La tragedia en el Estadio Mateo Flores en 1996 y su impacto en Costa Rica |
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Maestría en Ciencias Sociales (Costa Rica) |
Chester Urbina Gaitán |
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Resumen La tragedia ocurrida en el estadio Mateo Flores de 1996 ayudó a evidenciar los serios problemas infraestructurales de las principales instalaciones balompédicas costarricenses. Palabras claves: Estadio Mateo Flores. Costa Rica. Fútbol. Estado. Infraestructura deportiva.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires - Año 16 - Nº 156 - Mayo de 2011. http://www.efdeportes.com/ |
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Introducción
En la década de los años cuarenta se inauguran en Costa Rica el Estadio Alejandro Morera Soto (1942), el Eladio Rosabal Cordero (1946) y el José Rafael “Fello” Meza (1949) los cuales pertenecen a la Liga Deportiva Alajuelense, el Club Sport Herediano y el Club Sport Cartaginés respectivamente. El estadio Ricardo Saprissa Aymá del Club Deportivo Saprissa se creó en 1972. La edificación de estos recintos es importante porque a partir de allí otras asociaciones futbolísticas empezaron a organizarse para cerrar mediante un estadio su cancha abierta y cobrar una suma por presenciar el partido. Esto permitió que las corporaciones deportivas de primera división comenzaran a adquirir un carácter más empresarial al competir por la recaudación de la taquilla, a la vez que se interesaron por crear un espacio en sus instalaciones para los medios de comunicación con el fin de expandir su afición mediante una mayor propaganda.
En gran parte el atraso futbolístico de Costa Rica se explica por la utilización político-económica que esta disciplina experimentó a lo largo de su historia. Según Mayela Cubillo los dirigentes deportivos permanecen en sus puestos por muchos años ya que existe una vinculación clara entre el dirigente deportivo y la empresa que financia el club, también el rol de dirigente ha sido utilizado para ascender políticamente.1
La misma autora reafirma lo anterior al apuntar que es a partir de 1970 que el Estado interviene directamente en el deporte costarricense a través del Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes, que se creó en ese año. A partir de este momento se organizó el deporte costarricense, y comenzó a brindarle apoyo, y es el fútbol-espectáculo el deporte que acaparó esta ayuda. El estímulo brindado por el Estado obedeció a los efectos catárticos e integradores, y por ende estabilizadores, propios del espectáculo futbolístico e implicó por lo tanto fines o designios político-ideológicos.
2Con base en todo lo anterior es que se plantea la idea de que hasta 1996 el sector político-económico que controlaba el fútbol-espectáculo en Costa Rica no tuvo el interés de garantizarle a la afición de este país su seguridad en la ocupación de las instalaciones futbolísticas. Este artículo tiene como objetivo explicar como la tragedia en el estadio Mateo Flores de la ciudad de Guatemala de 1996 puso en evidencia los serios problemas de infraestructura que manifestaban los cuatro principales estadios de balompié costarricenses.
Falsificación de tiquetes, fallas infraestructurales y muerte. La tragedia en el Estadio Mateo Flores de 1996
El miércoles 16 de octubre de 1996 ocurrió la peor tragedia del deporte guatemalteco, en la noche de ese día se celebraría en el estadio Mateo Flores un partido de fútbol entre las selecciones nacionales de Costa Rica y Guatemala por las eliminatorias de la CONCACAF hacia el Mundial de Fútbol de Francia 1998. Los hechos ocurrieron a las 7:20 p.m. el estadio estaba lleno y en sus afueras miles de aficionados pugnaban por ingresar. Vieron una opción de ingreso por un túnel de 12 metros de largo y 6 de ancho, que desembocaba directamente a una gradería de 28 escalones en el sector suroeste de los que corresponden al precio de popular. Las personas que estaban allí sentadas se convirtieron en víctimas. Estaban de frente a la cancha y el tropel humano que les cayó les cegó la vida, al prensarlos contra la malla.
Las personas fallecieron como resultado de la asfixia por comprensión toráxica y contusiones diversas. La cantidad de muertos ascendió a 91 de los cuales 5 eran niños, 13 mujeres y 73 hombres.
Estadio Mateo Flores
Todo esto produjo duras críticas contra la Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala (CDAG) y la Comisión de Selección Nacional (CSN) organizadoras del encuentro. En una rueda de prensa, ambas organizaciones rechazaron que el tiraje de entradas sobrepasara la capacidad del estadio, estimada en 45.000 personas.
Se vendieron 45.796 boletos, que generaron ingresos por $ 241.000. Según Rolando Castro, presidente de la CDAG, el estadio Mateo Flores podía albergar hasta 48.000 aficionados. Sin embargo, la prensa local informó que en el recinto deportivo había entre 60.000 y 65.000 personas, situación que se había presentado en otras oportunidades.
Ferdy Verganza gerente de la CNS, declaró que asumirían la responsabilidad de este accidente, al tiempo que informó de que las urnas donde se depositaron los boletos quedaron en manos del Ministerio Público para la investigación de rigor.
Por su parte, Andrés Cecilia de la empresa CELULO, que imprimió los boletos, garantizó que eran imposibles de falsificar. Varios periodistas le mostraron los falsificados y se comprobó que eran prácticamente iguales. A la hora que se produjo el ingreso de la turba – dijo Verganza – era imposible distinguir entre boletos verdaderos y falsos, pues la iluminación de las puertas de acceso al estadio era muy deficiente. Este funcionario manifestó que fueron detenidas tres personas vinculadas a las estafas con los tiquetes.
Personas fallecidas en la tragedia
Los $ 241.000 quedarían congelados en una cuenta del banco Multibanco, para responder a los reclamos iniciales de los familiares de las víctimas.
3 Esta catástrofe en su momento se considero como la quinta tragedia de la historia del fútbol y el caso más grave en partidos de Copas Mundiales. A continuación se ofrece la lista de los trece casos de tragedias más importantes de la historia del balompié mundial:Moscú, URSS (actualmente Rusia): 20 de octubre de 1982, 340 muertos.
Lima, Perú: 23 de mayo de 1964, 318 muertos.
Sheffield, Inglaterra: 15 de abril de 1989, 95 muertos.
Katmandú, Nepal: 12 de marzo de 1988, 93 muertos.
Ciudad de Guatemala, Guatemala: 16 de octubre de 1996, 91 muertos.
Buenos Aires, Argentina: 23 de junio de 1968, 73 muertos.
Glasgow, Escocia: 2 de enero de 1971, 66 muertos.
Bradford, Inglaterra: 11 de mayo de 1985, 56 muertos.
El Cairo, Egipto: 17 de febrero de 1974, 48 muertos.
Kayseri, Turquía: 17 de setiembre de 1967, 41 muertos.
Glasgow, Escocia: 1920, 40 muertos.
Orkney, Suráfrica: 13 de enero de 1991, 40 muertos.
Bruselas, Bélgica: 29 de mayo de 1985, 39 muertos.
Los hechos ocurridos en el estadio Mateo Flores motivaron al presidente de Costa Rica Ing. José María Figueres Olsen (1994-1998) – quien asistió al encuentro deportivo en Guatemala – a expresar su preocupación ante la posibilidad de que en el país ocurriera algo similar. El mandatario ordenó a funcionarios y autoridades deportivas a adoptar medidas de prevención en los estadios.
El jueves 17 de octubre del año en mención el ministro de Salud German Weinstock sostuvo una reunión con representantes de los principales clubes balompédicos. Allí se discutieron los problemas más comunes en los diferentes escenarios, entre los que se destacan los siguientes: ausencia de luces de emergencia para los aficionados, pocas puertas de acceso a la gramilla y pasillos estrechos.
Asimismo, se iniciaría un estudio más a fondo e individualizado con cada club deportivo. Con base en los resultados se elaboraría un cronograma de prioridades. Según declaro el ministro Weinstock se fijaría un plazo para que las corporaciones futbolísticas solucionen los principales problemas de infraestructura de sus respectivos estadios. Si una vez finalizado ese período los problemas persistían los recintos deportivos se cerrarían.
Al respecto los directivos de los cuatro principales clubes futbolísticos de Costa Rica: el Club Deportivo Saprissa, la Liga Deportiva Alajuelense, el Club Sport Herediano y el Club Sport Cartaginés argumentaron que harían todo lo posible por resolver los problemas y aclararon que los costos para estos trabajos eran onerosos.
5Un estudio elaborado por el Ministerio de Salud en setiembre de 1996 reveló cuales eran los principales problemas de infraestructura que presentaban los principales estadios de Costa Rica, el cual se brinda seguidamente:
Estadio Ricardo Saprissa (Club Deportivo Saprissa)
No se ha presentado ningún plan de evacuación en caso de emergencia.
No se cuenta con un sistema de alumbrado de emergencia.
Requiere más salidas de emergencia.
No hay salidas hacia la gramilla para evacuación en caso de emergencia.
Requiere rutas de salida con recorridos más amplios.
Estadio Eladio Rosabal Cordero (Club Sport Herediano)
Zanja perimetral alrededor de la cancha sin malla protectora en los costados este, oeste y norte.
No hay accesos intermedios en la zona de palcos.
No hay malla protectora en la parte superior en la galería de sol.
Es recomendable otro acceso al costado norte y oeste.
Faltan peldaños para pasillos laterales en gradería.
Falta mantenimiento en estructura metálica del techo.
Peligro potencial del muro perimetral al costado oeste y norte debido a que no existe un amarre adecuado.
Estadio José Rafael “Fello” Meza (Club Sport Cartaginés)
Presenta una fosa que bordea la cancha sin valla de protección.
No tiene señalización que identifique las rutas de evacuación.
No hay rutas de acceso en las graderías.
Distancias largas para alcanzar las salidas.
Estadio Alejandro Morera Soto (Liga Deportiva Alajuelense)
No hay iluminación de emergencia.
No han presentado un plan de evacuación para el desalojo en caso de emergencia.
Las vallas de protección son muy bajas (apenas un metro de altura)
Distancias largas para alcanzar las salidas.
El conocimiento de problemas estructurales en los estadios de Costa Rica no era nada nuevo. En 1988 Carlomagno Chacón presentó su Memoria de Práctica Dirigida de Graduación en Arquitectura la cual se titulaba: Plan de Desarrollo para el Estadio Nacional. Este estudio a un nivel general señalaba que las malas condiciones de este recinto deportivo se debían a su antigüedad y a que no se ha dado un programa de mantenimiento adecuado, ni han existido los recursos suficientes para dar este mantenimiento, tano preventivo como correctivo. Tampoco se habían cubierto los aspectos necesarios para lograr su óptima operación de acuerdo a las solicitaciones de capacidad y servicios.
7Entre las principales recomendaciones de Chacón destacan: demolición de la pared del sector norte, construcción de una nueva pared liviana, reubicación y ampliación de salidas, reacondicionamiento del sistema eléctrico, nueva iluminación del campo de juego, remodelación de palcos, remodelación de gradería de sol (sector sur) y graderías nuevas en sectores este y oeste.
8 Cabe señalar que desde su fundación el antiguo Estadio Nacional de Costa Rica nunca tuvo un estado medianamente óptimo para la práctica del deporte, por lo que representaba un serio peligro para los aficionados.9Conclusión
La tragedia del estadio Mateo Flores de 1996 ayudó a exponer los serios problemas infraestructurales que tenían hasta ese momento los principales estadios de fútbol de Costa Rica, lo cual se explica por el descuido estatal y el desinterés de la clase política-económica que controlaba el espectáculo futbolístico hasta ese momento. Esto manifiesta la indolencia tanto pública como privada de garantizarle a la afición de este país su seguridad en la ocupación de las instalaciones futbolísticas.
Notas
Cubillo, Mayela. El fútbol: una perspectiva sociológica. San José: Alma Mater, 1986. p.52.
ibid. p.121.
La Nación. Viernes 18 de octubre de 1996. Nº 18.036. Año LI. p.28-A.
ibid. Sábado 19 de octubre de 1996. Nº 18037. Año LI. p.24-4.
ibid. Viernes 18 de octubre de 1996. Nº 18.036. Año LI. p.30-A.
idem.
Chacón Araya, Carlomagno. Plan de Desarrollo para el Estadio Nacional. Universidad de Costa Rica. Escuela de Arquitectura. Memoria de Práctica Dirigida de Graduación. 1988. p.158.
ibid. pp.159-161.
Zamora Hernández, Carlos Manuel. La Sabana: Un parque con historia. San José: Ministerio de Cultura y Juventud. Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural. Imprenta Nacional, 2009. p.83.
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