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Fútbol: concepto e investigación

 

Universidad de Málaga

(España)

Antonio Tapia Flores
Antonio Hernández Mendo

mendo@uma.es

 

 

 

 

Resumen

          En el artículo se desarrolla en primer lugar un breve recorrido histórico del fútbol, desde los orígenes en Europa hasta el inicio de su práctica en España. A continuación, se expone el concepto de fútbol en la actualidad, destacando la visión dada por distintos autores, destacando a Cagigal y Parlebas. Seguidamente se desarrollan los distintos paradigmas que existen en la investigación deportiva, el Paradigma Clásico, en el que se ha basado tradicionalmente el estudio del deporte; y la Teoría de los Sistemas Dinámicos, paradigma que empieza a poner en duda muchas afirmaciones incuestionables hasta el momento en la investigación deportiva. Por último, finalizamos exponiendo una revisión de las investigaciones en fútbol relacionadas con la dirección de equipos de fútbol y los factores determinantes en el resultado del partido.

          Palabras clave: Fútbol. Investigación. Paradigma.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 15, Nº 148, Septiembre de 2010. http://www.efdeportes.com/

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    La historia del fútbol es un triste viaje del placer al deber. A medida que el deporte se ha hecho industria, ha ido desterrando la belleza que nace de la alegría de jugar porque sí.

 

    En este mundo del fin de siglo, el fútbol profesional condena lo que es inútil, y es inútil lo que no es rentable. A nadie da de ganar esa locura que hace que el hombre sea niño por un rato, jugando como juega el niño con el globo y como juega el gato con el ovillo de lana: bailarín que danza con una pelota leve como el globo que se va al aire y el ovillo que rueda, jugando sin saber que juega, sin motivo y sin reloj y sin juez.

 

    El juego se ha convertido en espectáculo, con pocos protagonistas y muchos espectadores, fútbol para mirar, y el espectáculo se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos del mundo, que no se organiza para jugar sino para impedir que se juegue. La tecnocracia del deporte profesional ha ido imponiendo un fútbol de pura velocidad y mucha fuerza, que renuncia a la alegría, atrofia la fantasía y prohibe la osadía.

 

    Por suerte todavía aparece en las canchas, aunque sea muy de vez en cuando, algún descarado carasucia que sale del libreto y comete el disparate de gambetear a todo el equipo rival, y al juez, y al público de las tribunas, por el puro goce del cuerpo que se lanza a la prohibida aventura de la libertad.

Eduardo Galeano (1995). El Fútbol a sol y sombra,

 

    "El fútbol es el único idioma mundial aparte de la ciencia"

-Lawrence Kitchin (1966)-

 

    "Mientras un jugador no domine el balón con todo el cuerpo, como es debido, mientras no haya un espíritu más ofensivo, mayor coordinación y velocidad en el ataque, más ganas de ganar en buena ley, más divertido será seguir viendo los partidos de la muchachada en los baldíos y potreros".

-Augusto Roa Bastos (1966, pp.301).

1.     Síntesis histórica

    En este apartado seguiremos el trabajo de Hernández Mendo (1996), donde se manifiesta la dificultad de demostrar la relación que existe entre el juego romano y las distintas variantes del fútbol practicado en la Edad Media. Los únicos documentos que existen son proclamas en nombre del rey intentado abolir este tipo de juego. En estos juegos el número de participantes era ilimitado en ambos bandos y las porterías estaban muy distanciadas. Una de las razones por las cuales se llevaban a cabo estos juegos era delimitar propiedades o preservar los privilegios y derechos locales de cada equipo. Parece demostrado el profundo arraigo de este juego en las costumbres del pueblo británico, a pesar de los continuos intentos de prohibición seguía practicándose. Young (1968) recoge algunas de esas proclamas, como por ejemplo una de Eduardo II en 1314: "Por cuanto que hay un gran ruido en la ciudad causado por el botar de pelotas muy grandes (...) y por las que muchos males podrían derivarse y que Dios prohíbe; ordenamos y prohibimos en nombre del Rey, bajo pena de prisión, que tal juego se vuelva a jugar en esta ciudad en el futuro" (pp. 35). En el año 1349 Eduardo III escribía a los gobernantes de Londres quejándose de que "las habilidades para disparar con arcos se han perdido prácticamente del todo en beneficio de juegos inútiles y desorganizados" (Young, 1968, pp.38) entre los que se cita el fútbol. En 1389 Ricardo II restablece la prohibición en términos absolutos, prohibiendo expresamente "todo tipo de juegos de tenis, fútbol y otros juegos llamados, dados, rectángulos, (...) absolutamente inoportunos" (Young, 1968, pp.42). Unos años después; en 1401, Enrique IV confirma el obligado cumplimiento de este decreto.

    Linaza y Maldonado (1987) describen una historia ocurrida a finales del siglo XIV en relación con un jugador herido que se curó al ver al glorioso Enrique en un sueño. El relato aseveraba que el juego en el que había resultado herido el jugador era llamado fútbol y consiste en un juego donde los jóvenes, en un campo de deporte, empujan un gran balón, no con la mano sino golpeándolo con el pie y haciéndolo rodar por el suelo. Un juego abominable, más popular, indigno e inútil que cualquier otro tipo de juego, y cuyo resultado no puede ser otro que accidentes, pérdidas y todo tipo de desgracias.

    En el año 1580 se describe en un libro de Giovanni Bardi titulado Discorso sopra el gioco del Calcio Fiorentino un juego practicado en la ciudad de Florencia, en el que dos equipos compuestos de 27 jugadores se uniformaban con ropas de colores.

    Durante el siglo XVII, la influencia del Renacimiento italiano se extiende por toda Europa. En la guerra civil inglesa algunos de los partidarios del rey Carlos II se refugiaron en Florencia y descubrieron allí el juego del calcio como una variante mucho más interesante que el juego popular que se practicaba en su país. En una traducción del libro de Boccalini titulado I Ragguagli di Parnaso, Carey, conde de Monmouth, dice en 1656 que los nobles florentinos jugaron el último martes al calcio, en el campo de Fibean y todos los intelectuales del Parnaso vinieron a verlo, y aunque algunos era la primera vez que veían el espectáculo de estos nobles florentinos cayendo al suelo, decían que esta forma de proceder era demasiado violenta y, sin embargo, no tan severa como la de un combate real. Los virtuosi disfrutaron con el espectáculo, y muchos animaron a los jugadores mientras corrían y mostraban su fuerza a los demás que estaban muy complacidos con la invención del juego; además, demostraba que era muy bueno para educar a los jóvenes a correr, a saltar y a luchar. Se creía que esta era la razón por la que se había institucionalizado en la famosa Florencia. Se consideraba un acierto la introducción del calcio entre los ciudadanos de Florencia con el propósito de darles la satisfacción de poder proporcionar cuatro o cinco golpes en la cara a aquellos a quienes querían mal, de una forma deportiva, en lugar de mostrar de una forma más abierta su animadversión (Linaza y Maldonado, 1987).

    El fútbol, tal y como se conoce, se desarrolla a partir de estos orígenes en Inglaterra durante la era victoriana, en las prestigiosas public schools y, en un nivel docente superior, en las también afamadas universidades de Oxford y Cambridge. Las primeras escuelas pioneras en el nacimiento y separación del soccer 1 y del rugby fueron las de Eton, Harrow, Winchewster, Malborough y Rugby. En algunas de estas escuelas los estudiantes disponían para la práctica del soccer de espacios cerrados (tipo patios y claustros), lo que motivó que el fútbol tendiese hacia la habilidad, jugándose sólo con los pies, fue llamado el dribbling game. Debido a que cada escuela tenía sus propias normas, no podían enfrentarse unas con otras. Al graduarse los estudiantes formaban asociaciones de antiguos alumnos, con la finalidad de continuar practicando los juegos universitarios. La primera tentativa de unificación se llevó a cabo en Cambridge.

    Esta primera tentativa de unificación se consumó en reglas que recogían más el espíritu del dribbling game que del rugby. Con la aceptación de estas normas en los movimientos asociativos de Nottingham y Sheffield se dio un gran paso en la definición y consolidación del fútbol, llegando incluso a que la gran mayoría de los pequeños clubes jugasen con lo que empezó a llamarse las "Reglas de Sheffield", que se diferenciaban básicamente en su mayor tolerancia en lo relativo al offside. Bajo estas normas se creo la figura del sneak delantero, que es un jugador en offside, que como señala Polo del Barrio (1986) con frecuencia habla con el goalkeeper contrario. Años más tarde y con la modificación de las normas del offside el rol de jugador sneak desaparece.

    A partir de esta influencia del Renacimiento italiano, el fútbol va a considerarse como una parte del entrenamiento de los caballeros, muy útil en el desarrollo de las habilidades físicas y como ejercicio saludable, pero también de gran interés en la formación del carácter y del autocontrol. La filosofía del Renacimiento, mens sana in corpore sano, llegó rápidamente a los teóricos ingleses de la educación. En el año 1561 Richard Mulcaster, director de la Escuela de mercaderes de tejidos y superior de la Escuela de Saint Paul, escribió que el juego del fútbol no habría llegado a su grandeza actual, ni sería de uso tan amplio como es, sino fuera porque ayuda tanto a la salud como a la fortaleza.

    Poco después se establecen diez reglas básicas a cargo de J.C. Thing, denominándose The simplest game, donde se intenta tipificar las acciones del juego. El 26 de octubre de 1863 se reúnen los representantes de los colegios y asociaciones deportivas en la Free Masons Tavern, se intentó fijar un código uniforme a fin de regular el fútbol. Estas discusiones finalizan en diciembre de ese año aceptando las normas de Cambridge y la retirada de los partidarios del rugby. Diez años más tarde, en 1873, se funda la Scottish Rugby Union. A partir de ese momento se produce la separación entre los dos deportes, el rugby es practicado por una juventud acomodada, en tanto que el fútbol lo juegan las clases populares. Se llegó a afirmar que el soccer (el fútbol asociación) era un juego de gentlemen practicado por gamberros y que el rugby es un deporte de gamberros practicado por gentlemen. A partir de ese momento surgen dos deportes distintos: el soccer y el rugby.

    El football se expande por Escocia, Gales e Irlanda, llegando incluso al resto de Europa y América. Esta expansión dio origen a la práctica de distintos tipos de fútbol, el escocés estaba basado en el pase corto; el inglés era juego directo y pase largo. Cuando el fútbol se introduce en España esta diferencia se observa en Vizcaya con un estilo de fútbol inglés, mientras que en Castilla se practicaba un juego más técnico, basado en el modelo escocés.

    En la década final del XIX el fútbol se extiende por toda Europa. Los primeros países en practicarlo fueron Bélgica (1896), Suiza (1898), Italia (1898), Holanda (1898), España (1902) y Alemania (1903).

    En América, uno de los primeros países en recibir la influencia del fútbol anglosajón fue Brasil (Río de Janeiro), a través de marineros británicos en 1864. Durante algunos años este deporte fue practicado únicamente por gerentes y empleados ingleses y alemanes. En este tiempo fue considerado como una actividad chic, sólo lo practicaban aquellos que lo conocían y en los clubes de aristócratas. Esta situación es común en casi toda Iberoamérica, motivado por la influencia anglosajona. En Argentina se juega el primer partido en 1867, celebrándose el primer partido "oficial" entre los equipos de Buenos Aires Football Club y Alumni.2

    En España ha existido una polémica acerca de dónde comenzó a jugarse, parece demostrado que fue entre el río Odiel y el Tinto, frente al monasterio de La Rábida, en la onubense Punta del Cebo (Polo del Barrio, 1986). Se produce como consecuencia del arrendamiento que hizo el gobierno de la I República a empresas británicas. La llegada de ingenieros y técnicos ingleses facilita la introducción del fútbol en nuestro país. La compañía de Río Tinto estimuló el fútbol, el tenis y el criquet, cediendo para ello terrenos y costeando el material y el equipamiento. Precisamente en estos terrenos fue donde jugó el primer partido oficial el Huelva Recreation Club.3 Ese mismo año se funda el Río Tinto Football Club, con empleados ingleses de la compañía. También en el sur, en Gibraltar, la sociedad Gibraltar Civilian Football Club organizó desde 1895 un campeonato que llevaba su nombre. Se disputaba anualmente encuentros sin participación española, debido a la falta de calidad de sus equipos.

    En la zona de Castilla los primeros en practicar el fútbol fueron los alumnos de los colegios de élite, como los colegios irlandeses de Salamanca y Valladolid y la Institución Libre de Enseñanza, donde se le concedía una especial atención a la enseñanza de la Educación Física y todas las cuestiones relativas a los juegos. En Salamanca se jugaba en el Teso de la Chinchibarra y sus aledaños. En Madrid se jugaba en los descampados de Moncloa, Puerta de Hierro y la Escorzonera con el primer balón que trajo don Manuel Bartolomé Cossio -visitó con Giner de los Ríos Inglaterra- a la Institución Libre de Enseñanza.

    El suizo Hans Gamper fue quien introdujo el fútbol en Barcelona. Llegó a la ciudad condal para trabajar como contable en la compañía de tranvías de Sarriá y puso un anuncio en el semanario Los Deportes convocando a todos los jóvenes4 interesados a ponerse en contacto con la redacción del periódico. De esta convocatoria un mes después se crea en el gimnasio Solé, el Barcelona Fútbol Club.

    La importancia que fue adquiriendo el deporte en general y el fútbol en particular en la España de principios de siglo quedan reflejadas en las palabras que Ortega y Gasset escribió en 1920 para el diario El Sol: "La Cultura no es hija del trabajo sino del deporte. Bien sé que a la hora presente me hallo sólo entre mis contemporáneos para afirmar que la forma superior de la existencia humana es el deporte. Algún día trataré de explicar por qué he llegado a esta convicción, la marcha de la sociedad obliga a una reforma radical de las ideas y anuncia un viraje de la historia hacia un sentido deportivo y festivo de la vida"

    Como hemos podido comprobar a través de esta breve reseña histórica los orígenes del fútbol son consecuencia de actividades de ocio.

2.     Fútbol: Aproximación conceptual

    El fútbol es un fenómeno de masas que cada vez está alcanzado una mayor difusión, según los datos que maneja la FIFA en el año 2006, aproximadamente 265 millones de personas juegan al fútbol regularmente de manera profesional, semiprofesional o amateur, considerando tanto a hombres, mujeres, jóvenes y niños. Dicha cifra representa alrededor del 4 % de la población mundial. Si a esto añadimos a los agentes implicados o afectados, que están fuera de los terrenos de juego, la dimensión que adquiere es de una gran magnitud. Instituciones, agentes, organizadores, patrocinadores, espectadores, periodistas, lectores, comentaristas, fans, socios, medios de comunicación, derechos de televisión, páginas web, quinielas, apuestas, etc., hacen de este deporte un movimiento de masas (Castellano et al., 2008).

    En el ámbito de producción científica la base de datos SportDiscus (utilizando una estrategia de búsqueda “fútbol o soccer”) encuentra 34590 entre 1885 y 2010, de éstas en los últimos diez años se han producido 21773. Por su parte, la base de datos PsyInfo (con la misma estrategia) arroja un total de 4681. Con una estrategia similar en Medline se encuentran 7023 referencias. Similares resultados se obtienen en una búsqueda en PubMed, 7242. Estos datos dan cuenta de la gran importancia en el ámbito social y científico que tiene el ámbito del fútbol.

    Comenzaremos definiendo el concepto fútbol, modalidad deportiva donde se realiza esta investigación. Según Parlebas (1988), en el fútbol se dan situaciones sociomotrices o procesos de interacción y de comunicación interpersonal que se desarrollan en el marco estratégico impuesto por la regla del juego. Siguiendo a este autor, definiremos esta modalidad deportiva desde los rasgos que caracterizan la lógica interna de la actividad. El conocimiento de la lógica interna del fútbol supone un primer paso para conocer de manera pertinente la identidad de este deporte (Castellano, 2000), lo cual facilitará el desarrollo de la labor diaria del entrenador.

    El fútbol se juega en un espacio natural, al aire libre y que puede verse sujeto a modificaciones durante la actividad, se considera el espacio como “semi-salvaje” (Parlebas, 1988). Señala que esta modalidad deportiva está orientada por una lógica interna que se inscribe en sistemas de acción o de interacción, modelos operativos que representan la estructura de base del juego deportivo y portador de su lógica interna. La lógica interna del fútbol se definiría sobre la base de los siguientes rasgos:

  • Duelo colectivo. Situación de enfrentamiento entre dos adversarios (o equipos adversarios) cuyos intereses están del todo contrapuesto, lo que uno gana el otro lo pierde. Este tipo de actividades lleva implícito una intermotricidad simultánea. La red de comunicación que los define es la de colaboración-oposición, dejando claro que las relaciones dentro del grupo son de colaboración, mientras que las intergrupales son siempre de oposición.

  • Uso simultaneo del balón. No debemos confundirlo con la alternancia que los equipos tienen del balón. Las excepciones quedan circunscritas a las situaciones a balón parado, donde el equipo poseedor del balón dispone de tiempo y espacio para poner el balón en juego, el equipo contrario no podrá intervenir hasta que el balón se ponga en movimiento. El resto del tiempo la disponibilidad del uso del balón dependerá de la propia iniciativa de los jugadores, pues no existe ninguna limitación reglamentaria al respecto.

  • Secuencia libre de las posesiones. Alternancia de posesiones y no posesiones de balón que tienen los equipos.

  • Espacio polarizado. Las porterías determinan el sentido del juego de cada uno de los equipos.

  • Presencia de marcador. El resultado del partido es uno de los objetivos prioritarios del juego, incluso puede condicionar el planteamiento táctico del encuentro.

    La incertidumbre es otro de los rasgos que caracterizan al fútbol para Parlebas, es inherente al juego, la indeterminación se refiere tanto al resultado aleatorio del partido, como al comportamiento de los compañeros y adversarios, es decir, a las decisiones y actuaciones de los mismos. El jugador se encuentra en una constante elección de alternativas y toma de decisiones en el entorno de la situación motriz, de la que extrae los índices que le permiten ajustar su respuesta a la situación.

    Para Hernández Moreno (1993), el fútbol es un deporte de equipo de colaboración oposición, que se juega en un espacio ‘semisalvaje’ y común, con partici­pación simultánea. El desarrollo de la acción de juego depende de las acciones individuales y colectivas realizadas en una situación de colaboración con los compañeros y de oposición con los adversarios, de acuerdo con un pensamiento táctico individual que debe ser coordinado con el resto de los compañeros.

    Los parámetros que configuran la estructura del fútbol (Hernández Moreno, 1994) son: tiempo, técnica, espacio, reglamento, comunicación y estrategia. El parámetro estrategia, unido al de comunicación, forman el núcleo entorno al cual gira prioritariamente el desarrollo de la acción de juego, por lo que la incidencia de estos seis parámetros no se produce con igual importancia.

    En función de la clasificación basada en las condiciones del entorno para Knapp (1963), las tareas motrices que componen el fútbol son eminentemente “perceptivas”, el jugador está mediatizado en su ejecución motriz por los cambios que se producen en el entorno.

    Para Poulton (1957), desde el punto de vista de los mecanismos de control del movimiento, relacionados con el aspecto perceptivo, las tareas motrices en el fútbol son abiertas, pues para su realización es esencialmente necesario el circuito de “feedback” externo o periférico. En cuanto a la toma de decisión, en el fútbol las tareas motrices son de “baja organización”, existen tareas en las que la secuencia de decisiones está jerarquizada dentro de un entorno cambiante, aumentando la dificultad de la acción para el jugador.

    Mas (2005) se basa en distintos autores para definir “FÚTBOL”, según este autor, es una habilidad abierta fundamentalmente perceptiva (Knapp, 1963) con objetivos cognitivos (Bloom, 1965) que requiere el dominio del propio cuerpo y la relación con los demás (A.A.P.H.E.R.) con una gran incertidumbre sociomotriz implícita en el juego (Parlebas, 1998) que exige un tercer nivel de dificultad que implica la movilidad constante del objeto y sujeto, es decir, del balón y del futbolista (Fitts, 1965), además, conlleva el dominio de los desplazamientos y el conocimiento del oponente.

    El fútbol tiene diferentes acepciones dependiendo en el contexto en el que lo ubiquemos. En la actualidad el nivel de popularidad e influencia social es tal que se ha mercantilizado y politizado, es una herramienta al servicio de las multinacionales (equipamientos deportivos, empresas de comunicación, etc.) y partidos políticos que lo utilizan de forma interesada. Supera los preceptos del deporte según Cagigal (1981), “juego, competición y ejercicio físico”, en algunos casos incluso se pierde alguno de estos conceptos. En el fútbol profesional el componente lúdico es sustituido por el de trabajo, en la mayoría de los casos supone una obligación, incluso una carga, un sufrimiento para el practicante, el cual está sometido a cantidad de presiones externas. Lo más grave es que el modelo profesional se ha trasladado al fútbol base y aficionado; los practicantes mimetizan las conductas y actitudes de los jugadores profesionales, perdiendo el deporte los valores formativos.

    A lo largo del tiempo los medios de comunicación han permitido su difusión en el ámbito mundial, ha aumentado considerablemente el número de practicantes activos y pasivos, pero al mismo tiempo se ha tenido que pagar un peaje. Pretenden controlar el negocio, condicionan la opinión de las masas, y a su vez de los dirigentes, influyendo directamente en las decisiones que toman: cese de entrenadores, fichajes de jugadores, políticas deportivas, etc.

    En el fútbol profesional se ha experimentado un notable avance de los medios disponibles: recursos materiales y equipamiento deportivo. Los recursos humanos cuentan con mejores medios y una mejor formación: servicio médico, entrenador, cuerpo técnico, jugadores y equipo arbitral. La tecnología y avances informáticos han permitido estudiar de forma pormenorizada y objetiva el juego de los equipos. Se han elaborado programas específicos para el estudio y evaluación del juego (Amisco, Nac Sport Elite, Softory Match,…), facilitando al cuerpo técnico información para tomar decisiones en la práctica profesional.

    Paralelamente a estos avances y mejoras tecnológicas y de recursos materiales se observa una notable deshumanización en las relaciones personales, las relaciones interpersonales están condicionadas por los intereses materiales, económicos, de promoción profesional. La violencia verbal e incluso física ha aumentado en los estadios en partidos de fútbol, y lo que es más grave, este fenómeno se ha extendido incluso a niveles de fútbol base y aficionado.

    Además, los jugadores y entrenadores están sometidos a grandes presiones externas al juego, intereses económicos, profesionales, institucionales (Clubes, Federativos,…) e incluso políticos, lo cual provoca que aumente su estado de ansiedad, provocando pérdida de eficacia en el juego y posibles desequilibrios de la personalidad. Se detecta un aumento considerable de alteraciones emocionales en las personas que intervienen en este deporte, jugadores, entrenadores, directivos, árbitros, etc.

3.     La investigación deportiva

     Siguiendo el trabajo de Garay y Hernández Mendo (2005), la actividad física y el deporte han estado ligados al concepto de ciencia desde los albores de la cultura. Existen muchos testimonios históricos que dan prueba de este nexo. Así, según Rodríguez López (1995), Homero, Píndaro y Platón presentaron las bases de la futura educación física, educación por el deporte y el ejercicio. La educación física que establecieron se cimentaba en la filosofía y en la ciencia. También Aristóteles realizó un gran número de reflexiones de carácter biológico y técnico sobre el entrenamiento deportivo. Los médicos Hipócrates y Galeno destinaron su ciencia al fenómeno deportivo. En esta época conviven la ciencia y la filosofía en el deporte.

     Sin embargo, en el período medieval, la educación encuadrada en los ideales de caballería, al parecer no alberga reflexiones de índole científica; "La educación física en estos momentos es sólo filosofía, si es que es algo" (Rodríguez López, 1995, p. 123).

     A partir del Renacimiento existe una pequeña conexión entre ciencia y deporte. Debido al interés por la Grecia clásica, la gimnasia de este período se presenta como un foco de atracción, siendo uno de los agentes más importantes de su expansión Ieronnimus Mercurialis. Entre esta época y el siglo XX un grupo de médicos y algún pedagogo han sustentado una cierta concepción de ciencia en el deporte.

     En palabras de Vázquez Gómez (2001b, p. 47), "el desarrollo científico a lo largo del siglo XX, sobre todo de las ciencias del cuerpo humano, las ciencias de la conducta y las ciencias sociales, ha hecho posible que la Educación Física actual sea cada vez más una intervención sistemática apoyada en criterios científicos. Los estudios sobre el cuerpo y el movimiento humano sientan las bases sobre las que se llevará a cabo la intervención pedagógica". Asimismo, de acuerdo con Hernández Moreno (1993), "en las últimas décadas, en el ámbito de las denominadas actividades físicas y deportivas, existe una gran preocupación por dar un carácter científico al estudio de dichas actividades". Ejemplos de tales autores son, entre otros, Parlebas (1981, 1986, 1988, 1989), Vigarello (1978), Pedraz (1988) y Mestre (1989).

     Al respecto, es interesante señalar que la antigua licenciatura en Educación Física ha pasado a denominarse licenciatura en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, verificándose un desplazamiento gradual del término Educación Física por actividad física. En la Figura que sigue se representa la estructura del conocimiento en la Educación Física y Deportiva atendiendo a lo señalado por Vázquez Gómez (2001a, p. 34).

Estructura del conocimiento en la Educación Física y Deportiva (Vázquez Gómez, 2001a, p. 34).

    El concepto de ciencia, fruto de la actividad humana, está sometido de forma continua a comprobaciones y cambios. El dogma teológico y la evolución de la ciencia estuvieron conectados a lo largo de un período muy largo de tiempo. El dogma teológico fue dejado al margen en el siglo XVI, principalmente por autores como Newton, Kepler, Descartes, Galileo. La obra Novum Organum (1620) de Bacon constituye un hito científico, ya que implica la introducción del método inductivo (en contraposición al vetus organum o deductivismo). De acuerdo con Gleyse (1991), su impulso real se lleva a cabo en los siglos XVII y XVIII, con autores tan significativos como Leibnitz, Avogadro, Lavoisier, Laplace, etc. En esta época el modelo de ciencia presenta referencias de carácter matemático-físico-químico. De forma simultánea, se produce el progreso de un conjunto determinado de técnicas que provocarían un cambio en la sociedad del mundo occidental, debido a la industrialización, que se manifiesta ya a finales del siglo XVIII.

    Atendiendo a Echevarría (1998), la filosofía ha experimentado una honda transformación a lo largo de los últimos años. Después de la hegemonía del empirismo lógico del Círculo de Viena, con la única oposición de Karl Popper y sus discípulos, el punto de inflexión en la concepción filosófica de la ciencia ha sido llevado a cabo por Thomas Khun. Esto ha sido posible gracias a los cambios sufridos por la historiografía de la ciencia y el afianzamiento de otra clase de trabajos (Science Studies), tales como la sociología, la psicología y la antropología de la ciencia. Otros importantes influjos han sido las diversas consideraciones sociales y culturales referentes a las ciencias. De forma semejante, las conexiones entre la ciencia y la tecnología se han ido incrementando, llegándose a hablar en la época actual de la denominada tecnociencia.

     Las influencias de la moderna filosofía del lenguaje y de la ciencia han provocado unas limitaciones significativas en la magnitud del término epistemología. Si se consulta el Diccionario de las Ciencias de la Educación, el creador de la palabra epistemología fue Ferrier, resultando ser sinónima de gnoseología. En el mismo texto se expone que actualmente la epistemología se ocupa más bien de cuestiones relativas a la teoría de las ciencias, o, por otro lado, tiende a homologarse con la epistemología genética. Por todo, carente de demarcación aun, su utilización es confusa.

     Una cuestión de relevancia notable es la distinción entre las expresiones Epistemología y Teoría del conocimiento, cuya utilización es frecuentemente intercambiable, aunque no son sinónimas. Si se remonta a los orígenes de ambas expresiones, se verifica que la teoría del conocimiento fue parte integrante de la filosofía en el transcurso de su historia. Sin embargo, el término epistémologie (epistemología) entró en la lengua francesa en el año 1901. El Diccionario histórico de la lengua francesa asigna el primer uso de este término a la traducción de la obra del autor Bertrand Russell, An Essay on the Foundations of Geometry, siendo un préstamo del vocablo inglés epistemology, construido a su vez para realizar la traducción de la lengua alemana de la palabra Wissenschaftslehre cuyo significado es teoría del conocimiento científico. Según este diccionario, la introducción del término se realizó con el objeto de designar el estudio crítico de las ciencias, dirigido a determinar su valor, su fundamento lógico y su campo de acción. Para García (2000), no fue casualidad la aparición de este término en una época comprendida entre la finalización del siglo XIX y el inicio del siglo XX, poseyendo la significación mencionada previamente, que logra la diferenciación con respecto a la teoría general del conocimiento. Es a partir de ese período donde el conocimiento del "mundo exterior", "la naturaleza", "la realidad", sufrieron una reformulación. Según este autor, de este modo, queda establecida una dicotomía en la filosofía.

     Según Parlebas (1981, p. 59), la epistemología es "el análisis crítico de los sistemas de conocimiento, de su génesis, de su estructura y de su funcionamiento". Para Larrosa (1988, p. 40), la epistemología se considera como una teoría de la ciencia.

  "La epistemología (...) está atravesada por el problema de la demarcación, por la cuestión de aislar los rasgos que permiten calificar a un saber de 'episteme' (...) La epistemología habla de la ciencia en tanto que la separa de otras formas de conocimiento. Más aún, la define esta separación. De ahí que además de su evidente importancia filosófica, su tarea (o su efecto) principal sea normativa. Pero, por otra parte, en tanto que teoría de la ciencia, lo que busca es, precisamente, lo que caracteriza las ciencias 'modélicas', en aquellas que ofrecen una estructura formal y metodológica más estilizada y más pura. De ahí que la epistemología tienda a insularizarse (a restringir su dominio) en sectores muy particulares de la ciencia" (Larrosa, 1988, pp. 40-41).

     A continuación, se observarán dos enfoques contrapuestos con respecto a la epistemología. En primer lugar, para Foucault (1970, p. 323) la episteme es "el conjunto de las relaciones que pueden unir, en una época determinada, las prácticas discursivas que dan lugar a unas figuras epistemológicas, a unas ciencias (...) a unos sistemas formalizados (...) La episteme (...) es el conjunto de las relaciones que se pueden describir, para una época dada, entre las ciencias cuando se las analiza al nivel de las regularidades discursivas". Un segundo enfoque confrontado al anterior, es el contemplado por Habermas (1972), que señala que entre las ciencias se manifiestan relaciones (de separación) dependiendo de los intereses humanos que simbolizan. Los intereses son los determinantes tanto de la episteme como de la epistemología. Carr y Kemmis (1988, p. 149) exponen en la Tabla siguiente, recogidas de Habermas, estas ideas:

Paradigmas epistemológicos, según la idea de Habermas (Carr y Kemmis, 1988, p. 149).

    Para Morin (1994, p. 73), las condiciones del conocimiento humano poseen una diversidad extraordinaria, debido al hecho de que son "físicas, celulares, cerebrales, psíquicas, sociales, culturales". No obstante, el rasgo fundamental común a todas ellas, es la computación. Tanto si se analiza la organización existente en las células como la organización social se verifica la existencia del crecimiento y reproducción de los fenómenos computacionales. Este autor dice que "la unidad propiamente computacional que constituye el tronco común de todos los conocimientos no podría concebirse desde el punto de vista de reducción, donde la computación sería la palabra clave suficiente para elucidar todos los problemas. Hay una diversidad de formas de computación según los tipos, niveles y complejidades de organización: las representaciones mentales, las palabras, los discursos, los mitos y las ideas se constituyen a partir de las inter-retro-poli-macro-computaciones cerebrales".

     Otro punto de interés se encuentra en el análisis de la realidad. Pero, ¿qué es el análisis de la realidad? Pérez Serrano (1998a, p. 15) responde a esta pregunta manifestando que "el análisis de la realidad consiste en acercarse a la misma, desvelarla y conocerla, pues la realidad es algo que nos viene dado, lo que existe, el ámbito en el que se desarrolla la vida del hombre y todo aquello con lo que se relaciona. Implica el saber dónde se está, a dónde se quiere ir y cómo hacerlo". Esta autora explica el proceso metodológico implicado por el análisis de la realidad mediante la Figura siguiente.

Proceso metodológico del análisis de la realidad (Pérez Serrano, 1998, p. 15).

     Al respecto y con el propósito de conocer el concepto de realidad, es interesante resaltar el trabajo realizado por Javiedes (1997) en el que se especifican tres grupos contrastados en razón de área y de conocimiento ("científicos sociales", "científicos naturales" y "profanos"). Se emplean técnicas de asociación de palabras y entrevista semiestructurada. El análisis del universo de palabras se realizó en razón del género, grupo y total. Los resultados obtenidos fueron diferentes en cada uno de los grupos de estudio. Así, en el grupo "ciencia" la convergencia se centró en los términos de verdad, hechos, concreto, objetividad y trabajo. En el grupo "sociales", se realizó la convergencia alrededor de los siguientes términos: Verdad, real, vida y razonamiento. En el grupo "profanos" los términos centrales fueron crisis, carencias, verdad y superación.

    Prygogine & Stenger (1979), la perspectiva de la complejidad se restringe a una cantidad reducida de leyes que se ha dejado cada vez más de lado. También, Morin (1977) expone que la ciencia aborda en mayor medida un universo con mayor fragmentación y disminución de certeza. La ciencia debe analizar el azar y el desorden (Boudon, 1984), en lugar de tratar estados estables y permanentes, debe abordar evoluciones, mutaciones, crisis y perturbaciones (Prygogine & Stenger, 1979). En consecuencia, se produce un cambio referido tanto a las metodologías como a las lógicas, debido al hecho de tener en cuenta la modificación y no los estados estables.

    Los investigadores deportivos suelen basar sus estudios en el paradigma clásico y son predominantes los estudios basados en la comparación de grupos en los que la individualidad queda enmascarada por la media de los sujetos escogidos. Para calcular dichas medias es imprescindible la cuantificación de los resultados, el uso de la estadística, y no se consideran interesantes para ser analizados los comportamientos individuales. Pero con la utilización de medias se complica el análisis cualitativo de las respuestas, la atención al proceso, al cómo en vez de al cuánto, y, por tanto, a la comprensión de los fenómenos. Este tipo de estudios no ayudan a demostrar la utilidad de las nuevas prácticas, ya que la concepción del organismo como un todo complica el aislamiento de variables, la individualidad de los deportistas no se respeta, y se tiende a explicar qué sucede pero no el porqué de lo que sucede. La ciencia clásica ha optado por obviar los sistemas que no presentan una actitud lineal y prefirió explicar todos los fenómenos como suma de diferentes relaciones de causalidad. Cuando demasiadas variables intervenían en un mismo suceso, éste se consideró imposible de estudiar por la infinidad de cálculos a realizar. Al papel del azar o al comportamiento aleatorio se le atribuyeron multitud de fenómenos para los que no se había podido encontrar una explicación satisfactoria desde el modelo determinista.

    La teoría de los sistemas dinámicos ha puesto en duda muchas afirmaciones incuestionables hasta el momento, y el modelo clásico de investigación no ha sido una excepción. Diferentes proposiciones relacionadas con el ser humano han surgido de la psicología o la biomecánica, y ya en la actividad física se han realizado investigaciones aplicando los principios de esta novedosa teoría.

    Los tradicionales estudios de grupos comparan el comportamiento de una construcción estadística, la media del grupo, pero no del individuo en sí. La unidad de análisis deja de ser la persona para pasar a ser el grupo, a no ser que se muestre que cada sujeto de esa muestra se comporta del mismo modo que la media.

    Frente a esta problemática, la teoría de los sistemas dinámicos ofrece un gran abanico de herramientas y conceptos novedosos para aplicar tanto a la investigación como al entrenamiento deportivo. Su inmersión en las ciencias del deporte se ha producido principalmente en la investigación y en el área del aprendizaje y del control motor. La investigación internacional de este campo está influenciada por esta perspectiva, que se considera especialmente interesante porque ayuda a comprender cómo aprende y cómo se organiza el organismo en movimiento. Multitud de estudios basados en este enfoque se centran en investigar esta organización, en buscar aquellas variables que explican el comportamiento global del ser humano analizando exhaustivamente a pocos participantes y considerándolos individualmente. La cuantificación de los resultados se utilizará para demostrar lo observado en el análisis cualitativo. Por lo tanto, el análisis cuantitativo y el cualitativo estarán presentes, pero no se otorgará más importancia a uno que a otro. Las matemáticas cobran una mayor significación en este aspecto, ya que ayudan a configurar los modelos que reducen la complejidad del sistema sin dividirlo en partes, y la estadística colaborará en algunas investigaciones, pero no tendrá que ser necesariamente la parte crucial de todo estudio.

    Se proponen herramientas de análisis del rendimiento y métodos de entrenamiento basados en los principios de la teoría de los sistemas dinámicos, a la vez que aumenta la comprensión del comportamiento de los deportistas. Cada vez son más los investigadores que se interesan por este enfoque. La aceptación implícita en él de la influencia de todas las partes del organismo y del entorno en el comportamiento final del individuo, así como la existencia de principios generales aplicables a todos los sistemas, obligan a tener en cuenta los estudios que se han hecho desde las diferentes áreas del conocimiento del ser humano.

    A pesar de las limitaciones de los modelos de investigación basados en relaciones causales y en sistemas lineales deterministas, no se debe desechar el modelo tradicional de ciencia, sino limitarlo adecuadamente. Tal y como afirma Feyerabend (1975) “una ciencia que insista en poseer el único método correcto y los únicos resultados aceptables es una ideología”. Únicamente se pretende enfatizar sobre la necesidad de tener en cuenta otros paradigmas y encontrar nuevas formas de investigación que permitan abordar aquellas cuestiones para las que aún no encontramos una explicación satisfactoria y que, en algunos casos, ya se llevan a la práctica. Y es que en las ciencias del entrenamiento, por su naturaleza esencialmente práctica y aplicada, los cambios cualitativos en las teorías o paradigmas que las interpretan se producen retardadamente.

    Siff y Verkhoshansky afirman que muchos de los problemas que surgen en la investigación de la fisiología deportiva son precisamente el resultado de aceptar métodos aislados y lineales basados en estos principios para el estudio de los sistemas biológicos y psicológicos interrelacionados y de excepcional complejidad (Siff, y Verkhoshansky, 1999). Si estas relaciones lineales fueran ciertas, diferentes deportistas con el mismo entrenamiento obtendrían los mismos resultados, o aumentando el entrenamiento (número de estímulos), obtendríamos mayor rendimiento. Cualquier entrenador ha vivido como, desgraciadamente, esto no es tan sencillo. Aquello que a algunos atletas les impulsa al éxito a otros no les provoca cambios o incluso les puede llevar al fracaso; o mientras que un pequeño cambio en el entrenamiento consigue mejorar de forma sorprendente a un deportista, una estimulación repetida o el aumento de carga no provocan más que un estancamiento. Incluso en la literatura científica se presentan contradicciones de este tipo, como la poca correlación que existe entre el número de horas de práctica y el rendimiento deportivo.

    Debido a este tipo de paradojas, numerosos entrenadores no tienen en cuenta los resultados de estudios cuidadosamente realizados y se rigen más por su propia experiencia, por el conocimiento de sus atletas (gracias a un seguimiento exhaustivo de los mismos) o por su intuición (Torrents, 2005).

4.     La investigación en la dirección de equipos de fútbol y factores determinantes en el resultado del partido

    De los estudios realizados en fútbol la mayor parte están dedicados a temas relacionados con la medicina, fisiología, historia, sociología, psicología, etc., en más de cien años, tan sólo el 0,44% están relacionados con el descriptor Match Analysis (Perea, 2008).

    La mayoría de los estudios que se han realizado sobre fútbol tienen una orientación descriptiva, cuyos resultados se fundamentan, sobre todo, en análisis de frecuencias y/o porcentajes de los acontecimientos registrados: técnicos, fisiológicos, físicos, etc., cuyos resultados representan fundamentalmente, cantidad. Pero estos estudios que analizan únicamente frecuencias de los acontecimientos, no han contemplado un aspecto clave en el juego, como es el temporal. El encadenamiento de los hechos que van ocurriendo, a través del registro continuo, pone sentido a los acontecimientos del juego en el fútbol, los ordena. Actualmente se realizan estudios que llevan a cabo investigaciones sobre cadenas conductuales (patrones de conducta) en el fútbol (Hernández Mendo, 1996; Ardá y Anguera, 1999; Castellano, 2000), aportando un mayor grado de significación en el juego y, por tanto, una mayor utilidad para entrenadores o preparadores (Castellano y Hernández Mendo, 2002).

    Dentro de esta nueva e interesante línea de investigación sería oportuno determinar que jugadores son los que intervienen en dichas conductas, puesto que desde mi experiencia, la eficacia en la acción del juego depende directamente de la partición de jugadores puntuales o sociedades de ciertos jugadores, tanto en ataque como en defensa. La participación de Messi, Ronaldo, Romario,..., determina el porcentaje de probabilidad de que la jugada de ataque finalice con éxito. Lo mismo sucede en defensa cuando participa Puyol, Baresi, Maldini,... Con las sociedades de jugadores también sucede este planteamiento, la conexión De La Peña – Tamudo, Michel o Gordillo con Hugo Sánchez,...

    La explicación está sustituyendo a la descripción como objetivo de las Investigaciones en fútbol. En los últimos años estamos asistiendo a importantes avances en el diseño metodológico de la investigación sobre el análisis del juego. Frente a las estrategias básicamente descriptivas que soportaban los estudios científicos de hace una o dos décadas, en la actualidad es posible constatar como la explicación causal ha sustituido a la descripción como objetivo de los investigadores. En los deportes de equipo, la identificación de las causas es el fundamento para entender los fenómenos y construir una ciencia explicativa (Castellano et al., 2008).

    Lago et al. (2006) proponen aspectos a mejorar en el análisis del rendimiento de los equipos de fútbol: Mejora en la sofisticación de los medios tecnológicos de recogida de datos, debe mejorar la inmediatez de su utilización por parte del entrenador; desarrollo de modelos matemáticos permitirán estimar las probabilidades de rendimiento de los equipos y jugadores; y la individualización para cada equipo y cada jugador de los modelos de análisis de su rendimiento.

    La perspectiva dinámica de la conducta social en el fútbol provoca que se recomiende para su estudio la metodología observacional. Como afirma Bakeman (1993) el estudio de ciertos problemas, tal es el caso del deporte, "requieren una perspectiva dinámica de la conducta social en lugar de una estática". En esta afirmación se recoge el principal problema del análisis llevado a cabo en el ámbito del deporte. Estamos ante una situación social cambiante en la que los procedimientos estáticos de análisis no son suficientes, esto nos sitúa ante la metodología observacional como una herramienta válida para su estudio.

    La metodología observacional ha adquirido la jerarquía de método científico. "La observación, que puede ser asistemática y acientífica, también alcanza, por supuesto, la jerarquía de método científico y, por tanto, capacidad de describir y explicar el comportamiento, al haber obtenido datos adecuados y fiables correspondientes a conductas, eventos y/o situaciones perfectamente identificadas, e insertadas en un contexto teórico" (Anguera, 1988a).

    Relacionado con el tema específico que trata la tesis, no hemos encontrado estudios de investigación que aborden el tema “dirección de equipos de fútbol”. Si se han encontrado investigaciones sobre “factores que determinan el resultado del partido”, destacamos los siguientes en función del tema tratado:

  • Número de pases para conseguir gol: Castellano y Zubillaga (1995); y Mas (2005).

  • Estructuras de relación que se establecen en un equipo de fútbol durante actividad competitiva: Castellano, Hernández Mendo y Haro (2002).

  • Jugar como local: Courneya & Carrón (1992); Nevill & Holder (1999), Carrón et al., (2005); Pollard (2006, 2008); y Marcelino et al. (2008).

  • Adelantarse en el marcador: Mombaerts (1991), y Castellano (2008).

  • Tiros a puerta realizados: Hughes; Robertson & Nicholson (1988); Tapia et al. (2005); y Castellano et al. (2008).

  • Posesión de balón: Dufour (1993); Carmichael, Thomas, & Ward (2001); Gómez y Álvaro (2002); y Lago et al. (2006).

  • Jugadas de estrategia: Sousa y Garganta (2001); y Acar et al. (2009).

  • Éxito en las situaciones de 1 contra 1: Gerisch & Reichelt (1993).

  • La suerte. Álvaro (2005), y Lago (2005, 2007).

  • Centros y remates. Molina (2006), y López et al. (1998)

Notas

  1. Es el nombre con el que se designaba al fútbol en sus comienzos.

  2. Este equipo está constituido en la English High School, por su director, gran impulsor del fútbol en Buenos Aires, Alejandro Watson Hutton (Polo del Barrio, 1986).

  3. Esta fue la primera sociedad creada con el objetivo de jugar al fútbol.

  4. Por esa época ya se jugaba al fútbol en los descampados de Sarriá.

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