabaquismo pasivo o involuntario) y tabaco sin humo (mascar tabaco). El tabaco provoca diversas formas de cáncer: pulmón, esófago, laringe, oral, vejiga, riñón, estómago, cuello de útero y colorrectal.
El sobrepeso y la obesidad están asociados causalmente a varios tipos de cáncer: de esófago, colorrectal, mama en mujeres postmenopáusicas, endometrio y riñón. El sobrepeso y la obesidad por sí solos son la causa del 40% del cáncer endometrial (útero).
La inactividad física contribuye de forma importante al aumento de las tasas de sobrepeso y obesidad en muchas partes del mundo y de forma individual aumenta el riesgo de algunos cánceres. En conjunto, un mayor índice de masa corporal y la inactividad física son responsables del 19% de la mortalidad por cáncer de mama y del 26% de la mortalidad por cáncer colorrectal.
El consumo de alcohol es un factor de riesgo de muchos tipos de cáncer, incluido el de la cavidad bucal, faringe, laringe, esófago, hígado, colorrectal y mama. El riesgo de cáncer aumenta con la cantidad de alcohol que se consume. El riesgo para varios tipos de cáncer (por ej. cavidad oral, faringe, laringe y esófago) derivado de un alto consumo de alcohol aumenta sustancialmente si la persona también fuma en gran cantidad.
La exposición al sol, excesiva o a fuentes artificiales de radiación ultravioleta, como las camas solares, aumentan el riesgo de padecer diferentes tipos de cáncer de piel.
La contaminación ambiental, del aire, agua y suelo con sustancias químicas carcinogénicas es responsable del 1-4% de todos los cánceres. La exposición a carcinógenos también se produce a través de la contaminación de los alimentos por sustancias químicas, como aflatoxinas o dioxinas.
Actividad física y riesgo de padecer cáncer
La actividad física posee marcos efectos sobre una gran variedad de funciones del cuerpo humano, que pueden influir sobre el riesgo de padecer alguna neoplasia (Kujala, 1996). Podemos enumerar: mejoraría la circulación, la ventilación pulmonar, el transito intestinal, el gasto energético global, mejoraría la función inmune y la capacidad de reparación del ADN, disminuye la producción de IGF-1, incrementar los niveles de PGF2a e inhibe la síntesis de PGE2 (asociado con crecimiento tumoral); disminuye el tiempo de las heces en contacto con la mucosidad intestinal, lo que reduce el periodo de contacto con carcinógenos con la misma; modulación de la producción, metabolismo y excreción de hormonas sexual, estrógenos y progesterona, relacionadas con cáncer de mama.
En este mismo sentido, existen estudios al respecto sobre los factores beneficiosos del ejercicio y la vida activa sobre cáncer de próstata, ovario, endometrio y pulmón, estando menos claro en riñón, vejiga, estomago, cerebro y piel, entre otros (Thune y Furberg, 2001). Por ejemplo: personas sedentarias poseen un 60% más de padecer cáncer de colon.
Fatiga asociada al cáncer
Numerosos estudios muestran los efectos adversos que la inactividad produce en todos los sistemas, siendo de especial la perdida de proteínas musculares.
Aproximadamente un 70% de sujetos cancerosos padecen fatiga (proceso complejo que pueden tener origen en uno o mas pasos del funcionamiento de la cadena que va desde el sistema nervioso central hasta la fibra muscular); esto le limita la actividad física generando un mayor sedentarismo lo que será causante de una mayor inactividad que a largo plazo originara mayor fatiga (Dimeo, 2011; Lucia y cols., 2003).
El origen de la fatiga originada por el cáncer es multifactorial, entre ellos encontramos la anemia (30%, debido al daño que genera el tratamiento sobre la medula ósea y su toxicidad sobre los riñones), estado nutricional, insomnio, reacción sistémica de los tejidos dañados por la enfermedad y por su tratamiento (por ejemplo, liberación de citokinas, como IL-1, IL-6, TNF y PIF, del tejido necrótico que provoca la radioterapia) (Dimeo, 2001).
Además el ejercicio baja la expresión de enzimas proteolíticas y disminuye la liberación de citokinas atenuando el catabolismo muscular. En resumen, atenúa:
Respuesta inflamatoria celular
Producción de citokinas
Producción de factores de proteólisis
Función inmune
Síntesis proteica
Además, también puede verse afectado el pulmón por metástasis y daño pleural, con la alteración del cociente ventilación/perfusión y la consiguiente reducción de la oxigenación de la sangre arterial.
También, la radioterapia al mediastino y la medicación con antineoplásicos pueden originar daño miocardio, produciendo alteraciones sobre el gasto cardiaco (Levine, 1997, Keefe, 2002).
Se puede considerar los efectos adversos originados por las drogas inmunosupresoras (corticoides, ciclosporinas…), agravado todo ello por el sedentarismo y a veces el reposo prolongado en la cama, puede agravar la fatiga. Como consecuencia, una disminución de la masa muscular, una alteración del metabolismo aeróbico (debido a una menor masa mitocondrial) y una reducción de la capitalización de la fibra (Hickson y cols., 1993, Shima, 2002).
Contribución de la fisiología del ejercicio a la oncología:
El Colegio Americano de Medicina del Deporte aconseja para el paciente canceroso un seguimiento continuo e individualizado.
Cuando los estudios analizan el ejercicio como preventivo, se observa, por ejemplo que hecha en intensidad alta muestra mayor protección de padecer cáncer colonrectal respecto a la actividad realizada a intensidad moderada o baja (LeMarchand y cols., 1997, White, 1996)
Prescripción de la actividad
Tipo de ejercicio
Ejercicio de resistencia
Ejercicio de fuerza:
Ejercicio de flexibilidad
Frecuencia y duración
De acuerdo al Colegio Americano de Medicina del Deporte se recomienda, como mínimo, 2 sesiones de 20-60 minutos.
En estos enfermos existen fases en que el tumor se exacerba y no se soportan sesiones tan largas, por ello podemos ir acumulando periodos de 3 minutos con periodos de descanso. Los beneficios se observan con 15-20 minutos diarios, suponiendo un gasto energético de entre 150-400 Kcal/sesión.
Intensidad de ejercicio
Para la mejora cardiovascular: Una FC entre 55% y el 85% de la FC Max, que equivale a una puntuación entre 12-14 puntos de la escala de percepción de esfuerzo.
Ejercicio de fuerza: Al principio se recomienda el uso de maquinas que nos ayudan a la ejecución biomecánica, luego se puede utilizar pesas o mancuernas libres. La intensidad puede ser cercana al 50% de 1 RM, 3-10 repeticiones, 2 días por semana, 20 minutos de duración por sesión, siempre y cuando no sea limitado por los síntomas.
Precauciones de la actividad física
El ejercicio intenso está contraindicado si se presentan parámetros hematológicos de la siguiente índole:
Hemoglobina menor a 10g.dl-1
Leucocitos menor a 3000.ml-1
Neutrófilos menor 0,5 X 109.ml-1 (No se recomienda natación por el riesgo de infección bacteriana)
Plaquetas menor 0,5 X 109.ml-1
Supone contraindicación:
Fiebre mayor a 38°C
Disnea de ejercicio
Caquexia
Dolor óseo
Nauseas severas
Diversas medicaciones con efectos adversos
Bibliografía
INC (Instituto Nacional de Cáncer, Ministerio de Salud de la República Argentina)
OMS (Organización Mundial de la Salud)
Pautas Oncológicas del Instituto “Ángel Roffo” perteneciente a la Universidad de Buenos Aires.
López, C. y Cols. Fisiología del Ejercicio, Editorial Panamericana, 2007.
Wilmore – Costill. Fisiología del Esfuerzo, Editorial Paidotribo, 2003.
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