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Epidemiología lesional: propuesta de una planificación del entrenamiento

durante la recuperación de una rotura proximal (grado 1) del bíceps

femoral de un futbolista profesional

 

Licenciada/o en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte

Diplomada/o en Magisterio de Educación Física

(España)

Alfonso Francisco Ordóñez Dios

Beatriz Polo Recuero

alfonso_ordi@hotmail.com

 

 

 

 

Resumen

          El presente artículo pretende mostrar la importancia de una buena recuperación del deportista, y más concretamente del futbolista, tras sufrir una lesión. Para ello se presentan las causas, la naturaleza y localización, el mecanismo de aparición y la reincidencia de lesiones en el jugador de fútbol basándonos en la revisión y recopilación de diferentes estudios de autores expertos en la materia. En todo momento se tiene presente la figura del readaptador físico como la persona indicada para llevar a cabo la rehabilitación en un deporte con tan alto índice de lesión como es el fútbol. Para concretar todo lo expuesto anteriormente se presentará un caso práctico de una planificación del entrenamiento durante la recuperación de una rotura del bíceps femoral en donde se definirán las diferentes fases y se darán ejemplos prácticos de las actividades y ejercicios a realizar en cada una de ellas.

          Palabras clave: Lesión. Rehabilitación. Readaptador físico. Planificación del entrenamiento.

 

Abstract

          This article shows the importance of a good recovery of the athlete, and more specifically of the football player, after suffering an injury. We present the causes, origin and location, the mechanism of onset and relapse of injuries in football player based on the review and compilation of different studies by experts authors. At all times we keep in mind the importance of a physical recuperator as the right person to carry out rehabilitation in a sport with such a high lesion index as football. To particularize all the theory we will present a case study of a training planning for the recovery of a rupture of the biceps femoris. In this planning we define the different phases and give practical examples of activities and exercises to perform in each of these phases.

          Keywords: Injury. Reahabilitation. Physical recuperator. Training planning.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 15, Nº 149, Octubre de 2010. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    En el contexto competitivo y, más concretamente en los deportes de equipo, entendidos como una actividad lúdico-agonista donde se pretende la victoria y se produce un sistema de idealismos identificativos convergentes para mantener una realidad común de interacción, los participantes no están libres de sufrir una patología deportiva.

    Este aspecto exige que los distintos profesionales diseñen y desarrollen planes de actuación para prevenir o, en el caso de que se produzca una lesión, actuar de forma organizada y sistemática para incorporar al deportista completamente a la actividad.

    El enfoque de la rehabilitación es bastante distinto en el ámbito de la medicina del deporte que en otros ámbitos de la rehabilitación. La naturaleza competitiva del deporte exige un enfoque agresivo de la rehabilitación. Como la temporada competitiva en la mayoría de los deportes es relativamente corta, el deportista no se puede permitir el lujo de sentarse sin hacer nada hasta que la lesión se cure. El objetivo es volver a la actividad lo antes posible y de forma segura.

    Por ello, surge la figura del readaptador físico-deportivo como todo aquel preparador físico que forma y prepara al deportista lesionado, generalmente en una situación individual, en la realización de ejercicios apropiados y seguros con el objetivo de prevenir, restablecer su condición física saludable y/o de rendimiento, además de mejorar su competencia deportiva para incorporarse eficaz y eficientemente, lo antes posible, el entrenamiento de grupo y la competición (Lalín, C., 2009).

1.     Incidencia lesional en el fútbol

    A medida que el fútbol ha ido aumentando en popularidad, las lesiones de este deporte se han convertido en un tema de interés médico cada vez mayor, así para evitar que éstas se produzcan en el deporte es necesario que la medicina sea específica de cada deporte para poder analizar la incidencia, el tipo y la localización de las lesiones, así como también los mecanismos que las provocan.

    Para calcular esta incidencia lesional, en primer lugar debemos definir qué es lo que entendemos por lesión para posteriormente calcular las estadísticas. Así, Ekestrand y Gillquist, Brynhildsen y col. y Jorgeneses (citados por Renström, P., 1999) definieron la lesión como cualquier trastorno que se produce durante los partidos o entrenamientos programados y que impide al jugador participar en el siguiente partido o entrenamiento.

    Por su parte, Richard Hawkins y Colin Fuller (1998) con el objetivo de definir las causas lesionales de jugadores de fútbol profesional durante la competición y el entrenamiento, analizaron y registraron las lesiones de los jugadores de 4 clubes de Inglaterra desde Noviembre de 1994 a Mayo de 1997. En total, fueron analizados 983 partidos, 2073 horas de entrenamiento y 744 lesiones obteniéndose los siguientes resultados generales:

  • El índice de lesión se sitúa en 8.5 lesiones/1000 horas siendo este más alto durante la competición (27.7) que durante los entrenos (3.5).

  • La mayoría de las lesiones se producen durante la competición, sobre todo en los 15 minutos finales de cada parte (más en la segunda que en la primera).

  • La media de días perdidos por lesión es de unos 15 días.

  • Tan solo el 10% de las lesiones en competición se producen por una falta del rival.

    Bahr y Maehlum (2007) presentan unos estudios escandinavos de deportes de élite que muestran la incidencia de lesiones agudas durante las competiciones y los entrenamientos en los siguientes deportes de equipo.

    Por su parte, en cuanto a la naturaleza y localización de las lesiones:

  • Los tirones musculares son los que más aparecen (41%), seguido de ello aparecen los esguinces (20%) y las contusiones (20%); por otro lado tenemos las laceraciones, fracturas, abrasiones, huesos dislocados etc., que representan el 19% restante.

  • La mayoría de las lesiones se produjeron en los miembros inferiores, sobre todo en la parte dominante (zurdos o diestros); además, las zonas más comunes en sufrir daños fueron los muslos (más en la parte posterior que en la anterior, y más en los entrenamientos que en los partidos), los tobillos (los esguinces de ligamento copan la mayoría de lesiones de esta zona) y las rodillas (al igual que en el tobillo los esguinces de ligamento ocupan el 45% de las lesiones en esta zona).

  • Según la Comisión Médica del Comité Olímpico Internacional considera al fútbol como un deporte de alto riesgo, siendo la frecuencia de las lesiones localizadas en los miembros inferiores de un 75% localizadas principalmente en muslo e ingle.

En cuanto al mecanismo de lesión

  • Las lesiones ocurridas sin que exista contacto son más frecuentes que las que poseen contacto entre jugadores (47% vs 41%).

  • En el entrenamiento se dan más lesiones sin contacto que en los partidos.

  • En los partidos se dan más lesiones con contacto entre jugadores que en los entrenamientos.

  • Por su parte, Ekstrand y Gillquist (citado en Renström, P., 1999) analizaron también los posibles mecanismos de las lesiones mediante un estudio prospectivo de las lesiones y con un análisis de los entrenamiento de una temporada de la liga de fútbol sueca. Los resultados se resumen en la siguiente tabla:

Reincidencia de las lesiones

  • La inadecuada rehabilitación de una lesión hace que sea más fácil recaer durante los entrenamientos que durante los partidos, la mayoría de lesiones (30%) reincidentes son del mismo tipo y se dan en la misma zona.

2.     Etiopatogenia

    Debemos recordar que los isquiotibiales realizan la flexión de la pierna con rotación externa (bíceps femoral) o interna (semitendinoso y semimembranoso). Además, realizan la extensión del muslo. Así pues, limitan la extensión de la rodilla cuando la cadera está flexionada. Poseen una actividad excéntrica durante gran parte de los gestos deportivos de ahí que sean muy lesivos.

    Por consiguiente, tenemos una masa muscular biarticular, con amplias estructuras mioconectivas que participan de forma excéntrica en una gran cantidad de actividades agonísticas. El mecanismo lesional más frecuente será una contracción excéntrica, con la cadera en flexión y la rodilla en extensión.

3.     Planificación del entrenamiento durante la recuperación

    El proceso de readaptación físico-deportivo de un deportista lesionado exige la definición de un “plan de actuación inicial” que permita orientar nuestras intenciones. Éste plan debe ser planificado y programado con el objetivo de lograr unos fines previamente determinados (Lalín, C., 2008).

    Según William P. (2009) el diseño de un programa eficaz de rehabilitación es relativamente sencillo si el preparador físico acostumbra integrar varios componentes básicos. Estos componentes se pueden considerar también objetivos a corto plazo del programa de rehabilitación. Deben incluir:

  1. Primeros auxilios de inmediata y correcta aplicación así como el tratamiento de la lesión para limitar o controlar el edema.

  2. Aliviar o minimizar el dolor.

  3. Restablecer el control neuromuscular.

  4. Restablecer el grado de movilidad completa.

  5. Restablecer o aumentar la fuerza, resistencia y potencia musculares.

  6. Mejorar la estabilidad y el equilibrio ortostático.

  7. Mantener de la condición física cardiorrespiratoria.

  8. Incorporar avances funcionales apropiados.

    Por su parte, esta planificación inicial de todo el proceso de recuperación del deportista se deberá realizar de forma muy cuidadosa y atendiendo en cada momento a las características de cada deportista para la correcta vuelta del mismo a la competición. Así, Ekestrand (1982, citado en Scavo, 2005) en un estudio prospectivo en jugadores de fútbol encontró que el 17% de las lesiones fueron atribuidas a una inadecuada rehabilitación funcional, con criterios de retorno al deporte inadecuados.

    Siguiendo las ideas de Carlos Lalín (2008), dentro del área de la readaptación lesional podemos definir dos ámbitos funcionales de actuación profesional con objetivos, medios y competencias muy diferentes, pero en ocasiones comunes en cuanto a una de sus herramientas de trabajo; el ejercicio físico: la recuperación funcional deportiva (RFuD) y la readaptación físico-deportiva (RFiD).

    Según Esparza (citado en Lalín, 2008), la RFuD es el proceso mediante el cual el escalón médico-sanitario cura la estructura lesionada y recupera la función normal. Así mismo, también se puede definir como el tratamiento o entrenamiento funcional sistemático de lesiones o disfunciones del aparato locomotor activo, de los aparatos de sostén y de apoyo pasivo y de los sistemas neuromuscular y cardiopulmonar, con el fin de restablecer la función normal. Mientras que por RFiD se entiende el proceso mediante el cual se readapta a la persona a las necesidades motoras previas a la lesión de: fuerza, resistencia, rapidez y coordinación o también como el proceso de reajuste o modificación de los parámetros físicos-deportivo-motores, generales y específicos del gesto deportivo, con el objetivo de incorporar de la forma más rápida y segura posible al individuo a la práctica deportiva, utilizando todos los recursos disponibles.

    Aunque resulta muy teórico, con la finalidad de realizar una orientación general y práctica del proceso de recuperación que puede llevar a cabo el deportista, utilizaremos las etapas que según Carlos Lalín y Tarragó (citado en Lalín, C., 2008) acompañan a todo proceso de readaptación:

    A continuación, pasaremos a analizar cada una de las fases del proceso de recuperación del deportista.

a.     Fase aguda

    Esta fase abarca desde la aparición de la lesión hasta el comienzo de la fase de sustentación. El objetivo principal durante esta fase debe ser controlar la tumefacción y modelar el dolor usando la técnica PRHCE inmediatamente después de la lesión. Durante esta fase evitamos cualquier movimiento intentando controlar en todo momento la inflamación generada en la zona afectada.

    Así, además de conocer cómo se produjo exactamente la lesión, el recuperador-preparador físico deber ser competente en suministrar el tratamiento inicial correcto y apropiado. Los primeros auxilios y las técnicas de tratamiento son tal vez la parte más crítica de todo programa de rehabilitación. La forma en que se trate inicialmente la lesión tiene un impacto incuestionable sobre el curso del proceso de rehabilitación (Prentice, W., 2009).

    El problema que todas las lesiones tienen en común es la tumefacción. Una vez que ésta aparece, la curación se retrasa significativamente. El área dañada no vuelve a la normalidad hasta que remite la hinchazón. Por tanto, cuanto se haga durante la administración de primeros auxilios debe encaminarse a controlar la tumefacción. Si el edema se controla inicialmente durante la fase aguda de la lesión, es probable que se reduzca significativamente el tiempo requerido para la rehabilitación (Prentice, W., 2009).

    Por ello, en cuanto a tratamiento inicial que se deberá llevar a cabo con el objetivo de controlar y limitar la hinchazón es el principio PRHCE (protección, restricción de la actividad, hielo, compresión y elevación), éste deberá ser llevado a cabo durante los primeros días posteriores a la aparición de la lesión:

  • Vendaje elástico y compresivo: con esta técnica se intentará reducir por medios mecánicos el espacio disponible a tumefacción mediante la aplicación de presión en torno a un área dañada. Para ello, se utilizará un vendaje elástico permitiendo así ejercer una presión firme y continua sobre la lesión.

  • Crioterapia (hielo): se utilizará esta técnica durante los primeros días aplicando hielo local en la zona afectada durante unos 15 – 20 minutos y unas 3-4 veces al día. Se utiliza para aliviar el dolor y favorecer la vasoconstricción local, con lo cuál se controló la hemorragia y el edema. Así mismo, el frío aplicado a una lesión aguda enlentece el metabolismo del área dañada y se reducen la demanda de oxígeno del tejido y la hipoxia.

  • Elevación de la extremidad: Aunque este factor fue más difícil de controlar ya que tras el proceso de lesión y las consiguientes pruebas el jugador se fue a casa. Incidimos de forma muy importante sobre este aspecto ya que al tratarse de la extremidad inferior es indispensable eliminar los efectos de la gravedad y la consiguiente colección de sangre en la extremidad. Así, esta elevación colaboró en el drenaje sanguíneo y linfático de la sangre y otros líquidos desde el área lesionada al sistema circulatorio central.

  • Reposo: si una estructura lesionada no descansa y se somete a tensiones externas y esfuerzos innecesarios, el proceso curativo no tiene realmente posibilidad de comenzar.

  • Tratamiento con masaje suave así como también crioterapia, termoterapia y corrientes eléctricas a lo largo de toda la fase de sustentación por parte del equipo médico-fisioterapéutico.

b.     Fase de sustentación

    Según numerosos autores la mayor parte de la atrofia muscular se produce fundamentalmente durante la primera semana de inmovilización y es debida al efecto combinado de un descenso de la síntesis de proteínas y un aumento de la degradación siendo ésta de entre unos 3-4% por día (Apell, 1990, citado por instituto andaluz del deporte, 1997).

    Durante este estadio de curación, las células fibroblásticas depositan una matriz de fibras colágenas y forman el tejido cicatricial. Así, una movilidad inicial controlada del área dañada ha demostrado ser un recurso superior a la inmovilización respecto a la formación de tejido cicatrizal, la revascularización, la regeneración del músculo, la reorientación de las fibras musculares y las propiedades tensoras (Prentice, W., 2009).

    Por ello, durante esta fase, aunque todavía no incidamos directamente sobre la zona lesionada, si la movilizamos de forma indirecta para evitar lo anteriormente expuesto y, por otra parte, para facilitar la llegada del torrente sanguíneo a la región dañada permitiendo así un mayor aporte de nutrientes.

    El trabajo realizado durante este periodo debe ser un trabajo mixto y combinado entre el entrenamiento físico y el trabajo fisioterapéutico (crioterapia para reducir la posibilidad de que prosiga la tumefacción y, así como, también electroestimulación potenciando contracciones isométricas de la zona afectada con el objetivo de mejorar la fuerza y el grado de movilidad).

    En cuanto al trabajo físico durante esta fase consistirá en ejercicios principalmente cíclicos como la bicicleta así como también un importante trabajo abdominal tanto en fase excéntrica como concéntrica y trabajo de miembro superior.

    Este trabajo de estabilización de tronco será esencial durante todo el proceso de recuperación del deportista ya que este complejo lumbopélvico es el encargado de estabilizar dinámicamente toda la cadena cinética durante los movimientos funcionales. Sin esta estabilidad central o proximal, los músculos distales no pueden funcionar óptimamente ni utilizar con eficiencia su fuerza y potencia (Prentice, W., 2009).

    Así, seguiremos un entrenamiento principalmente de mantenimiento trabajando los grupos musculares no afectados e intentando mantener las capacidades de rendimiento e incluso aumentarlas en aquellos aspectos que por la especificidad del entrenamiento puedan no ser suficientemente trabajados como puede ser el entrenamiento abdominal.

    Por ello, durante esta fase, se podrá llevar a cabo un programa de entrenamiento similar:

  • Bicicleta: con el sillín elevado para evitar una gran implicación de zona isquiotibial. La duración será de 20’ aprox. a un ritmo suave sin intención de trabajar la capacidad cardiorrespiratoria con la única finalidad de movilizar la zona afecta y llevar sangre a esa región.

  • Equilibrio pélvico:

    • Superior: En banco plano sin apoyo de espalda.

    • Inferior: En banco plano y con apoyo de espalda elevando las piernas al techo sin bajarlas durante la fase excéntrica al suelo (para evitar la implicación del psoas). También elevando las piernas hasta el readaptador y frenar el impulso éste da a las piernas hacia el suelo.

    • Oblicuos: En banco plano sin apoyo de espalda.

    • Isométricos: recto del abdomen y oblicuos. Sobre plataforma inestable.

    • Abdominales en Fitball. Con balón medicinal.

    • Lumbares.

  • Trabajo del tren superior:

    Con el objetivo de no cansar en exceso al futbolista, se podrán elegir los ejercicios que más le gusten trabajando en unas 3 series por ejercicio y grupo muscular, a unas 10-12 repeticiones (45 segundos de descanso) y a una intensidad entre el 65-70% de su 1RM con una velocidad alta de ejecución con el objetivo de trabajar la fuerza resistencia y potencia.

    Entre estos ejercicios destacan:

  • Trabajo de tren inferior

    Así, durante esta fase también se trabajará la pierna no lesionada realizando ejercicios de fortalecimiento ya que en diversos estudios se ha confirmado que el entrenamiento de fuerza de un grupo muscular produce mejoras en el grupo muscular contralateral. Así, aunque se desconocen los mecanismos responsables de los efectos cruzados del entrenamiento de fuerza, la mayoría de los investigadores consideran que están relacionados con los procesos nerviosos que intervienen en la mejora de fuerza con el entrenamiento. Por ello, se ha sugerido que el entrenamiento de un grupo muscular podría comportar también una ganancia de fuerza en el grupo contralateral no entrenado a través de disminuir estímulos inhibidores a distintos niveles de Sistema Nervioso Central, mejorando el proceso de reclutamiento y sincronización de las unidades motoras, o incluso facilitando frecuencias de estimación más altas. También, se ha propuesto que el entrenamiento unilateral podría beneficiar al lado contralateral al incidir en aspectos psicológicos y motivacionales mejorados con el entrenamiento y que facilitarán el desarrollo de fuerza con músculos no entrenados (Kannus y col. 1992, Häkkinen y col. 1989, Ploutz y col. 1994, citados en Instituto Andaluz del Deporte, 1996).

    Por ello, en vista de lo anterior también se realizarán los siguientes ejercicios siguiendo el mismo protocolo que para los ejercicios del miembro superior:

  • Extensiones de rodilla con la pierna sana

  • Extensiones de rodilla con la pierna afectada evitando las aceleraciones y cambios bruscos de velocidad

  • Prensa con la pierna sana

  • Squat con la pierna sana

    Así mismo, el trabajo muscular de la zona afectada será trabajado únicamente desde el área médica-fisioterapéutica mediante la realización de contracciones isométricas activas y pasivas a través de la electroestimulación.

    Al finalizar las sesiones, se realizarán estiramientos de los músculos trabajados en la sesión de entrenamiento e incluso de la zona afectada, ya que así conseguimos que el músculo vuelva a su longitud de reposo facilitando la recuperación mediante la aportación de nutrientes al músculo y la eliminación de productos de desecho y evitando así una pérdida de la movilidad de la zona afectada (Young y Pitt, 1996, citado en Tous, J., 1999).

    El tipo de estiramiento será estático, tanto activo como pasivo, consistente en estirar lenta y suavemente el músculo hasta que se nota una clara tensión. Se deberá mantener dicha posición de tensión durante 10-30 segundos y luego el sujeto se relaja durante 2-3 segundos. El estiramiento se repite dos veces (Tous, J., 1999).

    Este trabajo de flexibilidad se llevará a cabo a lo largo de todo el proceso de recuperación siendo una parte indispensable de la recuperación del deportista. Haciéndose siempre al finalizar cada sesión de entrenamiento tanto por el equipo fisioterapéutico como por el readaptador.

    Entre algunos de los estiramientos realizados destacamos:

c.     Fase de aproximación al gesto deportivo

    En esta fase, comenzamos la readaptación físico-deportiva propiamente dicha empezando a trabajar de forma muy progresiva y global sobre la región afectada. Al comienzo de esta fase, el trabajo se localizará principalmente en el gimnasio y el área médica comenzando ya las primeras salidas al campo de fútbol.

    Uno de los principales principios de entrenamiento que tendremos en cuenta será el del incremento sistemático de la carga ya que la adaptación de las estructuras del tejido conectivo se realiza con retraso respecto al de los demás tejidos, por lo que es necesario que el incremento de las cargas sea continuo pero diluido en el tiempo (Instituto Andaluz del Deporte, 1996). De esta forma evitaremos:

  • Incrementos bruscos de la carga o excesivamente rápidos.

  • Errores en la valoración de la relación entre carga y capacidad de carga.

    Entre los objetivos que pretendemos conseguir en esta y la siguiente fase son:

  • Readaptación fisiológica de la zona afectada a la sistemática del entrenamiento, fundamentalmente a los sistemas más utilizados en el desarrollo de las cualidades específicas de su especialidad deportiva.

  • Proporcionar una planificación de las cargas a las que es sometido, al objeto de poder gradualmente integrarse a la dinámica de esfuerzos y descansos del entrenamiento normalizado.

    Por ello, durante esta fase, estableceremos un protocolo de entrenamiento encaminado al restablecimiento del control neuromuscular de la región afectada ya que como consecuencia de la inmovilización y el reposo sufridos tras la lesión, resulta necesario restaurar el patrón sensitivo previamente establecido en la región.

    Así, durante esta fase, se utilizarán ejercicios de fortalecimiento funcionales y, principalmente, de cadena cinética cerrada dentro de un margen de movilidad indoloro y que no complique el proceso de lesión. Desde una perspectiva biomecánica, se ha sugerido que los ejercicios en cadena cinética cerrada son más seguros y producen tensiones y fuerzas que son potencialmente un poco menos peligrosas para las estructuras en curación que los ejercicios en cadena cinética abierta. Además, tienden a ser más funcionales ya que la mayoría de las actividades realizadas en la vida diarias y así como también la mayoría de las actividades deportivas, implican un sistema en cadena cinética cerrada (Prentice, W., 2009).

    Como ya hemos comentado anteriormente, en esta fase incidiremos más sobre la región lesionada pero de forma muy progresiva. Por ello, planeamos un protocolo de entrenamiento escalonado conteniendo los siguientes objetivos a trabajar en cada sesión de entrenamiento:

  • Activación y mejora de la carga cardiovascular.

  • Activación y mejora de la propiocepción

  • Recuperación de la fuerza muscular en la zona lesionada

  • Introducción de aspectos técnicos y movimientos funcionales.

Activación y mejora de la carga cardiovascular

    Durante esta etapa se comenzará a trabajar sobre la capacidad cardiorrespiratoria utilizando la bicicleta como medio principal para este entrenamiento y siguiendo un protocolo muy progresivo para no sobrecargar la zona lesionada. Debido a las exigencias del fútbol, éste se caracteriza por la presencia de esfuerzos intermitentes o interválicos de alta intensidad integrando grandes periodos de tiempo de recuperación activa entre ellos. Al trabajar en bicicleta modificaremos la intensidad del entrenamiento cambiando los Watios a superar en cada momento. A continuación propongo, un ejemplo de progresión realizada en bicicleta desde el primer día al último de esta fase:

Primeros días de esta fase

3 series X 3 minutos cada serie X 2 minutos de recuperación activa a 100 Watios

Últimos días de esta fase

4 series X 2,5 minutos X 3 minutos de recuperación activa a 200 Watios

Activación y mejora de la propiocepción

    Durante los primeros días de esta fase, comenzaremos con actividades de equilibrio estático las cuales serán precursores de actividades más dinámicas. La progresión general que utilizaremos será con apoyo bilateral y luego unilateral y primero con los ojos abiertos y luego con los ojos cerrados. Posteriormente pasaremos a actividades más dinámicas y funcionales siendo capaz el deportista de realizar ejercicios cada vez más específicos del deporte.

    Primeros días:

  • Bipedestación sobre el bosu.

  • Monopedestación (el reuperador intenta alterar o modificar la postura).

  • Sobre cara plana del bosu.

  • Apoyo bipodal y monopodal sobre bosu realizando remates de cabeza.

  • Apoyo monopodal y bipodal trabajando lanzamientos y recepciones con balón medicinal.

    Posteriormente, pasamos a ejercicios dinámicos implicando la zona afectada

  • Levantarse del fitball a la posición de firmes.

  • Sentadilla apoyando los glúteos sobre el fitball y subiendo a la posición inicial.

  • Split o Sentadilla en bosu bipodal y monopodal.

  • Sentadilla en cara plana del bosu.

  • Desde un posición semiflexionada en bosu, extensión de piernas y remate de cabeza.

  • Igual pero golpeando la pelota con ambas piernas.

Recuperación de la fuerza muscular en la zona lesionada

    Durante esta etapa, se realizarán ejercicios estáticos de fuerza con leves resistencias manuales y con una ejecución lenta y controlada del movimiento intentando estimular el metabolismo en la zona lesionada, movilizar el tejido cicatricial y evitar posibles limitaciones de la movilidad. También, continuaremos con el fortalecimiento de la zona afectada y de toda la extremidad inferior a través de ejercicios dinámicos de potencia en cadena cinética cerrada.

    Por ello, comenzaremos con la realización de ejercicios resistidos a través de la aplicación de resistencias manuales por parte del readaptador físico:

  • Banco plano o suelo, decúbito prono con la rodilla sobresaliendo del borde del banco. Aplicar resistencia sobre el talón o talones mientras el deportista contrae los isquiotibiales concéntricamente para flexionar las piernas y cuenta 5 segundos. Tras una pausa de 2 segundos en flexión completa, se aplica resistencia en extensión y se cuenta hasta 5 mientras el deportista contrae los isquiotibiales excéntricamente.

  • Decúbito prono con las piernas extendidas. El readaptador se sienta en las nalgas del jugador y le sujeta los pies (tobillos). Éste debe realizar una flexión de las piernas contra la resistencia del readaptador.

  • Decúbito supino con las piernas flexionadas 90º en caderas y rodillas, apoyando las plantas de los pies sobre un fitball y éste a su vez apoyado sobre la pared. Intentar extender las piernas aplastando el fitball contra la pared.

  • Decúbito supino, caderas y rodillas flexionadas apoyando las plantas de los pies sobre el suelo. Elevar la cadera dejándola en línea recta con las piernas. Con apoyo bipodal y monopodal.

  • De rodillas en suelo y erguido. Intentar adelantar el tronco contra la resistencia del preparador.

  • Igual, pero el preparador le empuja hacia delante de los hombros y el futbolista intenta desplazar el tronco hacia atrás contra la resistencia del readaptador.

  • Decúbito prono, apoyando el tronco y dejando las piernas libres y extendidas, realizar la extensión de la cadera contra la resistencia del readaptador que empuja hacia abajo.

  • Decúbito prono, con los pies próximos a la espaldera. Atar una goma elástica al tobillo y a la espaldera y realizar flexiones de rodilla.

  • De pie, de frente a la espaldera, atar una goma elástica al tobillo y a la espaldera y extender la cadera.

    En los últimos días de esta fase, pasamos a realizar ejercicios resistidos más funcionales trabajando en cadena cinética cerrada incorporando un poco más de peso (2-3 series 10-12 rep.):

  • Sentadilla subido en el cajón a una pierna.

  • Sentadilla a una pierna.

  • Multicadera. Extensión de cadera iniciando el movimiento con la rodilla flexionada para terminar extendida (bíceps femoral y glúteo mayor).

  • Sentadilla rusa.

 

  • Splits o tijeras (cuádriceps, isquiotibiales, glúteo mayor, músculos inguinales y psoasilíaco) poniendo el pie sobre un escalón de 10 a 15 cm de altura. Una vez que el pie toca el escalón, el deportista debe flexionar la rodilla atrasada hacia el suelo para trabajar la porción superior de los isquiotibiales de la pierna adelantada y los flexores coxales de la pierna atrasada.

  • Subida lateral de escalones (cuádriceps, isquiotibiales, glúteo mayor y medio y tensor de la fascia lata) usando repeticiones y series o tiempo.

Introducción de aspectos técnicos y movimientos funcionales

    Desde mitad de esta fase hasta el final del proceso de recuperación se irán introduciendo de manera progresiva ejercicios con balón y así como también ejercicios más funcionales en el campo de fútbol. Los ejercicios realizados en campo durante esta fase serán cíclicos, sin cambios de velocidad o dirección y realizados a una velocidad moderada. Así, entre los ejercicios que podemos comenzar a introducir destacan:

  • Calentamiento (entre los ejercicios para calentar la zona afectada):

    • Marcha: Andar realizando fondos con rebote.

    • Corriendo elevando los pies por delante y por detrás.

    • Carrera a grandes zancadas

    • Carrera de espaldas.

  • Carrera continua: aproximadamente 25 minutos a ritmo suave sin intención de trabajar la capacidad cardiorrespiratoria ya que ésta se trabaja en la bici.

  • Ejercicios con balón:

    • Toques y técnica de balón

    • Carrera continua con balón (dribling, juegos…)

    • Pases de balón en diferentes alturas

    • Remates de cabeza

    • Sentadilla a una pierna y golpeo de balón con la pierna libre.

d.     Fase de orientación

    Esta fase resulta una continuación de la anterior pero ya realizaremos algunos cambios en cuanto a los ejercicios a realizar: avanzaremos en el trabajo cardiorrespiratorio y en el fortalecimiento muscular de todo el tren inferior.

Activación y mejora de la carga cardiovascular

    Comenzamos a incidir de forma más importante sobre la capacidad cardiorrespiratoria y para ello pasamos del trabajo en bici al trabajo en campo. Al igual que durante todo el proceso de recuperación, este trabajo será progresivo comenzando con un trabajo de la resistencia de forma cíclica para pasar a un trabajo de resistencia acíclica más parecido al trabajo realizado durante un partido.

    Así, podremos comenzar con un trabajo de resistencia utilizando un método continuo variable alrededor del campo (cíclico), trabajando en dos tiempos de 15 minutos cada uno llevando una frecuencia cardíaca entre las 140-165 pul/minuto.

    Progresaremos a realización de series también de forma cíclica:

  • 2 series de 500 metros en 1’ 50’’

  • 3 series de 300 metros en 1’

    Con descanso entre las series de 500 metros de 2’ y entre las series de 300 metros de 1,5’.

    Como vemos, este trabajo ya no se realizará controlando la frecuencia cardiaca sino que se controlará con tiempo en función de los resultados que se hayan obtenido anteriormente en esas distancias.

    Con este trabajo y el anterior se tratará de conseguir:

  • Activación de los procesos aeróbicos a través de la deuda de oxígeno.

  • Hipertrofia cardiaca (miocardio).

  • Cierta capilarización.

  • La capacidad aeróbica, a través del incremento del consumo máximo de oxígeno, especialmente debido al aumento de la circulación central.

    Al final de esta fase, pasaremos al trabajo de la resistencia de forma acíclica utilizando el ancho del campo y realizando series más cortas pero de mayor intensidad. Un ejemplo, pueden ser:

  • 3 series de 300 metros (53 segundos en 2 idas y vueltas al ancho del campo)

  • 2 series de 150 metros (25 segundos en una ida y vuelta al ancho del campo)

    Descanso entre las series de 70 segundos.

    Con este tipo de trabajo intentamos conseguir un aumento de:

  1. La tolerancia y eliminación del lactato.

  2. La potencia anaeróbica láctica, a través del incremento del ritmo de producción de lactato

  3. La capacidad anaeróbica láctica, a través de una mejora de la tolerancia al lactato

  4. Un aumento de la capacidad aeróbica por medio del aumento del VO2 máximo a través de la mejora especialmente de la circulación central.

Activación y mejora de la propiocepción y fortalecimiento

    Así mismo, continuaremos con los ejercicios de propiocepción de la parte final de la fase anterior buscando ante todo un trabajo integrado de propiocepción y fortalecimiento pero con un aumento progresivo de la resistencia a vencer.

    Aquí, utilizaremos alteras, mancuernas, balones medicinales, cuerdas… Entre estos ejercicios destacan:

  • Sentadilla en bosu bipodal y monopodal

  • Split o Sentadilla en cara plana del bosu

  • Zancada lateral

  • Sentadilla con carga en plataforma inestable

  • Subida al cajón con una piernas y salto arriba

    Así como también, ejercicios de fortalecimiento introduciendo una mayor resistencia o peso trabajando en torno al 70-80% de 1RM en cada uno de los ejercicios. Entre los ejercicios destacan:

  • Sentadilla hack dos piernas

  • Sentadilla subido en el cajón a una pierna.

  • Prensa

  • Sentadilla rusa.

  • Peso muerto con las piernas rígidas y las rodillas ligeramente flexionadas. Rotación de la articulación coxofemoral para generar flexión y mantener la curva lordótica de la espalda hasta sentir tirantez en los músculos isquiotibiales.

  • Splits o tijeras (cuádriceps, isquiotibiales, glúteo mayor, músculos inguinales y psoasilíaco) poniendo el pie sobre un escalón de 10 a 15 cm de altura.

  • Con el deportista arrodillado en el banco y los pies colgando sobre el borde, el preparador físico estabiliza las piernas mientras el deportista inclina el cuerpo hasta quedar en decúbito prono contrayendo excéntricamente isquiotibiales. El deportista debe mantener la curva lordótica lumbar y permanecer completamente erguido, evitando cualquier flexión de las caderas.

    Así, debido a las propias exigencias del futbolista en su puesto específico podremos comenzar al final de esta fase a introducir algunos ejercicios de pliometría o CEA en el gimnasio con el objetivo de incrementar su fuerza explosiva en el miembro inferior. Por ejemplo:

  • Salto de un cajón a 40 cm de altura y amortiguación completa.

  • Salto de un cajón a 30 cm de altura, recepción en el suelo y de nuevo otro salto intentando llegar lo más alto posible.

  • Igual que el anterior pero una vez en el suelo intentamos llegar lo más lejos posible horizontalmente.

  • Desde el suelo intentamos subir a un escalón de 40 cm de altura primero con ambas piernas y luego con una sola pierna. Una vez arriba, caemos al suelo intentando amortiguar la caída.

    Por su parte, para valorar el nivel muscular de la extremidad inferior, se programarán tests para valorar el progreso del deportista durante este proceso.

Introducción de aspectos técnicos y movimientos funcionales

    A medida que vamos avanzando en el proceso de recuperación y el deportista se va encontrando mejor iremos aumentando el número de ejercicios en campo con balón intentando progresivamente llegar a situaciones cada vez más reales.

    Así, algunos ejercicios realizados durante esta fase pueden ser:

  • El readaptador con balón y el futbolista separado en frente suya a un metro. El primero avanzaba con balón realizando cambios de dirección rápidos a la vez que el futbolista actuaba como defensa intentando cerrar el avance del preparador por cada lado.

  • Igual pero ahora era el futbolista quien llevaba el balón.

  • Realización de pases entre el readaptador y el futbolista a una distancia de unos 5-10 metros cambiando de posición con cada pase.

  • Avanzar a través de una escala elevando las rodillas lo más rápido posible y terminar realizando un remate de cabeza (10 repeticiones).

  • Una vez el futbolista realiza un pase da la vuelta a una pica y ejecuta otro pase con la otra pierna (10 repeticiones con cada pie/ 2 series). Pases por el suelo.

  • Igual pero ahora el readaptador el tira el balón por el aire y el futbolista se lo devuelve.

  • Zig-zag con balón y una vez terminado salir en velocidad con balón unos 15 metros.

    Durante esta fase, el trabajo con los fisios se fue reduciendo progresivamente debido a la correcta evolución del deportista quedando limitados estos tratamientos a masajes de descarga y recuperación.

e.     Fase de preoptimización

    Los objetivos fundamentales de esta fase son:

  • Lograr el nivel de condición física deseado según su especialidad y capacidades anteriores.

  • Seguridad en la ejecución técnica al nivel equiparable con su anterior situación e integración a los sistemas tácticos habituales en los deportes de equipo.

  • Confianza en su restauración total para la competición.

  • Integración total en el grupo de entrenamiento.

    Por su parte, en esta fase, la fuerza rápida sin dudas tiene como objetivo aportar el entrenamiento específico en sujetos con demandas deportivas, y además, aumentar la eficiencia de los estabilizadores activos a partir de una mayor activación refleja (Alurralde, 2001, citado en Scaro, M., 2005).

    Según Scaro (2005), la fase final de la rehabilitación después de una lesión, es una herramienta no sólo para aumentar la fuerza máxima y rápida, sino también para mejorar la estabilidad dinámica de la articulación y la coordinación de toda la extremidad. Por tal motivo, ello debe constituir siempre una fase de mayor importancia en el regreso de un atleta al deporte.

    Por ello, durante los primeros días de esta fase continuaremos con el trabajo de resistencia que empezamos a trabajar al final de la fase anterior aumentando la intensidad y disminuyendo el tiempo de recuperación:

  • 1 serie de 300 metros (en 51 segundos)

  • 2 series de 150 metros (en 23 segundos)

    En cuanto al trabajo de fuerza y fortalecimiento, en un primer momento, se basará en los ejercicios realizados anteriormente centrándonos en aquellos ejercicios más funcionales de cadena cinética cerrada pero ahora prestando una atención importante sobre la fase excéntrica del movimiento aumentando, por ello, el tiempo de ejecución llegando a un ritmo 1:3. Pueden ser:

  • Sentadilla dos piernas

  • Sentadilla rusa

  • Zancada lateral

  • Prensa

  • Splits, tijeras o zancadas frontales (cuádriceps, isquiotibiales, glúteo mayor, músculos inguinales y psoasilíaco)

  • Con el deportista arrodillado en el banco y los pies colgando sobre el borde, el preparador físico estabiliza las piernas mientras el deportista inclina el cuerpo hasta quedar en decúbito prono contrayendo excéntricamente isquiotibiales.

    Así mismo, al final de esta fase se irá modificando la ejecución de los ejercicios aumentando la velocidad y disminuyendo para ello el peso a vencer (50-60% 1RM a máxima velocidad) con la finalidad de adaptar al deportista a la exigencia de los esfuerzos que ocurren de manera real durante el partido.

    En cuanto al trabajo de pliometría, lo seguiremos trabajando durante esta fase pero ya en el campo a través de su integración con el balón y movimientos específicos del deporte y su puesto específico. Así, algunos ejercicios son:

  • Rodillas al pecho superando las vallas y salida en velocidad unos 10 metros (7 repeticiones).

  • Igual pero saliendo en velocidad conduciendo un balón.

  • Igual pero los 5 primeros metros de sprint se realizan de frente y los últimos 5 de espaldas.

  • Saltos laterales por encima de un pica, zig-zag sin balón y finalización a portería.

  • Con balón medicinal, se realizan 7 CMJ y tras 5 metros de sprint se realizan dos tiros a portería cada uno con una pierna diferente.

  • Zancadas laterales con una pierna llevando el balón medicinal en las manos. Soltamos el balón y salimos 5 metros en velocidad para realizar golpeos con cada pierna devolviendo el balón que el readaptador nos lanza a media altura (7 repeticiones).

    Por su parte, al final de esta fase dejamos de trabajar la resistencia cardiorrespiratoria para pasar a incidir más sobre la velocidad pensando ya en su reaparición inminente:

    Así, algunos de los ejercicios pueden ser:

  • Progresiones de 60 metros (7-8 repeticiones).

  • Series de velocidad con salidas y paradas a la voz del preparador físico para incidir sobre la región posterior del muslo (7-8 repeticiones).

  • Series de velocidad con muchos cambios de sentido (6 repet.). P. ejemplo: salida de espaldas, cambio a carrera frontal, desplazamiento lateral hacia un lado, desplazamiento lateral hacia el otro lado y carrera frontal.

  • Otro ejemplo de velocidad 20 metros con cambios de sentido (7 repeticiones).

  • Velocidad 15 metros en zig-zag (7 repet).

f.     Fase de optimización

    Prentice, Restrom, Ekestrand y Anderson entre otros autores (citados en Scaro, M. 2005) establecen principalmente los siguientes criterios de retorno a la actividad deportiva tras una lesión:

  • Lograr un rango de movimiento dinámico completo sin dolor, con un adecuado nivel de fuerza muscular y nivel propioceptivo que le permita realizar con éxito todas las habilidades que el deporte le exige.

  • Alcanzar un equilibrio muscular entre el miembro sano y el lesionado. Para esto, no solo debe valorarse la fuerza máxima dinámica, sino que también es esencial la valoración de la fuerza rápida y la fuerza máxima excéntrica, especialmente en el grupo de los isquiotibiales.

  • Alcanzar niveles propioceptivos necesarios para el máximo rendimiento deportivo.

  • Niveles de fuerza máxima y fuerza rápida apropiados, en relación con las exigencias deportivas específicas.

  • Apto psicofísico para las exigencias deportivas.

  • Realizar las actividades deportivas específicas exitosamente, igual o mejor que los niveles previos a su lesión.

    Por su parte, otros criterios para valorar el nivel  de  fuerza  muscular son:

  • Capacidad  de  realizar  sin  fatiga  ejercicio  resistido  funcional.

  • Capacidad  de  realizar  sin  fatiga  Batería  funcional  de  Bosco (SJ,  SJ  con  cargas  progresivas, CMJ,  Drop J,  Rebound J)

  • Capacidad  de  realizar  trabajos  de  autocarga  a  alta  velocidad  en  coordinación  con  gestos  de  carrera.

  • Capacidad  de  gesto  técnico  en  fatiga  sin  consecuencia.

  • Acciones  de  Resistencia  a  la  Velocidad  sin  consecuencias  de  fatiga  en  la  siguiente  sesión  de  reentrenamiento

    Por su parte, entre los ejercicios realizados en campo destacan ejercicios muy funcionales

  • Zig-zag con balón hasta llegar al recuperador, devuelvo el balón y corro hasta el comienzo del zig-zag para recibir el balón y finalizar en portería (7 repeticiones).

  • Batería de tiros lo más rápidamente posible teniendo que tocar siempre el cono (4 repeticiones).

  • Realización del zig-zag y la velocidad tanto en la ida como en la vuelta sin balón.

  • En la vuelta, recojo el balón, realizo lo mismo, finalizo a portería y vuelvo corriendo al punto de inicio (7 repeticiones).

Bibliografía

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  • Lalín, C. (2008). Revista de entrenamiento deportivo. La readaptación lesional (I parte): Fundamentación y contextualización. Tomo XXII. Nº 2: 30-35.

  • Lalín, C. (2008). Revista de entrenamiento deportivo. La readaptación lesional (II parte): Reentrenamiento físico-deportivo del deportista lesionado. Tomo XXII. Nº 3: 30-37.

  • Lalín, C. (2009). Revista de entrenamiento deportivo. Consideraciones sobre la aportación de Seirul-lo a la Readaptación físico-deportiva del deportista lesionado. Tomo XXIII. Nº 4: 19.

  • Prentice, W. (2009). Técnica de rehabilitación en Medicina Deportiva. Paidotribo: Barcelona.

  • Renström, P. A. F. (1999). Prácticas clínicas sobre asistencia y prevención de lesiones deportivas. Paidotribo, D.L.: Barcelona.

  • Scavo, M. (2005). Retorno a la competición luego de la rehabilitación: valoración de la fuerza y la función. EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Nº 8. Enero. http://www.efdeportes.com/efd8/rehab.htm

  • Tous, J. (1999). Nuevas Tendencias en Fuerza y Musculación. Ergo: Barcelona.

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EFDeportes.com, Revista Digital · Año 15 · N° 149 | Buenos Aires, Octubre de 2010
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