Las dietas: mitos y creencias erróneas | |||
Diplomado en Educación Física por la Universidad de Murcia (España) |
Fernando Villegas Jaén Alvaro García López |
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Resumen Con el presente artículo se tratará de justificar los diferentes mitos y creencias erróneas más frecuentes que se dan a la hora de seguir una dieta. Este es un tema de actualidad, el cual se encuentra vinculado con el cuidado de la salud y la mejora de la imagen personal, aspectos a tener en cuenta para sentirse bien con el propio cuerpo. Palabras clave: Las dietas. Mitos y creencias erróneas.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 15, Nº 147, Agosto de 2010 |
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1. Introducción
En los últimos años hay un creciente interés por el cuidado del cuerpo y, sobre todo, por la mejora de la imagen corporal. Ello ha derivado en un gran debate, entre otras cosas, sobre “cómo alimentarnos” de manera efectiva. Dicho debate trae consigo el desarrollo de las llamadas “dietas milagrosas”, las cuales han tenido una amplia promoción, sobre todo, a finales del siglo XX y principios del siglo XXI. Pero muchas de estas dietas esconden intereses promocionales y comerciales y apenas tienen base científica. De este modo, fomentan pautas dietéticas incorrectas que pueden influir, de una forma u otra de manera negativa en la salud del individuo.
Dentro de este tipo de dietas, se incluyen aquellos modelos dietéticos que se alejan de las características de una dieta equilibrada en energía y nutrientes.
Pero el objeto del presente artículo no es el análisis de dichas dietas, sino el estudio de aquellos mitos y creencias erróneas que se dan a la hora de seguir una dieta.
2. Los errores más frecuentes de las dietas
Como se ha señalado anteriormente, la mayoría de las dietas actuales traen consigo una serie de errores frecuentes que no las hacen efectivas y, además, hace repercutir negativamente en la salud. Algunos de esos errores son los siguientes:
Eliminar drásticamente los hidratos de carbono complejos: pan, legumbres, cereales, etc.
Saltarse una o más comidas.
Hacer ayuno un día o más a la semana.
Limitar la comida a una fruta o ensalada.
Dejar de consumir el mínimo de aceite de oliva o de semillas, necesario para el aporte de ácidos grasos esenciales.
Convertir la cena en una comida más copiosa.
Realizar cambios bruscos en la dieta diaria: “mañana empiezo la dieta, pero hoy me como estos pastelitos”.
Querer adelgazar muchos kilos en un espacio de tiempo corto sin pensar en las consecuencias a largo plazo.
Confiar en los productos de régimen.
3. Mitos y creencias erróneas al hacer dieta
Igualmente, algunos de los mitos o creencias erróneas a la hora de hacer una dieta son los siguientes:
Hay alimentos buenos y malos: Falso. No hay ningún alimento perfecto y completo, ni tampoco hay un alimento perjudicial. El conjunto y la variedad son los que determinan que exista una dieta sana y equilibrada. Lo correcto es establecer las proporciones concretas en el consumo de alimentos que permiten conseguir un peso adecuado, pero garantizando el mantenimiento de una buena situación nutricional.
El agua engorda: Falso. El agua no proporciona Kcal. ni antes, ni durante ni después de las comidas. Tampoco las infusiones de té, manzanilla, menta, café, etc.
Hay alimentos que adelgazan: Falso. Todo alimento aporta calorías, el principal condicionante es la ingesta de las mismas. Por tanto lo determinante es la dieta total, no hay un alimento concreto, ningún alimento hacer perder un gramo. Hay que encontrar el equilibrio entre la ingesta y el gasto energético.
El pan engorda... y la miga más: Falso. El pan no es un alimento de elevado valor calórico y además es pobre en grasa. Es rico en hidratos de carbono, nutriente que constituye la base de la dieta mediterránea. Otra falsa leyenda que acompaña al consumo de pan, es aquella que afirma que la miga engorda mucho. Es incorrecto, ambas son el mismo producto, lo que ocurre es que la corteza por acción del horneado se deshidrata mientras que la parte interior (la miga) conserva mayor cantidad de agua, de ahí su aspecto esponjoso.
Los alimentos “Light” adelgazan: Falso. Los alimentos “Light” son aquellos a los que se les ha reducido o eliminado alguno de sus componentes calóricos, pero eso no significa que sirvan para adelgazar.
Los productos integrales tienen menos calorías. Falso. Suelen contener cantidades muy similares al producto no integral, lo que realmente les diferencia es que los productos integrales poseen una cantidad mayor en fibra. Un ejemplo, tanto el pan blanco como el integral aportan las mismas calorías. La ventaja radica en que la fibra mejora el tránsito intestinal y tiene un poder saciante sobre el apetito.
Es necesario tomar suplementos vitamínicos: Falso. Normalmente es suficiente la cantidad de vitaminas y minerales que se aportan a través de una dieta variada y equilibrada. No hay evidencias científicas de que el aporte de vitaminas en personas sanas mejore el cansancio, el apetito, etc. Si no existe una deficiencia clara, un suplemento de vitaminas sin necesidad no tiene efectos positivos. Se recomienda el consumo de suplementos bajo prescripción médica.
Los alimentos frescos son más nutritivos que los congelados: Falso. El frío mantiene las cualidades de los alimentos sin alteración.
Saltarse una comida adelgaza: Falso. Es un mal hábito. Los especialistas recomiendan realizar cinco comidas al día, de esta manera controlamos nuestro sistema hambre-saciedad frente a la siguiente comida.
La sal engorda: Falso. La sal no tiene valor energético y, por lo tanto no engorda. Las dietas de adelgazamiento deben llevar una cantidad normal o habitual de sal. Comer sin sal no adelgaza y puede producir descensos de la tensión arterial.
Las dietas hipocalóricas y muy rigurosas nos permiten adelgazar tres kilos o más por semana: Falso. Desde el punto de vista fisiológico es imposible perder tres kilos de grasa en tan poco tiempo. El peso perdido es del agua, tejido muscular y óseo, además de la grasa, siendo por lo tanto esta pérdida de peso global nociva para el organismo.
El ejercicio físico intenso siempre hace perder peso: Falso. El ejercicio físico es beneficioso pero no porque provoque pérdidas de peso importantes sino porque desarrolla el músculo y mejora la calidad de vida.
El aceite de maíz y margarina vegetal no engordan: Falso. El aceite de maíz contiene las mismas Kcal. que el aceite de oliva o girasol y la margarina vegetal tiene la misma cantidad grasa que la mantequilla, aunque no tiene colesterol.
La pasta engorda mucho y se debe suprimir: Falso. Se puede decir que es una verdad a medias, ya que la pasta tomada con moderación no engorda pero en exceso sí.
Hay alimentos (jengibre y chile) y bebidas (cola y café) que aceleran el metabolismo y queman calorías más rápido: Falso. Es cierto que aceleran el metabolismo pero no lo suficiente como para hacernos perder peso.
El pan integral y los “bastones” no engordan: Falso. El contenido en harina de trigo hacer que su valor energético sea elevado.
La fruta después de la comida engorda: FALSO .La fruta tiene las mismas calorías, no engorda porque se tome en un determinado orden, sino porque la cantidad de calorías ingeridas supere las necesidades del individuo. Lo que sí es cierto es que la fruta tiene un alto contenido en fibra, lo que provoca una sensación de saciedad. En determinadas dietas de adelgazamiento lo aconsejan porque se tiene menos apetito en los platos siguientes. Una dieta equilibrada debe incluir el consumo de al menos tres piezas al día de fruta, ya que son una fuente importante de vitaminas y minerales.
Colesterol.
Alimentos buenos y malos: los alimentos no son ni buenos ni malos en
función de la cantidad de colesterol que contengan, hay más aspectos que
considerar. El colesterol es necesario, lo importante es evitar el exceso.
De ahí que haya nutrientes como el huevo, donde se demostró que además
de contener colesterol, posee proteínas como la lecitina, vitaminas y
minerales. Este es un ejemplo claro de considerar al huevo como un
alimento “malo” cuando se ha demostrado que tiene un valor nutricional
importante. Es importante preocuparse por la ingesta en exceso de
colesterol, pero no podemos condicionar la salud y la mortalidad con este
componente, siendo más positivo aumentar la actividad física, limitar el
consumo del tabaco y alcohol, etc.
Mezclar hidratos de carbono y proteínas engorda: Falso. Es el fundamento de muchas dietas llamadas disociadas, pero no tiene ninguna base científica. Es muy difícil separar los alimentos en función de los nutrientes que aportan, ya que cada alimento es una mezcla de nutrientes.
Los alimentos que llevan grasas vegetales son más sanos: Falso. Puede dar lugar a confusión, ya que se puede entender que contiene aceites de oliva o girasol, y de donde provienen es del aceite de coco y de palma, que suelen aumentar más el colesterol en sangre.
Mi metabolismo es muy bajo y por eso engordo: las calorías que necesita una persona sana van en función de la edad, peso y talla, lo que se denomina metabolismo basal, por eso cuanto mayor sea su peso mayor será su metabolismo. Es la masa muscular la que se encarga de quemar calorías, por ello se recomienda realizar ejercicio físico.
Mi exceso de peso es por la retención de líquidos: científicamente tanto el sobrepeso como la obesidad se caracteriza por un exceso de grasa corporal y no de líquidos. Por eso se aconseja no usar indiscriminadamente diuréticos sin control de un especialista ya que puede ser perjudicial para la salud.
Los nervios me engordan: el aumento de peso lo origina una ingesta excesiva de alimentos de alto contenido energético que se ve favorecida en determinados estados de nerviosismo o de ansiedad en determinadas personas.
4. Conclusiones
Tras el análisis del presente artículo, se puede concluir que existen diversos mitos y creencias erróneas a la hora de seguir una dieta y que se pueden establecer las siguientes conclusiones:
Existen diversos mitos y creencias erróneas que derivan en una serie de hábitos alimentarios incorrectos y nocivos para la salud.
Existen diferentes tipos de las llamadas “dietas milagrosas” y alternativas, que se encuentran basadas en una serie de falsos principios que, seguidos de manera continuada, pueden dar lugar a desequilibrios nutricionales y metabólicos en el individuo a medio-largo plazo. Por tanto, éste es un aspecto que influye de forma directa y negativa en la salud. En este sentido, muchas de estas dietas fomentan ideas erróneas sobre “cómo alimentarse” con un fin de adelgazamiento o por diferentes tipos de creencias (religiosas, éticas, filosóficas,….)
Así, desde nuestro punto de vista, la clave para estar sano y sentirte bien con el propio cuerpo, está en adquirir y cumplir con una serie de hábitos correctos y saludables. La base de estos principios se encuentra en dos aspectos fundamentales: por un lado, la realización de ejercicio físico de forma moderada y regular y, por otro lado (y al mismo tiempo), una correcta alimentación basada en una dieta equilibrada en nutrientes y energía.
Bibliografía
MORÓN MORENO, A. (2003): “El engaño de las dietas: cómo aprender a adelgazar. Estudio y análisis de una epidemia: la obesidad”. Madrid: Díaz de Santos.
PÉREZ LLAMAS, F. Y ZAMORA NAVARRO, S. (2002): “Nutrición y alimentación humana”. Aula de mayores. Universidad de Murcia.
www.dietecon.es/articulos-dietas-peligrosas-disociadas.php.
www.abcdietas.com/glosario/dieta_alternativa.html.
www.zonadiet.com/alimentacion/sugveg.htm.
www.dietas.com/articulos/la-dieta-macrobiotica-i.asp.
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