Imágenes del deporte en los medios de comunicación: desarrollo y Sudáfrica. Mirando a través de las lentes de la Copa del Mundo de FIFA |
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Escuela de Deporte, Ejercicio y
Ciencias de la Salud (Gran Bretaña) |
Joseph Maguire |
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Resumen El presente estudio examina los reclamos y apelaciones que han tenido lugar y destaca cómo los medios de comunicación no simplemente cubren el mega evento, tal como la Copa Mundial de FIFA, sino que también enmarcan e interpretan al torneo y al país organizador, en este caso Sudáfrica, interna y mundialmente. Palabras clave: Copa del Mundo de Fútbol. Sudáfrica 2010. Medios de Comunicación.
Traducción: Rafael Bordabehere (Uruguay)
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 15, Nº 153, Febrero de 2011. http://www.efdeportes.com/ |
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Al observar los procesos de licitación y organización de mega eventos en general, y de la Copa del Mundo de FIFA 2010 llevada a cabo en Sudáfrica en particular, es imposible no verse impactado por el debate algo polarizado relacionado tanto con las posibilidades y limitaciones como con las ventajas y desventajas involucradas en todo ello. Quienes buscan o ven beneficios positivos se expresan ya sea en un lenguaje evangélico o en términos de marketing en relación al poder del deporte para reposicionar al país, regenerar la economía, estimular positivamente el capital social, unir a la nación o al continente y ofrecer una imagen positiva al mundo. Contrariamente, quienes arrojan dudas sobre los méritos de tales reclamos son calificados de “escépticos”, “pesimistas”, “negativos” y, en el caso de la Copa del Mundo de FIFA 2010, “afro-pesimistas” que no comprenden cómo el deporte, en este caso la asociación de fútbol, puede hacer la diferencia. Según los creyentes, uno debe estar ahí para verlo con sus propios ojos.
En oposición a los comprometidos con la "causa", ya sea que se organice un mega evento o se proclamen los beneficios del desarrollo del deporte, los científicos sociales se focalizan en los costos actuales (económicos, culturales y simbólicos), quién y cómo se beneficia y qué legado o herencia se genera como resultado de la realización de eventos deportivos a escala global. Dichos debates se llevan a cabo en varios foros, incluyendo los medios de comunicación. Por tanto, el estudio del caso presente examina los reclamos y apelaciones que han tenido lugar y destaca cómo los medios de comunicación no simplemente cubren el mega evento, tal como la Copa Mundial de FIFA, sino que también enmarcan e interpretan al torneo y al país organizador, en este caso Sudáfrica, interna y mundialmente. A efectos de poder organizar mega eventos en el futuro, los inversionistas de los países oferentes deben considerar estos hechos conjuntamente con otros aspectos que participan en el proceso. Con base en ello, es necesario desarrollar una política deportiva de estado más reflectiva.
El debate hasta aquí propuesto era evidente en el diseño de la Copa del Mundo de FIFA. Tómese en cuenta los siguientes detalles expresados en este período. Por ejemplo, el presidente Jacob Zuma, en la víspera de una visita el Reino Unido en 2010 observó:
(First, 2010, p. 41).Así como Gran Bretaña está organizando los Juegos Olímpicos 2012 bajo la consigna de inspirar y edificar una juventud a nivel de mundial, de la misma manera esperamos organizar la Copa del Mundo 2010 de FIFA en África, la que promete ser un evento extraordinario y cambiar la manera en que el mundo mira tanto a Sudáfrica como al continente sudafricano. La actividad frenética de creación de estadios, transporte e infraestructura de seguridad necesaria para ofrecer una Copa Mundial exitosa ya ha asegurado varios beneficios que contribuirán a mejorar la vida de muchos sudafricanos corrientes.
Estas son las reivindicaciones más importantes. Indudablemente, tomará algún tiempo antes de poder realizarse una valoración del legado y la herencia de los beneficios devenidos de haber albergado la Copa del Mundo FIFA. Sin embargo, apoyados en la evidencia al presente relacionada con la organización de mega eventos y del desarrollo de la Copa del Mundo de FIFA, Stefan Szymanski escribió:
Hay buena evidencia disponible que indica que el público en general tiene una buena sensación de la organización de eventos importantes y, por tanto, está dispuesto a subvencionarlos. Las naciones ricas, como Alemania y Reino Unido, disponen de recursos (más o menos) para cubrir los costos si esto es lo que quiere el pueblo. Pero en Sudáfrica, la cosa es más seria. El gobierno del Reino Unido gasta alrededor de 80 mil millones de libras en educación cada año mientras que Sudáfrica gasta unos 12 mil millones. El Reino Unido está disponiendo de una suma equivalente al 10 por ciento de su presupuesto anual en educación para el evento de Inglaterra 2012 mientras que Sudáfrica dispone de un 25 por ciento para albergar la Copa del Mundo 2010. Los recursos escasos están siendo desviados de actividades que tienen un valor agregado mayor. (New Statesman, Julio 2010, p. 28).
Aún así, el encanto de organizar mega eventos aparece irresistible a los políticos. De hecho, este atractivo es tan importante que los políticos electos democráticamente asisten a las instancias de propuestas y proclaman las virtudes de sus naciones y ciudades a los miembros no electos del ejecutivo de las organizaciones deportivas más importantes con la esperanza de ser elegidos. Ser parte del “establishment” del complejo industrial deportivo es más importante que la evaluación de los beneficios del deporte y la transparencia o responsabilidad del proceso de decisión del deporte global (Coalter, 2007; Maguire, 2005).
Deporte global y mega eventos: alcance, impacto y resultados
Por tanto, este análisis descubrirá el debate sobre el deporte y los mega eventos tal como tuvo lugar en los medios de comunicación, en particular del Reino Unido, durante el período de la Copa Mundial FIFA. Al hacerlo, los hallazgos deberán verse comprendidos en una discusión más amplia sobre el deporte global y el rol que pueden jugar, y de hecho lo hacen, en el proceso de desarrollo. En otras palabras, debemos valorar el alcance e impacto real que ha tenido el deporte moderno, y continúa teniendo, en todo el plantea. Nelson Mandela ha dicho que el deporte es “probablemente el medio más efectivo de comunicación en el mundo moderno”. Mandela no está solo al relacionar el deporte global con el potencial y atributos que él mismo ha identificado. En una evolución sintomática contemporánea de su estatus y visibilidad globales, el deporte ha sido objeto de un informe de un grupo de tareas inter-agencia de Naciones Unidas (2003) y sentimientos similares pueden ser encontrados en el informe Right to Play (2007) sobre deporte y desarrollo. Dichos informes realizan una serie de reivindicaciones sobre el rol y la potencialidad del deporte que pueden afectar la vida de la gente, las naciones y las civilizaciones de todo el mundo. También hacen reivindicaciones sobre el rol que el deporte puede jugar en relación a la salud, el control de enfermedades, el desarrollo económico y los temas medioambientales.
Tales expresiones pueden encontrarse en varias conferencias como, por ejemplo, la Conferencia Internacional sobre Deporte y Desarrollo de Maggligen (2004, 2005), la conferencia NextSteps (2005) y también están presentes en iniciativas de organizaciones gubernamentales tales como UK Sport, enfocadas en África, e incluyendo Student Partnerships Worldwide, Kicking Aids Out, el programa Go Sisters y el programa del Embajador de la Juventud Olímpica de Lesoto. Estos programas también han sido incluidos superficialmente en el contexto de algunos asuntos de negocios (véase May & Phelan 2005 en su informe Shared Goals: Sport and Business in Partnership for Development).
De esta forma, el deporte para el desarrollo y las iniciativas de desarrollo a través del deporte involucran de manera creciente no solamente el esfuerzo de individuos en busca de "hacer la diferencia" sino también asuntos estatales y corporativos, estos últimos como parte de los objetivos de política externa o como una característica de los programas de responsabilidad corporativa de empresas mundiales. Este desarrollo ha alcanzado su momentum durante la década pasada y requiere de una gran atención sociológica para desentrañar cuáles han sido los eventos desencadenantes en juego, qué actores y grupos principales han estado involucrados, cuáles han sido los efectos buscados y no buscados y cuáles han sido las fuerzas latentes y más manifiestas que han participado en el proceso. A pesar que una explicación más profunda de estos desarrollos está aún pendiente, es claro que estas iniciativas, a sabiendas o no, han estado presentes o han sido fomentadas por el complejo industrial deportivo.
De la evidencia disponible se desprende que el deporte juega un papel contradictorio en la formación del proceso e identidad globales. Para algunos, el deporte es un fenómeno progresivo y libertario que abre el potencial para un mayor contacto, diálogo y amistad humana. Los eventos deportivos globales, como las Olimpíadas de Pekín 2008, fueron los promotores de la ampliación de la democracia y los derechos humanos, mejoraron el entendimiento inter-cultural y, según el discurso marketinero del COI, “Celebran la humanidad” y representan “Lo mejor de nosotros”. Estas opiniones menoscaban las palabras anteriores de Mandela y encuentran expresión en las observaciones realizadas por Kofi Annan en relación a los Juegos celebrados en Sidney 2000 cuando sugirió que "Los Juegos Olímpicos muestran lo mejor de nuestra humanidad común” (comunicado de prensa de las Naciones Unidas SG/SM/7523 del 31 de agosto de 2000, p.1)
A pesar de la naturaleza seductora de estas palabras, existe otro lado del deporte. Esto es, la estructura actual del deporte global puede ser vista como síntoma de una nueva fase del capitalismo occidental dominada por el consumismo en el deporte y otros aspectos de la sociedad cívica. En esta instancia, los países africanos se ubican en el lado receptor. Así, el deporte global de consumo impone sus productos culturales sobre las comunidades vulnerables de todo el planeta. Occidente domina la economía, la tecnología, la política y los recursos del conocimiento y controla las manivelas del poder del deporte global. El deporte global está ligado a la apertura de mercados nuevos y la comoditización de culturas. El consumo es el sello del capitalismo tardío en la edad posmoderna. Los comentarios de Szymanski referidos anteriormente, eran parte de un artículo titulado ‘Only Fifa wins the World Cup’ (Solo FIFA gana la Copa del Mundo). Hacia el final de la competencia, varios medios de comunicación generaron informes altamente críticos sobre el hecho que los beneficios para el país sudafricano estaban en duda y que FIFA “se había retirado con una ganancia de 2 mil millones de libras, libres de impuesto” (The Observer, 11 de julio de 2010: p.48). ¿Cómo podríamos evaluar más genéricamente los méritos de las estrategias de organizar un mega evento y alcanzar el desarrollo a través del deporte?
Algunas notas y observaciones de advertencia
Al focalizarnos en este estudio de caso es necesario tener presente el debate más amplio relacionado con el deporte global y la organización de mega eventos. Asimismo, existen tres advertencias específicas que deben ser tenidas en cuenta. Primero, los descubrimientos presentados aquí son preliminares por naturaleza. Adicionalmente, es necesario hacer una puntualización más amplia: al ser preguntado sobre el impacto que había tenido la Revolución Francesa de 1789, Zhou Enlai, Ministro de Exterior de China de aquel entonces, dijo ‘Es muy pronto para saber’. De manera similar, al evaluar el resultado, las oportunidades y los desafíos de organizar la Copa del Mundo FIFA, puede ser muy pronto para establecer cuán profundo y perdurable o llano y efímero han sido su alcance y su impacto. Para realizar esto, se necesita más investigación en el tiempo. A pesar de ello, tan pronto como culminó la Copa del Mundo, los políticos locales y los ejecutivos de FIFA no solamente proclamaron el “éxito” sino que también ofrecieron las “pruebas” necesarias para justificar las ofertas para los Juegos Olímpicos. Segundo: la información presentada enfrenta percepciones que, como se dijo, enmarcan e interpretan el evento. La información no se relaciona directamente con los eventos; esto es, con las realidades actuales, las oportunidades y los desafíos que enfrenta Sudáfrica luego de la Copa del Mundo. Sin embargo, el análisis de la evidencia de los medios de comunicación nos permite explorar los mitos y las reivindicaciones que se hacen sobre el evento y permean los resultados percibidos que surgen del torneo. Tercero: al presentar esta información, el análisis no busca estar a favor o en contra del deporte. La tarea principal es capturar la realidad tal cual es, para obtener una aproximación a la verdad. Sobre esta base, los académicos buscamos la forma de influenciar tanto la formación de la política como el proceso de toma de decisión. Con el deporte en general y, quizás, con el fútbol en particular, tanto sus defensores como los políticos pierden la noción de la importancia de tomar decisiones basadas en evidencia. La élite de poder del deporte global y la lógica del complejo deportivo industrial sesgan la visión de los políticos con imágenes de éxito y popularidad.
Informe de los medios del Reino Unido sobre la Copa del Mundo 2010, Sudáfrica: imágenes positivas, temas negativos
La información analizada en este estudio de caso proviene de una muestra de periódicos del Reino Unido antes, durante e inmediatamente después del torneo. Dicha muestra fue obtenida de diarios de gran calidad, o lo que tradicionalmente se conoce como el sector de formato grande, e incluyó a The Daily Telegraph, The Guardian, The Independent y The Times. Adicionalmente, los ejemplares del Sunday también fueron incluidos. La muestra cubre el amplio espectro político de las principales corrientes periodísticas del Reino Unido y contiene informes de periodistas deportivos, periodistas de investigación, corresponsales especiales, expertos asociados al torneo, columnistas y editorialistas. Dicha información fue sopesada tanto cualitativa como cuantitativamente. Una metodología de análisis de contenido fue empleada utilizando ambas categorías, la inductiva y la deductiva. Los temas se enfocaron en aspectos positivos y negativos y tuvieron varios subtemas asociados con esas categorías amplias, todas relacionadas a Sudáfrica y no al torneo per se. El análisis que sigue es preliminar por naturaleza.
La información muestra que el 45% de los informes tuvieron temas positivos, 28% negativos, 7% neutros y 40% sin definir, de una muestra N=107. El número de artículos entre diarios fue casi el mismo; no hubo evidencias de informes excedidos o limitados. Aunque hubo diferencias entre los periódicos en términos del número total de temas positivos y negativos recopilados, esto no tiene una significación estadística relevante. Debe aclararse que The Times fue el único periódico en el que los temas negativos superaron a los positivos. Los temas positivos se enfocaron en:
la unificación de Sudáfrica y el continente africano como un todo,
el simbolismo del equipo sudafricano; Bafana Bafana (N. del T.: Los Muchachos) a la nación,
la celebración de la nueva Sudáfrica; “el anuncio de un punto de inflexión”,
orgullo de organizar un evento exitoso,
celebración de los fanáticos y orgullo en el comportamiento de la gente,
reivindicaciones del impacto sobre el legado en relación a los estadios, la economía y el estatus de la nación y el continente,
seguridad y crimen como un tema ausente.
Los temas negativos tendían a enfocarse en asuntos más tangibles e incluyeron:
costo del evento, boletos de ingreso, alojamiento, estadios,
asuntos de legado, estadios como “elefantes blancos” (Desmond Tutu),
asientos vacíos, falta de demanda, turistas y gasto,
utilización de la vuvuzela e impacto sobre los espectadores del Reino Unido y los jugadores durante el torneo,
el nivel de beneficio obtenido por FIFA mientras que la nación y la comunidad no lo obtuvieron,
el rol de la seguridad y las acciones disuasivas,
especulación sobre la realidad posterior al evento.
De alguna forma, los temas tanto positivos como negativos reflejan la estructura del debate relacionado al deporte y los mega eventos, según lo ya delineado. Sin embargo, mientras la información cuantitativa muestra una imagen más positiva que negativa asociada con Sudáfrica, según la cobertura de la Copa del Mundo FIFA, la cualitativa sugiere un cuadro un poco más complejo y menos claro. Pongamos nuestra atención en ella desde ahora.
¿”Los escépticos fueron acallados por otro milagro del Arco Iris”?: Información cualitativa relacionada con las reivindicaciones y realidades de la Copa del Mundo 2010 y percepciones de Sudáfrica
Con antelación a la Copa del Mundo, los ejecutivos de FIFA no tuvieron dudas sobre los méritos de la organización del torneo de Sudáfrica. Alegando que era el “tiempo de África” y que el torneo representaba un “El momento del Arco Iris”, los voceros de FIFA fueron afectos a destacar los beneficios positivos de organizar la Copa del Mundo. Tales expresiones pueden ser encontradas también en ocasión del discurso de Nelson Mandela a los delegados de FIFA como parte del proceso licitatorio del torneo y que también reflejan su visión sobre el poder del deporte descrito con anterioridad. Mandela sostuvo que “a través del fútbol podemos celebrar la humanidad del lado más sureño del continente africano y compartirla con el resto del continente y con el mundo entero” (FIFA World de junio/julio de 2010: p. 13).
Al analizar la cobertura de la BBC durante la preparación del torneo, es claro que dichos sentimientos prevalecieron. La Copa del Mundo fue vista como el fin de la lucha contra el apartheid. Por ejemplo: Lucas Radebe, capitán anterior de Sudáfrica, decía en una columna escrita por Daily Telegraph (11 de junio de 2010: p.56) “ ‘Hemos’ transitado un largo y dificultoso camino desde el apartheid". La organización de la Copa del Mundo también fue vista como una expresión de la nueva “Nación Arco Iris” y un reforzamiento del simbolismo de la participación por aquel entonces del presidente Mandela en la Copa del Mundo 1995 de la Unión de Rugby personificada, según se dice, en la película Invictus. Paul Kelso, escribiendo para Daily Telegraph, indicaba:
“En los 20 años posteriores a la liberación de Nelson Mandela, Sudáfrica ha desafiado las predicciones de violencia racial y caos que muchos presagiaron. Comenzando hoy, cuando la organización empieza en México…esta nación destacable espera aprovechar un mes de fútbol para enterrar tales miedos para siempre” (11 de junio de 2010: p. 56).
Contrariamente a tales sensaciones, los servicios noticiosos de la BBC produjeron varias historias que criticaban el impacto real sobre las vidas de los sudafricanos. Esos informes, enfocados en el costo creciente del evento, iban desde un piso de 3.5 mil millones de libras a un techo de 6.5 mil millones y comprendían la instalación de los estadios, incluyendo uno en Ciudad del Cabo en Green Point; asuntos de legado y de probable subutilización de los estadios; la corrupción posible asociada a la construcción de los estadios; el crimen y la violencia esperados y que la Copa del Mundo era "solamente para ricos". Esta sensación última fue puesta en evidencia durante el desalojo de los vendedores ambulantes no autorizados.
En la batalla de imágenes e ideas, Invictus o Evict-us (N. del T.: Invictus o Desalojadnos), los medios de comunicaciones jugarían un papel crucial en el encuadre y representación del evento. En la víspera del evento, y durante la apertura, varios artículos contenían temas que destacaban la pasión y el espíritu de los fanáticos, el éxito anticipado del evento, el orgullo de los sudafricanos y el simbolismo del progreso del evento. En términos de este último, el evento era considerado como "el símbolo del punto de inflexión en su historia turbulenta y un nuevo comienzo para toda África”, el capítulo fundamental de la historia del país y del continente y que Sudáfrica había “alcanzado la madurez como un país democrático y moderno”. Esta referencia a un impacto pan-continental podría, de hecho, permear los artículos durante el evento. El evento no solo fue proclamado como “la primera Copa del Mundo en suelo africano” sino también como “África está lista” y “África puede”. Al realizar tales apreciaciones, un artículo hacía notar: “El mundo entero nos mira y aplaude nuestro éxito como anfitriones al presente”. Un titular en The Daily Telegraph advertía que “Sudáfrica lleva la batuta del continente” y concluía en que “la nación Arco Iris espera el mes próximo cementar las relaciones de raza y probar que los africanos pueden” (11 de junio de 2010: p. 56).
Por lo tanto, al evaluar la cobertura mediática, es importante destacar qué está presente y qué no. En términos de esto último, hubo poca cobertura de crimen y violencia, con excepción de la disputa en Durban entre los trabajadores de la construcción del estadio y el motín policial (Independent, 15 de junio de 2101; p. 33). En contraposición, el comportamiento de los fanáticos, tanto en casa como en el extranjero, fue alabado. La excepción a la regla fue la utilización de la vuvuzela ensordecedora: tanto los jugadores como los televidentes dijeron haber encontrado dificultoso comunicarse o escuchar. Dada la esperada sensibilidad a la crítica, quizás, estas críticas fueron rechazadas y, durante algunos tiempos de juego, vistas como una forma de "imperialismo cultural".
Las dimensiones positiva y negativa de los artículos fueron también influenciadas por la fortuna del equipo nacional. Inicialmente, la promesa del equipo fue apreciada en forma positiva. Analícese el artículo siguiente titulado “Sí, Bafana están uniendo Sudáfrica":
La sabiduría convencional dice que los sudafricanos negros aman el fútbol y sus contrapartes blancos son más adictos al rugby y al cricket. Todos hemos visto Invictus, todos conocemos el cliché y todos sabemos que en las ciudades, por lo menos, no es éste el caso. Camine por barrios tales como Melville y Parkhurst en Johannesburgo y verá gran cantidad de personas blancas luciendo las remeras de Bafana Bafana y hablando de Steven Pienaar. The Times, 19 de junio de 2010.
Un empate, seguido de una derrota, dejaron al equipo sudafricano al borde de la eliminación. Ello, junto con la derrota de otros equipos sudafricanos, aceleró una serie de artículos que no solamente apuntaron contra la derrota relativa de los jugadores sino también contra la utilización de entrenadores no africanos. El titular de Independent resumía la información periodística como “La paradoja africana: grandes jugadores, vergüenza por los equipos” (25 de junio de 2010: p. 36). Un análisis más profundo de este tema está fuera del alcance de este escrito pero debe ser considerado como parte de la economía política más amplia del fútbol mundial en general y de la migración laboral en particular (Maguire & Falcous, 2010). Si tomamos en cuenta esta evidencia, no existe tal paradoja. Los artículos mediáticos también hicieron énfasis en cómo “las investigaciones ‘ya han comenzado’” y, tal cual lo anuncia el titular de Guardian (22 de junio de 2010: p. 8), “El salto al futuro del majestuoso equipo africano se convierte en una pesadilla”. Al finalizar el reportaje, el periodista agrega:
Jacob Zuma, el presidente sudafricano, ha expresado que mientras su país es el escenario de esta copa del mundo, África es el teatro. Aún así, aquí, parece que África será relegada nuevamente a ser un espectador mientras que los europeos y los sudamericanos asumirán los papeles principales. (Guardian, 22de junio de 2010: p. 9).
A pesar de haber sido eliminados del evento, la victoria sobre Francia es vista como la concreción de la misión Invictus. Steven Pienaar dijo, en relación a la victoria, haber sido "probablemente la mayor en la historia del país" y que "la gente nunca podrá decir que no hemos dado lo mejor de nosotros sino que hemos unido a la nación entera a través del fútbol". “Hemos demostrado que somos una nación y eso es todo lo que necesitamos decir” (Guardian, 23 de junio de 2010: p.7). Según se ha informado, el presidente Zuma había visitado los vestidores luego del cotejo para ofrecer su apoyo y para reforzar los sentimientos del entrenador del equipo nacional, Carlos Alberto Parreira, cuando expresó que: “Estos muchachos han mostrado que el trabajo ha sido beneficioso. Han demostrado tener identidad. Espero que todo el país se sienta orgulloso” (The Times, 23 de junio de 2010: p. 33).
A pesar de la eliminación de Sudáfrica, y de varias naciones sudafricanas más, los medios de comunicaciones del Reino Unido continuaron enmarcando el torneo en un asunto pan-continental. Un artículo en The Times, que cita las observaciones de Mail & Guardian relacionadas con Sudáfrica y que indican que “Todos somos estrellas negras”, argumentaba que “Ghana porta las esperanzas de un continente” (The Times 26 de junio de 2010: p. 35). De manera similar, Daily Telegraph (1 de julio de 2010: p. 11) concluía que “Ghana llevará las esperanzas de toda África". De la misma manera, The Guardian (2 de julio de 2010: p. 39) informaba que “La gran favorita Ghana tiene el apoyo de un continente unido”. De hecho, al derrotar a Estados Unidos, Ghana obtuvo “Una victoria para África” (The Observer, 27 de junio de 2010: p. 37).
A pesar de esta retórica, otros artículos comenzaron a cuestionar estos hechos. Algunos comentaristas cuestionaron el grado de apoyo dispensado a otras naciones africanas, haciendo notar que dichos artículos periodísticos tendían a homogeneizar a los africanos y minimizar las diferencias. ¿Quizás una forma sutil de colonialismo? En The Times, un artículo escrito por Gabriele Marcotti, un sudafricano, destacaba: “Esta historia de una ‘África unida’ es un mito. Simplemente obsérvense las rivalidades” (19 de junio de 2010: p. 27). El artículo finalizaba con que “Cuanto más se la mire, esta historia de una 'África unida' se parece a un mito fomentado por auspiciantes para movilizar más productos y europeos para hacernos sentir mejor" (19 de junio de 2010: p. 27). Además, el impacto de la Copa del Mundo sobre Sudáfrica estaba siendo cuestionado. Tempranamente, el 19 de junio, Matthew Syed argumentaba desde The Times que “La Copa del Mundo ha sido esgrimida como un símbolo de esperanza y unidad para los sudafricanos pero la realidad parecer ser otra” (The Times, 19 de junio de 2010: p. 27). Al realizar una entrevista a una joven adolescente de uno de los municipios, le preguntaba sobre el dinero invertido en la Copa del Mundo. Y escribía entre comillas, citándola: “Por supuesto que es terrible que este dinero nunca parece llegar a la gente de los municipios. Muchas personas está muy enojadas pero esta es la forma en que siempre ha sido. ¿Por qué nos impediría disfrutar de la fiesta?” (The Times, 19 de junio de 2010: p. 27). Syed finalizaba:
Es un sentimiento que se repite en los municipios y dispara claramente la floja (y condescendiente) conclusión de FIFA y de muchos entre la clase dirigente política africana que la euforia en los municipios representa un apoyo incondicional para la Copa del Mundo. Hace surgir la idea que el ambiente festivo significa la aceptación de la extravagancia que está tendiendo lugar tan cerca de la pobreza apabullante... de alguna manera... y entre los festejos y el deleite, hay dudas serias sobre la Copa del Mundo.
Esta valoración general hace eco, en cierto grado, de la crítica ofrecida por Stefan Szymanski referida al principio. La Copa del Mundo es una fiesta cara: podríamos darnos ese lujo si no tuviéramos nada mejor en qué gastarla. De ahí que, al final del evento, existió una catarata de artículos evaluando los costos y beneficios asociados con la organización de la Copa del Mundo. Sin sorprendernos, quizás, y dada la naturaleza del análisis desarrollado al presente, apareció una división similar; aún es una cuestión de Invictus o Evict-us. Antes de llegar a la conclusión, es necesario considerar información más detallada.
Tal como se anticipó al comienzo, los críticos de realizar el evento en Sudáfrica fueron etiquetados de “escépticos”. Un artículo de The Times tuvo la réplica siguiente en su encabezado: “El orgullo de una nación silencia a los escépticos”. En el artículo se cita a Danny Jordaan, ejecutivo en jefe del comité organizador, quien se sintió capacitado para decir que “esta Copa del Mundo ha contribuido a cambiar la imagen de Sudáfrica. Es casi como un cambio de marca del país” (The Times, 12 de julio de 2010: p .53, las itálicas están añadidas). La realidad de este cambio de marca es más compleja de lo expresado por Jordaan. Ciertamente, había varios artículos de prensa que, aparentemente y a primera vista, confirmaban lo anterior. Los encabezados y los artículos tales como “Sudáfrica es el verdadero ganador dado que los jugadores fallaron al deslumbrarnos en el campo” o “Sudáfrica se ha levantado por sobre todo el pesimismo” (The Observer, 11 de julio de 2010: p. 48); y “Con un saludo y una sonrisa Mandela nos ha dado el final soñado: el presidente anterior ha coronado el espíritu de construcción nacional del torneo” (The Guardian, 12 de julio de 2010: p.51) dio crédito a una evaluación más positiva y a la noción de que la imagen mediática había contribuido a cambiar la marca país.
Sin embargo, aún cuando los artículos destacaban los beneficios positivos de haber organizado el torneo, aún persistía cierta ambigüedad. The Guardian, por ejemplo, hacía notar: “Los asientos vacíos de Sudáfrica dejan un legado para recordar” (13 de julio de 2010: p.55). Tales elementos no fueron olvidados por los medios. Tómese, por ejemplo, el encabezado de Daily Telegraph “La cuenta: 6.8 mil millones de libras. La fantasía del éxito: sin precio” (10 de julio de 2010: p.45). No solo los costos del evento se habían disparado, aspecto sobre el cual no hay consenso, sino que el éxito, quizás, era una fantasía. El reportero Rian Malan, un sudafricano, concluía:
Sudáfrica construyó 10 estadios nuevos, un poco de infraestructura inteligente nueva y obtuvo 450 millones de libras en efectivo del turismo. FIFA se fue con alrededor de 2 mil millones de libras libres de impuestos…el 50 por ciento más de lo realizado en la Copa de Mundo de Alemania. Los políticos que negociaron este acuerdo claramente regalaron la granja. Ahora están tirando una cortina de humo, con la esperanza que no notemos cuán concienzudamente nos han timado. Pero no tienen de qué preocuparse porque al sudafricano común no le importa. La fantasía del éxito es seductora, la admiración del mundo exterior también” (Daily Telegraph, 10 de julio de 2010: p.45).
De la misma manera, incluso cuando un artículo escrito por Mark Gevisser, un sudafricano, lucía el encabezado “Lo hicimos, se lo demostramos al mundo” (The Guardian, 10 de julio de 2010: p. 46), una mirada más profunda del texto muestra que el escritor era sensible a otros aspectos del debate que este análisis busca capturar. Gevisser finalizaba:
Hay una veta maníaco-depresiva en la psiquis del sudafricano, un efecto post-evento, de haber sido favorecidos una vez luego de la transición a la democracia del “Milagro Mandela”. Si no somos la “Nación Arco Iris” o el anfitrión exitoso del primer mega evento africano, entonces somos otro estado africano fallido: un Zimbabwe en potencia. En el mejor de los casos, la Copa del Mundo será el estímulo que empuje a Sudáfrica fuera de este círculo en el sentido de atraer inversión al país y enfocarla en una vocación de servicio efectiva. En el peor de los casos, lo recordaremos como una feria de lujo (The Guardian, 10 de julio de 2010: p. 46).
Reconfigurar la marca es más difícil de lo que algunos imaginan. Y, los esfuerzos por alinear a Sudáfrica con las economías emergentes tales como China, Brasil e India, pueden constituir un desafío mayor a menos que la inversión de la que habla Gevisser tenga lugar. ¿Es el organizar mega eventos parte de la solución? Otros artículos ponen dudas sobre tales beneficios en forma más enérgica, cuestionando si los impactos de las reivindicaciones eran una quimera. Paul Shambira, un sindicalista y coordinador de la campaña World Class Cities For All, declaraba en The Independent (12 de julio de 2010: p. 52) “Los pobres viven la Copa del Mundo como un entretenimiento, no como un beneficio económico. Aún cuando realmente disfrutan viendo la Copa del Mundo, luego de 30 días están de vuelta en el principio”. Artículos similares conteniendo sentimientos idénticos pueden ser vistos en el encabezado del Daily Telegraph (10 de julio de 2010: p. 45) “La lucha del fútbol por escalar los muros de Johannesburgo dividieron a la sociedad”. El alambre de púas estaba y aún está, simplemente muy afilado para sortear.
Conclusión
Al analizar al proceso de selección y la realización de mega eventos en general y la Copa del Mundo FIFA 2010 en particular, es evidente un debate polarizado relacionado tanto con las posibilidades y limitaciones como con las ventajas y desventajas. Quienes buscan o ven beneficios positivos se dirigen al poder del deporte para regenerar la marca país, regenerar la economía, fomentar el capital social positivo, unir a las naciones o los continentes y ofrecer una imagen positiva al mundo. Contrariamente, quienes arrojan dudas sobre los méritos de tales reclamos son calificados de “escépticos” y “afro-pesimistas” que no comprenden cómo el deporte, en este caso la asociación de fútbol, puede hacer la diferencia.
Al analizar la información disponible, es claro que hay dos objetivos fundamentales sobre la organización de mega eventos en general y la Copa del Mundo en particular. Primero, los gobiernos utilizan los mega eventos como forma de “poder suave” o diplomacia pública para mostrar la nación como un jugador mundial y para destacar la robustez de su infraestructura y visión comercial. Segundo: los gobiernos tratan de atender asuntos internos tales como la construcción de la nación, la regeneración económica y la edificación de un capital social. En relación al primer objetivo, Sudáfrica debió desafiar los estereotipos mediáticos. En parte, los medios realizaron un encuadre más positivo de las imágenes, aún cuando las reivindicaciones sobre la representatividad sudafricana del continente fueron esgrimidas tanto por no africanos como por otros países dentro del continente mismo. De hecho, alrededor del 30% de los artículos fueron negativos. Además, tal como lo señaló Mzukisi Qobo, un analista político escribiendo para Independent (12 de julio de 2010: p.52) “Si hay un camino hacia atrás hasta donde nos sintamos cómodos y retornemos a los encabezados sobre las luchas internas en el Congreso Nacional Africano, las batallas por la sucesión y la corrupción, perderemos la distancia que ha ganado la marca por oficio de la Copa del Mundo”. Ciertamente que la organización sudafricana de la Copa del Mundo FIFA es percibida como un destaque de la robustez de su infraestructura y su visión comercial, a pesar de las historias de corrupción y desalojos. De hecho, las visiones mediáticas están en total contraste con la debacle de Dehli cuando organizó los Juegos de la Mancomunidad de 2010. Ahí, el cambio de marca no prosperó.
En relación al segundo objetivo (edificación de la nación, regeneración económica y estímulo del capital social), las imágenes de los medios no proponen un material de cambio "sobre el terreno". Lo que los artículos de esta muestra revelan es que mientras existe evidencia de una atmósfera festiva, las dudas surgen sobre que la clase media blanca de Sudáfrica se siente mejor consigo misma pero las condiciones materiales de la mayoría no han cambiado. Al respecto, los medios de prensa percibieron que los beneficios económicos se trasladaron a FIFA y no a los sudafricanos comunes (¿no fue así siempre?), fuera de África. Cuando el Ministro de Turismo sudafricano, Martinus van Schalkwyk, fue consultado por periodistas británicos sobre qué había aprendido de las negociaciones con FIFA, respondió: ‘lea la letra chica’ (The Daily Telegraph, 10 de julio de 2010: p. 45). Todo ello, junto con lo que se sabe sobre los mega eventos en forma más genérica, debería alertarnos sobre las reivindicaciones relacionadas con el alcance y el impacto real del deporte mundial. Aún así, The Observer informó:
Jacob Zuma, el presidente sudafricano, ha dado señales de querer organizar los Juegos Olímpicos de 2020 ó 2024. "No creo que alguien quiera decir 'No' si Sudáfrica dice ‘tengamos unos Juegos Olímpicos’ porque saben que tenemos las instalaciones. Nuestro apetito ha sido abierto. Podríamos terminar preguntando”. (The Observer, 11 de julio de 2010: p. 48).
Al momento de presentarse a una licitación por tales mega eventos, lo que se necesita es una cabeza fría y calculadora y una auditoría social realista sobre los costos y beneficios asociados con la organización de eventos deportivos mundiales. Aunque el alcance del deporte mundial quizás no está puesto en discusión, debemos evaluar cuál ha sido el impacto real del alcance del deporte moderno, y aún continúa siendo, en todo el planeta y si es beneficioso para los objetivos planteados para el milenio por las Naciones Unidas. Conjuntamente con ello, debemos considerar la noción de desarrollo per se. Desafortunadamente, el deporte no ha recibido virtualmente atención en el contenido de los textos sobre desarrollo (Desai & Potter, 2002; Potter, 2004; Slater, 2004). Para sobrellevar esta debilidad, el deporte debe ser relacionado con procesos más generales sobre globalización (Maguire, 1999, 2005). En el pensamiento de algunos de los involucrados en el desarrollo a través del deporte, las nociones de desarrollo y globalización no son utilizadas de una manera problemática. Necesitamos, entonces, una visión global realista del deporte y su impacto sobre la gente, las naciones y las civilizaciones del mundo. Esta es la razón por la cual es tan importante un estudio científico del legado de los mega eventos y por qué la investigación sobre el impacto y el alcance reales de la organización de la Copa del Mundo FIFA en Sudáfrica es necesaria. Parafraseando a Zhou Enlai, quizás es “muy pronto para decir” pero no muy tarde para trasmitir antes que los políticos sudafricanos realicen su oferta para los Juegos Olímpicos. Y, quizás entonces, también podamos resolver el asunto sobre Invictus o Evict-us.
Referencias
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Dasai, V. y Potter, R.B. (2002). The companion to Development Studies London: Arnold.
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EFDeportes.com, Revista
Digital · Año 15 · N° 153 | Buenos Aires,
Febrero de 2011 |