Los educadores en el Modelo Pedagógico Deportivo Neohumanista (MPDH). (Epílogos de investigación pedagógica) |
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Doctor en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (Universidad de León – España) Calificación de la Tesis Final: Sobresaliente "Cum laude Unánime" Mención de Calidad Europea 2008 Doctor en Educación (Universidad Católica de Santa Fe). Calificación máxima (unánime) Magíster en Educación Física de la Universidad de Salamanca (España) Calificación de la Tesis Final: Sobresaliente "Cum laude". Licenciado en Educación Física (U.N.R.C.). Especialista en Constructivismo (FLACSO) Especialista en Gestión Educativa (FLACSO). Diploma Superior en Ciencias Sociales con mención en Constructivismo y Educación (FLACSO) Diploma en Entrenamiento (Universidad Católica de La Plata). Diploma Superior en Gestión Educativa. Entrenador Internacional F.I.V.B. Voleibol (Nivel I) Diploma Superior en Currículum y Prácticas Escolares en contexto (FLACSO) Diploma Superior en Psicoanálisis y Prácticas Socio - Educativas (FLACSO) |
Dr. Daniel Pablo Ramacciotti (Argentina) |
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Resumen El estudio corresponde a la fase exploratoria de una investigación acción iniciada para cuestionar la identificación de la educación deportiva, de sesgo humanístico, con la versión más extendida y hegemónica del Deporte mercantilizado. El objetivo central del ensayo es aportar algunas sugerencias para formar a los futuros educadores deportivos a partir de un Modelo Pedagógico Neohumanista (MPDH). En el desarrollo del texto se establecen tres ejes de aproximación teórica: a) Las características del buen educador deportivo; b) La Socioenergética y la responsabilidad de los educadores deportivos; c) Los educadores deportivos como agentes formadores. En las conclusiones se ofrecen algunas claves pedagógicas para elaborar el Modelo Pedagógico Neohumanista (MPDH). Palabras clave: Pedagogía. Modelos. Deporte. Deportista. Educador. Humanismo.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 16, Nº 160, Septiembre de 2011. http://www.efdeportes.com/ |
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“El educador tiene una vocación inmensamente realista; por consiguiente, ha de partir de principios realistas, lo cual no está reñido con su capacidad de idealismo; pero idealismo concretado en el afán de hacer el bien, no en el narcisismo de enamorarse de sus propias ideas y a ellas sacrificar los seres humanos que modela”.
(CAGIGAL, 1981)
1. Introducción
Este ensayo se origina en una investigación preliminar motivada por la necesidad de repensar la formación de los futuros educadores deportivos. Digo bien, educadores en lugar de técnicos, entrenadores o instructores, términos todos que remiten a enfoques tradicionalistas para la enseñanza de los deportes. En principio, es necesario que distingamos la formación de recursos humanos para el desarrollo del deporte organizado, de la formación de docentes tecnointelectuales que se responsabilicen del desarrollo de cada deportista y de su plenificación humana integral. Créanme que no se trata de un juego meramente retórico, puesto que actuar en este sentido tiene innumerables implicancias, especialmente si se pretende configurar un Modelo Deportivo Neohumanista (MPNH) emancipado de los fines del Deporte organizado.1
Hace más de 50 años, Cagigal alertaba a los educadores físicos de los dos caminos que se abrían en el mundo del Deporte; uno donde prevalecía el espectáculo y el negocio; y otro, donde prevalecía la práctica, la libertad, el divertimiento fácil y espontáneo. Por consiguiente, si es verdad que existen dos caminos bien diferenciados en el Deporte contemporáneo, se nos imponen algunas preguntas: ¿Quiénes agencian estas dos realidades? ¿No sería menester diferenciar también los procesos de formación de estos agentes?
Desde luego, en este ensayo voy a presentarles algunas de las condiciones para la formación de educadores deportivos, quienes deberían acceder a la profesión por una preclara vocación de ayuda hacia los deportistas y no por simple voluntad o interés laboral. Cagigal empleaba la expresión Neoquijote 2 para designar a esas personas que reúnen es sí, principios de acción realista, pero sobre todo, una gran capacidad idealista, frecuentemente, percibidos por sus colegas, como anacrónicos en estos tiempos de materialismo e individualismo dispersante.
En pocas palabras, les propongo centrarnos en el educador deportivo, como articulador calificado del lazo pedagógico con los deportistas en desarrollo. Otros interrogantes que se me ocurren para compartir con los lectores serían: ¿Qué características debería reunir para ustedes un buen educador deportivo? ¿Cuáles serían sus papeles a desempeñar y su responsabilidad para con los deportistas más jóvenes? ¿Los términos entrenador o agente designan las mismas funciones?
En el primer apartado del ensayo, ubicaremos las características del buen educador deportivo, sus ideas y principios realistas de actuación. De ahí, abordamos su contribución a formar criterios en los deportistas jóvenes, los padres y otras personas con las que comparten los ámbitos de trabajo. En concreto, se establece la disposición de servicio y de ayuda en el tiempo - espacio que alcance el educador con su dialéctica.
En el segundo apartado, nos ocuparemos de la socioenergética y de la responsabilidad educativa de los docentes frente a sus deportistas. A propósito, subrayaré la relevancia de la palabra argumentada, del ejemplo de vida, y de los valores que representa el educador, como los recursos existenciales calificados para dinamizar el desarrollo deportivo de otras personas.
Por último, en el tercer apartado cerraremos con algunas herramientas conceptuales a incluir en la formación futura de los educadores deportivos, como: a) Dialogía; b) Verdad supraindividual; c) Composición. Asimismo, les ofreceré algunas sugerencias en las que me interesa insistir para el mejor desempeño de los educadores deportivos como buenos políticos.
En síntesis, la principal pretensión del ensayo es aportarles algunas sugerencias para formar a los futuros educadores deportivos a partir de un Modelo Pedagógico Neohumanista (MPDH). Una labor para luchadores optimistas, esos que saben tejer con los hilos de la vocación y la responsabilidad para con los recién llegados.
2. Las características del buen educador deportivo
Comencemos por la conciencia de educador, que aparece tanto o más en el juego que en las clases. A muchos dirigentes les alcanza el afán victorioso, y sacrifican a ese ídolo sus deberes.
Figura Nº 1. Características del buen educador deportivo
Fuente: Base de informes esquemáticos “RIPMESOS” (Ramacciotti, 2008)
Entre las características más salientes, que debería reunir todo buen educador deportivo, para el desempeño de la importante función de ayudar al deportista en su formación cuentan:
a. Ser un ayudante calificado.
b. Ser buen organizador.
c. Ser un realizador eficaz.
d. Ser un ejemplo de vida.
e. Ser recto.
f. Ser conocedor de hombres.
g. Ser un buen político.
Figura Nº 2. El educador deportivo como Neoquijote
Fuente: Base de informes esquemáticos “RIPMESOS” (Ramacciotti, 2008)
El futuro educador deportivo, es un enamorado de las buenas ideas, pero sólo actuaría conforme a principios realistas. Cagigal llamaba “Neoquijotes” a estos hombres dinámicos e idealistas de realidades. Estos, son portadores de valores morales, pese a que en tiempos de hegemonía materialista e individualista, son objeto de incomprensión en muchos sectores de su sociedad afectados por otros intereses. Sin embargo, en su persona, reúnen una experiencia de vida valiosa y comunicable, con una voluntad de sacrificio y autenticidad, que lo dotan de la aptitud socioenergética requerida para generar movimiento, cambio y transformación en las circunstancias temporo-espaciales por donde les toca transitar. Por último, son hombres de acción virtuosa, que contribuyen a formar criterios en los deportistas jóvenes, los padres y otras personas que comparten los ámbitos de vida.
Un buen educador en el deporte, nunca dominará y mandará a sus alumnos, puesto que su disposición tenderá al servicio y a la ayuda de niños, adolescentes, adultos, ancianos, personas con capacidades diferentes, dirigentes, políticos, comunicadores, científicos, técnicos, y cuantas personas coincidan en tiempo y espacio al alcance de su dialéctica.
Figura Nº 3. El educador de deportistas adolescentes
Fuente: Base de informes esquemáticos “RIPMESOS” (Ramacciotti, 2008)
Al educador de deportistas adolescentes, además de sus conocimientos específicos del deporte de su especialidad, deberá ser una persona prestigiosa y libre de pensamiento, que sepa comunicar una visión amplia de los fenómenos humanos y sociales de su tiempo. El grupo generacional adolescente, demandará de él, la capacidad de “volver a nacer”, en un tiempo que no es el de su propia formación (siempre pasado). Un educador, que no cuente con esta singular capacidad de ajuste temporal y humildad generacional, no sería apto para trabajar con estas edades (el siglo XV del desarrollo humano, inicio del proyecto adulto).
3. Socioenergética y responsabilidad educativa de los educadores deportivos
Es deseable que un buen educador deportivo, sea portador de alguno, o algunos de los tres principios socioenergéticos presentes en los grandes hombres de la Historia de la civilización:
Ideología.
Mito.
Movimiento.
Figura Nº 4. Principios socienergéticos
Fuente: Base de informes esquemáticos “RIPMESOS” (Ramacciotti, 2008)
Cuando el docente sea consciente de sus posibilidades socioenergéticas3, arrastrará a sus deportistas por la palabra argumentada, por el ejemplo de vida, y por los valores que representa4, y no por mandato o coacción. En el mundo del deporte, como realidad sociológica, no sólo educa el profesor de Educación Física, sino todos los actores sociales con alguna responsabilidad en el perfeccionamiento humano y en la transformación de la sociedad. En definitiva, con lo dicho hasta aquí, podríamos atribuir alguna responsabilidad educativa a los siguientes actores sociales del deporte:
“Los Entrenadores deportivos”: Saben que sus discípulos son jugadores. Sus armas son sólo el ascendiente personal y la convicción. Quizá sea más difícil educar al adolescente en su vida lúdica que en el trabajo serio. El entrenador debe ser un conocedor de hombres, porque en definitiva es un formador de hombres.
“La experiencia vital del educador”: Es valiosa la experiencia de vida. El educador ha de ser recto, de buena vida, puesto que transmitirá lo que ha vivido, tal como lo haya vivido. No atacar los modos naturales de los jóvenes. Para enjuiciar con justicia el problema es menester partir de dos hechos incontrastables.
“El árbitro”: Puede equivocarse. Su mayor beneficio es el prestigio como árbitro y como persona. Es limitado. Es un deportista lleno de afición. El aspirante a árbitro es un gran aficionado que siente verdadera vocación. El árbitro, por el hecho de ser designado, posee autoridad.
“Los docentes de Educación Física”: Los educadores físicos, dejaron las principales estructuras del deporte en manos “educativamente” incompetentes. La prioridad de los educadores nos es el espectáculo ni el mero resultado deportivo, sino que les interesa mejorar al hombre y mejorar la sociedad.
“La Academia Olímpica Internacional”: Es su papel estudiar el presente olímpico y su organización.
“El Psicopedagogo”: Es el hombre que orienta el deporte primordialmente como actividad directamente aplicada al sano desarrollo del hombre. El psicopedagogo,5 con el bagaje experimental y científico de sus colegas psicólogos, aplica y orienta el deporte al servicio de un sano desarrollo anímico e interacción psicofísica.
“Los altos responsables” (dirigentes y políticos): Con formación en materia deportiva o de educación física. Reúnen aporte científico disponible, con los espacios de decisión política.
“Los científicos”: El deporte es objeto y víctima de un proceso que le confiere un carácter cada vez más científico, incluso en la escuela. La ciencia debe ayudar a los docentes y no emplear una dialéctica insoportable.
“Los filósofos” (la metafísica): La realidad es mucho más ancha y profunda que todo aquello que es capaz de ser medido, sobre todo cuando esa realidad es el hombre; que siempre hay algo más allá de la “fisis”, algo metafísico, lo cual nunca debe ser olvidado y mucho menos despreciado.
“Los profesionales de la información”: En orden a la creación de unos valores positivos. La divulgación de esta manera de entender el espectáculo deportivo estará en manos de los profesionales de la información. Ha de informar a las nuevas generaciones de aficionados acerca de valores que están latentes en el juego deportivo, y que quizá aún no haya descubierto. Esta es una de las funciones de la “educación permanente”.
“Los dirigentes”: El deporte-espectáculo no estropea al deporte-praxis; sino que cada vez tiene menos que ver con él. Las tareas que incumben a los dirigentes de uno y otro deporte son dispares.
“Gentes con convicción, ilusiones y lógica”: Los dialogadores que respetan otras ideas, pero que están convencidos de las suyas, al punto de tornarse reiterativos.
4. Los educadores deportivos como agentes formadores
Presento este apartado con una provocación inicial que planteé durante una clase introductoria a un curso de entrenadores en España: ¿Qué significa ser agente en la formación de deportistas? ¿Cuáles serían las condiciones para agenciar esta formación?
Comenzaré por un aspecto central, el agente tiene por vocación la restitución, desarrolla estrategias de recorrido en base a las capacidades con que cuenta para "afectar" a sus deportistas y "ser afectados" por éstos. Por ende, su pensamiento (como capacidad de afectar y ser afectados) adquiere una preponderancia mayor al ser reclamado como articulador de las situaciones, como orientador de los modos actuales de composición en los campos de juego y de entrenamiento.
Una vez afectado por los otros, el agente nunca se posicionará como poseedor de ninguna verdad, ya que la misma está fuera de los límites de su conciencia. Para alcanzarla necesita de la comunicación dialógica. La dialogía es el modo de conocimiento que cabe entre "sujetos agentes". En esto, no olvidemos que tanto los entrenadores como los deportistas, son sujetos, y que la verdad situada siempre es del orden de lo supraindividual. En otras palabras, los deportistas protagonizan, y los entrenadores-agentes ayudan, acompañan, orientan, nunca mandan ni obligan. No tienen la verdad. Esto explica, entre otras cosas, la escasa estética de juego, que tienen esos equipos deportivos hipermecanizados de libertades coartadas. No expresan. Que pueden ganar: ¡¡¡Por supuesto!!! Pero no divierten, no transmiten más que el brillo y la humedad del sudor de la “batalla”.
Con algunos de mis estudiantes (futuros educadores físicos) me permití el siguiente comentario al observar un partido de fútbol correspondiente a la Primera División de la Liga Argentina:
Con respecto a la dialogía, aclaremos que el agente no produce ideas "sobre" el mundo, sino "en" el mundo, "el mundo como acontecimiento" (y no como el ser de algo dado). Por eso, Implica la inclusión del deportista-oyente en el sistema (estructura) del equipo deportivo (verdadera célula de socialización). A saber, el pensamiento de un agente no es sistemático sino “dialógico" y, en tanto tal, podemos tomarlo como índice de composición de situaciones.
Ustedes:
¿Cómo enseñan una estrategia o un sistema ofensivo de tal o cual deporte? ¿Tiene lugar la dialógica profesor-jugador y jugadores-jugadores? Con las respuestas, podríamos comenzar a cuestionar el propio posicionamiento como agentes frente a grupos de jóvenes deportistas.
Además, el agente se esfuerza por traducir la dispersión en situación. Es hablante (sujeto) e intenta expresar los pliegues de su alma: producir, con otros, el sentido que todo el diálogo mismo prolonga. Como tal, el sentido, sometido a la elaboración dialógica del agente implica una fuerza de (re)apertura de situaciones del pasado a partir de la interrogación de la memoria. Así, no hay que apegarse a los manuales ni a las planificaciones rígidas, los educadores deportivos deberían, para agenciar los acontecimientos, estar abiertos a las situaciones, siempre singulares: No existen dos planteles iguales, la socioenergética de cada grupo humano es diferente.
Por eso, el educador deportivo se desempeña con una política de la composición para la cual de poco valen los saberes "a priori". La palabra ajena al interiorizarse, no se volverá sentido pleno, sino nueva interrogación: el pensamiento no deja de transversalizar el diálogo empujándonos a decir, a preguntar, a comprender lo que los deportistas que formamos tratan de decirnos. Ofrezco algunas sugerencias en las que insistiría para que los futuros educadores deportivos se desempeñen mejor como buenos políticos:
Acepten un presupuesto igualitario en el querer decir y entender con los deportistas en formación.
Conviertan la Escuela, el Club, la Sesión de entrenamiento, en un laboratorio diario, donde se formulan: a) Preguntas; b) Asombros; c) Intervenciones; d) Hipótesis de trabajo. Cualquier sistema de juego será una hipótesis a probar entre todos.
Transmitan a sus deportistas cuidando siempre no tomar a estos últimos por objeto.
Reorganicen su papel en el proceso de aprendizaje. No son los que mandan (pobres los que así piensan), su autoridad esta en la palabra y en la síntesis de virtudes que no necesita de mayores discursos.
Soporten el peso de la situación anterior, es decir, cuando las metas no se cumplen o no se llegan los resultados buscados, trabajarán sobre los poderes que inhiben la efectuación de modificaciones individuales y colectivas. Para agenciar se debe trascender la pasividad de la queja, con una secuencia que va desde el malestar hasta su acción concreta: 1) Del malestar a su expresión; 2) De su expresión a su comunicación; 3) De su comunicación a la efectuación de sus consecuencias.
No intenten inscribir lo sucedido en una totalidad de sentido previa, tal vez añorada, en cambio deben componer una situación nueva con este nuevo grupo de jóvenes.
Provoquen nuevos sentidos para recomponer un mundo común con los deportistas; por ejemplo, entre los fragmentos dispersos después de las derrotas más sufridas. Al fin y al cabo, la existencia deportiva es 50 y 50 a repartir entre los festejos victoriosos y los lamentos de los fracasos.
Quienes hayan pisado un campo de juego alguna vez, no necesitan que los sobrecargue con más argumentos, porque saben perfectamente de las situaciones a las que me refiero.
5. Conclusiones
Para el cierre del ensayo, voy a recapitular algunas de las reflexiones que considero centrales, al menos para garantizar el alcance de nuestro objetivo, que es aportar a la formación de los futuros educadores deportivos capaces de agenciar la praxis deportiva, orientándose por un Modelo Pedagógico Deportivo Neohumanista (MPDH).
El buen educador deportivo debería ser: a) ayudante calificado; b) buen organizador; c) realizador eficaz; d) ejemplo de vida; e) persona recta; f) conocedor de cada deportista; g) buen político para componer escenarios.
Además, sería recomendable que el educador deportivo cuente con potencia socioenergética para arrastrar a los deportistas jóvenes valiéndose de tres (3) recursos principales: a) la palabra argumentada; b) el ejemplo de vida; c) por los valores que representa. Su modus operandi nunca será la dominación y la coacción sobre los deportistas.
Debemos ser conscientes de que en la realidad sociológica del Deporte contemporáneo, no sólo educa el profesor de Educación Física, sino que cuentan otros actores sociales con poder e influencias suficientes para componer escenarios, a veces propicios y otras desfavorables, para nuestros dos fines secuenciados: En primer lugar, la plenificación del deportista; a partir de allí, la mejora del grupo, del equipo, de la sociedad.
Les apunto algunas de las claves para repensar la práctica docente de los futuros educadores deportivos:
Posicionarse desde el presupuesto igualitario para entenderse con los deportistas.
Concebir la praxis deportiva como laboratorio diario.
No tomar a los deportistas por objeto; son sujetos de afección mutua.
No mandar, su autoridad estriba en el habitus,6 la síntesis de virtudes.
Trascender la pasividad de la queja.
Sospechar de la totalidad de sentido previo (el que reina en los despachos).
Componer una situación nueva con cada grupo de deportistas.
Estimados lectores, les agradezco que hayan llegado con su lectura hasta este instante, donde los invito a sumarse a esta “Quijotada”, desafiante ¿Es cierto? Pero que no sabe de Molinos, sino de una realidad del deporte federativo que se aleja cada día más de cualquier sistema que se ocupe de educar y mejorar la sociedad. Sin embargo, si formulamos propuestas concretas, que entiendan el deporte como conducta humana primaria de protagonización, sumando para cada contexto, la disposición de los futuros educadores deportivos para hacer con el juego deportivo una práctica educativa, estaremos recuperando el camino del deporte como cultura. Confío en el efecto multiplicador de esta humilde escritura.
Me despido de ustedes con un fragmento de Juntos a la par, tema musical interpretado por Norberto “Pappo” Napolitano7, que nos puede ayudar (y mucho) para entender nuestra elección por el Nehumanismo deportivo8, movimiento con centro y fin en los deportistas:
Notas
Llamo Deporte organizado a la red de Federaciones deportivas y Organismos internacionales que han institucionalizado esta parcela de la cultura y la regulan con su normativa.
Cagigal utilizó la expresión Neoquijote para designar a los Hidalgos e idealistas de realidades. Hombres que respetan a otros hombres; cristianos que entienden a otros cristianos, y a los que no lo son. Para nuestro personaje, los pioneros del neoquijotismo son objeto de mofa por la inflación del tecnicismo que ha esclerosado un ancho espíritu de nuestra sociedad.
Socioenergética es esa energía que nace de la relación de dos o más personas para integrar sus esfuerzos en una dirección compartida.
No que declara sino que vive sus valores. Su vida es el ejemplo.
Es un profesional que trabajará junto al médico y al fisiólogo deportivos, que por su parte analizarán y orientarán la actividad física y competitiva hacia un pleno y equilibrado desarrollo orgánico.
El habitus es uno de los conceptos centrales de la teoría sociológica de Pierre Bourdieu. Por tal podemos entender esquemas de obrar, pensar y sentir asociados a la posición social. El habitus hace que personas de un entorno social homogéneo tiendan a compartir estilos de vida parecidos.
Norberto «Pappo» Napolitano fue uno de los fundadores del género musical conocido como «rock nacional» en Argentina, a fines de los años 60.
El Neohumanismo deportivo no es un movimiento contrahegemónico, que denuncie o se enfrente a las cumbres políticas del Deporte Internacional, ya que sus postulados sólo buscan distinguirse, en sus principios y fines, de esas macroestructuras globalizadas. Es así, que no dilapida esfuerzos en una lucha desigual, en cambio, si los concentra en la apertura de foros para la crítica de la realidad sociológica del deporte contemporáneo.
Bibliografía
Cagigal, J. M. Deporte, pedagogía y humanismo, Comité Olímpico Español, Madrid, 1966, 175 págs.
Cagigal, J. M. Deporte, pulso de nuestro tiempo. Editora Nacional, col “Cultura y deporte”, Madrid, 1972, 238 págs.
Elías, N. Deporte y ocio en el proceso de la civilización. FCE, México, 1992.
Fernández Enguita, M. Educar en tiempos inciertos. Madrid, Morata, 2001.
Huizinga, J. Homo ludens, Madrid, Alianza Editorial 1938.
Izuzquiza, I. Filosofía del Presente. Una teoría de nuestro tiempo. Madrid. Alianza Editorial, 2003.
Pedraz, M. V. “Propuestas actuales de la Teoría de la Educación Física”, en Teoría Pedagógica de la Actividad Física, Gimnos, Madrid, 1988.
Puiggrós, A., Volver a educar. El desafío de la enseñanza argentina a finales del siglo XX. Buenos Aires, Ariel, 1995.
Ramírez Macías, G. “Deporte vs juego, a la búsqueda de un concepto integrador”. EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires - Año 10 - N° 94 - Marzo de 2006. http://www.efdeportes.com/efd94/deporte.htm
Torres Santomé, J. Educación en tiempos de neoliberalismo. EDICIONES MORATA, Madrid, 2001.
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