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Prevención de las lesiones en el baloncesto. 

La necesidad de un trabajo propioceptivo específico

Prevention of injuries in basketball players. The need for a specific balance training

 

Fundació Universitària del Bages, FUB

Manresa, Barcelona

(España)

Olga Borao Soler

oborao@fub.edu

 

 

 

 

Resumen

          La lesión más frecuente en la práctica del baloncesto es el esguince del ligamento colateral lateral del tobillo, quedando en muchas ocasiones un dolor residual crónico y pérdida de estabilidad de la articulación. Esta lesión se produce con la acción combinada de flexión plantar y supinación del pie, normalmente en las recepciones después de salto. Está comprobado que el trabajo propioceptivo es la mejor opción para la prevención de esta lesión, ya que la fuerza de frenada que desarrolla la musculatura involucrada en este movimiento siempre será mayor que cualquier otro método preventivo, como los vendajes tape y las ortesis, cuando se entrena esta musculatura para ello. Este trabajo pretende ser una brecha de luz a la pregunta debatida durante mucho tiempo: ¿Es necesario hacer un trabajo específico de propiocepción en los entrenamientos de baloncesto para prevenir el esguince de tobillo? ¿O es suficiente el soporte que realiza un tape o una ortesis para prevenir el esguince de tobillo? En la revisión bibliográfica realizada aún quedan muchos interrogantes por resolver, como qué ejercicios pueden ser más indicados, durante cuantas sesiones se deben practicar y cuanto tiempo puede durar el efecto de este entrenamiento, y muchos coinciden al destacar que el beneficio del trabajo propioceptivo es siempre superior a las ortesis y los tape para disminuir el efecto de las entorsis de tobillo en el deporte.

          Palabras clave: Traumatismos del tobillo. Ligamentos laterales del tobillo. Balance postural. Baloncesto. Epidemiología. Biomecánica. Propiocepción. Aparatos ortopédicos.

 

Abstract

          The most common injury in basketball practice is the lateral collateral ligament sprain of the ankle, often leaving a residual chronic pain and loss of joint stability. This injury occurs through the combined action of plantar flexion and supination of the foot, usually at receptions after the jump. It is well established that proprioceptive work is the best option for the prevention of this injury, because the braking force developed by the muscles involved in this movement is always greater than any other method of prevention, such as braces and splints tape when this muscle is trained for this. This paper is a gap of light to the long debated question: Should there be a specific work of proprioception in basketball training to prevent ankle sprains? Or is it enough support to make a tape or a brace to prevent ankle sprains? In this literature review many questions remain unresolved, including which may be most appropriate exercises, during how many sessions should be performed and how long can the effect of this training be effective, and many people agree to note that the benefit of the proprioceptive work is always over than orthoses and tape to lessen the effect of ankle injuries in sport.

          Keywords: Ankle injuries. Lateral ligaments. Ankle. Postural balance. Basketball. Epidemiology. Biomechanics. Proprioception. Braces.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 15, Nº 147, Agosto de 2010

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Introducción

    La mayoría de lesiones que se producen en la práctica del baloncesto se localizan en la extremidad inferior, principalmente en el pie y el tobillo, tal y como describen varios autores a lo largo del tiempo. Los estudios epidemiológicos aportados suelen ser de origen anglosajón, tanto a nivel de ligas profesionales (1-3) como usando información del baloncesto universitario y escolar (4,5). Aún así también existe algún estudio nacional que corrobora la misma situación en nuestro país (6).

    El baloncesto ha pasado a ser un deporte muy físico y de contacto. Este cambio se debe al nuevo reglamento introducido en mayo de 2000, que acorta el tiempo de ataque de 30 segundos a los 24 segundos actuales, y la obligación de cruzar el campo defendido antes de los 8 segundos de posesión en 2004, así como también los 4 cuartos de 10 minutos que organizan el partido (7,8). Todo ello incrementa las necesidades físicas de los deportistas, llevándolos a ser más atléticos. Se calcula que aproximadamente el 41% del tiempo total se destina a movimientos específicos, tales como el salto y recepción en el rebote, defensa y dribblings (4,9,10). Los cambios de actividad e intensidad acontecen frecuentemente gracias a esta nueva normativa, y esto facilita la reproducción del mecanismo lesional (flexión plantar e inversión del pie).

    Se puede observar que la lesión más frecuente es el esguince de tobillo, siendo más normal la lesión del ligamento colateral lateral sobre el medial (4,11,12). Aún más, puede quedar un dolor crónico en la zona en un 10%-50% de los casos como complicación (5), debido a un atrapamiento de los tejidos blandos. También destacar que el riesgo de recidiva de lesión después de un primer esguince puede llegar a ser 5 veces mayor (3) debido a la inestabilidad estructural y funcional de la zona, así como la disminución de la velocidad de transmisión nerviosa (13-15).

    Por todo ello es importante poder encontrar una buena herramienta que evite o disminuya el riesgo de lesión. Dentro de la metodología observada, sean ortesis y vendajes (tape) (16-26) como trabajo propioceptivo específico (22,23,27-33) parece ser que pueden disminuir la incidencia sobre este tipo de lesiones. Por eso es necesario conocer bien la anatomía y la biomecánica de la zona para poder aplicar el mejor método posible.

Descripción anatómica ligamentosa y patomecánica

    Ligamento colateral lateral.(11,15,34) Se encuentra en la cara lateral del tobillo, uniendo el peroné a los huesos del pie. Compuesto por tres fascículos. El peroneo-astragalino anterior se inserta en el maléolo peroneal en dirección anteromedial hasta el astrágalo; es el fascículo que más fácilmente de lesionará. Está íntimamente relacionado con la cápsula articular y las fibras más distales del ligamento tibio-peroneo anterior, siendo la causa principal del dolor en los atrapamientos de los tejidos blandos (descrito anteriormente). El ligamento calcáneo-peroneal, del peroné hacia caudal, posterior y medial, hasta llegar a la cara lateral y posterior del calcáneo, y el ligamento peroneo-astragalino posterior, del maléolo lateral a la zona posterior y lateral del astrágalo, en dirección horizontal. El conjunto del ligamento colateral lateral tiene la función de evitar la supinación exagerada del pie y la flexión plantar (mecanismo de lesión del esguince de tobillo, que se produce de manera involuntaria e inesperada)

    Ligamento colateral medial. Formado por el ligamento deltoideo, que a su vez se compone de tres fascículos constantes (tibio-spring, tibio-navicular y tibio-talar posterior profundo) y tres inconstantes (tibio-talar posterior superficial, tibio-calcáneo y tibio-talar anterior profundo). Todos ellos unen el maléolo medial con los huesos navicular, astrágalo y calcáneo formando un abanico. Su función principal es la de evitar los movimientos exagerados hacia la pronación excesiva del pie.

    Se puede hablar de tres funciones principales a nivel de los ligamentos: transmitir la información propioceptiva, mantener la estabilidad de la articulación y servir de guía al movimiento (15). Para poder mantener la articulación sana y estable, es necesario conservar la congruencia articular, la estabilidad estática proporcionada por los ligamentos y la estabilidad dinámica de la articulación por parte de la musculatura (peroneo largo, peroneo corto, gastrognemios, tibial anterior) (35). En caso de producirse una lesión en esta estructura, la estabilidad de la articulación quedará comprometida, existiendo el riesgo de recidivas e inestabilidad crónica (15,35,36). En este caso, las complicaciones más comunes serían a nivel de mala cicatrización de las estructuras lesionadas, debilidad de la cicatriz, debilidad muscular y disminución de la velocidad de la respuesta nerviosa, hipomobilidad articular, disminución de la sensación propioceptiva, atrapamiento del fascículo tibio – peroneo anteroinferior y pinzamiento de la cicatriz capsular, llevando en todos los casos a una inestabilidad articular.

    El fascículo que normalmente se lesionará es el ligamento peroneo - astragalino anterior. Esto se debe a su disposición en máxima tensión cuando el pie está en flexión plantar y supinación (en el primer momento de la recepción en un salto, en fase de propulsión del pie en la carrera, al pisar el pie de un compañero), representando así el principal freno del movimiento. Esta estructura es intracapsular, lo que representará también la afectación de la cápsula articular en su lesión, conduciendo hacia un proceso inflamatorio, con hemartrosis (derrame intrarticular), fibrinosis, regeneración estructural por los mastocitos (células del tejido conjuntivo) y cicatrización. Este último proceso puede durar unas dos semanas en los esguinces de grado I, entre 2 y 6 semanas en los de grado II y más de 6 semanas en los esguinces más graves de grado III.

    El fascículo peroneo – astragalino posterior es el más resistente, siendo el menos frecuente de lesionarse. Este fascículo está en máxima tensión en flexión dorsal del pie, y cuando se lesiona normalmente se acompaña de fractura ósea por arrancamiento en una de sus inserciones (peroné o astrágalo) por su rigidez y resistencia.

    En los esguinces de tobillo se tendrá una especial atención a las estructuras vasculares y nerviosas. En caso de producirse una entorsis de tobillo grave se pueden ver afectados los nervios safeno, crural y peroneal, así como también la arteria tibial posterior y la arterial dorsal del pie (15,35), lo que podría complicar mucho la recuperación de la actividad normal de la extremidad.

¿Cómo prevenirlo? Propiocepción, vendajes y ortesis

    Ya en 1965 Freeman (37) estudió qué tratamientos eran más indicados para la recuperación de las lesiones ligamentosas de tobillo, siendo la terapia física la más beneficiosa en estos casos.

    En un estudio sobre 54 individuos durante 22 semanas, donde realizan ejercicios específicos de propiocepción 3 veces/semana durante 5’-10’, Cumps (29) encuentra mejoras en la estabilidad de los individuos; Martín, Patiño y Bar (14) defienden el entrenamiento como método preventivo. En las revisiones llevadas a cabo por Eils (38) , Clark (28), describen trabajos entre 4 y 6 semanas, y en todos los casos encuentran una mejoría en la propiocepción del individuo así como la disminución del número de lesiones.

    Aunque no hay un acuerdo al respecto de la importancia del género enfrente la lesión parece que este no es un aspecto notable para el trabajo posterior. Si es cierto que algunos autores encuentran relevancia significativa (1,4,5,14), siendo más importante en chicas, otros no encuentran esta diferencia al respecto (3,29).

    Muchos estudios concluyen que es beneficioso realizar ejercicios específicos para la rehabilitación de las lesiones del tobillo en caso de esguince, pero aún hay pocos trabajos que traten la propiocepción como un elemento de entrenamiento, sino más como un trabajo de rehabilitación (27-29,31,33,39). Estos estudios son muy dispares en lo que refiere el tiempo de entrenamiento, por lo que sería interesante analizar el tiempo real necesario de trabajo. Otros aspectos interesantes a analizar en un futuro será el tiempo que perduran los beneficios de este trabajo. También existen estudios al respecto de los vendajes y férulas (16-21) concluyendo que si bien son eficaces para disminuir el número de lesiones, especialmente en individuos con pocos episodios de esguince de tobillo, éstos pueden producir otras complicaciones, como irritaciones en la piel o una pérdida de sensibilidad en las estructuras implicadas en la lesión (17).

Profilaxis

    Para ayudar a prevenir esta lesión tan frecuente en el deporte en general, y en el baloncesto más concretamente, y a modo de profilaxis, se proponen un seguido de pautas a tener en cuenta: realizar ejercicios propioceptivos, primero de manera sencilla y controlada y posteriormente reproduciendo acciones propias del juego (recepción en un rebote, carrera y defensa, otros), utilizar un calzado adecuado para la práctica de este deporte y adaptado al peso y medidas del jugador, utilizar vendaje tipo tape u ortesis comerciales en caso de esguinces de repetición de manera preventiva, y mantener la forma física necesaria dadas las exigencias físicas del deporte. Se debe considerar que, aún siendo unas recomendaciones generales, estos ejercicios y pautas de vida se deben adaptar al máximo a cada individuo y necesidad, ya que no requerirá el mismo ejercicio el jugador en la posición de base que el pívot, por su tamaño, fuerza, velocidad en los movimientos y tiempo de juego. Una pauta concreta de ejercicios propioceptivos, a modo de recomendación sería:

  • Inicio de la sesión caminando de distintas formas, usándolo como calentamiento previo, unos 20 metros aproximadamente y 2 o 3 minutos (usando los talones, las puntas de los dedos, la parte externa del pie, de lado…)

  • Mantenerse con un apoyo monopodal, primero con los ojos abiertos y sin ningún material de soporte, dificultando el ejercicio al añadir flexión de rodilla, cerrando los ojos, balanceándose con el resto de las extremidades, pasándose distintos balones (diferentes en peso y tamaño), haciendo pequeños empujones al jugador,…

  • Añadir también material inestable debajo del pie de soporte (pelota de tenis, cojín, Bosu…), dificultando aún más el ejercicio anterior, pero conservando la misma progresión

  • Cuando todo esto se domine, añadir ejercicios específicos basados en la técnica del baloncesto, tales como recepción después de salto para rebote, utilizando distintas superficies de contacto con el suelo (como simulando el pie de un compañero), y también distintas alturas desde donde caer, ojos abiertos o cerrados, según la dificultad que queramos establecer, desplazamientos simulando la posición de defensa sobre terreno complicado por distinto material esparcido por el suelo, lastres en los pies para dificultar aún más el avance, empujones contra los compañeros para hacer el ejercicio más complicado…

    Si aún así se produjese la lesión se deberá ser estricto en los periodos de recuperación y la atención y rehabilitación por parte de un buen profesional.

Referencias

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