Desde el principio. ¿Qué es ‘Actividad Física y Deportiva’? | |||
University of Wales (United Kindom). EADE-Málaga Licenciado y Doctor en Educación Física Licenciado en Filosofía |
Juan Pedro Rodríguez Ribas (España) |
|
|
Resumen ¿Qué es una actividad física? Una respuesta adecuada a esta pregunta es el gran punto de partida, es el principio. Es el concepto inicial para practicar actividades físicas y deportivas y entender cómo funcionan las actividades físicas y los practicantes cuando las realizan. El concepto de “actividad física y deporte” debería estar muy claro para los practicantes, los estudiantes, los investigadores, los profesores, los entrenadores y los terapeutas que se dedican a ello. Como primer objetivo se justifican los criterios poco útiles para definir las actividades físicas y deportivas, a pesar de su extendido uso: movimiento humano, cuerpo, corporalidad, gestualidad, gasto energético, esfuerzo físico, cansancio, actividad de tiempo libre, competición, oposición, juego, motricidad humana y acción. Como segundo objetivo se concluye que el principio que identifica y define a todo el universo de las actividades físicas y deportivas es el objetivo motor. En base a lo anterior se dan algunas definiciones tentativas de “actividad física”, complementándose este tercer objetivo con algunas de las principales ventajas de la elección del “objetivo motor” como principio fundamental. Los objetivos motores desencadenan las actividades físicas y deportivas, las guían durante su realización, las identifican, las definen, las clasifican, las caracterizan y las explican. También sirven los objetivos motores para investigar en actividades motrices y con ellos se pueden inventar y diseñar nuevas prácticas físicas y deportivas. Palabras clave: Actividad física y deporte. Definición. Objetivo motor.
|
|||
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 15 - Nº 146 - Julio de 2010 |
1 / 1
Introducción. Los principios de las actividades físicas y el deporte
Principio, origen, inicio, punto de partida, entrada… El concepto de “actividad física y deportiva” es de uso común entre los practicantes, los estudiantes, los investigadores, los profesores, los entrenadores y los terapeutas que se dedican a ello y también es de uso común entre el común de las personas. Es el gran punto de partida. Es el concepto inicial para practicar actividades físicas y para entender cómo funcionan las actividades físicas y los practicantes mientras las realizan. Su significado lo deberían tener muy claro los que van a comenzar a realizar práctica física, los estudiantes de actividades físicas y deportivas en su primer día de clase, los trabajadores que quieren iniciarse en actividades laborales relacionadas con las actividades físicas y deportivas y los investigadores que van a estudiarlas.
“¿Qué es la actividad física?” Se le puede preguntar a alguien. Da lo mismo si se le pregunta a un deportista o artista, entrenador o espectador, profesor, alumno, practicante o no, niño, mayor, occidental, oriental, urbano, rural, empresario, proletario, lector o redactor. ¿Qué respondería? Algo así como “es cuando te cansas”, “es cuando te mueves”, “es cuando hay un trabajo corporal”, “es cuando hay intervención de la motricidad”, “es cuando haces deporte”...
Tantas publicaciones, tantas noticias, tanta promoción gubernamental, tantas federaciones, tantas investigaciones, tantas instalaciones, tanta búsqueda de la salud, tanta búsqueda de la juventud, tantas esperanzas, tantas personas, tanto tiempo, tanto dinero, tanta pasión, tanto de tanto… ¿y todavía no está claro?
Habría que seguir preguntando a aquellas mismas personas “¿Por ejemplo?”, “¿Puedes concretar la respuesta?” Estas podrían ser algunas de las aclaraciones esperadas: “es cuando realizas una caminata”, “es lo que haces en el gimnasio o en la piscina”, “es cuando barres la casa”, “es cuando cortas el césped del jardín”, “es cuando vas a fisioterapia”, “es cuando subes la compra del supermercado por las escaleras”, “es cuando juegas un partido de fútbol”, “es cuando partes la leña”, “es lo que se hace en la Educación física del colegio”, “es lo que haces en el entrenamiento...”
Pues no, sigue sin estar claro. Cuando se habla de “actividad física” como “movimiento”, ¿se habla como si se tratase de movimiento en general –movimiento de las máquinas, de las olas del mar, movimiento de los animales- y así debe ser explicado, o sólo del movimiento específicamente humano? Cuando se habla de “actividad física” como “trabajo corporal” o como “motricidad”, ¿queda entendido como a todo lo que posea cuerpo o posea motricidad –como puedan ser los animales- y así debe ser explicado, o sólo se refiere a la motricidad y a la corporalidad específicamente humanas? Se podría avanzar algo si se limitase el concepto de actividad física y deportiva a lo que es humano nada más. Luego la colombofilia, las carreras de galgos o las peleas de gallos ni son deportes ni son actividades físicas porque los animales no hacen deporte ni actividades físicas.
A su vez, ¿se puede meter en el mismo saco lo que se hace en la piscina o en el gimnasio y barrer la casa o cortar el césped? Todas son actividades humanas, pero ¿hay diferencias entre unas y otras? Puede que sí. ¿Pero, a qué o a quién se puede recurrir para aclarar el asunto? ¿Al uso popular del concepto de “actividad física y deporte”, a lo que dice el diccionario, a los expertos, a todos un poco? Si fuese a los expertos y a sus escritos, ¿a cuáles de ellos se debería recurrir? Porque no es lo mismo lo que va a responder un fisiólogo, un biomecánico, un psicólogo del deporte, un entrenador famoso, un sociólogo, un historiador, un político, el papa, un empresario de éxito, un pedagogo o un filósofo.
La cosa cambia si lo que se les pregunta a esas personas es “¿Puedes nombrar una actividad física?”. Entonces dirán cosas como: jugar al fútbol, bailar, hacer pesas, salir a correr, nadar, hacer yoga... Si se le pide “nombra una práctica motriz”, entonces dirán: jugar al fútbol, bailar, hacer pesas, salir a correr, nadar, hacer yoga... Y si se le pide “nombra una práctica corporal” o “nombra una situación motriz”, dirán lo mismo. Aquí aparentemente hay más consenso.1 Parece que todos se refieren a lo mismo. Por un lado, e independientemente de cuál sea el término más correcto, probablemente casi nadie nombrará actividades como las de la limpieza de la casa, repartir el correo o montar un andamio de ladrillos.
En consecuencia a lo que se acaba de decir, y provisionalmente, en este texto se utilizarán como sinónimos cualquier combinación de los términos “actividad/práctica/situación” con “física/motriz/corporal”: actividad física,2 actividad motriz, actividad corporal, práctica física, práctica motriz, práctica corporal y situación motriz.
Incluso se les podría seguir preguntando a esas personas, “¿qué es lo que tienen en común todas las actividades físicas y deportes?” Respuestas posibles que darán: el movimiento, el trabajo con el cuerpo, la motricidad, el esfuerzo físico, el que se suelen realizar en el tiempo de ocio… ¡Y otra vez se vuelve al principio! Se acabó el consenso. ¿Realmente hay algún identificador de las prácticas físicas y deportivas? ¿Hay algo que las diferencie respecto de las actividades no-motrices? ¿Cuál es el principio común de las prácticas motrices y deportivas? Ahora “principio” se refiere al elemento originador, el desencadenante, pero también el fundamento, la guía, la base, el identificador. Y de todo eso se va a hablar a continuación.
Procediendo al estilo del filósofo Popper, como primer objetivo se justifican los criterios poco útiles para definir las actividades físicas y deportivas, a pesar de su extendido uso: movimiento humano, cuerpo, corporalidad, gestualidad, gasto energético, esfuerzo físico, cansancio, motricidad humana, actividad de tiempo libre, competición, oposición, juego, y acción. Ese proceder (por negación, por falsación, por eliminación) facilitará el segundo objetivo: concluir que el principio que identifica y define a todo el universo de las actividades físicas y deportivas es el “objetivo motor”. En base a ese principio, y como tercer, objetivo se presentan algunas definiciones tentativas de “actividad física”.
Lo que no sirve para diferenciar a las actividades físicas y deportivas respecto de la actividad no-física
La historia de la búsqueda de esa esencia que es común al conjunto de las prácticas motrices y deportivas ha sido alucinante: muchas propuestas sin comprobar, demasiados presupuestos sin razonar y bastante de dejarse guiar por la tradición, por la moda, o por el prestigio. Demasiados errores sin subsanar y sin justificar. Se repasarán algunas de esas propuestas que se dan por supuestas, pero que no sirven para identificar al conjunto de las actividades físicas y deportivas.
No es el movimiento, la cinesis, lo kinético, ni lo motórico lo que identifica a las actividades físicas y los deportes.
No lo es porque hay actividades físicas que no requieren apenas movimiento (ejercicios de flexibilidad, tiro con pistola, asanas de Yoga…) y, por el contrario, porque hay actividades no físicas que requieren mucho movimiento (limpiar la casa, agricultura, ganadería, construcción de edificios…). Así que no, definitivamente no es el movimiento humano el identificador de las prácticas físicas y deportivas ni de la Educación física ni tampoco sirve para distinguirlas respecto de lo que no pertenece a las prácticas físicas ni a la Educación física.3
Figura 1. Hay prácticas físicas sin apenas movimiento (estiramientos) y
actividades no físicas con mucho movimiento (limpiar la casa)
Según el diccionario de la Lengua española de la RAE,
4 Movimiento es 2. m. “Estado de los cuerpos mientras cambian de lugar o de posición”. En el caso de las actividades físicas y deportivas se podría entender que si hay cuerpos moviéndose entonces hay actividades físicas y deportivas, lo cual es falso. En el caso de que el asunto se refiera al “cuerpo” humano entonces se estaría hablando del “movimiento humano”. Y si es así, lo que impulsa al movimiento de los cuerpos es el propio movimiento del cuerpo humano. Pero no es cierto deducir que si hay actividades físicas y deportivas es porque se ha detectado algún tipo de movimiento del cuerpo humano, es decir, alguna forma de desplazamiento corporal, ya sea el desplazamiento de una parte del cuerpo humano (un segmento corporal) o de todo el cuerpo de la persona.Es del todo absurdo entender que la actividad física y deportiva pueda identificarse, comprenderse y enseñarse en función de los cambios de posiciones de las partes del cuerpo humano, tal cual una máquina. En el término “movimiento”, la mayoría de los tipos de movimiento que aparecen en el diccionario de la RAE (ver nota 4) se refieren o a la Física o a la Mecánica. La tradición del estudio del hombre tal cual la metáfora del el hombre-máquina mecánica es larga e intensa a partir de la Revolución industrial, y en el siglo XXI, sigue vigente (Biomecánica, Anatomía funcional, Kinesiología…). Es la tradición atrincherada de la estricta ciencia médico-anatómica y Newtoniana. Pero de ahí a justificar la identidad de las actividades físicas y deportivas mediante el movimiento humano hay un insalvable salto.
Gran parte de la actividad humana se realiza con movimiento, pero no toda la práctica motriz se realiza con movimiento (posiciones de yoga, posturas de estiramiento y flexibilidad, posiciones en equilibrio estático…). Entonces, el movimiento humano no sirve como identificador del conjunto de las actividades motrices, ni para distinguirlas de lo que no es actividad física y deportiva.
No es la gestualidad, ni la apariencia gestual lo que identifica a las actividades físicas y deportes.
Cuando se vea correr a alguien, o saltar, o se vea a una persona mantener un equilibrio o una postura, o lanzar objetos, habrá dudas más que razonables sobre si está realizando actividad física o no. Los gestos humanos o son innatos (habilidades motrices básicas: gatear, correr, saltar, trepar, girar, equilibrarse, lanzar, transportar, golpear) o son aprendidos en el seno de una cultura grupal (lenguaje de signos de los sordos; emblemas –“ok”, “victoria-paz”-; pierna cruzada al otro = rechazo, suspensión de comunicación con él, bloqueo…). La actividad física y deportiva, tal cual conducta aprendida que es, está plagada de gestualidades escogidas por personas para que sean realizadas por personas.
En algunos casos, como en el deporte, son gestualidades muy estrictas: para avanzar con el balón de baloncesto hay que botar, el “cristo” de las anillas se realiza mediante un modelo gestual concreto, un ippon de Judo es cuando la proyección del adversario ha sido con toda la espalda sobre el tatami… En otras situaciones las prácticas físicas son muy ricas en gestualidades y cumplen la función de mostrar símbolos, mensajes, ideas, valores éticos y valores estéticos, metáforas…; son, por ejemplo, los bailes y juegos tradicionales, canciones motrices, cuentos motores, representaciones de mímica, etc.
Hay gestualidades a reproducir (bailes, mímica, deportes con puntuación cualitativa –gimnasias, patinaje artístico, katas de karate-) y ese es el objetivo a lograr durante la actividad física. Y, también, hay otras gestualidades que son un medio para lograr el fin buscado durante la práctica física (asanas de Yoga, correcta ejecución de un ejercicio de “abdominales”, técnicas del deporte –lanzamiento a canasta de baloncesto, paso de la valla de atletismo-).
Pero la apariencia muestra que la gestualidad puede ser muy engañosa. ¿Se puede deducir si el que trepa la pared es un ladrón o es alguien que está mostrando su destreza motriz? ¿Se puede deducir si el que corre por la avenida es porque llega tarde o es porque está haciendo ejercicio para ponerse en forma? Las opciones kinésicas son muy variadas (Poyatos, F., 1994; Castañer, M., 1992). Toda esa amalgama gestual producida y reproducida en la actividad física y deportiva no quita que también exista fuera de ella. Esa es la principal razón de que no sea posible identificar la actividad física y deportiva tomando en consideración exclusivamente la gestualidad humana.
Figura 2. La misma apariencia gestual (pedalear) en prácticas físicas y en prácticas no físicas
No es el cuerpo, la corporalidad, la corporeidad, ni lo corpóreo ni su uso lo que identifica a las actividades físicas y deportes.
No lo es porque en todo momento utilizamos nuestro cuerpo para vivir (y sobrevivir). Es más, si somos algo en esta vida es porque también somos cuerpo. El cuerpo es apariencia cultural y un distintivo social. El cuerpo es un interpretador y un emisor de signos, es un expresante y un expresado. Vivimos nuestro cuerpo, y también nos vive. Lo cuidamos y el cuerpo cuida también por nosotros. Pero eso no significa que se esté realizando una actividad física o corporal.
Definitivamente las personas son bastante más que una máquina llena de componentes materiales, piezas, engranajes o palancas, al estilo de lo que la Anatomía humana estudia (Laín Entralgo, 1989.). Luego, las actividades físicas ni mucho menos son la puesta en marcha de todos esos componentes, por mucho que a muchos alucine la “perfección” de la máquina humana y se empeñen en dicotomizar (o tricotomizar) al ser humano. Los sustratos corporales (músculos, huesos, articulaciones, piel, arterias, materia gris, neuronas...) participan durante las prácticas físicas… y también participan en las prácticas no físicas. La participación de la corporalidad humana no sirve como criterio que identifica al conjunto de las actividades físicas y deportivas.
No es el gasto energético, el esfuerzo, el cansarse, ni el quedarse agotado lo que identifica a las actividades físicas y deportes.
Y no lo es porque también las personas se cansan, y mucho, sin haber estado realizando una práctica física. O, por el contrario, hay prácticas físicas en las que la persona apenas acaba cansada: petanca, dardos, bolos, relajación, ejercicios de flexibilidad... Una de las funciones de las herramientas y las máquinas que los humanos han inventado es para facilitar sus labores, o sea, para cansarse menos. En ciertas situaciones es mejor utilizar el hacha o la sierra para cortar los trozos de madera para la chimenea. Bien distinto es que adrede la persona quiera cansarse; entonces habría que razonar su intención. Los aizkolaris no tienen dudas al respecto. A lo mejor, por alguna razón, un gran número de personas prefieren la bici a usar el coche, o prefieren correr en vez usar la bici.
Figura 3. Hay prácticas no corporales que agotan mucho (labrar) y prácticas
corporales que apenas implican cansancio (Petanca)
Definitivamente a las personas tampoco se las puede reducir a máquinas energéticas para llegar a comprender el funcionamiento de las personas, ni tampoco sirve el consumo energético para poder distinguir a las actividades físicas de las actividades no físicas. La tradición del estudio del humano-energía es larga y está vigente (Fisiología, Medicina, entrenamiento deportivo de cualidades físicas, farmacología, dopping y “ayudas” ergogénicas). Pero no por eso el gasto energético va servir como criterio distintivo de las prácticas físicas. Porque el absurdo del razonamiento sería así: siempre que se aprecie que alguien se cansa o gasta energía, entonces es que estará realizando alguna actividad física. Luego, también entrarían en el mismo saco todas las actividades del ser humano viviente (corazón latiendo, pulmones gestionando intercambio gaseoso…), sean prácticas físicas y deportivas o no (Brousse y otros, 1989). El esfuerzo físico del humano es un pobre identificador de la actividad física y deportiva y no sirve para diferenciarlas respecto de lo que no es actividad física.
No es la motricidad lo que identifica a las actividades físicas y deportes.
La motricidad humana se acerca algo más, porque implica participación y control de los sistemas corporales durante el movimiento o durante el mantenimiento de posturas (o sea, cuando hay o cuando no hay movimiento humano; importante esta puntualización)
5. La motricidad puede identificar más porque es un término globalizador: implica corporalidad, implica movimiento y no movimiento, implica gestualidades, espacialidad y temporalidad, gasto energético, coordinaciones, sincronizaciones, precisiones...Motricidad abarca mucho pero no lo suficiente. Le falta lo propio del ser humano: la significación, la comunicación, la autoconciencia y la conciencia del otro, los patrones culturales, las decisiones, las interpretaciones, las intenciones y las acciones.
La motricidad ayuda enormemente a entender cómo funcionan las personas en general y también específicamente durante la realización de las prácticas físicas y deportivas. De hecho toda nuestra vida se desarrolla con motricidad, incluso leyendo una novela o durmiendo. Las personas siempre están realizando acciones-con-motricidad (que no es lo mismo que “acciones motrices”, que son las acciones propias y exclusivas de las actividades físicas y deportivas). Luego, tampoco la motricidad distingue el estar tumbado en la butaca del estar avanzando hacia la portería contraria de fútbol. La motricidad sin más no sirve como distintivo de las actividades físicas y deportes, aunque sí manifiesta posibilidades de serlo con matizaciones.
Figura 4. Lo que abarca la motricidad humana
No es lo realizado en el tiempo libre lo que identifica a las actividades físicas y deportes
Hay muchas actividades físicas que se realizan como actividades de ocio y recreativas, pero también hay muchas actividades no físicas de tiempo libre. Por otro lado se identifican muchos casos de actividades físicas y deportivas que son obligatorias (realizadas fuera del tiempo libre): las que se hacen como terapia, las de las enseñanzas oficiales (Educación física), las de los deportistas profesionales… Como en todo lo que es obligatorio, cada cual decide hacerlas o no, pero si no, que se atenga a las consecuencias: permanecer con la discapacidad, sanciones, suspenso académico, despedido del club (empresa) deportiva o un mes sin sueldo.
No es la competición, la oposición o el juego lo que identifica a las actividades físicas y deportes.
Competir implica saber quién gana y quién pierde, es decir, comparar respecto a alguna referencia para determinar una jerarquía que va desde los mejores hasta los peores. Entonces se descubre que hay actividades sociales muy competitivas: empresariales, políticas, estudiantiles, laborales, y, además, se descubre que hay muchas actividades físicas no competitivas en las que no gana ni pierde nadie (Tai-chí, aeróbic, el juego de Las cuatro esquinas o el juego del Pilla-pilla…).
La oposición implica la existencia de dos o más adversarios que se ponen obstáculos entre sí con alguna intención que afecta a los implicados (el intentar llegar a una meta a costa de que los otros no la alcancen es lo único en lo que están de acuerdo los oponentes). Pues tanto de lo mismo: hay muchas actividades sociales de oposición (peleas, discusiones, juicios, argumentaciones) y actividades físicas que no tienen oposición, porque o son individuales (por ejemplo, carreras en solitario) o son de colaboración (correr con otros, bailes y gimnasias colectivas…).
Y, por último, hay muchas actividades sociales que son juego (loterías, videojuegos, juegos matemáticos, juegos eróticos…) y también actividades físicas que no son juego (ejercicios de condición física, mímica, hacer rutas campestres…).
No es la actividad o la acción lo que identifica a las actividades físicas y deportes.
Porque actuar, intervenir, hacer o provocar algo lo están haciendo todas las personas constantemente, independientemente de que se esté hablando de actividades físicas y deportes o de otras actividades. Hasta el aparente no hacer nada ya es estar haciendo algo. La acción es una realización de alguien en un momento y en un lugar concretos, con unas ciertas condiciones y guiándose mediante una intención específica. Pensar, conversar, discutir, leer, escribir, estudiar, estar en el botellón, nadar, estar tumbado… desencadenan una enorme gama de acciones concretas para cada situación. Luego, por el mero hecho de vivir los humanos están en constante acción, ya sean conscientes de sus propias actuaciones o inconscientes, sean realizaciones voluntarias o involuntarias, sean rápidas intervenciones o lentas, sean largas o cortas.
Es evidente que las acciones identifican bastante bien lo que se refiere a las personas. Las acciones identifican a los políticos, a los profesores, a los alumnos, a los escritores, a los filósofos, a los artistas, a los deportistas, a los barrenderos, a los empresarios, a los siervos y a los nobles, a los caballeros y a los villanos.
6 Pero las acciones son tan personales que a veces es difícil deducir todo sobre las acciones propias y ajenas.¿Cómo se puede saber lo que alguien está haciendo? Hay una parte de la acción de la persona que es perceptible y fácil de deducir por otra persona: las circunstancias en las que se da la acción, ese momento y ese lugar, las condiciones que envuelven a la acción. Pero será difícil deducir lo que la persona realizadora de la acción a su vez ha percibido, lo que ha interpretado y decidido, y también será difícil deducir la intención que le ha guiado durante su acción.
Lo que parece seguro es que la acción tal cual, sin apellido ninguno, no sirve para identificar a las prácticas motrices ni para distinguirlas respecto de lo que no es actividad física deportiva. No obstante, puede que sí sirva como factor identificador alguna forma de acción (con algún apellido: “acción…”)
Hasta el momento se sabe respecto de las actividades físicas y deportivas:
Que las actividades se restringen a lo humano. Las prácticas físicas y deportivas se identifican allí donde haya personas realizando un tipo de acciones concretas. Si no hay nadie que realice ese tipo de acciones entonces no hay actividad físico-deportiva. Luego, el problema es determinar las características que identifican a ese tipo de acciones humanas, y que, además, son las características que permiten distinguirlas respecto de otras acciones humanas que no son de la actividad física y deportiva.
Que ese tipo de acciones humanas propias de las actividades físicas y deportivas no se pueden identificar utilizando criterios simples como el movimiento, el uso del cuerpo, la gestualidad, el gasto energético, el tiempo libre-ocio, la competición, la oposición o el juego.
Figura 5. Criterios poco útiles para diferenciar lo que es práctica física de lo que no lo es
El proceso que habría que seguir sería: primero, determinar qué es una acción humana (cuáles son sus caracterizadores) y segundo determinar si hay algún elemento caracterizador de la acción humana que permita diferenciar las acciones propias de las actividades físicas y deportivas. Si eso se logra se habrá dado un gran paso adelante porque se habrá descubierto el principio originador, el principio identificador y el principio guía del conjunto de las actividades físicas y deportivas. Entonces, se podría definir el concepto de “actividad física y deporte” e, incluso, los practicantes, los estudiantes, los investigadores, los profesores, los entrenadores y los terapeutas estarían al tanto sobre ese aspecto tan importante, que es a lo que realmente se dedican.
Lo que sí sirve para diferenciar y definir a las actividades físicas y deportivas respecto de la actividad no-física: el objetivo motor
Algunos ejemplos de acciones humanas son: pensar, conversar, discutir, leer, escribir, estudiar, estar en el botellón, nadar, estar tumbado…. Todas tienen en común ciertas características.
¿Qué es una acción humana? Una acción humana es una realización asignada a una persona, un algo que hace un alguien. Esta realización es entendida y es interpretable según las intenciones que esa persona tiene al efectuar la acción. Intenciones (metas, propósitos, objetivos, fines) de una acción son, por ejemplo, intentar ganar dinero, intentar descansar, intentar colaborar con otro o intentar fastidiarlo, intentar comunicarse, intentar mantenerse en forma, intentar enterarse de lo que está leyendo, intentar aprender, intentar no llegar tarde a la cita, intentar ligar, intentar emborracharse…
La acción también es interpretable y entendible según las condiciones del entorno en las que se efectúa la realización (características del medio físico, características del medio social, características del entorno personal). Por ejemplo, son condiciones del entorno: realizar la acción en solitario, o realizarla en oposición a alguien, realizarla cansado, realizar la acción con una varita mágica, o utilizando el ordenador, realizar la acción en la cama, realizarla hablando, viendo la televisión, mascando chicle…
En resumen, para que haya acción humana se necesitan al menos, cinco elementos: una persona, una realización, unas condiciones del entorno, una intención y una interpretación de las intenciones y de las condiciones del entorno. Si falta alguno de estos elementos entonces ya no será una acción humana (Ferrer Santos, 1990; Habermas, 1989; Mosterín, 1987; Parsons, 1968; Ricoeur, 1988; Sánchez Vázquez, 1967; Searle, 1992; Wright, 1970).
7¿Qué tipo de acciones humanas son las propias y específicas del conjunto de las actividades físicas y deportivas? Dentro del universo de las acciones humanas se encuentran un subconjunto de acciones que son las específicas de las prácticas físicas, un tipo muy concreto de acciones realizadas por personas cuando hacen actividades físicas. Acciones de las prácticas motrices son, por ejemplo: correr por la avenida durante media hora para intentar incrementar la resistencia corporal, mantener una postura de yoga durante 30 segundos a un ritmo respiratorio lento, golpear el balón hacia la portería contraria sin ningún defensa por delante para intentar que se introduzca en la portería, realizar un paso dentro de la coreografía del baile en pareja intentando realizarlo a la perfección según el modelo previsto.
¿Qué elemento o elementos de los cinco que componen una acción humana permiten identificar las acciones específicas de las prácticas físicas y deportivas? Por lo pronto, lo que es común a todo tipo de acciones no sirve para identificarlas: persona, realización, condiciones del entorno e interpretación. Sin embargo, lo que sí diferencia las acciones de las actividades físicas y deportivas respecto de las que no lo son es la intencionalidad (meta, propósito, fin), es decir, el objetivo específico que se desea lograr con la realización de las acciones.
Figura 6. Los componentes de una acción
Seguidamente se justifica por qué se descartan los componentes de las acciones que no sirven para identificar las acciones que son las propias de las actividades físicas y deportivas:
Los diferentes tipos de personas (altas, bajas, mayores, jóvenes, hombres, mujeres, extrovertidos, tímidos, resistentes, blandengues, vigoréxicos, racionales, creativos, eco-pijos, chandaleros, alternativos…) no permiten identificar las acciones que son propias de las actividades físicas y deportivas.
No se puede recurrir directamente a los tipos de realizaciones, porque una realización es un cambio de condiciones del entorno según una intención, es el proceso de modificar unas condiciones por otras de acuerdo a una meta. Entonces, la realización implica referirse a las condiciones y los objetivos buscados.
No se puede recurrir directamente a los tipos de interpretaciones, porque las interpretaciones se refieren siempre a las interpretaciones de las condiciones del entorno y a las interpretaciones de las intenciones de la persona.
Las diferentes condiciones del entorno (movimiento, uso del cuerpo, gestualidad, gasto energético, tiempo libre-ocio, competición, oposición, juego) ya se vio atrás que tampoco permiten identificar correctamente las acciones específicas de las prácticas físicas y deportivas. Y eso es así porque cualquier tipo de condición del entorno personal, ambiental o social que pertenezca a la actividad física y deportiva se encuentra también fuera de la actividad física y deportiva: tipos de comunicación e interacción entre participantes (cooperativa, en oposición, simultánea, alternativa, estable, cambiante…), tipos de terreno (formalizado, no formalizado, con incertidumbre, domesticado…), tipos de materiales (móviles, fijos, implementos, ingenios mecánicos…), tipos de tiempo (medido, libre, sincronizable, a término, con velocidad estable o cambiante, anticipado, acompasado…) o tipos de gestualidad (desplazamientos, quietud, posturas, facialidades, equilibrios, uso de los materiales…).
¿Y qué hay de las intenciones de la persona? Si la intención de la acción humana es transmitir información a otra persona se está hablando de una acción comunicativa. Si la intención es crear algo bonito y bello entonces se refiere a una acción estética. Si la intención de la acción es indicar lo bueno, lo malo, lo aceptable o reprobable será una acción moral. Pero si la intención de la persona es hacer intervenir su motricidad entonces se descubre la “acción motriz”. Lo que tienen en común todas las actividades físicas y deportivas es la acción motriz (Parlebas, 2001). Es más, las acciones motrices sólo aparecen en las actividades físicas y deportivas y no aparecen fuera de ellas.
Se ha visto que algunos componentes de la acción motriz son comunes a las acciones no motrices: personas, realizaciones, interpretaciones, condiciones del entorno (personal, ambiental y social). También se ha determinado que el único elemento de la acción motriz que distingue a todo el global de las actividades físicas y deportivas es la intención motriz, el “OBJETIVO MOTOR”. El objetivo motor es la intención de la persona de hacer participar su motricidad, es la intención de la persona de poner en juego su motricidad, es la finalidad que tiene la persona de hacer uso de su motricidad. Ejemplos de objetivos motores son: intentar avanzar botando el balón, intentar que el balón lanzado penetre en la canasta, intentar reproducir unos pasos de baile, intentar tocar a otro participante en el Pilla-pilla, evitar que te derriben durante la lucha en Judo, intentar mantener una respiración profunda durante la relajación.
Y es ese precisamente el principio-identificador, el principio-guía y también el principio-originador de todas las prácticas físicas y deportivas: allí donde se encuentre un objetivo motor se habrá identificado una actividad física o deportiva; y si se identifica una actividad física o deportiva es porque está asociada a algún objetivo motor (a alguna intención de una persona de hacer intervenir su motricidad).
Puntualizaciones. Como se vio, motricidad no implica siempre movimiento porque motricidad es un concepto amplio que abarca muchos aspectos (estatismo y movimiento, corporalidad, gasto energético, gestualidades infinitas, usos del espacio y del tiempo, coordinaciones y sincronías, precisiones gruesas y finas…). Luego, “acción motriz” no significa acción-con-movimiento ni siquiera acción-con-motricidad. La acción motriz es acción con finalidad motriz, es la acción que se dirige hacia la intervención de la motricidad de la persona. La acción motriz es la acción-con-objetivo-motor. Actividades tales como ajedrez, el wari y el parchís no son actividades físicas porque no conllevan ningún objetivo motor. Su intención es simbólica (comerse piezas, acertar la suma de chinos…). Por ejemplo, el ajedrez puede ser jugado por una persona que no se mueva, mediante el habla, cuando otra persona o una máquina desplace las piezas, o las jugadas queden memorizadas; luego, no es deporte.
Más puntualizaciones. La intención es algo personal, es algo que lo sabe la propia persona. El único que sabe de verdad las intenciones de sus acciones es la persona misma. Para saber si es una práctica física y deportiva habrá que indagar hasta deducir si se ha localizado un objetivo motor. En muchos casos es relativamente fácil: la persona asume objetivos motores identificables y que con frecuencia están dados de antemano (deportes, juegos motores tradicionales, bailes tradicionales…). Pero en otros muchos casos (correr, caminar, escalar, perseguir, montar en bici, remar, golpear, manipular objetos, cansarse, jugar, competir, oponerse, relajarse) puede que no quede más remedio que preguntar a la persona misma sobre su intención. Y en el caso de que conteste que lo que pretende en sus realizaciones es un objetivo motor (que su finalidad es hacer participar su motricidad en alguna de sus múltiples opciones) entonces se confirmará que esa persona está realizando una actividad física o deportiva.
La definición de actividad física y deportiva
La definición de actividad física será sencilla y breve: “Conjunto de acciones con objetivos motores”. O, de una manera más explícita, “conjunto de realizaciones de las personas cuyas intenciones son hacer participar su motricidad”. Lo cual quiere decir que cada actividad física y deportiva tiene sus propios tipos de acciones identificadas, provocadas, caracterizadas, orientadas y guiadas según sus propios objetivos motores.
La definición amplia contiene a su vez las definiciones de “acción” y de “objetivo motor”. Así que la definición completa y precisa de actividad física será “conjunto de realizaciones de las personas cuyas intenciones son hacer participar su motricidad, siendo estas intenciones interpretadas y entendibles junto a las condiciones del entorno”. Esta es una definición operativa, preparada para la investigación de las prácticas físicas y deportivas porque detalla las variables y posibles indicadores a analizar (objetivos motores de las acciones y condiciones del entorno personal, ambiental y social de las acciones, y sus interpretaciones).
Figura 7. La definición de “actividad física” y sus rasgos
Estas son algunas consecuencias de escoger al objetivo motor como elemento común e indispensable de todas las actividades físicas y deportivas:
El principio identificador de todas las actividades físicas y deportivas es el objetivo motor. Como se dijo atrás, allí donde se encuentre un objetivo motor se habrá identificado una actividad física o deportiva; y si se identifica una actividad física o deportiva es porque está asociada a algún objetivo motor (a alguna intención de una persona de hacer intervenir su motricidad). Una de las consecuencias es que permite definir el concepto de “actividades físicas”: conjunto de acciones con objetivos motores.
El principio originador de todas las actividades físicas y deportivas es el objetivo motor. Cuando se desee realizar una práctica física o deporte simplemente hay que proponerse objetivos motores (ya sean objetivos motores inventados o ya sean de uso común, como los objetivos motores de los juegos y danzas tradicionales, los de los deportes o los de los ejercicios físicos estandarizados). Y una vez propuestos, a continuación hay que asumir los objetivos motores, hay que intentar lograrlos, superarlos, realizarlos, finalizarlos. En otras palabras, no solo las provocan, sino que además el principio-guía de todas las actividades físicas y deportivas es el objetivo motor. Cada acción o conjunto de acciones específicas que se descubre en el desarrollo de las actividades físicas y de los deportes está orientado y encauzado mediante los objetivos motores que los practicantes, consciente o inconscientemente, se proponen y efectúan. Más consecuencias. Para inventarse una nueva práctica corporal, tome una actividad cualquiera y añada un objetivo motor. Por el contrario, quite el objetivo motor a una actividad motriz y dejará de serlo; deje de intentar el objetivo motor de una práctica física y dejará de estar practicándola (si no intenta que el balón penetre por la portería contraria habrá dejado de practicar fútbol).
Figura 8. El objetivo motor es el principio-originador, el principio de identidad
y el principio-guía de las actividades físicas y deportivas
Para concluir. Cambiando la perspectiva en la manera de entender las actividades físicas y deportivas
Hay que dirigirse a las personas, hay que personalizar para determinar si hay o no hay práctica física o deporte, en función de si la persona tiene o no tiene intención motriz. Si hay deporte es porque hay deportistas que tienen objetivos motores. Si no hay personas con objetivos motores entonces no hay actividad física ni deporte.
Esta conclusión tiene su trascendencia. Para saber si lo que se presencia es una actividad física puede que no sea suficiente con la simple observación externa de lo que está sucediendo. Entonces el acento ahora se traslada al participante. La persona sabe y decide cuándo estará haciendo actividad física y cuándo no hay actividad física. La persona ya no es un mero realizador maquinario, un simple ejecutor de movimientos, un simple gastador de energía o un simple transmisor de información. Se acabó eso de pensar que los practicantes no toman decisiones y que no son capaces de interpretar lo que les acontece a ellos mismos y a sus semejantes. Muy maniqueo hay que ser para maquinar hasta el punto de maquinarizar a las personas, o sea, de despersonarizarlas.
Dejarse llevar por las apariencias externas, por las metáforas maquinarias, tiene sus consecuencias. El paradigma anatomo-fisiológico (persona como máquina mecánica y energética) y el paradigma conductista-neurocognitivo (persona como máquina cibernética) han obnubilado a los investigadores durante décadas, impidiéndoles llegar a la esencia misma de la actividad física y deportiva. Eso ha supuesto un enorme retraso en el avance hacia los conocimientos específicos de la actividad física y deportiva. En definitiva, hay que dirigirse a lo que hacen las personas y a las intenciones de las personas para saber qué es práctica física y deportiva y cómo funciona.
8La segunda conclusión alude a las consecuencias del descubrimiento del criterio “objetivo motor” como principio identificador del global de las actividades físicas y deportivas.
Por el momento se ha puesto en evidencia que el objetivo motor es el desencadenante de la actividad física y deportiva, pero, además, la orienta y guía durante su realización, la identifica y la define, e incluso, sirve para diferenciar unas prácticas corporales y deportivas de otras.
Por otro lado, los objetivos motores son de gran utilidad en la investigación y en la invención: los objetivos motores sirven para clasificar las actividades físicas y deportivas, sirven para caracterizarlas, para explicarlas, definirlas y estudiarlas y sirven para diseñar nuevas prácticas físicas y deportivas.
Notas
Aunque se merece otro artículo y una profunda reflexión, las prácticas físicas se pueden agrupar en: deportes (fútbol, petanca…), juegos motores (pilla-pilla, jugar a las casitas…), actividades de expresión corporal (danza, mímica…), actividades de introyección motriz (hacer pesas, relajación…) y actividades de adaptación motriz ambiental (senderismo, hacer volar cometas…).
En ningún caso se está diciendo que la actividad física y deportiva sea educativa, ni mucho menos, porque según cómo se usen las prácticas corporales, algunas pueden ser muy anti-educativas. Así que no hay que confundir “actividad física (o corporal, o motriz)” con “Educación física”).
Habrá que irse olvidando de la Kinesiología (Thompson, C. W. y Floyd, R. T.) y de la Kinantropología (Meynard, R. (1970) Êducation physique et Kinanthropologie en Parlebas, P. (2001: 299)) para dar respuesta al asunto.
http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=cultura. 16-11-09
La Motricidad implica analizar las percepciones espacio-temporales, la actividad corporal con toda su anatomía y neurofisiología, las coordinaciones, los desplazamientos y estatismos, el manejo de objetos, etc. (R. Rigal y otros, 1979). Cualquier acción puede contener el conducir máquinas, el transportar un objeto, el moverse de un lugar a otro, y, a pesar de todo eso, no ser entendida como acción motriz. “Motricidad” (que no aparece en el diccionario de la RAE) puede ser entendida como: 1. Intervención de la persona como ser biológico en el mundo físico (Parlebas, 1986: 124). 2. Conjunto de capacidades que se derivan de esa intervención. 3. Physis; sinónimo de lo físico-a asociado a la actividad de las personas (Lagardera. 1989). 4. Estudio de las situaciones motrices. En el sentido 4, P. Parlebas (2001: 341) entiende “Motricidad” como el “campo y naturaleza de las conductas motrices”. “Motorología” y “Kinología” también son sinónimos que designan a la Ciencia de la Motricidad (Parlebas, 2001: 300).
La “acción” también se ha considerado por investigadores y teóricos como el objeto de estudio de las ciencias sociales (por ejemplo, Talcott Parsons y otros (1968)).
Por otro lado, las acciones siempre se desencadenan a partir de ciertos requisitos. Y, a su vez, las acciones provocan consecuencias externas a la acción misma. Estas dos anotaciones aplicadas al campo concreto de las prácticas físicas y deportivas, por el momento y para esta exposición, no se tendrán en cuenta, a pesar de su relevancia, y quedarán postergadas para otra ocasión.
Y dirigirse a las personas para identificar sus intenciones motrices y si hay actividad física y cómo es esa actividad física y deportiva no es psicologismo: es Semiotricidad (qué es lo que los practicantes interpretan y deciden sobre lo que sucede durante su práctica física), es Praxio-motricidad (qué tipo de acciones motrices se dan durante la práctica física) y es Etno-motricidad y Sociomotricidad (qué cultura, qué microsociedad y qué interacciones motrices -acciones motrices grupales- se dan durante las actividades físicas) (Parlebas, P., 2001), y es, sobre todo, Eco-motricidad (qué tipo de condiciones personales, ambientales y sociales se dan durante la práctica motriz) y es Telo-motricidad (cuáles son las intenciones motrices, objetivos motores, metas motrices, propósitos motores que se dan durante las prácticas físicas).
Referencias bibliográficas
Brousse, M.-H. y otros (1989). Energie et conduites motrices. Paris. INSEP.
Castañer, M. (1992). La comunicación no verbal del educador físico. Construcción de un sistema categorial de observación y análisis del comportamiento cinésico. Tesis doctoral. Barcelona. Universidad de Barcelona.
Ferrer Santos, U. (1990). Perspectivas de la acción humana. Barcelona. PPU.
Habermas, J. (1989). Teoría de la acción comunicativa: complementos y estudios previos. Madrid. Cátedra.
Lagardera, F. (1989). “Educación física sistémica: hacia una enseñanza contextualizada”. Apunts, 16-17. Pp 29-36.
Laín Entralgo, P. (1989.). El cuerpo humano. Teoría actual. Madrid. Espasa-Calpe.
Mosterín, J. (1987). Racionalidad y acción humana. Madrid. Alianza.
Parlebas, P. (1986). Activités physiques et éducation motrice. Paris. EPS, dossiers nº 4.
Parlebas, P. (2001). Juegos, deporte y sociedad. Léxico de Praxiología motriz. Barcelona. Paidotribo.
Parsons, T. (1968). La estructura de la acción. Madrid. Guadarrama.
Parsons, T. y otros (1968). Hacia una teoría general de la acción. Buenos Aires. Kapelusz.
Poyatos, F. (1994). La comunicación no verbal (II). Paralenguaje, kinésica e interacción. Madrid. Istmo.
Ricoeur, P. (1988). El discurso de la acción. Madrid. Cátedra.
Rigal, R. y otros (1979). Motricidad, aproximación psicofisiológica. Madrid. Pila Teleña.
Sánchez Vázquez, A. (1967). Filosofía de la praxis. México D. F. Grijalbo.
Searle, J. (1992). Intencionalidad. Madrid. Tecnos.
Thompson, C. W. y Floyd, R. T. (1996). Manual de kinesiología estructural. Barcelona. Paidotribo
Wright, G. von (1970). Norma y acción. Una investigación lógica. Madrid. Tecnos.
Búsqueda personalizada
|
|
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 15, N° 146, Julio de 2010 |