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Tratamiento de la diabetes desde el área de Educación Física

 

Diplomadas en Educación Física

por la Universidad de Murcia

(España)

Marta Molina Puche

Ida Ibáñez Carulla

martaxuxi88@hotmail.com

 

 

 

 

Resumen

          En el presente artículo vamos a tratar una de las patologías más comunes que pueden aparecer en el ámbito de la educación, la diabetes. Además, como docentes pretendemos dar a conocer los beneficios que aporta la actividad física en las personas que padecen esta patología y las actuaciones que los docentes deberemos llevar a cabo en el caso de que algún alumno/a la padezca.

          Palabras clave: Diabetes Mellitus. Educación Física.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 15, Nº 153, Febrero de 2011. http://www.efdeportes.com/

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1.     Introducción

    Durante el año 2000, se estimó que alrededor de 171 millones de personas eran diabéticos en el mundo y que se llegará a los 370 millones en el año 2030. Desafortunadamente, en la actualidad se calcula que un tercio de la población con diabetes, desconoce que padece esta enfermedad.

    En el presente trabajo se pretende informar de las principales ideas que existen sobre esta enfermedad, además de dar a conocer la importancia que debe abarcar dentro del ámbito escolar, especialmente desde el área de Educación Física, donde debemos conocer el tratamiento que debemos llevar a cabo frente a un alumno/a que padezca esta patología.

2.     Concepto de diabetes

    La diabetes es una enfermedad endocrina y metabólica caracterizada por un déficit parcial o absoluto en la secreción de insulina. Este déficit tiene múltiples y diversas consecuencias en el organismo, entre las que sobresale la tendencia a mantener los niveles de glucosa en sangre inapropiadamente elevados (hiperglucemia) y que puede estar debida a una resistencia a la acción de la insulina o una deficiente secreción; se asocia a lesiones a largo plazo en diversos órganos (ojos, riñones, nervios, vasos sanguíneos y corazón). La diabetes es un claro ejemplo de enfermedad metabólica cuyo control depende del comportamiento de la persona que la padece.

    La American Diabetes Association (ADA), en su informe emitido en 1997 definió a la Diabetes Mellitus como un síndrome clínico dentro del cual se engloban diferentes entidades nosológicas. Este nuevo concepto de enfermedad diabética fue ratificado por la Organización Mundial de la Salud en 1998.

3.     La insulina

    La insulina es una hormona que se fabrica en el páncreas, una glándula situada en la parte izquierda el abdomen, detrás del estómago. Esta hormona es segregada por el páncreas, cuando el organismo detecta glucosa en la sangre, para que pueda entrar en las células y estas se puedan alimentar. Este sistema funciona con equilibrio perfecto, para que, por un lado, todas las células estén bien alimentadas y, por otro, la sangre mantenga unos niveles de glucosa que se consideran normales: entre 60 y 110 mg/dl antes de las comidas y hasta 140 mg/dl dos horas después de estas.

    La insulina baja el nivel de glucemia permitiendo que salga del torrente sanguíneo y entre en las células del organismo. La insulina se suele inyectar generalmente debajo de la piel. En algunos casos, se utiliza una bomba que libera la insulina en forma continua. Las inyecciones se necesitan, por lo general, de una a cuatro veces al día. En el momento inicial de la enfermedad para conseguir independencia el médico o un educador en diabetes, enseña a las personas que requieren insulina cómo inyectársela ellos mismos.

    Las personas con diabetes necesitan saber cómo ajustar la cantidad de insulina que necesitan en diferentes situaciones como:

  • Cuando están enfermos.

  • Cuando hacen ejercicio.

  • Cuando estén viajando.

  • Cuando estén comiendo.

4.     Tipos de diabetes

    Existen dos tipos de Diabetes:

  1. La diabetes Tipo 1: Este tipo de diabetes suele aparecer cuando las células del páncreas son destruidas por el propio organismo. Se diferencia de la diabetes mellitus tipo 2 porque es un tipo de diabetes caracterizada por darse en época temprana de la vida, generalmente antes de los 30 años. Sólo 1 de cada 20 personas diabéticas tiene diabetes tipo I, la cual se presenta más frecuentemente en jóvenes y niños. La administración de insulina en estos pacientes es esencial. El proceso de desarrollo de la diabetes tipo 1 es gradual. La enfermedad se desarrolla por el ataque del sistema inmune contra las propias células beta del páncreas, encargadas de producir la insulina. Este proceso tiene varias etapas:

    1. Predisposición genética, en la que parece haber implicados varios genes.

    2. Un factor desencadenante ambiental (infección viral, estrés, toxinas, etc.), por el cual aparece el proceso inmunológico frente a las propias células beta, que son destruidas.

    3. La reacción inmunológica está mediada por anticuerpos (reacción humoral) y células (reacción celular). Estos anticuerpos pueden ser detectados meses y años antes del desarrollo de la enfermedad, y se conoce como prediabetes.

    La causa exacta se desconoce. La genética, los virus y los problemas autoinmunitarios pueden jugar un papel. Los objetivos inmediatos del tratamiento son tratar la cetoacidosis diabética y los altos o bajos niveles de glicemia (hiperglicemia e hipoglicemia según refiere). Las personas que la padecen deben recibir inyecciones diarias de insulina.

    Los objetivos a largo plazo del tratamiento son:

  • Prolongar la vida.

  • Reducir los síntomas.

  • Prevenir complicaciones relacionadas con la diabetes, tales como ceguera, insuficiencia renal, cardiopatía y amputación de extremidades.

    Estos objetivos se logran a través de:

  • Autocontrol cuidadoso de los niveles de glicemia (con hemoglobinas glicosiladas seriadas cada 3 meses además de control de test de glicemias)

  • Educación por parte de profesionales, como nutricionistas, médicos y enfermeras.

  • Ejercicio continuo.

  • Cuidado de los pies.

  • Uso de insulina.

  • Planeamiento de las comidas y control del peso.

  1. La Diabetes tipo 2: Es la forma más común dentro de la diabetes mellitus y se caracteriza por una destrucción autoinmune de las células secretoras de insulina obligando a los pacientes a depender de la administración exógena de insulina para su supervivencia. En este tipo de diabetes, el páncreas sí produce insulina. El problema aparece en la entrada a las células, que no funcionan correctamente y esto hace que la insulina que es la que permite la entrada no lo haga correctamente. El páncreas del diabético tipo 2 puede producir insulina, pero a veces de tanto trabajar puede llegar al agotamiento, lo que ocasiona que no pueda seguir produciendo insulina y es cuando tiene que comenzar el nuevo tratamiento que es pincharse insulina. Este tipo de diabetes comienza habitualmente después de los 40 años, suele estar relacionado con la obesidad, y en este caso con una dieta adecuada y ejercicio es suficiente. Pero, en otras ocasiones, no es suficiente con una dieta y ejercicio, sino que hay que tomar antidiabéticos orales. Algunos factores de riesgo que predisponen a un individuo a desarrollar diabetes mellitus tipo 2 son:

  • Los antecedentes familiares y la genética.

  • Sedentarismo

  • Una dieta deficiente

  • Peso excesivo.

  • Raza/etnia.

  • Edad.

  • Intolerancia a la glucosa identificada previamente por el médico.

  • Hipertensión.

  • Colesterol HDL de menos de 35 mg/dL o niveles de triglicéridos superiores a 250 mg/dL (Dislipidemia).

  • Antecedentes de diabetes gestacional en las mujeres.

    El tratamiento de la diabetes mellitus tipo 2 consiste en reducir el riesgo o tratar las complicaciones de microangiopatía característica de la diabetes y asegurar que el individuo consiga un estilo de vida tan normal como sea posible. El tratamiento de la Diabetes Mellitus comprende etapas como:

  1. Régimen nutricional, educación diabetológica y ejercicio

  2. Drogas hipoglicemiantes orales

  3. Asociación de drogas orales

  4. Insulinoterapia

4.     Diagnóstico de la diabetes

    Lo primero que puede llamar la atención es que la persona a pesar de comer mucho adelgaza. En otras ocasiones, aunque menos frecuente la persona pierde apetito, adelgaza, orina y bebe mucho, se encontrará más cansado de lo habitual, pudiendo incluso producirse cambios de carácter y se volverá mas irritable.

    Una prueba imprescindible para el diagnóstico de un diabético es un análisis de orina, para buscar glucosa y cetonas producto de la descomposición de las grasas. Sin embargo, un análisis de orina no diagnostica diabetes.

    Exámenes de sangre que se utilizan para diagnosticar la diabetes:

  • Glucemia en ayunas: Los niveles entre 100 y 126 mg/dL se denominan alteración de la glucosa en ayunas o prediabetes. Dichos niveles se consideran factores de riesgo para la diabetes tipo 2 y sus complicaciones. Se diagnostica diabetes si el resultado es mayor de 126 mg/dL en dos oportunidades.

  • Prueba de tolerancia a la glucosa oral: Se diagnostica diabetes si el nivel de glucosa es superior a 200 mg/dL después de 2 horas (esta se suele usar más para la diabetes tipo 2).

  • Glucemia aleatoria (sin ayunar): Se sospecha la existencia de diabetes si los niveles son superiores a 200 mg/dL y están acompañados por los síntomas clásicos mencionados anteriormente de aumento de sed, micción y fatiga.

    Esta serie de pruebas son los más importantes para el diagnóstico de diabetes, aunque se pueden encontrar muchas más.

5.     Tratamiento de la diabetes en el centro escolar

    Según la LOE (Ley Orgánica de Educación) (BOE 106, 4/5/2006), se entiende por alumnado que presenta necesidades educativas especiales, “aquel que requiera, por un período de su escolarización o a lo largo de toda ella, determinados apoyos y atenciones educativas específicas derivadas de discapacidad o trastornos graves de conductas”.

    En el artículo 77.3, añade:” los centros contarán con la debida organización y diversificaciones curriculares precisas para facilitar a todos los alumnos la consecución de los fines establecidos”.

    Es importante que la Administración disponga o proporcione los medios necesarios, tanto físicos como materiales, para que a través de profesionales preferentemente sanitarios se puedan difundir y transmitir conceptos esenciales sobre la etiología, prevención y tratamiento de la diabetes, aplicar y adaptar dichos conocimientos al entorno escolar, haciendo partícipe al profesorado e incluso al propio alumnado.

    También es importante, la posibilidad de adaptar el currículo, sobre todo de Educación física, a las necesidades del alumno. Esta adaptación curricular individual está contemplada de forma oficial (BOE 10/7/1995) y en su desarrollo intervendrían tutores y profesionales específicos, tras la petición familiar y acompañada de la oportuna certificación médica.

    Cuando hay un alumno con diabetes en clase es aconsejable que sus compañeros conozcan en qué consiste la enfermedad, sus cuidados y su tratamiento. Es muy importante que el niño diabético esté de acuerdo en que sus compañeros sepan su problema, y para los demás niños será un buen ejemplo a observar. Los comentarios de los padres, los médicos, los psicólogos y demás profesores servirán de distintos puntos de vista para los niños.

    Una última consideración con respecto a la diabetes que se ha de tener dentro del colegio es la alimentación para los niños diabéticos. Estos niños tendrán una dieta sana y saludable, requerida por su enfermedad. El niño diabético debe seguir una dieta, pero esta estará constituida por los mismos alimentos que la de cualquier otra persona, sin incluir normalmente ningún tipo de preparado especial. Sólo deben controlar la ingesta de hidratos de carbono y grasas.

6.     Diabetes y Educación Física

    La clase de Educación Física es tan recomendable como para todos los demás alumnos, por lo tanto pueden realizar ejercicio con sus compañeros, salvo que el medico se lo prohíba.

    La mejor hora para realizar Educación Física un niño diabético es después de comer, para minimizar los riesgos, si se realiza antes se deberá tener en cuenta las recomendaciones oportunas.

    Antes de realizar el ejercicio hay que tener una serie de precauciones:

  • Es necesario valorar como está la glucemia antes de iniciar el ejercicio.

  • Plantearse el tipo de ejercicio a realizar, la insulina y la alimentación previa.

  • Hay que poner la insulina previa al ejercicio fuera del área que va a ser activada durante este. Por ejemplo en los brazos si se va a correr o el abdomen si es natación.

  • El ejercicio permite que la glucemia descienda, cuando se practica, repercutiendo hasta 12-24 horas después de haberlo realizado.

    Las personas con diabetes tipo 1 deben tomar precauciones especiales antes, durante y después de cualquier ejercicio o actividad física intensa. Es importante:

  • El calzado correcto, para evitar lesiones en los pies.

  • Controlar los niveles de glicemia antes y después de hacer ejercicio, para evitar hipoglucemias mientras se ejercita.

  • Llevar alimento que contenga carbohidratos de acción rápida en caso de que los niveles de glicemia bajen demasiado durante o después del ejercicio.

  • Llevar un brazalete de identificación de diabéticos.

  • Hacer ejercicio todos los días y a la misma hora.

  • A medida que cambie la intensidad o duración del ejercicio, es posible la necesidad de modificar la dieta o medicamento para mantener el nivel de glicemia en un rango apropiado.

    En la diabetes tipo 2, el ejercicio en forma regular ayuda a controlar la cantidad de glucosa en la sangre y también ayuda a quemar el exceso de calorías y grasa para que la persona pueda controlar el peso, mejorar el flujo sanguíneo y la presión arterial.

    Además, disminuye la resistencia a la insulina incluso sin pérdida de peso, aumenta el nivel de energía del cuerpo, baja la tensión y mejora la capacidad para manejar el estrés.

    Al comenzar un programa de ejercicios de debe tener en cuenta:

  • Hablar con su médico antes de iniciar un programa de ejercicios.

  • Escoger una actividad física que se disfrute y que sea apropiada para el estado físico actual.

  • Hacer ejercicios diariamente y a la misma hora.

  • Revisar los niveles de azúcar en la sangre antes y después de hacer ejercicio.

  • Llevar alimentos que contengan un carbohidrato de rápida acción, en caso de que los niveles de glucosa en la sangre bajen demasiado durante o después del ejercicio.

  • Portar una tarjeta de identificación como diabético.

  • Tomar abundante líquido que no contenga azúcar antes, durante y después del ejercicio.

    La actividad física es útil y necesaria para todas las personas, pero sobre todo para el niño y el adolescente diabético. Entre los beneficios del ejercicio físico encontramos los siguientes:

  • Disminuye los niveles de glucemia durante y después del ejercicio.

  • Disminuye los requerimientos de insulina al mejorar la sensibilidad.

  • Aumenta el gasto calórico.

  • Mejora el perfil lipídico.

  • Disminuye los factores de riesgo cardiovascular.

  • Mejora la sensación de bienestar.

  • Puede favorecer la integración social.

    El trabajo muscular provoca un aumento de las necesidades energéticas. La energía que se necesita durante el ejercicio se obtiene de la glucosa y la sangre. Las fuentes de energía se encuentran en los músculos, el hígado y la grasa corporal. En una primera fase a los 5-30 minutos de iniciar el ejercicio se utiliza la glucosa que tiene el músculo y la circulante en la sangre. En una segunda fase pasados los 30 minutos se recurre a las reservas de glucosa almacenada en el hígado. En una tercera fase a los 60-90 minutos ya se han agotado las reservas de glucosa y se obtiene la energía de las grasas. En los niños y adolescentes diabéticos que no tengan suficiente insulina esta alteración se iniciará mucho antes, apareciendo hiperglucemia.

    Los tipos de ejercicios aconsejados para practicar a las personas diabéticas son los de baja resistencia (aeróbica) porque favorecen la circulación sanguínea periférica, mejorando la oxigenación y nutrición de todas las células. Ejemplo: footing, bicicleta, natación, fútbol, saltar a la cuerda, etc.

    No son aconsejables los ejercicios de alta resistencia (anaeróbica) porque disminuyen la oxigenación de los tejidos en actividad y aumentan la tensión arterial. Ejemplos: culturismo, levantamiento de pesas, etc. Y aquellas en la que un desvanecimiento por un descenso de la glucemia podría ser fatal como los deportes de motor, el alpinismo de gran altura, el paracaidismo o el windsurf. También se deben descartar (por el riesgo asociado de lesión vascular) los deportes con traumatismos violentos y repetidos como kárate, taekwondo o boxeo. En el caso del submarinismo, está permitido siempre que salgan con un compañero adiestrado para actuar ante una hipoglucemia.

    A pesar de todo, como se ha visto anteriormente, llevando una planificación adecuada los diabéticos pueden practicar actividades físicas sin ningún tipo de problema. En los Juegos Olímpicos de Sydney se volvió a demostrar que los deportistas diabéticos ya no compiten con desventajas insalvables ante sus rivales. El llamativo caso del británico Steve Redgrave, diabético insulinodependiente, que obtuvo su quinta medalla de oro olímpica en remo ha servido para derribar los últimos mitos existentes en torno a la incapacidad de los diabéticos para el deporte de alto nivel.

    Además, Gary Hall un deportista estadounidense que padece la misma enfermedad, se adjudicó en los mismos Juegos Olímpicos la medalla de oro en natación.

7.     Conclusiones

    Para finalizar, hemos de destacar la importancia de que para los diabéticos, la práctica de ejercicio físico es tan recomendable como para cualquier otra persona, siempre que se respeten unas pautas acordes con su situación.

    Para una correcta adecuación de las clases de Educación Física es imprescindible conocer el problema de salud y realizar un seguimiento a la evolución del niño. Es fundamental conocer la opinión del médico, ya que será él quien decidirá si un alumno/a está en condiciones de realizar ejercicio físico o no. Además, deberemos de tomar todas las precauciones posibles por nuestra parte para que nuestros alumnos/as corran el menor riesgo posible a la hora de realizar las sesiones de Educación Física.

Bibliografía

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  • MADRID CONESA, J. (1998). El Libro de la Diabetes. Madrid: Aran Ediciones.

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