La actividad física para personas mayores | |||
Universidad de Granada (España) |
Rafael Girón Calvente |
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Resumen El envejecimiento viene marcado por una serie de cambios que sufrimos todas las personas en lo morfológico, funcional y psicológico. Muchos de esos cambios empiezan a producirse cuando llega la maduración sexual, lo que llamamos la edad adulta. A partir de ahí las funciones y capacidades físicas comienza a decaer de forma lenta. No sólo podemos atribuir el envejecimiento a nuestros propios factores corporales, sino también a los hábitos de vida y medio que nos rodea. Por ello, la actividad física se presenta como fundamental para mejorar esos hábitos de vida y conseguir por tanto una prevención de la decadencia de las funciones y capacidades físicas. Pero hay que tener en cuenta las peculiaridades de las personas mayores a la hora de presentar la actividad física o entrenamiento físico-deportivo. Palabras clave: Actividad física. Salud. Adultos. Entrenamiento. Envejecimiento. Morfología. Función corporal. Psicología. Capacidades físicas.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 15, Nº 147, Agosto de 2010 |
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1. Las personas mayores
a. ¿Qué características tiene una persona mayor?
El envejecimiento viene marcado por una serie de cambios que sufrimos todas las personas en lo morfológico, funcional y psicológico. Muchos de esos cambios empiezan a producirse cuando llega la maduración sexual, lo que llamamos la edad adulta. A partir de ahí las funciones y capacidades físicas comienza a decaer de forma lenta. No sólo podemos atribuir el envejecimiento a nuestros propios factores corporales, sino también a los hábitos de vida y medio que nos rodea.
Todas las especies sobre la Tierra envejecen. En el ser humano podemos afirmar que los rasgos del envejecimiento vienen marcados por cambios en la composición corporal, concretamente se produce una disminución de la masa magra (músculos, huesos y fluidos) y aumenta el porcentaje de grasa corporal. Es decir, imaginemos que una persona que desde los 20 años y los 70 ha mantenido un peso de 75 kilos, presentará una notable diferencia entre las composiciones corporales de una edad y otra. Además también se produce un descenso de la cantidad de agua corporal, una disminución de la estatura debido a las curvaturas de la espalda que se pronuncian y al aplanamiento de las vértebras.
Como ya he mencionado, se produce un descenso de la masa magra, incluyendo ahí la estructura ósea, ésta pierde solidez y su composición se vuelve más porosa y frágil. También la masa muscular se pierde, sobre todo por la disminución de las funciones motoras y su uso. Afecta principalmente a las fibras de tipo II y su estructura. La disminución de la sección transversal se conoce como sarcopenia.
Otras de las características que tenemos que tener en cuenta en una persona adulta son los cambios funcionales que presenta, me refiero con esto a los que presenta el sistema cardiovascular, que presentará una reducción en la frecuencia cardiaca máxima (-1 lpm por año envejecido aproximadamente), también disminuyen el volumen sistólico máximo y el gasto cardiaco.
El sistema respiratorio también se verá afectado debido a varias causas: aumenta la resistencia de las paredes de las vías respiratorias en la inspiración y espiración. También disminuye la fuerza de los músculos encargados en la inspiración (diafragma y músculos intercostales externos). Los pulmones también se vuelven menos elásticos provocando una peor ventilación y a su vez acumulando un volumen residual de aire CO2.
El sistema nervioso se ve afectado por la pérdida de neuronas, otras células nerviosas pierden sensibilidad y necesitan de estímulos más fuertes que durante la juventud para que provoquen respuesta, además de que disminuye la velocidad de transmisión de impulsos por los nervios. Todo esto junto provoca la disminución de la coordinación.
Por último, el sistema endocrino pierde funcionalidad en la elaboración, transmisión y recepción de información afectando a la regulación del funcionamiento de los tejidos. Claros ejemplos son los referidos a las hormonas sexuales, metabolismo del calcio, tiroideas, cortisol, capacidad de regeneración de tejidos, etc.
Todos estos problemas se ven incrementados por la falta de actividad física en edades adultas, esto provoca un empeoramiento de las capacidades físicas, sobre todo de la fuerza. Pero todas las capacidades empeoran y esto afecta al nivel de calidad de vida, por lo que se vuelve fundamental el ejercicio físico en estas edades.
b. ¿Cuáles son las situaciones más frecuentes que podemos encontrar?
Cuando vamos a trabajar con personas mayores tenemos que tener en cuenta que además de los rasgos que hemos definido antes, pueden presentar una serie de patologías que pueden dificultar su práctica de ejercicio físico. Los problemas más frecuentes suelen ser la obesidad, diabetes, hipertensión, osteoporosis, enfermedades neurodegenerativas, disminución auditiva, depresión grave, etc.
c. ¿Qué actitud tiene una persona mayor?
Ya hemos visto de manera general cuáles son las características físicas y biológicas de una persona adulta, ahora veremos cuáles son los cambios psicológicos y sociales que suele mostrar esta población.
Las personas suelen atravesar una serie de etapas que condicionan su comportamiento: primero se dan cuenta de los cambios que sufre su cuerpo, se ven como ancianos, después siente una pérdida en el papel social y familiar, va perdiendo a personas importantes de su vida, se sienten inútiles y pierden actividad, …
En cuanto al comportamiento suelen presentar manías, celos, susceptibilidad, pérdida de interés por su apariencia, desconfianza en sus posibilidades físicas, incertidumbre, soledad. Por otro lado, sus motivaciones van enfocadas al bienestar, distracción, mejorar la salud, incrementar las relaciones sociales, realizar tareas diarias,… Si nos fijamos detenidamente en las motivaciones generales, nos daremos cuenta de que la actividad física es perfecta para cubrir todas sus expectativas, sobre todo le vamos a proporcionar una serie de beneficios a nivel de salud física y mental que ninguna otra actividad podría ofrecerle: reducir el riesgo de cardiopatía isquémica, reduce el riesgo de obesidad y diabetes, reduce el riesgo de hipertensión, de cáncer de colon y de mama, controla el peso y afianza la imagen corporal, tonifica los músculos y fortalece huesos y articulaciones, mejora y aumenta la coordinación, mejora el sistema inmune, reduce la depresión y ansiedad, promueve el sentido biológico de bienestar físico y social.
2. ¿Cómo debe ser el entrenamiento personal de una persona mayor?
a. Fundamentación del entrenamiento físico-deportivo
(Delgado Fernández y Cols., 2007) A pesar de esas diferencias podemos decir que existen varios objetivos comunes.“El entrenamiento físico-deportivo puede ser aplicado de manera diferente atendiendo a los objetivos que se desean conseguir con el mismo, los cuales, a su vez, vienen condicionados por diferentes factores entre los que destaca la población hacia la que va dirigido el entrenamiento.”
Objetivos del entrenamiento físico-deportivo
Los objetivos genéricos y comunes de la actividad física y deporte aplicables a cualquier edad son los referidos al aspecto educativo, higiénico, relación social y de rendimiento:
Educativo: para el desarrollo multilateral del niño que sirva en el futuro como base para una continuidad de la práctica deportiva, además de que conozcan el fundamento teórico de los beneficios en el organismo gracias a la actividad física, así como ser capaz de poder hacerse un entrenamiento propio sabiendo qué es lo más beneficioso para sí mismo.
Higiénico: mejora la salud personal, previene la aparición de lesiones y enfermedades, conciencia del bienestar físico que aporta la actividad física en lo personal.
Relación social: integración en un grupo, potenciar la cooperación dentro y fuera del ámbito deportivo, desarrollo de valores en general que nos hará sentirnos mejor con nosotros mismos y con el resto de la comunidad.
Rendimiento: mantener las capacidades físicas y mejorarlas según la necesidad de cada individuo, aprender habilidades específicas, técnico-tácticas concretas de un deporte, etc.
La preparación físico-deportiva
Llamaremos preparación física al conjunto de actividades que tienen como fin la consecución de los objetivos antes numerados. Las actividades dependerán de lo que queramos lograr en concreto y de la persona: edad, motivaciones, etc. Pero siempre perseguirán una mejora de las distintas capacidades físicas, en general, mejora de la salud.
La preparación debe atender a lo físico, técnico, táctico, teórico, biológico y psicológico.
Principios del entrenamiento
Para la elaboración de un programa físico adecuado que mejore nuestra salud hay que prestar especial atención a una serie de principios que harán que nuestro organismo se adapte adecuadamente a los esfuerzos que suponen el ejercicio físico.
En la gráfica podemos observar que ante una actividad física, se produce un desgaste y un descenso de la funcionalidad de alguna capacidad. Una vez acabado el entrenamiento, el cuerpo necesita un tiempo de recuperación en el que incluimos descanso y nutrición, para que el organismo vuelva al punto de partida inicial. Será ahí donde podremos volver a trabajar para que se produzca una mejora en las capacidades físicas trabajadas que llamaremos fase de adaptación, con la que poco a poco podremos aumentar las exigencias (crecimiento paulatino del esfuerzo), intensidad (sobrecarga), estímulos (esfuerzo variable y multilateral), tiempos (continuidad) y adaptación (individualización) del entrenamiento.
En resumen, los principios a tener en cuenta son: supercompensación, sobrecarga, crecimiento paulatino del esfuerzo, esfuerzo variable, multilateralidad, continuidad e individualización.
b. Actividad física y el entrenamiento físico-deportivo para el adulto
Según encuestas realizadas a personas mayores que practican alguna actividad física, la gran mayoría afirma hacerlo como ocio y ocupación del tiempo libre y sobre todo para relacionarse con más personas y salir de la monotonía. Por lo tanto, si afrontamos el reto de dirigir como monitores a un grupo de mayores tenemos que tener en cuenta esas consideraciones previas.
En la edad adulta es difícil pero no imposible mejorar las capacidades físicas. Por supuesto que no van a ofrecer un rango de mejora igual que el de un adolescente, pero sí podemos mantenerlas y mejorarlas un poco. La condición física será la suma de todas las subcomponentes físicas o capacidades físicas, que repercuten directamente en nuestra calidad de vida y salud. El entrenamiento físico-deportivo de un mayor debe ser lo más integral posible, abarcando tanto las capacidades físicas como lo cognitivo, imagen corporal, lo social, etc. Tiene que buscar el desarrollo multilateral que trabaje a la vez cuerpo y la mente y en segundo plano lo técnico y táctico. Todo ello ajustado a unos correctos índices de volumen, intensidad y recuperación. Y como máxima tendremos la de atender los objetivos que los propios mayores nos indican: ocio, relación social, entretenimiento,…
c. Desarrollo de las cualidades físicas en las personas adultas
Fuerza
La fuerza es la capacidad para vencer o contrarrestar una resistencia externa a través del esfuerzo o trabajo. En una persona por ejemplo la fuerza será la encargada de a través del esfuerzo muscular, luchar en contra de la fuerza de la gravedad para mover un objeto.
La fuerza tiene varias subcomponentes que son: fuerza general, resistencia muscular, fuerza explosiva y fuerza máxima:
La fuerza general es que nos permite desarrollar tareas cotidianas en no mucho tiempo de aplicación, sin velocidad ni con demasiada resistencia. Por ejemplo: mover una silla unos centímetros.
La resistencia muscular es el aguante que tiene el músculo para luchar contra el cansancio de una actividad repetida y de intensidad media. Por ejemplo: deportes de lucha.
La fuerza explosiva es aquella que ante una resistencia no muy grande, la vence en muy poco tiempo. Es de las más importantes en todos los deportes y nos permite una ejecución de gestos deportivos efectivos. Por ejemplo: saque en voleibol.
Por último la fuerza máxima, es la que aplica la tensión máxima a los músculos para vencer una resistencia muy grande. Por ejemplo: levantamiento de peso.
La fuerza puede ser entrenada de dos formas: de forma estática o isométrica y de forma dinámica. En las personas mayores a pesar de lo que se pueda pensar, es importante trabajar la fuerza, pero sólo la general, que nos ayudará a desenvolvernos en la vida cotidiana y la explosiva siempre desde una correcta supervisión y cuidados posturales para que no puedan sufrir las estructuras óseas. Hay que prestar especial cuidado a la posición de la columna vertebral y a si la persona sufre limitaciones articulares que limiten el movimiento en ciertos ejercicios, en cuyo caso buscaremos variables. Una prueba que puede resultar muy útil para valorar la fuerza muscular es la dinamometría manual, que además de la información que nos puede aportar sobre la fuerza, ha resultado ser un predictor muy útil de mortalidad y esperanza de vida.
Según el Colegio Americano de Medicina del Deporte, la fuerza es, como he dicho, muy importante trabajarla en edades adultas ya que mejora la salud cardiovascular, diabetes, osteoporosis, obesidad y sarcopenia.
Es importante conocer la técnica adecuada del movimiento para cada ejercicio y dejarlo muy claro a los mayores que realizan la actividad, hay que cuidar la respiración y preferiblemente hacer trabajos dinámicos, trabajarlo entre 2 y 3 veces a la semana junto con otras capacidades.
Velocidad
Esta cualidad no es necesaria para la condición física-salud ya que grandes esfuerzos de velocidad pueden suponer lesiones graves en la musculatura antagonista al movimiento. Se necesita un buen calentamiento y progresividad en su entrenamiento. En las personas mayores no se suele entrenar la velocidad como tal, aunque indirectamente mejoraremos esta cualidad física a través del entrenamiento de la fuerza.
Como he dicho, la velocidad no se trabaja en personas mayores, ya que además de producir un gran número de lesiones, requiere una alta concentración del individuo y esto produce demasiado desgaste físico y psíquico.
Resistencia
Es la cualidad física que nos permite realizar actividades de duración larga, de entre 20 segundos y 6 horas, sin que nos fatiguemos. De forma general podemos hablar de dos tipos de resistencias: la resistencia aeróbica (consume oxígeno) y la anaeróbica (en deuda de oxígeno).
Cuando hacemos ejercicio, dependiendo del tiempo y la intensidad del mismo, se ponen en marcha en nuestro organismo diferentes vías metabólicas. Los ejercicios los clasificamos de la siguiente forma:
Ejercicios de Potencia anaeróbica aláctica -> Resistencia anaeróbica aláctica -> Potencia anaeróbica láctica -> Resistencia anaeróbica láctica -> Potencia aeróbica -> Resistencia aeróbica.
La mejora de la resistencia nos puede reportar, según numerosos centros de investigación, un descenso del riesgo de problemas cardiacos.
La forma más simple para mejorar la resistencia y la forma física es la de caminar al menos unos 30 minutos al día a un ritmo de 5-6 km/h. Si se hace de forma intermitente el ejercicio debe ser unos 60 minutos repartidos en un mínimo de de 10 minutos por fracción del ejercicio. También es preferible realizar el ejercicio de forma moderada en cuanto a la intensidad durante todos los días de la semana que sólo hacer un único día y de forma intensa.
Para calcular la intensidad adecuada y saludable para nosotros mismos, tenemos que tener en cuenta que el ejercicio debe estar entre el 60% y el 75% de la Frecuencia Cardiaca Máxima (55% - 64% para sedentarios). Para calcular la FCM podemos usar esta fórmula teórica:
FCM = 208 – 0,7*edad
También tenemos que medir nuestra Frecuencia Cardiaca Basal, lo podemos hacer cualquier día antes de levantarnos. Para luego calcular nuestra Frecuencia Cardiaca de Reserva de la siguiente forma:
FCR = FCM – FCB
Otros ejercicios muy buenos para mejorar la resistencia aeróbica son la natación, tenis, voleibol lúdico o bailar.
Amplitud de movimiento
La amplitud de movimiento es la capacidad que tiene una articulación para realizar movimientos con la máxima flexibilidad o amplitud de movimiento. Cuando hablamos de amplitud de movimiento o flexibilidad nos referimos a la vez a tres aspectos:
Movilidad articular: movilidad que permite una articulación con las limitaciones óseas propias de la articulación.
Elasticidad muscular: capacidad de los músculos para volver al punto inicial después de estirarse.
Elongación de músculos y ligamentos: capacidad de las partes blandas de la articulación para aumentar la longitud sin que vuelva a su forma inicial.
Para el desarrollo de la AM podemos hacer diferentes tipos de ejercicios clasificados en: movimientos activos libres; movimientos activos asistidos; movimientos pasivos relajados; movimientos pasivos forzados.
Existen varios tipos de ejercicios, pero los más aconsejados en personas mayores son el stretching (estiramiento mantenido) o la facilitación neuromuscular propioceptiva siempre y cuando el monitor los haga con los alumnos o lo explique y controle muy bien.
La amplitud de movimiento es la cualidad física que más se deteriora con la edad. En personas mayores, las extremidades inferiores y sobre todo los tobillos e isquiotibiales son los más afectados, también suelen ser los hombres los más perjudicados. La amplitud de movimiento debe ser bastante trabajada en las personas mayores, pues supone una nota importante en la calidad de vida… pensemos en la cantidad de movimientos que hacemos a lo largo del día que dependen de la AM.
La metodología para el trabajo de la AM debe cumplir una serie de normas generales que evitarán lesiones y daños en estructuras musculares y óseas. Esas normas son por ejemplo: evitar los ejercicios de estiramientos rápidos y con rebotes (balísticos); ser regulares en los ejercicios; al menos 2 ó 3 veces en semana; mantener la posición entre 10 y 40 segundos dependiendo de la persona, tipo de ejercicio y musculatura implicada; repetir el estiramiento al menos 2 veces y 5 veces como máximo; las personas mayores deben hacerlo muy lentamente; calentar muy bien antes de hacer estiramientos.
Consideraciones sobre otros aspectos: composición corporal, coordinación, equilibrio, trabajo cognitivo, imagen corporal, respiración, relajación y masajes.
Para el trabajo de las anteriores capacidades físicas hay que tener presente y estudiar otra componente que es la composición corporal, que principalmente la forman a su vez las medidas antropométricas, composición corporal y proporcionalidad. Estas tres nos van a proporcionar una información muy útil de cada persona:
Las medidas antropométricas: nos interesa conocer la talla y el peso corporal para calcular el IMC (IMC = peso (Kg)/ talla2 (m)). Si estamos trabajando con personas de más de 65 años, el IMC en hombres será óptimo entre 20-25 Kg/m2. Y entre 24-29 20-25 Kg/m2 para mujeres.
La composición corporal, por norma general el tejido muscular debe primar sobre el ósea, graso y residual. Serán casos de obesidad los hombres que presenten más del 20% de tejido graso y las mujeres con más del 30%. Para la medida corporal se suele usar de forma simple la técnica de medida de pliegues. Las zonas en las que mediremos los pliegues son: bíceps, tríceps, subescapular, cresta ilíaca y paraumbilical.
La proporcionalidad compara las diferentes medidas obtenidas anteriormente con unas medidas estándares fijadas para cada deporte, para determinar qué aspectos mejorar mediante la actividad física o dietas.
Otros factores importantes a trabajar con las personas mayores son la agilidad, coordinación y equilibrio.
Con el equilibrio las personas mantenemos nuestra postura correctamente haciendo frente a la gravedad en situaciones estáticas y dinámicas. El equilibrio depende del sistema visual, sistema somatosensorial y del sistema vestibular. Con el trabajo orientado a mejorar el equilibrio en personas mayores vamos a evitar principalmente las caídas, que son uno de los motivos principales de lesión en estas personas, provocándoles además de las fracturas óseas, traumas psicológicos que van a crearle a su vez inseguridad, miedo a salir a la calle, etc.
Por lo tanto los trabajos de equilibrio deben ir orientados a mejorar precisamente los factores biomecánicos de los que dependen el equilibrio y que son:
La base de sustentación: los pies, que aguantan nuestra posición bípeda. O en el caso de estar sentados: glúteos, espalda, etc. Cuanto más grande sea la base de sustentación mayor será la estabilidad.
La altura del centro de gravedad (CG): el CG en las personas se encuentra aproximadamente bajo el ombligo. Cuanto más bajo esté ese centro de gravedad más equilibrio tendremos.
Proyección del CG: además de la altura a la que se encuentre el CG, también hay que analizar si ese punto sobresale de la base de sustentación. De forma que una persona que camine con el tronco encorvado hacia delante tendrá su CG proyectado hacia delante, teniendo así menor estabilidad.
Con la edad, las personas vamos perdiendo capacidad y rapidez mental, por lo que también será interesante presentar trabajos cognitivos en algunos ejercicios. Se producen pérdidas de neuronas que afectan a la memoria, atención, concentración, cálculo, reflejos, reacción, aprendizaje, etc. Los ejercicios que propongamos deben ir enfocados a mantener y mejorar todas estas cosas usando estrategias variadas que van desde las asociaciones, secuencias, actividades sensoriomotrices, repeticiones, representaciones, descripciones, cálculo,…
Otro trabajo interesante para las personas mayores es la mejora de la imagen corporal. Con el envejecimiento las personas solemos adoptar posturas poco adecuadas que perjudican sobre todo a nuestra columna vertebral. Los motivos suelen ser variados, pero por ejemplo es suficiente un dolor de pies para que cambiamos nuestra posición corporal al completo: primero sufriremos una flexión genicular, para luego tener una flexión coxal, que a su vez nos provocará poco a poco una hiperlordosis, hipercifosis y una anteroflexión de la cabeza.
Mejorando la imagen corporal, mejoramos también nuestra autoestima, pues tendremos una mejor apreciación de nuestra propia persona que repercutirá directamente en el ánimo, salud física y salud mental.
Por último, es conveniente trabajar con las personas mayores la relajación, respiración y masajes, aunque dada la forma de vida que tenemos hoy en día, es algo que toda la población debería trabajar para eliminar estrés, ansiedad, etc.
Son muchas las técnicas para la relajación y la respiración, y que son una buena forma de acabar cada sesión de trabajo con las personas mayores para aportar un pequeño grado de bienestar. Además podemos proponer en grupos en los que los miembros ya se conozcan, ejercicios de masajes entre compañeros.
3. Caso práctico: una sesión para un grupo de adultos
A continuación propongo una sesión práctica para un grupo de personas mayores en las que trabajaremos la movilidad articular y la fuerza en el tren inferior y espalda, en la que además haremos un trabajo cognitivo asociado en algunas actividades.
Clases actividad física para mayores |
Sesión: Miércoles 3ª semana |
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Descripción de la sesión: al ser una de las primeras sesiones y teniendo en cuenta que el grupo ya se conoce, propongo actividades que mejoren la movilidad articular de los alumnos, así como la ejercitación de la musculatura de la columna vertebral y tren inferior para lograr progresivamente una mejor postura del cuerpo. Nota: Podemos enmarcar la sesión dentro de un contexto de viajes para hacerla más amena y darle un encadenamiento a todas las actividades. |
Nº alumnos/as: 13 |
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Objetivo 1. Mejorar la movilidad articular. 2. Ejercitar musculatura de la zona de la columna vertebral y tren inferior. 3. Presentar ejercicio de relajación para tomar conciencia de nuestra tensión |
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Instalaciones y recursos: Sala destinada para la actividad física para mayores. Materiales: Disco de música lenta y no muy rápida. |
Organización Actividades individuales, por pareja y todo el grupo. |
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Descripción del calentamiento
Parte principal
Vuelta a la calma
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Características de los alumnos/as: Hombres y mujeres con edades comprendidas entre los 51y 69 |
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Observaciones: algunos alumnos presentan hipertensión y problemas de movilidad. |
Bibliografía
Apuntes propios en las asignaturas “Teoría y práctica del Acondicionamiento Físico-Salud” (Dr. D. Manuel Delgado Fernández), “Bases Mecánicas de la actividad Física” (Dr. D. Javier Rojas Ruiz) y “Bases biológicas y Fisiológicas del movimiento” (Dr. D. Luis Ruiz Rodríguez).
Delgado Fernández, M. y Cols. “Entrenamiento Físico-Deportivo y alimentación. De la infancia a la edad adulta”. Ed. Padiotribo. Badalona 2007.
Fernández Herrería, A, López M. “La inclusión del componente emocional en la formación inicial de maestros. Una experiencia para el desarrollo de la conciencia sensorial”. Revista Iberoamericana de Educación. Granada. 2007.
Gutiérrez Dávila, M. “Biomecánica Deportiva”. Ed. Síntesis. Madrid. 2ª edición. 2006.
Manual IAD “Técnico en Actividad Física para Personas Mayores”. Granada. Mayo 2009
Oña Sicilia, A. et al. “Control y aprendizaje motor” Ed. Síntesis. Madrid.
Ortiz Camacho, M. et Al. “Comunicación y lenguaje corporal”. Capítulo 2º Bases Biológicas y Fisiológicas del Movimiento. Ed. Proyecto Sur. Armilla.
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digital · Año 15 · N° 147 | Buenos Aires,
Agosto de 2010 |