"¿No es la vida cien veces demasiado

breve para aburrirnos?"

Nietzsche

    En la actualidad los debates en torno a la asignatura son una constante, y aunque aún no se ha llegado a una definición sobre la identidad propia de ésta, así como de sus alcances y lo que representa en las escuelas; son cada vez más los autores y especialistas del área, quienes preocupados por sustentar las prácticas y dar mayor congruencia a su acción, establecen una forma de comprensión de la educación física centrada en su labor educativa, en la cual el alumno es el protagonista de la sesión. Esta visión ha traído consigo una serie de cambios que intentan renovar y reorientar el trabajo que se desarrolla en los patios de las escuelas.

    Es entonces, que se entiende que las necesidades actuales de los niños y adolescentes así como de la propia labor docente y de la educación en general están viviendo un cambio inminente, en pro de una mejora continua, de procurar una atención de calidad, una mayor congruencia entre lo que se enseña en la escuela y lo que ocurre en la vida diaria; pero sobre todo, de ofrecer a los futuros ciudadanos la posibilidad de adaptarse a un mundo en constate transformación.

    De tal forma que, los docentes al enfrentarse a esta serie de cambios se han encontrado con diferentes preocupaciones con respecto a la modificación de sus prácticas, su desempeño y proceder, a partir de las intervenciones pedagógicas que efectúan; la planificación de la sesión, la evaluación del proceso, la enseñanza y el aprendizaje, etcétera. Ya que ello ha implicado un cambio de actitud, de visión, de postura e ideas y como señalan algunos autores hasta llegar a “aprender a desaprender”. ¹

    Por otro lado, entre las dificultades a las que se hacen frente día a día en la asignatura, encontramos la percepción que tienen alumnos, padres de familia, autoridades y comunidad en general sobre el trabajo que se desarrolla; ya que existe un desconocimiento de la dimensión y alcance de los propósitos de la asignatura y por consecuencia de lo que conllevaría un desarrollo motor óptimo. Esto es en gran medida, debido a que por una parte no existe comunicación entre el docente y la comunidad escolar al respecto de la intencionalidad de las acciones que realiza el propio docente en la sesión de educación física, y por otra parte, sólo se proporciona poca o escasa información sobre la finalidad que tienen algunas actividades y quedan incomprendidas principalmente por los directores y padres de familia. Por lo que explicar y dar a conocer la intención del trabajo planeado a los actores que intervienen en el proceso educativo será una prioridad que se asuma, esto redituará en una profesionalización de las prácticas, y por ende en un mayor entendimiento y comprensión del rol que juega la asignatura en la educación.

    Aunado a esta falta de identidad, debates y confusiones; en los últimos años las problemáticas de salud, como el sobre peso y la obesidad, han desvirtuado la manera de entender la labor docente que los educadores físicos llevan a cabo, llegando incluso a culparlos y responsabilizarlos. Si bien, la educación física es una de las principales herramientas que se puede utilizar para prevenir enfermedades y mejorar el estado de salud de la población, ésta por sí sola no dará respuestas a las pandemias que hoy en día afectan al mundo. No obstante, la nueva visión de la intervención docente en la asignatura busca fomentar hábitos en los alumnos que les permitan acercarse a la práctica diaria de actividad física a partir del gusto y el disfrute; ya que si se plasma como una imposición rutinaria, el alumno no comprenderá el valor de los elementos primordiales que le beneficiarán y sólo reproducirá modelos, de tal forma que si cada alumno tiene la posibilidad de decidir si realiza o no actividad física fuera de la escuela, prioritariamente optará por no hacerlo, debido a que los esquemas que se repiten sin ser analizados por la conciencia crítica tienden a perderse en la práctica² –esto solo como un ejemplo- de ahí la importancia de renovar las prácticas y ejercer un tacto pedagógico³ que maticen la forma de abordar el trabajo en la sesión y todo lo que conlleva.

    Por esta razón, la educación física no debe rezagarse ni verse ajena a la dimensión pedagógica de las prácticas docentes, también a los educadores físicos les corresponde reflexionar y analizar la labor que efectúan además de revalorar las funciones que tienen; con ello, dar lugar a un espacio en el que se favorezca una diversidad de estrategias didácticas, en las cuales los alumnos construyan su corporeidad, desarrollen su competencia motriz, consoliden sus valores, comprendan que existe más de una forma para resolver un mismo problema y adquieran aprendizajes que les ayuden en su travesía por la vida, es decir, dejar de lado formatos y estructuras cerradas, prácticas que los alejen de la sesión, estableciendo consignas que solo unos cuantos pueden cumplir y trabajar con saberes poco utilitarios; en la analogía debemos “formatear la sesión”,⁴ esto convergirá en priorizar acciones en las que los alumnos se sientan participes, interactúen, opinen y consoliden los conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes (competencias) que les permitan responder al contexto en el que se desenvuelven.

    Innovar desde la educación física y sus prácticas representa la oportunidad para que el docente pueda replantearse, para actuar desde una mirada distinta; comprendiendo las dificultades por las que pasan los alumnos y ellos mismos, para pensarse y sentirse como uno de los elementos que contribuyen al desarrollo de presentes y futuras generaciones del país. En este sentido, cuestionarse sobre qué es lo que se pretende al ser docente y hacia dónde se quiere llegar, es el punto de partida para adecuar la praxis.

    Entendemos por innovación en EF los cambios planificados en la intervención didáctica del profesor de EF, en los materiales que utiliza o en su contexto, con el fin de mejorar la calidad educativa y la profesionalización. De esta forma, sólo entenderemos como innovaciones aquellas mejoras controladas y planificadas, y no a los cambios espontáneos sin convicción o garantías de éxito (Viciana; 2000:1).

    La sesión debe brindar la oportunidad para descubrir y explorar las posibilidades motrices de cada uno; constituirse por situaciones didácticas diseñadas por el docente para el desarrollo de los contenidos (proceso de planificación), la puesta en práctica de las actividades y la interacción que hay alumno-alumno, alumno-docente, docente-alumno (mediación), la reflexión sobre los aspectos abordados que traerá consigo y una valoración del trabajo. Asimismo, es importante considerar aspectos como los ambientes de aprendizaje (Blandez, 2000), las motivaciones de los alumnos (Famose, 1992), los estilos de aprendizaje (Mosston, 1978), la variabilidad de la práctica (Ruiz, 1995) entre otros. Así como tomar en cuenta que al redescubrir o reinventar los juegos que se utilizan en la sesión y retomar las aportaciones que los propios alumnos llevan a cabo, se contribuye a hacer de la sesión un espacio de expresión, diversión y aprendizaje.

    Como lo señala Aquino (1996) la clave para una nueva forma de enseñanza consiste en que el alumno no aprenda mecánicamente, sino que a partir de sus intereses, necesidades y posibilidades, sea capaz de dar respuestas a los problemas que se le presentan.

    Por ejemplo, al proponer un cuento motor en el que se hable del circo lo primero que se hace es rescatar los aprendizajes que tienen los alumnos ¿Qué y cómo es un circo? ¿Han ido a una función del circo? ¿Qué es lo que hay? etcétera. Para después trabajar con la secuencia de acciones planificadas para este fin, sin dejar de lado las aportaciones que los niños hacen en todo momento; finalmente reflexionar con ellos sobre esta diversidad de acciones realizadas y cómo favorecen su aprendizaje. Esto permitirá descubrir y aprender junto con los alumnos una gama muy diversa de posibilidades que en muchos de los casos no se contemplan como docente.

    Pensar en una Educación Física caracterizada por el diálogo, el establecimiento de acuerdos entres los diferentes actores, la educación en valores a partir de la motricidad, el juego, el reconocimiento a los demás, entre otros; son ideales que no está muy lejos de la visión que hoy en día se busca; sin embargo como docentes se tiene el mayor reto, ponerlos en práctica en los diversos escenarios en los que se trabaja. Logrando con estas acciones, promover una Educación Física en la que se innove y no una en la que se imite; un alumno crítico y no dócil además de un docente reflexivo y no mecánico…

Notas

1. “Las personas requieren desaprender al mismo tiempo que aprender para lograr un aprendizaje transformacional que les permita no sólo adquirir nuevos conocimientos sino también estimular la modificación del comportamiento a la luz de la revisión de sus propios marcos de referencia. Para lograr esta propuesta, los aprendices y también los docentes deberán revisar no sólo lo que hacen, sino cómo piensan y quiénes son. El proceso no sólo es cognitivo, también es emocional y corporal. Se plantea un enfoque holístico que trabaje en los tres campos y que en cada uno de ellos el concepto de desaprender sea la idea fuerza”. Véase Contreras, E. Manuel (2005).

2. Cfr. Freire, Paulo (1971). La educación como práctica de la libertad, (1970) Pedagogía del oprimido, siglo XXI, México.

3. Manen, Max (1998). El tacto en la enseñanza. El significado de la sensibilidad pedagógica, Barcelona, Paidós Ibérica.

4. El formateado de un disco en una computadora es un conjunto de operaciones informáticas, independientes entre sí, físicas o lógicas, que permiten restablecer un disco duro, una partición del mismo o cualquier otro dispositivo de almacenamiento de datos a su estado original, u óptimo para ser reutilizado o reescrito con nueva información. Esta operación puede borrar, aunque no de forma definitiva, los datos contenidos en él.

Referencias bibliográficas

• Aquino, Francisco (1996) Para no aburrir al niño. Formas jugadas y juegos para la etapa preoperatoria, México, Trillas.

• Blández, Julia (2000) Programación de unidades didácticas según ambientes de aprendizaje. Barcelona, Inde.

• Famose, Jean (1992) Aprendizaje motor y dificultad de la tarea, Montse Torras (trad.), Barcelona, Paidotribo.

• Manen, Max (1998) El tacto en la enseñanza. El significado de la sensibilidad pedagógica, Barcelona, Paidós Ibérica.

• Mosston, Muskat (1978) La enseñanza de la educación física. Paidós, Buenos Aires.

• Ruiz, Luis (1995) Competencia Motriz. Elementos para comprender el aprendizaje motor en educación física escolar. Madrid, Gymnos.

• Contreras, E. Manuel (2005) “Aprender a desaprender en la búsqueda de un aprendizaje transformativo: apuntes sobre la capacitación de gerentes sociales”. Serie de Documentos de Trabajo I-54 del Instituto Interamericano para el Desarrollo Social del Banco Interamericano de Desarrollo / Inter-American Development Bank (IADB). Washington, D.C. Consultado en http://www.udlap.mx/rsu/pdf/1/DocumentosdeTrabajodelINDES.pdf, 16 de Febrero 2011.

• Viciana, Jesús (2000) “Principales tendencias innovadoras en la Educación Física actual. El avance del conocimiento curricular en Educación Física”. EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 5, N° 19, Marzo. http://www.efdeportes.com/efd19/innova.htm

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