Maximiliano Hernández Martínez, deporte y Educación Física en El Salvador (1931-1944) |
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Maestría en Ciencias Sociales (Costa Rica) |
Chester Urbina Gaitán |
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Resumen Durante su régimen político el General Maximiliano Hernández Martínez mostró cierto interés en la centralización y promoción del deporte en El Salvador — principalmente el fútbol — pero debido a la época de crisis económica en la que le tocó gobernar y al apoyo económico al ejército y la Guardia Nacional, instituciones sobre las que descansaba su dictadura, el desarrollo de la actividad deportiva y de la educación física se centró en el mundo cafetalero del centro y occidente del país. Palabras clave: Maximiliano Hernández Martínez. Estado. El Salvador. Deporte. Educación Física.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 15, Nº 148, Septiembre de 2010. http://www.efdeportes.com/ |
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La dictadura de Maximiliano Hernández Martínez (1931-1944) en El Salvador permitió la centralización del poder en este país y el establecimiento de cierto tipo de control social, asentado principalmente en San Salvador y el mundo cafetalero del occidente salvadoreño.
Luego de la matanza de 1932 la transmisión de contenidos moralistas y cívicos permite señalar el interés ideológico de este tipo de régimen político en trastocar las pautas tradicionales de reracionamiento e identificación cultural, y su encauzamiento en un tipo de “convivencia estatal”.
El tipo de “sociedad disciplinaria” surgida durante su mandato giró alrededor de la transmisión de valores burgueses, el mantenimiento de una economía capitalista y una jerarquía de clase, reactivos culturales que terminarían fortaleciendo su posición fuertemente anticomunista.
Sin embargo, la identificación, cierta modernización de la medicina y de las instituciones carcelarias y psiquiatricas, la utilización del ejercito en la alfabetización de los campesinos que llegaban a prestar su servicio militar y la promoción de valores y contenidos nacionalistas a través de la radio tuvieron como objetivo el desarrollo de un nacionalismo oficial y el surgimiento de subjetividades ligadas a la práctica del saber-poder.
Las políticas anteriores no tuvieron un verdadero alcance nacional debido a la época de crisis por la cual transito el “Martinato” y a que el régimen se asentó sobre el mantenimiento del orden político y económico haciendo uso del ejército y de la Guardia Nacional, es decir de la represión, lo cual se evidencia en el apoyo económico a estas dependencias estatales.1
General Maximiliano Hernández Martínez (1931-1944)
Para Jeffrey L. Gould después de la matanza de 1932, el ejército y lo que quedaba de la intelligentsia, intentaron volver a incluir a los indígenas sobrevivientes (y muertos) en el discurso y políticas de mestizaje existentes anteriormente. La manera en que se llevó a cabo esa reinserción en el discurso y las prácticas políticas y culturales, debe estudiarse cuidadosamente. Aunque muy influenciado por la matanza, ese proceso no puede ser reducido a un paradigma de aculturación forzada y etnocidio cultural.2 Fundamentado en todo lo anterior es que el presente artículo gira alrededor del papel del régimen del General Maximiliano Hernández Martínez en la promoción del deporte y la educación física en El Salvador.
Aunque no pertenece al período de estudio, es necesario destacar que a mediados de octubre de 1920 entre los integrantes de las comisiones organizadoras para el festival del 5 de noviembre de ese año sobresalen en la comisión de deportes del ejército, el General Maximiliano Hernández Martínez; en la de carreras de caballos, el mismo General Hernández Martínez junto con el Dr. Federico Yúdice; en el festival cívico-físico de señoritas a realizarse en el Palacio Nacional, el Dr. Alfonso Quiñones Molina y el Dr. J. Max Olano; y en el festival cívico-físico de varones que se haría en el mismo lugar, el Canónigo Raimundo Lazo y el Dr. Adrián García.3 La presencia del sacerdote Lazo permite señalar la primera participación de la Iglesia en la promoción del deporte.
Con el régimen de Hernández Martínez se evidencia el interés de este gobernante en centralizar el fútbol y la actividad deportiva en general. A mediados de febrero de 1934 se creó el Comité Nacional Olímpico de El Salvador, lo cual marcó una nueva fase en la historia del deporte salvadoreño debido a que dio origen a las Asociaciones Olímpicas Departamentales. Ambos organismos procederían a la organización de la actividad deportiva en sus respectivas jurisdicciones.4
Durante la dictadura del General Hernández Martínez se construyó la principal instalación deportiva del país, el Estadio Flor Blanca, lo cual le dio un impulso mayor a la práctica del fútbol y del deporte en general en El Salvador.
Esta edificación se levantó para celebrar los III Juegos Deportivos Centroamericanos. Su ceremonia de inauguración se efectuó a las 4 de la tarde del sábado 16 de marzo de 1935. Asistieron al acto el Presidente de la República General Maximiliano Hernández Martínez, los miembros de su gabinete de Estado, los representantes diplomáticos y consulares acreditados en el país, altos dignatarios de los cuerpos Legislativo y Judicial, jefes y oficiales del ejército y 40.000 espectadores de todo El Salvador.5 Con el fin de que los empleados públicos presenciaran estos juegos, el presidente Hernández Martínez decretó conceder seis días consecutivos de asueto a estos trabajadores.6
Afiche de los III Juegos Deportivos Centroamericanos
realizados en El Salvador en 1935
A principios de febrero de 1940 se sabe de la fundación de la Asociación Salvadoreña de Fútbol, entidad que tendría como fin el ensanchamiento del fútbol en el país.7 El exiguo apoyo económico estatal no hizo que esta entidad desempeñara en forma eficiente su papel.
El primer campeonato nacional de fútbol salvadoreño se realizó en 1939. En la tarde del domingo 10 de diciembre de dicho año, en el estadio Flor Blanca, los clubes El Corsario del puerto de La Libertad y el 44 de la ciudad de Santa Ana, se enfrentaron en el partido final del torneo Copa Presidente de la República, donada por el mandatario. El partido fue ganado por el primer club por un marcador de cuatro goles a cero. Una vez terminado el encuentro los ganadores acompañados del árbitro y entrenador de fútbol nacional Máximo Garay, se dirigieron a la tribuna donde se encontraba el gobernante, acompañado de su familia, quien personalmente hizo entrega del trofeo que se había venido disputando durante dos meses por parte de las mejores asociaciones balompédicas.8
La importancia de la instauración del campeonato nacional por parte del presidente Hernández Martínez radica en que los diferentes jugadores, federativos y afición de todo el país que competían por el título nacional se reconocieron como salvadoreños. Dentro del contexto mental, esta actividad contribuyó al proceso de integración nacional promovido por el dictador. Esto también constata la intención de este personaje político de consolidar una visión física y organizativa del deporte, no así la creación de un régimen tolerante e incluido. Sin embargo, el motivo principal que impulso al dictador a promover esta actividad fue la de hacer buena imagen y legitimar su régimen político.
El año de 1941 evidencia la aceptación de altas personalidades políticas y religiosas en la fundación de corporaciones futbolísticas. En los últimos días de agosto del año en mención los empleados y trabajadores del Cementerio General de San Salvador, establecieron el club Atenas. Uno de sus presidentes honorarios era el General Maximiliano Hernández Martínez.9 A finales de septiembre de ese año en Soyapano se creo el Club Social Deportivo Victoria. Siendo bautizado por el Arzobispo de San Salvador Monseñor Luis Chávez y González, quien además era uno de sus presidentes honorarios.10
Para el 20 de mayo se creó el Consejo de Nacional de Cultura Física, institución que se encargaría de organizar e impulsar la cultura física en el país. Asimismo, se imponía la obligación de la práctica de ejercicios de cultura física en todas las escuelas y colegios públicos, municipales y particulares, lo mismo que en el ejército y en la policía.11
El veinte de diciembre de 1939 se aprueba la Ley de Educación Física de El Salvador. La ley se emite debido al interés de promover el desarrollo físico-cultural de los habitantes del país, principalmente de la juventud. A partir de la promulgación de esta ley la Educación Física sería obligatoria en todos los centros docentes tanto civiles como militares, comenzando la obligatoriedad a la edad de siete años. El sistema y tipo de Educación Física que debería seguirse según las necesidades, en los distintos grados, sería determinado por el Ministerio de Instrucción Pública, de acuerdo con la Dirección General de Educación Física. Los centros educativos privados o particulares quedaban obligados a poner en práctica el mimo tipo de educación física que se aplicaba en los centros oficiales.
En todo establecimiento docente, sería obligatorio el impartimiento de seis horas semanales de Educación Física, durante todo el año lectivo. Se reconocían como deportes oficiales obligatorios en todos los Programas Escolares, las siguientes disciplinas: atletismo, baloncesto y fútbol, y como deportes potestativos: natación y beisbol (Indoor y Soft-Ball). El progreso alcanzado en cada una de estas ramas seria determinado por la Dirección General de Educación Física. Además, podrían introducirse otros ejercicios para dar exhibiciones públicas, cuando la celebración de festividades nacionales lo requiriera. La edad escolar para cada deporte sería señalada por el reglamento respectivo.
En colaboración con la Dirección General de Sanidad, la referida Dirección General de Educación Física prestaría toda clase de facilidades por medio del Servicio de Higiene Escolar y de la Clínica Deportiva, respectivamente, para practicar el examen físico de los escolares al principio de cada año lectivo. Todo atleta que no perteneciera a un centro educativo, también seria sometido a un examen físico en la Clínica Deportiva y no podría ser inscrito para participar en ninguna competencia en su correspondiente boleto de salud.
Se establecería para el servicio de cada deporte oficial una Escuela de Entrenadores que sería servida ad honorem, con el propósito de preparar personal que actué como tal. Estas Escuelas serían organizadas por la Dirección General de Educación Física y funcionarían con planes elaborados por la misma Dirección General, previamente aprobados por el Ministerio de Instrucción Pública. Para dirigir el deporte en los centros no oficiales, la Dirección General de Educación Física crearía en cada departamento una Junta Deportiva Departamental.12
Anderson ha señalado que, la forma de dominación del régimen “martinista” se asentó sobre la base de un brutal Estado policiaco, donde el dictador al verse influido por corrientes filosóficas como el espiritismo y el ocultismo no pudo estructurar una visión hegemónica de alcance nacional en su gobierno.
Después de 1935 Martínez mostró su incompetencia al no poder hacerle frente a problemas sociales como el crecimiento demográfico y la migración del campo a San Salvador.13
Sin negar que el General Hernández Martínez era un asiduo lector de obras de filosofía hermética, principalmente de El Kibalión,14 creo que los planteamientos anteriores aluden a una parte de la actuación política de Martínez, y no toman en cuenta cierto grado de modernización institucional y de control ideológico ideado por este gobernante.
Lo anterior se ilustra con la Reforma del Reglamento de Enseñanza de Ciencias y Letras de 1936, donde se declara que la Cívica, la Moral y la Urbanidad se enseñarían en todos los cursos y en todo momento de la vida escolar.15
Los contenidos de los Programas de Moral, Cívica y Urbanidad tratan temáticas relativas a la conservación de la vida, la higiene corporal, el ser humano normal y el anormal, la reeducación de los inadaptados, las alteraciones psíquicas en las enfermedades, el hogar como primer escuela moral y económica del ser humano, la necesidad de la cortesía en sociedad, el modo de conducirse en la mesa, en la sala y en el dormitorio, el modo de conducirse en los velorios y enterramientos, la urbanidad en los deportes y el respeto a las creencias religiosas ajenas.16
Notas
Urbina Gaitán, Chester. “Poder-saber y Estado en El Salvador (1931-1944)”. En: “Cultura”. No.96. Mayo-Agosto 2007. San Salvador: Dirección de Publicaciones e Impresos. pp. 41-56.
Gould, Jeffrey L. “Nacionalismo revolucionario y memoria local en El Salvador”. En: Euraque, Darío E., Gould, Jeffrey L. y Hale, Charles R., editores. Memorias del mestizaje. Cultura política en Centroamérica de 1920 al presente. Guatemala: CIRMA, 2004. p.401.
Diario Oficial
Diario Nuevo
La República
Diario Oficial
El Gran Diario
ibid
El Gran Diario
Ibid. Jueves 2 de octubre de 1941. Año III. No.726. p.9.
Diario Oficial
Decreto No.93 del 20 de diciembre de 1939. En: Diario Oficial. Sábado 23 de diciembre de 1939. Tomo 127. No.250. p.4037.
Anderson, Thomas R. El Salvador, 1932: Los sucesos políticos. Tercera edición. San Salvador: Dirección de Publicaciones e Impresos, 2001. p.278.
Sáenz, Vicente. Rompiendo cadenas. Las del imperialismo norteamericano en Centro América. México D.F.: CIADE, 1933. pp.229-230. p.229.
Reforma del Reglamento de Enseñanza de Ciencias y Letras del 7 de enero de 1936. En: Diario Oficial. Sábado 11 de enero de 1936. Tomo 120. No.9. p.87.
Decreto No.92 del 13 de enero de 1936. Programas de Moral, Cívica y Urbanidad de los Cursos Primero, Segundo y Tercero de Ciencias y Letras. En: ibid. Jueves 16 de enero de 1936. Tomo 120. No.13. pp.130-131.
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