Términos, conceptos y expresiones de pedagogía deportiva en la literatura Cagigaliana (1957-1981). Una investigación bibliométrica |
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Doctor en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (Universidad de León, España) Calificación de la Tesis Final: Sobresaliente "Cum laude Unánime" Mención de Calidad Europea 2008 Doctor en Educación (Universidad Católica de Santa Fe) Calificación máxima (unánime) Magíster en Educación Física de la Universidad de Salamanca (España) Calificación de la Tesis Final: Sobresaliente "Cum laude" Licenciado en Educación Física (U.N.R.C.) Especialización en Constructivismo (FLACSO) Diploma Superior en Ciencias Sociales con mención en Constructivismo y Educación (FLACSO). Diploma en Entrenamiento (Universidad Católica de La Plata) Diploma Superior en Gestión Educativa Entrenador Internacional F.I.V.B. Voleibol (Nivel I) |
Dr. Daniel Pablo Ramacciotti (Argentina) |
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Resumen Entre los escritores de habla hispana que se inscriben en la perspectiva humanística del deporte, figura José María Cagigal, Director fundador del INEF de Madrid y presidente reelecto de la AIESEP. La pretensión de este opúsculo es extraer de la literatura del autor español los términos, conceptos y expresiones analógicas o metafóricas sobre el Deporte de su tiempo. En la metodología empleada, de tipo descriptiva y documental, se vaciaron los ocho (8) libros publicados en el período 1957-1981 con la técnica de categorización emergente para análisis de contenido textual. El reporte de investigación concluye con un listado que reúne los 193 términos, conceptos y expresiones empleados en la pedagogía deportiva implícita en la literatura analizada. Palabras clave: Pedagogía. Cagigal. Deporte. Conceptos. Literatura.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires - Año 16 - Nº 156 - Mayo de 2011. http://www.efdeportes.com/ |
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“…Si mis libros, desde aquel primero, Hombres y deporte, han llevado una línea teórico-práctica y mi función ha sido la de descubrir valores pedagógicos dentro del mundo del deporte, acabando con la realidad del INEF, me veo más práctico que teórico”.
José María Cagigal
1. Introducción
La racionalidad tecnológica, alimentó a la Educación Física competitivista y tecnocrática, en donde el deporte fue entendido como un fin en sí mismo, y en un medio para la reproducción de los valores dominantes en la sociedad. La enseñanza del deporte, necesitará de los pedagogos del siglo XXI, un encuadre axiológico superador y rectificador de las desviaciones materialistas.
Así, en el próximo futuro, la iniciación en el deporte, desde una perspectiva “Neohumanista”, debería priorizar los contenidos actitudinales y la dimensión valorativa, por sobre la tradición del “saber hacer”. El deporte así aprendido, buscaría trascender a otros ámbitos, acompañando al hombre durante toda la vida (Durántez, García Ferrando, Iglesias, López, Montserrat Tresseras, Durán, Hernández Vázquez, Olivera Beltrán).
Entre los escritores de habla hispana que podemos inscribir en esta perspectiva, figura sin dudas José María Cagigal, Director fundador del INEF de Madrid y presidente reelecto de la AIESEP hasta su inesperada muerte (1983). Este hombre, analizó el Deporte valorando toda su colosal y gigantesca estructura, desde los sólidos pilares de sustentación institucional-globalizada, hasta aquellos aspectos primigenios y metafísicos de reserva lúdica alojada en las profundidades del hombre.
Por lo tanto, la pretensión y principal contribución de este artículo, es extraer de la literatura de José María Cagigal (1957-1981) los términos, conceptos y expresiones que el autor español utilizó en su pedagogía deportiva. Los interrogantes que echamos a andar en esta oportunidad fueron: Para el autor ¿Qué era el deporte? ¿Qué era la educación? ¿Cuál su concepción de hombre?
Las respuestas a estos interrogantes se podrían destinar, muy especialmente, a enriquecer el corpus teórico y conceptual empleado en la actualidad durante la formación de los futuros profesores de Educación Física y entrenadores deportivos en las diferentes disciplinas.
2. Metodología
2.1. Muestra
En la selección de la muestra, aplicamos el criterio de "representatividad", para decidirnos por la opción de los ocho mejores libros del autor; de este modo, resolvimos el problema de la gran dispersión de la obra escrita por Cagigal (que incluye además 147 Artículos, 171 conferencias, 13 mesas redondas y coloquios, 30 prólogos y presentaciones, 3 reseñas bibliográficas, 10 investigaciones, 60 cursos académicos y seminarios docentes, 11 publicaciones diversas, 17 trabajos inéditos, 26 direcciones de Tesinas). Por lo tanto, en esta investigación nos limitamos al género Libro, ordenados para el análisis siguiendo la secuencia cronológica de publicaciones, tal como la hacemos constar en el siguiente cuadro:
AÑO
Título del libro
1957
Hombres y deporte, Taurus. Colección “La Veleta” nº 5, Madrid, 11 de junio de 1957, 374 págs.
1966
Deporte, pedagogía y humanismo, Comité Olímpico Español, Madrid, 1966, 175 págs.
1972
Deporte, pulso de nuestro tiempo. Editora Nacional, col “Cultura y deporte”, Madrid, 1972, 238 págs.
1975
El deporte en la sociedad actual. Prensa Española Magisterio Español, Madrid, 1975, p. 161.
1976
Deporte y agresión. Planeta, 1976, 189 pág.
1979
Cultura Intelectual y cultura física. Kapelusz, Buenos Aires, 1979, 116 págs.
1981
Deporte: espectáculo y acción, Salvat, Barcelona, 1981, 64 pág.
1981
¡Oh deporte! (Anatomía de un gigante). Miñón, Valladolid, 1981, 236 págs.
2.2. Procedimiento
Realizamos la categorización emergente del análisis de contenido practicado a los ocho (8) libros seleccionados. Al vaciar los textos, listamos las categorías emergentes en tres (3) Macrocategorías: a) Términos; b) Conceptos; c) Expresiones metafóricas o analogías.
En el análisis se emplearon los programas informáticos “SPSS 15.0” y “RamQua 2007” para codificar el contenido.
3. Resultados
La tabla Nº 1, suministra información cuantitativa acerca de la cantidad de respuestas emergentes totales y para cada uno de los libros analizados. La mayor cantidad de términos, conceptos y expresiones, fueron extraídos de Hombres y deporte (42) y de El deporte en la sociedad actual (36); mientras que aportan, pero en menor cantidad, los libros Deporte, pedagogía y humanismo (16), Deporte y Agresión (16) y Cultura intelectual y cultura física (16).
Tabla Nº 1. Términos, conceptos y expresiones emergentes en la literatura cagigaliana (1957-1981)
Fuente: Análisis de contenido de los libros de José María Cagigal (2009)
De estos datos, se desprende que desde el primer libro publicado por Cagigal en 1957, existe una clara intención de expresar con definiciones, metáforas y analogías, el significado de los fenómenos u objetos implícitos en la textualidad de la comunicación. Además, en los ocho libros (en algunos más y en otros menos), se extrajeron conceptos en cantidad, puesto que en ninguno de ellos se cuenta con un valor inferior a las 16 unidades de significación. Por último, otra cifra que apoya lo antedicho, son los 19 extractos de Deporte, espectáculo y acción, uno de los libros más breves de la producción Cagigaliana. En otras palabras, en los ocho (8) libros que componen la muestra de nuestra investigación, existe una de las características del buen comunicador en el autor; que es la preocupación por la comprensión del mensaje por parte de los receptores (los lectores). En otras palabras, una preocupación del emisor que podríamos sintetizar con la expresión: “de qué hablamos cuando hablamos de…”.
3.1. Glosario emergente de la literatura cagigaliana
Después del definiendum de cada uno de los términos, aparecen entre paréntesis el código del texto al que corresponde cada extracto. Entonces: Hombres y Deporte (M1); Deporte, Pedagogía y Humanismo (M2); Deporte, pulso de nuestro tiempo (M3); Deporte en la sociedad actual (M4); Deporte y agresión (M5); Cultura intelectual y cultura física (M6), Deporte: espectáculo y acción (M7); Oh Deporte, anatomía de un gigante (M8).
Acento cerebral (M3): El ajedrez es un acento cerebral en medio del deporte y es a la vez juego deportivo humano en medio de las automatizaciones cerebrales de nuestro tiempo.
Actitud vital lúdica (M7): Lo deportivo, que conceptualmente no entiende ni expresa el niño de dos años, pero que lo capta, encasilla y usa correctamente el de cuatro, hace referencia a una actividad simple donde convergen la ejercitación corporal con el talante competitivo (retador, pulsador, medidor, desafiante).
Adherencias sociológicas (M5): No tenemos necesariamente que pensar, al juzgar el deporte, en muchas de las adherencias sociológicas que ha adquirido en su paseo y desarrollo por la historia, principalmente en el último siglo; no nos dejemos llevar de lo mucho censurable que el deporte como hábito, como institución, como manipulación, arrastra.
Agonismo esencial (M1): Es esencial en el deporte el agonismo. Por consiguiente, todo verdadero deportista, actor o espectador, participa de la pugna, de un afán de victoria. El espectador imparcial que presencia con indiferencia afectiva una competición por sólo el placer estético, degusta un elemento que existe en el deporte, más no es integralmente deportista; le falta su especificación.
Agresión (M5)
Agresión adaptativa (M5): Distinción que hace Fromm entre la agresión biológicamente adaptativa, favorable a la vida y benigna, y la agresión biológicamente no adaptativa y maligna.
Agresividad (M5): El origen o sustancia de la agresividad está en tres elementos necesarios para la conservación, el desarrollo y el mejoramiento de una especie: la territorialidad, la jerarquía, la pareja y la familia.
Alta competición (M4): Es impreciso e ilógico denominar a la línea del gran deporte espectacular como la del deporte de alta competición o agonístico, frente al deporte-masa o educativo. Prácticamente en todo acto deportivo hay competición, hay agonismo. Dos niños al echar una carrera “a ver quién llega antes a la esquina”, ajenos a toda organización federativa, en realidad compiten; hacen verdadero deporte, que entra de lleno en la línea del deporte-praxis. Aclaraciones como alta competición podrían ser válidas, pero siempre existiría una impropiedad terminológica.
Alternancia bifásica (M2): Periodos sucesivos donde la personalidad se adentra en sí misma, se identifica y define por un lado, y por otro se relaciona más y más con el mundo exterior.
Alternativa dialéctica (M8): El deporte no es más importante ni mejor que la vida seria. Si toda la vida se transformase en deporte, éste perdería su principal virtud de alternativa dialéctica.
Amateur (M7): El famoso Amateur Athletic Club declara en 1866 que es amateur todo gentleman que nunca haya tomado parte en una competición pública; que no haya combatido con profesionales por un precio o por dinero que proviniese de las inscripciones o de cualquier otro sitio; que en ningún período de su vida haya sido profesor o monitor de ejercicios de este tipo como medio de subsistencia; que no sea obrero, artesano, ni jornalero.
Anhelo de aventura (M3): La aventura nos señala una marcha hacia la ventura, dicha o felicidad.
Aprendizaje a la vida (M2): Es una constante repetición de la tricornia tesis-antítesis-síntesis. Las antítesis u obstáculos bien superados enriquecen a la personalidad con las síntesis subsiguientes, que al obligar al mecanismo correspondiente a un esfuerzo de superación hacen poner en juego reservas energéticas, nuevas correlaciones, y dan paso a más enriquecidas apetencias y posibilidades.
Aristocracia del dinero (M8): Al referirse al concepto inglés de “amateur”, Cagigal afirma que “esto ya no era aficionado, esto ya era aristocracia y de la peor, la del dinero”.
Arnold (M1): El gran introductor del moderno deporte en Inglaterra era un eminente educador: Thomas Arnold. Su labor en el colegio de rugby fue inspirada e impulsada por estas ideas: “El mundo del deporte es un microcosmos; una miniatura de la sociedad humana”. Una asociación deportiva es una sociedad en pequeño; un equipo de fútbol, un diminuto ejército. Hay jefes, pero no tiranos ni dictadores, y la autoridad del que manda queda siempre sometida a aquellos que se la confiaron. Hay en el deporte jefes y jueces; hay sociedades, reglas, leyes; adversarios y colaboradores; lealtad, sumisión... Thomas Arnold, ya en la primera mitad del siglo XIX, supo descubrir las energías sociales que se encerraban en aquellas formas lúdicas al alcance de todos.
Artesanía lúdica (M2): El juego deportivo es quizás el instrumento en manos del hombre con más posibilidades en la lucha directa contra la automatización (…).actividad múltiple donde entran en juego los resortes ordinarios de toda la personalidad. La misma jugada en un partido, con la velocidad de elección y ejecución entre varias posibilidades, adquiere visos de artesanía (…) Desaparece la artesanía mercantil; se hace más perentoria la artesanía lúdica. En el hombre siempre debe existir un artífice.
Atleta (M7): Según otra leyenda, el instaurador de los Juegos en Olimpia fue Atilios, primer rey de la Hélida, hijo de Zeus y de Protógenes, de cuyo nombre derivaría la denominación de “atleta” que se daba a los participantes.
Autenticidad (M1): Significa ante todo hombría para mantenerse fiel a sí mismo, a sus principios. Mostrarse siempre él mismo sin claudicación. Es virtud radicalmente humana.
Autocontrol (M1): El deporte es un tipo de autocontrol que no puede abstraerse de todo su contexto, de este rico panorama humano.
Autonomía (M3): Síntoma de un buen desarrollo de la persona (no ha de entenderse necesariamente como antisocial, individualista y egoísta).
Base filosófica existencial (M4): Esta consideración podría ser expresada según la terminología “yo-circunstancia” de Ortega. La circunstancia condiciona y transforma parcialmente el yo. Este influye y transforma la circunstancia; y, finalmente, la circunstancia-hombre califica, mentaliza, sitúa, emplaza al yo. En esta tercera dinámica, referente exclusivamente a la circunstancia humana, se apoya toda la base filosófica existencial de la relación humana sociológica, que dará origen a toda la teoría del “rol”, “status”, estereotipo, etc.
Binomio profesionalismo-amateurismo (M4): Es una consecuencia más de la espectacularidad. Precisamente en ella descubrieron los mercantilistas la oportunidad de ganar dinero. Este lo recibirían de los espectadores que arrastraba tras de sí esa práctica deportiva. Los espectadores que aceptaron pagar para ver deporte, exigieron de los protagonistas una eminente prestación. Los empresarios se vieron forzados a alimentar o a pagar a los protagonistas que habían de prepararse con muchas horas de entrenamiento diario.
Boxeador (M3): Profesionales que ganan dinero por boxear, que son fundamentalmente apoyados por unos seguidores. En ella, como en cualquier otra profesión, quien la asume debe responder al juego aceptado. El boxeador debe boxear con inteligencia, técnica, preparación, pero ante todo con profesionalidad. Un boxeador que tras largos años de duro camino llega a la disputa de un título mundial, defiende en la contienda no sólo la más alta oportunidad de su vida, sino el anhelo de miles de seguidores, cuya contribución económica y sobre todo moral fue parte importante para su encubrimiento. El ha de sentirse socialmente obligado a rendir al máximo (…) es un profesional exigente; un valiente, un hombre, un héroe (…) Se arriesga entre los riesgos que exige su profesión, máxime cuando se camina por la cumbre; como se arriesga el torero que se arrima o el campeón que acelera su bólido.
Boxeo (M3): Siendo consciente de que puede existir en él brutalidad, es el deporte más épico de cuantos existen. Un combate de boxeo tiene algo de justa, de primitiva dureza, de arte mágico coetáneo de la época rupestre y a la vez de técnica exquisita. En el boxeo se liberan muchas decantaciones ancestrales reprimidas; entroncamos quizá con el troglodita o el aborigen. No sé si el boxeo será manifestación recesiva de terribles e insatisfechas agresividades o más bien canalización honrada y lúdica de otros más evolucionados antagonismos y odios con los que intentaríamos cornear o apuñalar por la espalda a los semejantes de nuestra era civilizada. Quizá haya mezcla de ambas cosas. En tal caso, bien venido fuere, por su condición purificadora.
Caballerosidad (o “limpieza” del juego deportivo) (M5): Es una importante conquista cultural de la Humanidad. Además, el deporte tiene un efecto benéfico porque hace posible la competencia verdaderamente entusiasta entre dos comunidades supraindividuales.
Campeón (M2): Es un principio dinámico de acción deportiva.
Campeonismo (M2): Es veneno psicológico que acecha al deporte. Si, debido a sus bienes sociales e individuales, se debe fomentar el deporte, es necesario admitir, dada la psicología humana, el campeón. La cercanía de este alienta, estimula, aglutina. Es como una meta cercana, aprehensible, que polariza una serie de tendencias lúdicas elementales. El campeón es un principio dinámico de acción deportiva. Pero el “campeonismo” psicológico es una peste que pronto se hace colectiva y que lleva al envilecimiento de la personalidad.
Características esenciales del ocio (M3): 1) Ocupación voluntaria; 2) Descanso; 3) Diversión (recreo); 4) Formación (información); 5) Participación social; 6) Capacidad creadora (desarrollo de la); 7) Recuperación.
Centro agresivo (M5): La agresividad humana está en el centro de la actitud deportiva, del comportamiento que realiza el hombre que participa en el deporte. Bajo formas distintas, muchas veces camuflada, la agresividad se vislumbra en el protagonista del deporte «praxis», donde impera un vocabulario altamente significativo («atacar», «defender», «contener», «marcar», «tiro», «golpe franco»...), y en el suceso del deporte-espectáculo, donde tanto en el grito de ánimo como en el insulto y en el gesto conminatorio se manifiestan netos patrones de agresividad social.
Ciencia I (psicología): Estudia al individuo para que en la práctica deportiva, en la competición rinda al máximo (búsqueda de la coincidencia de los momentos óptima de rendimiento con las coyunturas de máxima responsabilidad competitiva: autocontrol, concentración, motivación integrada, máximo ajuste, etc.).
Ciencia II (psicología): Se preocupa por los beneficios que el deportista puede sacar humanamente de su práctica deportiva: hábitos de control, seguridad en sí mismo, equilibrio, conciencia corporal, ajuste al principio de su propia realidad somática, aprendizaje realista a su posición en el grupo social, etc.; provechos (hábitos, aprendizajes) no solamente transferibles, sino buscados expresamente como transferibles al resto de la vida no deportiva.
Ciencia del deporte (M3): Cagigal recoge afirmaciones de Diem y Meinel para definir que se trata de la ciencia del hombre en movimiento.
Clasificación de deporte (M6): La primera y fundamental clasificación que se impone, partiendo de la misma naturaleza del hecho deportivo es: el deporte como “praxis”; y el deporte como espectáculo. El deporte entitativamente es “praxis”; el deporte extrínsecamente denominado es ante todo espectáculo; del cual se derivará el deporte-resultado, requerido por la sociedad, que puede a su vez conducir al deporte-profesión o al deporte - instrumento.
Concepto deporte (M2): La palabra deporte es de indudable origen latino. Según Paul Adam nace de la expresión de-portare, referente a la salida fuera de las puertas (porta) de la ciudad, para dedicarse a juegos competitivos. Ya en el latín clásico aparece una vez esta expresión (disportat) empleada por el amanuense de Cicerón Tiro. Otros hacen derivar este concepto del provenzal de-porter, vocablo formado hacia el siglo XIII. Esta es la interpretación recogida, entre otros, por Ortega y Gasset. De ella se forman diversos vocablos: “deport, depport, deppors, desport; se desporter, depporter, desporter”. También es ésta, por consiguiente, una expresión de origen latino que ha dado como consecuencia las voces deporte (español), desporto (portugués), diporto (italiano, caído en desuso). El significado coincidente de todos ellos en sus orígenes es el juego competitivo
Conducta corporal (M6): Conducta unitaria (reflejo de la unidad de la persona) que constituye el objeto (o la materia) de la educación física, es decir, la conducta corporal del hombre. Inteligencia, espontaneidad, voluntariedad, fruición, expresión, comunicación, y desde luego, movimiento corporal, actúan conjuntamente en cualquier acto del que se valga la educación física. Es una conducta simple, y es a la vez una conducta que implica a toda la persona superior. Por ello puede llegar a constituirse, de alguna manera, en la más global educación de la persona que pueda ser establecida.
Conducta humana deportiva (M8): Realidad antropológica que da pie a todo el deporte, incluso a la más sofisticada rama del deporte espectacularizado, es decir, el deporte como activa conducta corporal humana, se ha dado prácticamente en todas las culturas, con mayor o menor estructuración y mayor o menor significación social. Es muy difícil encontrar un grupo etnológico del que estén totalmente ausentes algunos atisbos de conducta humana deportiva. Bien sea mezclado con las formas danzantes, o guerreras, o religiosas, o de simple identificación grupal, o bien en estructuras plenamente construidas y ampliamente desarrolladas como en los “agonismata” griegos, el deporte ha acompañado al hombre en su caminata cultural. Conducta plenamente humana en la que convergen elementos instintivos lúdicos, pero donde hay una asunción y aceptación de carácter rigurosamente cultural.
Conductas corporales naturales (M8): El placer que experimenta el niño a los cuatro meses agitando sus piernas y brazos, intentando girar el tronco sobre la cuna, o a los dos años echando sus primeras carreritas de un extremo a otro de la habitación, o a los siete años confrontando ya con cierta ritualización con su amigo a ver quién llega antes a una meta o quién tumba al otro de espaldas en el suelo, o disputando un balón, etc., nos ofrece una gama de conductas corporales naturales insuficientemente descubiertas por una educación físico deportiva demasiado estereotipada, pero abierta a una acción educativa natural de insospechados horizontes.
Constantes humanas (M8): El “animal risibilis”, el “homo ludens”, el “antropos agonistikos”, el “homo aestethicus”, el “hombre imprevisible” el “homo sociabilis”.
Cósmicas fuerzas vitales (M4): Es la realización explosiva del mundo civilizado en forma de estallido deportivo como la protesta viva de nuestras fuerzas animales contra la restricción de movimiento impuesta por el tecnicismo. “Deporte es recuerdo y renovación de cósmicas fuerzas vitales”. En esta línea de profunda expresión humana (en su más extenso sentido biológico) deben entenderse las realidades: canalización de la agresividad; vuelta a la naturaleza; tregua en el tecnicismo.
Cría de campeones (M6): En el gran deporte mundial competitivo ha nacido la “cría de campeones”, segregados de la masa de practicantes a una vida más o menos artificial con todas sus consecuencias.
Cuerpo I (M8): El cuerpo es la entidad mediante la cual el niño empieza a encontrarse consigo mismo, a reflectar sobre sí mismo, a autocomprenderse, a autorregularse. La relación primitiva y permanente con el cosmos; la propia existencia espacial y temporal en el mundo; el medio de lograr el trato y el dominio sobre el mundo. La relación cualificada, personal, libidinal con el otro.
Cuerpo II (M6): Es entidad espacial y voluminosa del hombre a quien le atañe medir, experimentar, explorar, contactar el espacio. Es tarea de una auténtica educación física la adquisición de una perfecta integración humana, primero con el propio espacio (propio-percepción), luego con el espacio y objetos exteriores (exterocepción o extero-percepción), y que todo este enriquecimiento espacio-perceptivo sea asumido, consciente, inteligente, aceptado, en una palabra integralmente vivido como hombre.
Cultura física (M6): Una cultura, cultivo, enriquecimiento y sapiencia por parte del hombre de todo lo que representa su cuerpo; y una objetivación de tales hallazgos y consecuciones en hábito social, en transmisión y tradición, en instauración de valores. Este es el inmenso campo de trascendencia social que se abre a una educación física renovada a partir de la significación antropológico-social del cuerpo.
Cura de campeonismo (M2): Es una concentración de campeones que se convierte en una histórica lección de “cura de campeonismo” para muchos, que se ven reducidos allí al más trivial anonimato; pero puede trocarse también en exaltación de instintos pueriles.
Danza (M6): Es la primera gran libre expresión del ser corporal llamado hombre. La competencia lúdicra (hoy deporte), algo más restringida, es el otro gran modo, culturalmente repetido en diversas civilizaciones con mayor o menor esplendor, como el hombre se ha expresado a través del cuerpo, ha confrontado lúdicamente sus capacidades y las de los demás, se ha experimentado y retado a sí mismo.
De Portu (M1): Los marineros mediterráneos, sobre todo provenzales, solían utilizar la expresión de portu (estar de porta) para significar las temporadas libres entre salidas que pasaban alegremente en el puerto. Los hombres de mar se entregaban entonces a sus diversiones, plenas y exhaustivas, como les ha enseñado a actuar en la vida su maestro el mar. De ahí que por ser llamativos y acentuados esos ocios deportivos marineros, pronto se extienden, en un fenómeno semántico de “generalización” a toda clase de diversión y pasatiempo ruidoso (juegos de azar, competencias físicas, ocios tabernarios, etc); y la palabra deporte adquiere ciudadanía y significación rotunda. Esta es la otra interpretación filológica.
De Portu (M6): Cuando en el siglo XIV los marineros mediterráneos hablaban de “hacer deporte”, “deportarse” o de “estar de Portu”, se referían a una serie de diversiones peculiares en las que confrontaban capacidades o habilidades físicas. La expresión señalaba un juego más o menos competitivo, en forma de ejercitación física.
Deporte (Diccionario de la Lengua Española, 1956, Real Academia) (M1): Recreación, pasatiempo, placer, diversión o ejercicio físico, por lo común al aire libre.
Deporte (M3): Es actividad específica de competición (emulación) en la que se valora intensamente la práctica de ejercicios físicos con vistas a la obtención por parte del individuo del perfeccionamiento de las posibilidades morfo-funcionales y psíquicas, concretadas en un récord, en la superación de sí mismo o de un adversario.
Deporte (M5): Es una forma de lucha ritualizada especial, producto de la vida cultural humana. Procede de luchas serias, pero fuertemente ritualizadas. A la manera de los combates codificados, de los “duelos de honor”, de origen filogenético, impide los defectos de la agresión perjudiciales para la sociedad y al mismo tiempo mantiene incólumes las funciones conservadoras de la especie. Pero, además, esta forma culturalmente ritualizada de combate cumple la tarea incomparablemente importante de enseñar al hombre a dominar de modo consciente y responsable sus reacciones instintivas en el combate.
Deporte (M7): Es ante todo, movimiento corporal natural, desinteresado, comunicativo. Es, en realidad, práctica natural de la motricidad. Cuando un niño de quince meses juega con una bola, la tira, corre detrás de ella, la vuelve a coger y a tirar y con ello se divierte, hace verdadero deporte, el primero y más importante: el deporte que habría que recuperar para iniciar su regeneración.
Deporte (M7): Es parte de la vida del hombre contemporáneo. Bien como práctica, como espectáculo, como simple recepción o “monserga” informativa, el deporte es, por decirlo de alguna manera, uno de nuestros hechos cotidianos. El deporte no es nuevo, no es un ente engendrado en nuestro tiempo; es muy antiguo, casi tanto como el hombre. Lo que sí es propio de nuestra época es el deporte como uno de los alborotos habituales de esta era de aturdimiento.
Deporte (M7): No es una panacea pedagógica, pero es instrumento válido en manos de un buen educador; es una conducta humana rica y llena de plasticidad; y este tipo de conductas constituyen un campo fértil para la construcción educativa.
Deporte (M8): Voy a entender el deporte no como un sistema social ya organizado, tal cual existe plenamente en vísperas de las dos últimas décadas del siglo XX, sino como una actividad humana previa a la organización social, y que es a la vez su causa y posibilidad: el deporte como actividad corporal ludo-competitiva.
Deporte (según Bouet) (M3): Es una actividad institucionalizada de ocio (loisir) con participación corporal, como elemento primordial, de estructuras motrices rigurosamente especializadas, ejercido por sí mismo, en forma de competición, con el objeto esencial de lograr una performance.
Deporte “praxis” (M5): Es el primer deporte, que, originado en un simple juego competitivo de esfuerzo físico, ha ido alcanzando relevancia higiénica, biológica, educativa, humanística, sociodinámica y que hoy va entrando en las preocupaciones conscientes del hombre como realidad que hay que integrar en los hábitos de vida.
Deporte amoral (M1): La energía voluntaria desarrollada en el deporte no es del mismo orden que la actividad moral propiamente dicha. Puede que esta energía sea orientada hacia la práctica de un bien moral, pero ya ha de ser dirigida. En sí, el deporte es amoral. Sus consecuencias son las que resultan buenas o malas, según su utilización.
Deporte como ocio activo (M5): Según la teoría de la instintividad, es una liberación de energía en cuanto a actividad, y es una reorientación de la agresividad hacia un objeto libremente elegido. Diversión sumergida en una actividad totalmente elegida.
Deporte educativo (M1): El ingreso del deporte en el templo de la educación no se tendrá que limitar a un adosamiento lateral junto a las prácticas de estudio, espiritualidad, cultura. Sus valores humanos pueden incorporarse en una integración global de la labor educativa.
Deporte espectáculo (M5): Es un escaparate, un motivo de manifestación.
Deporte espectáculo (2) (M4): Deporte donde cabe citar como realidades principales o funciones básicas: a) ocio pasivo; b) contacto social; c) profesión; d) trabajo; e) rendimiento (resultado); f) política.
Deporte post-occidental (M8): El deporte de la segunda mitad del siglo XX es más universal que el propio universalismo pensado por Coubertin. Tiende a ser un deporte post-británico, post-occidental, capaz de acoger las nuevas demandas del hombre de nuestro tiempo, de los nuevos pueblos que se abren a la historia universal. Capaz de superar conceptos como el del “amateurismo” elitista, el del “esplendor racial”, el del “honor caballeresco”, de asimilar un sentido más profundamente humano de la democracia, del mismo hombre, sea éste fuerte o débil. El deporte que se otea desde la cota de finales del siglo XX rechaza el lema “citius, altius, fortius”. Comprende el significado de autosuperación, de autodesafío, de entrenamiento al esfuerzo que van implícitos en tal exergo; pero puede ser mal entendido en una época en que debe extenderse el “deporte para todos”, el “deporte para cada edad” (¿dónde quedaban siempre los viejos?, ¿dónde los minusválidos?, el “deporte para cada organismo”; el “deporte para cada uno”, distinto, personal, original, creativo...).
Deporte-agresión (M4): El deporte como agresión, es decir, como una posible canalización o ritualización del impulso agresivo humano (catarsis). El deporte como aprendizaje de autocontrol (ascesis) de los propios impulsos agresivos. Tanto el deporte-espectáculo como el deporte-práctica, son susceptibles de un extenso tratamiento con respecto al problema de la agresión.
Deporte-drama (M4): El deporte es un verdadero y elemental dramatismo. Por ello, en su primera denominación desde fuera es espectáculo. No es que el deportista realice su actividad con deseo espectacular. El la realiza impulsado por otro móvil. Pero lo que realiza es directamente “espectacularizable”. La primera mirada, observación que le llega desde fuera sin abstracciones ni intelectualizaciones le contempla espectacularmente. Por eso se le apostilla como espectáculo.
Deporte-Educación (M4): El carácter educativo que tiene la actividad deportiva puede ser entendido y comprendido en el concepto de Educación Física. El deporte, como uno de los movimientos generales y espontáneos del hombre, ocupa lugar central en la Educación Física.
Deporte-entidad (M4): El deporte entitativamente es “praxis”, ejercicio liberador, confrontación personal, realizada activamente. La forma en que el ser, en concreto el hombre y en nuestro caso el deportista es tocado, palpado, iluminado, “circunstanciado” por la circunstancia otro, está condicionada por algún factor primariamente visible, o mejor sensible, evidenciable, del propio ser.
Deporte-espectáculo (M4): La diferencia entre el teatro y el deporte, está en que el teatro nace, se instaura entitativamente en cuanto espectáculo. El deporte, no. Este lo es consecuentemente, como primitiva denominación. El teatro es una especie concreta del género espectáculo; es espectáculo-teatro. El deporte es sólo espectáculo por primera denominación. Deriva, no en espectáculo-deporte, sino en deporte-espectáculo. El deportista con su “praxis” a cuestas, quiéralo o no, lleva un espectáculo en sí; porta espectáculo, lo muestra.
Deporte-espectáculo (M5): Deporte cuyos requerimientos y exigencias venidas de la sociedad del desarrollo, del consumo y del exhibicionismo político le asignan un papel llamativo excesivamente trascendentalizado.
Deporte-espectáculo (M7): Es una diversión pasiva que a veces se trueca en pasión y en sufrimiento. Es alimentado por los resortes del consumismo comercial y político.
Deporte-Juego (M4): Deporte era, ante todo, juego, según los estudios filológicos. No se puede eliminar de un concepto evolucionado una acepción original, sin plena evidencia de que dicha acepción haya caído en total desuso. Y nadie ha logrado “evidenciar” tal desuso. Para ir a practicar cualquier deporte, dicen los niños: “vamos a jugar” al (fútbol, hockey, baloncesto...). De un deportista público se dice: “jugó muy bien Fulano el último partido”. El acontecimiento deportivo más importante de nuestro tiempo, se llama “Juegos Olímpicos”. A una buena acción deportiva se le denomina “buena jugada”. En las explicaciones docentes sobre técnica y táctica de un deporte, se analizan las “características del juego”. Hasta se habla de los “jugadores profesionales”... Todos estos usos y acepciones, cuyos ejemplos podrían ser incrementados interminablemente, no son metafóricos, sino reales, directos.
Deporte-Juego (M8): No coincide plenamente con el juego. Pero posee un componente básicamente lúdico.
Deporte-lenguaje (M8): Se trata de un lenguaje universal fácilmente inteligible por todos, por el sabio y el ignorante, por el adulto y el niño. Carece de barreras idiomáticas. Al igual que el arte o la danza, el deporte es un lenguaje universalmente inteligible. Pero con menos limitaciones esotéricas que otro tipo de manifestaciones muy elevadas pero, por ello mismo, frecuentemente sofisticadas y manipuladas.
Deporte-ocio (M3): La práctica del deporte, prescindiendo del contenido reflejo con que se ejecute, lleva en sí las condiciones óptimas para que, sin especial convencimiento de liberación, sea ocio, sirva para llenar bien el tiempo libre.
Deporte-política (M4): Deporte sometido a la política y usado por ella, es otra de las grandes consecuencias de la masiva espectacularidad que en sí lleva.
Deporte-práctica (M7): Es actividad física con participación personal. Motivado por impulsos personales diversos, desde la salud hasta la recreación o evasión.
Deporte–Praxis (M4): El deporte es originalmente “praxis”; esfuerzo, impulso, ejercicio, realización, “un juego portador de valor y seriedad, practicado con entrega, integrador y perfeccionador”... (C. diem) “una actividad... liberadora, desinteresada y rigurosa... perfeccionamiento de una actividad posterior”. Y al deporte en su evolución le han llegado requerimientos de espectáculo, producto, estamento económico, agente político, etc. y, bajo ciertos aspectos, lo han convertido parcialmente en estas mismas realidades.
Deporte-Praxis (M4): Mejor que «deporte para todos» o «deporte-ocio», Cagigal prefiere llamarlo simplemente deporte-«praxis» (o deporte-práctica), que complementa, junto al espectáculo, toda la extensión del deporte. El deporte-espectáculo es pasivo en la mayor parte de los participantes en él. El otro es activo. Ambos nacen de una misma necesidad y realización humana, pero han sido requeridos por demandas sociales diferentes, que les han hecho tomar dispares direcciones.
Deporte-resultado (M4): Es un producto transferible, vendible en el ambiente de la sociedad de consumo. Del deporte entendido como elemento creador, “productor”, se ha pasado en amplios sectores al deporte-producto.
Deporte-vida (M3): El deporte es ya simplemente parte de nuestra vida individual y colectiva. Por eso mismo en el deporte se encuentran las mismas miserias de la vida. Pero por eso caben también, y se dan las grandezas de las que los hombres somos igualmente protagonistas.
Deportista profesional (M4): Realidad del deportista dedicado a superarse en la prestación deportiva. Este profesionalismo estaba llamado a influir poderosamente en el enfoque del deporte, creando nuevas preocupaciones, nuevos dinamismos y estructuras. A esta ingerencia directa del dinero en la prestación deportiva se le ha llamado corrupción e inmoralidad.
Dilema original (M7): Este dilema planteado sobre el origen de la conducta deportiva es la especificación en este terreno del conflicto general representado en las dos grandes corrientes de interpretación antropológica del juego: o es un entrenamiento biológico, espontáneo, para aprender a vivir (Groos, Claparede) o es más bien una dimensión necesaria de la propia vida, típicamente humana, contrapuesta o paralela a la conducta obligada para subsistir (Huizinga, Chateau, Caillois).
Direcciones sociológicas del deporte (M4): Representación de dos caminos divergentes de dos grandes direcciones que ha adquirido el deporte de nuestro tiempo, no significa un total divorcio entre las realidades sociológicas que comportan uno y otro. Por el contrario, existen conexiones e influjos directos entre ambos. La identidad de algunos conceptos activamente presentes en ambos deportes (“campeonismo”, “equilibrio” o “internacionalismo”) aunque con matices e incluso acepciones distintas, es la primera prueba de ello.
Directividad – no directividad (M6): En todo estudio acerca de la implantación de un ambiente educativo, el problema del control o del autogobierno ocupa uno de los temas principales. En la tarea educativa ¿es mejor controlar, encauzar, dirigir, o es mejor dejar libre, permitir? El tema es complejísimo. Pero, a pesar de su complejidad, en la polémica educativa se han establecido incluso posiciones extremas, a veces irreductibles, y ello ha derivado incluso en una nueva terminología radical, horrible, resumida en las expresiones “directividad”, “no-directividad”, “permisividad”.
Disfunciones deportivas (M4): Existen una serie de hechos y derivaciones conflictivas que acompañan al deporte, que éste puede cultivar y desarrollar y que más bien podrían ser denominadas “disfunciones”. Por ejemplo: a) el deporte actual como “factor alienante” al convertirse en un trasunto, un tanto más placentero, de los esquemas de la vida cotidiana; b) el deporte de masas como “factor regresivo”, infantilizante, apto para la fácil adaptación a las condiciones vigentes, “un sector más de la racionalización del trabajo”, doblaje del mundo del trabajo (Habermas), “copia trastocada de la vida seria y de la actividad laboral” (Huelen, Rigauer).
Doble manifestación del juego (M1): El fenómeno de doble manifestación, agonal y representacional, está íntimamente enraizado en la naturaleza humana, ha compartido con ella su historia y le ha acompañado en sus vicisitudes, en su expansión. Ha triunfado donde han triunfado las grandes culturas.
Dramática intrínseca (M4): Dramática intrínseca al mismo hecho deportivo, que radica en su espectacularidad, en la cual se basa el éxito del deporte-espectáculo, su aceptación como gran manifestación.
Educación deportiva (M1): Es la educación por las actividades deportivas. a) La iniciación y entrenamiento con vistas a preparar al individuo para la práctica deportiva en general. Sentido restringido, b) La utilización de los diversos aspectos del deporte: iniciación y entrenamiento deportivo, juego deportivo, competición deportiva, con miras a una educación integral (sentido general). Esta educación, más la gimnasia educativa, forman la educación física.
Educación Física (M1): La educación física ha de abarcar todo lo que pueda ser reconocido como educativo dentro de los ejercicios físicos. Por consiguiente, abraza también el deporte
Educación Física / Babel terminológica (M3): El primer problema reside en la limitación terminológica y en la diversidad de entendimientos que esta expresión produce en diversos países y áreas culturales. Siendo idénticas las palabras, no entienden lo mismo la educación física el área cultural norteamericana y los distintos países de Europa occidental. Los países de Europa oriental hablan más de una “cultura física” o “cultura corporal” que de una educación física. Con respecto a los mismos componentes de la educación física, nos hallamos con realidades como la “gimnasia” entendida de diversa manera en Norteamérica y en Europa.
Educar (M1): Es estudiar, conocer y actuar.
Encerramiento creador (M6): es una manera profunda de comunicarse con toda la humanidad.
Enloquecimiento progresófilo (M6): Centro causal de lo que podríamos denominar: afán de posesión por la técnica, o afán técnico de posesión o, más simplemente, la “posesión técnica que marca la conducta humana de nuestra época”.
Enriquecimiento vivencial interior (M3): Aprendizaje de sí mismo, en gran parte a través del propio cuerpo. Se refiere a la tarea de procurar: que la persona busque y encuentre dentro de sí, del sorprendente generalmente inexplorado mundo interior, las grandes satisfacciones, la suficiencia fruitiva de su propia vida, básicas razones de existir.
Entendimiento deportivo (M8): La humanidad tiene muchas maneras de entenderse (…) En la relación humana, la vinculación (amor) y el rechazo (odio) forman una unidad funcional. Uno, el odio, es la cara hostil de nuestras relaciones, cuyo gesto trágico es la guerra. El otro es la cara risueña que todos tenemos para con los demás. El entendimiento deportivo es uno de los más fáciles estímulos para esta cara risueña.
Entraña deportiva (M8): Entre los grandes profesionales del fútbol o los finalistas de la Olimpiada de Moscú por un lado, y el “jogging” que por salud física o equilibrio mental practica un ciudadano por las mañanas en el parque vecino a su domicilio, existe una inmensa distancia. Realmente son conductas distintas. Sin embargo a ambas realidades se las llama deporte. Y subsiste una profunda lógica en esta denominación. Ambas se han estructurado a partir de un mismo impulso, de una misma tendencia, ímpetu, gusto, necesidad o capricho: un juego realizado en forma de ejercicio físico con cierto carácter competitivo o de superación. Esa es la entraña original del deporte; que en un caso ha derivado, por concomitancia y simpatía popular y por una necesidad de desahogo ciudadano, en un magnífico espectáculo; y en otro se ha concretado en sencilla y metódica actividad individual de intencionado carácter higiénico.
Entrenamiento deportivo (M1): Conjunto de ejercicios preparatorios para la competición deportiva. Su objetivo es la puesta en forma, la performance.
Escuela (M3): Deriva del griego sjolé, que significa ocio. Nadie encontrará parecidos entre el atiborramiento ilustrativo típico de la escuela de nuestra actual civilización (desde la primaria a la superior) y el ocio.
Escuelas psicológicas “del aprendizaje” (M5): Escuelas que consideran que la agresividad es una conducta aprendida. En general, el reproche más importante que desde estas escuelas suele hacerse a Lorenz es su paso insuficientemente probado del animal al hombre. Esta conducta agresiva “aprendida” ha sido adquirida por el hombre y concretada en un intenso repertorio de respuestas que han pasado a ser hábitos y tradiciones culturales como consecuencia de una serie de frustraciones, de presiones debidas a mil causas diversas, entre las que destacan la aglomeración por la superpoblación, el confinamiento, la opresión, la inseguridad, etcétera. En esto vienen a coincidir las interpretaciones que sobre la agresividad humana dan las escuelas del aprendizaje.
Especie competitiva (M2): El hecho deportivo en general, como disposición humana y como realización histórica, puede encuadrarse con perfecto ajuste como especie competitiva dentro del género juego. Deporte es el juego competitivo. Junto a los juegos representativos, de vértigo, etc., que abarcan otras parcelas del dilatado mundo del juego, ocupa el competitivo un lugar relevante.
Especie de penultimidad (M8): Cierto carácter que le llega al gran deporte competitivo desde sus primeras raíces de práctica espontánea (Cagigal recuerda esta expresión de una disertación de Laín Entralgo en la que asignaba a la ciencia del siglo XX, a diferencia de la ciencia sagrada de otras épocas, cierto carácter deportivo, precisamente por su cierto talante de “penultimidad”).
Espectacularidad deportiva (M1): La espectacularidad del deporte radica en lo que el agón físico tiene de valor estético. Toda lucha entraña una dramática; y la dramática posee estética (…) Así, en cuanto apareció ya el deporte, vino como consecuencia inmediata el espectáculo. Aquí está el origen de este fenómeno que tanto nos preocupa. El deporte lleva la espectacularidad en su misma esencia (…) El deporte espectáculo es sustancialmente distinto del deporte puro.
Espectacularidad deportiva (M4): Es toda la línea del gran deporte organizado a niveles nacional e internacional, incorporada a los grandes atractivos espectaculares de nuestro tiempo, que provoca e instaura profesionalismos, o al menos dedicaciones intensas y exhaustivas por parte de sus participantes, que sigue la línea de la sociedad del rendimiento o del éxito, que alimenta una política de prestigio.
Espectáculo deportivo (M5): Purificación no sagrada, necesaria rienda suelta de muchas secretas bestezuelas que dentro llevamos cada uno de los personales componentes del actual macro-organismo social.
Espíritu objetivo del ambiente (M1): Es la resultante de los espíritus subjetivos
Estadio de atletismo (M5): Es un reparto y condensación de belleza. Cada prueba en sí, independientemente considerada, es una síntesis de dramática y estética. Drama en la lucha manifestada, representada. Estética en las formas, en las perfecciones de los movimientos, sin las cuales no se puede rendir ni, por lo tanto, ganar. La coordinación de movimientos de un corredor de 100 m. lisos, síntesis de elementos independientemente trazados, como biomecánica, miología, fisiología del esfuerzo, técnica..., pero aglutinados por la perfecta interacción cerebro-aparato locomotor e integrados en una unidad de orden superior por el espíritu del atleta, su voluntad, su dinamismo individual, y definitivamente recreados por el estilo personal, es, no sólo un gran espectáculo, sino una creación, una obra estética, elaborada y trabajada con el propio material humano y dramatizada en la expresión agonística sobre la arena cenicienta.
Estereotipados ocios pasivos (M4): Ocios surgidos de los potentes requerimientos robustecidos especialmente por la sociedad del desarrollo con su produccionismo, consumismo y eficiencia. A este éxito se añaden las necesidades de nuevos y estereotipados ocios pasivos surgidos de la estandarización de la sociedad industrializada y que en el deporte han encontrado una mina.
Eterno equívoco (M1): Concepción meramente física del deporte.
Fábricas de campeones (M6): Como los estados no pueden entablar un diálogo deportivo decoroso sin grandes campeones, nace la urgencia de cultivarlos. Y aparecen las “fábricas de campeones” pagados o “subvencionados” o “militarizados” o “estatalizados”.
Facultades espirituales (M1): No son los músculos adamantinos ni la rapidez en las reacciones o las victorias fáciles lo que constituye la nobleza y el atractivo del deporte afirma el Papa Pío XII, sino el seguro dominio de las facultades espirituales.
Fiesta social (M8): El deporte es ante todo un “talante de la sociedad”, un “humor” o “gana” o “fruición”. Tiene algunos de los ingredientes generales de la “fiesta”. Existe un ancestralismo primitivo, enajenación, mesencefalización, búsqueda de éxtasis que subyace en toda actitud de fiesta. Pero se realiza con rito, esquema, orden, organización, cultura. El deporte es en el fondo, pura y simplemente, una fiesta social.
Fisiopedagogía: Ciencia específica del educador físico, resultaría una ciencia paralela y complementaria a la psicopedagogía, pero comprendiéndola en algún modo y siendo a su vez comprendida en ella.
Formas socioculturales elaboradas (M6): Son formas presentes en la mayor parte de las culturas, desde las primitivas hasta las desarrolladas. Aparecen dos conductas humanas, o dos complejos de conductas que, sin forzar las significaciones, pueden englobarse en los términos: danza, en primer lugar, y competencia lúdica (hoy deporte), en segundo lugar.
Funciones del deporte (M4): Las funciones propiamente dichas son aquellas que son “propias del deporte”, aunque no necesariamente exclusivas del deporte; tales son: función de superación, función agonística, función hedonística, función higiénica, función de relación interpersonal, función estética, función espectacular.
Funciones del deporte-espectáculo (M4): Las componen aquellos quehaceres, menesteres o tareas que tienen más sentido de utilización en un momento dado que el “rol” a desempeñar: tales la función de oficio (oficio profesión), de triunfo, de promoción social, comercial, industrial, política. Estas últimas son más bien funciones de tipo latente, ligadas en general al aspecto del deporte-espectáculo.
Fundamentos educativos (M6): Las formas antropológicas y socioculturales que hayan podido constituir una manera más o menos constante, en diversas culturas, de expresión natural del hombre que se mueve. Si existen tal o tales constantes es menester incorporarlas como conducta natural básica en la tarea educativa: es decir como primer gran contenido que debe estar presente en todas o casi todas las distintas conductas en que se cristalizan los contenidos.
Fysis - Físico (M3): Fysis ha sido traducido por naturaleza, traducción que en ocasiones se ha aplicado también a ousia. Fue uno de los conceptos de más amplia evocación en el mundo antiguo, algo profundo, constitutivo de la naturaleza, entendido después de Aristóteles como verdadero “principio y causa del movimiento y del reposo intrínseco al ser en el que reside”. Los estoicos llegaron a identificar la fysis con Zeus, siendo la naturaleza o fysis de los hombres parte solamente de esta fysis universal. Platón manifiesta que “según los antiguos, la fysis es la génesis de lo primitivo”. Actualmente, físico en su amplia acepción es lo perteneciente a la constitución y naturaleza corpórea o material. En tal sentido se aplica a las ciencias físicas o de la naturaleza llamada inerte. Referido al ser humano, físico se entiende por aquello que forma su constitución y naturaleza, y en segunda acepción por el aspecto exterior de una persona.
Garantía de integridad moral (M1): Los impulsos y actos enérgicos del deportista disciplinan su carácter y llevan con más facilidad a una integridad física, garantía ordinaria de la integridad moral, sobre todo en los jóvenes. Su mismo desfogue los libera de atenazadoras tendencias, hijas exclusivas de la etapa evolutiva. La cultura física es un sólido y amplio fundamento para erigir cúpulas doradas; pero aclaremos, que por si sola no es una moral, ni una auténtica educación.
Gran deporte-espectáculo (M4): Un deporte desarrollado hacia esa vertiente espectacular programada y explotada; apto para la difusión, la propaganda; objeto de exigencias campeoniles; descubierto y utilizado por las finanzas, la industria y el comercio; con frecuencia vinculado a la profesionalización. El deporte del éxito, de las retransmisiones, de la publicidad, de la política.
Grandes iniciativas y tradiciones (M2): Antiguos juegos infantiles de la vida popular de esfuerzo físico, que subsisten como auténtico deporte (la comba, los guardias y ladrones, el escondite, el burro), No queda más que su reconocimiento, su identificación y catalogación como tales.
Hechizo deportivo (M1): Radica en el esfuerzo de una voluntad y en la exaltación de una libertad.
Hecho deportivo (M2): Ante esta sociedad conformada por el maquinismo, y ante el hombre sumergido en ella, caracterizado por la especialización y la mutilación psicológica, se presenta el hecho deportivo con singulares características: 1) Protagonización; 2) Complejidad; 3) Contacto con lo natural (mejor que “con la naturaleza”); 4) Espontaneidad.
Hijo de su época (M1): Es el niño. Nadie es tan hijo de una época como el niño. Los adultos, con su experiencia de la vida, con su fuerza, pueden emerger un poco de la corriente arrolladora. El joven no; beberá las sales de los terrenos por donde juegue el torrente de su tiempo. Entre ellas, hoy es una de las principales el deporte.
Hombre activo en sentido corporal (M3): En el punto central de la cultura corporal y del deporte está el hombre en movimiento, el hombre activo en sentido corporal que adopta frente al mundo exterior no la postura que crea bienes y valores productivos, tal como ocurre en el trabajo humano, sino que resuelve educarse a sí mismo para perfeccionarse como ser biológico y social.
Hombre que se mueve (M6): Hombre que a partir del movimiento, comunica, expresa, aspira, acepta, se revela, apacigua, amenaza, se divierte; en una palabra, vive corporalmente diversas situaciones anímicas, dispares vivencias.
Hombre: Es por naturaleza un omnívoro relativamente inofensivo, cuyo cuerpo no posee armas naturales para matar grandes animales y que por ello no tiene tampoco aquellos mecanismos de seguridad creados por la filogénesis que impiden a todos los carnívoros “profesionales” aplicar indebidamente su poder para matar a los grandes animales de su propia especie.
Honda herencia paleocultural (M7): Es el verdadero deporte, el primero y más nutrido de valores humanos, es el que acepta solo la efímera institución de un juego de unas horas, y que desaparece al acabarse el juego.
Hontanares de natural conducta humana (M6): El juego, la danza y el deporte.
Humildad de generación (M1): Es un don especial de adaptación de las almas enriquecidas, que permiten el intento de vivir en este nuevo mundo, el de los jóvenes, cuando somos mayores. Estas almas son pocas.
Impulso anímico de superación (M1): La estética del deporte está producida por la lucha humana integral, pero principalmente es cuanto tiene de impulso anímico de superación.
Intelección (M8): (Cagigal incorpora el concepto de Zubirí) Es un acto de aprehensión sentiente de lo real.
Instinto combativo (M1): Es la fuente principal de donde el deporte agonal toma sus energías. Según legítimos psicoanalistas, tal instinto resulta de la fusión de los instintos sexuales con los agresivos, siendo estos últimos una extraversión de los instintos primarios de destrucción. Esta extraversión de instintos destructivos, reconocibles incluso en la simple actividad muscular, produce un beneficio biológico en el individuo, que de otra forma se convertiría en el único objeto de tales energías, pereciendo rápidamente. En esta opinión se apoya la teoría catártica del juego deportivo.
Interpretación reactivo-psicoanalítica (M5): Línea adleriana que habla de frustración-sentimiento de inferioridad compensatorio-agresión. O bien, como apunta Sprenger, frustración voluntad de poder-agresión.
Intuición pedagógica (M3): Tacto, tino, decisión, ese algo indefinible que se da en toda vocación profesional y que es más exigible en aquellas que han de tratar directamente con los hombres.
Jinetes apocalípticos (M7): Son la maquinización, el sedentarismo, la superespecialización, la masificación y la despersonalización, que fustigan a nuestra sociedad.
Juego (M1): El juego es, en primer lugar, un acto voluntario. El juego es desinteresado, intrascendente. Surge y se desarrolla en un mundo al margen de lo habitual. No se persigue con él ninguna utilidad, fuera del mismo juego en sí, pero siempre en forma inconsciente. Posee plena autarquía. Se halla fuera del proceso de la satisfacción inmediata de necesidades. Interrumpe ese proceso. Se intercala como acción momentánea que transcurre dentro de sí misma y que se realiza por la satisfacción que encarna la propia acción. No es la vida ordinaria. Es un modo de aislarse a una esfera de actividad temporal con una orientación propia. La limitación del juego en el espacio es más exacta aún que la temporal. Bien sea materialmente o con la imaginación, el jugador acorrala su recinto. El juego adopta una configuración estable como forma cultural.
Juego (M7): Expresa algo claro, fácil, evidente. Ningún sabio ha sido capaz de definirlo, porque esta palabra se refiere a una condición o realidad primigenia de la vida. El juego es algo primordialmente vital en el ser humano; el homo ludens (hombre capaz de jugar) supone casi la mitad de la vida humana en vigilia. Sobre ello hizo un esclarecimiento definitivo J. Huizinga (1872-1945), en su libro, hace cincuenta años.
Juego deportivo (M1): Es la práctica de ejercicios deportivos reglamentados en los que el fin de la puesta en forma es sustituido por un espontáneo deseo de recreación. Por ejemplo: jugar al baloncesto con equipos improvisados y sin fijar la duración. La forma está reglamentada; no la competición. El juego deportivo es el que más se acerca al concepto de deporte.
Lealtad deportiva (M8): Lo que interesa es el espíritu deportivo y no el respeto a este ridículo concepto inglés que permite que se sacrifiquen al deporte únicamente los millonarios (amateurismo).
Leit motiv deportivo (M2): La distracción recreativa, el pasatiempo lúdico, más o menos recogido en la rica expresión “loisir”, de progresiva vinculación al hecho lúdico deportivo. Al hablar de deporte, nos referimos a algo que pertenece con derecho propio al mundo del juego humano. Junto a esta primera acepción, la palabra deporte recoge hoy también estos significados: a) Ejercicio físico; b) Agonismo (sentido competitivo); c) Ambición de resultados (récord); d) Organización; e) Fortalecimiento para la vida; f) Entrega hacia una “performance”; g) Progreso en la expresión de la propia personalidad y en las actitudes y vinculaciones sociales.
Lenguaje paleoinfantil (M2): Nadie ha podido definir universalmente el juego, y sin embargo es una de las palabras que mejor entiende y utiliza el niño desde los dos años: «quiero jugar», «vamos a jugar», «estamos jugando». En cualquier idioma los niños pequeños lo usan con impecable corrección.
Liberautorrevelación (M1): Residencia de la esencia del juego y necesaria providencia en la psicología juvenil, junto a la espontaneidad y la libertad natural. El deporte disimula el déficit adolescente, provocando con los valores lúdicos y agonales esa vida de satisfacción, de felicidad.
Liberación (M3): Al gran espectáculo deportivo se le ha llamado opio, droga. ¿No será más bien una liberación de las implacables alucinaciones y obsesiones de la vida real, como un rechazo de la monotonía y represión de la vida diaria, verdadera droga perturbadora del equilibrio humano?
Logro etológico (M8): El deporte (fundamentalmente como juego competitivo) es uno de los grandes logros, diríamos etológicos (mitad cultura, mitad naturaleza) del hombre en su proceso civilizante, y la institución deportiva es la consumación cultural de este proceso.
Lucha anímica (M1): El momento en que el atleta (o mejor, el deportista) gana positivamente nuestro interés es cuando el alma, hecha voluntad, informa esos músculos y los proyecta a una vida de lucha / superación. De aquí también la indignación que produce en una masa con ansias de enardecimiento un equipo de jugadores que por circunstancias que el público ignora se muestra apático, juega sin coraje, sin alma. Ha desaparecido de allí la forma sustancial del deporte, esa lucha anímica, para reducirse a la mera materia del ser deportivo: las posibilidades físicas.
Lúdico (M7): Término que proviene del sustantivo latino ludus-i.
Materialista (M1): Se entiende por materialista no aquello que sólo consta de materia (esto es lo material). En tal caso, el deporte, por ser una actividad del hombre y constar éste de espíritu y materia, no sería materialista. Sino aquello que en su origen o causa, en su desarrollo y en su fin está integrado por elementos, predominantemente al menos, materiales; la elección de una ruta que conduce a la supeditación del espíritu a la materia.
Modo buentalantero (M8): En el fondo el deporte es un modo de fiesta personal; un modo de estar festivo. Y, consecuentemente, un modo festivo, “buentalantero” de aceptar los avatares de la propia acción: “vivir deportivamente”; “aceptar deportivamente la adversidad”; “hacerlo con talante deportivo”; prendas “deportivas” o “de sport” (desenfadadas, poco jerarquizadas o con jerarquía independiente de lo establecido); la “deportividad” como actitud humana; etc.; todas estas expresiones, cotidianamente usadas, manifiestan una decantación de característico estado de ánimo; casi diríamos, una manera alternativa de entender la vida, de estar en la vida. Una manera que quizá no fuese conveniente que abarcase la vida entera, pero, en alguna manera, necesaria como alternativa, como variante, pausa o repuesto.
Módulos deportivos (M3): Las diversas realizaciones psicológicas que el deporte constituye hoy pueden concretarse en dos grandes módulos: 1), el deporte grandioso, espectacular, excitador de masas, lo mismo esté inscrito en abierto profesionalismo que en el gran amateurismo competitivo; 2), el deporte buscado y practicado por el individuo o por el grupo social como entretenimiento, como necesidad de equilibrio vital. El primero está alimentado por el propagandismo, típica exigencia de nuestro tiempo. El segundo es en gran parte respuesta humanística frente a otras características de nuestro tiempo. Actividad física frente a sedentarismo. Espontaneidad frente a automatización. Relajación frente a tensión nerviosa. Liberación psicológica en general frente a tanto y tan creciente condicionamiento. “Re-acción contra la dejadez del cuerpo en la técnica e industria del placer”.
Movimiento corporal (M8): La potencialidad para la correcta personalización a partir del cuerpo no se convierte en acto sino por la acción. El cuerpo actúa moviéndose. Consecuentemente, cuerpo y movimiento están en la base de toda comunicación consigo mismo y con el resto de la realidad. Están en la base de todo aprendizaje, de toda educación.
Movimiento lúdicro (M6): Antropológicamente la primera conducta natural del hombre que se mueve es el juego físicamente activo (o el movimiento lúdicro). Desde los más diversos campos de constatación, paleoantropología, etnología, historia, psicología, biología, pedagogía, modernamente la etiología, etc., es absoluta la coincidencia en asignar al juego de movimiento, o al movimiento lúdicro un papel básico en la estructuración del hombre. El juego de movimiento debe constituir la forma natural de conducta que haya de ser aprovechada, utilizada, explotada, como elemento sustancial en toda tarea de educación física.
Mundos distintos (M2): Los conceptos deporte y educación física señalan dos mundos distintos, en parte coincidentes, pero que tanto por sus fines como por sus sistemas y por sus mismos orígenes difieren.
Música (M2): Es una inmensa posibilidad. Cualquiera, a cualquier edad y en las más variadas circunstancias, puede cantarla a pleno pulmón o tararearla; ir a un concierto sinfónico o a una discoteca; reproducirla a su antojo en un disco; experimentarla con su voz o con el movimiento de su cuerpo. La música es una donación espiritual que no puede ser definida simplemente por sonidos o por ritmos; es una capacidad subjetiva, siempre a disposición de la persona en la memoria sonora de cada cerebro, objetivable y manifestable en todo momento un gran juego para todos, razonable a medida de cada uno y de cada necesidad; un rico medio de expresión, de comunicación humana; un archivo de mensajes; un refugio personal a tantas agresiones; un sorprendente testimonio de la cultura. Del deporte se podría escribir lo mismo, cambiando simplemente algunas palabras.
Mutuo entendimiento deportivo (M8): En el deporte se han construido las grandes relaciones humanas entre las macro-estructuras nacionales. Algo tiene el deporte que facilite estos movimientos. Creo que precisamente la actividad deportiva y la actitud humana deportiva poseen una capacidad singular que propicia el mutuo entendimiento humano. Es una conducta de enorme riqueza. Por ejemplo, algunas de las grandes asociaciones internacionales deportivas, unas de ellas de carácter gubernamental y otras de carácter no gubernamental, profesional (Comité Intergubernamental de Educ. Física y Deportes de la UNESCO; Comité Olímpico Internacional; Asociación de Comités Olímpicos Nacionales; Asamblea de Federaciones deportivas internacionales; Consejo Internacional de Educación Física y Deportes de la UNESCO).
Núcleos cósmico-vitales (M8): El hombre, esa singular criatura del género animal capaz de autopercepción, de autorreflexión y de autoconcepto, va a desarrollarse dependiendo de tres instancias básicas, de tres núcleos cósmico-vitales: El yo; el mundo de los otros, y la realidad de las cosas.
Ojos de idealismo viril (M1): En todos los rostros barnizados de sol adusto encontré un denominador común. No era el color. Algo más profundo. Las leyes fisiognómicas nos han dado la clave. Expresión levantada de las comisuras labiales, con una proyección de plenitud (…) clásica elevación espiritual de párpado superior; mirada recta y larga, pero inmensamente profunda en su misma juventud, como queriendo abarcar en única proyección de dentro afuera todas las experiencias de la vida (el hombre practicando deporte).
Olimpiada (M7): La denominación correcta es Juegos Olímpicos de la primera (segunda, etc.) Olimpiada. Debido a las dos guerras mundiales no se celebraron los Juegos previstos para 1916, 1 940 y 1 944; por eso quedan en vacío la 6º, 12 º y 13 º Olimpiadas.
Osmosis ambiental (M6): Influencia medioambiental del deporte-espectáculo sobre el deporte “praxis”, para la cual precisamente los niños están más sensibilizados.
Panautomatización (M2): Nuevo proceso por el cual ese módulo de automatización, que tiene su razón de ser en la teleología individual, y que se desenvuelve merced a la providencial estructura del sistema nervioso, ha sido trasladado a la colectividad, con lo cual el individuo está pasando a ser pieza o fase.
Patrones de pesca (M1): Son los intermediarios que viajan y se mueven con buenas redes y tentáculos en los terrenos que pisan, para asegurar contratos profesionales con deportistas destacados.
Pedagogía: Es la ciencia con la que se ayuda al individuo al recto desarrollo de sus posibilidades y se le introduce en el diálogo con el entorno, fisiopedagogía sería la introducción a ese diálogo a través de la presencia física; entendiendo esta presencia o actitud física (gesto, postura, forma exterior...) como resultado manifestativo visible del todo individual; precipitado externo del individuo.
Pelopeion y el Hipodamion (M7): Es conocida la versión mítica según la cual fue Pélope quien organizó los Juegos para celebrar su victoria sobre el cruel Enomao y su casamiento con la hija de éste, Hipodamia. Esta, a su vez, para honrar a la diosa Hera, estableció los Juegos de Hera. Dos de los templos cuyas ruinas aún subsisten en el Altis son el Pelopeion y el Hipodamion en honor a estos personajes míticos.
Performance (M1): Es el resultado de una serie de ejercicios físicos, primero de tipo general, orientados luego hacia una adaptación orgánica especial, según el esfuerzo pedido en cada especialidad. Es la resultante más equilibrada y eficiente de condición física, ejercitación, estilo y técnica.
Personalidad (M5): Es un proceso flexible y en continua evolución afectada por el medio (no es una manera de reaccionar intangible e inmutable).
Personalización de la sociedad (M1): Dinámica inversa a la socialización de la persona.
Poder deportivo (M8): Se trata, sin duda, de un poder mítico o mágico desde donde se manipulan palancas poderosas, semisecretas, “brujeriles”.
Poesía exprimida (M1): Es la exaltación íntimamente sentida de la potencia corporal. En este armonioso desarrollo energético, el atleta degusta un amor especial a su cuerpo, que es como la poesía exprimida del ejercicio físico.
Polilla del campeonismo (M1): Realidad imprescindible por ley psicológica juvenil que hay que afrontar y vencer por antieducativa: 1) el amor propio, 2) la petulancia, 3) ambición, 4) de la cólera, 5) la envidia, 6) el interés personal.
Posibilidad educacional (M1): Es difícil calibrar la trascendencia que puede cobrar para la educación del hombre el deporte enfocado en este sentido durante la adolescencia. Es la época en que siente la llamada de los valores vitales, el mundo moral, la noción de ley, la integridad. Y es cuando oye también sirénidos reclamos, recios aldabonazos en el mundo bajo de sus pasiones. Un hábito de situaciones leales, de actos de justicia, de sometimiento a la ley, que tanto le atrae ahora porque se le presenta sin mancilla, creará una personalidad recta, íntegra. Esta asimilación la efectúa además en el mundo de su agrado, no en el de la obligación, lleno, a su modo de ver, de tópicos y móviles convencionales que aún no ha sentido. Por encima de sus bienes físicos, sus curas afectivas y psíquicas, es éste el campo donde más ilimitadas posibilidades educacionales tiene el deporte.
Praxis deportiva (M4): El término deporte es multívoco.
Principios socio-energéticos (M8): Son tres (3): a) Las ideas conscientes (Ideologías); b) los mitos; c) los movimientos. A veces se dan situaciones-clave, u hombres-clave, donde convergen más de uno de estos principios socio-energéticos (…). Generalmente tal ha sido la característica de los fundadores de religiones, como Confucio, Buda, Mahoma. No fueron propiamente ideólogos, sino hombres míticos que descubren el anhelo básico humano y, a la vez, “arrastran” con su ejemplo instaurando un movimiento.
Problema deportivo (M1): Lo que constituye el llamado problema deportivo radica más bien en el deporte espectáculo. Sólo consecuentemente, y por la relación que con éste guarda, se extiende también parcialmente a la esfera del puro.
Profesión ociosa (M3): Como ya hemos indicado, prácticamente todas las actividades humanas pueden llegar a integrarse en el ocio, pero para ello han de partir de una actitud, talante o espíritu singular. Hasta la misma profesión puede llegar a resultar ociosa cuando el profesional la realiza como un juego o diversión, desembarazado de obligatoriedades extrínsecas. Así sucede, sobre todo, en grandes artistas, los cuales, aunque ganen con sus obras fuertes sumas de dinero que les permitan vivir con holgura y lujo, más que profesionales son cultivadores de esa actividad con carácter permanente de afición, de pasión, de vocación. Generalmente, para que esto suceda, la actividad en cuestión ha de tener ciertas características intrínsecas. Tocar el violín o pintar cuadros puede concebirse en ciertos casos como permanente ocio cultural. Martillear repetida e ininterrumpidamente sobre la chapa de un tren industrial o teclear en una máquina de escribir difícilmente pueden llegar a serlo.
Propiedad metafísica (M1): El deporte es una propiedad metafísica del hombre. Después de demostrar la casi identidad de juego y deporte, con la única especificación agonal en cuanto el deporte, no hay lugar a duda.
Psicología del desarrollo (M3): Es clásica la adjetivación de evolutiva a esta importante parcela de la psicología. Sin embargo, esta denominación tiene un peligro conceptual: evolución originariamente significa cambio progresivo, es decir desarrollo; el fenómeno contrario sería la involución o cambio regresivo. Según esta precisión semántica es correcta la adjetivación de psicología evolutiva al estudio de la psicología en las fases del desarrollo progresivo, de crecimiento positivas Sin embargo, por un fenómeno gramatical de generalización, el término evolución ha venido a comprender también los procesos regresivos o involutivos, por lo cual hoy la expresión psicología evolutiva tiene el peligro de que se entienda aplicada también a las fases psicológicas de cambio regresivo, es decir la adultez y la vejez. Por ello se usa cada vez con más insistencia la expresión “psicología del desarrollo”.
Punto de ruptura entre juego y deporte (M4): Cagigal retoma y destaca de Bouet, que de todas formas, podemos precisar en qué condiciones la función lúdica puede pertenecer al deporte como un rol que éste es susceptible de asumir, operándose una transgresión del punto de ruptura entre juego y deporte, transgresión que se concreta necesariamente como correlativa a una acentuación de los puntos comunes que hay entre ellos.
Raíces lúdicas concretas (M7): Si al incipiente tronco lúdico del niño de dos años, ya de cierta consistencia y que absorbe aún el noventa por ciento de su existencia en vigilia, hubiera que asignarle algunas raíces concretas, una de ellas sería la deportiva (competitiva), junto con la representativa (mímico-lúdica) y la enajenante (paroxística de arrebato, de vértigo, etc.).
Realidades educativas del deporte (M4): Precisamente en las realidades vuelta a la naturaleza, expresión estética, ocio activo, pausa (tregua) en el tecnicismo... están los más profundos valores educativos de la práctica deportiva, anteriores a toda escolarización, a todo “proceso de enseñanza”.
Recuperación (M3): Tiene que ver con el descanso, la diversión y la formación, pero se diferencia netamente de cada una de ellas. No existe verdadero ocio sin cierto componente consciente de recuperación,
Reserva de relación humana (M8): El deporte, de tan sencilla comprensión, debería ser considerado y respetado como una de las grandes reservas de la relación humana, una especie de “última ratio” en el entendimiento entre países o cualesquiera otros grupos macro-sociales. El deporte no debe ser utilizado para el choque político. No tanto porque el deporte pueda ser independiente de la política, un algo superior e incontaminado, sino precisamente porque está llamado a jugar un importante rol político de segundo término, una verdadera política de fácil entendimiento popular. El deporte posee las condiciones para cubrir este cometido de reserva.
Riesgo deportivo (M7): Aparte de que existen deportes especialmente caracterizados por el peligro, en casi todas las modalidades, aun sin carácter agudo, hay un elemento de riesgo. Es uno de los atractivos que ofrece el deporte en general, una especie de cita con el peligro. Ahí radica una de sus hondas fascinaciones. El simple hecho de exponerse voluntariamente a una derrota supone un riesgo.
Ritmo y armonía (M1): El juego es creador de estética, porque se fundamenta sobre el ritmo. En el juego hallamos los efectos y al mismo tiempo, constitutivos de la belleza: tensión, equilibrio, compensación, relevo, contraste, variación, unión y desunión. El juego está empapado de las dos condiciones más notables que el hombre puede observar en las cosas y expresar: ritmo y armonía.
Rivalidad deportiva (M8): El deporte es rivalidad (con respecto a un adversario, a un obstáculo natural, a la propia limitación) lo mismo cuando se disputa un “set” con un adversario que cuando se llena un graderío para aclamar a un equipo frente al del pueblo vecino. Pero cuando esta rivalidad llega a tornarse conflictiva, incluso mortífera, se está alterando uno de los grandes cauces por donde se canalizó humanamente, por donde se humanizó esta poderosa energía de competencia (a la vez creadora y destructiva).
Rol (M4): Aunque el término rol, fundamentalmente acuñado en el ámbito de la representación, el juego y el teatro, tiene una excelente traducción castellana, plenamente vigente en el lenguaje vivo, en el término “papel”, no obstante prefiero aceptar el barbarismo “rol” tal cual lo han aceptado los sociólogos que escriben en castellano, no sé si por dejadez idiomática o por afán de universalización científico-cultural.
Roles del deporte (M4): Son el “rol” lúdico, el “rol” educativo, el “rol” militar y el “rol” de la preparación o adaptación al trabajo profesional.
Segundo camino del deporte (M4): Camino ajeno a la propaganda, a la comercialización, a la instrumentalización política. En realidad no es deporte de segunda categoría. Es antropológica y vivencialmente el primero. De él pueden derivarse los otros. Pero, partiendo de una valoración actual de los hechos sociales bien está haber hecho hincapié en que, junto al deporte de enorme extensión y prestigio, que llena lugares y tiempo de la sociedad de hoy, y que en alguna manera se hace exclusiva para el hombre de nuestro tiempo la imagen del deporte, se haya hecho notar que existe un segundo deporte, que lleva otro camino, con otras formalidades, otros intereses, otras motivaciones.
Semiología (M7): El lingüista suizo F. Saussure (1857-1913) empleó el término en su Curso de lingüística general (1916) para definir la ciencia cuyo objeto es el estudio de la vida de los signos en el seno de la vida social. La Semiología es, por tanto, una ciencia que engloba a la Lingüística, ya que estudia todo tipo de signos, aunque en su desarrollo se ha centrado principalmente en el lenguaje.
Sentido moderno de Deporte (M4): El término deporte debe ser cambiado en el sentido moderno, es decir, el de la actividad física libre, espontánea, practicada durante los “loisirs”. A partir de 1968 el concepto de “deporte para todos” ha evolucionado: la filosofía que lo inspira ha sido clarificada y continúa siéndolo”.
Servir y ayudar (M1): El deporte y la gimnasia no deben mandar y dominar, sino servir y ayudar. Es su oficio y en ello encuentran su justificación.
Significaciones del Deporte (M3): Depuerto, deport, deportar, etc., se concretó en los idiomas romances, en los siglos XII y XIII, como una palabra que significaba ante todo diversión.
Sport (M4): Juego, ejercicio, rivalidad lúdica, esparcimiento, y deriva chanza, burla, entraban en el abanico significativo del término “sport” hace ya siglos en la lengua inglesa.
Sportsman (M4): El “sportsman” aparece netamente definido en el siglo XVIII, con una significación que va más allá del hombre que practica deporte para señalar un estilo de comportamiento, una excelencia, apostura, buenos modales, corrección, respeto, control, “fairplay”; casi un estilo de vida, con muchos puntos de coincidencia con respecto a otro rico concepto inglés, “gentleman”.
Talismanes (M7): La mayoría de los partidos son fríos; sencillamente, porque el fútbol, al perder efectividad, aunque haya ganado en eficacia, ha perdido belleza y emoción. Y estos son los dos talismanes para polarizar al público.
Tensión (M1): Quiere decir inseguridad, probabilidad, todo ello como elemento dinámico. Es una tendencia a la distensión. Dado cierto esfuerzo, tiene que lograrse algo.
Tensión del espíritu (M1): Nos revela ese mundo maravilloso del alma, de variadísimos matices, pero que se resuelve al proyectarse en acción positiva en una síntesis eficiente cuyos resultados decantan las excelencias genéricas de la tensión.
Teoría de K. Lorenz (M5): Este autor se decide a fijar en las especies cuatro grandes instintos: alimentación, reproducción, fuga y agresión. La tesis verdaderamente original de Lorenz tras el planteamiento general del juego de los instintos es la suma importancia que para la formación de los vínculos de unión, apareamiento (llamaríamos amor y sexo) y confraternización (llamaríamos amistad y parentesco), tiene precisamente el instinto de agresión. Su teoría, al aceptar algo innato, es totalmente opuesta al entendimiento reactivo de la conducta. Lorenz es consciente de ello y, por su parte, hace sólidas críticas al afán meramente constatador-experimentalista y a la incapacidad comprensiva de la mayor parte de las escuelas del aprendizaje.
Término Deporte (M8): Maximiano Trapero en su excelente libro El campo semántico deporte aclara que desde el plano del contenido es un anglicismo semántico, pero desde el plano de la expresión es un castellanismo léxico antiguo, o, si se quiere, un provenzalismo. Tras riguroso estudio semántico, concluye, no definiendo, sino proponiendo la significación dominante: El contenido semántico del campo deporte se fundamenta desde la primera etapa hasta finales del siglo XIX, en la pertinencia constante del rasgo “recreación”, mientras que en la etapa final, siglo XX, gira en torno al semema “actividad competitiva con ejercicio físico y que se realiza con deportividad”.
Tesis instintiva de la agresividad (M5): Es aceptada, en general, por etólogos, y también por muchos psicólogos principalmente personalistas, sociólogos y antropólogos. Una conducta tan compleja como la actividad bélica humana, es, a la vez, innata e inteligente.
Tono (M1): Representa un estadio dinámico que desemboca en la perfección integral del individuo. Esta concepción, en cierto modo panteísta, no materialista, refleja con sorprendente afinación esa tendencia impresa por el Creador en todos los seres vivos a la perfección intrínseca con la paulatina concentración y compenetración de sus facultades. En el hombre es signo de mayor plenitud la máxima unión de sus potencias. En el niño todo está desconectado; sus sensaciones son casi aisladas; también su actuar anímico revela una marcada diferenciación en las facultades.
Trance agónico-lúdico (M1): Es la esencia constitutiva del deporte. Las formas concretas de actuación, las figuras lúdicas y las reglamentaciones han sido tomadas del deporte puro, del deporte juego. Observando solamente estas actitudes exteriores cabría afirmar su identidad. Pero como la esencia primordialmente constitutiva del deporte radica en el “trance agónico-lúdico”, ausente (en cuanto lúdico) del espectáculo profesional, éste queda al margen del genuino concepto del deporte.
Trance deportivo (M2): Son realidades incontrastables. 1) La superación, 2) la íntegra dedicación,3) el darse. Cinco notas inserta Coubertin en el deporte: “iniciativa, perseverancia, intensidad, búsqueda del perfeccionamiento, menosprecio del peligro”. Estas tres últimas son típicas del trance deportivo. El examen de cada una de ellas pregona una densidad de valores morales.
Turn (M4): El sustantivo Turn (turnen) no tiene traducción especifica al castellano ni a ninguna lengua latina. Nuestra gimnasia o gimnástica tiene una doble formulación en alemán: “Gymnastik”, que equivale más bien a gimnasia rítmica o calisténica o artística y “Turn” (turnen), más bien referida a la gimnasia de aparatos, de cuya línea se derivan posteriormente la llamada gimnasia olímpica o gimnasia deportiva. Pero esta explicación es del todo insuficiente, simplificación de un complejo problema filológico enriquecido con implicaciones culturales e incluso políticas.
Tuteo con el espacio-tiempo (M2): Es el primario diálogo con el entorno.
Verdadero deporte (M7): Disputar un balón en una cancha reglamentaria formando parte de un equipo de cinco para introducirlo por la canasta aceptando unas reglas, es verdadero deporte; se llama baloncesto. Pero tan verdadero deporte es renunciar al ascensor y subir a pie a un octavo piso, o caminar tres kilómetros de casa a la oficina, o disputar dos contra dos (igual que cinco contra cinco), una pelota en el parque o probar a ver quién salta más lejos en la acera del barrio sin necesidad de pista de tartán y foso. Los espontáneos juegos competitivos o juegos de destreza infantil de barrio y de pueblo son verdadero deporte.
Vida (M2): Es una competencia del sujeto con el entorno (competencia biológica, psicológica, moral). El deporte es juego de competencia. Otro concibió la vida como una prueba de obstáculos: puestos por la misma naturaleza y por los hombres. Todo deporte es precisamente una carrera de obstáculos: Los de la propia limitación física y los de los contrincantes humanos.
Virtud de personalidad social (M3): Existe en el juego deportivo de equipo. Fomenta la colaboración social, pero sin anular las características personales.
Virtud del tono (M1): Es el conjunto de valores humanos que se sintetizan en un Linaje de virtud, de tipo genérico, difícil de precisar. Esta palabra en la ciencia griega tuvo un significado hondísimo.
Volver a nacer (M1): Es una capacidad natural que engendra la aptitud específica para la obra educativa, admitiendo que su tiempo pasado, no es el tiempo en que viven sus discípulos.
4. Conclusiones
En suma, el reporte aporta 193 términos, conceptos y expresiones empleados en la pedagogía deportiva implícita en la literatura de José María Cagigal (1957-1981). También, clasificamos los extractos según el momento de aparición en la secuencia de publicación de los libros de la muestra, lo que nos permitió dimensionar la densidad conceptual de cada uno de ellos:
M1 (42) |
M2 (16) |
M3 (25) |
M4 (36) |
M5 (16) |
M6 (16) |
M7 (19) |
M8 (23) |
En Hombres y deporte (M1), registramos la mayor cantidad de respuestas (42 respuestas) a los interrogantes ¿Qué es el deporte? ¿Qué es la educación física? ¿Qué es el hombre?
Debemos mencionar que todos los libros, aportaron en mayor o menor medida al listado colectado. Éste, en adelante podría convertirse en una excelente herramienta para comprender el mensaje del autor, facilitando la interpretación e inteligibilidad de su obra escrita. De igual modo, pensamos que lejos de resultar un listado de afirmaciones caídas en desuso, estamos frente a un legado de enorme valor, merecedor de una respetuosa contextualización y actualización por parte de quienes creemos en el perfeccionamiento humano a través del Deporte.
Notas
Cagigal, J.M. “Del derrotismo al triunfalismo”, en Cagigal, J.M. Deporte, pulso de nuestro tiempo. OSJMC, op.cit., p.557.
Cagigal, J.M. “Cómo nace el deporte”, en Cagigal, J.M. Deporte: espectáculo y acción. OSJMC, op.cit., p. 790.
Cagigal, J.M. “El deporte-práctica”, en Cagigal, J.M. Deporte y Agresión. OSJMC, op. cit., p. 1138.
Cagigal, J.M. “El Arbitro”, en Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p.103.
Cagigal, J.M. “El deporte-práctica”, en Cagigal, J.M. Deporte y Agresión. OSJMC, op.cit., p. 1146.
Cagigal no analiza, en Deporte y Agresión, cada uno de los conceptos. De esta convención terminológica se derivan también la variedad de niveles, métodos y objetivos en las investigaciones realizadas. Por eso, concluye que es muy difícil comparar y clasificar las teorías sobre la agresividad humana.
Cagigal, J.M. “Las teorías”, en Cagigal, J.M. Deporte y Agresión. OSJMC, op.cit., p. 1115.
Cagigal, J.M. “Las teorías”, en Cagigal, J.M. Deporte y Agresión. OSJMC, op.cit., p. 1086.
Cagigal, J.M. “Clasificación”, en Cagigal, J.M. El deporte en la sociedad actual. OSJMC, op.cit., p. 601-602.
Cagigal, J.M. “El deporte como salud mental para el futuro”, en Cagigal, J.M. Deporte, pulso de nuestro tiempo. OSJMC, op.cit., p.412.
Cagigal, J.M. “Valor humanístico del deporte”, en Cagigal, J.M. Oh deporte. anatomía de un gigante. OSJMC, op.cit., p.1006.
Cagigal, J.M. “Conflictos olímpicos”, en Cagigal, J.M. Deporte: espectáculo y acción. OSJMC, op.cit., p.816.
Cagigal, J.M. “Del derrotismo al triunfalismo”, en Cagigal, J.M. Deporte, pulso de nuestro tiempo. OSJMC, op.cit.
Cagigal, J.M. “Persona y Deporte”, en Cagigal, J.M. Deporte, pedagogía y humanismo. OSJMC, op.cit., p.255.
Cagigal, referencia a Jean Le Flochmoan, con sus aportes desde el libro La génesis de los deportes, ed. esp. Labor. Barcelona, 1969. p. 90. También menciona el libro El fenómeno olímpico, escrito por Gastón Meyer y publicado por el Comité Olímpico Español en 1963. Cfr: Cagigal, J.M. “Esqueje - El Olimpismo en crisis”, en Cagigal, J.M. Oh deporte. anatomía de un gigante. OSJMC, op.cit., p.966-967.
Cagigal, J.M. “Valores educativos”, en Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p.147.
Cagigal, J.M. “Notas para una filosofía de la Educación Física”, en Cagigal, J.M. Deporte, pedagogía y humanismo. OSJMC, op.cit., p.279.
Cagigal, J.M. “Los Juegos Olímpicos antiguos”, en Cagigal, J.M. Deporte: espectáculo y acción. OSJMC, op.cit., p.803.
Cagigal, J.M. “Valores educativos”, en Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p. 93.
Cagigal, J.M. “El deporte como salud mental para el futuro”, en Cagigal, J.M. Deporte, pulso de nuestro tiempo. OSJMC, op.cit., p.413.
Cagigal, J.M. “Clasificación”, en Cagigal, J.M. El deporte en la sociedad actual. OSJMC, op.cit.
Cagigal, J.M. “Clasificación”, en Cagigal, J.M. El deporte en la sociedad actual. OSJMC, op.cit., p.601.
Cagigal, J.M. “Del derrotismo al triunfalismo”, en Cagigal, J.M. Deporte, pulso de nuestro tiempo. OSJMC, op.cit., p.527.
Cagigal, J.M. “Del derrotismo al triunfalismo”, en Cagigal, J.M. Deporte, pulso de nuestro tiempo. OSJMC, op.cit., p.527.
Cagigal, J.M. “Las teorías”, en Cagigal, J.M. Deporte y Agresión. OSJMC, op.cit., p. 1096.
Cagigal, J.M. “El Olimpismo Moderno”, en Cagigal, J.M. Deporte, pedagogía y humanismo. OSJMC, op.cit., p.362-363.
Cagigal, J.M. “El Olimpismo Moderno”, en Cagigal, J.M. Deporte, pedagogía y humanismo. OSJMC, op.cit., p.362-363.
Cagigal, J.M. “El Atleta ante la derrota”, en Cagigal, J.M. Deporte, pulso de nuestro tiempo. OSJMC, op.cit., p.434.
Cagigal, J.M. “Emplazamiento”, en Cagigal, J.M. Deporte y Agresión. OSJMC, op.cit., p. 1078.
Cagigal, J.M. El deporte en la sociedad actual. OSJMC, op.cit., p. 613.
Ibídem, p. 613.
Cagigal, J.M. “La Educación Física - Ciencia”, en Cagigal, J.M. Deporte, pulso de nuestro tiempo. OSJMC, op.cit., p. 471.
Cagigal, J.M. “Bases Antropofilosóficas para una Educación Física”, en Cagigal, J.M. Cultura intelectual y cultura física. OSJMC, op.cit., p. 741.
Cagigal, J.M. “Notas para una filosofía de la Educación Física”, en Cagigal, J.M. Deporte, pedagogía y humanismo. OSJMC, op.cit., p.263-264.
Cagigal, J.M. “Bases Antropofilosóficas para una Educación Física”, en Cagigal, J.M. Cultura intelectual y cultura física. OSJMC, op.cit., p. 748.
Cagigal, J.M. “Educación básica para una sociedad más deportiva”, en Cagigal, J.M. Oh deporte. anatomía de un gigante. OSJMC, op.cit., p.1039.
Cagigal, J.M. “Educación del hombre corporal”, en Cagigal, J.M. Oh deporte. anatomía de un gigante. OSJMC, op.cit., p.1054.
Cagigal, J.M. ¡Oh deporte! (Anatomía de un gigante). OSJMC, op.cit., p. 1034.
Cagigal, J.M. “Clasificación”, en Cagigal, J.M. El deporte en la sociedad actual. OSJMC, op.cit., p.609.
Cagigal, J.M. “Elementos teóricos para un diagnóstico del Deporte”, en Cagigal, J.M. Cultura intelectual y cultura física. OSJMC, op.cit., p. 704.
Cagigal, J.M. “Educación del hombre corporal”, en Cagigal, J.M. Oh deporte. anatomía de un gigante. OSJMC, op.cit., p.1062.
Cagigal, J.M. “Elementos teóricos para un diagnóstico del Deporte”, en Cagigal, J.M. Cultura intelectual y cultura física. OSJMC, op.cit., p. 737.
Cagigal, J.M. “Elementos teóricos para un diagnóstico del Deporte”, en Cagigal, J.M. Cultura intelectual y cultura física. OSJMC, op.cit., p. 738.
Cagigal, J.M. “El Olimpismo Moderno”, en Cagigal, J.M. Deporte, pedagogía y humanismo. OSJMC, op.cit., p.362-363.
Cagigal, J.M. “Elementos teóricos para un diagnóstico del Deporte”, en Cagigal, J.M. Cultura intelectual y cultura física. OSJMC, op.cit., p. 741.
Cagigal, J.M. “Deporte”, en Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p.20.
Cagigal, J.M. “Política y deporte - Los Juegos Olímpicos de 1976”, en Cagigal, J.M. Cultura intelectual y cultura física. OSJMC, op.cit., p. 776.
Cagigal, J.M. “Deporte”, en Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p.20.
Cagigal extrae esta definición del BIDI (Bureau International de Documentation et Information del Consejo International de Educación Física y Deportes de la UNESCO), en reunión sobre terminología que tuvo lugar en Bucarest en 1969, daba al deporte: “Actividad humana significante que se manifiesta y se concreta en la práctica de los ejercicios físicos, bajo forma competitiva”.
Ibídem, p. 1096.
Cagigal, J.M. “Deporte en la Infancia”, en Cagigal, J.M. Deporte: espectáculo y acción. OSJMC, op.cit., p. 861.
Cagigal, J.M. “Pasos atrás hacia el futuro”, en Cagigal, J.M. Deporte: espectáculo y acción. OSJMC, op.cit., p. 867.
Cagigal, J.M. “Deporte y Educación”, en Cagigal, J.M. Deporte: espectáculo y acción. OSJMC, op.cit., p. 852.
Cagigal, J.M. “Educación básica para una sociedad más deportiva”, en Cagigal, J.M. Oh deporte. anatomía de un gigante. OSJMC, op.cit., p.1039.
Cagigal, J.M. “Emplazamiento”, en Cagigal, J.M. Deporte y Agresión. OSJMC, op.cit., p. 1078.
Cagigal, J.M. “La Iglesia y el deporte”, en Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p.165.
Cagigal, J.M. “El deporte-práctica”, en Cagigal, J.M. Deporte y Agresión. OSJMC, op.cit., p. 1135.
Cagigal, J.M. “En los centros de educación”, en Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p.225.
Cagigal, J.M. “De cara al deporte”, en Cagigal, J.M. Deporte y Agresión. OSJMC, op.cit., p. 1131.
Cagigal, J.M. “Clasificación”, en Cagigal, J.M. El deporte en la sociedad actual. OSJMC, op.cit., p.607.
Cagigal, J.M. “Esqueje - El Olimpismo en crisis”, en Cagigal, J.M. Oh deporte. anatomía de un gigante. OSJMC, op.cit., p.985.
Cagigal, J.M. “Clasificación”, en Cagigal, J.M. El deporte en la sociedad actual. OSJMC, op.cit., p.610.
Cagigal, J.M. “Clasificación”, en Cagigal, J.M. El deporte en la sociedad actual. OSJMC, op.cit., p.560.
Cagigal, J.M. “Pautas para una organización”, en Cagigal, J.M. El deporte en la sociedad actual. OSJMC, op.cit., p.625.
Cagigal, J.M. “Clasificación”, en Cagigal, J.M. El deporte en la sociedad actual. OSJMC, op.cit., p.560.
Cagigal, J.M. “Clasificación”, en Cagigal, J.M. El deporte en la sociedad actual. OSJMC, op.cit., p.560.
Cagigal, J.M. “Emplazamiento”, en Cagigal, J.M. Deporte y Agresión. OSJMC, op.cit., p. 1078.
Cagigal, J.M. “El deporte lo inunda todo”, en Cagigal, J.M. Deporte: espectáculo y acción. OSJMC, op.cit., p.786.
Cagigal es esta reflexión, adhiere a Bouet cuando afirma que deporte no es ya sólo juego; es mucho más que juego y ha incorporado significaciones muy ajenas a éste. Pero es, aún hoy, una de las grandes formas de juego que conserva la sociedad. Otros autores importantes que se pronunciaron en favor de esta acepción del deporte fueron: C. diem y J. huizinga.
Cagigal, J.M. “Savia o Mogollón”, en Cagigal, J.M. Oh deporte. anatomía de un gigante. OSJMC, op.cit., p.912.
Cagigal, J.M. “Valor humanístico del deporte”, en Cagigal, J.M. Oh deporte. anatomía de un gigante. OSJMC, op.cit., p.1002.
Cagigal, J.M. “El Atleta ante la derrota”, en Cagigal, J.M. Deporte, pulso de nuestro tiempo. OSJMC, op.cit., p.433.
Cagigal, J.M. “Clasificación”, en Cagigal, J.M. El deporte en la sociedad actual. OSJMC, op.cit., p.601.
Cagigal, J.M. “El deporte lo inunda todo”, en Cagigal, J.M. Deporte: espectáculo y acción. OSJMC, op.cit., p.786.
Cagigal, J.M. “Clasificación”, en Cagigal, J.M. El deporte en la sociedad actual. OSJMC, op.cit., p.599.
Cagigal, J.M. “Clasificación”, en Cagigal, J.M. El deporte en la sociedad actual. OSJMC, op.cit., p. 602-603.
Cagigal, J.M. “Clasificación”, en Cagigal, J.M. El deporte en la sociedad actual. OSJMC, op.cit., p.599.
Cagigal, J.M. “Del derrotismo al triunfalismo”, en Cagigal, J.M. Deporte, pulso de nuestro tiempo. OSJMC, op.cit., p.537.
Cagigal, J.M. “Clasificación”, en Cagigal, J.M. El deporte en la sociedad actual. OSJMC, op.cit., p.601.
Cagigal, J.M. “Cuándo y cómo apareció el deporte”, en Cagigal, J.M. Deporte: espectáculo y acción. OSJMC, op.cit., p.794.
Cagigal, J.M. “Clasificación”, en Cagigal, J.M. El deporte en la sociedad actual. OSJMC, op.cit., p.610.
Cagigal, J.M. “Deporte y progreso del hombre”, en Cagigal, J.M. Cultura intelectual y cultura física. OSJMC, op.cit., p. 704.
Cagigal, J.M. “Clasificación”, en Cagigal, J.M. El deporte en la sociedad actual. OSJMC, op.cit., p.598.
Cagigal, J.M. “Deporte”, en Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p.32.
Cagigal, J.M. “Clasificación”, en Cagigal, J.M. El deporte en la sociedad actual. OSJMC, op.cit., p.602.
Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p. 127.
Cagigal, J.M. “Valores educativos”, en Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p.126.
Expresiones de tan singular significación como las inglesas: gymnastics, educational gymnastics; las españolas: “gimnasia educativa”, “educación física de base”; la francesa: éducation psychocinétique; las alemanas: Leibeserziebung, Leibesübungen, Korpererziebung, Korperkultur, Gymnastik, Turnen, etcétera, son como una ventana que nos muestra la extensa problemática que sólo esta babel terminológica plantea.
Cagigal, J.M. “Sugerencias para la década del 70 en Educación Física”, en Cagigal, J.M. Deporte, pulso de nuestro tiempo. OSJMC, op.cit., p.477-478.
Cagigal, J.M. “En los centros de educación”, en Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p.189.
Cagigal, J.M. Cultura intelectual y cultura física. OSJMC, op.cit., p. 745.
Cagigal, J.M. Cultura intelectual y cultura física. OSJMC, op.cit., p. 683.
Ibídem, p. 686.
Cagigal, J.M. “Valor humanístico del deporte”, en Cagigal, J.M. Oh deporte. anatomía de un gigante. OSJMC, op.cit., p.1003.
Cagigal, J.M. “Valor humanístico del deporte”, en Cagigal, J.M. Oh deporte. anatomía de un gigante. OSJMC, op.cit., p.1000.
Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p. 127.
Cagigal, J.M. “Del derrotismo al triunfalismo”, en Cagigal, J.M. Deporte, pulso de nuestro tiempo. OSJMC, op.cit., p. 546.
Cagigal, J.M. “Las teorías”, en Cagigal, J.M. Deporte y Agresión. OSJMC, op.cit., p. 1095-1097.
Cagigal, J.M. “Deporte y dinamismos sociales”, en Cagigal, J.M. Deporte, pedagogía y humanismo. OSJMC, op.cit., p.296.
Cagigal, J.M. Oh deporte. anatomía de un gigante. OSJMC, op.cit., p. 1005.
Cagigal, J.M. “Profesionalismo y deporte espectáculo”, en Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p.66-67.
Cagigal, J.M. “Clasificación”, en Cagigal, J.M. El deporte en la sociedad actual. OSJMC, op.cit., p.602.
Cagigal, J.M. “Esa válvula de escape - el espectáculo deportivo”, en Cagigal, J.M. Deporte y Agresión. OSJMC, op.cit., p. 1158.
Según Cagigal el moderno concepto social de la educación (Nartorp, Krieck), prenunciado ya por Fichte, Pestalozzi y Schleiermacher y aún por los mismos Platón y Aristóteles, saca de la realidad una de sus más fuertes pruebas psicológicas. Más adelante concluye: “Todos educan a todos continuamente”. Nadie puede sustraerse el espíritu objetivo del ambiente.
Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p.114.
Cagigal, J.M. “Clasificación”, en Cagigal, J.M. El deporte en la sociedad actual. OSJMC, op.cit., p.602.
Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p. 228.
Cagigal, J.M. “Elementos teóricos para un diagnóstico del Deporte”, en Cagigal, J.M. Cultura intelectual y cultura física. OSJMC, op.cit., p. 704.
Cagigal, J.M. “Materialista”, en Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p.60.
Cagigal, J.M. “Savia o Mogollón”, en Cagigal, J.M. Oh deporte. anatomía de un gigante. OSJMC, op.cit., p.907.
Cagigal, J.M. “Elementos teóricos para un diagnóstico del Deporte”, en Cagigal, J.M. Cultura intelectual y cultura física. OSJMC, op.cit., p. 741.
Cagigal, J.M. “Clasificación”, en Cagigal, J.M. El deporte en la sociedad actual. OSJMC, op.cit., p.598.
Cagigal, J.M. “Clasificación”, en Cagigal, J.M. El deporte en la sociedad actual. OSJMC, op.cit., p.598.
Cagigal, J.M. “Elementos teóricos para un diagnóstico del Deporte”, en Cagigal, J.M. Cultura intelectual y cultura física. OSJMC, op.cit., p. 741.
Cagigal, J.M. “La Educación Física - Ciencia”, en Cagigal, J.M. Deporte, pulso de nuestro tiempo. OSJMC, op.cit., p. 465.
Cagigal, J.M. “La Iglesia y el deporte”, en Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p.166.
Cagigal, J.M. “Clasificación”, en Cagigal, J.M. El deporte en la sociedad actual. OSJMC, op.cit., p.602.
Cagigal, J.M. “Deporte, un gran juego para todos”, en Cagigal, J.M. Deporte: espectáculo y acción. OSJMC, op.cit., p.797.
Cagigal, J.M. “Materialista”, en Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p.60.
Cagigal, J.M. “Deporte y dinamismos sociales”, en Cagigal, J.M. Deporte, pedagogía y humanismo. OSJMC, op.cit., p.296.
Cagigal, J.M. “Educación y deporte”, en Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p.121.
Cagigal, J.M. “La Educación Física - Ciencia”, en Cagigal, J.M. Deporte, pulso de nuestro tiempo. OSJMC, op.cit., p. 471.
Cagigal, J.M. “Elementos teóricos para un diagnóstico del Deporte”, en Cagigal, J.M. Cultura intelectual y cultura física. OSJMC, op.cit., p. 741.
Cagigal, J.M. “Deporte para todos”, en Cagigal, J.M. Deporte: espectáculo y acción. OSJMC, op.cit., p.836.
Cagigal, J.M. “Elementos teóricos para un diagnóstico del Deporte”, en Cagigal, J.M. Cultura intelectual y cultura física. OSJMC, op.cit., p. 741.
Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p.114.
Cagigal, J.M. “Materialista”, en Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p.60.
Cagigal, J.M. Oh deporte. anatomía de un gigante. OSJMC, op. cit., p. 945.
Cagigal, J.M. “El Arbitro”, en Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p.100.
Cagigal, J.M. “Las teorías”, en Cagigal, J.M. Deporte y Agresión. OSJMC, op.cit., p. 1105.
Cagigal, J.M. “La Educación Física - Ciencia”, en Cagigal, J.M. Deporte, pulso de nuestro tiempo. OSJMC, op.cit., p.464-465.
Cagigal, J.M. “Deporte, un gran juego para todos”, en Cagigal, J.M. Deporte: espectáculo y acción. OSJMC, op.cit., p.798.
Más adelante, Cagigal agrega que la coincidencia sorprendente entre juegos infantiles de regiones remotas habla con elocuencia de esta particularidad de la elección como forma cultural de las expresiones lúdicas. La posibilidad de repetirse es una de las características más esenciales del juego. Todas las formas más desarrolladas del juego cabalgan ya sobre estos estamentos de las normas estabilizadas, los elementos de repetición, y un nuevo rasgo: el orden. Modernamente se admite que la forma lúdica es de índole primaria, originaria, vital por excelencia frente a las formas de vida imperadas por el utilitarismo o por la reacción a las necesidades; éstas son consideradas formas secundarias.
Cagigal, J.M. “Deporte”, en Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p.25-28.
Cagigal, J.M. “Cómo nace el deporte”, en Cagigal, J.M. Deporte: espectáculo y acción. OSJMC, op.cit., p.789.
Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p. 127.
Cagigal, J.M. “Esqueje - El Olimpismo en crisis”, en Cagigal, J.M. Oh deporte. anatomía de un gigante. OSJMC, op.cit., p.968.
Cagigal, J.M. “Notas para una filosofía de la Educación Física”, en Cagigal, J.M. Deporte, pedagogía y humanismo. OSJMC, op.cit., p.269.
Cagigal, J.M. “Cómo nace el deporte”, en Cagigal, J.M. Deporte: espectáculo y acción. OSJMC, op.cit., p.789.
Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p. 193-194.
Cagigal, J.M. “Del derrotismo al triunfalismo”, en Cagigal, J.M. Deporte, pulso de nuestro tiempo. OSJMC, op.cit., p.553.
Cagigal, J.M. “Raíces”, en Cagigal, J.M. Oh deporte. anatomía de un gigante. OSJMC, op.cit., p.934.
Cagigal, J.M. “Materialista”, en Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p.60.
Cagigal, J.M. “Diferentes formas de practicar deporte”, en Cagigal, J.M. Deporte: espectáculo y acción. OSJMC, op.cit., p. 788.
Cagigal, J.M. “Materialista”, en Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p.59.
Cagigal, J.M. “Savia o Mogollón”, en Cagigal, J.M. Oh deporte. anatomía de un gigante. OSJMC, op.cit., p.907.
Cagigal, J.M. “El Atleta ante la derrota”, en Cagigal, J.M. Deporte, pulso de nuestro tiempo. OSJMC, op.cit., p.451.
Cagigal, J.M. “Educación del hombre corporal”, en Cagigal, J.M. Oh deporte. anatomía de un gigante. OSJMC, op.cit., p.1062
Cagigal, J.M. “Elementos teóricos para un diagnóstico del Deporte”, en Cagigal, J.M. Cultura intelectual y cultura física. OSJMC, op.cit., p. 741.
Cagigal, J.M. “Notas para una filosofía de la Educación Física”, en Cagigal, J.M. Deporte, pedagogía y humanismo. OSJMC, op.cit., p.263.
Cagigal, J.M. “El cuerpo - Instrumento básico”, en Cagigal, J.M. Deporte: espectáculo y acción. OSJMC, op.cit., p.795.
Cagigal, J.M. “Valor humanístico del deporte”, en Cagigal, J.M. Oh deporte. anatomía de un gigante. OSJMC, op.cit., p.1001.
Cagigal, J.M. “Educación del hombre corporal”, en Cagigal, J.M. Oh deporte. anatomía de un gigante. OSJMC, op.cit., p.1056.
Cagigal, J.M. “Valores educativos”, en Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p.136.
Cagigal, J.M. “Origen del olimpismo moderno”, en Cagigal, J.M. Deporte: espectáculo y acción. OSJMC, op.cit., p.803.
Cagigal, J.M. “Deporte y dinamismos sociales”, en Cagigal, J.M. Deporte, pedagogía y humanismo. OSJMC, op.cit., p.299.
Cagigal, J.M. “Los Juegos Olímpicos antiguos”, en Cagigal, J.M. Deporte: espectáculo y acción. OSJMC, op.cit., p. 913.
Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p. 127.
Cagigal, J.M. “Las teorías”, en Cagigal, J.M. Deporte y Agresión. OSJMC, op.cit., p. 1086.
Cagigal, J.M. Oh deporte. anatomía de un gigante. OSJMC, op.cit., p.
Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p.166.
Cagigal, J.M. “La adolescencia y el deporte”, en Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p.195.
Muchos autores han lamentado que no existan términos sustantivos distintos que pudieran aplicarse a cada una de las formas de deporte. Con ello se evitarían confusionismos derivados del hecho de hablar distintos idiomas con la misma palabra. Cagigal formula una serie de interrogantes para comunicarnos las dificultades terminológicas del Deporte: ¿Qué clase de deporte es el montañismo? ¿Acaso el mismo que el que practica el escolar que juega en la cancha de su colegio el día de fiesta, o el que hace el octogenario que da su paseo-deportivo diario para conservar su salud, o aquél en el que participa el espectador asiduo de un graderío? Todos hacen deporte, o al menos participan del deporte. Pero ni como hábito personal, ni como actividad social, ni como situación humana, realizan todos una misma cosa. Deporte no es un término unívoco.
Toda la estructura u organización que va siendo creada por las demandas espectaculares del deporte, ingresa en la gran línea del deporte-espectáculo; aun cuando siempre conservará (y por ello sigue siendo rigurosamente deporte) elementos de su original praxis. Este entendimiento de las líneas divergentes en su carácter dinámico, tendencial, es condición indispensable. Cfr: Cagigal, J.M. “Clasificación”, en Cagigal, J.M. El deporte en la sociedad actual. OSJMC, op.cit., p. 611.
Cagigal, J.M. Oh deporte. anatomía de un gigante. OSJMC, op. cit., p. 975.
Cagigal, J.M. “Profesionalismo y deporte espectáculo”, en Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p.63.
Cagigal, J.M. “El Atleta ante la derrota”, en Cagigal, J.M. Deporte, pulso de nuestro tiempo. OSJMC, op.cit., p.433.
Cagigal, J.M. “Deporte”, en Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p.33.
Cagigal, J.M. “La Psicología Evolutiva como condicionante para la programación”, en Cagigal, J.M. Deporte, pulso de nuestro tiempo. OSJMC, op.cit., p.497.
Cagigal, J.M. “Clasificación”, en Cagigal, J.M. El deporte en la sociedad actual. OSJMC, op.cit., p. 605.
Cagigal, J.M. “Cómo nace el deporte”, en Cagigal, J.M. Deporte: espectáculo y acción. OSJMC, op.cit., p. 790.
Cagigal, J.M. “Clasificación”, en Cagigal, J.M. El deporte en la sociedad actual. OSJMC, op.cit., p.609.
En las características del deporte, son siete elementos sustanciales del ocio (los seis tomados de Dumazedier, más la recuperación). De esta pormenorización podría deducirse la natural aptitud del deporte para llenar el ocio según Cagigal.
Cagigal, J.M. “El Atleta ante la derrota”, en Cagigal, J.M. Deporte, pulso de nuestro tiempo. OSJMC, op.cit., p.434.
Cagigal, J.M. “Valor humanístico del deporte”, en Cagigal, J.M. Oh deporte. anatomía de un gigante. OSJMC, op.cit., p.1002.
Cagigal, J.M. “El riesgo”, en Cagigal, J.M. Deporte: espectáculo y acción. OSJMC, op.cit., p. 839.
Cagigal, J.M. “Deporte”, en Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p.25-26.
Cagigal, J.M. “Raíces”, en Cagigal, J.M. Oh deporte. anatomía de un gigante. OSJMC, op.cit., p.934.
Cagigal, J.M. “Clasificación”, en Cagigal, J.M. El deporte en la sociedad actual. OSJMC, op.cit., p.597.
Cagigal, J.M. “Clasificación”, en Cagigal, J.M. El deporte en la sociedad actual. OSJMC, op.cit., p.598.
Cagigal, J.M. “Clasificación”, en Cagigal, J.M. El deporte en la sociedad actual. OSJMC, op.cit., p.602.
Cagigal, J.M. “El cuerpo - Instrumento básico”, en Cagigal, J.M. Deporte: espectáculo y acción. OSJMC, op.cit.
Cagigal, J.M. “Pautas para una organización”, en Cagigal, J.M. El deporte en la sociedad actual. OSJMC, op.cit., p.633.
Cagigal, J.M. “La Iglesia y el deporte”, en Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p.174.
Miguel Piernavieja elaboró su riguroso estudio «Depuerto», «deporte». Protohistoria de una palabra. En él se sumerge el autor en el estudio directo de los documentos medievales y cataloga todas las primitivas formas ortográficas de este concepto. El trabajo se ciñe a los idiomas provenzal, antiguo castellano, antiguo catalán y antiguo francés. Prácticamente se puede asegurar que alcanza a los verdaderos orígenes de la palabra, ya que los estudios de sus fuentes en Alemania e Inglaterra (Groll, Diem, Amsler, etc.) unánimemente aceptan su paternidad mediterráneo-occidental. Cfr. Cagigal, J.M. “Ocio y deporte en nuestro tiempo”, en Cagigal, J.M. Deporte, pulso de nuestro tiempo. OSJMC, op.cit., p. 425.
Cagigal, J.M. “Deporte frente a deporte”, en Cagigal, J.M. El deporte en la sociedad actual. OSJMC, op.cit., p.582.
Cagigal, J.M. “Deporte frente a deporte”, en Cagigal, J.M. El deporte en la sociedad actual. OSJMC, op.cit., p.582.
Cagigal, J.M. “Más cosas sobre el fútbol”, en Cagigal, J.M. Deporte: espectáculo y acción. OSJMC, op.cit., p. 828.
Cagigal, J.M. “Deporte”, en Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p. 28.
Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p. 144.
Ibídem, p. 1087-1090.
Cagigal, J.M. “Fronda”, en Cagigal, J.M. Oh deporte. anatomía de un gigante. OSJMC, op.cit., p. 901.
Cagigal, J.M. “Las teorías”, en Cagigal, J.M. Deporte y Agresión. OSJMC, op.cit., p. 1086.
Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit. , p.145.
Cagigal, J.M. “Profesionalismo y deporte espectáculo”, en Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit., p. 67.
Cagigal, J.M. “Psicopedagogía del deporte”, en Cagigal, J.M. Deporte, pedagogía y humanismo. OSJMC, op.cit., p.286.
Cagigal, J.M. “Deporte frente a deporte”, en Cagigal, J.M. El deporte en la sociedad actual. OSJMC, op.cit., p.584.
Cagigal, J.M. “Educación Física y Danza”, en Cagigal, J.M. Deporte, pedagogía y humanismo. OSJMC, op.cit., p.329.
Cagigal, J.M. “Deporte, un gran juego para todos”, en Cagigal, J.M. Deporte: espectáculo y acción. OSJMC, op.cit., p.797.
Cagigal, J.M. “Pausa con Pedagogos”, en Cagigal, J.M. Deporte, pedagogía y humanismo. OSJMC, op.cit., p.286.
Cagigal, J.M. “El deporte como salud mental para el futuro”, en Cagigal, J.M. Deporte, pulso de nuestro tiempo. OSJMC, op.cit., p.413.
Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC, op.cit. , p.114.
Cagigal, J.M. Hombres y deporte. OSJMC.
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