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Cruzando fronteras: comprendiendo 

el sentido de la migración y el deporte

 

Escuela de Deporte, Ejercicio y Ciencias de la Salud
Universidad de Loughborough

(Gran Bretaña)

Joseph Maguire

j.a.maguire@lboro.ac.uk

 

 

 

 

Resumen

          El documento es una guía para el debate donde se proponen líneas de acción para ampliar el esquema de investigación en torno al conocimiento sobre la migración en el deporte, sus efectos colaterales y el circuito de poder. Asimismo, devela los problemas metodológicos que se presentan al intentar sistematizar los enfoques de investigadores que trabajan aisladamente, sin una dirección común.
          Palabras clave: Migración. Deporte. Complejo industrial deportivo. Certidumbres. Incertidumbres. Turismo deportivo. Flexibilidad laboral.

 

Traducción: Rafael Bordabehere

ururafa@adinet.com.uy

(Uruguay)

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 15, Nº 154, Marzo de 2011. http://www.efdeportes.com/

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    A manera de introducción, perítaseme comenzar explicando las razones del por qué me he encontrado envuelto en el estudio de la migración y el deporte. Las hay tanto profesionales como personales. Ser descrito como "pionero" en el campo del deporte y la migración sería una suerte de halago si mi adelanto pudiera ser fechado con el método del carbono. También es un poco irónico dado que esta es una de las categorías de la migración laboral que he identificado hace un tiempo. Pero, en un sentido más fundamental de la identidad, yo mismo soy un migrante. Soy hijo de soldado irlandés que migró al Reino Unido en la década de 1950; una más de esas familias irlandesas que emprendieron su viaje de tristeza, dado que nací en Cobh desde donde muchos irlandeses se embarcaron para irse y nunca retornar. De hecho, mi padre nunca pisó su tierra natal de nuevo y mi madre lo hizo una sola vez. Ella tuvo su experiencia de vida al crecer en la parte rural de Clonmel y servir en el ejército británico durante la Segunda Guerra Mundial, lo cual dejó sus marcas. Es así como conocí la migración, por gracia de los aspectos relativos a la separación, la pérdida del lenguaje gaélico, las políticas de identidad, de asentamiento en un lugar y por ser un extranjero en una comunidad establecida, todo antes de aprender formalmente sobre ello.

    En términos profesionales, mi viaje académico comenzó a través de la materia Historia, como estudiante universitario de sociología durante mis estudios doctorales. Ya he escrito sobre mi viaje sociológico en algún otro lugar y no es momento para refrescarlo, pero sí me queda claro que la sociología figuracional y procesal tienen sentido porque está en concordancia con lo que he observado y vivido. Y, cuanto más leo sobre esta aproximación sociológica más me convenzo de la idea que las historias de vida individuales son parte de un proceso estructural más amplio. Las claves principales de esta postura actúan como concepto que genera el sentido homogenizador, y ciertamente lo es en mi caso. Así, las redes de interdependencia, las relaciones entre naturales y extranjeros, los pronombres personales, los hábitos y las identidades arraigadas, los contrastes que disminuyen y las variedades que aumentan y el involucramiento o la segregación proporcionan un conjunto de conceptos muy ricos y entrelazados que ayudan a comprender el proceso social. En particular, recuerdo haber leído los escritos de Norbert Elias sobre la vida de Wolfgang Amadeus Mozart y sus idas y venidas por varias cortes de Europa, su visión de los conflictos, las tensiones y los costos asociados a la carrera de Mozart (su creatividad personal y los gustos de las sociedades que pretendió controlar) y pensé: esto también es aplicable al estudio de los más habilidosos de hoy, incluyendo a los migrantes del deporte.

    He utilizado el concepto figuracional, ente otros, para recuperar el sentido de la globalización, de la cual el proceso migratorio es una parte. De hecho, el estudio de género, de nuestras identidades entrelazadas y de la migración, puede ser explorado muy provechosamente con este método. Mientras que, en otro contexto, podría argumentar que el proceso civilizador y las relaciones entre naturales y extranjeros podría ser comprendido como el guante y la mano, esto último puede ser utilizado para proporcionar una visión decisiva acerca de la exploración del problema de las fantasías colectivas y de la inequidad social en un espectro amplio, incluyendo las relaciones de género. Tanto los cambios como las continuidades en el poder de género no pueden ser consideradas de manera aislada, no importa cuan rica sea la historia migratoria específica. Por lo tanto, las investigaciones han de considerar no solo la etapa en la cual se encuentra la evolución del estado, la naturaleza del mercado laboral en general y la postura de la ley sino también las cuestiones concernientes a quién detenta el poder para determinar qué formas de comportamiento y emociones son sancionadas, valoradas y recompensadas y de qué manera. Los naturales pueden buscar la legitimación de su propio comportamiento y colonizar o marginar a los demás, pero los extranjeros también pueden competir por definir las reglas del juego social (tensiones y conflictos son parte de esos procesos) y los procesos migratorios están involucrados en ello, al punto que refuerzan y reflejan esas dinámicas más amplias.

    Permítaseme desarrollar esos puntos un poco más. En planeación de proyectos y análisis de toma de decisiones sobre el rumbo de una investigación nueva, todo modelo de futuro esperado puede ser organizado con la información disponible por el observador en ese momento y, como tal, enfrenta limitaciones sustanciales y riesgos desconocidos. Al principio, seguimos los pasos de otros antes de tomar nuestro propio rumbo. Y, aún cuando debamos establecer algunas islas de certidumbre en un océano de ignorancia, en el sentido que da Elias a ello, lo que hemos encontrado al presente en relación a la migración y el deporte es solo un síntoma del comienzo. Ello constituye las incertidumbres conocidas y, quizás, puedan ser identificadas a través del análisis de la última década de investigación sobre migración y deporte. Pero también pueden existir incertidumbres desconocidas, término que alude a las circunstancias o resultados que no pudieron ser concebidos por el observador en un momento determinado del tiempo o por el conjunto de investigadores que desarrollaban esas formas del conocimiento y reflejan posturas que pueden detectar algunos elementos pero no otros. Aún así, en el sentido de Elias, el conocimiento también puede ser perdido, reducido o disminuido. No a menudo suelo citar a Donald Rumsfeld, antiguo Secretario de Defensa de los Estados Unidos, quien definió este tema de la manera siguiente:

    El mensaje es que no hay “certidumbres”. Sabemos que existen cosas que conocemos. Existen incertidumbres conocidas. Esto es lo mismo que decir que sabemos que existen cosas que no conocemos. Pero también hay incertidumbres desconocidas. No sabemos que hay cosas que no conocemos. Por lo tanto, cuando hacemos lo mejor que podemos y juntamos toda esa información y decimos: bueno… esto es básicamente lo que vemos de la situación, esto es realmente solo las certidumbres conocidas y las incertidumbres conocidas. Y cada año descubrimos unas pocas incertidumbres desconocidas más. Existe otra forma de decir lo mismo y es que la ausencia de evidencia no es evidencia de la ausencia. Simplemente porque no se tiene la evidencia de la existencia de algo no significa que se tenga evidencia de la no existencia.

    Por lo tanto: ¿qué sabemos y cuál podría ser el beneficio devenido de ello para nuevos estudios como el presentado en el tema de este taller? ¿Qué sabemos, qué no sabemos y qué debemos saber? El hecho de migrar como parte de un proceso global del deporte es representado como algo a celebrar, algo que muestra el derecho de los individuos a moverse y es visto en términos no problemáticos. Sin embargo, la migración en el deporte está ligada al complejo deportivo industrial, que está él mismo inmerso en la lucha de poder que caracteriza al sistema del deporte global. La migración está condicionada por redes que involucran a atletas, dueños, administradores, agentes, oficiales y personal de los medios de comunicaciones. Tales dependencias están organizadas en muchas capas e incluyen no solo aspectos económicos sino también factores políticos, históricos, geográficos, sociales y culturales.

    La investigación sobre migración y deporte se ha desarrollado a través de varias líneas, las que incluyen: primero: ¿qué deportes están más involucrados, por qué han sido afectados y qué cambios culturales o estructurales han sufrido en las sociedades en las cuales están localizados? Segundo: ¿cuáles son los patrones de movimiento global y por qué y cómo se han desarrollado de esa manera? Tercero: ¿cuál ha sido el impacto de los fanáticos sobre lo demás y sobre ellos mismos en su propia migración como “turistas” o integrantes de la diáspora? ¿Qué percepción tienen de ese deporte que consumen? Cuarto: ¿cuál ha sido el impacto tanto sobre los países "organizadores" como los "donadores" en un sentido más amplio? Quinto: ¿por qué los atletas “profesionales” se convierten en trabajadores migrantes? ¿Cómo se define ese proceso en términos de clase, género, etnicidad y etnicidad en sentido amplio? ¿Qué experimentan en sus viajes? Sexto: ¿en qué medida tales migraciones reflejan el movimiento más genérico de trabajadores altamente especializados? Séptimo: ¿qué implicaciones existen en la política deportiva, en la interna y en la internacional, de las naciones estado en sentido amplio?

    Al construir esas tendencias de investigación, es posible también centrarse en la migración para formular preguntas sobre el impacto del deporte mundial en sentido más genérico. Esto es: ¿el deporte involucra algún grado de identificación emocional entre los miembros de las diferentes sociedades y civilizaciones, ya sea en su calidad de migrantes o consumidores del trabajo de los migrantes? Con el flujo de talento atlético por todo el mundo y la realización de eventos internacionales disputados frente a gentes de distintas naciones y presenciados por miles de millones gracias al complejo deportivo mediático: ¿se ha desarrollado un conjunto de emociones más cosmopolitas entre esas personas de distintas naciones o dentro de ellas? O, contrariamente, ¿el proceso de globalización ha estado acompañado por una contrafuerza de poder anti-civilizatorio en la cual los grupos, dentro y entre sociedades y civilizaciones, han reaccionado agresivamente ante la invasión de extranjeros, valores y productos culturales? Esto es: ¿tienen la migración y el deporte un impacto benigno o maligno? A pesar de la investigación realizada al presente, aún quedan por sacar conclusiones relacionadas a ese aspecto.

    Los temas identificados no agotan el área posible de indagación. De hecho, a través de los años 1990 e incluso en este siglo, se ha puesto atención a la globalización y, de manera creciente, a las relaciones inter-civilizaciones (Albrow, 1996; Beynon y Dunkerley, 2000; Held, 2000; Held y McGrew, 2000; Hoogvelt, 2001; Therborn, 2000). El estudio de la globalización se caracteriza por una diversidad de perspectivas e ideas y conceptos que compiten entre sí. Sin embargo, se ha alcanzado algún grado de consenso en cuanto al hecho que la globalización ha cambiado indudablemente la relación entre tiempo y espacio y que el mundo es un espacio más comprimido. Adicionalmente, parece existir un acuerdo más profundo en relación a que términos y conceptos tales como interdependencia, redes, multicausalidad, multidireccionalidad y localidad global mejoran las habilidades de los investigadores para colegir la dinámica de la globalización. De hecho, Held et al. van más allá y concluyen: “la globalización contemporánea no es reductible a un solo proceso causal sino que involucra una lógica causal figuracional compleja" (1999: 11). La cultural globalizadora, de la cual el deporte global es tan solo una parte, puede ser vista tanto como unificadora, universalista, progresiva y liberadora o como divisiva, fragmentadora, constrictiva y destructiva de las culturas locales. Parece existir evidencia para fundamentar ambas.

    En otras palabras, de una parte se ha desarrollado un mercado mundial de capital, mercancías, trabajo y comunicaciones, el cual es dominado por occidente y favorece, de manera diferencial, a países (sub)desarrollados en general y a la “civilización” occidental en particular. Materialmente, la gente diariamente y las naciones geopolíticamente, están sujetos a esa matriz de transacciones financieras internacionales (tómese como ejemplo de dichos procesos la organización de los Juegos Olímpicos y el programa TOP del COI orientados a auspiciantes importantes). A nivel cultural, las marcas internacionales estructuran la disponibilidad y los sentidos asociados con los productos consumidos de manera local (considere los productos de tenis y golf proporcionados por Nike y Callaway); A nivel individual, los medios de comunicaciones nos proporcionan imágenes de lugares distantes y superestrellas que ofician de íconos culturales que tienen por objeto sensibilizar a los individuos de la necesidad de ser conscientes de la globalidad y de pensar globalmente (la organización de la Copa del Mundo FIFA en Sudáfrica 2010 y el estatus de las estrellas del fútbol son un claro ejemplo de ello). Compare, por ejemplo, la atención dispensada por los medios de comunicaciones a los eventos de Zurich días pasados relacionados con el proceso licitatorio para la Copa del Mundo FIFA 2018 con la invisibilidad del anuncio de la Copa del Mundo Femenina de FIFA a ser llevada a cabo en Alemania en 2011 y ya se han levantado cuestionamientos de identidad de género sobre 2 personas de Guinea Ecuatorial por parte de Nigeria: ¿una “incertidumbre desconocida” hasta ahora? Para constancia, Inglaterra fue integrada al grupo de Japón, México y Nueva Zelanda. No hay equipos dinamarqués o portugués sino que 5 de 16 son europeos y 2 africanos.

    Aún así, los pueblos, las naciones y las civilizaciones parecen hábiles en reaccionar de manera diferente a experiencias similares que son trasmitidas por los medios de comunicación en relación a lo global, al deporte global y a los migrantes y la migración. La globalización ha encendido la llama de los movimientos "anti globalización” cuyos defensores no solo desean resistir los procesos descritos anteriormente sino que también buscan promover, tonificar y establecer organizaciones locales con raíces en la comunidad y fundamentadas en nociones de autonomía y democracia (Guest, 2009). Además, esos movimientos y otros relacionados al medioambiente, son conformados por personas que comparten una perspectiva orientada hacia la salud de la tierra y en los cuales la migración de masas del deporte turístico hacia determinados eventos u ofertas deportivas es un fenómeno raramente explorado. Tales perspectivas reconocen todo lo que tienen los seres humanos en común y, al mismo tiempo, respetan las diferencias. Adicionalmente, mientras que la globalización puede incluir el desarrollo de grupos transnacionales, tales como la Unión Europea, dichas fuerzas centrípetas han sido simultáneamente contarrestadas por la aceleración de fuerzas centrífugas, tal como lo muestra el surgimiento de demandas por autogobierno y autonomía en regiones y naciones. Dichas tensiones afloran en el contexto del deporte: préstese atención a los cantos racistas dirigidos a Mario Balotelli mientras juega por Italia. Durante el desarrollo del partido, se pudo a preciar una pancarta que decía “No al equipo italiano multirracial”.

    Finalmente, aunque altamente asimétrica, la fase actual de la globalización está menos dominada por occidente. Se aprecia un cambio en el equilibrio de poder en el nuevo orden mundial, especialmente luego de la contracción del crédito. El poder en el cricket mundial varía hacia la india subcontinental y es importante ver el movimiento de la élite del cricket hacia India. Las tendencias identificadas no son mutuamente excluyentes, tal como claman sus defensores más ardientes. Esta conclusión es cierta para los estudios sobre deporte (Maguire, 1999; 2005) y para la valoración realizada sobre la globalización cultural en sentido amplio (Waters, 1995: 40). El deporte global, del cual la migración es tan solo una parte integrante, es un proceso altamente impugnado y estructurado que está delineado por la dinámica del poder, un poder que permite y limita y, al mismo tiempo, proporciona oportunidades para el progreso social y el recrudecimiento de la explotación y la inequidad, sean ya jóvenes africanos en las calles de Bruselas o jockeys de camellos en el subcontinente indio en Medio Oriente. Y si el lector estuviera interesado en ampliar el análisis de foco y género de la migración, piense en el ejemplo siguiente: Irán procederá a ejecutar mañana a una amante de un jugador de fútbol, Shahla Jahed, acusada de asesinar a su esposa, un caso que se ha convertido en célebre en la república islámica. Fue hallada culpable del asesinato en 2002 de Laleh Saharkhizan, la esposa de Naser Mohammadkhani, una leyenda del fútbol quien alcanzó la fama a mediados de 1980 y dirigió al club Persépolis de Teherán. Jahed, quien estuvo detenida en la famosa prisión de Evin durante nueve años, fue sentenciada a muerte basándose en su propia confesión de la cual, más tarde, se retractó públicamente en repetidas veces en su juicio público.

    Dada la complejidad del fenómeno, es necesario realizar un diálogo entre los diversos defensores de las distintas disciplinas y perspectivas y apoyar el trabajo reciente que Mark Falcous y yo hemos iniciado. El análisis de Elliott y Maguire (2007) continúa este tema y traza la geografía humana del trabajo que considera a los migrantes especializados en un sentido más amplio. La migración de los atletas y demás involucrados en la “industria del deporte” se da lugar a tres niveles: dentro de las naciones, entre naciones localizadas en el mismo continente y entre naciones de continentes y hemisferios distintos. Un juego de interdependencias complejas y fluctuantes delinea la estela de los migrantes en el mundo del deporte. Tales dependencias están organizadas en muchas capas e incluyen no solo aspectos económicos sino también factores políticos, históricos, geográficos, sociales y culturales. Así, en la búsqueda de la explicación de la migración laboral mundial, es necesario tener una visión más abarcadora que incluya un examen de los procesos sociales más amplios, sin centrarse a priori solamente en un aspecto del complejo industrial deportivo (Maguire, 2005). Cuestiones más amplias como el poder o las relaciones entre naturales y extranjeros y temas más específicos como el "flujo de talentos", estereotipos y características de los atletas de los diversos países y grupos étnicos son también parte de los procesos migratorios. ¿Cómo entender, entonces, el estado actual de la migración en el deporte?

Migración y deporte: algunas verdades inconvenientes

    El hecho de migrar como parte de un proceso global del deporte es representado como algo a celebrar, algo que muestra el derecho de los individuos a moverse o es visto en términos no problemáticos. Sin embargo, la migración en el deporte está ligada al complejo deportivo industrial, que está él mismo inmerso en la lucha de poder que caracteriza al sistema del deporte global. La migración está marcada por una serie de temas y presiones relacionadas con la política, la cultura, la economía y la geografía sobre las cuales, en una figuración de la migración, los propietarios, administradores, agentes, oficiales y los medios de comunicaciones juegan un rol prominente en la estructuración de la vida de los migrantes. Tales temas y presiones varían de un deporte a otro, según se juegue en distintos continentes o países. Desde los comienzos del estudio sobre la migración en el deporte ha habido cambios significativos en el mercado laboral transnacional y se han hecho comparaciones entre los “altamente capacitados” de la publicidad, la administración, la banca, el derecho o las telecomunicaciones y la élite de los migrantes del deporte.

    Durante las tres décadas pasadas la “flexibilidad” en el mercado laboral internacional ha crecido. Ello, en parte, proviene de la intensificación de los procesos de globalización, en el cual la desregularización de los mercados financieros constituye uno de sus aspectos integrantes, con todos sus efectos secundarios recientes. Alineadas con estos cambios, ha habido una reestructuración de las prácticas de negocios, reforzada por desarrollos en las tecnologías de información y los sistemas de transporte y comunicaciones. Con este crecimiento en las cadenas de interdependencias “locales globales” y la formación de lo que Castells (2000), entre otros, ha denominado sociedad red, las comunidades translocales formales e informales se han desarrollado. Las cabezas de puente que los migrantes solían utilizar se han incrementado y realineado. En esta conexión ha habido un cambio, en particular en países y sectores del mercado del empleo, desde el establecimiento tradicional del migrante a una migración más efímera del más calificado. Este proceso último ha sido alimentado también por las demandas de las corporaciones transnacionales que buscaron ser reconocidas como “empresas mundiales” en una comunidad de servicio crecientemente flexible y globalizada. Tanto clubes deportivos (como Manchester United y New York Knicks) o asociaciones nacionales y locales (como FIFA y NBA) han adoptado estrategias similares.

    El movimiento de capital humano altamente calificado se ha incrementado significativamente tanto en términos de escala como de patrón y composición. Las élites de los migrantes del deporte son otro ejemplo de los altamente calificados que se ven enredados en las políticas locales, nacionales, tecnológico-globales y económicas del estado, las transnacionales y las corporaciones. Sus movimientos son el reflejo y un reforzamiento del cambio de dicho realineamiento. El debate sobre este movimiento de los altamente calificados ha virado desde simples discusiones sobre “fuga de cerebros” a “intercambio de cerebros” y a “circulación de cerebros”. Tanto la "carne" como el "cerebro" se hallan involucrados en esta migración de las élites del deporte. Esto eso, el intercambio y circulación de migrantes del deporte incluyen a actores, entrenadores, científicos, administradores y educadores. El proceso más amplio involucra tanto el “desarrollo del deporte” como el “desarrollo a través del deporte”, junto con toda su retórica de crear un mundo mejor y su realidad de consumo y explotación (Maguire 2006).

    Al examinar si el reclutamiento de migrantes extranjeros es bueno o malo, surgen preguntas sobre el poder, la cultura y el control del deporte. Este tema de lo bueno o malo depende en quién decide y con qué criterio. Aquel que defina el “éxito”, obtendrá la victoria sobre los procesos de migración de deportistas. Este conflicto ha involucrado luchas entre aquellos que promueven el éxito comercial de los clubes o el prestigio asociado con el equipo nacional, entre emprendedores que luchan por visibilidad a corto plazo o autoridades preocupadas por el desarrollo a largo plazo, entre quienes comercializan la creación de un espectáculo que puede ser vendido a los medios de comunicaciones o los defensores de la identidad local y el desarrollo de los actores. Dicha tensión ha germinado en un amplio espectro de deportes. El debate que se da en el fútbol masculino inglés y en el europeo puede servir para ilustrar dichas luchas. La ventaja parece residir en una mejor calidad de rendimiento. Los jugadores extranjeros mejoran los estándares de los locales y fungen de modelo para jugadores jóvenes. Las desventajas parecen variar desde la ausencia de oportunidades para jugadores nativos hasta la falta concomitante de inversión en la identificación y desarrollo de talentos de buena calidad por parte de los clubes.

    Al emplear “demasiados” jugadores extranjeros, los clubes, las ligas y, eventualmente, el equipo nacional parecen entrar en una fase de "desarrollo dependiente". Tales desventajas parecer ser más pronunciadas con aquellas ligas como la inglesa en donde la emigración de jugadores nativos está limitada. Son pocos los jugadores ingleses que son empleados por otros clubes europeos. Por otro lado, con la influencia de jugadores migrantes, es común para algunos equipos de la Premier League tener tan solo uno o dos deportistas ingleses en primera línea. Esta ausencia de balance entre la importación de jugadores extranjeros y la exportación de ingleses exacerba aún más el problema. Mientras esto restringe claramente las oportunidades para los jugadores actuales mayores, el impacto de esos procesos sobre el desarrollo de la juventud es reputado como mayor.

    Con la mercantilización creciente del fútbol masculino europeo como parte del complejo deportivo industrial, la recompensa por el éxito o el costo por el fracaso es tan grande que los entrenadores no pueden darse el lujo de prometer un desarrollo a largo plazo de los jóvenes. En su lugar, prefieren a los deportistas ya formados y experimentados que ofrecen una gran oportunidad de éxito instantáneo. La respuesta a estos temas ha sido contradictoria. De manera progresiva, las federaciones nacionales han expresado su preocupación por el efecto combinado del influjo de los jugadores extranjeros y la ausencia de políticas de desarrollo juvenil, lo que equivale a una declinación en los estándares nacionales de juego. En algunas ocasiones, los equipos juveniles o de reserva han sido abandonados y los clubes semilleros se establecieron en naciones futboleras menos desarrolladas como las africanas (véase también Cornelissen & Solberg, 2007). La resistencia a esos procesos ha sido equilibrada con una preocupación por el desarrollo de equipos nacionales. La presencia de deportistas de otros continentes niega el acceso de los jugadores nativos a los equipos y lleva, en algunas instancias, al subdesarrollo personal y nacional. Varias ponencias de esta naturaleza buscan examinar estos temas y otros que caracterizan los procesos migratorios de la fuerza laboral del deporte. Estos son, al menos, algunas de las verdades inconvenientes relacionadas con la migración y el deporte.

    Ha pasado más de una década y media desde la publicación de The Global Sports Arena en 1994, un mojón inicial en la formulación del tema de la migración en el deporte. El campo de investigación se ha expandido y está ahora constituido por estudiantes trabajando en diversos lugares y esquematizando una variedad de recursos disciplinarios. Los campos de investigación a menudo se desarrollan de manera poco sistemática dado que los investigadores persiguen direcciones pertinentes y aprovechan oportunidades disponibles. En algunos momentos, la disponibilidad de la información y las consideraciones pragmáticas definen qué se hace y qué “se deja para otro día”. Asimismo, estos investigadores deben trabajar para llenar las lagunas del conocimiento de base y desafiarse a sí mismos para sobrellevar una tarea difícil, onerosa y consumidora de tiempo. En otras palabras, tanto las incertidumbres conocidas como las incertidumbres desconocidas aún por descubrir. Además, el trabajo debe ser relevante. Esto es, ser relevante sobre los temas de interés del momento, sobre asuntos tales como identidad, justicia social y medioambiental, estructuras regulatorias, luchas de poder y explotación. Sin embargo, en su búsqueda por la relevancia, el peligro es que dichos investigadores se conviertan en ”nativos” y utilicen el conocimiento sobre migración deportiva para asistir al complejo deportivo industrial y las organizaciones y clubes locales dentro de él y refinar, así, las prácticas de explotación y mejorar la “última línea”. Dada la presión sobre los académicos del Reino Unido para desarrollar instantáneamente conocimiento relevante que permita aumentar la cuenta en el medallero, la conquista de mega eventos o un manejo más eficiente del complejo deportivo industrial, he estado tentado de fundar un Centro para Investigación del Rendimiento Atlético (CRAP, por sus siglas en inglés). Al tiempo de contribuir tanto al conocimiento fundamental como al aplicado, los investigadores necesitan mantener una distancia crítica.

    Dado que continuamente emergen temas nuevos y complejos, los investigadores necesitarán responder innovadoramente y de manera paradigmática, teórica y metodológica en sus opiniones. Para tomar prestada una formulación de Naomi Kelin (2002), para algunos existen vallas, para otros, ventanas, lo que demuestra tanto los puntos emergentes (incertidumbres desconocidas) como la amplitud de las respuestas y resultados de las (in)movilidades del deporte mundial. Como evidencia adicional de esas complejidades emergentes y en un salto hacia los Juegos Olímpicos de Beijing, Craig Reedie, un miembro senior del Comité Olímpico Internacional y de la Asociación Olímpica Británica, estimó en 25 los atletas que han “cambiado” nacionalidad. En particular, y muy ampliamente aceptado en los medios de comunicación occidentales, algunos corredores de África oriental optaron por competir por algunos estados del Golfo cuyos “petrodólares”, canalizados hacia el desarrollo y la promoción, están desafiando los patrones largamente establecidos del centralismo occidental del sistema del deporte global. Sin embargo, existe una cierta ironía en las observaciones de Reedie dado que la Asociación Olímpica Británica misma rastrilla el globo en busca de atletas que oficien de complemento para el medallero de los Juegos Olímpicos 2012. Dichas tendencias bien pueden estimular una reacción de los órganos de gobierno, los atletas y los ciudadanos. La aceleración de tales “juegos patriotas” también proporciona un desafío a la economía cultural del planeta, particularmente al nacionalismo como principio fundamental organizador de las identidades contemporáneas y los sistemas de deportes. “Nuevas” movilidades, en este sentido, están desafiando algunos de los “muelles" más establecidos del sistema del deporte mundial. Los investigadores necesitan conceptualizar e interpretar tales tendencias emergentes de manera innovadora dado que ellas reflejan el dinamismo contestatario del deporte mundial, trazando y analizando los procesos estructurados que permiten y constriñen la vida de las personas.

    Mientras casi todo el trabajo relacionado con el deporte al presente ha emergido del paradigma de la emigración (de ahí la denominación migración laboral en el deporte) hay una necesidad que los estudiantes del deporte se involucren con el surgimiento del paradigma de las "nuevas movilidades" (véase Sheller & Urry, 2006). Este “giro de la movilidad” es reputado como el transformador de las ciencias sociales y constituye un desafío a la manera en que mucho del trabajo de investigación científico ha sido como “un móvil”, buscando ir más allá de la estabilidad. Las unidades básicas de investigación han sido el significado y el lugar. La visión de las movilidades no es meramente un reconocimiento de la significación (en aumento) del movimiento y del encuentro sino que también surge de una crítica de visiones a la globalización que ha hecho hincapié en la libertad o liberación de espacio y lugar como inherente a la "nueva" interconexión mundial. Específicamente, surge también de conceptualizaciones sobre desterritorialización, lo que pone énfasis en la “fluidez” post-nacional caracterizada por la velocidad de movimiento de gente, dinero, mercancías, imágenes e información. En particular, el paradigma nuevo busca un equilibrio entre reconocimiento, libertad, comunicación y movilidad y la compresión del material concomitante y la infraestructura internacional que limita y promueve, al mismo tiempo, la movilidad.

    Esto es, toda movilidad “implica a menudo infraestructuras altamente inmóviles y arraigadas” (p. 210) Un pensamiento tal persigue navegar un curso entre, por un lado, visiones estructuralistas demasiado estáticas y, por el otro, formulaciones demasiado proactivas. Los estudiantes del deporte deberán explorar profundamente cómo el contenido de su propio tema puede verificar, ampliar o agregar nuevas capas a esos paradigmas. Es evidente a través de las investigaciones que este conjunto de conocimientos evidencia una sensibilidad sobre el concepto de “movilidades” pero aún resta mucho espacio para exploraciones ampliatorias. Con esas guías conceptuales y teóricas en mente, los estudiantes deben explorar y comprender los movimientos y flujos relacionados con el deporte que, hasta el presente, han eludido al paradigma de la migración. Al abrir esta visión nueva del género en la migración, las nuevas investigaciones deben tomarla en consideración. Por ejemplo: se ha dicho que los organizadores del Campeonato Mundial de FIFA 2010 en Sudáfrica esperaban alrededor de 450.000 visitantes durante todo el mes de la competencia (véase Duval-Smith, 15 de diciembre de 2009). No obstante la ambigüedad de esos números, representan un flujo de personas significativo, aunque temporal, que el paradigma tradicional de la “migración” ha desestimado. Tales flujos de turistas y consumidores del deporte, a pesar de ser efímeros, despiertan numerosos temas sobre encuentro de culturas, equidad, medioambiente, identidad y economía. Las investigaciones futuras deben tomar en cuenta, a medida que emergen, esas tendencias y patrones que crecen, el fenómeno que revelan, los procesos de los cuales son parte y su impacto sobre la vida. Por ejemplo, mientras que esos turistas pueden estar disfrutando de estadios de vanguardia, los locales continuarán viviendo sin agua potable y electricidad en la sociedad altamente inequitativa de Sudáfrica. Tómese como ejemplo también los recientes Juegos de la Mancomunidad y compárese el lenguaje de las autoridades del deporte quejándose que las habitaciones de la élite de atletas (léase "migrantes altamente calificados") no eran apropiadas para habitación humana, con el silencio de aquellos que han perdido su hogar, que viven en tales "habitaciones" día a día y cuyos hijos ayudaron a construir esos estadios. Tal es la inequidad del sistema mundial, del cual el flujo deportivo es una parte constitutiva. Las movilidades privilegiadas disfrutadas por algunos no están desconectadas de las inmovilidades de otros.

    Tales líneas de análisis proporcionan enlaces a desarrollos en el campo de la investigación relacionada con el turismo del deporte, elementos que han asumido una postura crítica y avanzada (por ejemplo, véase Higham y Hinch, 2009). El trabajo de campo debe incluir análisis de aquellos que disfrutan y de aquellos que trabajan, situación que, a menudo, está altamente sesgada por el género. De hecho, la circulación (desigual) de gente, en aumento, es una característica clave de los procesos del deporte mundial cargados de cuestiones nuevas. Por ejemplo, analícese la circulación de un círculo reducido muy bien pago de administradores de mega eventos deportivos tales como los Juegos Olímpicos y la Copa del Mundo FIFA, que circulan de un evento a otro desplegando las mismas prácticas y modelos. Y los fanáticos privilegiados que tienen la oportunidad de seguir a sus equipos y jugadores, que constituyen también un fenómeno de movilidad tanto como los atletas del deporte mundial. Los investigadores necesitan encontrar formas nuevas e innovadoras de conceptualizar y entender esas movilidades relacionadas al deporte.

    Una fortaleza en evolución de la migración y el deporte es la diversidad geográfica. Esto es, la incorporación de trabajo de distintas partes del planeta. Esta investigación arroja luz sobre las características y circunstancias únicas de la migración a medida que se aprecian en los contextos de una variedad de deportes. Aún así y a pesar de la amplitud geográfica, es necesario más trabajo que arroje luz sobre contextos locales y nacionales. En particular, es necesario más trabajo sobre deporte y cultura del cuerpo no-occidental; cómo la migración en el deporte occidental, en varias zonas de prestigio y emulación, promueve la resistencia y también conlleva a la destrucción de las culturas lúdicas tradicionales. En necesaria más investigación de contextos de países no-occidentales y formuladas desde la perspectiva de esos países no-occidentales (y, de hecho, de investigadores no-occidentales). Ese trabajo tiene la capacidad de agregar, ampliar y desafiar el conjunto actual del conocimiento de manera tal de reforzar el campo de estudio y develar algunas de las verdades inconvenientes sobre la migración del deporte.

    De manera similar, mientras el énfasis ha estado puesto frecuentemente en las corrientes a menudo provenientes de una élite de actores y contextos profesionalizados, es necesario más trabajo que explore el deporte no competitivo y las movilidades del deporte de recreación. La historia de los "márgenes” es una bien diferente a la de la élite de competición, generalmente masculina, que domina el discurso público. Es necesaria más investigación que explore las movilidades relacionadas al deporte que tienen lugar más allá de la cobertura de los medios de comunicaciones y que frecuentemente escapan a los discursos públicos. Un trabajo de naturaleza tal proveerá una corrección útil al discurso público sesgado sobre deporte y ampliará conceptualmente el campo de la investigación. Espero que el énfasis de este trabajo sobre el género, en alguna pequeña medida, contribuya a orientar la nueva dirección de la tarea y, a la vez, aporte a la suma del conocimiento que ya tenemos, las “certidumbres conocidas” y las “incertidumbres conocidas” al tiempo que, quizás y de manera no intencional, promueva el descubrimiento de “incertidumbres desconocidas”.

Referencias

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