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Acompañamiento paterno durante la carrera deportiva. 

Asesoramiento en los escalafones inferiores de un Club de Fútbol

 

Facultad de Psicología

Universidad de Sevilla, Sevilla

(España)

Macarena Lorenzo Fernández

María Rocío Bohórquez Gómez-Millán

macarena.lorenzo@dpee.uhu.es

 

 

 

 

Resumen

          Los padres, como agentes socializadores significativos, aportan a los hijos información relevante acerca de su rendimiento que tendrá una enorme influencia en el proceso de formación deportiva de éstos (Fredricks y Eccles 2004). Los procesos de evaluación, las estructuras de refuerzos y las expectativas de los padres juegan un rol determinante en la motivación –deportiva– de los jóvenes jugadores (White, 2007). Para una formación deportiva integral de calidad, es necesario tratar estos aspectos asesorando a los padres de los jugadores acerca de las competencias y habilidades a desarrollar que supondrán un acompañamiento positivo en la carrera deportiva de sus hijos. La preparación para el éxito y el fracaso, para el estilo de vida propio de la competición deportiva y especialmente para el apoyo en la formación integral del futbolista, son los ejes centrales del programa de acompañamiento que en un club de fútbol se pone a disposición de las familias de sus futbolistas. El protocolo de actuación dentro de este programa contempla medidas que abarcan desde la escuela de padres hasta el asesoramiento integral individualizado, proporcionando a cada familia las herramientas que cada situación particular requiere.

          Palabras clave: Acompañamiento paterno. Cantera. Fútbol.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 15, Nº 153, Febrero de 2011. http://www.efdeportes.com/

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    El objetivo de este artículo es presentar el trabajo realizado con los padres de los canteranos de un club de fútbol.

    La labor de los adultos en el deporte de iniciación es básica para un correcto crecimiento deportivo y personal de los jóvenes que se adentran en el complicado mundo de la actividad física y el deporte (Ortín, 2009). En este sentido, y de acuerdo con Romero, Garrido y Zagalaz (2009), al hablar de práctica deportiva, si se quiere conseguir una educación y formación integral adecuada en dicha actividad, no se debe olvidar que la participación de los padres y la relación con sus hijos es un elemento imprescindible para la consecución de dicho objetivo. Los padres juegan un papel fundamental en la generación del hábito de practicar deporte, sirviendo como modelos y como moduladores de actitudes y conductas a través de interacciones con carácter de refuerzo y castigo (Gimeno, 2003). En esta línea, Fredricks y Eccles (2004) describen el proceso de socialización deportiva diferenciando la influencia de los padres como modelos para sus hijos, las creencias y valores que éstos transmiten y las conductas directamente relacionadas con la actividad deportiva.

    En definitiva, los padres juegan un papel muy importante en la formación de características personales del niño deportista (Cruz, Boixadós, Torregrosa y Mimbreno, 1996).

1.     Influencia de los padres en el desarrollo deportivo de sus hijos

    En la literatura sobre deporte de iniciación se ha tratado habitualmente sobre el triángulo deportivo (Figura 1), para plasmar de manera gráfica los tres puntos sobre los que gira la formación deportiva de los jóvenes (Ortín, 2009). En este triángulo deportivo están implicados e interrelacionados los entrenadores, los padres y los propios deportistas.

Figura 1. Triángulo deportivo (Smoll, 1991)

    Sin embargo, varios son los autores que añaden a este triángulo otros agentes que influyen en el desarrollo deportivo de los jugadores. Ortín (2009) añade a los compañeros como fuente de motivación o desmotivación en la realización de deporte en los jóvenes (Figura 2). Por su parte Dosil (2008) convierte al triángulo deportivo en un pentágono, en el que se incluyen deportistas, entrenadores, padres, árbitros y directivos (Figura 3).

Figura 2. Cuadrado deportivo (Ortín, 2009)

Figura 3. Pentágono deportivo (Dosil, 2008)

    Como se puede observar, tanto en el triángulo, como en el cuadrado y pentágono deportivos se incluye la figura de los padres. Éstos son agentes fundamentales en el desarrollo (social, personal, académico y deportivo entre otros) de sus hijos, al ser las principales figuras de apego de los niños desde la primera infancia hasta que comienza la adolescencia. La relación existente entre la presencia de figuras de apego o la adquisición de un estilo de apego seguro y el tipo de relaciones (más confiadas y eficaces) que se establecerán por consecuencia en el mundo social y físico (Ortiz, Fuentes y López, 1999) justifica la necesidad de implicar positivamente a los padres en el desarrollo deportivo de sus hijos.

    Los padres son agentes fundamentales en el desarrollo de sus hijos puesto que el ámbito familiar es el principal contexto de socialización (Hidalgo y Palacios, 1999; Rodríguez y García, 2010). En este sentido, dos dimensiones básicas del comportamiento de los padres van a determinar el desarrollo (a todos los niveles) de sus hijos: por un lado el nivel de afecto y comunicación y, por otro lado, el nivel de control y exigencias. De la combinación de estas dos dimensiones surge la tipología de estilos educativos, que van a determinar el desarrollo de los niños.

    Por todo ello, las pautas de comportamiento de los progenitores van a determinar su desarrollo, también el deportivo:

  • Las Habilidades sociales y de comunicación que establezcan los padres tanto con sus hijos como con otras personas. Es decir, la forma en que los padres toman decisiones, resuelven problemas, expresan sentimientos, piden favores, dan elogios… va a servir de referente para sus hijos a la hora de afrontar diversas situaciones interpersonales con los iguales y con los adultos.

  • Expectativas que tengan los padres sobre sus hijos. Unas expectativas muy lejanas a las capacidades del niño (Zona de Desarrollo Distal) pueden provocar desmotivación, frustración e incluso el abandono de la práctica deportiva. A la misma vez, unas expectativas que se enmarquen dentro de lo que el niño ya es capaz de hacer por sí solo (Zona de Desarrollo Real) puede ocasionar también desmotivación y que el desarrollo deportivo no se vea favorecido. Por tanto, lo ideal para fomentar el desarrollo óptimo de los niños será plantear retos y metas motivantes y a la vez alcanzables que se encuentren en lo que Vygotski denominó Zona de Desarrollo Próximo. Esta zona no es otra cosa que la distancia entre el nivel real de desarrollo, determinado por la capacidad de resolver independientemente un problema, y el nivel de desarrollo potencia, determinado a través de la resolución de un problema bajo la guía de un adulto o en colaboración con otro compañero más capaz (Vygostki, 1979).

  • Atribuciones de éxitos y fracasos. La causa que le atribuyan los padres a los éxitos y fracasos de sus hijos también servirá como ejemplo para las atribuciones que éstos hagan. Estas causas pueden ser internas o externas, estables o inestables y controlables o incontrolables, de tal forma que las causas internas, inestables y controlables son las que mejor favorecen el desarrollo. De acuerdo con Ortín (2009) la tendencia a atribuir los éxitos y los fracasos a diferentes causas marcan de manera muy notoria a la persona, teniendo una alta repercusión anímica que influye en cómo se actuará la próxima vez que haya que enfrentarse a una situación similar.

  • Motivación vs Presión. Resulta fundamental que los padres influyan en una motivación correcta hacia el deporte. De acuerdo con Ortín (2009) es importante que los chicos crezcan orientando su motivación hacia la consecución de metas positivas y no hacia la evitación de consecuencias negativas.

  • Actitudes. Las actitudes son un conjunto de creencias, sentimientos y tendencias que predisponen a actuar de una determinada manera a un individuo (Dosil, 2003). Las actitudes que tengan los padres hacia la propia actividad física, hacia los entrenadores, otros compañeros, árbitros, materiales e instalaciones deportivas, etc. pueden fomentar la iniciación y mantenimiento de la práctica de actividad física y deportiva, disminuir el abandono de la práctica de actividad física y deportiva, reorientar conductas hacia intenciones más saludables y ayudar a adquirir patrones de comportamientos adecuados hacia los demás o hacia otros objetos.

    Al hablar de actitudes, Pérez y Devís (2004) plantean la distinción entre actitud hacia el resultado (predisposición a valorar la actividad física como medio para conseguir diversas consecuencias socialmente consideradas como saludables, entre las que se destacan el desarrollo de la condición física, la mejora de la apariencia, la auto superación y la victoria) y la actitud hacia el proceso (predisposición hacia la valoración intrínseca de la actividad física). Nuevamente, los niños adquirirán actitudes hacia el resultado o/y hacia el proceso en función de la orientación de las actitudes de sus padres.

  • Roles de los padres. El papel que desempeñan los padres en la práctica deportiva de sus hijos es fundamental para la consecución de los objetivos deportivos que se planteen. En este sentido Smoll (1991, 2000) analiza la forma de comportarse de los padres en el campo, distinguiendo varios tipos: padres entrenadores en banda, excesivamente críticos, vociferantes detrás del banquillo, sobreprotectores y desinteresados. Por su parte, Romero (2004) clasifica a los padres de hijos deportistas en: padres interesados en la formación, interesados en la formación deportiva como hábito, interesados en la formación deportiva como prevención, interesados en la formación deportiva como salud, interesados fundamentalmente en la forma física, interesados en la formación deportiva como referente social, fanáticos, entrenadores, managers y protectores.

    • Las características “ideales” que se deben promover en los padres han sido abordadas en diferentes trabajos, entre ellas destacan (Gordillo, 2000; Smoll y Smith, 1999):

      • Aprender a controlar las propias emociones y favorecer emociones positivas en los hijos sin dar instrucciones o hacer críticas durante los entrenamientos o competiciones.

      • Aceptar el papel del entrenador sin interferir en los planteamientos e instrucciones que éste da a sus hijos.

      • Aceptar los éxitos y los fracasos sin realizar comentarios despectivos de los jugadores o padres del equipo contrario, entrenadores o árbitros/jueces.

      • Aceptar su rol en el campo, siendo un modelo de autocontrol y permaneciendo en el área que les corresponde (gradas).

  • Responsabilidad. De acuerdo con Ortín (2009), el deporte ofrece oportunidades para lograr que los niños adquieran una serie de compromisos y se hagan responsables de la mayor parte de las cosas que necesita para avanzar. Sin embargo, es aquí donde surge la cuestión de hasta qué punto los padres deben responsabilizarse o favorecer la autonomía de su hijo en el ámbito deportivo (preparar la maleta, recordar el horario entrenamiento...).

    En este sentido, Ortín (2009) añade otro aspecto a tener en cuenta: la posibilidad de contar con los más jóvenes en algunas decisiones. Este autor señala que es cierto que se necesita precisión a la hora de elegir en qué decisiones se puede contar o no con los hijos, pero no es menos cierto que muchos padres tienen la tendencia de tomar todas las decisiones de manera unipersonal, simplemente por costumbre. Hacer partícipes a los hijos de determinadas decisiones fortalece las relaciones interpersonales padres-hijos.

  • Acuerdo padre-madre y padres-entrenadores. Es fundamental que tanto los progenitores como los entrenadores persigan el mismo objetivo, puesto que objetivos contradictorios pueden repercutir negativamente en el desarrollo de los niños. Además, el desacuerdo padre-madre y/o padres-entrenadores puede crear contradicciones en las instrucciones e incluso la pérdida de credibilidad de un adulto. El desacuerdo y opiniones encontradas transmiten dudas a la persona, de manera que, en los momentos de posible derrota o aquellos en los que la mejora es más lenta, el joven deportista o tiene una idea clara sobre por qué realiza esfuerzos (Ortín, 2009).

    Todos estos aspectos señalados pueden determinar el autoconcepto, autopercepción y patrones de comportamiento deportivos y extradeportivos de sus hijos. Llegados a este punto, cabe diferenciar entre el apoyo social ofrecido por los padres y el apoyo social percibido, ya que puede que el apoyo prestado por los padres puede que no cubra todas las necesidades del niño o incluso que cubra las propias necesidades de los padres.

2.     Posibilidades de trabajo

    Con el objetivo general de promocionar el desarrollo integral del jugador, se desarrollaron diferentes estrategias de intervención con padres que se concretan en los siguientes objetivos específicos:

  1. Conocer el objetivo principal de la práctica deportiva y la metodología de trabajo del Club.

  2. Comprender su papel en el desarrollo deportivo de sus hijos.

  3. Conocer la importancia de la incorporación de hábitos saludables en la vida de sus hijos.

  4. Empoderar a los padres para la educación integral de sus hijos.

    Para la consecución de estos objetivos se hace imprescindible la figura del psicólogo deportivo, el cuál desempeña diversos roles:

  • Formador: habilidades deportivas, sociales y afectivas, entre otras.

  • Mediador entre los diferentes agentes implicados en el desarrollo deportivo de los jugadores (entrenadores, padres, compañeros, árbitros, directivos y los propios jugadores).

  • Modelo en situaciones de interacción social con los padres, jugadores, árbitros, entrenadores y el resto de técnicos y personal del club.

3.     Metodología de trabajo

    El trabajo realizado partió de la base de una necesidad de trabajo conjunto que respondiera tanto a la filosofía propia de trabajo del Club, en la que se prima la intervención multidisciplinar (Figura 4), como a la idea antes descrita de la necesidad de implicar a los padres en todas las facetas del desarrollo deportivo de sus hijos.

Figura 4. Metodología Multidisciplinar del club

    Así, se propusieron diferentes acciones de intervención:

a.     Intervenciones concretas con padres

    En ocasiones las dificultades que afectan a nuestros jóvenes futbolistas no son de carácter deportivo, aunque afecten al rendimiento deportivo. Problemas de conducta situacionales no encuadrados en el ámbito futbolístico, situaciones vitales estresantes (separación de los padres, muerte de un familiar…), etc. son habituales en la infancia y adolescencia y afectan a todos los ámbitos en los que el deportista se encuentra implicado.

    Un futbolista de categoría juvenil solicitó ayuda al psicólogo ante las dificultades que tenía en la relación con su padre. No tenían muchas oportunidades de pasar tiempo juntos por la horario laboral del padre y cuando se veían la comunicación que mantenían giraba exclusivamente en torno al fútbol (lo que se esperaba de él, los objetivos que debía alcanzar, las sensaciones derivadas de la última lesión, el estilo de juego del equipo…) llegando el jugador incluso a evitar esos momentos compartidos; su estado emocional se veía profundamente afectado. La intervención en este caso se centró en el jugador y su padre.

  • El jugador se sometió a un programa de entrenamiento en Habilidades Sociales que tenía como objetivo que éste fuera de capaz de solicitar asertivamente cambios de conversación así como el desarrollo de habilidades que le permitieran proponer y mantener conversaciones y actividades conjuntas.

  • Se informó al padre del futbolista de la situación que afectaba a su hijo y la propuesta de intervención que se había diseñado e incluía la mejora de sus habilidades empáticas.

  • El cuerpo técnico del equipo se implicó de forma indirecta al trabajo propuesto buscando oportunidades de conversación con el jugador que le permitieran poner en funcionamiento sus nuevas habilidades.

b.     Intervenciones multidisciplinares con un jugador

    Este tipo de intervención se acuerda entre el futbolista en cuestión, el cuerpo técnico de su equipo, los padres del deportista y el psicólogo asignado al equipo. El inicio de este tipo de intervención es la demanda de cualquiera de los miembros del pentágono deportivo; normalmente la solicitud se deriva al psicólogo, quien evalúa la situación y propone la estrategia de actuación más adecuada en función de la demanda.

    Durante la temporada 2009/2010 el entrenador de un equipo infantil mostró su preocupación por el bienestar de uno de sus jugadores que, a su parecer, había disminuido notablemente su rendimiento. El psicólogo evaluó al jugador, identificando un descenso importante en su motivación hacia los entrenamientos relacionado con el aumento de carga de tarea escolar. Reunidos los padres, el cuerpo técnico, el jugador y el psicólogo se acordó el uso de tres estrategias de apoyo: (1) jugador y padres acudirían a un seminario sobre técnicas de estudio y gestión del tiempo que correría a cargo del educador del Club y que permitiría al futbolista enfrentar de forma más eficiente su carga de trabajo extraescolar; (2) los implicados acordaron la posibilidad, si el jugador así lo requería, de permitir que éste se ausentara la mitad del tiempo de un entrenamiento -de los tres de la semana- que le permitiera dedicar más tiempo a sus estudios y (3) la implementación de una economía de fichas que premiara las conductas encaminadas al aprovechamiento del tiempo tanto en casa como en el entrenamiento.

    De este modo, todos los implicados en la formación personal y deportiva del jugador se involucraron de forma directa en la mejora de su bienestar y en su rendimiento deportivo.

c.     Reuniones por equipos

    De forma trimestral, cada equipo (jugadores, entrenadores, preparadores físicos y psicólogo) se reúnen con los padres de los jugadores. Estas reuniones constan de tres momentos:

  • Exposición de contenidos por parte del implicado más adecuado en cada ocasión.

  • Exposición de puntos de vista por parte de las diferentes partes implicadas.

  • Negociación de acciones a emprender.

    A modo de ejemplo, la Tabla 1 muestra los contenidos trabajados durante la temporada 2009/2010 con un equipo benjamín del Club:

Tabla 1. Contenidos de reuniones del equipo benjamín. Temporada 2009/2010

    Estas reuniones-encuentro, toman como punto de partida las Escuelas de Padres y Madres, compartiendo con ellas algunos objetivos básicos como generar un espacio de debate, analizar la información que sobre los hijos pueda ser de interés y establecer estrategias de protección y prevención para la educación de los deportistas (Rodríguez y García, 2010). Sin embargo, las reuniones-encuentro de los equipos en esta ocasión fueron diseñadas como algo más que una escuela de padres, más bien como un espacio de trabajo en el que todos los directamente implicados en el desarrollo deportivo de los jugadores del equipo se enriquecieran del aprendizaje mutuo y diseñaran estrategias conjuntas de educación integral.

Referencias bibliográficas

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  • Dosil, J. (2003). Ciencias de la actividad física y el deporte. Madrid: Síntesis.

  • Dosil, J. (2008). Psicología de la actividad física y del deporte. Madrid: McGraw Hill.

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  • Ortín, F.J. (2009). Los padres y el deporte de sus hijos. Madrid: Pirámide.

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  • Pérez, V. y Devís, J. (2004). Conceptuación y medidas de las actitudes hacia la actividad física relacionada con la salud. Revista de Psicología del Deporte, 13(2), 157-173.

  • Rodríguez, P. L.; García, E. (2010). Importancia de la formación de los padres para una mejora de la participación de las familias en la escuela. EFDeportes.com, Revista Digital, 15 (146). http://www.efdeportes.com/efd146/participacion-de-las-familias-en-la-escuela.htm

  • Romero, S.; Garrido, M.E. y Zagalaz, M.L. (2009). El comportamiento de los padres en el deporte. Retos. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación, 15, 29-34.

  • Smoll, F.L. (1991). Relaciones padres-entrenador: Mejorar la calidad de la experiencia deportiva, en Williams, J.M. (ed.), Psicología aplicada al deporte, Madrid: Biblioteca Nueva.

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  • Vygotsky, L.S. (1979). El desarrollo de los procesos psicológicos superiores. Madrid: Crítica.

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