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Estudio de la ansiedad precompetitiva, los estados de ánimo y su 

relación con el burnout en jugadores de bádminton de 

Liga Nacional de Clubes División de Honor

 

Maestro en Educación Física

Master en Investigación en Actividad Física y Deporte

Universidad de Málaga

Doctor en Psicología. Departamento de Psicología Social

Facultad de Psicología, Universidad de Málaga

Manuel Jiménez López

cbmijas@hotmail.com

Antonio Videra García

antonio_videra@hotmail.es

(España)

 

 

 

 

Resumen

          El presente estudio tuvo como objetivo analizar las relaciones existentes entre la ansiedad estado-rasgo y precompetitiva, los estados de ánimo y el Síndrome de Burnout, en una muestra de 18 voluntarios, jugadores de bádminton de nivel nacional e internacional participantes en la Liga Nacional de Clubes División de Honor. La recogida de datos se realizó usando la herramienta on-line para la evaluación psicosocial de deportistas y entornos deportivos (www.menpas.com) con esta herramienta, se pasaron test de ansiedad estado-rasgo (STAI), de ansiedad precompetitiva (CSAI-2), de estados de ánimo (POMS) y de Síndrome de Burnout (MBI). Los análisis estadísticos revelan correlaciones significativas entre la AE y la AR (p < .01) y entre AC y AS precompetitiva (p < .01). La AU y el vigor, con correlaciones directas entre ellas (p < .05), correlacionaban además inversamente con las variables de ansiedad y estados de ánimo inadecuados. Sólo se encontraron diferencias significativas entre sexos en las variables peso total y RP, menores en el sexo femenino. Los jugadores de bádminton mostraron niveles significativos de AC y AS precompetitiva, con mayor índice de la primera; los niveles de AU y vigor son importantes para conocer la idoneidad psicológica del deportista para acometer una competición. Las subescalas CE y DP del MBI están relacionadas con la AE/AR e inversamente con la AU; pero no correlaciona con los estados de ánimo o con la ansiedad precompetitiva.

          Palabras clave: Estrés y deporte. Ansiedad y deporte. Estados de ánimo. Alta competición. Síndrome de Burnout deportivo. Bádminton.

 

El presente estudio ha sido posible gracias a la financiación del Consejo Superior de Deportes, con el código 3UPB10/10

 

 
http://www.efdeportes.com/ EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 15, Nº 149, Octubre de 2010. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    Una de las dificultades del entrenamiento de alto rendimiento, cuando el perfeccionamiento se acerca al nivel de experto, es que la práctica deportiva se vuelve estereotipada y con niveles de trabajo en entrenamiento muy similares o por encima de los requeridos en la competición. Podría verse reflejado, en que los deportistas tienen sentimientos de no mejorar como lo hacían en años anteriores. El modo en que cada deportista afronta los retos que supone la alta competición, puede ser determinante para que interactúe de modo positivo o negativo con el entorno deportivo. El deportista puede tener unas expectativas positivas de respuestas y resultados o no, dependiendo de cómo interpreta y afronta estas variables. En la participación deportiva de alto rendimiento, como la Liga Nacional de Clubes de División de Honor de Bádminton, el uso de estrategias de afrontamiento del estrés, podrían estar asociadas con una mejor capacidad de control percibido y de satisfacción con los resultados. (Eriksen et al., 2005, Gould et al., 1993).

    Desde un punto de vista evolutivo, diferentes especies usan diferentes estrategias de comportamiento para afrontar el estrés. Las estrategias que ofrecen un proceso adaptativo activo y permiten al organismo afrontar con éxito los cambios fisiológicos, son evolutivamente estables; en el ser humano, dependen del tipo de personalidad asociado a las respuestas de estrés. Por tanto, podríamos decir que la respuesta de cada individuo al estrés, puede resultar beneficiosa para su supervivencia: alostasis; o por el contrario suponer un coste para su adaptación: Carga Alostática, dependiendo de factores psicofisiológicos individuales (McEwen and Wingfield, 2003; Bower et al, 2008). La estrategia de halcón (ataque-fuga), activa en eje hipotalámico-pituitario-gonadal (HPG), provocando: violencia, desórdenes de control de impulsos, hipertensión, arritmias cardíacas, depresión atípica y aumentos significativos en la testosterona. La estrategia de paloma (huida y “freezing”), activa el eje hipotalámico-pituitario-adrenal (HPA), provocando más susceptibilidad a los desórdenes de ansiedad, síndromes metabólicos de diferente etiología, depresión y melancolía, estados psicóticos e infecciones; como se ha demostrado en primates y también en el deporte (Korte et al, 2005, Sapolsky, 2004, Abbot et al, 2003; Salvador et al, 2003; Filaire et al, 2009).

    El concepto de estrés, apareció por primera vez en 1936, aunque el término “estrés” aún no fue usado; pero Seyle trató de describir un fenómeno de alarma no específico, que fomentaba la adaptación o mala adaptación en ratas expuestas a diferentes estímulos amenazantes. (Seyle, 1936). Poco después, el propio Seyle, aporta el término “estrés” (Seyle, 1950). Posteriormente, Mason apuntó que el estímulo más potente para la activación del eje HPA son los factores psicológicos (Mason, 1968). En estos trabajos, el propio Mason ya valoraba la idea de que el estrés no tenía porqué ser una activación negativa para el organismo, acuñando los términos diestrés y euestrés para diferenciar la hiperactivación y una activación óptima, respectivamente.

    El afrontamiento, o coping es un intento consciente, por parte del deportista, de controlar o reducir los niveles de estrés que soporta en competición, pudiendo llegar a convertirse en automática con la práctica repetida. Se compone de dos procesos: primero, la evaluación cognitiva; y segundo, el afrontamiento. En el primer proceso, el deportista evalúa la situación, pudiendo ser de tres tipos: daño, amenaza y desafío; en el segundo proceso acepta, busca más información o actúa impulsivamente. Los procesos de afrontamiento cognitivo son importantes para una práctica exitosa en competición (Márquez, 2006; Salvador, 2005; Salvador y Costa, 2009).

    La teoría de activación cognitiva del estrés (CATS), indicaría que la respuesta de estrés depende de las expectativas adquiridas como resultado de la exposición anterior a las variables estresantes. La alarma aparece cuando existe una discrepancia entre lo que debería ser la competición y lo que realmente es para el deportista. La respuesta de estrés, por tanto, tiene una vinculación necesaria con los procesos psicológicos (Eriksen et al, 2005; Ursin y Eriksen, 2004). Esta alarma, activa comportamientos específicos para afrontar dicha situación. Un mal afrontamiento y una activación continuada de los sistemas de alarma, pueden aumentar las probabilidades de generar carga alostática, suponiendo un sobre esfuerzo psicofisiológico para el deportista. Una de las manifestaciones más típicas del estrés continuado es la ansiedad (Cervelló et al, 2002; Martens, Vealey y Burton, 1990).

    La ansiedad es uno de los conceptos más discutidos en psicología, donde no se ha alcanzado aún una descripción universal del concepto. Se podría decir que la ansiedad puede aparecer como “estado situacional” o como “rasgo de personalidad”. El estado o condición emocional, con sentimientos subjetivos de tensión, hiperactivación del sistema nervioso, conscientemente percibidos por el individuo; nos indicaría la ansiedad estado. Mientras que la predisposición a percibir los estímulos como amenazantes, elevando los niveles de la ansiedad estado, podría ser la ansiedad rasgo. Ambos conceptos se podrían ver afectados por la intensidad del estímulo, la valoración que se hace del mismo, y la experiencia previa que se tiene sobre el afrontamiento de las señales de alarma. (Márquez, 2004; Martens et al, 1990)

    Los componentes de la ansiedad pueden ser: sensación consciente de temor, alteraciones vegetativas, cambios musculares, sensación de pérdida de control sobre el ambiente, etc. El aumento de la activación fisiológica (Arousal) no acompaña necesariamente a la ansiedad; las correlaciones entre índices fisiológicos y subjetivos de la ansiedad, suelen ser bajas. Sin embargo, la activación puede expresarse fisiológicamente: aumento de la conductancia electrodérmica, aumento de la frecuencia cardíaca, aumento de la presión arterial, aumento del riego subcortical, aumento de la frecuencia respiratoria, aumento del tono muscular y aumento de la adrenalina, noradrenalina y glucocorticoides; y disminución del volumen del pulso periférico, del riego cortical y de la profundidad respiratoria.

    El propio Martens, explica que la ansiedad competitiva en el deporte, requiere el establecimiento de un lenguaje común que permita a los entrenadores y psicólogos deportivos una comunicación más eficiente. Introduce los términos específicos de “ansiedad cognitiva” y “ansiedad somática”. Como componente de la ansiedad causado por unas expectativas negativas de resultados o una percepción negativa de las propias capacidades, se define la ansiedad cognitiva. La sensación percibida de la activación del sistema autónomo, con aumento de la frecuencia cardíaca, respiración entrecortada, manos sudorosas, aceleración del tránsito intestinal y tensión muscular, se define a la ansiedad somática (Martens et al, 1990).

    La ansiedad es una de las manifestaciones típicas que correlaciona con el Síndrome de Agotamiento Crónico, acuñado en las últimas décadas como Síndrome de Burnout (Garcés de los Fayos, 2004; Rodríguez et al, 2007; Medina y García, 2002). Este término ha sido aceptado principalmente por las organizaciones de psicología de la salud, adscrito al estrés crónico laboral. Es un síndrome clínico tridimensional de agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal. Para la medida de este Síndrome, se ha venido usando el cuestionario de Maslach (Maslach Burnout Inventory, 1981) adaptado por Garcés de los Fayos para los deportistas de rendimiento, en 2004. Donde las tres dimensiones del Burnout, quedan adaptadas del siguiente modo: Agotamiento Emocional, se refiere a sensaciones de sobre esfuerzo físico y baja estimulación emocional que se expresa en el entorno deportivo; Despersonalización, aislamiento, respuestas cínicas hacia los demás, egocentrismo de metas y logos; Realización Personal, es negativa en el Burnout y conlleva la pérdida de confianza en las propias posibilidades y Autoconcepto negativo, como resultado del aumento de situaciones ingratas (Garcés de los Fayos, 2004).

    Partiendo de las consideraciones que hemos planteado en la introducción, en el presente estudio se analizó las correlaciones existentes entre la ansiedad, los estados de ánimo y el burnout, en base a los objetivos: a) conocer el nivel de activación cognitiva y somática precompetitiva; b) comparar si existe relación entre las características personales de ansiedad y la ansiedad precompetitiva; c) analizar si existen correlaciones entre la ansiedad y los estados de ánimo; d) analizar si existen diferencias significativas entre géneros; e) analizar si existen correlaciones entre las subescalas de Maslach Burnout Inventory, la ansiedad precompetitiva y los estados de ánimo de los deportistas.

Material y método

Participantes

    Se estudió a 18 participantes (8 género femenino y 10 género masculino), todos jugadores de bádminton experimentados en la Liga Nacional División de Honor de Clubes 2009/10, clasificatoria para el Campeonato de Europa de Clubes, con edades entre 17 y 32 años (M=23,50 DT= 5,77); años de entrenamiento en alta competición (M=12,05 DT=4,29); altura en cm. (M=173,33 DT=9,64), peso en Kg. (M=66,92 DT=13,29) y un índice de masa corporal (M=22,10 DT= 2,69), a los cuales se les hizo un seguimiento intensivo a lo largo de la temporada, con un total de 110 sets y 47 partidos medidos. Todos los participantes han disputado competiciones nacionales o internacionales en los últimos 2 años. Siguiendo el protocolo del Código Ético de la Facultad de Medicina de la Universidad de Málaga, se informó a los participantes del procedimiento y periodización de la investigación, recibiendo el consentimiento informado voluntario (figura 1).

Figura 1. Participantes por nivel de competición y sexo

Instrumentos y procedimiento

    Para el presente estudio hemos usado la Plataforma de Evaluación Psicosocial On-line para Deportistas y Entornos Deportivos, disponible en el enlace web www.menpas.com (González, Hernández y Pastrana, 2010), que cubre las necesidades de evaluación de los test que queremos emplear, creando una base de datos individualizada, que nos permite observar la evolución de cada deportista a través de los meses de competición. Esta herramienta fue de mucha utilidad para el estudio. Los datos eran inmediatamente remitidos a una sección donde quedaban registrados y almacenados, pudiendo ser exportados para su análisis estadístico, recurrir a ellos desde cualquier punto a través de Internet, e incluso extraer informes de resultados directamente.

    Dentro de esta plataforma, hemos hecho uso de los siguientes tests:

    Por otro lado, los participantes rellenaron un cuestionario sociodemográfico, con datos sobre lesiones, horas de entrenamiento semanal, años de entrenamiento en alto rendimiento, etc.

Análisis de datos y resultados

    El tratamiento estadístico de los datos se realizó con el paquete informático SPSS en su versión 15.0 para Windows. Se desarrollaron con dicho paquete, tablas de frecuencias para sexos y nivel de competición nacional e internacional (Figura 1). Análisis de fiabilidad del estudio en base al conjunto de las subescalas medidas a través de la herramienta on-line, el resultado de la prueba Alfa de Cronbach fue (a = .729). El análisis descriptivo, medias y desviación típica, para cada variable medida, en Tabla 1.

Estadísticos descriptivos

Tabla 1. Medias y desviaciones típicas para las variables estudiadas

    El segundo análisis realizado es la prueba Correlación de Pearson, para analizar las relaciones entre variables (Tabla 2). La correlaciones indicaron que AR correlacionó directamente y muy significativamente con CE y AE (p < .01), e inversamente con la AU y RP (p < .05). AE lo hizo directamente con la AR (p < .01) e inversamente con la RP (p < .05). En cuanto a la ansiedad precompetitiva, la AC precompetitiva correlaciona directamente con tensión-ansiedad, depresión, fatiga, confusión y AS precompetitiva (p < .01) e inversamente con AU (p < .01) y vigor (p < .05). AS precompetitiva correlaciona directamente con AC, hostilidad, fatiga y confusión (p < .01) e inversamente con el vigor (p < .05). AU precompetitiva, correlaciona inversamente con CE, DP, AR, AE, AC, tensión, depresión (p < .05) y con hostilidad y confusión (p < .01) y correlaciona directamente con el vigor percibido (p < .05). En cuanto a los estados de ánimo medidos por el POMS, los resultados para cada subescala correlacionaban del siguiente modo: Tensión, correlaciona directamente con las subescalas depresión, hostilidad (p < .05) y confusión (p < .01), e inversamente con la AU y el vigor (p < .05); Depresión-Melancolía correlaciona directamente con AC, AS, hostilidad, fatiga, confusión (p < .01) e inversamente con AU (p < .05) y vigor (p < .01); hostilidad correlaciona directamente con AC, AS, fatiga, confusión (p < .01) y con tensión (p < .05), inversamente lo hace con AU y vigor (p < .01); vigor, correlaciona directamente con AU (p < .05) e inversamente con AC, depresión, hostilidad, fatiga, confusión (p < .01), con AS (p < .05) y directamente con la AU (p < .05); Fatiga correlaciona directamente y muy significativamente con AC, AS, depresión, hostilidad y confusión ( p < .01), e inversamente con el vigor (p < .01); por último, confusión correlaciona directamente con AC, AS, tensión, depresión, hostilidad y fatiga (p < .01) e inversamente con AU y vigor (p < .01), Tabla 2.

    Tabla 2. Tabla de Correlaciones de Pearson, para las variables medidas en el estudio y significación estadística.

    El tercer análisis es la prueba T para muestras independientes, Tabla 3.

Tabla 3. Medias y desviaciones típicas para muestras independientes por sexos y variables de peso total en kilogramos y RP

    En cuanto a sexos, la prueba T-Student, muestra diferencias significativas sólo en las variables peso en kg. (t18= -4.93, p < .026) y RP (t18 = -1.93, p < .010) que son negativas en el caso del sexo femenino.

Discusión y conclusiones

    El nivel de activación precompetitiva de los jugadores participantes fue alta. Si comparamos los datos obtenidos, con los percentiles correspondientes a los atletas de élite del estudio original de Martens, Vealey y Burton, AC media del estudio estaría en el percentil 82, AS media en el percentil 70 y la media de AU en percentil 65. (Martens, Vealey y Burton, 1990).

    En el estudio de revisión de las propiedades psicométricas del CSAI-2 en su versión española, Andrade, Lois y Arce, desarrollan sobre un total de 149 participantes, todos deportistas en competición autonómica y nacional de golf, natación, trianeras, surf o ciclismo, pruebas para valorar las propiedades psicométricas del test. Las correlaciones existentes entre las subescalas medidas fueron de .61 para AC y AS; de -.58 para AC y AU; y de -.35 para AS y AU. El presente estudio presenta correlaciones prácticamente similares: AC y AS en .63; AC y AU en - .53; y AS y AU en - .40. , con el uso del test de 27 ítems, mientras que en el estudio mencionado, es una versión reducida del test (Andrade, Lois y Arce, 2007).

    La AC correlacionó con la AS de manera muy significativa y positiva (p < .01). La Teoría Cognitiva de Activación del Estrés (Ursin & Eriksen, 2004), nos insta a pensar, que si el nivel de alarma depende de las expectativas de respuesta al estímulo; una situación competitiva de Liga de Clubes, donde un deportista juega en pista siendo el máximo y único responsable del resultado final, y de él depende el resultado de todo el equipo; las respuestas disponibles de afrontamiento a un estímulo de similar nivel y exigencias, son suficientes motivos para activar los mecanismos de alarma psicofisiológicos, como anticipación al nivel de estímulo al que se enfrentará (Eriksen et al, 2005; Korte et al, 2005; Salvador y Costa, 2009).

    Las subescalas de estados de ánimo, medidos con el POMS, que correlacionan con la AC positivamente, son confusión, hostilidad, depresión y fatiga (p < .01). Estas tres últimas subescalas, coinciden con los estudios de Perna y colaboradores, 1998; donde los niveles de activación del eje HPA correlacionaba significativamente con estos parámetros. La activación de este eje, parece tener también una relación directa con los resultados finales de los encuentros disputados anteriormente; así los jugadores que pierden muestran aumentos significativos en AC y AS, con respecto a los ganadores (Filarie et al, 2009).

    La toma de datos recogidos en el STAI, fueron con la idea de observar si existían relaciones significativas entre ansiedad estado-rasgo, fuera del entorno competitivo, y la manifestación de AC, AS y estados de ánimo negativos antes de los encuentros. Los resultados nos permiten comprobar que dichas correlaciones no son significativas, por tanto, la AC y la AS, son mecanismos que activan estos jugadores en los momentos previos a la competición. AR sí correlaciona inversamente con RP y AU (p < .05), y directamente con CE y AE (p< .01); lo que está en concordancia con las indicaciones de Garcés de los Fayos, 2004; quien observa que la ansiedad es una de las respuestas asociadas al Burnout deportivo.

    La AU, que podría tener cierta relación con la Teoría de la Autoeficacia de Bandura (Bandura, 1982), correlaciona directamente con la subescala vigor (p < .05); y correlaciona inversamente con AR, AE, AC (p < .05). Es lógico pensar que si la activación de la ansiedad tiene una relación directa con la percepción de mis capacidades ante el reto que se presenta, una valoración positiva de las propias posibilidades para resolver el problema, acompañado de un estado de ánimo enérgico, sean inhibidores necesarios de la ansiedad. Los mecanismos neuroendocrinos cerebrales, encuentran dificultades evolutivas para su activación paralela. (Salvador et al, 2003; Cervelló et al, 2002). Otros estados de ánimo del POMS correlacionan inversa y significativamente: tensión, depresión (p< .05) y hostilidad y confusión (p < .01); pero queremos hacer una importante reflexión sobre la correlación inversa de AU con CE y DP en el MBI (P < .05). Esta relación insta a pensar en la hipótesis de que los estados vigorosos, donde la autoestima del deportista sea adecuada; pueden indicar a los entrenadores momentos óptimos para afrontar el comienzo de etapas de resultados positivos; coincidiendo con la teoría de iceberg (Hernández Mendo y Ramos, 1995).

    Los estados de ánimo negativos, medidos por el POMS: tensión, depresión, hostilidad y confusión, correlacionan inversamente con la AU y con el vigor (p < .05. p < .01), mientras que AU y vigor, correlacionan directamente entre sí, pero no con la RP del burnout; aunque esta última correlaciona también inversamente con AE/AR y DP, al igual que lo hace la AU.

    No existen diferencias significativas entre géneros en la mayoría de las variables, en la competición por equipos de Liga Nacional. Sólo existen diferencias significativas en el peso, producto del dimorfismo sexual presente en nuestra especie; y en la RP, inferior también en el género femenino.

    Este estudio puede concluir con la idea de que los jugadores de bádminton de nivel nacional e internacional, participantes en el mismo, mostraron niveles significativos de AC y AS precompetitiva. Los niveles de AU y vigor son importantes para conocer la idoneidad de un deportista en la competición que se aproxima. Así mismo, podemos abrazar la idea de que el Síndrome de Burnout mantiene una relación directa con la AE/AR e inversa con la AU.

    Estos datos aconsejan nuevos estudios que vayan aclarando la relación existente entre la AE/AR y el Burnout deportivo. La intervención de un psicólogo deportivo a lo largo de la temporada, podría aportar importantes mejoras para el afrontamiento cognitivo de las exigencias psicofisiológicas del bádminton de alta competición por equipos.

Bibliografía

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