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Tratamiento del asma desde el área de Educación Física

 

Diplomada/o en Educación Física

por la Universidad de Murcia

(España)

Marta Molina Puche

martaxuxi88@hotmail.com

Elvis José Ballester Carrión

elvis17_69@hotmail.com

 

 

 

 

Resumen

          En el presente artículo vamos a tratar una de las patologías más comunes que pueden aparecer en el ámbito de la educación, el asma, y con el tratamiento que debemos tener en cuenta como docentes en caso de encontrarnos con algún alumno/a que lo padezca. También queremos contribuir a desmitificar la creencia de que la solución a los problemas al asma en no practicar actividad física.

          Palabras clave: Asma infantil. Educación. Actividad física.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 15, Nº 151, Diciembre de 2010. http://www.efdeportes.com/

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1.     Introducción

    En España, se estima que existen aproximadamente un millón de pacientes asmáticos menores de 18 años. El asma bronquial es la enfermedad crónica más frecuente de la infancia.

    Cada vez se van conociendo más detalles sobre esta enfermedad y las posibilidades de ser afrontada con una medicación adecuada y la práctica de ejercicios en una dirección que no provoque los síntomas que el asma desencadena.

    En el presente trabajo se pretende informar de las principales ideas que existen sobre esta enfermedad, además de dar a conocer la importancia que debe abarcan dentro del ámbito escolar, especialmente desde el área de Educación física, donde debemos conocer el tratamiento que debemos llevar a cabo frente a un alumno/a que padezca esta patología.

2.     Concepto de asma

    Entre las numerosas definiciones que podemos encontrar sobre el asma, hemos querido destacar las siguientes:

  • Piñeiro y cols. (1995): “Enfermedad respiratoria caracterizada por la aparición de ataques de disnea respiratoria de duración variable, debida a la contracción espasmódica de los bronquios”.

  • Serra Grima (1996): “Proceso inflamatorio de las vías aéreas, cuyas células primordialmente implicadas son los mastocitos y los eocinófilos. Su acción produce una obstrucción al paso del aire, que es de tipo reversible, ya sea de forma espontánea o por la acción de ciertos fármacos broncodilatadores”.

  • Miller y Keane (1996): “Estado caracterizado por ataques recurrentes de disnea, con sibilancias por constricciones espasmódicas de los bronquios”.

    En conclusión, el asma es una enfermedad de los bronquios, caracterizada por accesos ordinariamente nocturnos e infebriles, con respiración difícil y anhelosa, tos, expectoración escasa y espumosa, y estertores sibilantes.

    Según Ruiz de Adana (1997) la crisis asmática se inicia con tos irritativa, seguida de disnea y aumento del trabajo respiratorio con prolongación de la fase espiratoria. Los pacientes con asma crónica van a presentar tos y disnea prácticamente a diario, aunque con oscilaciones en su intensidad; refieren empeoramiento a primeras horas de la mañana, lo cual explica por un ritmo circadiano en los niveles de obstrucción. Mientras que en los pacientes con asma atípica solo se manifiesta por tos o disnea exclusiva con el ejercicio.

3.     Tipos de asma

    En líneas generales podemos distinguir dos tipos de asma: el asma extrínseco o alérgico y el asma intrínseco.

  • El asma extrínseco o alérgico es en el que se detectan mecanismos inmunológicos. Suelen existir antecedentes, propios o familiares, de procesos alérgicos. Se manifiesta de dos formas: la atópica y la no atópica.

    El asma extrínseco atópico obedece a un fenómeno antígeno-anticuerpo ante determinados alérgenos del ambiente, como el polen, polvo, etc., con la consiguiente liberación de mediadores químicos que conlleva los efectos secundarios responsables de las crisis asmáticas como edema, vasodilatación capilar, contracción de los músculos bronquiales, etc.

    En el asma extrínseco atópico la reacción frente a los alérgenos se puede evidenciar mediante determinadas pruebas cutáneas y/o de provocación. Es el tipo más frecuente de asma y suele afectar a menores y/o adultos jóvenes, con antecedentes propios o familiares, de otros procesos de naturaleza atópica (rinitis, urticaria, eczema). El alérgeno implicado más frecuentemente es el polvo doméstico y los pólenes. La segunda forma es el asma extrínseco no atópico. En estos casos no se puede demostrar la presencia de anticuerpos circulantes. Se da en sujetos no atópicos (no alérgicos). La reacción antígeno-anticuerpo no se produce de forma inmediata, como ocurre en el asma extrínseco atópico, sino que tiene lugar al cabo de un intervalo de 6 a 8 horas.

  • El segundo tipo es el asma intrínseco. Se da en aquellos casos en los que no se puede identificar ningún condicionamiento ambiental desencadenante y en los que son negativas las pruebas alérgicas cutáneas a los alérgenos habituales. Aquí no suelen existir antecedentes propios o familiares de procesos alérgicos, ni tampoco se suele demostrar la presencia de ningún mecanismo inmunológico. Este tipo de asma se caracteriza por su comienzo tardío, la tendencia ala sintomatología crónica, y el pobre resultado al tratamiento, a excepción de la buena respuesta a los corticosteroides.

4.     Causas que lo provocan

    Entre las principales causas que pueden producir asma en el niño encontramos:

  • Factores que predisponen a su desarrollo: La atopia (predisposición hereditaria a padecer enfermedades alérgicas), y la exposición a alergenos (pólenes, ácaros del polvo doméstico, epitelios de animales y hongos). Ambos factores originan sensibilizaciones concretas que son la causa del asma en la mayor parte de los niños mayores de 5 años. 

  • Factores que contribuyen a su desarrollo: Exposición al humo del tabaco, infecciones repetidas de las vías respiratorias, contaminación ambiental elevada, y bajo peso al nacimiento. Todos éstos son factores que favorecen el posible desarrollo de la enfermedad, aunque no son imprescindibles. 

5.     Tratamiento y prevención

    De acuerdo con el estudio publicado recientemente por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, la proporción de personas que enferman y la mortalidad a causa de asma se pueden prevenir educando al paciente acerca de los factores asociados con el asma y su tratamiento.

    Según Miñuca (2000), el tratamiento incluye agentes antiinflamatorios y broncodilatadores. Las nuevas formas de tratar el asma tienden a dividir los medicamentos en dos categorías: medicinas de control a largo plazo, usadas para lograr mantener el control de un asma permanente; y medicinas de rescate, a corto plazo, para tratar síntomas agudos. Estos son:

  • Broncodilatadores: Efectivo para el asma esencial tanto como para el asma producida cuando se realiza ejercicio.

  • Corticoesteroides: básicos para controlar la causa del asma, la inflamación de los conductos de aire.

    Además de estas dos categorías de medicamentos, la Dra. Canales (1998) establece el uso de antagonistas de los inhibidores/receptores de leucotrienos.

    Un tratamiento de asma a largo plazo con esteroides inhalados suprime la enfermedad, en adultos y niños afectados por inflamación de las vías aéreas profundas. Como resultado, los síntomas desaparecen y se recupera la función pulmonar normal. Además, esta autora resalta la búsqueda de una nueva medicación mediante inhalación, como aerosoles que liberan partículas porosas, lo cual disminuiría tanto la cantidad como la frecuencia del inhalador.

    En cuanto a la prevención, Miñuca (2000) en su artículo extraído de la revista “El Nuevo Herald” (2000), establece los siguientes consejos:

  • Eliminar el polvo manteniendo limpia la habitación, las ropas, etc.

  • No acariciar a los animales, su caspa produce tos.

  • Cuidarse de las bebidas frías, pueden causar espasmos de los músculos pulmonares.

  • Cubrirse bien del frío, especialmente la garganta y la nariz

  • Llevar consigo los medicamentos y tomarlos cuando sea el momento, sin sentir pena por esto.

    Eisenbeis (1996), Keddy Gazarian (1998) y Canales (1998), coinciden en que el mejor tratamiento se basa en la prevención, en la correcta educación del paciente en cuanto a la afección y el trabajo multidisciplinar.

    Así, la determinación de la gravedad del asma permite, entre otras cosas, establecer un tratamiento adecuado y valorar el resultado de una terapia determinada.

6.     Tratamiento del asma en el centro escolar

    Según la LOE (Ley Orgánica de Educación) se entiende por alumnado que presenta necesidades educativas especiales, “aquel que requiera, por un período de su escolarización o a lo largo de toda ella, determinados apoyos y atenciones educativas específicas derivadas de discapacidad o trastornos graves de conductas”.

    En el artículo 77.3, añade: “los centros contarán con la debida organización y diversificaciones curriculares precisas para facilitar a todos los alumnos la consecución de los fines establecidos”.

    Es importante que la Administración disponga o proporcione los medios necesarios, tanto físicos como materiales, para que a través de profesionales preferentemente sanitarios se puedan difundir y transmitir conceptos esenciales sobre la etiología, prevención y tratamiento de la enfermedad asmática, aplicar y adaptar dichos conocimientos al entorno escolar, haciendo partícipe al profesorado e incluso al propio alumnado.

    También es importante la posibilidad de adaptar el currículo, sobre todo de Educación física, a las necesidades del alumno. Esta adaptación curricular individual está contemplada de forma oficial (BOE 10/7/1995) y en su desarrollo intervendrían tutores y profesionales específicos, tras la petición familiar y acompañada de la oportuna certificación médica.

    El asma en el niño o la niña puede afectar su bienestar psicológico, disminuir su rendimiento escolar y el contacto con compañeros y amigos.

    Uno de los aspectos que más carga psicológica implica es la aceptación de la enfermedad y de las limitaciones que conlleva. Es esencial que el niño y su familia conozcan la enfermedad y sus precipitantes, así como el impacto emocional consiguiente. Se le debe facilitar la aceptación de la enfermedad sin caer en la sobreprotección.

    Si el escolar falta frecuentemente a la escuela a causa de las crisis, los periodos de hospitalización, las revisiones, etc., se produce un desfase escolar y social que debe ser compensado, poniendo a su alcance los medios para que acuda regularmente a la escuela y participe en el resto de actividades sociales que habitualmente realiza. Muchas veces las ausencias están motivadas por la sobreprotección en la que se encuentran inmersos estos niños.

    El asma no sólo afecta a la vida académica y escolar de estas personas, sino también a su vida social.

    Por todo ello, es importante concienciar a la familia de la necesidad de que el niño/a con asma participe, como cualquier otro, en todo tipo de actividades puesto que, tomando las precauciones necesarias, puede ser perfectamente capaz de disfrutarlas. Asimismo, conviene trabajar con el niño o niña la aceptación de su condición de asmático con naturalidad y sin exageraciones.

    Es importante controlar el ambiente que rodea al niño o la niña con asma. Hay que vigilar los desencadenantes más frecuentes de las crisis asmáticas tales como infecciones víricas, alérgenos inhalados, exposición a irritantes inespecíficos, emociones, medicamentos y cambios de tiempo.

7.     Asma y Educación Física

    Con frecuencia, una duda surge en los padres de niños asmáticos: ¿pueden hacer deporte? Y lo cierto es que, al contrario de lo que muchas personas piensan, la enfermedad asmática no constituye una contraindicación para la práctica del deporte. Al contrario, el deporte y la actividad física regular están considerados como partes importantes en el tratamiento integral del asma y proporcionan un importante beneficio físico y psíquico al paciente que sufre esta enfermedad.

    Existe una amplia gama de actividades para conseguir una mejoría en la capacidad física del asmático. Los expertos en fisiología pulmonar recomiendan aquellos deportes que les estimulen a realizar esfuerzos progresivos, de duración media a larga y de intensidades medias. Como consejo general hay que incidir en que el comienzo de los asmáticos en el deporte ha de ser gradual, con el objetivo de divertirse y mejorar su capacidad aeróbica. En ningún momento deben obsesionarse ni fijarse objetivos difíciles o demasiado exigentes.

    Como punto de partida, será necesario que se realice una valoración previa (médica) para determinar el grado de intensidad del asma, así como el estado físico del sujeto, grado de motivación hacia la práctica, etc. (Serra, 1996), de manera que en función de esto podamos prescribir los ejercicios más aconsejados. Debemos tener en cuenta que previo a la práctica de actividad física será conveniente realizar un trabajo de fisioterapia para poder aprender a sacarle el mayor partido posible a su capacidad respiratoria durante la práctica trabajando la musculatura respiratoria (Canales, 1998; Serra, 1996).

    Algunas indicaciones generales para la práctica de ejercicios aconsejados serían los siguientes: (Serra, 1996)

  • Utilizar inhaladores previa realización de ejercicio físico (bajo prescripción médica).

  • Realizar un calentamiento previo destinándole bastante tiempo a este así como a la relajación (Canales, 1998).

  • Ejercicios aeróbicos de forma pautada y a ser posible de forma diaria procurando la respiración nasal (caminar, subir escaleras, etc.) de manera que haya una mejora cardiovascular y respiratoria (Baker, 1998).

  • La intensidad de trabajo dependerá de cada individuo y en general entre ½ y 2/3 del VO2 máximo o frecuencia cardíaca máxima.

  • La duración aconsejada será de 20 a 40 minutos.

  • Entrenamiento muscular en general con participación de grandes grupos musculares y en especial los de la musculatura torácica y músculos ventilatorios, de manera que incrementemos la fuerza, flexibilidad y resistencia de estos evitando el fallo en la bomba de ventilación (Miller y Keane, 1996):

    • Maniobras repetidas de presión inspiratoria máxima y presión espiratoria máxima.

    • Ventilación máxima mantenida.

  • Administración de líquidos para reponer las pérdidas producidas por la tos y dificultad respiratoria (Miller y Keane, 1996).

    Entre los ejercicios más aconsejados para los niños asmáticos encontramos el "trote lento", es decir, la carrera a pie sin emplear ritmos elevados y con el único objetivo de mejorar la resistencia. Al paciente asmático joven se le anima a correr sin agobios, disfrutando de la carrera y sin plantearse objetivos de tiempo ni distancia. Con el tiempo, la mejoría suele ser tan notable que muchos asmáticos se animan a tomar parte en carreras populares o incluso en competiciones de la federación. Es en este punto en el que el corredor asmático debe someterse a una estricta supervisión médica si quiere competir a un alto nivel.

    La práctica de la natación es otro deporte muy recomendado por los expertos en aparato respiratorio para los enfermos con asma, incluso en aquellos aquejados de las formas severas de la enfermedad. De hecho, existen numerosos ejemplos de campeones olímpicos de natación que eran asmáticos y se fueron adaptando progresivamente y mejorando sus resultados en la piscina.

    En general, al enfermo con asma se le recomienda cualquier actividad aeróbica (ejercicios de duración media o larga) pero sin alcanzar nunca el 80 por ciento de intensidad en los primeros meses de práctica deportiva.

    En los asmáticos con un cuadro severo es esencial la medicación previa al ejercicio. Con el tiempo, el asmático que hace deporte necesitará cada vez dosis menores en su medicación.

    A muchos niños asmáticos se les limita la posibilidad de realizar ejercicio físico o se les considera exentos de tomar parte en las clases de gimnasia en el colegio. Sin embargo, la inactividad física en el adolescente puede conducir a una reducción de su autoestima y capacidad de trabajo. En último caso se puede llegar a una situación de introversión y aislamiento social. De hecho, un estudio llevado a cabo en Estocolmo con niños asmáticos llegó a la conclusión de que pueden y deben realizar las actividades normales de una clase de Educación física. En caso de tomar parte en el deporte a un nivel más exigente, es aconsejable que sean supervisados por el pediatra e inhalen la medicación momentos antes de la competición.

    En cuanto a los ejercicios físicos desaconsejados podemos recalcar los que desprendemos como consecuencia de todo lo extraído anteriormente y que exponemos de forma resumida en:

  • Ejercicios anaeróbicos.

  • Ejercicios en ambientes secos o fríos.

  • Ejercicios competitivos que supongan al deportista un alto contenido de estrés.

  • Como regla general podemos señalar como ejercicios desaconsejados todos aquellos que contradigan las indicaciones aconsejadas en líneas anteriores.

8.     Conclusiones

    Para finalizar, hemos de decir que es evidente que la práctica del ejercicio físico es favorable no solo para el asma, sino para la mayoría de las patologías, pero debe de ser una práctica controlada y bien dirigida por parte de las personas responsables de la Educación física, que deben de tener una adecuada colaboración por parte de toda la comunidad educativa, tanto padres, alumnos/as, personal sanitario y autoridades educativas.

Bibliografía

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