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La educación y su influencia sobre el deporte

 

Licenciado en Actividad Física y Deporte

Docente del Instituto Universitario Naval

Punta Alta, Provincia de Buenos Aires

Germán Alejandro Ruggio

germanruggio@gmail.com

(Argentina)

 

 

 

 

Resumen

          Este trabajo bibliográfico analiza los distintos componentes educativos y sus teorías que debería de transmitir el deporte y los profesionales del área. Intenta tiene una mirada crítica sobre el desarrollo de la misma, incluyendo algunas teorías pedagógicas históricas, postulando su asociación con el deporte y su desarrollo en los clubes de la región.

          Palabras clave: Deporte. Educación. Clubes.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 16, Nº 160, Septiembre de 2011. http://www.efdeportes.com/

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Introducción: la Educación Física

    La educación o el deporte, o el deporte o la educación, o el deporte educativo, o lo educativo del deporte. Podríamos ponerlo a la altura del huevo o la gallina, pero mezclada en un plato y listo para el horno. Uno sin el otro no existe, aunque se limite la intervención de uno o de otro.

    La corporeidad nace con la existencia humana. No existe la corporeidad sin este, ya que es una característica humana. Características que encierran las visiones, interacciones y desarrollos colectivos e individuales, en el mundo, en la tierra.

    La educación ha cumplido la misión de estructurar la función del cuerpo y su inserción en la vida cotidiana. Esta tarea, en un principio, quedo a cargo de pedagogos, que con ideas simplificadoras y estructuradas que ejercían desde su habilidad innata, desarrollaban la iniciación deportiva.

    Esta no se ejercía desde una mirada amplia, pluralista, liberadora de la corporeidad del sujeto, de mostrarle su campo fértil de acción y sus potencialidades físicas. Si no mas bien, en un principio, donde todo no era luz, lo que se buscaba era dominar los cuerpos, ejercer sobre estos ideas castrense de motricidad y desarrollo físico.

    De esta función poco feliz nacía la educación física, con el objetivo de la salud sanitarista y mercantilista, por sobre el desarrollo psico - social de la ludicidad humana, sus corporeidades físicas y sus potencialidades motrices - deportivas.

    La educación física, era eso un adiestramiento de cómo usar el cuerpo sano dentro del mundo altamente perfeccionado del mundo laboral. La educación física en su primitivo objetivo educaba no para ser más saludable para poder ejercer nuestras libertades en pos de un desarrollo individual y colectivo; al contrario, educaba para ser más saludable para poder trabajar más horas en el mundo laboral, extrayendo del cuerpo, toda naturalidad y frescura física.

    Esta libertad física, esta ludicidad superadora, se exponía en la práctica cotidiana deportiva después del trabajo. No es casual que la ramificación de los clubes de Futbol modernos se dé en ciudades altamente desarrolladas en el mundo laboral. Manchester, Liverpool, Madrid, Berlín, Buenos Aires, Rosario, Córdova, Budapest, Paris, Ámsterdan y Rusia. En cada de una de estas ciudades eran polos de desarrollo productivo importante dentro del mundo industrial de fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Cada trabajador en sus pequeños ratos de ocio desarrollaba sus virtudes físicas en búsqueda de su expansión de su ludicidad deportiva. No es otra casualidad que los clubes Argentinos, nacieran en la ramificación de los ramales ferroviarios o en los puertos o en los lugares de alto expansión social.

    Estos centros de desarrollo de la civilización fueron los primeros en revelarse del poder que ejercía el capitalismo sobre el cuerpo y propusieron argumentación pedagógicas libertadoras de la corporeidad humana.

La Educación: teorías y contrapuntos

    La educación es una palabra tan amplia y tan abarcadora, que la simplicidad de un concepto, da una idea equivocada de lo que es y representa. La variedad de autores y de conceptos de los mismos presentar un abanico con un sin fin de variables.

    Para el filósofo norteamericano Giroux, la educación es la reproducción de hechos, costumbres, hábitos y valores de los grupos dominantes de las distintas sociedades. Concibe, que esta educación no persigue la igualdad de las comunidades, o de los sujetos de las sociedades más desfavorecidas. Por el contrario, los grupos más acomodados y que poseen el poder de dominar la sociedad global aseguran su lugar dentro de esta. Además, agrega que esta educación presenta características propias como la acrítica del propio sistema social y la reproducción de contenidos, hábitos, costumbres y valores, que son útiles para el ideal del régimen domínate. En definitiva se mantiene el statu quo imperante.

    Para el sociólogo brasileño Paulo Freire, siguiendo la línea de Giroux, la educación es sectaria y déspota, ósea, que es opresora de la conciencia y la libertad del hombre, y que esta rasgada de miedo por la injusticia y a la libertad individual. Citando una frase textual (Pág., 18) “el miedo a la libertad, del que, necesariamente, no tiene conciencia quien lo padece, lo lleva a ver lo que no existe. En el fondo, quien teme a la libertad se refugia en la “seguridad vital”. Para Freire, la educación debería de invitar a crear una conciencia universal, crítica y liberar al hombre, que permita potenciar al máximo su ser en su capacidad creadora como ser vivo.

    Para el doctor en educación argentino Labake, la educación es la contribución a la formación primaria del hombre. Sembrar desde la conciencia en blanco del hombre y proveer a estos saberes reinantes que permitan la inclusión en la civilización humana. Si bien Labake es critico con el sistema educativo imperante, entiende que el “encuentro” entre maestro y alumnos, y el marco de situación de esta reunión encierra en el sin fin de significados y contenidos, hacen al crecimiento humano tanto del maestro como del alumno. Labake llega a la conclusión que la educación debe de ser la fuente de liberación del motor de la cultura y generadora de la historia que no se cuenta en los libros, historia que esta llena de alegrías como dolor, historia que esta llena de reposo y de esfuerzo, de gozo como de angustia. En definitiva educación que debe estar llena de amor, trabajo, tedio, critica, dialogo, silencio y esperanza.

    La irrupción del positivismo en el siglo XVIII, condujo a un cambio radical en la forma de observar y vivir al mundo por parte del hombre. Podría agregar que las citas anteriores son en contra de esta postura.

    Dentro de las ideas positivistas, la más marcada fue la idea del filósofo ingles Locke, quien creía en que la educación consistía en “preparar al hombre para que cumpla con los deberes de la vida asociada, siendo la personalidad el fin de la educación, la guía para disciplinar sus facultades". Entonces el fin se vuelve en "Cómo debemos emplear nuestras facultades". Locke expresa las exigencias de la burguesía inglesa de la época tratando de preparar al futuro ciudadano del nuevo estado, al gentleman, gobernante y hombre de negocios, consciente de la propia independencia individual, y al mismo tiempo libremente dispuesto a subordinarla a las leyes. Quizás el deporte moderno encierra mucha de este concepto de educación que nos da Locke.

    Desde mi opinión de profesional del área, de persona que maneja cotidianamente distintos grupos de personas, y por lo tanto distintas realidades, distintas perspectivas, expectativas, contenidos y actividades en diferentes contextos culturales, estoy mas cerca de las ideas criticas que de las ideas positivistas de Locke y el modelo imperante de todo el siglo XX sobre la educación y el deporte.

El deporte: englobes conceptuales

    Para definir el deporte podemos, como la educación, desarrollar distintos conceptos, autores e ideas, que engloben o satisfagan nuestro pensamiento.

    Para englobarnos dentro de un concepto general y universal, visto desde la óptica del deportista, podemos definir al deporte como una actividad humana, orientada a poner en juego la motricidad, para superar un obstáculo o varios, o un oponente o varios, intentando buscar en el fondo un disfrute lúdico emocional, dentro de un marco institucionalizado, reglado o libremente practicado. Dentro de esta definición tendremos que englobar al deporte de alto rendimiento, el cual presenta sus principales características en su exigencia a un disciplinamiento teórico, organizativo y reglado, rigurosamente conducido por las ciencias del entrenamiento deportivo, la psicología deportiva, la nutrición y la fisio/medicina deportiva.

    Desde la óptica de las instituciones sociales como promotores de proyectos, programas y lugares propios, se puede caracterizar al deporte social como la practica física y deportiva, orientada a las poblaciones en su conjunto, sin discriminar la edad, el sexo, la condición física, social, cultural o étnica, siempre intentando generar situaciones de inclusión a través del ámbito propicio para el desarrollo social.

    Ante ambas definiciones, podemos entender que los clubes representan el ícono por excelencia donde encausan ambas definiciones. Los clubes, en la Argentina, están arraigados a las comunidades desde su identificación poblacional, a partir de sus diferencias individuales y colectivas; percibiéndose y desarrollándose bajo características naturales y físicas propias y regionales, que, en definitiva, hacen a la esencia de su cultura, códigos y forma de incluirse como agente social en la vida cotidiana de la nación en su conjunto. Los colores, la camiseta, los amigos, los cantos, la cancha, el barrio, la gente, el deporte, la sensación de pertenencia, el desarrollo de status social, la función que la sociedad le da, son ejemplos claros de códigos inclusivos socio-culturales, que hacen al club la esfera propia del deporte, hacen al club una comunidad particular.

    El sociólogo estadounidense, Joseph Fichter, describe a la comunidad como un grupo territorial de personas con relaciones reciprocas, que se sirven de medios comunes para lograr fines colectivos. Fichter, sigue ilustrando el concepto de comunidad aseverando que esta no es la totalidad de la sociedad, pero que si esta asociada a un lugar especifico y determinado, con ciertas características propias, donde los residentes cooperan estrechamente en todas los asuntos de la vida social.

    El club tiene mucho de esto, si bien muchas veces se presentan varias ramas deportivas y recreativas, siempre se convive bajo ciertos códigos de convivencia comunes que hacen propios los concurrentes, hermanándose bajo el mismo nombre propio de la institución, los mismos colores de camiseta, de bandera, en definitiva bajo homogéneos valores socio/culturales.

Conclusiones finales: nuevos paradigmas integradores

    Desde nuestras expectativas de profesionales del área, que interactuamos en club, dentro del ámbito general del sur de la provincia de Buenos Aires, y teniendo la idiosincrasia marcada de mas de 100 años de existencia y subsistencia, los clubes de nuestras ciudades del interior del país, son instituciones donde el progreso es una característica marcada en algunos casos dada por su inserción social, y nosotros los técnicos especializados: somos los encargados de instituir los objetivos trasversales de progreso social y la educación integral dentro de la institución.

    Desde mi óptica, entiendo la formación del deportista como algo integral. Siguiendo el concepto del doctor alemán Dietrich Harre, en su libro “Teoria del Entrenamiento Fisico”, el sujeto no debe ser solamente desarrollado físicamente o técnicamente en la visión acotada de su deporte. Al contrario se debe apuntar a formar un deportista integral, que su desarrollo intelectual y espiritual vaya en aumento con su desarrollo físico, técnico y táctico en una globalidad deportiva.

    Harre asegura que el deportista con mayor desarrollo cultural y bagaje de experiencias motrices, genera un encuentro con su deporte, sin desconocer su origen, el recorrido y el lugar que ocupa en su comunidad, en su club, en la sociedad que integra, predisponiéndolo mejor para el alcance del futuro.

    Sostengo como convicción de vida que el deporte y las distintas actividades físicas, son una herramienta esencial de educación, salud y organización comunitaria, siguiendo los principios básicos de inclusión social, de igualdad, la diversidad, de cooperatividad, de solidaridad, de visión critica de la realidad social y su continua participación activa para remediarla, de catarsis de la violencia y tensión comunitaria, de búsqueda continua de justicia y de el aprendizaje social que deriva de ella.

    A esta altura podría afirmar, como asegura el Doctor en Ciencia del Deporte Brasilero Manoel Sergio, que nuestro destino más que la simple preparación física, técnica y táctica de nuestros jóvenes deportistas argentinos, es más bien una función social de educación integral del sujeto. Apuntando a un deporte con espacios de igualdad de oportunidades físicas, sociales, culturales comunes, donde la educación vaya orientada hacia la formación de personas integras, de criterios amplios, que abracen la diversidad social de forma natural, que busquen la continua satisfacción de su libertad individual y colectiva, haciendo del statu quo imperante una limitación social para su progreso social y el comunitario.

    Aceptar nosotros (docentes del deporte) y hacerles entender a nuestros jóvenes deportistas que son el futuro, que las cambiantes modas sociales, simplemente son una ráfaga de luz, que nada tienen que ver con el verdadero progreso social, cultural y nacional de un pueblo, de una comunidad o de un club. Que en el deporte el triunfo es una circunstancia más de la existencia humana en el universo, y una simple excusa para provocar el verdadero cambio social, una apertura a los valores verdaderos de la vida comunitaria, diversa, cooperativa, solidaria y compañerismo.

    Hoy el deporte espectáculo a mercantilizado la actividad y se ha adueñado de la palabra progreso como una espada hacia el futuro dejando la palabra humana, demostrando que una faja de dólares importa tanto con una gota de sudor antes del desagarro total.

    El negocio no hace al deporte. El deporte esta, y algunos hacen negocio con él. Los dueños de la industria deportiva, que copan las ciudades con cadenas de indumentaria y accesorios para desarrollar la actividad, no son los que dejan en cada pelota, en cada zancada, en cada bandeja, la ultima molécula de glucogeno del cuadriceps derecho.

    Cada deportista no debe ser esclavo del negocio, (Mundial de Francia 1998, final Francia vs. Brasil), de la publicidad y de su nuevo status social. Ronaldinho (el portugués del Real Madrid) no es el peinado a aseguir porque vende shampoo en una propaganda.

    El ejemplo a estudiar, a valorar, a exponer a nuestros jóvenes deportistas, es él del Seleccionado Femenino Nacional de Hockey sobre césped que ante todo los impulsos de la industria marquetinera, los legados de impotencia de una actividad desprofesionalizada y sumado a las pautas machistas de la sociedad Argentina, asumen su rol de deportistas de elite ante la sociedad, marcan la pauta del valor del grupo, la pertenencia el sacrificio individual en pos del objetivo grupal, y dejan hasta la última gota de sudor en pos de su consagración mundial.

    No debe dejarse de lado como afirma Labake, que el encuentro entre docente y alumno, jugador y preparador físico, deportista y técnico, asociado y dirigente, hacen al crecimiento humano y la construcción de la historia de la institución social.

    Por ultimo quisiera afirmar, que la educación del deportista debe apuntar en última instancia a ayudar a liberar su corporalidad, que permita potenciar al máximo su ser en su capacidad creadora como ser vivo, inserto e interactuando en un mundo social, como sostiene Freire.

Bibliografía

  • Fichter, Joseph. “Las Instituciones sociales”, Editorial XXI, Mexico 2006.

  • Freire, Paulo. “Politica y Educacion”, Editorial Siglo XXI, Mexico, 1997.

  • Giroux, Henry. “Teoría y Resistencia en educación”. Editorial Siglo XXI, Mexico, 2004.

  • Harre, Dietrich. “Teoría del Entrenamiento Fisico”. Editorial Stadium, Buenos Aires, 1987.

  • Labake, Julio Cesar. “El problema Actual de la Educaciòn”. Editorial Bonum; Argentina, Buenos Aires, 1998.

  • Sergio, Manoel. “Un Objeto de Estudio: la motricidad humana”. Editorial Instituto Piaget, Portugal, Lisboa, 2001.

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