Lecturas: Educación Física y Deportes
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ESTUDIO SOBRE EL TAMAÑO
DE BALON IDEAL EN BALONCESTO
PARA LOS JUGADORES DE 13 - 14 AÑOS

Pablo Alberto Esper Di Cesare (Argentina)

Caloi

Resumen
Observando las distintas estadísticas alcanzadas en el lanzamiento de tiros libres por equipos nacionales de Argentina y Cuba en las últimas competencias internacionales, así como también en los principales equipos argentinos de la Liga Nacional "A", podemos reconocer una gran falla en los porcentajes de enceste, de un lanzamiento que debería ser automático y con pocas posibilidades de error.
Después de haber realizado un relevamiento de las posibles causas que pueden llevar a los jugadores a estos bajos promedios de efectividad en el tiro libre, he centrado mi interés en el estudio de una variable que no ha sido tenida en cuenta en otros estudios similares: el tipo de balón que se utiliza en las categorías formativas, en especial en la categoría de 13 - 14 años, dónde se comienza a automatizar esta técnica, con un balón, a mi entender, inadecuado para la edad, por tamaño y peso.
El objeto de esta investigación es determinar cuáles son las dimensiones adecuadas de un balón de baloncesto, que se corresponda con las características morfológicas - funcionales de las categorías 13 y 14 años.
También se analiza en este trabajo la influencia que tienen los balones: 701 (74 centímetros de circunferencia y un peso de 550 gramos); 404 (70 centímetros de circunferencia y 540 gramos de peso); 705 (74 centímetros de circunferencia y 550 gramos de peso); y el 303 (78 centímetros de circunferencia y 600 gramos de peso), para la efectividad del tiro libre con una mano y la ejecución técnica del movimiento.
La necesidad de este trabajo está dada por las razones de que, desde que se creó el minibásquetbol en 1963 por Jay Archert, se establecieron una serie de parámetros que reglamentaba esta actividad en lo que se refiere a: tipo de balón a utilizar, área de juego y altura del aro; parámetros que se corresponden con las categorías 7 - 8, 9 - 10, y 11 - 12 años. Pero lo que actualmente no se encuentra establecido es el balón adecuado para la categoría 13 - 14 años, teniendo en cuenta los aspectos que se estudian en este trabajo, sino que no se ha realizado un paso progresivo jugando la categoría de 13 años con el mismo balón que los chicos de las categorías 9 - 10, y 11 - 12 años, con algunas adaptaciones en cuanto al tiempo de juego de los partidos, en tanto que los chicos de 14 años ya utilizan directamente el balón que se utiliza en las categorías superiores.
Considero que este salto del minibásquetbol a las categorías infantiles, no está bien realizado en lo que se refiere al uso del balón, lo que trae como consecuencia que el jugador rompa la estructura armónica del movimiento y cree hábitos incorrectos en un aspecto tan fundamental del juego como es el tiro libre, algo que luego se nota en los porcentajes de efectividad de los seleccionados nacionales, en especial en el último mundial.
Este estudio fue realizado con jugadores de baloncesto de la Argentina pertenecientes al Club Estudiantes Unidos de Pehuajó; de las Escuelas de Iniciación Deportiva y de las Escuelas de Especialización Deportiva de Cuba, merced a un trabajo en conjunto con la cátedra Investigación de la Actividad Física del ISCF "Manuel Fajardo", de La Habana, entre 1998 y 1999.
Para la realización de esta investigación se tomaron las medidas antropométricas de la mano derecha de los atletas comprendidos en la categoría 13 - 14 años, de ambos sexos. También se aplicaron tres tests pedagógicos especiales: uno de tiros libres, otro de ejecución técnica del movimiento, y una observación pedagógica de esfuerzo físico con diferentes balones: Nº: 404, 701, 705 y 303.
Con esta investigación se busca hacer conocer a nuestros técnicos deportivos, a nuestros dirigentes, la relación que debe existir entre categoría y medios a utilizar en el juego; entre mano y balón, ya que es el medio fundamental dentro del juego, por lo cual es de gran importancia que se lleve a cabo de forma dialéctica esta relación, lo que asegurará un desarrollo técnico más dinámico.
Palabras clave: Baloncesto formativo. Tamaño del balón. Tiros libres.


Fundamentación
Problemática de la investigación
Analizando los factores reales, motrices y de precisión, relacionando centros superiores y movimientos finos, en los juegos con pelotas, vemos que la mano es un factor decisivo de precisión; y que el centro de la mano junto a la pinza digital conformada por el dedo pulgar y el índice guía el resto de los dedos, mano y hasta el tercio inferior del antebrazo, en la ejecución de los movimientos.

En nuestro estudio, analizamos la utilización de la mano y el tamaño de un balón, independientemente al hecho de saber cómo tirar al cesto, recibir, pasar, etc. Consideramos que precede al saber cómo lanzar el aspecto concreto de saber: ¿Cómo puedo hacerlo con un balón que supera en límites de capacidades el diámetro de mi mano? ; y pero aún: ¿Cómo puedo realizar un tiro correcto técnicamente al cesto y anotar tantos para mi equipo, con un balón que supera el diámetro de mi mano?.

En los deportes en que la mano tiene que contactar con la pelota y se requiere precisión para encestar, la relación mano - balón tiene que resultar lógico en cuanto a la forma correcta de lanzar. Por lo tanto, para lograr el desarrollo de la dominancia de la precisión en el encestar, dirigido por la pinza digital, con el apoyo del resto del soporte, con relación a la fuerza a emplearse, y que el movimiento funcione como un abanico, es que se hace necesario colocar el brazo en la forma correcta.

El principal fundamento de haber elegido como prueba el lanzamiento de tiro libre con una sola mano, y no con dos, es que desde el punto de vista técnico, el brazo tirador es el encargado de la dirección y precisión del balón en el lanzamiento, en tanto que el otro brazo, solo brinda apoyo al balón, pero no actúa en la impulsión del mismo hacia el cesto.

Uno de los principales errores que comete el jugador en el momento de lanzar es separar el codo del brazo lanzador de la dirección de lanzamiento, es decir, su codo no apunta al cesto, sino que se encuentra ligeramente desviado del objetivo, lo que trae aparejada una descomposición de las fuerzas que impulsan el balón. Más aún, si por lanzar con dos manos, el jugador adopta un lanzamiento del tipo del pase de pecho, que resta aún más precisión, no permitiendo especificar cuál es la mano motora principal en el tiro.

Una correcta mecánica del lanzamiento con una mano, es garantía segura de una correcta técnica de lanzamiento en el futuro.

Desde el punto de vista científico - deportivo, se ha demostrado que cuando los equipos de nivel nacional e internacional son capaces de lograr porcentajes de efectividad mayores al 75 % en los tiros libres, sus posibilidades de victoria aumentan considerablemente.

Si tenemos en cuenta lo expresado anteriormente, y también que aún en nuestro baloncesto de alto rendimiento de ambos sexos, independientemente de la técnica deficiente, no muestran una elevada efectividad en los tiros libres, coincidimos en el planteo de que en el baloncesto escolar o de iniciación, el área de juego y los medios que se utilizan deben ser proporcionales con la edad o categoría de los atletas.

Esto es debido a que el atleta, ya en edades tempranas, comienza a fijar los elementos fundamentales de la técnica, y si en esta edad no emplea los medios adecuados que se adapten a sus características anatómicas - funcionales, fijará hábitos incorrectos en determinados fundamentos técnicos del juego.

Somos de la opinión de que la categoría 13 - 14 años, tiene características especiales ya que en esta edad se presenta la pubertad, la cual trae consigo una disminución colectiva de sus cualidades motrices, observándose una disminución colectiva de sus cualidades motrices, y una disminución pasajera del desarrollo motor. Esto puede manifestarse de forma tal, que en muchos casos, hay inseguridad en la ejecución de los movimientos; los movimientos de brazos y piernas no se presentan correctamente; los movimientos normales son acompañados por movimientos innecesarios adicionales.

También, el empleo de la fuerza no está en correspondencia con la tarea motriz, ya que los movimientos se realizan con excesiva tensión muscular habiendo, en parte, una excesiva contracción de los antagonistas, de forma tensa y crispada, lo que genera movimientos evidentemente antieconómicos.

Otras características motrices de esta etapa particular del desarrollo motor del adolescente se caracterizan porque se capta de forma más racional el desarrollo del movimiento, pero con más tosquedad en las ejecuciones, ya que éstos, que antes habían alcanzado un nivel avanzado de armonía, equilibrio, y suavidad, sus gestos se vuelven más toscos y primitivos. Existe también, un menoscabo de la seguridad de gobierno, debido a que en muchos casos, los movimientos de las extremidades son, con frecuencia, desordenados y desviados.

Se tiene la impresión de que el atleta ya no domina por completo sus extremidades; tampoco se ajustan los movimientos de brazos y piernas al movimiento general, los cuales no son lo suficientemente exactos para realizar una acción seguridad y precisión.

Por otra parte, esta categoría de 13 - 14 años, que es intermedia entre los 11 - 12 años, y los 15 - 16 años, y presenta diferencias significativas respecto a las categorías cadetes, juveniles y primera, pero usa el mismo balón de 600 gramos y 78 centímetros de circunferencia, que estas divisionales.

Ahora bien, al utilizar el jugador un balón que no le permite, por su diámetro, un agarre correcto para la realización del tiro libre a una mano, y por otro lado, por su peso, se desvirtúe la técnica por ejecutar el lanzamiento por uso de la fuerza, por encima del gesto técnico, esto provocará que se rompa la estructura armónica del movimiento.

De esta forma, no realizará una ejecución técnica correcta, y por lo tanto, sus tiros libres no serán efectivos, lo que irá formando hábitos incorrectos en la dinámica del movimiento.

Si vemos que el porcentaje de efectividad en el lanzamiento de tiros libres de la Argentina en el Mundial de Grecia 1998, se ubicó en la última posición sobre los ocho finalistas con un porcentaje de sólo 59, 5%, al convertir 122 tiros libres de los 205 intentados, contra 74, 1 % del seleccionado español, quien convirtió 195 de sus 263 lanzamientos de tiros libres, podemos entender la importancia del aspecto que trata de develar este estudio.

El seleccionado cubano junior promedió el 60 % de efectividad de tiros libres en los últimos Juegos Centroamericanos, en tanto que el seleccionado cubano mayor tuvo un promedio de sólo 62 %, lo cual indica también muy bajos porcentajes de enceste en estos dos países sobre los cuales se realizó el estudio en cuestión.

Considero que el eje principal de esta baja efectividad en los tiros libres de los seleccionados nacionales de Argentina y Cuba, así como de los mejores equipos de la Liga "A" y del T.N.A. de Argentina, tienen relación directa con el tipo de balón utilizado por estos jugadores en su etapa formativa de los 13 - 14 años.

Por esta razón es que intentaré encontrar cuál es el balón más apto para esta categoría, con el objeto de revertir estos porcentajes de efectividad en el futuro.

La presentación esta investigación ha cumplido algunas etapas que consideramos necesaria describir:

1. Análisis biomecánico y teórico del concepto de técnica deportiva
Siendo este trabajo, una investigación destinada a favorecer el aprendizaje de una determinada técnica deportiva (el lanzamiento de tiros libres en el básquetbol), considero importante realizar una presentación y desarrollo de algunos conceptos que hacen a una mejor comprensión de la misma.

1.1. Definición de técnica deportiva
La técnica deportiva es una componente importante en todas las facetas de las actividades deportivas y en el desarrollo del rendimiento.

Como técnica se entiende en el deporte, según Grosser y Neumaier, a:


Las limitantes de la técnica deportiva son los siguientes:
Según Grosser y Neumaier (1986) una técnica deportiva es la "imagen ideal" de una secuencia de movimientos. Está basada en conocimientos científicos, reflexiones teóricas y experiencias prácticas a las que el deportista pretende llegar armonizando las fuerzas internas y externas. En todos los casos, conseguirá solamente una "técnica personal" que corresponde a sus capacidades y condiciones individuales (por ejemplo, su altura, su constitución, su capacidad motora y otras).

En la tradición de la teoría del entrenamiento, el entrenamiento técnico generalmente se lo ha tratado y equiparado de acuerdo con las bases teóricas del aprendizaje motor (Martin, 1977 y 1979; Letzelter, 1978; Grosser y Neumaier, 1982; Harre, 1985). Esto es comprensible por cuanto la elaboración, el aprendizaje o el desarrollo de una técnica deportiva tienen mucho en común con el aprendizaje motor. Pero la teoría del aprendizaje motor sólo puede servir en parte como modelo explicativo de toda la gama de características del entrenamiento de la técnica.

1.2. Los hábitos motores y sus particularidades
Según N. G. Ozolin, "... El dominio de la técnica deportiva se realiza en el proceso de aprendizaje según el siguiente esquema: primeramente, en el deportista se crean representaciones motoras; después vienen los intentos por realizarlas prácticamente, y más tarde, por medio de las repeticiones de lo estudiado, se adquiere el conocimiento que, posteriormente, habrá de convertirse en un hábito motor.".

La técnica de los movimientos elementales se obtiene, normalmente, siguiendo ese esquema. Durante la enseñanza de los movimientos complejos hace falta regresar una y otra vez a la creación de representaciones motoras, adquirir conocimientos, vincular entre sí los elementos ya fijados de la técnica, etc. Es por ello que el esquema indicado tiene sólo un carácter general, que fundamenta la orientación del aprendizaje, Se sabe que desde su nacimiento el hombre dispone de mecanismos neuromusculares para crear y coordinar sus movimientos. Sin embargo, según I. M. Sechenov y L.A. Orbeli, "... domina los movimientos voluntarios como resultado del aprendizaje, cuya necesidad viene dada por las exigencias vitales...".

N. G. Ozolin destaca que "... Los movimientos realizados por primera vez, y en mayor medida, las acciones complejas, en su casi totalidad son insuficientemente perfectos. El hombre, apoyándose en la memoria y en las experiencias adquiridas, realiza los movimientos cada vez mejor. Durante las múltiples repeticiones se establece un vínculo firme entre los procesos nerviosos, los cuales se sistematizan y, al final, se forma un estereotipo dinámico, es decir, un sistema equilibrado de procesos interiores. Esto condiciona, entonces, la transformación del conocimiento en un hábito motor." Imaginemos, entonces, las incorrectas relaciones nerviosas que se causa a todo este sistema neuromuscular durante la fijación de una técnica deportiva (el lanzamiento de tiro libre en nuestro caso), si el elemento que se utiliza no es el adecuado para las particularidades de la pinza digital del jugador.

N. G. Ozolin asevera que "... Se sabe que, en presencia de un hábito, el movimiento o la acción se puede repetir en forma bastante estereotipada. Es comprensible que un semejante estereotipo exterior sea el resultado del carácter estereotipado del sistema de los procesos nerviosos que condicionan, no sólo la construcción y coordinación del movimiento, sino el correspondiente despliegue de fuerzas, así como de la velocidad, de la resistencia, y de la actividad volitiva del deportista y de todas las funciones de los órganos y sistemas relacionados con la realización de un hábito motor en determinadas condiciones exteriores.".

Si la creación de este estereotipo exterior que señala Ozolin, se realiza sobre la base de informaciones que produce el sistema nervioso ante la presencia de un implemento no adecuado en peso y diámetro de circunferencia para la pinza digital del deportista, se producirá la creación de un hábito motor incorrecto, que luego demandará mucho esfuerzo por corregirlo.

Como ya hemos señalado, la formación de un hábito motor comienza con la creación de la representación del ejercicio estudiado. En este caso, desempeña un papel importante la experiencia motriz previa. La base de la experiencia motriz se encuentra en la multitud de hábitos motores que se han formado previamente. Es por ello, que M. A. Alekseiev indica que "... No hay hábito del hombre maduro que sea absolutamente nuevo." Por lo tanto, podemos inducir que los bajos porcentajes de conversión de los tiros libres en nuestros deportistas y en los jugadores cubanos, se deba, en parte, a hábitos motores mal desarrollados en su etapa formativa.

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Humor gráfico: Caloi, Con el deporte no se juega / 3. Ediciones de la Flor, Buenos Aires

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· Año 4 · Nº 15 | Buenos Aires, 08/99