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Educación Física en colectivos socialmente desfavorecidos: 

niñas de etnia gitana en el ámbito de la Educación Física Escolar

 

Diplomado en Magisterio de Educación Física. Universidad Complutense de Madrid (UCM)

Maestrando en Innovación, Calidad y Evaluación de la Educación Física.

Universidad Autónoma de Madrid (UAM)

Experto en Didácticas de las Ciencias en Educación Infantil y Primaria Consejo Superior 

de Investigaciones Científicas (CSIC). Real Sociedad Española de Física

Maestro en el CEIP. Miguel de Cervantes (Alcorcón)

(Funcionario del Cuerpo de Maestros de la Comunidad de Madrid)

Ángel Ibaibarriaga Toset

tosetmi@yahoo.es

(España)

 

 

 

 

Resumen

          El contenido del artículo pretende mostrar las circunstancias de género y ámbito social que rodean la práctica de actividad física de niñas y jóvenes gitanas en edad escolar comprendidas entre los 6 y 16 años, que marca la legislación española como periodo escolar obligatorio. Se exponen de manera concreta las principales dificultades a las que deben enfrentarse, cuyo origen estriba del propio acervo cultural gitano, de la pertenencia a un colectivo social desfavorecido y del hecho de ser mujer. Cada uno de estos tres ámbitos, suscita una serie de impedimentos que provocan una práctica de actividad física rodeada de obstáculos para las niñas de etnia gitana, generando un reto para los profesionales de la Educación Física en el marco de la Educación Primaria y la Educación Secundaria Obligatoria (ESO).

          Palabras clave: Educación Física. Etnia gitana. Niñas.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 16, Nº 155, Abril de 2011. http://www.efdeportes.com/

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1.     Introducción

    La implantación en 1990 de la Ley de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE) trajo consigo la obligatoriedad de escolarizar en los centros educativos a los niños/as comprendidos entre los 6 y 16 años de edad. Está cuestión supuso que colectivos hasta entonces con un índice de escolarización y alfabetización bajo, se incorporaran de un modo progresivo a los centros escolares aportando una mayor riqueza y diversidad cultural a las aulas.

    El caso que nos ocupa dentro de esta pluralidad, corresponde a las niñas que provienen de familias de etnia gitana, cuya incorporación a un sistema educativo basado en la escuela mixta, que “implica una primera forma de coeducación, todavía muy impregnada de androcentrismo” (Subirats, 2009, p.94), ha sido paulatino y cada vez más numeroso. Este aumento de alumnas de carácter gitano, ha supuesto que los docentes del área de Educación Física deban dar respuesta a una serie de situaciones propias del intercambio cultural y otras conocidas referentes a la cuestión de género.

2.     Educación Física Escolar

    La exposición del contenido la dividimos en tres bloques, el ámbito de la Educación Física en la etapa de Educación Primaria, el marco de la Educación Física en la E.S.O. y lo referente a las actividades extraescolares. En los tres ámbitos lo primero que hay que tener en cuenta es el “choque cultural entre los alumnos y maestros payos” (Blasco, 2006, p.116), entendido por payos aquellos docentes que no proceden de etnia gitana.

Educación Física en la Educación Primaria

    Independientemente de la procedencia a la comunidad gitana, las niñas por el mero hecho de serlo, se enfrentan a una serie de obstáculos que de un modo tradicional han ido asociados a la Educación Física, tal como afirma Scraton (1995) “Con respecto a la educación física, el problema para el alumnado y el profesorado no sólo reside en los estereotipos y en las expectativas docentes, sino en el reforzamiento y reproducción del racismo institucional a través de la enseñanza de la Educación Física” (p. 28).

    Queda patente entonces que aunque nos encontramos en la actualidad con una escuela mixta y un currículo unificado, este posee un carácter androcéntrico, con un mayor porcentaje de contenidos ligados a los valores y preferencias atribuidos al género masculino. Las expectativas del profesorado refuerzan esta posición como exponen Vázquez Gómez, Fernández García y Ferro López (2000) de los chicos se espera una mayor implicación en aquellas actividades que demanden agresividad, competición, liderazgo y en las niñas se espera creatividad, afectividad y que destaquen en expresión corporal o danza. Estas expectativas suponen que se reproduzcan los estereotipos de género establecidos, con el apoyo inconsciente de un uso peyorativo del lenguaje hacia lo femenino. Subirats y Brullet (1992) son todavía más taxativas a la hora de enfatizar este aspecto y exponen que “los niños están destinados a ser los protagonistas de la vida social, y que se les prepara para ello estimulando su protagonismo… Las niñas reciben un mensaje doble: podrán participar en el orden colectivo, pero no ostentarán el protagonismo”.

    Las anteriores afirmaciones exponen de un modo claro que independientemente de la condición social y la edad, las niñas acceden desde la Educación Primaria a un “modelo de Educación Física ofertado que en muchas ocasiones coincide más con los intereses de los chicos, o más bien con los valores que se atribuyen a los chicos (la fuerza, la agresividad, el protagonismo…)” (Vázquez Gómez y otros, 2000, p. 14). Por lo tanto el factor más determinante en el desarrollo de la actividad física en el ámbito escolar, viene determinado por el género, que veremos que afecta no solo al alumnado, sino también al profesorado.

    Nos encontramos en un punto de partida que ya representa un hándicap, las niñas gitanas asumen un modelo marcado por el desequilibrio a favor de los aspectos que tienen que ver con el ámbito de la masculinidad, una situación desfavorable que es compartida con el resto de jóvenes y niñas, menoscabando con ello el grado de motivación y participación en la práctica actividades dentro del área de Educación Física. A esta carencia general que sufren todas las niñas, hay que añadir aquellas propias que tienen su procedencia en la cultura y estilo de vida gitano, que lastran aun más la disposición hacia una práctica habitual de actividad física.

    Para comenzar nos encontramos con un apunte muy positivo, los datos aportados por un informe de la Fundación Secretariado Gitano (2006), correspondientes al año 2001, muestran que un 94% del alumnado de procedencia gitano acude a los centros escolares a la edad de 6 años. Esto supone un incremento importante en el nivel de escolarización de este colectivo respecto a generaciones anteriores. Este informe proporciona así mismo una reseña que tiene una importancia radical en el desarrollo de los contenidos del área de Educación Física, y es que un 31% de ese alumnado se ausenta de la escuela durante períodos prolongados. Teniendo presente que la carga lectiva del área consiste en tres sesiones semanales, estas ausencias pueden llegar a suponer un porcentaje elevado de incomparecencia a las clases, provocando una falta de continuidad en los aprendizajes y contenidos trabajados, en un período dentro su desarrollo psico-afectivo, cognitivo y motor, importantísimo para la adquisición y desarrollo de habilidades y destrezas básicas en su fase sensible.

    El absentismo escolar se ha convertido en uno de los problemas principales que afectan al colectivo gitano y dentro del mismo en mayor manera a las niñas, principalmente en el último ciclo de la Etapa de Educación Primaria y de un modo mucho más acusado en la E.S.O, dicha diferencia está asociada dentro de la comunidad gitana a que “los roles de hombre y mujer vienen social y culturalmente ‘construidos’ desde la más tierna infancia, y se proyectan, tanto en la vida doméstica como la escolar” (Blasco, 2006, p. 119). En el caso de las niñas en estas edades, el rol está asociado al cuidado de la familia, mayores o hermanos y a la ayuda en la realización de las tareas domésticas. Estas circunstancias adquieren relevancia en el origen del absentismo en Educación Primaria, cuyo origen estriba de la ocupación laboral de las familias, que ya citamos con anterioridad, que exige la incorporación desde edades tempranas de los distintos miembros de la familia, en el caso de las niñas ocupando los roles anteriormente descritos.

    Como ha quedado expuesto el absentismo es un factor clave que afecta de un modo negativo al desarrollo de la actividad física escolar, pero no es el único. El hecho que los roles asignados a las niñas gitanas estén tan estereotipados supone que se interioricen por las alumnas como algo positivo y normal. Blasco (2006) sostiene que la sumisión al rol establecido provoca un escaso interés por aquellas actividades que contradicen la construcción de un concepto de feminidad. Este aspecto unido a la histórica existencia de un mayor porcentaje de contenidos relacionados con el género masculino, supone una dificultad añadida a la participación y motivación de las alumnas por el desarrollo de actividades ligadas al ejercicio físico.

    Los aspectos que hemos citado suponen una serie de obstáculos al desarrollo de la Educación física escolar, pero no todo son dificultades a superar. Existen una serie de circunstancias facilitadoras de los aprendizajes. Datos arrojados por la Fundación Secretariado Gitano (2006) reflejan que un 70% del profesorado que interactúa con alumnado de la comunidad gitana, se ha interesado por conocer aspectos de su cultura, con el objeto de conseguir un mayor acercamiento de los elementos que componen el proceso de enseñanza y aprendizaje a los intereses de este colectivo.

    Así mismo estos informes exponen que en las relaciones sociales e interpersonales del alumnado “las chicas gitanas tienden a tener mejores relaciones que los chicos de su mismo grupo cultural en las aulas, tanto con el resto del alumnado como con el profesorado” (Fundación Secretariado Gitano, 2006, p. 14). Esta mayor aceptación posibilita una integración rápida dentro del grupo clase, facilitando la puesta en acción de actividades colectivas, aumentando las expectativas del profesorado.

    Dentro de la Etapa de Educación Primaria se han reseñado una serie de factores que caracterizan la Educación Física de las niñas procedentes del colectivo gitano. Algunos de ellos son compartidos con el resto de población femenina como los estereotipos de género, las expectativas docentes y el mayor porcentaje de contenidos asociados a valores tradicionalmente masculinos. En otros casos son propios de la comunidad gitana como el elevado grado de absentismo y un mayor énfasis de los roles tradicionalmente asignados. En el haber situamos el porcentaje cada vez mayor de escolarización y la buena aceptación por parte del resto de componentes del alumnado.

Educación Física en la Educación Secundaria Obligatoria

    En esta etapa educativa siguen estando presentes los condicionantes a la actividad física que mostrábamos para Educación Primaria, aumentando la gravedad de los mismos en algún caso y apareciendo otros nuevos.

    En primer lugar nos encontramos con el fenómeno del abandono escolar y dificultades para acceder a la E.S.O. en el alumnado gitano, como indican Abajo y Carrasco (2004) son muchas las familias que deciden que sus hijos/as no continúen en el sistema educativo a pesar de seguir siendo una etapa obligatoria. A este problema hay que sumarle que el absentismo escolar en las jóvenes gitanas se hace más acusado aumentando la discontinuidad educativa. Estos fenómenos son consecuencia del recelo de las familias gitanas hacia los institutos y del acceso al rol de mujer adulta en edades tempranas. Esta desconfianza de gran parte del colectivo gitano hacia los institutos queda perfectamente reflejada por la Fundación Secretariado Gitano (2006) cuando expone:

    Buena parte de la comunidad gitana tiende a sobreproteger a las mozas y a asociar los institutos con libertades que consideran contrarias a sus valores morales, sobre todo los que se asocian al comportamiento de las mujeres. Estas libertades suelen verse más adecuadas para los hombres que para las mujeres, y el miedo a que las gitanas tengan la misma libertad que las payas y sufran por ello rechazo o críticas por parte de su comunidad se mezcla y refuerza otros aspectos, como el miedo a que sean víctimas de la violencia sexual. (p. 80)

    Esta concepción de los institutos como un lugar “nocivo” para las jóvenes gitanas, es un factor clave para entender el abandono prematuro de las aulas y el elevado índice de absentismo. El honor de la unidad familiar gitana está muy vinculado al de sus hijas, este a su vez se une a valores prioritarios para este colectivo como el estar con la familia y principalmente mantener la virginidad hasta el matrimonio. Este aspecto es el que mayor temor genera en las familias, debido a que la franja de edad en la que se establecen por vez primera relaciones sexuales se sitúa en la actualidad entre los 15 y 16 años, que corresponde con el final de la etapa educativa. La Fundación Secretariado Gitano (2006) de igual forma apunta que esta visión negativa procede también del porcentaje escaso de generaciones anteriores que han recibido enseñanza en esta etapa.

    El otro factor a tener en cuenta es el rol establecido culturalmente a las mujeres, “de las jóvenes gitanas se valora su dedicación de la familia y del hogar; dos tareas importantes en el rol de esposa y madre al que rápidamente acceden” (Blasco, 2006, p.116). El hecho de acceder al rol de esposa a edades tempranas, supone que deben abandonar cualquier otra actividad que no entre dentro de las funciones propias de su obligación. Este estereotipo de género tan acusado en la comunidad gitana, supone un evidente obstáculo en la continuidad de las jóvenes en el sistema educativo, como constatan Abajo y Carrasco (2004) “los estudios de la mujer en la adolescencia son incompatibles con el matrimonio, y el matrimonio es el destino para el que se educa y se orienta a las mujeres gitanas” (p. 161).

    El absentismo y abandono escolar que caracterizan el periodo educativo de estas chicas, implica la imposibilidad de llevar a cabo una Educación Física continuada en esta etapa. En un informe realizado por la Fundación del Secretariado Gitano y el Ministerio de Sanidad y Consumo (2008) la actividad física realizada por las mujeres del colectivo se reduce a la llevada a cabo en los centros escolares, por lo tanto nos encontramos que la no asistencia a estos centros supone una ausencia casi total ejercicio físico. Este aspecto no es exclusivo de las jóvenes gitanas, dado que un estudio realizado por el Instituto de la Mujer (2006) en el que muestra la existencia de “menos actividad física en las mujeres porque dedican más tiempo al cuidado del hogar y la familia” (p. 213). Por lo tanto es una cuestión que afecta de modo general al sexo femenino, pero que se manifiesta de un modo más acusado en el caso de la mujer gitana.

    Nos centramos ahora en lo referente al desarrollo de la clase de Educación Física en la E.S.O. Vázquez y otras (2000) exponen que existe un mayor grado de implicación motriz por parte de los chicos, aspecto que está vinculado de manera directa con el mayor número de actividades asociadas al rol masculino, que no facilita la existencia de una participación más elevada de las chicas. Estas mismas autoras reflejan que se produce un “mayor grado de práctica motriz por parte de las alumnas en las clases impartidas por profesoras” (Vázquez y otras, 2000, p. 59). Podemos observar de forma clara que nos encontramos ante un obstáculo extra que deben superar todas las alumnas y que parte por el desequilibrio a favor de los chicos en cuanto al tipo de contenidos seleccionados. “las niñas adquieren confianza cuando no se ven sometidas a los estereotipos” (Scraton, 1995, p. 87) por lo tanto la inclusión de actividades vinculadas a los intereses y gustos de las alumnas, favorece la valoración de su auto concepto, beneficiando el índice de participación y satisfacción con las actividades desarrolladas.

    La existencia de estos estereotipos de género en las clases de Educación Física, unidos a “las presiones sociales vinculadas con la sexualidad dan lugar a inhibiciones y restricciones del movimiento” (Scraton, 1995, p. 107) que son concebidas erróneamente por los docentes en multitud de ocasiones, como ausencia de destreza, habilidad o interés en el trabajo desarrollado. Anotar de la misma manera que el uso del lenguaje de modo peyorativo y las expectativas generadas por el profesorado, son factores mantenidos durante esta etapa, favoreciendo con ello la transmisión y reproducción de los estereotipos. Este cúmulo de trabas da lugar a que la asignatura de Educación Física no sea excesivamente atractiva para las jóvenes gitanas en la E.S.O. según el informe de la Fundación Secretariado Gitano (2006) solamente un 12% de estas chicas elige la asignatura como una de sus preferidas, la razón esgrimida para no estar entre las favoritas es la sensación que tienen de estar más expuestas y menos protegidas. Es destacable que este sentimiento no solo se presenta en las jóvenes de etnia gitana, Vázquez y otras (2000) manifiestan que “el grado de satisfacción del alumnado en la clase de Educación Física es muy bajo, en general sobre todo en las alumnas” (p. 86).por lo tanto podemos constatar que es un sentimiento extendido en la globalidad del colectivo femenino.

    Dentro de la comunidad gitana el área de Educación Física tampoco despierta un interés importante en las mujeres adultas, aspecto que transmiten a las jóvenes escolarizadas. Este aspecto tiene que ver con la concepción existente de lo que es propio del área. Para las mujeres gitanas es sinónimo de ejercicio físico o deporte, sin asociarlo a elementos tan importantes como la salud y la alimentación. Centrémonos en estos dos conceptos de gran importancia. Gutiérrez Sastre (2008) expone que el pueblo gitano asocia el concepto de salud con la aparición de enfermedades y la condición de estar sano con la de estar guapo. Es evidente que esta visión reducida y parcelada deja al margen un aspecto tan importante como la prevención y la adquisición de una serie de hábitos de higiene, deportivos y alimenticios que favorecen el mantenimiento de la salud, que desde el área de Educación Física se promulgan formando parte de los objetivos establecidos dentro del currículo.

    Esta visión reduccionista de la Educación Física es un elemento importante en la parca valoración que existe de la misma, al que hay que sumar “la escasa tradición deportiva en la mujer gitana” (Blasco, 2006, p. 127), para entender la poca difusión que existe dentro de la comunidad gitana de la práctica de actividad física. El Instituto de la Mujer (2006) elaboró un estudio donde establecía el perfil de mujeres y hombres que conceden alta importancia a la Educación Física escolar, caracterizado por cuatro indicadores: trabajadores por cuenta ajena, clase media, interés por practicar algún deporte e hijos en edad escolar. Es evidente que son muy pocas familias gitanas las que pueden ajustarse a este perfil.

    Podemos concluir la etapa de E.S.O de las jóvenes gitanas con una afirmación de Blasco (2006) diciendo que “con catorce o quince años, renuncian definitivamente a la práctica del ejercicio físico-deportivo y pasan a ocuparse de otras obligaciones culturalmente establecidas” (p.126)

Actividades extraescolares

    Nos referimos a actividades extraescolares como aquellas realizadas fuera del horario lectivo y del marco de la Educación Física escolar. La primera circunstancia constatada es la poca diversidad de actividades ofertadas que tengan que ver con los intereses cercanos a las niñas y jóvenes mujeres. La mayoría de las actividades promovidas por entidades municipales o asociaciones de padres y madres de alumnos/a que tienen que ver con la actividad física, se encuentran enfocadas a deportes colectivos. Teniendo en cuenta que según el Instituto de la Mujer (2006) las actividades realizadas por las mujeres son principalmente de tipo individual, destacando la natación y gimnasia, la oferta no cubre las necesidades generadas por las mujeres. A esta circunstancia se suma como cita Scraton (1995) el que a las actividades extraescolares las chicas acuden menos porque tienen que cuidar a sus hermanos y realizar tareas domésticas. Aspecto que claramente define a las jóvenes gitanas que como afirman Abajo y Carrasco (2004) existe un “enorme mantenimiento actual del control de las chicas, especialmente sus enormes restricciones en cuestiones de ocio”, dificultando mucho más el acceso a diferentes actividades.

    Podemos concluir afirmando que el índice de participación de las niñas gitanas en actividades de carácter extraescolar es escaso, debido a factores culturales y la poca diversidad de la oferta existente.

3.     Problemas que se plantean en el desarrollo de la Educación Física

    Históricamente el pueblo gitano ha sufrido un aislamiento generado por su propio estilo de vida y el rechazo sufrido por el resto de la sociedad. De modo paulatino este ostracismo ha ido remitiendo a favor de una mayor integración social, gracias a políticas sociales como el Plan IRIS, desmantelando asentamientos conocidos como poblados, favoreciendo la desaparición de los guetos y creando vínculos de convivencia con familias de orígenes étnicos diferentes al suyo. Circunstancias como esta han traído consigo mayores facilidades en el acceso a la educación de la comunidad gitana, y desde el punto de vista docente la aparición de una diversidad y riqueza en el alumnado, dando lugar a un reto nuevo para el profesorado. Dicho reto comienza en conocer los problemas que acompañan la práctica escolar que a continuación se analizan.

3.1.     Absentismo escolar

    El absentismo escolar es uno de los problemas principales que caracteriza el proceso educativo de las niñas gitanas. La obligatoriedad por parte de la legislación de escolarizar a los niños/as comprendidos entre 6 y 16 años, ha conseguido que la gran mayoría de las familias gitanas incorporen a sus hijos/as a los centros escolares, pero éstas lo hacen de manera discontinua e intermitente. Son muchas las ausencias injustificadas que se producen a lo largo del año, originando dificultades en el seguimiento normal de los aprendizajes y lagunas en los contenidos desarrollados. Para el área de Educación Física este aspecto se ve agravado por el número menor de sesiones semanales, que en ocasiones supone haber dejado de asistir a un elevado porcentaje de clases.

    Desde la administración se han llevado a cabo diferentes planes de absentismo, pero no han dado el efecto esperado, siendo un fenómeno que se mantiene. El origen de las reiteradas ausencias estriba principalmente en factores culturales y de expectativas sociales. Las mujeres gitanas desde muy jóvenes deben ayudar o hacerse cargo de labores domésticas y cuidado de la familia, al que hay que añadir el trabajo en el negocio familiar, asociado en un amplio porcentaje a la venta ambulante. Esta orientación cultural de las niñas desde su juventud queda reflejada en las expectativas que las familias tienen del centro educativo, asumiendo que con saber leer, escribir y las operaciones matemáticas básicas ya es más que suficiente para desarrollar la vida cotidiana. Es completamente evidente que todo lo relacionado con la actividad física no se encuentra entre sus prioridades.

    El problema de absentismo no solo aparece en los escolares, sino que las familias tampoco participan en la vida del centro. La comunicación de las mismas con el profesorado es difícil, se torna habitual la incomparecencia a reuniones de padres y madres de alumnos y en el caso de las entrevistas personales no aparecen mayores facilidades. Es importante señalar que no toda la comunidad gitana reproduce estos patrones, sin embargo aquellas que mantienen una implicación constante y una continuidad en el proceso educativo representan una cantidad pequeña dentro del colectivo.

    La entrada en la E.S.O. trae consigo otro fenómeno más preocupante que es el abandono escolar. La cercanía de las jóvenes gitanas a la edad que culturalmente atribuyen a las posibilidades de matrimonio, supone en muchas de ellas el abandono total de las aulas por la incompatibilidad entre el matrimonio y la asistencia al instituto, a la que hay que sumar otros factores que analizaremos en el apartado del rol de la mujer.

3.2.     Estereotipos de género

    Es relevante que existiendo cada vez una mayor concienciación por parte del profesorado permanezcan reproduciéndose todavía los estereotipos de género en el marco de la Educación Física. Por un lado tenemos el uso del lenguaje que de manera inconsciente otorga un sentido negativo a determinadas conductas asociadas a valores femeninos. Un ejemplo claro son expresiones como “lloras como una niña”, “este juego es un coñazo”, que emplean el calificativo femenino con carácter despectivo. Por el contrario cuando aparece el ensalzamiento de una conducta por su brillantez o valía, se lleva a cabo a través de expresiones de tipo “muy bien machote” o un poco más soez “lo has hecho cojonudo”, reforzando lo propio a la masculinidad como bueno. Este uso de un lenguaje peyorativo se encuentra muy extendido en el alumnado y es utilizado por el profesorado en multitud de ocasiones de modo involuntario.

    Las expectativas generadas por el profesorado también son reproductoras de los estereotipos, a los niños se les asocia con conductas agresivas, competitivas, deportes colectivos y la reproducción de un carácter agonístico de la actividad física. Por su parte las niñas están vinculadas a un mayor orden, expresividad de los movimientos, la danza o ejercicios de carácter individual. La existencia de estas expectativas se ven reflejada en la selección de contenidos, donde se muestra un porcentaje mucho más elevado de actividades propias de lo tradicionalmente asociado a lo masculino. Ambos aspectos suponen que se asocie a las niñas un comportamiento motor más pasivo, y con poco interés hacia el desarrollo de actividades físicas, concepto que no es fiel a la realidad, ya que este supuesto desinterés procede en muchísimos casos de la ausencia de práctica o entrenamiento anterior, generando inseguridad en el desarrollo de las actividades.

    Todos estos estereotipos son compartidos por las jóvenes gitanas, que se ven afectados por ellos del mismo modo que el resto de niñas, pero que en algunos casos se ve incrementado por la visión del rol femenino instaurada en la comunidad gitana.

3.3.     Rol de la mujer

    Los roles de género están claramente determinados dentro del pueblo gitano, convirtiéndose en un factor clave en el abandono de la práctica de actividad física por parte de las mujeres. El rol que tienen establecido está vinculado al cuidado de la familia, la realización de las tareas domésticas y la preparación para el matrimonio en una edad muy temprana. Estas tres funciones son las que priorizan el estilo de vida de las jóvenes gitanas, originando un abandono escolar prematuro e impidiendo la existencia de un hábito deportivo y de ejercicio físico, debido a la incompatibilidad del mismo con lo que es designado como propio de la feminidad. El hecho de acceder al matrimonio y una primera maternidad tan temprana (la mayoría entorno a edades comprendidas entre los 17 y 20 años) supone el abandono total de la práctica de actividad física, ya que en muchos casos se reduce a aquella llevada a cabo en los Institutos, por ende el abandono de la asistencia a los mismos trae consigo esta circunstancia. Únicamente la danza, representada a través del baile flamenco y cada vez más nuevas tendencias como el hip-hop, son aceptadas como manifestaciones ligadas al ejercicio físico, ya que son propias de la cultura gitana. Es relevante señalar que este tipo de danza también aparece asociado a la figura masculina, siendo acogida de buen grado por los chicos gitanos, sin que se asocie a rasgos femeninos propios de la mujer.

3.4.     Ausencia de un modelo deportivo

    La existencia de un referente familiar o en la comunidad que tenga como hábito la práctica de actividad física, aparece como un reforzador de este comportamiento en generaciones más jóvenes. Este dato procede del estudio realizado por el Instituto de la mujer (2006) y nos permite realizar una analogía con el colectivo gitano. La ausencia de una tradición deportiva y de ejercicio físico en la mujer gitana, origina que no exista un modelo que permita a las niñas establecer una práctica habitual tomando como ejemplo a sus madres o hermanas mayores. La inexistencia de esta figura tiene su origen en los factores tratados con anterioridad, que aludía a los estereotipos de género y al rol de la mujer como aspectos inhibidores de la práctica de actividad física.

    El trabajo dentro de los centros escolares debe ir encauzado a generar una conciencia de los beneficios que suponen incorporar hábitos saludables a la vida diaria, todos ellos relacionados con el currículo de la Educación Física como la alimentación, los hábitos posturales, la higiene y una práctica física y deportiva regular. Los profesionales del área debemos ser capaces de inculcar todos estos aspectos más allá del ámbito escolar, de modo que sea interiorizado por las alumnas de etnia gitana, convirtiéndose en algo rutinario de su vida cotidiana, generando un modelo a seguir para futuras generaciones.

4.     Conclusiones

    La información que se ha expuesto a lo largo del artículo nos permite extraer una serie de conclusiones en relación con la Educación Física escolar de las niñas procedentes de la comunidad gitana.

  • Existe cada vez un mayor porcentaje de alumnado gitano, debido a la casi total escolarización de los jóvenes de este colectivo, por lo tanto no nos referimos a un fenómeno puntual sino que cada vez será más frecuente en los centros escolares.

  • El absentismo escolar que afecta a las niñas gitanas es mayor que el sufrido por los niños, debido a factores culturales que asocian a la mujer con el cuidado del hogar y la familia, provocando en un número importante de casos el abandono de la enseñanza en la etapa de E.S.O.

  • La presencia de estereotipos de género en Educación Física inhibe la participación de las niñas gitanas, que se siente más insegura y expuestas en esta asignatura.

  • Los contenidos y las actividades del área, siguen estando orientados en mayor manera hacia los intereses de lo tradicionalmente establecido como masculino, aspecto que dificulta la participación motriz de las niñas y jóvenes gitanas.

  • El rol tal definido de la mujer gitana y la ausencia de referentes, dan lugar a que la práctica de actividad física no se contemple como un aspecto asociado a lo femenino y por ello no despierta interés en las jóvenes gitanas. La principal excepción en este aspecto es el baile, que genera gran interés y es practicado igualmente por chicos gitanos sin que esté asociado a valores femeninos.

  • El control férreo sobre el tiempo de ocio de las jóvenes gitanas, impide el desarrollo de actividades extraescolares ligadas al desarrollo de actividad física, relegando la práctica de ejercicio físico de manera única al la Educación Física escolar.

  • La inexistencia de una tradición en la práctica de actividad física en la mujer gitana genera una ausencia de referentes para las nuevas generaciones, que facilite la adscripción al ejercicio físico.

    Todas estas conclusiones dejan expuesto un reto al que nos enfrentamos los profesionales de la Educación Física, que no es otro que ser capaces de generar una cultura de la actividad física, respetando los valores culturales propios del pueblo gitano y a su vez inculcando un estilo de vida activo.

Referencias bibliográficas

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