La construcción de la corporeidad: el juego como herramienta | |||
Licenciado en Educación Física en La Universidad Nacional de la Matanza Estudiante de Psicología en UBA |
Alberto Emiliano D’Agostino (Argentina) |
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Resumen El presente trabajo tiene como objetivo analizar el proceso de construcción de la corporeidad y su vinculación con el jugar. El trabajo adquiere pertinencia a partir de tener en cuenta que el Diseño Curricular de Educación Física propone al juego como alternativa para construir la corporeidad. En la investigación se analiza de qué manera se construye la corporeidad y la importancia del juego y la acción de jugar para llevar a cabo dicha construcción. La investigación tiene un carácter monográfico y se ha realizado a partir del análisis de bibliografía especializada en el tema que es objeto de estudio. Palabras clave: Corporeidad. Juego. Jugar.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 16, Nº 155, Abril de 2011. http://www.efdeportes.com/ |
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Así como cuando se observa a alguien corriendo se detecta que realiza esta actividad por reconocer el patrón motor, más allá de las diferencias de estilos particulares de cada sujeto, puede reconocerse que un sujeto está jugando debido a que esta acción reúne ciertas características. Del mismo modo en que el sujeto que corre adquiere un estilo al hacerlo, único e irrepetible, inherente a él, jugar se torna una acción en situación única e irrepetible en la vida de cada sujeto. Esta acción manifestará al sujeto tal cual es, al tiempo que pone en escena un “como si”.
Jugar implica poner en escena la imagen y el esquema corporal, para contrastar lo imaginario con lo real, al punto de crear diferentes situaciones que enriquecen a cuerpo y la corporeidad. De este modo, la corporeidad se construye y moldea, según el medio cultural en el que se halle el sujeto, permitiendo la aprehensión de la realidad para ser parte de ella.
Puede considerarse que el profesor de Educación Física tiene a su alcance al juego para utilizarlo como herramienta, tanto en el ámbito formal (escuela), como en el no formal (club, sociedad de fomento, colonias de vacaciones, centros deportivos, etc.) para abordar la cuestión relacionada a la toma de conciencia del cuerpo, desarrollo, mejora y mantenimiento de las capacidades perceptivos-motrices, funcionales y coordinativas, desarrollo del lenguaje y expresión corporal, con el fin de que el sujeto sea creador de cultura y diferentes relaciones sociales.
Desde el ámbito formal, el Diseño Curricular de Educación Física del año 2010 propone, mediante el eje corporeidad y sociomotricidad, el juego deportivo como alternativa para llevar a cabo las planificaciones de las clases de educación física en la escuela.
De esta manera, tanto en la primaria como en la secundaria, el profesor de Educación Física tiene la posibilidad de involucrar el juego en las clases. No solamente como medio de distensión (para el niño y para el profesor) sino como medio facilitador de construcción. Construcción de lazos sociales, de grupo de pertenencia, de identidad, de cuerpo activo, social, imaginario y cultural, refuerzo y constitución de la personalidad subjetiva, dando lugar de esta manera a la corporeidad.
Muchas veces al brindar un espacio de juego a niños, puede notarse que no demoran mucho en “inventar” una variable a este juego. Estos intersticios, entre la consigna dictada por el profesor y lo imaginado por los niños, permiten construir. Los niños de este modo construyen un espacio nuevo para ellos, espacio donde el actor es protagonista de su imagen y esquema corporal, espacio donde el niño crea y se re-crea.
Sería interesante que, tanto en el ámbito formal como en el no formal, el juego sea utilizado como estrategia de enseñanza-aprendizaje, como situación generada para el sujeto con el fin de que tenga un espacio donde re-crear, es decir, volver a crear, construir, y no pensar el concepto de recreación, como pasatiempo vacío.
El sujeto se constituye a partir de otro, y a partir de ahí se apropiará de su cuerpo para manifestarlo, lo cual a su vez, dará inicio a la construcción de la corporeidad. Es importante recordar que para construir, se debe previamente percibir, sentir, pensar, hacer, mover, y estos fenómenos no son posibles más que a través del cuerpo.
Por otro lado, jugar genera placer a partir de enfrentar un desafío. Y si una actividad genera placer, será una actividad que podrá ser sostenida por el actor de una manera fluida y con intención propia del sujeto.
Puede comprobarse que el juego es inherente al ser humano, formador de la cultura, situación en la cual el jugador construye, conoce, se re-conoce, siendo un fenómeno que no es propio de la infancia sino también de la juventud y vejez. (Cañeque, 1991)
Muchas veces puede contemplarse en una clase en el club, como los niños, abocados a una técnica determinada dejan de disfrutar la actividad, al punto de no hallar un sentido a la misma. En ocasiones, como profesores se olvida de que el niño, más allá de un deportista, una marca, una medalla, un estilo, es en fin un niño, y como tal desea jugar. Este espacio lúdico le permite, imaginar, imaginarse, crear y recrearse, afianzando lo aprendido, y aprehendiendo lo vivido. De esta manera se desarrolla y acrecienta la inteligencia, la capacidad de adaptarse al medio (Piaget, 1999).
No es ajena esta situación en adultos deportistas quienes tienen además de una carga muy intensa de entrenamiento, horarios ininterrumpidos de éstas sesiones. Al punto de automatizar gestos, movimientos, técnicas, y praxias, pero tal vez con la consecuencia de poseer escasa capacidad creativa en el momento de aplicar esas praxias aprendidas.
El juego deja una vivencia, siendo ésta, una situación experimentada que deja una huella y un aprendizaje, y como sostiene Winnicott (1973) “jugar es hacer”.
Y aunque sean adultos, también disfrutan jugar. Así que el juego puede ser utilizado durante las sesiones de entrenamiento, con el fin de poner en escena lo automatizado, siendo de esa manera cuando realmente se construye el saber. Saber del cuerpo propio. Si el cuerpo es lo que nos mantiene en contacto con la realidad, esto es posible a través de la acción, y esta acción debe ser pensada, sentida, y conciente para que genere un efecto productivo.
Haciendo referencia a personas con discapacidades o minusvalías, también es de gran importancia la presencia del juego. Considerando que estas personas, y sobre todo los niños, a modo de tour, visitan diariamente diferentes tipos de terapias que colaboran con el fin de rehabilitar el cuerpo del paciente, y como se mencionó anteriormente más allá de todo lo que un niño pueda representar, en primera instancia es un niño, y como tal, desea jugar.
El profesor de Educación Física tiene a su alcance los medios para permitirle a estos niños un espacio lúdico, espacio de juego, donde podrán tomar decisiones, equivocarse, ganar, perder, caer, levantarse, tener conciencia del espacio, el tiempo, un objeto, otros que intervengan en el juego y le den la pauta de que él es sujeto. Al mismo tiempo, el hecho de ser sujeto lleva consigo el potencial de construir la corporeidad, sea niño o adulto, hombre o mujer. Incluso con anomalías corporales o carencias o bien, incapacidad motriz.
Puede notarse a partir autores como Winnicott (1972) que el juego permite explorar los límites del espacio y el tiempo, límites y alcances del propio cuerpo y de los pares y modificar el medio, al tiempo que éste modifica al sujeto, en el momento en que éste resuelve, decide y ejecuta conllevando una consecuencia.
El profesional de la Educación Física no posee pocos espacios donde llevar a cabo su labor, labor para nada sencilla, pero a la vez importante como ser permitir la construcción.
La importancia de esta situación se halla en que al construir, el sujeto se identifica con ello. Y si construye su corporeidad tendrá identidad. Lo cual no es poco, teniendo en cuenta que la falta de pertenencia genera violencia al punto de no medir consecuencias por actos cometidos.
Tarea poco sencilla, teniendo en cuenta el tiempo que abarcan los juegos virtuales y las imágenes digitales en el niño contemporáneo.
Refiriéndose al juego virtual, Levin (2007) explica de qué manera en estos tipos de juegos, quien juega, no pone su cuerpo en la escena, sino que es mera imagen. Incluso esta imagen no la construye el sujeto, sino que es reflejada desde la pantalla, es decir, es una imagen inalterable. Consecuentemente, el cuerpo se inmoviliza en la pantalla, y si el cuerpo no se mueve no interactúa con la realidad, por lo tanto no se crea ni se construye.
Al contrastar la realidad con el imaginario, a partir de amalgamar la imagen y esquema corporal con una situación determinada, se constituye una situación y un actor. Ambos aspectos únicos e irrepetibles, los cuales dotan al sujeto de identidad, unidad, sociabilidad y cultura, de la capacidad de percibir, sentir, pensar y hacer consecuentemente.
Cuando una persona juega, sostiene Winnicott (1972) se sumerge y pertenece a un universo, en el cual solamente es capaz de ingresar quien juega al mismo juego, con la capacidad de hablar un mismo idioma, ajeno al espectador. Universo en el que sólo los actores pueden ser partícipes de un escenario en el cual se puede crear, modificar, acomodar, imaginar y construir.
Sin embargo, afirma Le Breton (2002), la construcción de la corporeidad no es un proceso que se inicia y culmina en la niñez, sino que se traslada a lo largo de toda la existencia del sujeto, pudiendo moldearla según diferentes tendencias sociales y culturales.
Tal vez sea una oportunidad que el profesor de Educación Física tenga para establecer su lugar como agente facilitador de educación motriz. Una manera conciente de llevar a cabo el trabajo en una clase, con un objetivo que alcanzar partiendo de un diagnóstico realizado. Oportunidad de definirse como profesional que lleva a cabo una práctica constituida desde diferentes aportes interdisciplinarios.
Por este motivo el profesor de Educación Física debería abordar la cuestión de la construcción de la corporeidad a partir de su saber, de la práctica misma, y a la vez, teorizar al respecto, poniendo en palabras este saber. Dotando de importancia y pertinencia a una diferente perspectiva que refiera a la cuestión.
Una invitación a pensar, y crear. Replantear la Educación Física, no como una nueva práctica, sino como práctica que merece ser rehabilitada a partir de las herramientas que posee a su alcance, con el fin de corporeizar y darle identidad al sujeto. Considerando al sujeto no meramente desde la mirada orgánica sino también desde el plano simbólico, socio-afectivo y cultural, planos que el juego es posible contemplar.
Bibliografía
CAÑEQUE, H. (1991) Juego y vida. Buenos Aires: El Ateneo.
HUIZINGA, J. (1938) Hommo Ludens. Madrid: Alianza Editorial.
LE BRETON, D. (2002) Sociología del cuerpo. Buenos Aires: Nueva Visión.
LEVIN, E. (1995), La infancia en escena: Constitución del sujeto y desarrollo psicomotor. Buenos Aires: Nueva Visión.
_______ (2007), ¿Hacia una infancia virtual? La imagen corporal sin cuerpo. Buenos Aires: Nueva Visión.
PARLEBAS, P. (2001), Juegos, deportes y sociedades. Léxico de praxiología motriz. Barcelona: Paidotribo.
PIAGET, J. (1999), Psicología de la inteligencia. Barcelona: Crítica.
SÁNCHEZ, J. (2008) Etimología de términos y expresiones empleados en actividad física y salud procedentes del latín. EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 12, N° 116, enero. http://www.efdeportes.com/efd116/etimologia-de-terminos-procedentes-del-latin.htm
WINNICOTT, D. (1972), Realidad y juego. Buenos Aires: Granica.
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