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La corporeidad: el nuevo paradigma
como formador de la identidad humana

 

Licenciado en Actividad Física y Deporte

Docente del Instituto Universitario Naval

(Argentina)

Germán Alejandro Ruggio

germanruggio@gmail.com

 

 

 

 

Resumen

          La corporeidad como la percepción del cuerpo, y el movimiento motriz dándole expresión al mismo, son elementos característicos y distintivos que por medio de la Educación Física va formando la identidad individual y colectiva de la especie humana.

          Palabras clave: Educación Física. Corporeidad. Motricidad.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 16, Nº 161, Octubre de 2011. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    Podríamos afirma que la existencia humana es corporal y percibimos el mundo desde y por nuestro cuerpo.

    La corporeidad como la percepción del cuerpo, y el movimiento motriz dándole expresión al mismo, son elementos característicos y distintivos de la especie humana.

    A partir de estas dos características interactuamos, percibimos, recibimos información, sentimos y le damos significado al mundo exterior y a la relación con nuestros pares, otorgándole sentido a la existencia humana en la tierra.

    Desde la concepción del ser, desde que el óvulo es fecundado por el espermatozoide y el huevo cigota comienza a desarrollarse en el útero materno, comenzamos a sentir al mundo a través de la interacción de la madre con la sociedad, siendo ésta la primera socialización primitiva del nuevo ser con el mundo.

    Al nacer, el bebé se va apropiando de su entorno desde su rol de infante. El llanto, la sonrisa, la búsqueda constante de la mirada, el pataleo para conocer sus extremidades, la aprensión de la mano, la succión como forma de alimentarse a través del pecho materno, son toda una definición de la forma de apropiación del mundo, de sentir el mundo, de cargarlo de afectividad para interactuar con él.

    Para contextualizar mejor esta idea, mi trabajo se desarrollará en varios puntos:

  1. La conceptualización de la corporeidad, la motricidad y el viejo paradigma de la Educación Física

  2. El nuevo paradigma: la Educación Corporal como fuente de desarrollo y salud global.

  3. Conclusiones finales.

Desarrollo

1.     La conceptualización de la corporeidad, la motricidad y el viejo paradigma

a.     ¿Qué es la corporeidad?

    Jorge Gómez nos habla del ser humano como ser corporal, de la existencia en para el cuerpo, el cual nos predispone a la “acción autónoma” de resolver nuestra subsistencia y la necesidad de la trascendencia.

    Por lo tanto diremos que la corporeidad humana en una construcción permanente en tres niveles: biológico, psicológico y social. Esta construcción biopsicosocial, siguiendo a Gómez, esta compuesta por significados e imaginarios de la vida cotidiana que se van modificando como son: los afectos y los vínculos, las emociones, el gozo y el dolor, los impactos sensibles, la apariencia física estética, la libertad o no de vivir en plenitud, basándose siempre en la diferenciación-identificación con los otros.

    Manuel Sergio nos habla de que al hombre lo podríamos definir desde las siguientes dimensiones:

  • La corporeidad: Desde y a partir del cuerpo me proyecto al mundo

  • La motricidad: Interioriza y humaniza el movimiento

  • La comunicación y cooperación: Afirmamos el nosotros, vos y yo conectados, unidos a partir de estar en el mundo.

  • La historicidad: Vivir nuestro presente, proyectando el futuro esperanzador, sin olvidar de donde venimos, sin olvidar nuestro pasado.

  • La libertad: Entender las necesidades, para ser un ser reflexivo, histórico y autónomo del propio medio.

  • La noosfera: Buscando la totalidad humana, por medio de los saberes espirituales y culturales.

  • La trascendencia: Buscando hacer para crecer y ser mucho más.

    A partir de estas dimensiones el cuerpo no se reduce a una instancia biológica, sino a un ser histórico-social, biológicamente activo.

    La corporeidad, representa el modo de ser del hombre, bajo circunstancias históricas, siendo la Educación Física su herramienta más importante.

    Separando el concepto de Educación Física, encontraremos históricamente que la palabra Educación está asociada a distintos términos y sucediendo lo mismo con la palabra Física. O sea que el concepto de Educación Física encierra connotación en el imaginario social y cultural, que se ve lleno de poder y según las concepciones ideológicas propias del concepto de cada estado o nación.

    Foucault afirma que el cuerpo es portador de poder, por ende que uno es portador de poder, que colectivamente somos portadores del poder colectivo. Este poder del cuerpo colectivo esta sujeto a normas y leyes propias de cada sociedad, siendo que este cuerpo colectivo porta mayor poder, y que este cuerpo colectivo es el que realiza las normas colectivas y reglas que engendran el cuerpo colectivo popular absoluto de poder.

    La corporeidad se da a partir de la imagen del hombre y de su proyecto socio-cultural como colectividad, como nación. Cada sociedad, cada institución, creará el ideal corporal que cobrará vida a través de la Educación Física.

    Este cuerpo colectivo, Cuerpo Institucional, es el efecto de una elaboración social y cultural, por lo tanto la corporeidad y la motricidad representan un ente propio, indisoluble del imaginario colectivo propio de cada cultura, que lo legitima en su expresión como sociedad, que estará representada y puesta en marcha por la Educación Física, las teorías que la avalan, y su incidencia directa en la vida colectiva.

    Siguiendo la idea de Gómez, no se debería, en pleno siglo XXI, solamente pensarse al cuerpo desde una visión como conjunto de órganos solamente, o como con un concepto de materia física siguiendo las teorías físicas de Newton.

    El hombre debería de pensarse desde la corporeidad, desde sus tradiciones antropológicas y el proyecto social al que pertenece.

b.     La motricidad como expresión de la corporeidad

    La corporeidad y la motricidad son indisolubles, no existen una sin la otra, son elementos con definiciones propias, pero en la realidad práctica, activa del hombre, el cuerpo no puede concebirse sin vida, sin movimiento.

    Cada persona, cada ser humano, va construyendo su corporeidad a través de los años, siendo influenciado por su entorno y su circunstancia. Parafraseando a Parlebas socio motricidad: el mundo, yo, mi circunstancia, mi introspección y mi vinculación con ello.

    Nosotros, nuestro cuerpo, pasa desde la dependencia necesaria en nuestra forma más primitiva en los primeros años de vida hasta llegar a auto formarse en ser totalmente independiente.

    La educación física nos atraviesa desde que nacemos, en cada momento de la vida cotidiana, de manera informal, haciéndonos desenvolver de manera eficientes bajo distintas circunstancias. José María Cagigal en 1979 ya nos hablaba de la cultura física, cultura corporal, como habito de una sociedad, como pilar de la libertad y progreso del desarrollo del ser humano.

    La corporeidad la podemos asociar a la motricidad, ya que el ser humano experimenta con su cuerpo de manera práctica, con vida, actuante.

    La motricidad esta presente en lo cotidiano del hombre, cargada sus acciones de sentimiento y finalidad, interactuando y expandiéndose en el tiempo, en busca de la trascendencia de sus actos con el medio social y natural. La motricidad da sentido a la corporeidad y viceversa. Siempre ha servido como método para que las distintas sociedades moldeen el cuerpo humano, está presente en los currículos escolares, las ideologías imperantes y reinantes de cada momento histórico, reduciendo al hombre a disciplina o descubrimiento, en busca de un control social absoluto.

    Por lo tanto hablar de motricidad ya indicaría una comprensión del movimiento humano. Siguiendo a Gómez, esto supone el desenvolvimiento de las estructuras componentes del sistema nervioso central; mantiene la regulación, la ejecución y la integración del comportamiento; traduce la apropiación de la cultura y de la experiencia humana como intencionalidad operante en el proyecto del hombre social.

    Por lo tanto podríamos afirmar que el desarrollo de lo motor, de la motricidad, no es solo el desarrollo de las capacidades coordinativas, el desarrollo técnico, físico, psico-cognitivo, o las nociones de espacio-tiempo; si no el desarrollo motor implica un fuerte compromiso cultural, histórico, político y social.

    En definitiva cuando hablamos de la motricidad como expresión de la corporeidad del ser, como proyecto humano de acción, se expresa no solo las posibilidades biológicas que nos permite el movimiento, si no también las intencionalidades, las utopías, las fantasías, los ideales, los mitos, las visiones, las alegrías y las tristezas, la necesidad de la relación e igualdad social, la comunicación con el mundo natural: el agua, la tierra, el aire, las plantas y los animales; a la construcción del estar en el mundo, en el tiempo y espacio, en definitiva en el universo que cada persona le corresponde vivir.

c.     El viejo paradigma biológico y su consecuencia

    La OMS considera la Actividad Física como "todos los movimientos que forman parte de la vida diaria, incluyendo el trabajo, la recreación, el ejercicio y las actividades deportivas".

    Se trata de un concepto sumamente amplio que se refiere a cualquier movimiento corporal producido por el aparato locomotor, gracias a la contracción de la musculatura y que supone consumo de energía. Cuando la actividad se estructura y sistematiza con el objetivo de mejorar alguna de las funciones orgánicas le denominamos ejercicio, y cuando se somete a una serie de reglas preestablecidas entraríamos en el mundo del juego o del deporte.

    Al ir aumentando progresivamente los estímulos a que sometemos al organismo al realizar la actividad física elegida, (andar cada vez más tiempo y más rápido, correr, nadar…), se van produciendo adaptaciones que conllevan una mejora morfológica y funcional. Estas adaptaciones se producen en el ámbito físico, psíquico y también como consecuencia en el ámbito social de la persona. Son los denominados beneficios directos.

    Separando el concepto de Educación Física, encontraremos que históricamente cada palabra tiene una connotación diferente y al pronunciarlas con cierta identidad denota otra.

    A continuación analizaremos por separado cada término que conforman el concepto de Educación Física, siendo que por separando obtenemos una perspectiva más significativa del área.

  • Educación: rápidamente asociamos esta palabra con la infancia de cada uno, con la escuela, con el guardapolvo que nos iguala a todos dentro de la institución, con el pizarrón de aprendizaje y con las maestras de la infancia.

    Profundizando sobre el término y siguiendo a Julio César Labaké (1998) al referirnos al término educación estamos afirmando por un lado un encuentro mutuo entre docente y alumno, un encuentro de un grupo que comparte un espacio específico, con un tiempo determinado, con objetivos generales comunes, con contenidos significativos en el medio interactuando continuamente, y con roles completamente definidos.

    Por otro lado, estará presente la connotación ideológica, cultural, económica y social que encierran los personajes del encuentro y su interacción institucional, y la asimilación que hace cada uno de lo que el otro personaje propone, proclama y afirma.

    A esta interacción educador-educando, deberíamos agregarle, siguiendo a Labaké (1998, p. 27) que la educación es un producto de diferenciación / integración: “De diferenciación dentro del individuo, de todas sus posibilidades y su correlativa integración en una unidad armónica, capaz por sí misma y simultáneamente de captar y asumir las diferencias sociales y aceptar su diferenciación progresiva y enriquecedora, a la vez que realizar la integración personal y progresiva de la comunidad”.

    Podríamos aceptar que la educación en definitiva es un camino progresivo de cambio continuo en la permanencia del hombre, siendo esta una herramienta fundamental para el crecimiento cualitativo y cuantitativo de la persona y de la comunidad humana. En definitiva, la educación será siempre la tensión entre lo que somos como seres humanos y lo que estamos llamados a ser.

  • Física: la sigla físico/a esta asociada a la corporeidad, y ésta a su vez la podemos asociar a la motricidad, ya que el ser humano experimenta con su cuerpo de manera práctica, con vida, actuando.

    El movimiento siempre ha servido como método para que las distintas sociedades moldeen el cuerpo humano, está presente en los currículos escolares, las ideologías imperantes y reinantes de cada momento histórico, reduciendo al hombre a disciplina o descubrimiento, en busca de un control social absoluto.

    Foucault (1996) afirma que el cuerpo es portador de poder, y que, por ende, colectivamente somos portadores del poder colectivo. Este poder del cuerpo colectivo esta sujeto a normas y leyes propias de cada sociedad, siendo que este cuerpo colectivo porta mayor poder, y que es el que realiza las normas colectivas y reglas que engendran el cuerpo colectivo popular absoluto de poder.

    La corporeidad se da a partir de la imagen del hombre y de su proyecto socio cultural como colectividad, como nación. Cada sociedad creará el ideal corporal que cobrará vida a través de la Educación Física.

    Como afirma Crisorio y Bracht, “La Educación Física es una construcción cultural, que puede y debe ser moldeada por los sujetos de cada institución”. Este cuerpo colectivo es el efecto de una elaboración social y cultural, por lo tanto la corporeidad y la motricidad representan un ente propio, indisoluble del imaginario colectivo propio de cada cultura, que lo legitima en su expresión como sociedad, que estará representada y puesta en marcha por la Educación Física, las teorías que la avalan, y su incidencia directa en la vida colectiva.

    La educación física nos atraviesa desde los inicios de nuestra vida, permitiéndonos adquirir competencias para desenvolvernos en distintos ámbitos y situaciones.

    El viejo paradigma biológico-mecanicista, centra su preocupación pedagógica en estimular el desarrollo de las funciones musculares, apoyándose en el tratamiento del organismo, del cuerpo, como una estructura de sistemas mejorables en sí mismo. Este paradigma no se preocupa del sentido y valor de tales mejoras, limitando la posibilidad de alcanzar una comprensión profunda del ser corporal. Este paradigma proponía como fin la práctica deportiva idealizada. Se construía la corporeidad para poder integrarse a la sociedad, sentirse perteneciente y aceptado, ser utilizado para proponerle modelos idealizados de belleza corporal o de éxito deportivo, difíciles de alcanzar para la mayoría, produciendo, siguiendo a Gómez, una desvalorización personal de muchos niños y adolescentes, que los lleva a situaciones patológicas de consecuencias en su salud física o psicológica, sintiéndose excluidos o discriminados del disfrute de su cuerpo y su accionar por no responder a los patrones que posibilitan disfrutar de sus cuerpos y “corresponder” al mundo de los cuerpos fabricados, ficticios, engañosos, elaborados por los intereses de la cultura corporal confeccionada para vender.

2.     EL nuevo paradigma: la Educación Corporal como fuente de desarrollo y salud global

    Desde el nuevo paradigma se propone la construcción del cuerpo social en relación con el entorno a través de que ambos se modifican dialécticamente y recíprocamente.

    El cuerpo debe de ser considerado en su integridad, explorando su capacidad sensorial y perceptiva, integrando distintas nociones sobre el entorno físico y proyectarse hacia el campo de las ciencias, del arte, del trabajo creativo o de los deportes complejos.

    La educación física, en el viejo paradigma, construía solo un adiestramiento de cómo usar el cuerpo sano dentro del mundo altamente perfeccionado del mundo laboral. Su primitivo objetivo era el de educar no para ser más saludable, o para poder ejercer nuestras libertades en pos de un desarrollo individual y colectivo; al contrario, adiestrar para ser más saludable para poder trabajar más horas en el mundo laboral, extrayendo del cuerpo, toda naturalidad y frescura física.

    El nuevo paradigma que envuelve la Educación Física esta centrado en generar las condiciones que posibiliten la introspección del hombre sobre su ser corporal y promover su relación dialéctica con las actividades físicas y deportivas para permitirle desvelar los determinantes culturales que subyacen en ellas y hacerlas propias.

    Esta libertad física, esta ludicidad superadora, se exponía en la práctica cotidiana deportiva después del trabajo. No es casual que la ramificación de los clubes de fútbol modernos se dé en ciudades altamente desarrolladas en el mundo laboral: Manchester, Liverpool, Madrid, Berlín, Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Budapest, Paris, Ámsterdam, Moscú. En cada de una de estas ciudades eran polos de desarrollo productivo importante dentro del mundo industrial de fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Cada trabajador en sus pequeños ratos de ocio desarrollaba sus virtudes físicas en búsqueda de su expansión de su ludicidad deportiva. No es otra casualidad que los clubes argentinos, nacieran en la ramificación de los ramales ferroviarios o en los puertos o en los lugares de alta expansión social.

    Estos centros de desarrollo de la civilización fueron los primeros en revelarse del poder que ejercía el capitalismo sobre el cuerpo y propusieron argumentación pedagógicas liberadoras de la corporeidad humana.

    La práctica de cualquier deporte colabora en la creación de cualidades y habilidades que permiten la formación de deportistas integrales, otorgándoles herramientas para afrontar el día a día en la vida cotidiana.

    Estas virtudes se ven fortalecidas desde intervenciones del deporte en la niñez atravesando la búsqueda de la personalidad de la adolescencia, culminando en el fortalecimiento y desarrollo en la edad adulta. Las bondades del deporte atraviesan la vida humana, sembrando más allá de la propia práctica y su delimitación en los campos de juegos y en la competencia.

    Pero nos deberíamos de preguntar ¿cuáles son las herramientas o valores que otorga la práctica deportiva?

    Podríamos enumerarlos de la siguiente manera y de forma sencilla:

  • La competencia continua con los demás y con uno mismo,

  • La cooperación grupal,

  • La pertenencia a un grupo, un color, un espacio y un lugar,

  • La adaptación a las normas generales y especificas,

  • La autovaloración y la estimación ajena,

  • El respeto hacia el contrario,

  • La voluntad individual y grupal de auto superación,

  • La asimilación del éxito y la tolerancia del fracaso.

    Pero podríamos preguntarnos: ¿por qué la actividad deportiva despierta la fascinación masiva? (Recordemos la cantidad de ligas amateur que existen y que. fin de semana tras fin de semana practican fútbol, voleibol, o pedestrismo). El factor central lo lleva la competencia, esa sensación de adrenalina de medirse frente a otro contrincante / compañero ante los mismos factores de ludicidad, de juego.

    Desde una mirada más amplia la Asociación de Psicología Deportiva Argentina, asevera en sus publicaciones anuales, los principios que benefician la práctica continua y asidua del entrenamiento físico deportivo:

  • El mejoramiento del estado psíquico

  • El incremento del proceso de maduración psicológica

  • El desarrollo psicomotor

  • La adaptación a las distintas circunstancias de la vida diaria

  • El beneficio de la conciencia de grupo

  • La gran capacidad de aprendizaje continuo

  • La identificación con un grupo, un lugar, el sentido de pertenencia

  • La diferenciación de los otros

    Los deportes deberían ser divertidos tanto para los atletas, como para los entrenadores. La oportunidad de divertirse está constantemente identificada por los estudiantes como el incentivo número uno para participar en deportes en la escuela secundaria. Pero la diversión a la que hacemos referencia no es la diversión sin sentido que observamos en nuestros vestuarios, en el ómnibus, o en fiestas organizadas por los equipos; si no que es el orgullo, satisfacción y realización que un joven experimenta al mejorar su fortaleza, velocidad y capacidad luego de horas de entrenamiento y práctica. Es la emoción y el entusiasmo que se experimenta al alcanzar un nuevo logro personal en la competición. Ésta es la diversión que buscan todos los atletas y entrenadores: la diversión de sentirse bien con uno mismo.

    Cuando los atletas experimentan este tipo de diversión, se sienten consumidos por el deseo de experimentar más… preferentemente lo antes posible. La actitud más importante que enseñan los entrenadores puede ser desarrollar este deseo de diversión.

    Cuando los atletas han satisfecho el deseo de divertirse, son más propensos a:

  • Esforzarse con todo su corazón para alcanzar la excelencia.

  • Dedicarse al entrenamiento duro en forma persistente y consistente.

  • Mostrar la confianza en sí mismo que requiere entrenar y competir entregando lo mejor de uno, al tomar decisiones difíciles y hacer sacrificios.

  • Estar ansioso por mostrar su capacidad en la competición, sin miedos ni dudas sobre sí mismo.

  • Ganar fortaleza personal al respetar, ayudar y preocuparse por sus compañeros de equipo.

    El doctor en Psicología Gonzáles Carballido, no habla de una concepción diferente del entrenamiento: “Un sujeto se encontrará orientado a la tarea en la actividad deportiva cuando encuentre satisfacción al aprender una nueva destreza, cuando persiga aprender como algo divertido de hacer, aprender una nueva destreza entrenando duro, trabajar y hacerlo lo mejor que pueda. Por el contrario, en la orientación el ego encuentra satisfacción cuando es el único que puede realizar la destreza, cuando puede hacerlo mejor que sus amigos, cuando los demás no pueden hacerlo tan bien como él, cuando otros abandonan y él no; cuando es quien más puntos / goles marca y cuando es el mejor. Las personas orientadas al ego juzgan el éxito por el resultado comparativo con otros, es decir, cuando la meta es normativa. Las personas orientadas a la tarea, en cambio, lo juzgan de manera auto referenciada, es decir, cuando logran una mejora personal o del equipo”.

    Más adelante plantea la teoría del flujo, en donde afirma que el entrenador si orienta sus prácticas a la satisfacción del atleta permitirá una mejor práctica y desarrollo del deportista desde lo humano, influenciando esto en los resultados deportivos y haciendo que cada día regrese para superarse a sí mismo, para progresar como persona, como deportista.

    Siguiendo esta idea de satisfacción en la actividad física, podríamos preguntarnos como Mauro Sergio ¿Qué es el progreso deportivo? ¿La continua moda de atacar al mercado para producir mayor flujo financiero en un a institución? ¿La búsqueda de proyectos a largos plazos, que indaguen sobre el desarrollo social del deporte? ¿Satisfacer las necesidades de prestigio y progreso personal de los entrenadores y/o técnicos? ¿Premiar a los resultados que se basan en el oportunismo y el desarrollo de paracaídas temporales? En definitiva podríamos preguntarnos ¿si es realista pensar en un deporte y sus actores (entrenadores y jugadores) vaciado de contenido filosófico, teórico y practico, siendo su única motivación los premios, el status y el éxito del triunfo, y no la motivación a la formación de un modelo de auto perfeccionamiento como ser humano?

    Afirmo categóricamente que solo hay progreso deportivo cuando la calidad preside a la calidad; cuando al tener se le antepone el ser; cuando lo intelectual aventaja a lo material; cuando lo sustentable sobrepasa las modas imperantes de un momento social, en definitiva el progreso deportivo seria: acrecentar la humanidad al mayor número posible de mujeres y hombre a través de los medios, que son específicos a la práctica deportiva.

    Por lo tanto, es importante que a través del deporte se alcance:

  1. Salud y aptitud, o sea, la capacidad para superar con bienestar lo más perfecto posible los obstáculos de la competencia deportiva y de la propia vida cotidiana.

  2. El deporte debe convertirse en el espacio donde los practicantes aprendan a comulgar con su cuerpo, con su espíritu, con su alma, con la naturaleza y con la comunidad social, en definitiva aprenda a ser mejor ser humano.

  3. Inculcar a los practicantes él poder reflexionar desde un espíritu crítico frente a la realidad cultural y social en la que viven y se desarrollan.

  4. Reconocer en la actividad física una práctica trasformadora del hombre, de la sociedad y de la historia social, económica, política y cultural de mundo, una actividad relacionada con la identidad de la especie humana.

    Esta concepción se sustenta mas allá de los resultados y los meritos personales, se sustenta en el tiempo, en la historia, en la sociedad que no escribe la historia. No debe dejarse de lado como afirma Labaké, que el encuentro entre docente y alumno, jugador y preparador físico, deportista y técnico, asociado y dirigente, hacen al crecimiento humano y la construcción de la historia de la institución social.

    Siguiendo a Cagigal, podríamos afirmar que la actividad física inducida o prácticas físico deportivas o Educación Física o corporal, es en definitivita un modo natural de afrontar la búsqueda de sí mismo y sus lazos con el mundo, basada en el principio del movimiento como forma placentera de convivir con la dimensión biológica fundamental del comportamiento humano.

    Por último quisiera afirmar, que la Educación Física debe apuntar en última instancia a ayudar a liberar su corporalidad, que permita potenciar al máximo su ser en su capacidad creadora como ser vivo, inserto e interactuando en un mundo social, como sostiene Freire.

3.     Conclusiones finales

    En este nuevo paradigma ideológico y práctico de la exploración y búsqueda de la corporalidad, del siglo XXI, nos encontramos en un momento fundamental para cuestionar al deporte y la práctica de la Educación Física formal, los cuales están influenciados por la biología, el capitalismo y el mercantilismo de las sociedades avanzadas, viejo paradigma, siendo el contrapunto la práctica informal de deportes, como la tendencia mundial de la Educación Física, como una actividad de prevención de enfermedades.

    Hoy el deporte espectáculo a mercantilizado la actividad y se ha adueñado de la palabra progreso como una espada hacia el futuro dejando la palabra humana, demostrando que un fajo de dólares importa tanto con una gota de sudor antes del desgarro total. “Hoy el deporte a cualquiera de sus niveles está contaminado de embriaguez competitiva”, lo decía Cagigal, en 1979, y hoy es una realidad indiscutible.

    El negocio no hace al deporte. El deporte está, y algunos hacen negocio con él. Los dueños de la industria deportiva, que copan las ciudades con cadenas de indumentaria y accesorios para desarrollar la actividad, no son los que dejan en cada pelota, en cada zancada, en cada bandeja, la última molécula de glucógeno de los cuadriceps. Cada deportista no debe ser esclavo del negocio, (Mundial de Francia 1998, final Francia vs. Brasil), de la publicidad y de su nuevo status social. Ronaldinho (el portugués del Real Madrid) no es el peinado a seguir porque vende champú en una propaganda.

    Desde mi óptica, entiendo la formación del deportista como algo integral. Siguiendo el concepto del doctor alemán Dietrich Harre, en su libro “Teoria del Entrenamiento Fisico”, el sujeto no debe ser solamente desarrollado físicamente o técnicamente en la visión acotada de su deporte. Al contrario se debe apuntar a formar un deportista integral, que su desarrollo intelectual y espiritual vaya en aumento con su desarrollo físico, técnico y táctico en una globalidad deportiva.

    Harre asegura que el deportista con mayor desarrollo cultural y bagaje de experiencias motrices, genera un encuentro con su actividad física, sin desconocer su origen, el recorrido y el lugar que ocupa en su comunidad, en su club, en la sociedad que integra, predisponiéndose mejor para el alcance del futuro.

    El deporte y las distintas actividades físicas, son una herramienta esencial de la formación intelectual, la educación corporal, salud y organización comunitaria, siguiendo los principios básicos de inclusión social, de igualdad, la diversidad, de cooperativismo, de solidaridad, de visión critica de la realidad social y su continua participación activa para remediarla, de catarsis de la violencia y tensión comunitaria, de búsqueda continua de justicia y del aprendizaje social que deriva de ella.

    A esta altura podría afirmar, como asegura el Doctor en Ciencia del Deporte Brasilero Mauro Sergio, que nuestro destino más que la simple preparación física, técnica y táctica de nuestros jóvenes deportistas argentinos, es más bien una función social de educación integral del sujeto. Apuntando a un deporte con espacios de igualdad de oportunidades físicas / sociales / culturales comunes, donde la educación vaya orientada hacia la formación de personas íntegras, de criterios amplios, que abracen la diversidad social de forma natural, que busquen la continua satisfacción de su libertad individual y colectiva, haciendo del statu quo imperante una limitación social para su progreso social y el comunitario.

    Aceptar nosotros (docentes) y hacerles entender a nuestros jóvenes que son el futuro; que las cambiantes modas sociales, simplemente son una ráfaga de luz, que nada tiene que ver con el verdadero progreso social, cultural y nacional de un pueblo, de una comunidad o de un club. Que el deporte y el triunfo son una circunstancia más de la existencia humana en el universo, y una simple excusa para provocar el verdadero cambio social, una apertura a los valores verdaderos de la vida comunitaria, diversa, cooperativa, solidaria y llena de compañerismo.

    Contrapuesto a esta idea de negocio deportivo, de este antiguo paradigma, podríamos hacer hincapié en las generosidades de la práctica de la Educación Física – actividad física o deportiva informal (fútbol con amigos o ligas amateurs, práctica grupal en gimnasios o grupos de caminatas aeróbicas) subrayando que esta actividad ocupa hoy un lugar fundamental en el conjunto de diversiones de la humanidad, por su poco valor económico y sus beneficios sobre la salud.

    Los nuevos lazos del área en la Argentina, debemos de construirlo desde otras representaciones teóricas y otras miradas filosóficas, que están arraigadas en el corazón de lo social, de la praxis popular, desde nuestra práctica cotidiana en los campos deportivos, desde nuestra intervención social.

    Pensar en vivir como prioridad absoluta y desde esa experiencia, la construcción de la historia de la enseñanza física, la construcción del cuerpo nacional, de la corporeidad como fuente esencial de la identidad de la especie humana.

    Desde 1999 a la actualidad, nuestra rama viene buscando el posicionamiento científico que le permita construir desde la propia Educación Física su fundamentación teórica y práctica, para permitir que la trascendencia no nos lleve a la competitividad continua y la explotación humana de manera cotidiana.

    Trabajos como el de Rodolfo Rosengardt (“Aportes de historia para los profesores de Educación Física”), o el de Eduardo Barcelona (“El higienismo, disciplina y civilización”) o el de Pablo Scharagrodsky (“Gobernar es ejercitar”), o los aportes de Ángela Aisenstein (“Tras las Huellas de la Educación Física escolar Argentina), nos habla de los avances por fundamentar el área corporal de una sociedad que intenta progresar hacia otra mirada, lejos del mercantilismo deportivo.

    La Organización Mundial de la Salud, señala que la inactividad física constituye el cuarto factor de riesgo más importante de mortalidad en todo el mundo, del 6% de defunciones en el ámbito mundial. Sólo la superan la hipertensión con el 13%, el consumo de tabaco con el 9% y el exceso de glucosa en la sangre con el 6%. El sobrepeso y la obesidad representan un 5% de la mortalidad mundial.

    Siguiendo al Doctor en Educación Física español Juan Antonio Ros Fuente, en su libro “Actividad Física + Salud, hacia un estilo de vida Activo”, nos habla de la actividad física como una medicina fantástica. Tomando una cita textual (Pág. 33) “…estamos sin duda ante la mejor medicina del siglo XXI, la actividad física es una medicina natural, que previene y combate las enfermedades:

  • Aumenta el tamaño y capacidad del corazón.

  • Desciende la frecuencia cardiaca.

  • Disminuye la tensión arterial.

  • Aumenta el número de glóbulos rojos.

  • Mejora la circulación venosa y previene las varices.

  • Incrementa la capacidad pulmonar.

  • Aumenta la lipólisis (consumo de grasas).

  • Regula el nivel de grasas en la sangre (colesterol, triglicéridos…).

  • Incrementa la tonificación muscular

  • Aumenta el consumo máximo de oxigeno

  • Mejora la función inmunológica

  • Previene y mejora, en caso de padecerse, un gran número de enfermedades tales como: cardiovasculares, diabetes, obesidad, determinados tipos de cáncer (colon, mama...), mentales (depresión, Alzheimer)...

    Es válida, según la dosis, para cualquier edad, se puede tomar en cualquier lugar (en casa, en la calle, en centros deportivos…) y además nos ayuda a vivir más y mejor. ¿Hay quien de más? Sin duda estamos ante la medicina fantástica…”

    En definitiva, en la individualidad más absoluta y desde la coyuntura mas simplista de la cuestión, una persona que desarrolla una actividad física, que interactúa con su cuerpo y el entorno, dejando de lado el significado socio-cultural que envuelve el deporte, está buscando quebrar la simbiosis de su cuerpo para lograr el equilibrio total del mismo, y volver a las raíces de la identidad de la especie humana: la corporeidad.

Bibliografía

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EFDeportes.com, Revista Digital · Año 16 · N° 161 | Buenos Aires, Octubre de 2011
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