La expresión corporal en niños y niñas con síndrome de Down | |||
Maestro de Educación Física y Educación Primaria por la Universidad de Almería CEIP Villaespesa, Tercia, Lorca |
José Francisco Azor Cruz (España) |
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Resumen En el presente artículo pretendo dar a conocer mi experiencia en la educación física con el alumnado con síndrome de Down. Palabras clave: Expresión corporal. Síndrome de Down.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 15, Nº 154, Marzo de 2011. http://www.efdeportes.com/ |
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1. Introducción
Se puede decir que los seres humanos tenemos una serie de características comunes aunque nos diferenciamos en muchos aspectos; es decir, somos diferentes en nuestras características tanto físicas como psicológicas. Por ejemplo, no todo el mundo actúa igual en una misma situación, o no todos pensamos o no sentimos de igual modo ante un mismo hecho…
Esta diversidad tiene relación con unos criterios de “normalidad”, tanto a nivel cognitivo, socio-afectivo como desde un ámbito motriz. Cuando esta diversidad no entra dentro de esos criterios, se habla de deficiencia, minusvalía, discapacidad, invalidez, retraso, etc.
Desde un punto de vista educativo, se habla de alumnos/as con Necesidades Específicas de Apoyo Educativo. Y desde este ámbito, debemos de tratar la diversidad comenzando por el respeto y la atención de la misma para potenciar y compensar las diferencias y desventajas. El maestro/a en particular y el resto de la comunidad educativa en general, han de ser sensibles a la problemática del alumno con necesidades educativas especiales en la sociedad, por ello deben proporcionarle una mejor y mayor educación que contribuya a su integración y a una mayor calidad de vida.
Tradicionalmente los individuos con algún tipo de deficiencia han estado fuera del sistema educativo, de tal modo que eran atendidos en centros especiales de una forma asistencial. Pero con la llegada de la LOGSE (1990) aparece el término de Atención a la Diversidad, entendiendo que existen individuos con diversidad de intereses, motivaciones y capacidades, así como con facultades físicas y psíquicas diferentes. Es a partir de este momento cuando se empieza a considerar que estos alumnos/as necesitan que sus Necesidades Educativas Especiales sean atendidas.
En definitiva, en este artículo pretendo relatar mi experiencia personal en relación al trabajo de la expresión corporal, desde el área de Educación física, de una forma integradora con el alumnado con Síndrome de Down.
En primer lugar, haremos una aproximación a las Necesidades Educativas Especiales en el sistema educativo español para, acto seguido, comentar la fase de recogida de información sobre la deficiencia. En segundo lugar, se analizarán los apartados de que constó la evaluación inicial. Posteriormente, se expondrán los aspectos que se tuvieron que adaptar en la programación. Finalmente, narraremos la experiencia de trabajar el contenido de la expresión corporal con este tipo de alumnado y los beneficios que les aporta.
2. Aproximación a las Necesidades Educativas Especiales en el Sistema Educativo
Warnok (1987) afirma que las Necesidades Educativas Especiales son el conjunto de medios (profesionales, materiales, de ubicación, de atención del entorno…) que es preciso instrumentalizar para la educación de los alumnos/as que por diferentes razones, temporales o de manera permanente, no están en condiciones de evolucionar hacia la autonomía personal y la integración social con los medios que habitualmente están a disposición de la escuela.
El término Necesidad Educativa Especial (NEE) se utilizó por primera vez, en España, en 1990 con la Ley de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE) para nombrar al alumnado que necesita una atención especial en su proceso de enseñanza-aprendizaje.
Actualmente, la Ley Orgánica 2/2006 de Educación (LOE) emplea el término Necesidad Específica de Apoyo Educativo abarcando a los alumnos que requieran una atención educativa diferente a la ordinaria, y estos alumnos/as pueden ser:
Alumnos con Necesidades Educativas Especiales.
Alumnos con dificultades específicas de aprendizaje.
Alumnos con altas capacidades intelectuales.
Alumnos que se han incorporado tarde al sistema educativo, o por condiciones personales o de historia escolar.
El alumnado con necesidades educativas especiales en la LOE va a requerir una serie de apoyos y atenciones educativas específicas derivadas de alguna discapacidad o trastornos graves de conducta, que será mantenida por un periodo de escolarización o a lo largo de toda ella.
Los principios de la LOE que hacen referencia a las NEE principalmente son:
"La equidad, que garantice la igualdad de oportunidades, la inclusión educativa y la no discriminación y actúe como elemento compensador de las desigualdades personales, culturales, económicas y sociales, con especial atención a las que deriven de discapacidad".
"La flexibilidad para adecuar la educación a la diversidad de aptitudes, intereses, expectativas y necesidades del alumnado, así como a los cambios que experimentan el alumnado y la sociedad."
Por otra parte, desde el ámbito autonómico de Andalucía podemos decir que para el alumnado de Educación Especial disponemos de la siguiente normativa:
Ley 9/1999, de Solidaridad en la Educación, que asegura la igualdad de oportunidades al alumnado con NEE y cuyas acciones de educativas van dirigidas al alumnado comprendido en estas situaciones:
Con necesidades educativas especiales debidas a los diferentes grados y tipos de capacidades personales de orden físico, psíquico, cognitivo o sensorial. Incluye a los alumnos sobredotados intelectualmente.
Que se encuentre en situación de desventaja sociocultural.
Que, por pertenecer a minorías étnicas o culturales, se encuentre en situación desfavorable.
Que por razones sociales o familiares no pueda seguir un proceso normalizado de escolarización.
Que por decisiones judiciales o razones de salud necesite atención educativa fuera de las instituciones escolares.
Que por cualquier otra circunstancia se encuentre en situación desfavorable similar.
La Ley de Solidaridad en la Educación se desarrolló a través del DECRETO 147/2002, de 14 de mayo, por el que se establece la ordenación de la atención educativa a los alumnos con necesidades educativas especiales asociadas a sus capacidades personales.
A su vez este Decreto se desarrolló a través de la ORDEN, de 19 de septiembre de 2002, por la que se regula la realización de la evaluación psicopedagógica y el dictamen de escolarización.
En definitiva, al hablar de "Necesidades Educativas Especiales", estamos separando al alumno/a de la noción de enfermedad permanente, definido mediante diagnóstico médico, y lo situamos ante una realidad educativa, que implica considerar las causas, no desde un punto de vista orgánico, sino desde el punto de vista interactivo (por cuanto las necesidades del alumno/a no se centran exclusivamente en sus propias deficiencias, ya que las mismas vienen condicionadas también por el entorno que rodea al niño y por los recursos educativos que se disponen -familia, escuela, sociedad-).
3. Recogida de información
Resulta prácticamente imposible que un/a docente pueda conocer todas las características y peculiaridades de cada una de las deficiencias y enfermedades que puedan afectar a nuestros alumnos y alumnas y aún menos todas las adaptaciones que requieren para su inclusión e integración escolar. Por esto nuestra primera actuación deberá ser la recogida de información.
En el caso que nos concierne, el alumnado con Síndrome de Down, la información se recogió a través de Internet (sobre todo en páginas webs de algunas asociaciones especializadas en esta deficiencia), a través de bibliografía específica, mediante entrevistas con la familia (ya que suelen disponer de información de primer orden y pueden acercarnos a la realidad de sus hijos/as), y también contrastando la información con el maestro/a tutor, con el Orientador Educativo y con el maestro de apoyo a la integración (si lo hubiere).
La información más destacada que obtuve del alumnado con Síndrome de Down en general es la siguiente:
El síndrome de Down es el defecto genético más común en el ser humano, a pesar de no tener cura, con una adecuada atención las personas desarrollan capacidades y tienen una vida saludable y con calidad. Se trata de una alteración cromosómica en el par 21. La presencia de un cromosoma extra (trisomía) proporciona unas alteraciones en el desarrollo del organismo y del cerebro afectando a la conducta y al aprendizaje. Afecta a todas las etnias y niveles socio-económicos por igual y se calcula que aproximadamente uno de cada 1000 niños/as nacen con este síndrome. Se caracteriza por:
Retraso mental, que se define como un Cociente Intelectual de 70 o menos, que hace diferente el aprendizaje.
Talla inferior a la media, retraso en el crecimiento a partir de los 4 años. Los brazos y las piernas son más cortos que los de una persona sin esta afección.
Obesidad ligera o moderada.
La circunferencia de la cabeza es inferior a la media, oreja pequeña, pelos ralos, ojos oblicuos y separados, nariz chata, boca pequeña, lengua un poco más grande y caída (por lo que le cuesta hablar bien), dientes pequeños, cuello corto y ancho, manos y dedos cortos.
Movimientos torpes debido a una falta de tono muscular (hipotonía general).
Una vez obtenida la información, llegó el momento de concretarla al alumno/a en particular que padece Síndrome de Down para adaptarla a nuestras necesidades y para trabajar sobre las posibilidades de integración, el comportamiento en el grupo clase y el interés que mostrará por el área de Educación Física (y en este caso, por el contenido de Expresión Corporal).
Evidentemente lo que me interesó fue conocer cuál es el origen y las características de la deficiencia, las posibilidades de integración, qué tipo de adaptaciones requería, cuál era la actitud de la niña frente a la deficiencia, su comportamiento en grupo y su interés por el área de Educación Física. En conclusión, debía de obtener la información necesaria para poder plantear mi intervención educativa.
4. Evaluación inicial
La evaluación inicial o diagnóstico debe contrastarse y verificarse desde distintos ámbitos:
Cognitivo: el nivel de desarrollo intelectual que posee.
Lenguaje: la capacidad de expresión y compresión que tiene el alumno/a.
Socio-afectivo: Se deberá analizar su conducta en clase, la relación, interacción y comunicación con los demás: adultos y compañeros. Y por supuesto, también habrá que sensibilizar a sus compañeros y compañeras.
Motor: el nivel que presenta en estos contenidos: esquema corporal, capacidades perceptivo-motrices, cualidades coordinativas y habilidades y destrezas básicas.
Autonomía personal: las acciones cotidianas que el alumnado con este trastorno puede desarrollar por sí mismo o en las que precisa ayuda.
A continuación, me voy a centrar en el caso de un alumno de 5º de primaria con Síndrome de Down.
En el diagnóstico cognitivo intercambié opiniones con el maestro de apoyo a la integración y con la orientadora del EOE, observando que el retraso también era muy acusado desde el punto de vista pedagógico.
En cuanto al lenguaje su expresión era muy limitada, presentando dificultades en la articulación de los fonemas. La mayoría de las veces se expresaba balbuceando y mediante aspavientos y señales; sin embargo su nivel de compresión era algo mayor.
Desde el ámbito socio-afectivo analicé su conducta en clase: al principio participaba de una manera inconstante, es decir, a veces le encantaba participar según qué juegos, sobre todo al principio de las sesiones y al final con juegos bailados y cantados, y otras veces se distraía con facilidad y no quería jugar; no solía hablar y cuando lo hacía no era bien entendido; no tenía sentido del peligro según qué tipos de juegos, a veces reaccionaba de manera un tanto agresiva con sus compañeros, en ocasiones se mostraba caprichoso. Había que motivarlo constantemente y necesitaba que lo alabaran para mantener la motivación, se marchaba de la clase sin pedir permiso, etc.
Por otra parte, sus compañeros/as le respetaban y aceptaban, le ayudaban a salir y entrar a clase, en la realización de determinadas tareas motrices. Sin embargo, en otros juegos con cierto nivel motriz no le prestaban atención; a veces en algunos compañeros se observaba incluso sobreprotección. En el recreo muchas veces permanecía solo y aislado.
Con respecto a su autonomía personal era destacable su escaso control de esfínteres, tenía que ser ayudado a subir y bajar las escaleras en muchas ocasiones debido a su amplia miopía. Sin embargo se conocía todo el colegio, sabía ir él solo al servicio, ponerse y quitarse la camiseta y asearse correctamente.
Y por último, la evaluación del ámbito motor fue el aspecto más importante en mi diagnóstico como especialista de Educación Física. El niño tenía 12 años y, al contrario de la mayoría de niños con síndrome de Down, tenía un cuerpo fibroso y atlético debido a que por las tardes practicaba natación y sus padres le proporcionaban una dieta equilibrada. Sus movimientos eran torpes, las cualidades perceptivas y coordinativas estaban retrasadas para su edad, el esquema corporal y las habilidades básicas no las dominaba.
5. La adaptación curricular
Después de hacer la evaluación inicial fue el momento de realizar las adaptaciones oportunas para poder programar el trabajo a realizar. Estas adaptaciones afectaron dos ámbitos:
Elementos básicos del currículo: adaptación de objetivos, contenidos, actividades, metodología, evaluación.
Elementos de acceso al currículo: adaptación de elementos personales (relación profesor-alumno o relación entre alumnos), elementos materiales (recursos didácticos), y de organización.
Decidí los objetivos y contenidos que serían eliminados e incluí otros más asequibles y básicos correspondientes a cursos anteriores.
Las actividades las diseñé para que todos participaran y el niño no se sintiera desplazado e inferior a nadie, en las actividades de mayor dificultad el niño tendría ayuda de algún compañero guía que iría a su lado. Este turno sería rotatorio durante todos los días que tuviesen Educación Física. En las tareas en las que se formaban grupos o equipos al equipo del alumno con NEE se le daba ventaja, o bien en alumnos o en puntos, se realizaban adaptaciones en las reglas de juegos para favorecer su inclusión, etc.). Otras veces el alumno sólo realizaba la demostración del ejercicio.
La evaluación la adapté siguiendo lo que el alumno era capaz o no de realizar y lo que desearía que consiguiera.
Para la adaptación de los elementos personales, le intenté proporcionar confianza y afecto, e intenté que sonriera habitualmente con bromas. Como dije anteriormente, la comunicación entre los profesionales de la educación (maestros, tutores, profesor de educación especial, médico, orientador, monitores…) y la familia debe ser primordial, y esta debe primar para este tipo de adaptación ya que una realización conjunta de la programación y de las evaluaciones será clave para lograr el éxito.
6. La experiencia de trabajar la expresión corporal con niños con síndrome de Down
He de comentar que este punto lo abordo pues me sorprendió gratamente que de 4 alumnos con síndrome de Down que se hallaban escolarizados en el centro, y en posteriores años con otros alumnos con el mismo trastorno en otros centros, y trabajando la Expresión Corporal (más concretamente, el inicio al aeróbic), estos niños se integraban perfectamente en la clase y no necesitaban ayuda del alumno guía, además de conseguir los objetivos al mismo nivel que el resto de sus compañeros y de servirles como estímulo socializador.
El Diccionario de la Lengua Española de la R.A.E. (1992), dentro del concepto genérico de expresión, define el término específico de expresión corporal, como la "técnica practicada por el intérprete para expresar circunstancias de su papel por medio del gesto y movimientos, con independencia de la palabra".
Para Rivero y Schinca (1992: 13) la Expresión Corporal, como materia educativa, profundiza en el conocimiento del cuerpo y lo utiliza como un significativo vehículo de expresión y comunicación a través del lenguaje corporal.
La Expresión Corporal surgió como corriente de la Educación Física en la década de los 60, orientada hacia la creatividad y libre expresividad del cuerpo, promoviendo otra forma de tratar el movimiento en donde se concentrasen cuerpo, espacio y tiempo.
Los motivos más importantes por los que creemos que la Expresión Corporal debe formar parte del currículo de E. F. son:
Porque la persona es un ser social que necesita relacionarse, para lo cual utiliza diferentes instrumentos (sonidos, palabras, gestos).
Porque la personalidad comienza a estructurarse a partir de las experiencias corporales y se modifica con las experiencias relacionales.
Porque constituye una vía de bienestar y satisfacción personal.
Uno de los principales problemas de los niños con Síndrome de Down es el de la comunicación; les resulta difícil expresarse, relacionarse... Mediante la Expresión corporal el niño abre una vía de comunicación no verbal, y esto conlleva la expresión de emociones y de acciones que no precisan de una organización lingüística ni de explicaciones; por medio de la música el niño con Síndrome de Down encuentra el camino de relación y expresión de sus sentimientos. Este hecho de que la expresión corporal profundice en el conocimiento del cuerpo y lo utilice como fuente de expresión y comunicación puede ser el desencadenante de que una gran mayoría de alumnos con Síndrome de Down se sientan como “peces en el agua” en esta temática.
Continuando con la primera experiencia con el niño que nos ocupa, diré que la Unidad Didáctica me disponía a realizarla en un mes caluroso, bajo techo y era la primera vez que me iba a adentrar en el contenido del aeróbic.
La Unidad Didáctica la dividí en 4 sesiones que resultaron ser cortas en un principio pero que en posteriores años las alargué a 6 sesiones.
La primera sesión fue en clase explicando en qué consistía el “aeróbic”; expuse la organización de la clase en el espacio y el tiempo (calentamiento, parte principal, vuelta a la calma-estiramientos) y describí los pasos principales que utilizaríamos en clase (marcha, step, lunge, lunge con brazos, uve, uve con brazos y “mambo chá-chá-chá). Una vez explicada la teoría bajamos al pabellón para comenzar la práctica de los pasos.
La segunda sesión la comenzamos practicando los pasos, primero sin música, para continuar con música y haciendo un ensayo de lo que es una sesión completa de aeróbic.
En la tercera sesión realizamos una sesión completa de aeróbic y al final de clase realicé 4 grupos de 5 ó 6 alumnos/as para que realizaran en la siguiente sesión una coreografía aeróbica con música y la expusieran al resto de sus compañeros. Resultó ser todo un éxito.
Al principio de la Unidad Didáctica, las adaptaciones que dispuse para el alumno con síndrome de Down fueron que estuviese en primera fila para que evitar distracciones y viera bien como eran los pasos y que un alumno-guía le ayudara. Pero no fue necesario llevar a cabo estas adaptaciones, ya que el grado de dificultad de los pasos iba de menor a mayor y, a pesar de que algunos pasos no los realizaba exactamente, se acercaba lo bastante al movimiento adecuado.
Como conclusión observé que en ocasiones el niño tiene conciencia de su falta de desarrollo y de su disminución y éste tipo de vivencias afecta directamente a su autoestima. Pero con la música y el movimiento, al observar que pueden realizar las mismas actividades que sus compañeros de clase: seguir el ritmo, moverse, sentir la música... sienten una gran satisfacción, y empiezan a considerarse miembros del grupo, integrándose plenamente en él.
La expresión corporal les da la oportunidad de desarrollar el sentido de grupo y la posibilidad de adaptación social.
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