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La observación del desempeño arbitral en fútbol por medio del vídeo.

Metodología para el caso de los árbitros asistentes adicionales

Observation of the referee’s performance in football by means of video. Methodology in the case of additional assistant referees

 

*Universidad Carlos III de Madrid

Línea de investigación en Deporte y Medios de Comunicación

Grupo TECMERIN, Madrid

**Universidad Rey Juan Carlos

(España)

Anto Jesús Benítez*

abenitez@hum.uc3m.es

Manuel Armenteros*

manuel.armenteros@uc3m.es

Manuel Sánchez**

manuel.cid@urjc.es

 

 

 

 

Resumen

          En el año 2008, en su reunión anual número 122, la International Football Association Board (IFAB) decide que la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) experimente durante un torneo oficial con la utilización de dos Árbitros Asistentes Adicionales (AARs) en el equipo arbitral. FIFA debe evaluar si esta medida puede mejorar la toma de decisiones correctas en el arbitraje y debe comprobar asimismo cuál, de entre sus posibles ubicaciones, permitirá aplicar mejor y más efectivamente el reglamento en juego. Este artículo toma como punto de partida la experiencia propuesta por FIFA, proponiendo un modelo de observación que utiliza el vídeo como tecnología de captura y un modelo de organización que permite realizar dicha observación de la manera más consistente posible. Utilizando la especulación teórica, se plantea una línea de reflexiones metodológicas acerca de ubicaciones eficaces de cámara o contenido de los encuadres que pudiera resultar de utilidad como punto de partida para tareas similares. Su validez se pone a prueba en una experiencia durante un torneo internacional sub-21.

          Palabras clave: Video análisis. Arbitraje. Trabajo en equipo. Fútbol. Análisis de partidos.

 

Abstract

          In 2008, during their 122nd annual meeting, the International Football Association Board (IFAB) decided that the Fédération Internationale de Football Association (FIFA) should experiment using two Additional Assistant Referees (AARs) on the refereeing team during an official tournament. FIFA should evaluate whether or not this method could improve decision-making in refereeing and also in checking which of the referee’s possible positions would allow them to make better calls. This article is based on the experiment suggested by the FIFA, and presents an observation model that uses video as a recording technology, as well as an organizational model that allows such observations to be carried out in the most consistent possible way. Using theory, we present a methodological reflection in regard to effective camera placement and the contents of the frames, which could be used as a basis for similar tasks. This is then tested in an under-21 international tournament.

          Keywords: Video analysis. Refereeing. Team work. Football-soccer. Match analysis.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 15, Nº 154, Marzo de 2011. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    Respondiendo a una demanda en pro de hacer disminuir los errores de apreciación en el terreno de juego (Bromberger, 2006), la voluntad constante de la FIFA por mejorar el arbitraje ha llevado a dicha asociación a experimentar y evaluar la utilidad del uso de un segundo árbitro asistente adicional (AAR) en los partidos de competición del Campeonato Europeo de selecciones de Fútbol sub-19. Concretamente, el modelo que aquí se presenta fue el utilizado en una experiencia preliminar durante la fase de clasificación celebrada en Chipre en noviembre de 2008.

    Esta investigación persigue establecer una metodología de observación válida para el desempeño de las actividades arbitrales a partir de un dispositivo basado en el uso del vídeo como elemento de comprobación de la eficacia del experimento. Un experimento en campo cuyo desarrollo no puede ensayarse ni repetirse ante las cámaras, por lo que la de captura de imágenes en vivo se convierte en la clave para el plan que se quiere desarrollar.

    El problema que se plantea es interdisciplinar: se utilizan conceptos de ciencias de los deportes, de metodologías educativas y de teoría relacionada con la planificación y la grabación de deportes, actividad propia de la comunicación audiovisual.

    Actualmente la geografía arbitral sobre el terreno de juego se organiza de manera que el árbitro principal (R) recorre la diagonal del campo siempre en la dirección de derecha a izquierda o viceversa, en el sentido de la progresión del ataque, mientras que los árbitros asistentes (ARs) se sitúan a lo largo de la banda derecha (Figura 1).

 

Figura 1 . Desplazamiento del R y del AR a lo largo de la banda y en diagonal, respectivamente

    A lo largo de la celebración del campeonato, FIFA debía comprobar que la decisión de colocar dos nuevos componentes del equipo arbitral resultaría de utilidad y, además, encontrar los elementos de juicio suficientes para discernir cuál de las variantes sería la mejor: variante A, detrás de la línea de gol, a la izquierda del portero; y variante B, detrás de la línea de gol, pero a la derecha del portero. (Figura 2).

Figura 2. Colocación de los AAR en las dos variantes. Variante A, a la izquierda, y variante B, a la derecha

    Durante el torneo de clasificación, la posición de los AARs cambiaría alternativamente de una a otra variante con la finalidad de encontrar elementos de reflexión suficientes para establecer cuál sería la configuración más eficaz.

    La utilización del video para el análisis del juego por los entrenadores toma cada vez más presencia en los deportes (Armenteros, 2008), y también como soporte de observación y entrenamiento o evaluación del desempeño arbitral (Helsen y Bultynck, 2004).

    Al contrario de lo que se intenta con el seguimiento habitual de las distintas competiciones deportivas, el dispositivo de vídeo aplicable tendría la obligación de recoger el nuevo punto de vista que añade cada AAR en las variantes A y B. Para la mayor parte de los análisis basados en la observación son válidas y pertinentes las grabaciones que los medios hacen de los eventos o las provenientes de sencillas configuraciones a medida (Mallo, Navarro, García y Helsen, 2009). La preparación resulta más complicada cuando no es suficiente recolectar imágenes de los partidos y no es suficiente con utilizar una cámara y definir el encuadre a mantener (Arias, Argudo y Alonso, 2009), sino que es preciso definir un dispositivo de grabación, colocando varias cámaras específicamente y definiendo los contenidos de cada uno de los encuadres para obtener el máximo rendimiento (Frossard, 2006), como ocurre en el modelo que se presenta.

    Pero, ¿dónde ubicar las cámaras para analizar la actuación de cada una de las dos nuevas modalidades?, ¿qué deben mostrar, en cada momento, en sus encuadres?, ¿cuántas cámaras deberían utilizarse?, y ¿qué tecnología podría resultar más útil?

    Es imprescindible responder a todas estas interrogantes teniendo en cuenta las actividades especialmente complicadas del arbitraje y las características singulares del fútbol como deporte. Asimismo, conviene tener claro que la actividad de los AAR será muy específica, distinta a la del resto del equipo arbitral, y que roles especiales necesitarán habilidades especiales (Helsen, Catteeuw y Gilis, 2007; Catteeuw, Helsen, Gilis y Wagemans, 2009). Y, además, que no va a existir una experiencia previa en la que estos nuevos miembros del equipo puedan apoyarse para, por ejemplo, definir su colocación o la trayectoria de sus miradas (Gilis, Helsen, Catteeuw y Wageman, 2008).

La parte previsible del juego

    El juego del fútbol transcurre en un campo extenso en el que se sitúan hasta veintidós jugadores al mismo tiempo. Se trata de un deporte de asedio territorial, puesto que sólo es posible puntuar en la portería contraria. El orden táctico de los equipos contendientes supone que se trata principalmente de un deporte posicional (Guia, Ferriera y Peixoto, 2004), donde no existen turnos reglamentarios de utilización de tiempo para la posesión del balón o para la utilización de un espacio.

    Es posible establecer un flujo reglamentario (Figura 3) del juego del fútbol como observadores externos, a partir del trabajo de investigadores como Castelo (2001: 45) y Gréhaigne (2001: 48, 135) de forma que considere el dinamismo posible, y describa las alternativas en la posesión del balón y las posibilidades de ataque. Cada jugada transcurre entre dos pitidos consecutivos del árbitro, y da lugar a una primera división interesante: las fases en las que el juego está parado y cuando el balón está en movimiento. Hay que recordar que las normas del fútbol prevén la posibilidad de indicar faltas cuando el balón no está aún en juego (FIFA, 2009: 67). En este punto debemos considerar que el tiempo durante el cual el balón no está en juego en la liga española está establecido por los investigadores en un 40% del total como mínimo (Hernández et al. 1992: 188; Gómez, 1993: 52), aunque con notables fluctuaciones de uno a otro partido.

    Mediante el conocimiento de dicho flujo reglamentario, puede observarse que siempre existe la posibilidad de que el árbitro ordene la colocación de los jugadores antes de una puesta en juego del balón, como se observa en el Bucle B2 de la Figura 3, donde las jugadas pueden durar alternativa, indistinta e imprevisiblemente diez segundos o setenta. Un estudio cifra la media de tiempo seguido de juego en 22 segundos, mientras que la pausa media puede valorarse en 15 segundos (Moreno et al., 1992: 188).

Figura 3. Flujo reglamentario

Las situaciones más complicadas en el control reglamentario del juego

    Para un árbitro, en principio, las jugadas más complicadas para juzgar serán las que mayor acumulación de jugadores ocasionen en las áreas de castigo, como saques de esquina o tiros libres cercanos a las áreas, especialmente los que se lancen desde la izquierda del ataque (Figura 4), ya que se obliga al árbitro a dividir su mirada entre la portería y el punto de ejecución, resultando un ángulo que puede llegar a ser tan amplio que supere tanto el ángulo de visión humana como el de la cámara (Figura 13).

    A la limitación del ángulo de visión hay que añadir la diferencia perceptiva entre el campo visual periférico y el campo visual central (Sillero, 2002: 29 y ss.), de manera que puedan atenuarse en alguna medida los problemas inherentes a los lanzamientos sobre el centro del área desde la izquierda del ataque:

    “Si la excentricidad es superior a 20º, el movimiento de los ojos se acompaña de un movimiento de la cabeza para dirigir la mirada hacia el objeto en movimiento. Cuando aparecen varios estímulos simultáneamente en el campo de visión, se debe producir una elección, por lo que el tiempo de respuesta se alarga” (Sillero, 2002, 31).

    Asimismo, el árbitro tendrá dificultad en juzgar la jugada cuando se produce a gran velocidad y lejos del área óptima para la toma de decisiones como suele suceder cuando se encadenan al menos un par de contraataques seguidos con distintas alternativas en la posesión del balón (Weston, Castagna, Impellizeri, Rampinini y Abt, 2006).

Figura 4. A) Contraataque. B) Saque de esquina.

    Algunos estudios sugieren que la distancia del árbitro para juzgar de modo óptimo una acción debería mantenerse entre los veinte y los veinticinco metros (Verheijen et al., 1999: 832). Lo importante será obtener y mantener una buena posición para ver la jugada (Helsen y Bultynck, 2004: 187). En el caso particular que se aborda en este trabajo, la posición final y los recorridos están por descubrir, aunque serán menos exigentes físicamente que los del resto del equipo arbitral, con lo que podrá aprovecharse la experiencia de árbitros ya retirados para otras tareas competitivas (Platini, 2009).

    Si las situaciones especiales son matizables, lo que resulta indiscutible en relación a la geografía del juego es que el juicio sobre cualquier jugada que suceda en el área de castigo podrá acarrear consecuencias más directas para el resultado del partido que si ocurre en cualquier otro lugar del campo. De ahí que el refuerzo arbitral se plantee cercano a estas zonas.

Trabajo en equipo y observación

    Aumentar el número de árbitros con atribuciones en el campo supone que su labor en equipo aumenta. En el equipo arbitral, el árbitro principal es el único capacitado para interrumpir el juego (FIFA, 2009: 21), y los demás sólo pueden aconsejarle. Un grupo más numeroso supone un incremento de la complejidad en la comunicación. En determinadas competiciones, los ARs cuentan con dispositivos inalámbricos en sus banderines que advierten al árbitro inmediatamente de sus decisiones, y la señal que efectúan es visible para los jugadores y todo el público presente en el estadio. Un estudio cifra el número de decisiones consensuadas entre R, ARs y 4º árbitro en el 64% (Helsen y Bultynck 2004: 185).

    En el experimento, los AARs sólo podrían utilizar un intercomunicador inalámbrico de voz para llamar la atención del árbitro sobre una posible sanción o comentar alguna duda sin utilizar ninguna indicación gestual, o body language como en Helsen y Bultynck (2004: 183). El modelo de observación que se proponga debe, pues, funcionar sin necesidad de conocer cuándo están activándose decisiones en las que intervengan alguno de los AARs.

    A esta creciente complejidad de los protocolos del trabajo en equipo se debe añadir el contacto visual entre el R y los ARs con la figura del AAR, de manera que se establecen nuevas posiciones para controlar el juego, y nuevas líneas visuales entre todos, como enseguida se comentará.

Figura 5. Líneas visuales en las variantes A y B: obsérvese cómo la variante A exige menos esfuerzo al R pero abre más 

el ángulo del AAR, mientras que en la variante B los ángulos se reparten más pero el R es el que tiene mayores exigencias

El modelo de observación

Las variables de Situación y el Triángulo Mínimo de Cobertura

    Se entiende como situación deportiva (SD) el mapa del terreno de juego con la posición de cada elemento que interviene en el juego en un instante o una secuencia de tiempos dados. El mismo concepto de coexistencia de distintos eventos simultáneos y que se contienen que ya planteaba Williams (1977) o, más adelante, Siegel (2002: 61-63), resultará útil en el análisis que se propone, con la finalidad de distinguir entre diferentes capas o planos observables independientemente al mismo tiempo. Así, para cada SD el equipo arbitral adoptará unas posiciones, trayectorias, velocidades y puntos de vista determinados, con la intención de estar en óptimas condiciones para juzgarla. A un instante ¿manejable? de esta manera lo llamaremos situación reglamentaria (SR).

    En el estadio concurren distintos elementos a controlar por el modelo de observación. Por una parte, un R, dos ARs, dos AARs, un balón, un número de jugadores y los elementos fijos que delimitan las distintas zonas del terreno de juego. Por otra, variables como el público, la forma del estadio, la accesibilidad o la meteorología, no pertenecientes a la puesta en escena deportiva, no controlables reglamentariamente de forma constante, pero que tendrán su influencia. Finalmente, es imprescindible considerar la escala de magnitudes espaciales y la gran velocidad a la que pueden sucederse las acciones –magnitudes espaciotemporales-. Todas estas variables componen la situación escénica (SE), que a su vez contiene a la SD y a la SR.

    Un ejemplo puede ayudar a clarificar la necesidad de discusión de estas situaciones. Un defensor empuja a un atacante en el área después de un contraataque y, por lo tanto, la sanción correspondiente debiera ser un penalti. Es posible que el propio infractor tapara con su cuerpo el brazo a la vista del árbitro principal; que un atacante en apoyo obstruyera la visibilidad del AR más cercano y que el AAR de aquel área se encontrase controlando a una pareja atacante-defensor que, lejos de la posición del balón, estuviesen cerca de establecer contacto entre ellos en ese momento. Una SR como ésta muestra que siempre es posible que, aunque el equipo arbitral esté respetando la posición que exige la situación reglamentaria, la posición de los jugadores con respecto a las cámaras y por extensión con respecto al equipo arbitral, puede quedar oculta la acción que se debe juzgar (Emery, 2010; Frossard, 2006). Aunque el equipo arbitral esté en su SR idónea, la situación escénica (SE) puede impedir la correcta observación de la SD. Evidentemente, el hecho de aumentar el número de puntos de vista con asistentes adicionales y de diversificar el ángulo de ataque de la SR, reduce en gran medida las posibilidades de interferencias no deseadas.

    El núcleo de la decisión en cada jugada lo compondrán siempre el R y, en función de la posesión de balón, el AR y el AAR de la portería hacia la que se ataque. La figura así considerada la llamaremos, para posteriores reflexiones, triángulo mínimo, y nos servirá para considerar rápidamente la SR de cada instante del partido.

Figura 6. Plano de cámara donde se cubre el triángulo mínimo

Condiciones del modelo de observación

    El modelo de observación del juego exigiría un registro constante a fin de que fuese posible, deteniendo el desarrollo del partido en un punto, establecer las correspondientes y distintas situaciones deportivas, reglamentarias y escénicas. Tendría que materializarse a través de un dispositivo físico manejable en tamaño y ubicación, para evitar ángulos inciertos y poder sortear durante la grabación problemas con la SE.

    Las imágenes resultantes deberían resultar accesibles casi inmediatamente, para poder consultar las jugadas más valiosas para la observación, y comenzar a aislar y elaborar las tomas de las diferentes cámaras.

    Tampoco tendría que resultar inalcanzable a un presupuesto moderado. Se descarta, pues, el uso de una unidad móvil debido al presupuesto que obligaría a gestionar. Las cámaras semi-profesionales de vídeo reúnen las condiciones adecuadas: son manejables, económicas, de acceso más o menos inmediato y graban continuamente. No obstante, adolecen necesariamente de los mismos defectos que el nivel de observación reglamentario y de uno más: el inevitable defecto tecnológico.

    El sistema perceptivo humano no es capaz de rememorar con exactitud una misma jugada una y otra vez, como sí puede hacer el vídeo. Pero éste tiene, hoy todavía, como mínimo dos problemas tecnológicos que inmediatamente podrían afectar a nuestro modelo de observación: uno de ángulo y resolución espacial, de manera que a mayor ángulo de cobertura le corresponderá una representación de menor tamaño de los jugadores que estén en cuadro y por tanto de menor detalle de los mismos; el otro, de resolución temporal y nitidez, de forma que (excepto las actuales cámaras de alta velocidad) las velocidades más extendidas de 25 ó 30 fotogramas por segundo no son capaces de congelar con exactitud movimientos rápidos de jugadores y balón, que se complicarían con los barridos de seguimiento y los demás movimientos de corrección de plano que realiza la cámara para mantener el encuadre asignado.

    A las implicaciones técnicas hay que añadir un plan de cobertura. Es necesario tener en cuenta que la elección de un determinado encuadre supone dejar fuera todo lo demás. Posición de cámara, ángulo, lugar donde se apunta y foco determinan necesariamente que el resto del evento observable en una SE quede excluido de ese encuadre. Si cada cámara debe cubrir un número elevado de potenciales elementos y éstos son dinámicos, el operador de cámara debe tener un patrón de seguimiento para cada SR. Al existir un número de puntos de interés simultáneos en la misma jugada, será preciso utilizar varias cámaras, capaces de cubrirlos en cada instante.

    El plan técnico para la cobertura corre siempre el peligro de contener redundancias para determinadas SRs y defectos de cobertura para otras. Además, debería ser capaz de funcionar con efectividad tanto en lo sustancial como en lo circunstancial, es decir, que habría de servir sea cual fuere la SE, por ejemplo con el sol de frente, lluvia, público delante de las cámaras, o cualquier otra variable que pueda impedir o dificultar el registro correcto de la imagen.

    La primera dificultad a la que se enfrenta el modelo consiste en que, dadas las características de la experiencia, es obligado tomar decisiones a priori que influirán en el resultado de la observación. En este sentido, el modelo será pionero porque las configuraciones arbitrales que se pretenden examinar son relativamente nuevas, lo que exigirá una revisión reposada de la idoneidad de las decisiones tomadas a partir del resultado.

Consideraciones para una aproximación metodológica

    La solución considerada contempla cámaras de HDV, con mayor resolución espacial que las PAL y la posibilidad incluida de aumentar simultáneamente la resolución temporal para unos segundos. El modelo que se ha seleccionado permite registrar los últimos segundos de una toma a 100 fotogramas por segundo inmediatamente después de ocurrir la jugada-.

    La planificación más sencilla debía permitir mostrar el punto de vista de cada AAR, estuviesen colocados en la variante A o en la B, y su relación visual con el árbitro principal. Lo más simple resultaba ubicar, al menos, una cámara detrás de cada posición AAR y reflexionar acerca de cómo cubrir la diagonal de recorrido del R para cubrir siempre que sea posible el triángulo mínimo formado entre el R, AAR y el AR. Para evitar la acumulación de cámaras, debe asignarse una diferente misión a cada una de ellas según el ataque fuese dirigido hacia una o a otra portería.

    Es necesario precisar que para cada partido y cámara se esperan al menos noventa minutos de grabación. Para los cinco partidos contemplados en este experimento cada cámara grabaría como mínimo cuatrocientos cincuenta minutos para su posterior visionado. Cada cámara añadida supondría otros tantos minutos más susceptibles de control y, en muchos casos, de observación y edición. Utilizar una unidad móvil permitiría ir realizando un montaje tentativo simultáneo, pero a la desventaja del coste ya comentada se une que su uso no descarta definitivamente la posibilidad de visionar todo el material, cámara por cámara y partido a partido. Esta probable acumulación de material aconseja cierta contención en el número de cámaras pese a que, como queda apuntado más arriba, la multiplicidad de puntos de vista ayudaría a procurar una cobertura mejor frente a SEs desfavorables.

    Instalados en este nivel de observación, en muchos casos estaríamos tratando un problema geométrico complejo, por cuanto querríamos incluir en el encuadre cinco o seis elementos como mínimo –tantos como miembros del equipo arbitral, más el balón- y un amplio abanico de puntos de vista aplicables a cada uno de ellos. Las situaciones más favorables para el arbitraje, aparentemente, se darían cuando el balón y el máximo número de jugadores quedasen contenidos en el interior de un polígono construido con esos vértices, con el R suficientemente próximo al lugar del balón y de cara a él.

Figura 7. Situación Reglamentaria favorable: el balón y los jugadores importantes para

la jugada están contenidos en el interior del triángulo mínimo reglamentario

    Por simplicidad para el análisis se escoge como figura de observación la que se ha denominado más arriba triángulo mínimo reglamentario, que contempla al AR y al AAR hacia el lado del campo donde se ataca y descarta al AR y al AAR situados en la otra mitad.

    El polígono de cinco o seis vértices sugiere una primera hipótesis de trabajo: al menos, una cámara por vértice. Pero quedan muchos cabos sueltos pues para obtener el punto de vista de cada uno de ellos, debería ser posible responder dinámicamente a cada giro de la cabeza o a cada movimiento ocular de los árbitros, es decir, el modelo debería ser capaz de recoger el punto o diana a donde apuntan sus miradas, teniendo en cuenta que:

    “El desplazamiento angular de un objeto en la retina periférica atrae la atención y desencadena un movimiento del ojo o de la cabeza, que permite la captación de la imagen por la fóvea. Este es el denominado reflejo de fijación” (Sillero, 2002: 31).

La mirada en escena

    La nariz de cada componente del equipo arbitral estaría la mayor parte del tiempo dirigida hacia el balón, excepto cuando el AAR deba controlar lo que sucede en el área (Figura 7) en jugadas anguladas. Estos movimientos de acomodo de la mirada no son reproducibles con la misma rapidez por las cámaras, como tampoco el campo visual periférico al que recurren los componentes de los equipos arbitrales.

Figura 8. Aglomeración de jugadores donde puede apreciarse al AAR dando la espalda al balón

    Mediante una superficial aproximación geométrica se aprecia que para las mismas situaciones reglamentarias la superficie generada por el triángulo mínimo que puede crearse con los ARs y los AARs es mayor para la variante B que para la A. La variante B abre un mayor número de nuevos ángulos visuales para los sucesos que ocurren en el área.

Figura 9. Colocación de los componentes del equipo arbitral para la variante A

 

Figura 10. Colocación de los componentes del equipo arbitral para la variante B.

    Además, es preciso considerar que los ARs y AARs procurarán tener siempre en su campo visual al árbitro, y que este último intentará colocarse de tal manera que cubra la dinámica del juego sin perder de vista a sus asistentes. Incluso cuando esta operación suponga describir una trayectoria mayor o distinta sobre el terreno de juego.

Figura 11. Ejemplo de corrección de la trayectoria-patrón del árbitro para adecuarla a la variante B.

    Si hay un desplazamiento de balón largo sobre el pasillo de juego directo, la mirada del AAR más cercano se acomoda en un instante, pero para simular esa corrección con una cámara colocada detrás de él habría que describir un arco de radio igual a la distancia de la cámara al asistente en el mismo tiempo, lo que resultaría imposible con los medios que se manejan.

Figura 12. SD para la que el ángulo máximo de cámara –sombreado en la ilustración- no permite que en el mismo plano se recoja el AR, el AAR y el seguimiento del balón.

    De todo el espacio cubierto por la mirada humana, se sabe que tan sólo es posible analizar con la suficiente precisión la región captada por la fóvea, la cual ocupa una escasa porción del campo visual (Sillero, 2002: 29-30). Un encuadre suficientemente amplio, por lo tanto, permitiría un margen en los desplazamientos más largos y complicados de balón, que son los perpendiculares a la línea de banda. Consideremos una SR donde el pasador está ubicado cerca de la banda derecha del ataque y de la línea del centro del campo, y el compañero se está desmarcando cerca del área contraria, sobre el pasillo de juego directo. El ángulo se abriría excesivamente para el AR cercano a la línea de banda. Es posible contemplar los dos extremos rotando el cuello de uno a otro lado o, sencillamente, dirigiendo los ojos de uno a otro lado mediante el reflejo de fijación. Ambas figuras atacantes quedan casi siempre en el interior del campo visual del AR. Pero el ángulo de la cámara es mucho más reducido (Figura 13).

Figura 13. Cobertura horizontal (en metros) de una óptica de una cámara estándar, Carl Zeiss Vario Sonnar T, con

 tres sensores de ¼ de pulgada, para sus extremos de distancia focal 3.9-78 mm, a una distancia del target de 4 m.

Consideraciones para construir un plan de cobertura

    El plan de cobertura establecerá lo que ven o podrían ver, según su colocación, los AARs y en la SR y SE de cada instante de juego. Como sucede en el campo, cuando el balón se sitúa en la proximidad de una de las porterías, el AR y el AAR de la otra mitad del campo tienen un rol de observación menos urgente, un punto de vista más lejano y su ángulo de visión se amplía. De la misma manera, las cámaras asumirán misiones alternativas y diferentes en función de hacia dónde esté teniendo lugar el juego de ataque y, por lo tanto, de qué equipo tenga la posesión del balón. Una misma cámara podría desempeñar el rol de observar el punto de vista del AAR más cercano cuando el juego se dirija hacia él, y el de cobertura en plano general cuando el balón avance hacia la portería contraria.

    La planificación de la actividad de las cámaras debe incluir:

  • la ubicación de cada una de ellas, hacia dónde apuntan en cada SR,

  • el contenido de los encuadres,

  • la especificación de qué elementos deben seguirse y cuáles deben descartarse en caso de apertura inadecuada de ángulos.

    Estas instrucciones deben aclararse tanto en uno como en otro sentido del ataque alternativamente. Además, debe indicarse el momento del cambio de misión, y si éste se produce bruscamente o con una transición temporal.

    Las convenciones habituales de las transmisiones futbolísticas no son relevantes. No es preciso mantener cierta continuidad entre cámaras, puesto que no se trata de conseguir un relato secuencial con un número de puntos de vista enlazados dinámicamente según las reglas del montaje audiovisual. Precisamente, en este modelo se valora la posibilidad de confrontar tomas simultáneas desde ángulos opuestos, de manera que esto despeje las dudas sobre la oportunidad y eficacia de la ubicación de los AARs en las variantes A y B.

    Existe otro factor a tener en cuenta: la altura de la cámara. En principio, las cámaras que observen las líneas de mirada de los AARs deberían estar situadas a la altura de sus ojos, para reproducir en lo posible un plano subjetivo o semi-subjetivo. Pero debido a la acumulación de jugadores, unos pueden tapar a otros para ciertos puntos de vista, como se ha visto cuando se planteaba la SE. La mejor manera de reducir la obstrucción visual es elevar la cámara, de manera que las figuras en pantalla se superpongan lo menos posible y queden proyectadas aisladamente contra el césped.

Aclaraciones metodológicas

    Interesa convenir una serie de determinantes espaciales para los comentarios que se harán a partir de ahora. En primer lugar, se dividirá el campo en cinco filas y cinco columnas y se propondrá una denominación para las distintas ubicaciones de cámara. Para numerar las filas se usarán letras y para las columnas números romanos. Por ejemplo, la diagonal del árbitro sería EI-AV (Figura 14).

Figura 14. Colocación de cámaras, suponiendo a priori una situación de espaldas

al recorrido del sol, que va variando desde la posición de cámara 3 a la 5 bajo la fila E

    En cuanto a la colocación de cámaras –siempre fuera del terreno de juego-, se utilizará un número n, donde se determinan doce posiciones como si el círculo central fuera un reloj (Figura 15). Junto al número, una letra en función de que pertenezcan a la variante A o B; y en minúsculas o mayúsculas, cuando se ubiquen en el suelo, o se coloquen elevadas en la grada, respectivamente.

Figura 15. División del campo para conocer la situación de las cámaras por ángulos según el sentido de las 

agujas del reloj. Las que están colocadas como ejemplo son, en el sentido de las agujas del reloj, la b3 y la A5.

Características necesarias del modelo de observación

    A modo de resumen, el modelo debería:

  • recoger las evoluciones de los nuevos AARs y su relación visual y posicional con respecto al R, ARs, balón y jugadores,

  • considerar las dos variantes A y B, propuestas por FIFA,

  • reconocer como límites espaciales interesantes las líneas del campo, las del área, la porterías y las especiales condiciones de cada estadio para la ubicación de cámaras,

  • trabajar sobre distintas SRs, considerando en cuenta en cada caso las SEs previsibles correspondientes,

  • tener en cuenta la simultaneidad de puntos de interés y el dinamismo que exige el flujo reglamentario del fútbol; hay que distinguir entre misión principal, que define el encuadre de cada cámara cuando el ataque se dirige a la portería más cercana, y misión alternativa, que explica el contenido del encuadre de cada cámara cuando el ataque se dirige a la portería más alejada.

    Por lo tanto, restan como tareas:

  • desarrollar unos principios de observación aplicables a las distintas SRs y variantes, que tengan en cuenta tecnologías y presupuesto disponibles,

  • fijar y utilizar unas configuraciones de cobertura que especifiquen la ubicación de las cámaras y el encuadre de cada una, especificando el seguimiento principal y alternativo de sus objetivos.

Principios operativos para la observación

    El origen del experimento supone que con los AARs el equipo arbitral estará más capacitado para juzgar todo aquello que suceda, especialmente en las circunstancias en las que pueda existir mayor indeterminación o en las que las decisiones reglamentarias tengan mayor trascendencia para el resultado del partido.

    La incorporación de nuevos elementos arbitrales implica la ampliación del concepto de trabajo en equipo en el que ya venía haciendo hincapié la escuela de preparación de FIFA (FIFA, 2008).

    A partir de estas consideraciones se puede fijar el principio de observación del experimento: es preciso grabar continuamente la participación de los AARs en las decisiones concernientes al juego, hecho que concede especial importancia a las acciones que sucedan en las inmediaciones o el interior de las áreas de penalti. En caso de duda, para este modelo siempre prevalecerá la decisión que permita mostrar la participación diferencial del AAR. Además, se registrará el material suficiente como para analizar las nuevas circunstancias de trabajo en equipo que aparezcan.

    Se introduce el principio de comparación: no sólo es importante el punto de vista del AAR en la variante utilizada, sino que también es importante el punto de vista del AAR en la variante descartada, de manera que se pueda comparar cuál hubiese resultado mejor ubicación para determinadas jugadas. De este principio emana la necesidad de simultaneidad en las grabaciones.

    Debido a los recursos disponibles, es necesario trabajar manteniendo el principio de economía de puntos de vista. Si se admiten los principios anteriores, trabajar con menos de cuatro cámaras estaría descartado, puesto que existen cuatro distintas posiciones para AARs en las variantes A y B. A su vez, según las consideraciones hechas más arriba, es imprescindible la colocación de una cámara en alto, como mínimo, para solventar las obstrucciones de SEs desfavorables y para trazar las relaciones visuales permanentes entre los distintos elementos del equipo arbitral.

Determinación de distintas SRs para el análisis

    Según la división más sencilla de las acciones reglamentarias futbolísticas, en primer lugar se distinguirá entre las SRs en las que el balón esté o no en juego. A efectos de nuestro análisis, ambas categorías serán tratadas de la misma manera. Inicialmente, no van a incluirse tratamientos especiales para las distintas variantes A o B.

    Situación reglamentaria 1 (SR 1): ataque hacia V; el AR activo estará bajo la columna V; el AR del lado contrario cerca de la línea del centro del campo, sobre la III –aunque resulta irrelevante mientras el balón permanezca en poder del ataque-, y el R evolucionando hacia la esquina izquierda del área, BIV. Pero también irán retrocediendo los delanteros del equipo que no posee el balón, con lo que el espacio de juego efectivo tenderá a desplazarse hacia la otra mitad del campo III-V.

    SR 2, ataque hacia I: el AR de la banda A avanzará hacia las columnas I-II. R mirará hacia I ó II, por lo que el AAR de la banda EIII-V, cualesquiera que sea su variante, dejará de tener relevancia reglamentaria inmediata.

    SR 3, transiciones: situación central o contraataque rápido; el balón se mueve hacia una u otra portería indistintamente. El R está cerca de la diagonal y, por definición, cerca de la línea del centro del campo. (Figura 16).

Figura 16. Como resultado de una serie de contraataques, el árbitro queda desplazado del lugar

de la acción. Obsérvese que el AAR, en la variante A, está situado en el interior del campo.

    SR 4, acumulación de jugadores cerca o en el área con el balón en A o E: saques de esquina, de lateral o de tiro libre sobre ambas porterías, desde A y E. Ver figura 15.

Figura 17. Favorecido por la variante A, el árbitro encuentra una situación óptima: la

acumulación de jugadores y el balón quedan en el interior de su campo visual.

    SR 5, acumulación desde el centro: tiros libres sobre ambas porterías desde B, C y D. Los de la columna III no se considerarán en principio: tan sólo los que se espere que utilicen el pasillo de juego directo. (Figura 18).

Figura 18. Un libre directo que se lanza desde una de las filas centrales

    Después de estas consideraciones existen condiciones para observar en cada SR y en ambas variantes de colocación del equipo arbitral, con lo que se alcanzaría la mejor disposición para decidir en qué variante se tienen los mejores elementos para juzgar la jugada.

La cobertura ideal

    Definamos cobertura como el sistema que incluya tanto las instrucciones de ubicación de las cámaras y de sus seguimientos, como las normas de uso del encuadre.

    La altura de colocación de cámara ha sido determinada como una de las variables posibles de ubicación. Por simplificar, se han dejado dos opciones: a ras de campo –más o menos a la altura de los ojos de los miembros del equipo arbitral- o sobre las gradas.

    A partir de las consideraciones ya realizadas, un planteamiento consecuente podría consistir en utilizar una cámara para cada posición posible AAR y una más para establecer relaciones visuales permanentes entre los distintos elementos del equipo arbitral. Sería posible asegurar la observación de estas relaciones para cada SR utilizando las misiones alternativas de cada cámara. Por lo tanto, un operativo posible podría ser un dispositivo compuesto por cinco cámaras HDV, teniendo en cuenta los principios de tecnología disponible y de economía de puntos de vista.

    Si se define cada esquema posible como ‘cobertura nº de cámaras a ras de suelo-nº de cámaras elevadas’, con cinco cámaras tan sólo son posibles seis combinaciones para plantear distintas coberturas: 5-0, 4-1, 3-2, 2-3, 1-4 y 0-5. La 5-0 no dispone ninguna cámara en altura, y se había rechazado esa posibilidad. La 0-5 no podrá ofrecer puntos de vista semejantes a los de los AARs, y la misma razón es aplicable a la 1-4, que se dejaría uno de los AARs presentes en el campo fuera de la observación.

    Con las tres coberturas considerables y dos asertos ya comentados se puede establecer como criterio de selección una escala de riesgo: a mayor ángulo, figuras con menor resolución pero mayor facilidad para que queden dentro del encuadre; a mayor número de cámaras a ras de suelo, menores posibilidades de resolver las situaciones con acumulación de jugadores.

Figura 19. Escala de Riesgo que representa el ángulo de cámara y el tamaño

de las figuras en cuadro en relación a la cobertura que se plantea.

    La configuración que asegura cubrir las posiciones de los AARs en ambas variantes apostando por ángulos cercanos y tan sólo una cámara elevada, será la cobertura 4-1; y la que, en el otro extremo, cubre el triángulo mínimo y las posiciones de los AARs con grandes ángulos principalmente desde posiciones elevadas, puede denominarse cobertura 2-3.

    Estas dos coberturas son simétricas en cuanto a la colocación de las cámaras que tratan de dar puntos de vista semejantes a los de los AARs a ras de suelo. También sería posible considerar la cobertura 3-2, apostando por tomar los puntos de vista de ambos AARs presentes en el campo y uno de los que se ocuparía en la otra variante, por ejemplo, el que tuviese el sol a la espalda.

Resultados preliminares

    En los ocho partidos grabados con este modelo en la semifinal del campeonato Sub-19 celebrada en Chipre en noviembre de 2008, se han generado 424 situaciones próximas al área de penalti –es decir, situaciones en donde los AARs deben tomar partido para juzgar por proximidad-, de las cuales 56 han sido elegidas para su observación y análisis posterior. 8 de ellas han sido utilizadas en el informe audiovisual presentado a la IFAB para que tomaran en consideración y evaluaran la pertinencia de la participación del AAR, el apoyo prestado al árbitro principal y su posible implicación en identificar la infracción e influencia en la reducción de los errores del equipo arbitral (FIFA, 2009). De las otras 48 seleccionadas, 37 fueron descartadas por la Comisión Arbitral por ser las menos relevantes y dos por variables imponderables como por ejemplo los jugadores que taparon con su cuerpo la infracción. Una, por el defecto tecnológico del sistema de vídeo cuando en un movimiento de corrección de encuadre la imagen ofrecida no tenía la nitidez suficiente para juzgar lo que había ocurrido. En cualquier caso, situaciones ya previstas en el modelo.

Conclusiones

    El modelo presentado se basa en el vídeo como herramienta para la grabación, registro y análisis de los movimientos, posiciones y decisiones del equipo arbitral.

    Exige una distribución de cámaras para cubrir el desempeño del equipo arbitral que no puede conseguirse directamente desde las transmisiones de los partidos que ofrecen los medios: precisa de una configuración específica, donde además las cámaras asuman misiones alternativas y diferentes en función de hacia dónde esté teniendo lugar el juego de ataque.

    El procedimiento de grabación válido será aquel que permita obtener un punto de vista más o menos dinámico de las posibles posiciones para los AARs y algún plano alternativo constante que reúna el balón, el triángulo mínimo y toda la superficie del área cuando sea preciso.

    El registro de los resultados obtenidos puede verse alterado por la aparición de variables imponderables como puede ser la posición de los jugadores con respecto a las cámaras y por extensión con respecto al equipo arbitral.

    Existen otros factores que son controlables, como el valor de la escala de Riesgo o la colocación de cámaras según las SRs y las SEs previsibles.

    El modelo utiliza una planificación con cinco operadores de cámara y cámaras de vídeo semi-profesional HDV, y permite mostrar el punto de vista de cada AAR adicional y su relación con el árbitro principal, así como respetar los principios de tecnología disponible y economía de puntos de vista.

    Los resultados preliminares permiten concluir que la puesta en práctica del modelo ha permitido recoger la información visual y sonora necesaria para poder observar la labor arbitral del AAR. Estos resultados, remitidos a la IFAB, han sido decisivos para que el organismo encargado de velar las Reglas del Juego pudiera pronunciarse y dictaminar que siguieran los experimentos con la utilización de un AAR a la derecha del portero (variante B) y en una liga profesional; concretamente, según decidió FIFA en mayo de 2009, en la Europa League de UEFA 2009/2010 (FIFA, 2009).

    En investigaciones posteriores, este modelo de observación arbitral será comparado con los modelos de observación en vídeo basados en las transmisiones de partidos que ofrecen los medios.

Agradecimientos

    Queremos agradecer al Departamento de Arbitraje de FIFA la confianza depositada en nuestro equipo para llevar a cabo la labor de planificación y grabación del experimento, y al Departamento de Arbitraje de UEFA por su hospitalidad y atento tratamiento, así como a los miembros de la Comisión de Arbitraje por sus inestimables aportaciones para la mejora del modelo. El desarrollo de este modelo de grabación y la obtención de los resultados preliminares que aquí se muestran han sido posibles gracias al apoyo económico de la FIFA.

    También es necesario mencionar el desinteresado trabajo de Tamara García Lorenzo con los datos de la experiencia y las imágenes registradas en vídeo. Salvador Romero Mateos (L*T*S) ha hecho la traducción del resumen y ha sido revisado por Joaquín Marcos Fernández.

Notas

  1. Ver http://www.uefa.com/uefa/footballfirst/matchorganisation/refereeing/news/newsid=835399.html (Tomado el 21/1/11).

  2. Se trata de una visión incompleta del problema, desde luego, que funciona para explicar las distintas situaciones: una falta puede suceder en el exterior del polígono de seis vértices y merecer penalti y expulsión. Además, por colocación, el polígono nunca puede abarcar todo el terreno de juego, pues los AARs tienen limitados sus movimientos. La ubicación de jugadores que no están disputando el balón, pero que podrían recibirlo fuera del polígono podría suponer la creación de nuevos vértices.

  3. Los técnicos denominan ‘pasillo de juego directo’ al eje formado por el balón y la portería a la que se ataca (ver, por ejemplo, Gréhaigne 2001, 133).

  4. Se utiliza el concepto de ‘Espacio de Juego Efectivo’ de J. F. Gréhaigne, cuya acepción sincrónica se refiere al polígono más ajustado que encierra a todos los jugadores de campo para una SD dada (2001, p.59).

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