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Sitting Volleyball (Voleibol Sentados): 

un deporte paraolímpico muy interesante de descubrir

 

Licenciada en Educación Física

Profesora Nacional de Educación Física

Entrenadora Nacional de Voleibol

Laura Cometto

laucometto@yahoo.com

(Argentina)

 

 

 

 

Resumen

          El voleibol sentados para discapacitados motores, es una disciplina que nace, como la mayoría de los deportes adaptados, luego de la Segunda Guerra Mundial. Se juega de la misma manera que el voleibol convencional, lo que varía son las dimensiones de la cancha y altura de la red. Dentro de los puntos más destacados que tiene, es que no requiere de adaptaciones o equipamiento costoso, ya que se practica en el mismo campo de juego; permite integrar personas sin ninguna deficiencia física y todos juegan en las mismas condiciones, y es un juego sumamente atractivo por la velocidad de las acciones

          Palabras clave: Voleibol. Discapacidad física. Integración. Deporte.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 15, Nº 153, Febrero de 2011. http://www.efdeportes.com/

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Origen

    El Sitting Volleyball nace en Holanda luego de la Segunda Guerra Mundial, como la mayor parte de los deportes adaptados.

    Debido a las posibilidades tácticas que ofrece y la espectacularidad del juego adquirió gran difusión entre las naciones europeas, que comenzaron a disputar encuentros frecuentes, así se extendió a Asia, Norte de África y Norte de América en un principio.

    El nivel competitivo se elevó al punto de constituirse Deporte Olímpico en 1980. Ese año Holanda, pionero en la disciplina y anfitrión en Arhem obtuvo la medalla de oro.

    En 1984 en Nueva York fue donde el público y los medios confirmaron la aceptación del Voleibol Sentados.

    A partir de Seúl 1988 comenzaron a realizarse los Juegos Paraolímpicos en las mismas sedes que los Olímpicos, 15 días después de la finalización de los mismos.

    En nuestro país se presentó entre 1994 y 2000. En 1995 se presentó como Deporte Exhibición en los X Juegos Panamericanos sobre silla de ruedas, con la presencia fiscalizadora del Presidente de la WOVD (Organización Mundial de Voleibol para Discapacitados). Dado que Argentina era el único país latinoamericano afiliado en ese entonces se nos otorgó la plaza para los Juegos Paraolímpicos de Atlanta ‘96, adonde asistimos como seleccionado nacional. Si bien los resultados no fueron relevantes en cuanto a encuentros ganados, se hizo un buen papel en lo que al desarrollo del juego se refiere.

Ataque entrada en calor. Paraolímpicos Atlanta ‘96

Para quiénes es indicado…

    A nivel recreativo todos pueden jugarlo, el único cuidado a tener en cuenta es que los jugadores posean sensibilidad en tren inferior ya que el contacto con el suelo puede provocar lastimaduras (en las lesiones medulares no es aconsejable).

    Para jugar al voleibol sentados sólo se necesitan unos brazos sanos y una movilidad determinada. A la hora de participar la misma persona es capaz de decidir si puede hacerlo, le gusta y lo disfruta.

    A nivel competitivo, los requerimientos físicos son mayores, si bien no existe una clasificación funcional por puntuación según la patología, hay discapacidades mínimas para poder participar (por ejemplo desde una amputación de algunos dedos de las manos; amputación articulación de Chopart o Lisfranc en pie, hasta secuelas discapacitantes más severas).

Campo de juego

    La cancha mide 10 metros de largo por 6 metros de ancho (5x6 cada campo). La línea de ataque se encuentra a 2 metros de la red.

    La altura de la red para damas es de 1.05 metros y la de caballeros es de 1.15 metros. El ancho de la misma es de 0.80 metros.

    Las técnicas que se utilizan son las mismas que en el voleibol convencional, se trabaja mucho con la angulación de los hombros y tronco para suplir el trabajo de piernas en el pase de abajo tanto para la recepción como para la defensa.

    El remate requiere más de un trabajo fino de muñeca que de todo el brazo y por supuesto de una buena lectura y anticipación del vuelo de la pelota ya que los tiempos requeridos para ajustar lo que sería la carrera y acomodación para el ataque son muy cortos.

    Se juega con los mismos sistemas de ataque y de defensa, obviamente adecuándolo a las características y desarrollo técnico-táctico de los jugadores.

    A nivel competitivo la mayoría de los equipos juegan 5-1 ó 4-2 (con penetración) para tener tres frentes de ataque la mayor cantidad de jugadas posibles.

    Si bien no es fácil llegar a este nivel de juego, no es imposible, solo se necesita entrenar.

Llevarlo a la escuela

    Es una muy buena opción para la integración de un alumno con discapacidad motora en la clase de Educación Física (por supuesto teniendo en cuenta las características de la deficiencia para no cometer errores y provocar un daño) ya que puede jugar con sus compañeros y todos en el suelo tienen las mismas condiciones.

Juegos Paraolímpicos Atlanta ‘96. Instrucciones a los jugadores

Cuidados

    Por empezar, como se mencionó anteriormente, en cuanto al alumno con dificultades motoras es necesario que tenga control de tronco y sensibilidad en tren inferior.

    Podemos hacer una evaluación de su capacidad a través de una ejercitación por parejas, sentados ya en el suelo, donde propongamos consignas que nos permitan ver cómo se desplaza, si tiene equilibrio, y si puede tomar o golpear la pelota.

    Seguramente tendrá mas dificultades debido a que no poseerá todo el acervo motor de los otros niños en cuanto a habilidades básicas, sumado a lo que ya han incursionado en la iniciación del voleibol. En este caso podemos hacer adaptaciones individuales que el grupo debe comprender para que el juego tenga continuidad.

    El profesor deberá fijarse que el suelo sea uniforme, para evitar que se lastimen las manos, detectar la posibilidad de astillas, si es madera no plastificada, dejar espacios libres al costado del campo para evitar golpes.

    A veces los maestros por desconocimiento, sin quererlo hacemos que este niño se prive de realizar actividades que no solo lo beneficiarán físicamente, sino que contribuirán a mejorar su autoestima, a relacionarse desde otro lugar con sus compañeros y a la vez también representará un aprendizaje de adaptación, flexibilidad y cooperación para los otros niños.

    Es claro que es un esfuerzo mayor para el docente, ya que el grupo debe continuar con su planificación y se debe repensar cómo insertar al niño en desventaja dentro de la currícula. El resultado siempre va a ser positivo, desde donde se lo mire, y con lo que se logre.

    Es cuestión de animarse, experimentar de a poco, acompañar el proceso, comprometerse y confiar que se está construyendo y aportando un granito de arena.

Referencias

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