Sistema propioceptivo y desarrollo motor en los deportes | |||
Profesor de Educación Física, Magíster en Administración Educacional Departamento de Educación Física - Universidad de Concepción Doctorando Ciencias de la Motricidad Humana – UMCE |
Oscar Herrera Gacitua (Chile) |
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Resumen Sabemos que nuestro cerebro participa activamente en todas nuestras acciones; denominasen pensamientos, motricidad, afectividad, que se encuentran presentes. Desde las más “simples” tareas como es el caso de montar en bicicleta, caminar, cortar una hoja con una tijera, hasta procesos más complejos, como estudiar nuestro entorno, construir formas de comunicación, liderar movimientos sociales y transformar nuestro entorno. Resultaría impensable considerar que nuestro cerebro no ejerza un papel importante en e aprendizaje y perfeccionamiento de una actividad deportiva. Este artículo pretende mostrar como esta parte de nuestro cuerpo resulta fundamental para transformar nuestra mirada y comprensión del entrenamiento deportivo. Palabras clave: Sistema propioceptivo. Desarrollo motor. Deportes.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 16, Nº 155, Abril de 2011. http://www.efdeportes.com/ |
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Introducción
Lo movimientos en el fútbol son monitoreados internamente por los jugadores. Los órganos sensitivos dentro de los músculos, articulaciones y tendones proveen de información acerca de sus movimientos al sistema de procesamiento central. Esto es llamado comúnmente sentido muscular o sentido cinestésico. A medida que se realizan los movimientos, la información enviada al sistema de procesamiento central es utilizada para monitorear los movimientos y evaluar las posibles modificaciones a realizar. A la vez que ocurre esto, se utilizará otra información proveniente de fuentes externas para monitorear el proceso.
En los partidos y en las prácticas los jugadores toman decisiones en relación a su objetivo global, asistido por estímulos perceptuales provenientes de varias fuentes. De acuerdo con sus experiencias anteriores estos estímulos pueden o no tener significado alguno. También se produce un proceso de selección de manera que toda la información irrelevante es desechada. El jugador recepta solamente los estímulos perceptivos importantes los cuales provienen de su vecindad inmediata. Todos los elementos perceptuales que pueden proveer información para su decisión acerca de patear el balón o no, o en que dirección, etc., serán aceptados como información significativa. La información relevante, es entonces procesada en el sistema nervioso central.
Todas las destrezas en el fútbol incluyen todos los dominios, los cuales son dependientes del sistema de control. Para aprender las destrezas, son importantes las acciones de los bucles de retroalimentación externa e interna. En el bucle interno 1) las terminaciones nerviosas en la piel le dicen al jugador acerca del contacto con el balón, 2) los receptores cinestésicos en las articulaciones controlan el ángulos articular, 3) los husos musculares informan acerca de los cambios en la longitud del músculo y 4) los aparatos tendinosos de Golgi informan de los cambios de tensión en el tendón. La calidad de este mecanismo es obviamente hereditaria. En el sistema de retroalimentación externa los sistemas visual y auditivo desempeñan los roles mas importantes.
Las prácticas corporales poseen en el ámbito del entrenamiento deportivo ciertas particularidades. Existe una sofisticación de los gestos técnicos y un bagaje de actividades motrices para la obtención de las destrezas e “inteligencias motoras” de un deportista en la “toma de decisiones” (Ruiz Pérez y Arruza Gabilondo, 2005). Los sujetos deportistas incorporan ciertas estructuras de acción motriz, condicionados por el modo de transitar la formación física técnica, en distintas etapas de la educación deportiva. La educación física y técnica, establece etapas para el disciplinamiento de los patrones del movimiento corporal, considerando las capacidades neuromusculares de los aprendices desde un enfoque influenciado por las corrientes evolucionistas del ser humano. En la bibliografía podemos hallar períodos, fases de desarrollo motor (Meinel y Schnabel, 1987: 335) que se adaptan al crecimiento y el desarrollo humano. Las etapas trazadas para el acompañamiento del futuro deportista, distribuye en edades cronológicas una sucesión ordenada de estadios: juegos predeportivos, juegos fundamentadores, minideporte del desarrollo multilateral y un terminal del deporte propiamente dicho con la fijación de técnicas depuradas del movimiento en sujetos con una técnica económica y eficaz. En estas estaciones se muestran una secuencia de los desafíos más sencillos hacia otros de mayor complejidad.
Lo que podemos señalar como relevante en la relación de los sujetos con las técnicas motrices, es la garantía de propiciar un amplio espectro de posibilidades de participación en una diversidad de propuestas corporales. Asegurar el acceso a la cultura corporal es fundamental para que el sujeto descubra sus vocaciones corporales y motrices. Las semblanzas de las técnicas del sóftbol, artes marciales, básquetbol, atletismo, danza contemporánea, el tai chi chuan, entre otras tantas posibles de explorar le otorga al aprendiz un catálogo vasto de propuestas corporales para elegir un posible ámbito de especialización. La “disponibilidad corporal” (Giraldes, 1994) consiste en esta plasticidad motriz o la producción de sujetos versátiles capaces de disponer de un uso inteligente de la técnica deportiva en desafíos motrices novedosos. El protagonismo de las técnicas deportivas no son saberes empaquetados que se transmiten de forma lineal prescindiendo de los receptores, hay un conjunto de mediaciones circunstanciales que modelan las disímiles apropiaciones de las técnicas.
Marco teórico
Los investigadores en neurociencias estudian la anatomía, fisiología, química y biología molecular del sistema nervioso con particular interés en cómo se relaciona la actividad del cerebro con el comportamiento y el aprendizaje. ¿Cómo se desarrolla el cerebro? ¿Hay etapas en su desarrollo? ¿Hay períodos críticos donde deben ocurrir ciertos procesos para que se desarrolle normalmente? ¿Cómo se codifica la información en el cerebro en desarrollo y en el sistema nervioso adulto? Y tal vez la pregunta más importante ¿Cómo afecta al cerebro la experiencia?
Durante el proceso del desarrollo el diagrama de “cableado” del cerebro es creado a través de la formación de sinapsis. En el nacimiento, el cerebro humano tiene sólo una pequeña proporción de los trillones de sinapsis que eventualmente tendrá (Calof, 1995). El resto de las sinapsis se forman después del nacimiento y una parte de este proceso es guiado por la experiencia. Las conexiones sinápticas son adicionadas básicamente de dos maneras. La primera manera es que esas sinapsis son sobre producidas y luego se pierden. Este es un mecanismo fundamental que usa el cerebro para incorporar información de la experiencia. Este mecanismo tiende a ocurrir durante los primeros períodos del desarrollo. En la corteza visual una persona tiene muchas mas sinapsis a los 6 meses de edad que en el adulto. Esto es porque más y más sinapsis se forman en los primeros meses de vida para luego desaparecer a veces en cantidades importantes. El tiempo requerido para que este fenómeno ocurra varía en diferentes partes del cerebro, de 2 a 3 años en la corteza visual del humano y de 8 a 10 años en algunas partes de la corteza frontal (Huttenlocher y cols, 1997).
El sistema nervioso establece un gran número de conexiones, luego la experiencia actúa sobre esta red, seleccionando las conexiones apropiadas y removiendo las inapropiadas. Lo que permanece es una forma final refinada que constituye tal vez las bases cognitivas para las fases tardías del desarrollo.
El segundo mecanismo de formación de sinapsis es a través de la adición de nuevas sinapsis (Gould y cols, 1999). Este proceso opera a través de toda la vida humana y es especialmente importante en etapas tardías. Este proceso no sólo es sensible a la experiencia, sino que es conducido por la experiencia. La adición de sinapsis probablemente sea la base de alguna o tal vez muchas formas de memoria.
La función motora, está ubicada en la corteza cerebral, nuestra corteza se llena de estímulos y de información a través de cinco vías principales, los sentidos, estos son los encargados de darle pistas al cerebro y todo el conjunto de informaciones requeridas a través de las cuales sabrá cuál es el músculo que se debe mover.
Por lo tanto entra el estímulo por los sentidos va hacia la corteza cerebral por medio de los impulsos nerviosos, a través de las conexiones. Una vez llegada la información a la corteza cerebral se responde ante los estímulos con el movimiento del músculo que se quiere (Ortiz, 2001). Muchas veces la respuesta puede tardar en llegar o no llegar por muchas razones, no existencia de las conexiones nerviosas, falta de neurotransmisores, porque no llega el estímulo como para que se dé una orden.
Importancia del entrenamiento del sistema propioceptivo
Además de constituir una fuente de información somatosensorial a la hora de mantener posiciones, realizar movimientos normales o aprender nuevos, bien cotidianos o dentro de la práctica deportiva, cuando sufrimos una lesión articular, el sistema propioceptivo se deteriora produciéndose un déficit en la información propioceptiva que le llega al sujeto. De esta forma, esa persona es más propensa a sufrir otra lesión. Además, disminuye la coordinación en el ámbito deportivo.
El sistema propioceptivo puede entrenarse a través de ejercicios específicos para responder con mayor eficacia de forma que nos ayude a mejorar la fuerza, coordinación, equilibrio, tiempo de reacción ante situaciones determinadas y, como no, a compensar la pérdida de sensaciones ocasionada tras una lesión articular para evitar el riesgo de que ésta se vuelva a producir.
Es sabido también que el entrenamiento propioceptivo tiene una transferencia positiva de cara a acciones nuevas similares a los ejercicios que hemos practicado.
A través del entrenamiento propioceptivo, el atleta aprende a sacar ventaja de los mecanismos reflejos: mejorando los estímulos aumenta el rendimiento y disminuyen las inhibiciones que lo reducen. Así, reflejos como el de estiramiento, que pueden aparecer ante una situación inesperada (por ejemplo, perder el equilibrio) se pueden manifestar de forma correcta (ayudan a recuperar la postura) o incorrecta (provocar un desequilibrio mayor). Con el entrenamiento propioceptivo, los reflejos básicos incorrectos tienden a eliminarse para optimizar la respuesta.
Entrenamiento propioceptivo y fuerza
Todo incremento en la fuerza es resultado de una estimulación neuromuscular. Con relación a la fuerza, enseguida solemos pensar en la masa muscular pero no olvidemos que ésta se encuentra bajo las órdenes del sistema nervioso. En resumen, para la mejora de la fuerza a través del entrenamiento existen adaptaciones funcionales (sobre la base de aspectos neurales o nerviosos) y adaptaciones estructurales (sobre la base de aspectos estructurales: hipertrofia e hiperplasia, esta última sin evidencias de existencia clara en personas).
Los procesos reflejos que incluye la propiocepción estarían vinculados a las mejoras funcionales en el entrenamiento de la fuerza, junto a las mejoras propias que se pueden conseguir a través de la coordinación intermuscular y la coordinación intramuscular.
Coordinación intermuscular. Haría referencia a la interacción de los diferentes grupos musculares que producen un movimiento determinado.
Coordinación intramuscular. Haría referencia a la interacción de las unidades motoras de un mismo músculo.
Propiocepción (procesos reflejos). Harían referencia a los procesos de facilitación e inhibición nerviosa a través de un mejor control del reflejo de estiramiento o miotático y del reflejo miotático inverso, mencionados anteriormente y que pueden producir adaptaciones a nivel de coordinación inter-intramuscular
Entrenamiento propioceptivo y flexibilidad
Recordemos que el reflejo de estiramiento desencadenado por los husos musculares ante un estiramiento excesivo provoca una contracción muscular como mecanismo de protección (reflejo miotático). Sin embargo, ante una situación en la que realizamos un estiramiento excesivo de forma prolongada, si hemos ido lentamente a esta posición y ahí mantenemos el estiramiento unos segundos, se anulan las respuestas del reflejo miotático activándose las respuestas reflejas del aparato de Golgi (relajación muscular), que permiten mejoras en la flexibilidad, ya que al conseguir una mayor relajación muscular podemos incrementar la amplitud de movimiento en el estiramiento con mayor facilidad.
Para activar aún más la respuesta refleja del aparato de Golgi, existen determinadas técnicas de estiramientos basadas en los mecanismos de propiocepción, de forma que en la ejecución del estiramiento, asociamos periodos breves en los que ejercemos contracciones de la musculatura agonista que queremos estirar, alternados con periodos de relajación. Los periodos de tensión, activarán los receptores de Golgi aumentando la relajación subsiguiente y permitiendo un mejor estiramiento. Un ejemplo sería los estiramientos postisométricos o en “tensión activa”.
Entrenamiento Propioceptivo y Coordinación
La coordinación hace referencia a la capacidad que tenemos para resolver situaciones inesperadas y variables y requiere del desarrollo de varios factores que, indudablemente, podemos mejorar con el entrenamiento propioceptivo, ya que dependen en gran medida de la información somatosensorial (propioceptiva) que recoge el cuerpo ante estas situaciones inesperadas, además de la información recogida por los sistemas visual y vestibular.
Estos factores propios de la coordinación que podemos mejorar con el entrenamiento propioceptivo son:
Regulación de los parámetros espacio-temporales del movimiento. Se trata de ajustar nuestros movimientos en el espacio y en el tiempo para conseguir una ejecución eficaz ante una determinada situación. Por ejemplo, cuando nos lanzan una pelota y la tenemos que recoger, debemos calcular la distancia desde la cuál nos la lanzan y el tiempo que tardará en llegar en base a la velocidad del lanzamiento para poder ajustar nuestros movimientos. Ejercicios buenos para la mejora de los ajustes espacio-temporales son los lanzamientos o pases con objetos de diferentes tamaños y pesos.
Capacidad de mantener el equilibrio. Tanto en situaciones estáticas como dinámicas. Eliminamos pequeñas alteraciones del equilibrio mediante la tensión refleja muscular que nos hace desplazarnos rápidamente a la zona de apoyo estable. Una vez que entrenamos el sistema propioceptivo para la mejora del equilibrio, podremos conseguir incluso anticiparnos a las posibles alteraciones de éste con el fin de que no se produzcan (mecanismo de anticipación).
Sentido del ritmo. Capacidad de variar y reproducir parámetros de fuerza-velocidad y espaciotemporales de los movimientos. Al igual que los anteriores, depende en gran medida de los sistemas somatosensorial, visual y vestibular. En el ámbito deportivo, podemos desglosar acciones motoras complejas propias de un deporte en elementos aislados para mejorar la percepción de los movimientos y después integrarlos en una sola acción. Es importante seguir un orden lógico si separamos los elementos de una acción técnica. Por ejemplo, en la batida de voleibol, podemos separar el gesto en los pasos de aproximación – descenso del centro de gravedad flexionando piernas a la vez que echamos los brazos atrás – despegue – armado del brazo – golpeo final al balón.
Capacidad de orientarse en el espacio. Se realiza, fundamentalmente, sobre la base del sistema visual y al sistema propioceptivo. Podríamos mejorar esta capacidad a través del entrenamiento de la atención voluntaria (elegir los estímulos más importantes).
Capacidad de relajar los músculos. Es importante, ya que una tensión excesiva de los músculos que no intervienen en una determinada acción puede disminuir la coordinación del movimiento, limitar su amplitud, velocidad, fuerza, ... Utilizamos ejercicios en los que alternamos periodos de relajación-tensión, intentando controlar estos estados de forma consciente. En alto nivel deportivo, buscaremos la relajación voluntaria ante situaciones de gran estrés que después puedan transferirse a la actividad competitiva
El sistema psicomotor humano
Fonseca (1998, p. 290-296) explica cómo el sistema psicomotor humano requiere la participación dialéctica de tres unidades funcionales del cerebro. La primera unidad, comprende las funciones psicológicas vitales de la integración real, sensorial y fisonómica, así como de la atención y de la vigilancia intra somática; constituye el sustrato neurológico de los factores psicomotoras de la tonicidad y el equilibrio. La segunda unidad, compromete las funciones psicológicas de análisis, síntesis, almacenamiento, asociación visual, auditiva y táctilo-kinestésica, intra e inter neurosensorial, intra e interhemisférica como sustrato neurológico de los lóbulos occipital, temporal y parietal responsables de la organización de los factores psicomotores y de la noción de cuerpo, en la estructura espacial y temporal. La tercera unidad, comprende las funciones psicológicas de planificación, programación y regulación, cuya función es transformar la información intra y extra-somática en proyecto motor y una intencionalidad e incluye el sustrato neurológico de los lóbulos frontales, responsables de la organización de los factores psicomotores de la apraxia global y de la apraxia fina.
Estas tres unidades en interacción son las que constituyen el trabajo global que procesa la motricidad y la organiza anticipadamente antes de que se constituya en un acto final, dando al movimiento voluntario una estructura operacional que incluye múltiples zonas de participación que requieren de propiedades tales como la totalidad, interdependencia, jerarquía, auto regulación y control, interacción con el mundo exterior, equilibrio, adaptabilidad, equifinalidad. Fonseca (1998, p. 302) concluye al respecto que “la elasticidad del sistema psicomotor humano implica, en síntesis, la integración del concepto cibernético y psiconeurológicos, una vez que la totalidad del pensamiento humano consiste, en el fondo, en la expresión de su motricidad.”
El sistema nervioso central y en particular la corteza cerebral son centros de interpretación de los estímulos llevados a la misma por todo el sistema sensitivo. El estudio de la especialización de la corteza cerebral dio sus primeros pasos con Ramón y Cajal en 1949 y Von Ecónomo en 1960, entre otros. Fueron los estudios de Brodmann (1909-1994) los que han permanecido desde que los propusiera.
Todas estas áreas son susceptibles de ser mejoradas debido a la plasticidad del sistema.
Uno de los estímulos más poderosos para el mejoramiento de estas áreas es el movimiento.
Los estudios de retención y alteración de la memoria han apoyado un modelo, usado frecuentemente, de almacenamiento de la memoria en fases. La entrada de información al encéfalo se procesa en un almacén de memoria a corto plazo. Éste tiene una capacidad muy limitada (poco más de una docena de elementos) y, si no hay repetición, dura sólo un período de minutos. La información es transformada posteriormente, mediante algún tipo de proceso, en un almacén a largo plazo, más permanente. Un sistema de “búsqueda y recuperación” busca en el almacén de memoria y permite que se pueda disponer de la información para tareas específicas.
A partir de la amplia literatura sobre la neurobiología de la memoria, hay tres propiedades que parecen particularmente importantes: (1) la memoria tiene fases, (2) la memoria a largo plazo está representada en múltiples regiones en todo el sistema nervioso, (3) el almacenamiento de la memoria explícita o memoria de eventos o fechas, requiere al sistema del lóbulo temporal. Las memorias implícitas o que implican realización de movimientos involucran al cerebelo, a la amígdala y, en formas sencillas de aprendizaje, a los sistemas sensoriales y motores específicos activados por la tarea. Parece ser que el hipocampo es sólo un depósito temporal de la memoria a largo plazo.
En última instancia transfiere la información al córtex cerebral para su almacenamiento duradero. Otra posibilidad es que el hipocampo en ningún caso almacene a largo plazo la información pero en cambio tenga una función facilitadora que ayude a almacenar la información inicialmente procesada por el córtex inferotemporal.
Los mapas somatosensoriales del área 312 de Brodman (circunvolución parietal ascendente o giro postcentral) son sistemáticamente diferentes entre los individuos.
Estos mapas reflejan su utilización y son por tanto dinámicos: sus conexiones funcionales se pueden expandir o retraer, en función de los aprendizajes.
La demostración de que el aprendizaje se asocia a cambios en la efectividad de las conexiones neurales, modifica la relación entre procesos sociales y biológicos en el modelado de la conducta, es base de la ciencia neural actual.
Hotz y Weineck, (citados por Vernetta, Delgado, y López) descomponen el proceso de instrucción técnica en cuatro fases. Estas fases no son otra cosa que la aplicación de todo el proceso que sigue el encéfalo en el procesamiento y adquisición de nuevos conceptos.
Las fases son:
El sujeto toma conocimiento de los movimientos a ser aprendidos y crea las bases necesarias para la concepción de un proyecto de acción. En este punto, el sujeto es ayudado por sus experiencias motoras previas, su nivel motor y su capacidad de observación.1. Fase de información y aprehensión.
2. Base de coordinación rústica. Las primeras experiencias de ejecución práctica, como las indicaciones verbales, representan la información principal de esta fase. Al finalizar esta etapa, el dominio del problema se encuentra en una fase rústica. Los fenómenos relativos a este nivel son: un esfuerzo excesivo y parcialmente errático; la brusquedad en el desarrollo temporal; la ejecución angulosa de movimientos; la amplitud insuficiente; la cadencia motora falsa (muy rápida o muy lenta); la falta de ritmo y de secuencia y la falta de precisión motora.
Dado que los procesos de análisis de la información, interpretación y decisión requieren de procesos químicos, la producción eficiente en el movimiento depende de que estas reacciones fisicoquímicas se estabilicen. En esta fase, por lo tanto, la producción de errores es grande, generándose lo que se conoce como descoordinación, falta de ritmo, etc.
3. Fase de coordinación fina. Los fenómenos que caracterizan a esta etapa son: el costo energético adecuado, el gasto de fuerza necesario, la amplitud y los ritmos motores racionales y los movimientos más fluidos. El aumento de la precisión motora se encuentra aquí globalmente ligada a una constante comprensión perfeccionada de las informaciones verbales o de otra naturaleza.
4. Fase de consolidación, perfeccionamiento y disponibilidad variable. En esta fase se encuentra la coordinación exitosa de movimientos, aun en condiciones difíciles o no habituales. La automatización permite al deportista centralizar la atención en los puntos críticos del desarrollo motor, y precisamente el fenómeno que caracteriza a esta etapa es la fluidez constante y armónica de los movimientos.
En esta fase, el sistema nervioso central genera nuevas neuronas para crear la memoria de los procesos efectuados. Como se estableció, los núcleos basales (tálamo, núcleo caudado, núcleo lenticular), el hipotálamo, la amígdala y el cerebelo almacenan todos los comportamientos motores y el movimiento ya no requiere de un control voluntario.
Conclusiones
La revisión bibliográfica realizada para la elaboración del presente artículo permite visualizar que los campos de la técnica, el aprendizaje motriz, la neurología y la disciplina integradora de la neurociencia no deben seguir caminos separados. Todos ellos han de verse como campos del saber que deben estar integrados, pues aunque la ciencia los separe para sus análisis, en el mundo del movimiento humano, en particular en el movimiento deportivo, se producen integradamente. Los profesores de Educación Física y los entrenadores deportivos en particular, debemos aprovechar el conjunto de conocimientos proporcionados por cada una de estas disciplinas y usar esta información integralmente.
Bibliografía
Brodmann, K. (1994). Brodmann's 'Localisation in the Cerebral Cortex'. Londres: SmithGordon.
Calof, A. L. (1995). Intrinsic and extrinsic factors regulation vertebrate neurogenesis. Curr. Opin. Neurobiol. 5, 19-27.
Fonseca, V. da (1998). Manual de observación psicomotriz: significación psiconeurológica de los factores psicomotores. Barcelona: INDE Publicaciones.
Giraldes, Mariano (1994) El futuro anterior de la Gimnasia, Buenos Aires, Stadium.
Gould E., Tanapat, P., Reeves, A., & Shors, T. (1999). Learning enhances adult neurogenesis in the hippocampal formation. Nature Neuroscience, 2(3), 260-265.
Huttenlocher, P.R., and A.S. Dabholkar. (1997). Regional differences in synaptogenesis in human cerebral cortex. Journal of Comparative Neurology 387:167- 178.
Meinel, Kurt y Schnabel, Günter (1987) Teoría del movimiento. Motricidad deportiva. Bs. As. Stadium.
Ortiz, E. (2001). El Cerebro, en la Educación de la Persona. Argentina: Editorial Bonum.
Ruiz Pérez, Luis M. y Arruza Gabilondo, Josean (2005) El proceso de toma de decisiones en el deporte. Clave de la eficiencia y el rendimiento óptimo. Barcelona, Paidós Educación Física.
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