Acciones orientadoras pertinentes a un sistema |
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Académico Escuela Docente de Educación Física Universidad de Atacama (Chile) |
DrC. Jorge Valdivia Díaz |
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Resumen El siguiente estudio es un producto complementario a un sistema de indicadores cualitativos orientados a identificar la capacidad en la dirección de la clase por parte del docente en Educación Física. Al respecto, se ha constituido una batería de acciones de lógica pertinencia con los indicadores. Esta propuesta pretende ser guía que sirva para la evaluación de la calidad de las intervenciones (a través de los indicadores), pero también permita al docente, saber en concreto que “debe hacer” (acciones orientadoras) durante el proceso de ejecución de la clase. Palabras clave: Indicadores cualitativos. Acciones orientadoras. Evaluación del desempeño. Intervención docente.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 16, Nº 155, Abril de 2011. http://www.efdeportes.com/ |
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Presentación
Los indicadores son como los objetivos, presentan conductas y contenidos para ser valorados en un contexto determinado; están subordinados a criterios evaluativos y tienen un nivel de concretización. Poseen un componente importante para ser observables; además, a partir de su estructuración respecto a la lógica de su intención, son posibles de constatarlos a la vista de personas habilitadas.
“Evaluar la calidad del proceso de enseñanza-aprendizaje e incluso calificar la labor de los docentes, no se tiene en muchos países una visión clara de qué «indicadores» asumir, algunos llegan a utilizar la excusa de que cada maestro tiene «su librito». Otros defienden la llamada libertad de cátedra, manifestándose a veces un total libertinaje y un caos en materia de determinar cuál es la brújula para instruir, educar y formar a las nuevas generaciones”. (Silvestre & Zilberstein, 2002: 1-2).
En concordancia con lo expresado por estos autores un indicador describe un conjunto de rasgos que hace posible tener la referencia de un concepto y que, a su vez, explica el sentido de un proceso de intervención docente que será de utilidad al momento de evaluarle.
Un indicador es una señal que permite captar y representar aspectos de una realidad que no son fácilmente accesibles al observador común.
Asimismo, el indicador es con frecuencia un dato numérico. En muchos sistemas de indicadores, como lo es en el caso de esta propuesta, se incluyen solo cualitativos, los que son interpretados desde otra óptica, sin obviar que intrínsecamente su intencionalidad apunta hacia la detección de estados manifiestos de intervención, lo que permite exponer representaciones objetivas de la realidad.
Al momento de ponderar las contribuciones de los indicadores al conocimiento, es importante consignar que existen muchos indicadores; sin embargo, en la asignatura de Educación Física, los aportes no revelan grandes avances. Los indicadores surgen por una necesidad: establecer datos que informen sobre el nivel de desempeño en un contexto determinado.
Los trece indicadores cualitativos que se presentan fueron validados a través del Método Delphy y el modelo matemático de Torgerson. A los puntos de corte menores a -0,18 se les asignó las categorías de Extremadamente Importante y los correspondientes a ese valor hasta 3.49 Muy Importante.
Según Rodriguez & Bermúdez (2005) para la concreción de acciones que sean posibles de medir e instrumentar en el campo de la profesión, deben tener necesariamente validez. Estas, se instrumentalizan o evidencian su operacionalización, a través del uso adecuado de procedimientos y por que no decirlo de la demostración de habilidades metodológicas y/o pedagógicas en el desarrollo de los quehaceres profesionales.
De esta manera, el análisis de pertinencia llevado a cabo admite fortalecer los aspectos positivos e implementar mecanismos remediales que permitan resolver posibles dificultades de intervención detectadas.
La principal ventaja de centrar la atención en la evaluación basada en la detección de estados manifiestos de desempeño, es que garantiza, al menos, que incluso los docentes con un rendimiento más bajo, tengan la oportunidad de aprender a través de las acciones orientadoras superar niveles de desempeño precarios detectados a través de los indicadores cualitativos.
Concebimos la evaluación del desempeño del docente como un proceso sistemático que permite recoger información significativa, emitir juicios de valor y tomar decisiones técnico-metodológicas consensuadas por los observadores y docentes, para un mejoramiento continuo de la dirección del proceso de enseñanza-aprendizaje.
Según nuestro criterio, el implantar procesos de evaluación del desempeño específicos a los docentes de Educación Física constituye una herramienta fundamental para potenciar los procesos de intervención docente. Más aún, se convierte en un instrumento de diagnóstico, intervención y control que permite perfeccionar el proceso de dirección de la clase de Educación Física.
Por lo señalado anteriormente, la conexión congruente entre indicadores y acciones orientadoras debe servir para que el trabajo docente se vea optimizado, siendo los principales beneficiados los escolares. Las buenas prácticas pedagógicas aseguran incrementar los períodos de implicación y los comportamientos de acuerdo con la tarea.
A continuación se presentan los indicadores cualitativos, su definición y posteriormente las acciones orientadoras pertinentes.
Indicadores de dirección del proceso de enseñanza-aprendizaje y su definición
Presentación de metas realistas. Exposición de intencionalidades educativas posibles de alcanzar por los docentes a su cargo.
Capacidad de dar instrucciones claras y precisas. Utilización de instrucciones sintéticas, usando un lenguaje adaptado a los participantes de la sesión de clases.
Selección adecuada de los estilos de enseñanza. Contextualización ecléctica de los estilos, variando la toma de decisiones y autonomía de docente y discentes de acuerdo con las necesidades particulares.
Reacciones oportunas ante la disrupción. Administración sigilosa de los comportamientos inapropiados de los escolares, procurando mantener un control de la disciplina que facilite el tiempo real de práctica motriz.
Organización de acuerdo con la disponibilidad espacial. Estructuración adecuada del espacio físico disponible para desarrollar la sesión, evidenciado en un aprovechamiento que facilita el tiempo de práctica de todos los educandos.
Necesidad de mantener una postura dinámica. Utilización de desplazamientos y cambios de dirección, motivando y demostrando entusiasmo por su labor pedagógica.
Establecimiento de conexiones lógico-secuenciales entre tareas. Utilización de gradaciones y progresiones encadenadas, de acuerdo con la complejidad de las tareas motoras a desarrollar por los escolares a su cargo.
Utilización de retroalimentaciones correctivas y de reforzamiento. Proporciona retroacciones individuales y colectivas directas, apuntadas a la dimensión cognitiva y emocional del educando, siempre integrados de un componente educativo.
Incorporación activa en el Proceso de Enseñanza Aprendizaje de los escolares proclives a la disrupción. Preocupación especial por mantener ocupados en forma constructiva a los escolares que son más vulnerables a la adopción de conductas inadecuadas durante la sesión.
Evidenciación de tiempos de práctica regular. Mantiene a los escolares del curso en tareas de implicación, evidenciados con acciones motoras encaminadas a la apropiación de los aprendizajes esperados.
Utilización de inflexiones, señales y códigos. Usa cambios en la tonalidad de la voz, signos gestuales y sonidos utilizados con implementos o con su propio cuerpo, que permiten llamar, parar, comenzar y/o tomar atención de los escolares durante la sesión.
Tratamiento adecuado de formaciones y agrupamientos. Implementa las disposiciones organizativas seleccionadas de acuerdo con las necesidades contextuales de los escolares y contenidos, y favorece la continuidad de la práctica motriz.
Reducción de tiempos de transición y espera. Procura disminuir las instancias de enseñanza, demostrando habilidades pedagógicas y metodológicas, que apuntan al incremento del tiempo destinado al aprendizaje.
Acciones orientadoras de intervención
1. Presentación de metas realistas
El docente en el área de la Educación Física debe fijar metas al colectivo grupo-curso que sean alcanzables por todos, evitando los propósitos desmedidos en cuanto a rendimiento uniforme y homogéneo. Se debe pretender que los escolares se esfuercen, avancen y mejoren su rendimiento, considerando las diferencias individuales como principal referente para proyectar los requerimientos educativos que enfrenten durante el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Un docente eficiente se caracteriza por demostrar las siguientes acciones:
Presentar una clase donde las actividades desarrolladas contribuyan directamente al logro de los objetivos de aprendizaje planteados.
Exponer los objetivos de la clase.
Formular metas de aprendizaje de acuerdo con las posibilidades reales de concreción.
Comunicar expectativas adecuadas y desafiantes.
Recordar las normas de comportamiento y procedimiento convenientes para el trabajo durante el desarrollo de la clase.
2. Capacidad de dar instrucciones claras y precisas
Cuando el docente debe especificar qué deben hacer los escolares y cómo deben realizar las acciones conducentes al aprendizaje, necesariamente sus enunciados deben ser lacónicos y directos, sin abusar del lenguaje rebuscado o demasiado técnico. Es fundamental saber comunicar lo que se espera del escolar. Las instrucciones deben facilitar las oportunidades de comprensión del mensaje. Los educadores del movimiento ven facilitadas estas necesidades cuando son capaces de explicar demostrando las acciones esperadas o aquellos que utilizan adecuadamente un medio didáctico auxiliar: una fotografía, un dibujo, un pictograma, etcétera.
Además, la modulación adecuada en la voz explicativa debe evidenciar los mandos estáticos y dinámicos de las puestas en acción ante las demandas de la clase, esto facilita las condiciones para instruir, comenzar y terminar una tarea.
De acuerdo con lo señalado, la capacidad para enunciar las instrucciones en forma adecuada y oportuna, facilitará o retrasará las oportunidades de práctica.
Un docente eficiente se caracteriza por demostrar las siguientes acciones:
Utilizar códigos lingüísticos acordes con las características de los escolares.
Organizar códigos en forma de consignas, estructurados de manera ordenada, lo que denota claridad.
Manejar la expresión verbal al momento de instruir a los escolares respecto a qué deben hacer y cómo lo deben hacer en forma efectiva.
Recurrir a recursos y medios audiovisuales como grafías, pictogramas, ejecuciones técnico-tácticas, etc., que faciliten la comprensión del contenido.
Manipular el tiempo de duración en instruir a los escolares en dependencia de la complejidad del propósito de la clase y la lógica interna de la tarea pedagógica. Es decir, demostrar dominio de su lenguaje, entregando un mensaje en el cual el contenido de este sea totalmente comprensible por parte de los escolares.
Desarrollar explicaciones, enseñar ejecuciones y/o procedimientos de tal modo que favorezcan al máximo su comprensión.
Demostrar destreza en los procesos de interacción y comunicación en el espacio educativo destinado para la clase.
Proporcionar informaciones concretas sobre el qué hacer y cómo hacer durante la clase.
Llamar la atención sobre los puntos importantes del contenido de la clase.
Señalar con claridad los propósitos educativos de la clase.
3. Selección adecuada de los estilos de enseñanza
Los estilos de enseñanza permiten al docente seguir ciertos patrones ordenados y lógicos de dirección de la clase, que deben ser seleccionados en forma anticipada a la interacción con los escolares. Estos varían según la mayor o menor toma de decisiones del docente, y la autonomía que se pretende educar en los escolares. Su selección puede influir en el compromiso de estos por la clase; por ello deben ser cuidadosamente contextualizados.
Un docente eficiente se caracteriza por demostrar las siguientes acciones:
Caracterizar el tipo y número de alumnos, el objetivo de la clase, el contenido, el tipo de clase (introducción, desarrollo, consolidación o evaluación), el espacio disponible para la clase, los materiales didácticos, la complejidad de la tarea, el adiestramiento que tengan los escolares sobre la responsabilidad en la toma de decisiones, el grado de desarrollo de la autonomía, el tiempo disponible para el desarrollo de cada etapa que comprende el proceso de enseñanza-aprendizaje (macro unidad-secuencia didáctica).
Considerar su experiencia y perspectiva paradigmática evidenciadas en efectividad en los roles de intervención.
Demostrar alta competencia sobre habilidades metodológicas respecto a la directividad y no directividad de la enseñanza.
Manifestar alta competencia sobre el espectro de estilos de enseñanza, pudiendo identificar el más idóneo para cada momento del ciclo educativo.
Eficacia al momento de la conducción de la clase.
Utilizar la estructura de los estilos seleccionados respondiendo a su propia lógica de funcionamiento. El docente debe presentar el estilo de acuerdo con los pasos metodológicos que son reconocidos en forma universal.
Demostrar eficacia, a través de su actuación, al momento de articular, tanto las leyes pedagógicas que rigen la dirección del proceso-educativo, como también los pasos metodológicos, respetando la secuencia universal para estos efectos.
4. Reacciones oportunas ante la disrupción
Durante el desarrollo de la clase el docente debe esperar variadas conductas por parte de los escolares; pero, desde su exposición inicial, debe presentar claramente la dinámica de enseñanza-aprendizaje que él espera, para poder prever las conductas disruptivas. A la vez, debe reforzar constantemente las conductas que son facilitadoras de un proceso de adquisición adecuado.
Sin embargo, cuando surjan comportamientos disruptivos debe reaccionar de acuerdo con las características del acto, su magnitud, repercusión, naturaleza, etc. Con esto se sostiene que las reacciones deben ser raudas, pero deben depender de su impacto inmediato en la clase. En ocasiones, bastará un cruce de miradas; en otras, cambios de posición del escolar disruptivo. Lo más importante es que una reacción desproporcionada o una actuación tardía, ante esta situación, no debe alterar el curso lógico de la clase.
Un docente eficiente se caracteriza por demostrar las siguientes acciones:
Identificar el acto disruptivo y los responsables de este.
Reaccionar en forma proporcional al acto disruptivo.
Resolver la situación, centrando su atención en el acto y sus consecuencias, y en la rauda reimplicación del/los responsables del mismo.
No demostrar pérdida de control emocional frente a los actos disruptivos. Las respuestas del docente que se cualifican como efectivas dependen de la situación que se esté desarrollando durante la clase.
Demostrar, a través del lenguaje no verbal, reprobación por el acto disruptivo, como, por ejemplo: mover la cabeza, elevar las manos o exaltar el tono de la voz, consideradas estas como categorías de intervención que facilitan el control de la clase.
Dosificar las reacciones, impidiendo la pérdida de tiempo en forma desproporcionada. Con su proceder puede facilitar o empeorar el desarrollo lógico de la clase.
Dominar habilidades de conducción de la clase fomentando el aprendizaje y la disciplina en el aula.
Abordar problemas de disciplina y resolución de conflictos, sin alterar la progresión normal de la clase.
Abordar educativamente las acciones negativas de los escolares.
5. Organización de acuerdo con la disponibilidad espacial
Los espacios educativos para el desarrollo de las clases son diversos: el patio, la sala de clases, el gimnasio, el parque, el pasillo, etc., se transforman según sean los propósitos educativos en rincones educativos. En este sentido, el espacio debe estar previamente acondicionado para las necesidades educativas. De esta manera, se puede explotar lo disponible para presentar los contenidos programados. El docente que demuestre eficiencia en este aspecto, prevendrá sobre las acciones sectorizadas, y aprovechará al máximo el espacio físico. Facilitará el uso adecuado y oportuno de los materiales disponibles y con ello la implicación, y no permitirá que se susciten episodios disruptivos durante la clase.
Un docente eficiente se caracteriza por demostrar las siguientes acciones:
Acondicionar la instalación o el área deportiva donde se va a desarrollar la clase con anticipación.
Diagnosticar las disponibilidades espaciales y materiales.
Seleccionar medios auxiliares en forma oportuna, para no perder tiempo en el traslado y en la utilización de los materiales como recurso didáctico.
Escoger las unidades, contenidos y aprendizajes esperados considerando el espacio aprovechable.
Utilizar el espacio, explotando lo disponible con el propósito de favorecer la implicación.
Prever el riesgo de accidentes que signifiquen el uso del espacio y de ciertos materiales en forma inadecuada.
Ofrecer condiciones de seguridad a los escolares.
6. Necesidad de mantener una postura dinámica
La intervención del docente al momento de dirigir el proceso de enseñanza-aprendizaje, en la etapa de conducción, debe evidenciar un comportamiento dinámico, reforzador y, sobre todo, consecuente con las demandas de actividad motora que caracterizan la asignatura de Educación Física. Las actitudes que demuestran entusiasmo y ayuda por la gestión educativa, redundarán en respuestas acordes con esas actitudes. La ligereza, el dinamismo, la anticipación, la ayuda oportuna y la corrección a tiempo, serán aspectos que permitan cualificar el estado manifiesto de este indicador. La postura dinámica implica, además, que la presencia y la imagen corporal serán valoradas por los escolares, pues el docente que cumpla con este aspecto, denotará seguridad y preocupación porque el clima-clase sea positivo, y también porque transmitirá a sus alumnos el deseo de aprender.
Un docente eficiente se caracteriza por demostrar las siguientes acciones:
Se desplaza por el espacio físico durante el desarrollo de las ejecuciones de los escolares.
Habla con entusiasmo.
Dirige las ejecuciones y las controla.
Actúa con ligereza frente a todas las necesidades de la clase.
Compromete a todos los escolares con los contenidos de la clase.
7. Establecimiento de conexiones lógico-secuenciales entre tareas
La gradación y progresión de la enseñanza, está supeditada a la complejidad intrínseca de la tarea motora, como también al nivel de adquisición por parte de los escolares y al tipo de clase que se esté llevando a cabo. La elección de cada tarea educativa estará en consonancia con las capacidades y habilidades de los escolares; una tarea muy compleja o muy fácil, puede redundar en un fracaso del proceso de enseñanza-aprendizaje. Sin embargo, cuando se han efectuado previamente los análisis suficientes respecto a la complejidad de la tarea motora, el éxito pedagógico tiene más posibilidades de concretarse.
Un docente eficiente se caracteriza por demostrar las siguientes acciones:
Ubica la tarea motora en el momento ideal para su requerimiento.
Concatena los pasos del aprendizaje.
Establece la correspondencia entre la tarea, la actividad y la forma de tratar el contenido.
Construye secuencias didácticas considerando las diferencias individuales.
Selecciona la tarea en forma adecuada, considerando la duración, su estimulación y recuperación necesaria de acuerdo con el tipo de clase que se esté desarrollando.
Demuestra una clase estructurada con un inicio, desarrollo y cierre que favorece la implicación por parte de los escolares.
8. Utilización de retroalimentación correctiva y de reforzamiento
Una de las funciones principales de la responsabilidad docente, es la de corregir y contribuir para que el escolar se comprometa con el proceso de enseñanza-aprendizaje, evidenciado en implicación motora. En tal sentido, la capacidad del docente para informar sobre la calidad de las adquisiciones será fundamental para regular el proceso de enseñanza-aprendizaje.
El escolar que es informado en forma oportuna y de manera correcta, tiene más probabilidades de aprender. En este sentido, el docente debe utilizar estrategias de acompañamiento y monitoreo de las tareas durante el desarrollo de la clase, de manera de favorecer la implicación y aprendizaje de los alumnos.
Un docente eficiente se caracteriza por demostrar las siguientes acciones:
Identificar el error en la ejecución en forma oportuna.
Utilizar el canal de información adecuado para la aprobación o reprobación de la ejecución.
Aplicar la retroalimentación individual por sobre la grupal.
Prever la ejecución correcta e incorrecta.
Describir el error en forma clara para el escolar.
Corregir a través de los canales y vías de comunicación requeridas para cada acción.
Seleccionar en forma oportuna la retroalimentación según la necesidad educativa y el momento de la clase.
Aplicar retroalimentaciones a todos los alumnos.
Emplear retroalimentaciones durante toda la clase.
9. Incorporación activa en el proceso enseñanza-aprendizaje de los escolares proclives a la disrupción
La previsión de la indisciplina a través de la individualización del comportamiento del escolar, será un aspecto decisivo para conducir la clase en forma normal. Lo anterior, tiene relación con un clima-clase, en el cual se constate un cumplimiento de normas, un trato deferente y una utilización efectiva del tiempo, traducido en conductas acordes con la tarea. Sin embargo, cuando se atiende a una diversidad de intereses, el docente debe estar preparado para esperar que fluyan conductas disruptivas. La clase de Educación Física es más vulnerable que otras para propiciar este tipo de conductas. La individualización, tanto del escolar que incurre en conductas disruptivas, como de aquellos que con más frecuencia se aplican al contenido de la clase, será esencial para la selección de los elementos del currículo que orientarán el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Un docente eficiente se caracteriza por demostrar las siguientes acciones:
Individualizar al escolar proclive a los actos disruptivos.
Mantener ocupado en forma consecuente a todos los escolares en el propósito de la clase.
Seleccionar la metodología, de acuerdo con las características y necesidades de los escolares.
Otorgar responsabilidades durante la clase a todos los escolares, sin excepción.
Dar responsabilidades a los alumnos no ejecutantes.
Ubicar a los más vulnerables de forma tal que no se escapen del control visual del docente.
Conseguir que los alumnos se mantengan focalizados en las actividades que les propone, manteniéndose dispuestos a los requerimientos de aprendizaje y disciplina.
Lograr que en el aula los alumnos apliquen normas de comportamiento y procedimiento que les permitan trabajar durante toda la clase.
Aplicar, tanto secuencias metodológicas grupales, como individuales, apropiadas a la diversidad y heterogeneidad de los escolares.
10. Evidenciación de tiempos de práctica regular
El tiempo de práctica del escolar no necesariamente implica aprendizaje como tal, sino que tiene relación con los momentos en los cuales el escolar evidencia un compromiso motor con la tarea, se acoge a las instrucciones del docente, colabora en el desarrollo normal de la sesión de clases, es responsable y se aplica al cometido general de la sesión. En consecuencia, los docentes que demuestran tasas altas de tiempo de práctica real generan como consecuencia mayores posibilidades de concreción de los aprendizajes esperados.
La implicación motora es considerada el aspecto mediador más importante para la concreción de los aprendizajes esperados. El volumen de conductas que evidencie el escolar en forma reiterada y lo más cercana a lo expuesto en las intencionalidades educativas, serán claves para cualificar el tiempo de práctica.
La implicación solo será posible cuando los aspectos mediadores sean regulados durante todo el desarrollo de la clase. Es decir, la implicación motora dependerá de la capacidad del docente para regular la enseñanza en procura de la búsqueda de respuestas eficaces por parte de los escolares.
Un docente eficiente se caracteriza por demostrar las siguientes acciones:
Facilita la incorporación activa a la clase de todos los escolares.
Demuestra altas tasas de compromiso motor por parte de los escolares.
Facilita la práctica con tareas seleccionadas de acuerdo con el nivel de los escolares.
Regula el comportamiento motor, con estímulos motores suficientes y pausas de espera acordes con las características de la carga de trabajo.
Ofrece estímulos suficientes en relación con el número de alumnos, de forma tal que estos se impliquen activamente a lo largo de la clase.
Proporciona una participación motora significativa en las tareas relacionadas con los objetivos de aprendizaje.
Disminuye la realización de acciones irrelevantes para la enseñanza.
11. Utilización de inflexiones, señales y códigos
La dosificación interventora es un aspecto a considerar dentro de la eficiente conducción del proceso enseñanza-aprendizaje. Las exigencias laborales que actualmente deben cumplir los docentes, le requieren cumplir un horario de clases en donde debe atender cursos y niveles etareos distintos dentro de su tiempo de trabajo. Debe aprender a enfrentar la dirección del proceso enseñanza-aprendizaje, dosificando sus intervenciones de manera que no le provoquen problemas de salud.
El docente que utilice en forma eficiente los cambios de tonalidad de la voz, un timbre de voz suficiente para cada situación de la clase, influirá en una eficiente dirección y, además, no perderá tiempo en intervenciones fuera de la tarea pedagógica. Asimismo, el docente debe enseñar a los escolares algunos códigos lingüísticos verbales y no verbales que faciliten la comprensión y la continuidad de las acciones. La utilización de señales que sean conocidas y comprendidas por todo el colectivo, repercutirá positivamente en el uso efectivo del tiempo destinado para la clase, además de facilitar la implicación permanente.
Un docente eficiente se caracteriza por demostrar las siguientes acciones:
Cambia la tonalidad de la voz para facilitar la comprensión de los mensajes educacionales.
Utiliza señales que facilitan el entendimiento, control y la economía de tiempo.
Usa la voz para intervenir de acuerdo con las necesidades de la clase.
Recurre a códigos verbales y no verbales para controlar la implicación y la disrupción.
12. Tratamiento adecuado de formaciones y agrupamientos
La utilización efectiva de formaciones y agrupamientos serán decisiones que propiciarán o dificultarán la calidad de las adquisiciones por parte de los escolares. Es decir, cuando las disposiciones organizativas no permiten la continuidad de las acciones, impiden la facilitación para la implicación, producen congestionamiento o altas tasas de tiempo de espera, repercutirán negativamente sobre el desarrollo normal de la clase, de los tiempos de práctica, y el compromiso afectivo, cognitivo y social de los escolares.
Sin duda, es un aspecto que puede afectar la calidad de la clase. Sin embargo, la selección acuciosa no solo estará dada por la evaluación del intrincado curricular contenido, objetivos y actividades, sino que también se debe considerar, el espacio físico, el número de alumnos y su comportamiento, la disponibilidad de tiempo y materiales. Ello permitirá prever respuestas y tomar medidas anticipatorias suficientes que faciliten la implicación por parte de los escolares.
Un docente eficiente se caracteriza por demostrar las siguientes acciones:
Utilizar formaciones que facilitan la comprensión del colectivo grupo-curso.
Las formaciones y agrupamientos se dan en función de las características del curso.
Las formaciones y agrupamientos se organizan de acuerdo con las necesidades de aprendizaje.
Las formaciones y agrupamientos se estructuran acordes con el espacio físico y material disponible.
Se posiciona en los distintos dispositivos para facilitar la comprensión y control de los escolares.
13. Reducción de tiempos de transición y espera
Este indicador tiene relación con la inversión de tiempo para instruir a los escolares sobre los aspectos a tratar durante la clase. Su ponderación dependerá no solo de aspectos cualitativos, como el lenguaje, la esencia del mensaje principal, los aspectos del desarrollo de la ejecución más importante, etc., sino que también se deben considerar los aspectos cuantitativos, traducidos en tiempo invertido para estos fines.
Un docente eficiente se caracteriza por demostrar las siguientes acciones:
Presenta una clase en la cual el uso del tiempo de instrucción está adecuadamente empleado en las actividades de enseñanza-aprendizaje implementadas.
Hace explícita su distribución de tiempo.
Las transiciones son fluidas, lo que permite economizar tiempo.
Se evidencia que los escolares esperan su turno para la práctica, solamente en momentos de recuperación sico-biológica y en la atención a los mensajes educacionales.
Las explicaciones y demostraciones se realizan en el lugar adecuado, facilitando la audición, visión y, por consecuencia, la comprensión de los escolares.
La organización de la tarea en sus distintas etapas se efectúa con ligereza y prontitud.
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