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El papel de los factores psicológicos en las lesiones 

ocasionadas en las sesiones de Educación Física en secundaria

 

Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte

Facultad de Ciencias del deporte de Cáceres

(España)

Manuel Rodríguez Abreu

manuelrodriguezabreu@hotmail.com

 

 

 

 

Resumen

          El siguiente trabajo aborda los distintos factores psicológicos que se relacionan con las lesiones ocasionadas en las sesiones de educación física en secundaria, así como modelos de intervención psicológica para facilitar la rehabilitación de los alumnos lesionados.

          Palabras clave: Factores psicológicos. Lesión. Rehabilitación. Educación Física. Secundaria.

 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 15 - Nº 146 - Julio de 2010

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1.     Introducción

    El sedentarismo se ha erigido como el principal problema de salud en nuestros jóvenes contemporáneos, y este problema afecta tanto a nivel físico como psicológico. La acusada falta de actividad física en los alumnos de la E.S.O repercute negativamente en su condición física y esto se refleja en el gran número de lesiones que se producen durante las clases de educación física.

    Los factores físicos son la causa principal de las lesiones en el deporte, pero los psicológicos también hacen su aportación, por lo que los profesores de educación física necesitan comprender las reacciones psicológicas a las lesiones y el modo en que las estrategias mentales pueden facilitar la recu­peración. Los psicólogos del deporte Mark Anderson y Jean Williams (1988) han ayudado a clarificar el papel que desempeñan los factores psicológicos en las lesiones en el deporte. Consideran que la relación entre las lesiones en el deporte y los factores psicológicos están relacionados a su vez con el estrés. En concreto, una situación deportiva potencialmente estresante (por ejemplo, un examen, prueba, una mala ejecución) puede contribuir a que se produzcan lesiones, dependiendo del alumno y del grado de amenaza que éste perciba en la situación. Una situación percibida como amenazadora aumenta el estado de ansiedad, lo que provoca una gran variedad de cambios atencio­nales y en la tensión muscular (por ejemplo, distracción y tensión), lo cual, a su vez, origina un incremento de las posibilidades de caer lesionado.

    Sin embargo, el estrés no es el único factor psicológico que influye en las lesiones en el deporte. Las características de la personalidad, el historial de estresores y los recursos de afrontamiento, afectan al proceso del estrés, y, al mismo tiempo, a las probabilidades de lesión durante las sesiones de educación física. Además, esos mismos factores pueden influir en el estrés que puede causar la propia lesión así como en la rehabilitación posterior. Por último, las personas que desarro­llan destrezas psicológicas (por ejemplo, establecimiento de objetivos, visuali­zación y relajación) pueden enfrentarse mejor al estrés, lo que reduce tanto las posibilidades de sufrir una lesión como el estrés causado por ésta.

    Una vez comprendida esta visión general de los papeles que desempeñan los factores psicológicos en las lesiones en la educación física en secundaria, podemos ahora examinar con mayor detalle los elementos consti­tutivos del modelo.

2.     Cómo se producen las lesiones. Antecedentes

    Factores físicos como los desequilibrios musculares, las colisiones a alta velocidad en los juegos, y la fatiga física son las causas princi­pales de lesiones en la práctica deportiva durante las sesiones de educación física. No obstante, los fac­tores psicológicos también tienen su papel. Las características de la personali­dad, los niveles de estrés y ciertas predisposiciones han sido identificados como antecedentes psicológicos de las lesiones en el deporte (Rotella y Hey­man, 1986; Wiese y Weiss, 1987).

    Por otro lado, se ha reconocido al nivel de estrés como un antecedente importante de las lesiones en el deporte. Las investigaciones han analizado la relación entre el estrés y las tasas de lesiones (Anderson y Williams, 1988). Las medidas de este estrés centran su atención en cambios importantes en la vida, como la pérdida de un ser querido, cambio de centro escolar, o problemas familiares. También se han estu­diado los factores estresantes menores y los problemas cotidianos como ocurre en la época de exámenes, o en ciertos problemas puntuales entre compañeros. En conjunto, las investigaciones sugieren que los depor­tistas con niveles elevados de estrés sufren más lesiones, por lo que los profe­sionales del deporte y la forma física deben preguntar acerca de los cambios importantes y los elementos estresantes en la vida de los deportistas y, cuando éstos se produzcan, controlar y ajustar cuidadosamente los regímenes de entre­namiento y proporcionar apoyo psicológico.

    La relación entre el estrés y las lesiones es compleja. Un estudio con 452 deportistas de escuela superior —hombres y mujeres— (en baloncesto, lucha y gimnasia) examinó la relación entre los eventos estresantes en la vida; el respaldo social y emocional por parte de familia, amigos y entrenadores; las destrezas de afrontamiento; y el número de días de no participación en com­peticiones deportivas a causa de alguna lesión (Smith, Smoll y Ptacek, 1990), no encontrándose ninguna relación entre todos esos factores a lo largo de la temporada escolar. No obstante, en el subgrupo específico de deportistas que presentaban niveles bajos, tanto de apoyo social como de destrezas de afron­tamiento, sí se relacionó el estrés con las lesiones deportivas.

    Estos resultados sugieren que, cuando un deportista que posee pocas des­trezas de afrontamiento y escaso respaldo social experimenta cambios impor­tantes en su vida, corre un riesgo mayor de sufrir alguna lesión, por lo que los preparadores físicos y entrenadores han de tener en el punto de mira a dichas personas. Estos hallazgos se pueden extrapolar a la educación física en la enseñanza secundaria obligatoria y por lo tanto avalan el modelo de Anderson y Williams, lo que subraya la importancia de examinar los múltiples factores psicológicos de la relación estrés-lesiones.

3.     Explicación de la relación estrés-lesiones

    Es importante la comprensión de por qué los alumnos que sufren estrés son más propensos a las lesiones, ya que puede facilitar el diseño de tareas especiales para esos alumnos, atendiendo así a la diversidad. Hasta la fecha, se han avanzado dos teorías fundamentales para explicar la relación entre lesiones y estrés.

3.1.     Trastorno atencional

    Una perspectiva prometedora es la de que el estrés trastorna la concentra­ción del deportista al reducir la atención periférica (Williams, Tonyman y Anderson, 1991). Así por ejemplo, un alumno sometido a un gran estrés por que se encuentra realizando una prueba para evaluar las habilidades básicas de los deportes colectivos, puede estar propenso a lesionarse porque no ve a un defensa que se cruza con él. Si los niveles de estrés son inferiores, el alumno tendrá un campo visual periférico más amplio y podrá ver al defensa a tiempo y evitar un choque y la consiguiente lesión.

    También se ha sugerido que un aumento del estado de ansiedad provoca distracción y pensamientos no pertinentes. Por ejemplo, si un alumno esta corriendo en el patio realizando el calentamiento de la sesión de educación física después de haber tenido una discusión con un compañero, puede que esté poco atento al estado del firme, meta el pie en un agujero y se tuerza el tobillo.

3.2.     Aumento de la tensión muscular

    Un nivel de estrés elevado puede ir acompañado de una tensión muscular considerable que dificulte la coordinación normal e incremente las posibilida­des de lesión (Nideffer, 1983). Por ejemplo, es posible que un alumno muy estresado experimente más tensión muscular de la deseable al realizar un ejercicio gimnástico como el pino y al caer al suelo se lesione.

    Los profesores que trabajan con alumnos que pasan por cambios importantes en su vida (por ejemplo, un alumno cuyos padres están en un proceso de divorcio) deberían examinar minuciosa­mente su conducta. Si éste muestra signos de incremento de tensión muscular o dificultades atencionales anómalas cuando está realizando su ejecución, lo acertado será suavizar el entrenamiento e iniciar estrategias de control del estrés.

4.     Reacciones psicológicas a las lesiones en el deporte

    A pesar de tomar precauciones físicas y psicológicas, muchos alumnos en el ámbito escolar sufren lesiones. Incluso en los programas de educación física supervisados y en los institutos que gozan de buenos profesores y medios, las lesiones constituyen un riesgo intrínseco. Así, es importante comprender las reacciones psicológicas a las lesiones derivadas de las sesiones de educación física en secundaria.

    El marco conceptual más ampliamente aceptado de la forma en que los alumnos reaccionan a las lesiones derivadas del deporte y el ejercicio físico es la respuesta de reacción al dolor de Kubler-Ross (1969). Es decir, los alumnos que sufren una lesión siguen con frecuencia un proceso de cinco fases a partir de la misma (Hardy y Crace, 1990), las cua­les incluyen:

  1. negación,

  2. cólera,

  3. negociación,

  4. depresión, y

  5. aceptación y reorganización.

    Después de una lesión, muchos estudiantes entran en primer lugar en la fase de la negación. En pleno shock, no pueden creer lo que les ha ocurrido y tien­den a quitarle importancia. Pero, una vez la realidad se impone, lo que sigue es a menudo una actitud furiosa, por la que pueden maltratarse a sí mismos y a los que les rodean. Acto seguido, viene la negociación: el discente lesio­nado trata de racionalizar para eludir la realidad de la situación. Por ejemplo, un corredor puede prometerse a sí mismo esforzarse más en el futuro o ser más amable con todo el mundo si se restablece con prontitud de una lesión determinada. En la cuarta fase, se instala plenamente el reconocimiento de la lesión y sus consecuencias. Al darse cuenta de que quizá no vaya a poder pro­seguir con su participación en las clases en su totalidad, el alumno experimenta depresión e incer­tidumbre respecto a su actividad futura. El estadio final es la aceptación, cuan­do el afectado ha superado la depresión y está en condiciones de concentrarse en la rehabilitación y la vuelta a la actividad.

    La mayoría de los lesionados pueden desplazarse por estas fases de reac­ción a las lesiones, pero la velocidad y la facilidad con que progresen varían mucho. Puede haber alguien que recorra todo el proceso en uno o dos días, mientras que otros necesiten semanas o incluso meses. Es posible que para un deportista o un practicante de ejercicios, cada una de las cinco fases no tenga una importancia equivalente. Por ejemplo, una encuesta entre preparadores físicos puso de manifiesto que los deportistas expe­rimentaban todas las fases, si bien se observaban con más frecuencia las de negación y negociación que las de depresión y cólera (Gordon, Milios y Grove, 1991).

5.     Papel de la psicología del deporte en la rehabilitación de lesiones deportivas

    En los últimos años se han alcanzado grandes logros en el restableci­miento de lesiones deportivas. Entre esos avances, se hallan la recuperación activa, las técnicas quirúrgicas menos invasivas y el entrenamiento con pesas. El proceso de recuperación también puede verse facilitado por las nuevas téc­nicas psicológicas, incluyendo un incremento del enfoque holístico para curar tanto el cuerpo como la mente.

5.1.     Psicología de la recuperación

    En un estudio del modo en que las estrategias psicológicas ayudan a la rehabilitación, los investigadores trataron de determinar si los deportistas con lesiones de rodilla y tobillo de grado II de rápida curación (menos de cinco semanas) presentaban un mayor uso de estrategias y destrezas psicológicas que aquellos que padecían lesiones de curación lenta (más de 16 semanas) (Ievleva y Orlick, 1991). En dicho estudio se llevaron a cabo entrevistas, en que se evaluaron las actitudes y perspectivas, el estrés y su control, el respal­do social, el auto-habla positiva, la visualización de la curación, el estableci­miento de objetivos y las creencias, y se verificó que las personas que experi­mentaban curaciones más rápidas utilizaban más establecimiento de objetivos, más estrategias positivas de autoayuda, y, en un grado menor, también más visualización de la curación que los deportistas cuya curación era más lenta, lo que sugiere que los factores psicológicos desempeñan un papel importante en el restablecimiento de las lesiones. Hay informes de preparadores deportivos que respaldan esta conclusión. Wiese, Weiss y Yukelson (1991) pidieron a 115 preparadores que especifica­ran las principales características de los deportistas que afrontaban con más y con menos éxito sus lesiones, y de sus respuestas se dedujo que la disposición a escuchar al preparador, el mantenimiento de una actitud positiva ante la lesión y el proceso de rehabilitación, y la motivación intrínseca (es decir, la motivación autogenerada para restablecerse), era lo que más claramente dife­renciaba a los deportistas lesionados que se recuperaban satisfactoriamente de los que tenían más problemas para lograrlo.

    Por otra parte, otro estudio descubrió que la incapacidad de asumir la res­ponsabilidad de la propia recuperación, la no aceptación de la lesión y el incumplimiento del régimen de rehabilitación eran señales de una respuesta poco favorable (Gordon, Milios y Grove, 1991). Los profesionales incluidos en dicho trabajo mencionaban las preguntas al entrenador, la atención al con­sejo médico, la cooperación con el preparador y la aceptación de las limita­ciones físicas como respuestas psicológicas positivas a la lesión.

5.2.     Consecuencias para el tratamiento y el restablecimiento de lesiones

    Existen estudios descriptivos claramente ilustrativos de que, a fin de faci­litar la recuperación de lesiones, es conveniente el uso de un enfoque más holístico que complemente la terapia física con estrategias psicológicas. Los aspectos psicológicos de la recuperación de lesiones derivan de la compren­sión de las respuestas a las mismas. No obstante, el conocimiento del proceso de respuesta no es suficiente, hay diversas técnicas y procedimientos psicoló­gicos que facilitan la rehabilitación, entre los que se incluyen:

  1. creación de compenetración con la persona lesionada,

  2. educación de dicha persona sobre la lesión y el proceso de recupera­ción,

  3. enseñanza de destrezas psicológicas específicas de afrontamiento,

  4. preparación de la persona para hacer frente a recaídas, y

  5. fomento del respaldo social.

    Es responsabilidad del profesor aprender a administrar estos procedimientos de la manera adecuada.

5.3.     Compenetración con la persona lesionada

    Cuando los alumnos se lesionan, con fre­cuencia experimentan incredulidad, frustración, cólera, confusión y vulnerabi­lidad. Si están bloqueados por esas emociones, puede resultar difícil para otra persona establecer algún tipo de relación con ellos. La compenetración ayuda a mostrar empatía, es decir, a tratar de comprender cómo se siente la persona lesionada. También es útil esforzarse por expresar apoyo emocional y hacer que no se sienta solo, así como visitarlo, llamarlo por teléfono y manifestar interés por él.

    Ello es importante sobre todo después de que la novedad de la lesión ya se ha disipado y los estudiantes lesionados se sienten olvidados. En todo caso, al crear algún tipo de compenetración, hay que tener cuidado de no mostrarse dema­siado optimista sobre un restablecimiento rápido. En lugar de ello, es preferi­ble ser positivo y hacer hincapié en un enfoque de equipo con respecto a dicha recuperación. («Mary, ésta ha sido una fractura complicada, y tendrás que tra­bajar duro para recuperarte. Pero yo estoy contigo y juntos conseguiremos que vuelvas a las clases de educación física»).

5.4.     Educar al alumno lesionado sobre el proceso de recuperación

    Sobre todo cuando estamos trabajando con alguien que se ha lesionado por primera vez, es importante explicarle lo que se debe esperar del proceso de recuperación, es decir, ayudarle a comprender la lesión en términos prácti­cos. Por ejemplo, si un discípulo se rompe la clavícula, podemos traer un modelo para que vea cuál es el aspecto de su propia fractu­ra, así como explicarle que estará exento de realizar educación física durante tres meses. También será importante decirle que en un mes su hombro estará mucho mejor, pero habrá que advertirle también de que probablemente se sienta ten­tado de reanudar sus actividades normales demasiado pronto, y que ello puede causarle una recaída.

    Las destrezas psicológicas más importantes que se deben aprender para lograr la rehabilitación son:

  • Establecimiento de objetivos.

  • Auto-habla positiva.

  • Técnica de visualización.

  • Entrenamiento de relajación (Hardy y Crace, 1990; Petitpas y Danish, 1995; Wiese y Weiss, 1987).

    Durante la rehabilitación, la visualización es útil en diversas formas. Un estudiante lesionado puede imaginarse a sí mismo en una situación competitiva para mantener sus destrezas y facilitar su vuelta a la actividad. O alguien puede utilizar la visualización para representarse la eliminación de los tejidos lesionados y el crecimiento de nuevos músculos y tejidos sanos, y, en conse­cuencia, un restablecimiento rápido. A algunos esto les puede sonar rebuscado, pero Ievleva y Orlick (1991) comprobaron que la visualización de la curación era una característica de los pacientes cuyas rodillas dañadas sana­ban con rapidez (la visualización de la curación se originó a partir de adelan­tos en los tratamientos de cáncer no tradicionales). El entrenamiento en relajación puede ser útil para aliviar el dolor y el estrés, que por lo general acompañan a las lesiones graves y a la recuperación de las mismas. Los lesionados también pueden hacer uso de las técnicas de relajación para facilitar el sueño y reducir los niveles generales de tensión.

5.6.     Actitud positiva ante la recuperación

    La rehabilitación de lesiones no es una ciencia exacta. Cada persona se recupera a un ritmo distinto, y las recaídas son frecuentes. Por ello, es muy importante preparar alumno lesionado a fin de que pueda hacer frente a las recaídas y, para ello, durante la fase de compenetración informarle de que las recaídas tienen probabilidades de producirse. Al mismo tiempo, hay que estimular al estudiante a mantener una actitud positiva ante la recuperación. Las recaídas son algo normal y no han de provocar ningún miedo, por lo que no hay razón para desanimarse.

    Del mismo modo, los objetivos de rehabilitación precisarán una evalua­ción y una redefinición periódica desde el principio. Para que las personas lesionadas aprendan destrezas de afrontamiento, hay que alentarlas a que informen a personas significativas de su vida del momento en que experimen­ten alguna recaída. Discutiendo sus sensaciones, pueden recibir el respaldo social necesario.

5.7.     Fomento del apoyo social

    El apoyo social puede tomar diversas formas, pero la mejor definición es la de «un intercambio de recursos entre al menos dos personas, con un resul­tado beneficioso para el receptor» .El respaldo puede ser emocional, de amigos, y seres queridos; e informacional, por parte del profesor y compañeros de clase (por ejemplo, «vas por el buen camino»).

    Los deportistas lesionados necesitan apoyo social. Precisan saber que su profesor y compañeros se preocupan por ellos, que la gente escuchará sus preocupaciones sin juzgarles, así como el modo en que otros se han restablecido de lesiones similares. Es un error dar por supuesto que el apoyo social adecuado tiene lugar de manera automática. Tal como señalamos en párrafos anteriores, dicho apoyo tiende a ser más evidente inmediatamente después de producirse la lesión, pero se hace menos frecuente durante las ulteriores fases de la recuperación. No hay que olvidar que el apoyo social adecuado es nece­sario a lo largo de todo el proceso de rehabilitación.

6.     Conclusión

    Los factores psicológicos influyen en la incidencia de las lesiones, las respuestas a las mismas y los procesos de recuperación subsiguientes. Facto­res psicológicos como el estrés y las actitudes pueden predisponer al alumno a sufrir lesiones. Los profesionales de nuestra disciplina han de identificar los antecedentes —sobre todo, elementos estre­santes importantes en la vida— en personas que presenten escasas destrezas de afrontamiento y poco respaldo social. Cuando se especifican niveles eleva­dos de estrés, se deben poner en práctica procedimientos de control del mismo y ajustar los ejercicios y tareas de las sesiones. Los discentes tienen que aprender a distinguir entre las incomodidades normales de las clases de educación física y el dolor de las lesiones. Han de entender que la actitud basada en el lema «si no se sufre, no se gana» puede predisponerles a tener accidentes y caer lesio­nados.

    Los alumnos lesionados exhiben diversas reacciones psicológicas, que por lo general incluyen una respuesta al dolor, la cual, a su vez, consiste en un proceso de cinco fases: negación, cólera, negociación, depresión y pérdida de identidad personal, y aceptación-reorganización. En discípulos lesionados se producen con frecuencia aumento del miedo y la ansiedad, disminución de la confianza y descensos en el rendimiento académico. Si trabajamos con un alumno que haya pasado por una lesión, hemos de estar atentos al control de las señales de mala aceptación de la misma.

    Las bases psicológicas de la rehabilitación de lesiones incluyen la crea­ción de compenetración con el individuo lesionado; su educación sobre la naturaleza de la lesión y del proceso de recuperación; la enseñanza de destre­zas psicológicas específicas de afrontamiento, como el establecimiento de objetivos, las técnicas de relajación y la visualización; la preparación de la persona para que pueda hacer frente a las recaídas; y el fomento del respaldo social.

    Los profesores de nuestra disciplina han de estar en condiciones de poner en marcha las enseñanzas prácticas y que ayuden a evitar que se produzcan las lesiones, y a colaborar en el proce­so de afrontamiento de éstas, y a proporcionar entornos psicológicos de apoyo que faciliten la recuperación.

Bibliografía

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