Análisis de los comportamientos violentos | |||
Universidad de Málaga (España) |
Antonio Hernández Mendo Josefina Maíz Rodríguez |
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Resumen En este trabajo se presenta una investigación que ha tenido como objetivo la adaptación de los cuestionarios que Kerr (1994) utilizó para su investigación sobre comportamientos violentos (Telic Dominance Scale, Negativism Dominance Scale, Telic State Measure y Tension and Effort Inventory-State Version). Estos cuestionarios fueron elaborados bajo las asunciones de la Teoría Clásica de los Test (TCT). Aquí se presenta su adaptación y baremación a la Teoría de Respuesta al Ítem (TRI), lo que permite solventar sus limitaciones. Palabras clave: Comportamientos violentos. Agresión. Kerr.
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 15 - Nº 146 - Julio de 2010 |
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Introducción
La agresividad, en la sociedad actual, es una emoción con una función adaptativa. Es un rasgo admirado en nuestra sociedad, de forma general, se suele identificar como agresivas a las personas que trabajan duro para llegar a tener éxito, que están altamente motivadas y que son ambiciosos. Se considera que no llegarían hasta el punto más alto de su carrera sin esa agresividad. Este tipo de agresión se denomina agresión prosocial. Por otro lado, cuando esta emoción no responde a su función adaptativa se considera agresión antisocial ya que este tipo de agresión da lugar a dolor y sufrimiento en otras personas, siendo este tipo el que despierta mayor interés entre profesionales que se dedican al estudio de la agresividad.
La agresión se puede definir como la imposición de un estímulo aversivo, físico, verbal o gestual de una persona a otra, no es una actitud sino un comportamiento que refleja un compromiso con el intento de causar daños (LeUnes y Nation, 1989). Para que un comportamiento sea considerado agresivo debe estar dirigido contra un objetivo viviente, debe haber un intento de dañar al objetivo y debe haber una expectativa razonable de que la agresión va a ser exitosa, y el objetivo va a ser dañado.
A lo largo de los años, se han identificado dos tipos básicos de agresión: agresión hostil y agresión instrumental (Baron, 1977). Estos dos tipos de agresión se distinguen en términos de sus reforzadores primarios, o en función de sus objetivos que se persigan con el acto cometido. Sin embargo, en ambos casos la intención es dañar a otro ser humano. En las agresiones hostiles, la meta primaria es dañar a otro ser humano. La intención es hacer que la víctima sufra, y el refuerzo es el dolor y sufrimiento causado. Este tipo de agresión va siempre acompañado de rabia por parte del agresor. En las agresiones instrumentales también intentan dañar al objetivo. Sin embargo, la meta no es observar el sufrimiento de la víctima, pero si recibir alguna otra recompensa externa o meta (dinero, victoria poder o prestigio). El agresor ve el acto agresivo como un instrumento para conseguir su meta primaria. Alcanzar esta meta refuerza el comportamiento agresivo. La más clara diferencia entre estos dos tipos de agresión la encontramos en que la agresión hostil siempre implica un sentimiento de rabia u odio, mientras que la agresión instrumental puede que no, sin embargo el resultado de ambos tipos de agresión es el mismo.
En esencia, la agresión es primariamente un comportamiento aprendido que resulta de una interacción entre individuos con su medio social durante un tiempo (Bandura, 1973). Si no es éste el caso, el comportamiento no es agresión (Bandura, 1973; Berkowitz, 1962; Silva, 1980a, 1980b).
Es importante hacer una distinción entre agresividad y violencia, siguiendo a Corsi (2003) “el ser humano es agresivo por naturaleza, pero es pacifico o violento según su historia individual y la cultura a la que pertenece”. Con violencia nos queremos referir específicamente al componente físico de la agresión. Para Tenenbaum (1997) podemos definirlo como un comportamiento para producir daño teniendo en cuenta que no existe una relación directa con la meta, y relacionada, con incidentes de agresión descontrolada.
Una tercera categoría de comportamiento que a menudo es confundida con agresión y violencia es el término asertividad o conducta asertiva. La asertividad implica el uso de la fuerza física o verbal para conseguir los objetivos de una persona (Silva, 1981). Sin embargo, no hay intención de dañar al oponente. En los dos tipos de agresión, instrumental y hostil existe una intención de causar daño; la diferencia con la asertividad radica en la intención, cuando aparece una conducta asertiva se establece un dominio en lugar de dañar o herir al contrario (Thirer, 1993). No obstante, estas mismas acciones pueden representar agresión (hostil o instrumental) si la intención es causar daño (Anshel, 1990). Estos tres tipos de conducta están separados por una delgada línea, de modo que la agresión hostil pretende causar un daño intencionado, la agresión instrumental tiene como meta ganar y las conductas asertivas son conductas que haciendo uso de fuerza y habilidades en la medida de lo posible, sin intención de herir, están dirigidas a una meta.
Figura 1. Relación entre agresión hostil, agresión instrumental y conductas asertivas (Silva, 1981)
Una vez establecidas las diferencias conceptuales entre los términos de agresión, violencia y conductas asertivas, consideramos oportuno una descripción del trabajo que se ha desarrollado y que aparece expuesto en los capítulos que aparecen a continuación.
En este trabajo se presenta una investigación que ha tenido como objetivo la adaptación de los cuestionarios que Kerr (1994) utilizó para su investigación sobre comportamientos violentos (Telic Dominance Scale, Negativism Dominance Scale, Telic State Measure y Tension and Effort Inventory-State Version). Estos cuestionarios fueron elaborados bajo las asunciones de la Teoría Clásica de los Test (TCT). Aquí se presenta su adaptación y baremación a la Teoría de Respuesta al Ítem (TRI), lo que permite solventar sus limitaciones.
Nos basamos en el Modelo Psicosocial de Kerr (1994), donde la Teoría de la Inversión de Apter (1982,1989) es uno de sus pilares. La teoría de Apter (1982) basa el comportamiento violento en los estados metamotivacionales paratélico y negativismo. Las características propias de estos estados (impulsividad, orientación al momento, necesidad de romper las reglas, inflexibilidad o la no aceptación de requerimientos impuestos por los demás), se asemejan a las características de la dimensión extraversión de la teoría de personalidad de Eysenck donde la conducta desinhibida del sujeto es una de las características principales, esto nos permite relacionar ambas teorías. Además, tanto Eysenck (1957, 1967) como Kerr (1994) utilizan el concepto de arousal y de tono hedónico para la explicación de la conducta.
En el planteamiento de Eysenck (1955), se habla de excitación refiriéndose a la actividad de los procesos corticales, la neurofisiología indica que una de las principales funciones de la corteza cerebral es controlar la actividad de los centros subcorticales, así, un elevado nivel de actividad cortical conlleva una reducción en la actividad subcortical que se traduce en una conducta manifiesta inhibida, típica de un sujeto introvertido. El sujeto extravertido se caracterizara por un elevado nivel de inhibición cortical, elevado nivel de activación de estructuras subcorticales que da lugar a conductas manifiestas excitadas.
Para Eysenck (1967) el termino “activación” se refiere a la actividad vegetativa–emocional y con el termino “arousal” a la actividad reticular, además la utilización de ambos términos como sinónimos invita a la confusión de los dos tipos de excitación claramente distintos (Eysenck, 1967, pp.220). Para ellos, Eysenck (1963) y Kerr (1991) la relación entre nivel de arousal y tono hedónico es curvilínea, de modo que existe un nivel óptimo por encima y por debajo del cual el sujeto presenta niveles crecientes de incomodidad. Para Eysenck (1963) la relación entre nivel de arousal y tono hedónico es curvilínea, lo que supone la existencia de un nivel optimo de arousal, que indicara el punto de máximo bienestar, por encima y por debajo del cual el individuo experimentaría niveles crecientes de incomodidad.
Figura 2. Relación entre nivel de estimulación y tono hedónico, en función del nivel de extraversión (Eysenck, 1963)
También podemos relacionar la teoría de la Inversión de Apter (1982,1989) con el modelo Jones y Heskin (1988) ya que estos autores incluyen el concepto de estado metamotivacional en su explicación de las conductas violentas. Los actos delincuentes van a influir en los estados metamotivacionales de la persona y estos estados metamotivacionales influirán en que se ejecuten o no nuevos actos delictivos.
Puede establecerse una relación entre el Modelo de Manipulación del Tono Hedónico de Brown (1991), este modelo está integrado en el Modelo Psicosocial de Kerr (1994), con las teorías conductistas de Bandura y Walters (1963), ya que el proceso de adicción a una conducta se produce debido al reforzamiento positivo que se obtiene de llevar a cabo esa conducta.
El Modelo Psicosocial de John Kerr (1994) plantea una relación clara con la Teoría Etnogénica de Marsh (1982) ya que en los estados paratélicos la violencia simbólica incrementa la excitación. Este nexo vincula al Grupo de Leicester, ya que argumentan que en las sociedades más avanzadas existen menos oportunidades de excitación para los individuos. Además, el modelo de John Kerr (1994) es un modelo basado en las necesidades individuales de lograr estados específicos de excitación. De este modo, Kerr explica los comportamientos violentos como un intento de cubrir estas necesidades de excitación y entiende que en el contexto del fútbol estos comportamientos están gobernados por la convergencia de individuos con las mismas necesidades metamotivacionales. Sin embargo, una de las posibles críticas a este modelo estriba en no haber encontrado ningún atributo individual que prediga fiablemente la participación en disturbios. Otra crítica que se puede plantear a este modelo radica en no poder explicar como y porque en el contexto del fútbol, la violencia se convierte en un comportamiento de masas.
A pesar de estas críticas el modelo Psicosocial de John Kerr (1994) es el único que nos permite describir, explicar y predecir comportamientos violentos. Esta razón justifica sobradamente la utilización de este modelo y de los cuestionarios para su adaptación a la TRI como base de esta investigación.
En esta investigación se comienza con una revisión de las teorías más influyentes en el ámbito deportivo que explican la violencia en el deporte. Se han revisado los estudios de Taylor (1971) y Clarke (1973, 1978), la Psicología Social Etnogénica de Marsh (1978) y los estudios llevados a cabo por el grupo de Leicester (1986). El marco teórico de esta investigación es fundamentalmente el Modelo Psicosocial de Kerr, aunque se revisan las dos teorías que sirven de soporte a este modelo. La parte empírica la forma la adaptación a la TRI de los cuestionarios que fueron utilizados por Kerr (1994) en sus investigaciones sobre comportamientos violentos.
La investigación parte de los 83 ítems que componen estos cuestionarios, a partir de éstos se amplia el número hasta 211, que son ajustados a la TRI a través del modelo de Rasch (1960) para lo que fue preciso el uso del programa informático Acer ConQuest (Wu, Adams & Wilson, 1998). La primera parte del trabajo finaliza con la selección de ítems, atendiendo al índice de discriminación y del estadístico infit de 83 ítems que estiman mejor los constructo que pretendemos medir. Tras la selección de los ítems se procede a la baremación del cuestionario. Para dicha baremación se obtuvieron las puntuaciones de 197 sujetos para las escalas compromiso paratélico (CP), orientación al plan paratélico (OPP), evitación de arousal paratélico (EAP), negativismo proactivo (NP) y estado paratélico (EP) y 192 sujetos para la escala tensión y esfuerzo (TESY).
1. Teorías sobre la violencia en el deporte
Uno de los fenómenos asociados a la violencia en el deporte es el hooliganismo. El enfoque de este problema depende de las teorías en las que nos basemos. Prácticamente todas ellas coinciden en que se trata de un fenómeno que a distintos tipos de personas (algunas posiciones teóricas consideran que son obreros de clase media) con necesidad de llamar la atención. Además otro punto en común es el papel que juegan los medios de comunicación en la génesis de estos comportamientos violentos.
El termino hooliganismo puede definirse como “comportamientos o características propias del hooligan; como vandalismo”. Este término se ha utilizado de forma extensiva para referirse a los comportamientos que llevan a cabo los seguidores de fútbol en Inglaterra (Dunning, 1983; Dunning, Maguire, Murphy & Williams, 1982). Dunning (1983) afirma que el hooliganismo ha llegado a ser aceptado, en Inglaterra, como algo normal dentro del fútbol, siendo la característica que mejor los identifica el uso de violencia física hacia jugadores, árbitros y en la mayoría de los casos hacia otros grupos de hooligans. Para Dunning (1986) estos grupos de hooligans están formados por jóvenes de clase obrera para los que demostrar su masculinidad a través de la lucha con otros grupos de hooligans tiene mayor importancia que el partido de fútbol en sí, y con ese animo acuden jornada tras jornada a los estadios. En palabras de Curry y Jiobu (1984, pp. 250) “para los hooligans el estadio es un campo de batalla, no un estadio deportivo”.
Por otro lado la actuación de los medios de comunicación al fomentar este tipo de comportamientos, bien a través de preparación de un escenario propicio para la ejecución de la violencia mediante el continuo bombardeo propagandístico de antiguas riñas entre grupos de hooligans, o ya sea por la notoriedad y excesiva atención que prestan a estos individuos violentos actuando como reforzador de sus conductas, no hacen otra cosa que contribuir a que estos episodios violentos se produzcan, se repitan y perpetúen en el tiempo.
Las teorías desde las que se puede enfocar la violencia en el contexto deportivo son variadas, autores como Russell (1993) intentaron acercarse al problema desde teorías como la de Zillman (1979) que se basan en la transferencia de la excitación a través de un proceso catártico, o Smith (1983) que lleva acabo un intento de explicación a partir de la teoría del Aprendizaje Social de Bandura (1973).
En el presente trabajo revisaremos las teorías que han sido consideradas como más relevantes en el estudio de la violencia en el deporte y que permiten su interrelación, por ejemplo el Modelo del Grupo de Leicester se basa en la Teoría Sociológica de Taylor (1971) y Clarke (1973, 1978) para describir a los hinchas violentos incluyéndolos en grupos sociales de clase obrera desfavorecida y con trabajos no especializados y enmarcándolos dentro de lo que en la Escuela de Leicester define como lazos segmentarios. El grupo de Leicester también se ha basado en la Psicología Social Etnogénica de Marsch (1982) para explicar como son los jóvenes los que necesitan una búsqueda de estatus social que no consiguen en su vida cotidiana y que acuden por ello a las acciones violentas para encontrarla.
Por otro lado, trataremos otro tipo de teorías, las defendidas por Tenenbaum y Stewart (1997) más relacionadas con modelos basados en los procesos de aprendizaje y procesos catárticos defendidos por autores como Russell (1984, 1993). Tenenbaum realiza un trabajo basado en las investigaciones de otros autores, a partir de las cuales extrae una serie de recomendaciones que tienen como objetivo último la prevención de episodios de violencia en contextos deportivos. Para estos autores los comportamientos que inflingen daños sobre otros, tanto físicos como psicológicos, y no sostienen una relación directa con las metas de la competición deportiva son inaceptables. Se ha clasificado como hostil o instrumental, si estos actos dañinos con intención de herir, que trascienden el evento deportivo en si, entonces tales comportamientos deberían ser juzgados inapropiados. En contra, los comportamientos asertivos, que caen dentro de las reglas del juego, deberían ser considerados como parte del juego.
1.1. Teoría Sociológica Subcultural de Taylor (1971) y Clarke (1973, 1978)
Esta línea de investigación pretende estudiar los comportamientos violentos en el fútbol enmarcándolos en una perspectiva social y cultural. En trabajos pioneros sobre el tema, Ian Taylor (1971) atribuyó el hooliganismo a los efectos esenciales que denomino como “aburguesamiento” e “internacionalización” del juego. Taylor sugirió, que los fans del fútbol eran sujetos de clases trabajadoras que creían que la Liga de clubes los usaban, en algún sentido, para ser “democracias participadoras” y, argumento, que los hooligans son una forma de “movimiento de defensa o resistencia” de las clases trabajadoras, que están intentando reafirmar el control ante los cambios impuestos por grupos de clase media que solo pretenden asegurar los intereses de esta clase. Sus aportaciones son importantes ya que muestra la importancia que para los miembros de las clases obreras tienen las competiciones deportivas.
Para Clarke (1973, 1978) la conducta violenta de estos jóvenes es tan solo la búsqueda de una identidad grupal propia y diferenciadora que les proporcione sentido a sus vidas. Clarke atribuye el surgimiento del hooliganismo a la “profesionalización” (término usado por él mismo) y “espectacularización” del juego y a los cambios en la situación social de las clases trabajadoras jóvenes debidos a la combinación de la fractura de lazos familiares y de vecindarios, que mantenían a jóvenes y mayores juntos en una relación particular de la clase trabajadora, es decir, es una reacción contra la desintegración de las comunidades de clase trabajadora, y contra la comercialización del fútbol que lo convierte en un espectáculo de entretenimiento. Un resultado de la desintegración de sus comunidades es que estos jóvenes acuden a los partidos libres del control de sus actos ejercido por adultos.
Ambos autores, Taylor y Clarke, consideran que se trata de un acto contestatario de un grupo social definido y que la ansiedad pública sobre el hooliganismo es lo que ha generado y dirigido que se convierta en un fenómeno en sí mismo. Además, estos autores, parten de la perspectiva teórica del Marxismo, considerando que uno de los aspectos más confusos del hooliganismo, como fenómeno social, es mantener un conflicto entre grupos de clases, siendo el grupo de hooligans el que mantiene conflictos con las autoridades y miembros de clases mejor establecidas como un intento de “luchar contra ellos”.
1.2. Psicología Social Etnogénica
Desde esta perspectiva se estudia la dinámica social que tenía lugar en el seno de estos grupos violentos. Para Marsh, Rosser y Harré (1978) la violencia es una expresión simbólica más que real, las luchas de hooligans es una violencia exagerada por los medios de comunicación y realmente no es más que un “ritual agresivo” en el cual las personas raramente resultan gravemente heridas. El objetivo es crearse un prestigio social utilizando el fútbol, ya que estos individuos no han podido creárselo en sus vidas cotidianas. El grupo de Oxford basa sus trabajos en el concepto de violencia ritual generado por el etólogo Desmond Morris, según el cual, ritual y violencia son mutuamente excluyentes como categorías de comportamiento, por lo tanto consideran que no hay rituales que son “seriamente violentos”. Marsh (1978) alegó que los intentos para eliminar la violencia han llevado a una disminución de las oportunidades para la violencia ritual socialmente constructiva –que él denominó “aggro”-, lo cual ha producido como resultado un aumento de la violencia incontrolada y destructiva. Basándose en un su ideal de concepto de violencia como algo innato defiende que los hombres no son ni más ni menos agresivos de lo que siempre han sido, y que el hecho de que los resultados de la violencia sean más sangrientos se debe a la expresión menos ordenada de dicha agresión. Existe un componente ritual en el comportamiento de los hooligans, sus cánticos y respuestas a estos cánticos entre fans rivales, en estos casos, como Marsh y colaboradores apuntaron, la violencia es metonímica y simbólica (Castañón Rodríguez, 2002; Burgos y Brunet, 2000, Gándara, 1999).
Peter Marsh y cols. (1980) muestran el hooliganismo como una actividad que es popularmente percibida y retratada por los medios de comunicación, estúpida, anárquica, y que esta gobernada por un conjunto de reglas, desde su punto de vista, tales reglas son creaciones voluntarias de individuos socialmente libres
1.3. La Escuela de Leicester
La “Escuela de Leicester” utiliza las explicaciones Peter Marsh y cols. (1980) de la violencia en el deporte dentro del proceso civilizador desarrollado por Norbert Elias. Dicho modelo mantiene que en Europa occidental se ha producido una disminución en la experimentación de placer con la práctica directa o por la presencia de actos violentos. Para Elias este declive en el anhelo de atacar a otros seres humanos lleva consigo un descenso en el umbral de rechazo al derramamiento de sangre y a otras manifestaciones directas de violencia física, y la interiorización de un tabú más estricto sobre la violencia como parte del “superego”. Este proceso conlleva la exclusión en cárceles y hospitales de aquellas personas que abiertamente obtienen placer de la violencia, lo que conlleva a un incremento del uso de estrategias más racionales para alcanzar sus objetivos, aumentando en algunas personas la tendencia a actuar violentamente de forma calculada en situaciones muy concretas. En sus planteamientos Elias y Dunning (1986) consideran que el deporte ha seguido un proceso civilizador en cuanto a la expresión y control de la violencia física. Todos lo deportes son competitivos lo que provoca un surgimiento de la agresión y de la violencia, el incremento de contacto físico implica que el deporte se ha convertido en un espacio para la expresión ritualizada y socialmente aceptable de la violencia física. Pero también podemos encontrar en dichos deportes elementos de violencia no ritualizada debido a las presiones sociales o a los beneficios económicos y de prestigio que hacen que se rompa la rivalidad amistosa y se convierta en rivalidad hostil.
El deporte es una actividad organizada en grupo que se centra en un enfrentamiento, que requiere de un esfuerzo físico y se lleva a cabo de acuerdo a unas reglas establecidas que definen entre otras cosas los límites de fuerza física permitidos. En sus primeras etapas, los deportes se practicaban a nivel local con pocos participantes y eran estos los que elaboraban sus propias reglas, ajustándolas a las necesidades de los participantes y del público asistente, poco a poco fueron organizaciones nacionales las que impusieron las normas teniendo en cuenta la situación global del juego y su relación con el público. El tipo de legislación que existe en un deporte marca el límite en cuanto al uso de violencia permitida, lo que ha dado origen a un aumento de la violencia instrumental ejercida como medio para alcanzar un objetivo.
Para Dunning (1990) el fenómeno de la violencia en el deporte introduce “una aparente contradicción en el proceso de civilización” (pp. 78). El aspecto central del proceso civilizador planteado por Elias conlleva el cambio en el patrón de lazos sociales, es decir, en el modo de relacionarse los miembros de una sociedad entre sí. El cambio de lazos sociales se refiere a la transformación de lazos “segmentarios” por lazos “funcionales” produciéndose un proceso un desplazamiento de la importancia de los vínculos adquiridos a través de la familia y el lugar de residencia hacia los adquiridos a través del trabajo. Las diferencias entre ambos tipos de lazos sociales se presentan en el siguiente cuadro:
Figura 1.1. Diferencias entre lazos segmentarios y funcionales y sus equivalentes estructurales (Elías y Dunning, 1986).
Las sociedades donde predominan los lazos segmentarios se caracterizan por una amplia presencia de violencia en las relaciones entre sus miembros, los elementos de la estructura social forman un ciclo de retroalimentación positiva que implica que esta violencia se practique en todos los niveles y esferas de las relaciones sociales. Esta violencia normalizada y la escasez de presión social para actuar con autocontrol fomentan que cualquier conflicto entre los miembros de estas sociedades desemboque fácilmente en la lucha. Los sentimientos de orgullo y de pertenencia al grupo son tan fuertes que se llegan a producir luchas entre grupos de una misma localidad, tales luchas se reproducen tanto dentro como entre estos grupos y vienen a mantener las normas de masculinidad agresiva, lo que conlleva a un refuerzo de estos actos violentos para poder sentir y demostrar a otros que ellos son “hombres”. Las normas que rigen la lucha de estos grupos son similares a los sistemas de venganza, de modo que cuando un individuo se siente ofendido por otro de otro grupo, tiende a buscar la venganza no solo contra el individuo ofensor sino con todos los pertenecientes al mismo grupo.
La violencia endémica unida al hecho de que el poder pertenece a una clase gobernante de guerreros, que resaltan la agresividad y fuerzas masculinas, conduce al dominio generalizado del hombre sobre la mujer, creándose familias matriarcales, caracterizadas por un amplio número de hijos y una ausencia relativa del padre por lo que estos hijos carecen de supervisión estricta, continua y eficaz, hecho que conlleva dos consecuencias fundamentales:
al no estar sometidos a la supervisión por parte de los adultos recurren a la violencia física como medio de socialización viéndose este hecho reforzado por el empleo que de ella hacen sus padres y modelos que la sociedad en general les muestra.
los niños suelen formar bandas que perduran hasta el inicio de la vida adulta, y que debido a las características de los lazos segmentarios entran en conflicto desde muy temprano con bandas rivales, convirtiéndose el deporte en un medio donde poner a prueba la superioridad de una banda sobre otra.
En la siguiente gráfica se ilustra el ciclo de retroalimentación positiva por medio de la cual en las sociedades caracterizadas por lazos segmentarios se generan altos niveles de violencia:
Figura 1.2. Dinámica social de la generación de la violencia en condiciones en que predominan los lazos segmentarios.
Las flechas señalan las principales direcciones de influencia en el ciclo de retroalimentación (Dunning, 1986)
Plenamente opuestas a las sociedades de lazos segmentarios nos encontramos con sociedades basadas en modelos de lazos funcionales. En estas sociedades los elementos de la estructura social forman un ciclo de retroalimentación positiva al igual que en dominadas por lazos segmentarios pero utilizan una función civilizadora para establecer el límite de la violencia en las relaciones entre sus miembros. En estas sociedades, debido a su estructura, tienden a generarse una alta presión competitiva y medios más racionales para conseguir los objetivos propuestos, a la vez que hacen uso de una violencia racional e instrumental.
El control de la violencia física esta en manos del Estado, que es estable, eficaz y capaz de ejercer control a medida que la estructura social se vuelve más compleja. Las normas dominantes de estas sociedades decretan que la violencia es un error, la interiorización de estas normas en la socialización del individuo conllevan a que el umbral de rechazo a cometer o presenciar actos violentos sea muy bajo.
Las sociedades basadas en un modelo de lazos funcionales son altamente competitivas debido a que una elaborada división del trabajo va a generar una ideología en torno al éxito y una tendencia a asignar los papeles sobre la base de los éxitos logrados más que sobre la base de adscripción. Todo esto lleva a un aumento de la rivalidad y la agresividad, pero al estar acaparado el poder de ejercer la violencia física en manos del Estado, los individuos no pueden hacer uso de esta violencia abierta y directa. La violencia tiene lugar en determinados contextos sociales, que se traducen en crímenes y delincuencia, en el deporte, y en un menor grado en la socialización y educación de los niños. La violencia dentro del contexto deportivo es de tipo instrumental, siendo formas concretas de violencia socialmente permitidas, donde el empleo de fuerza física se ve limitada por una serie de normas y reglas, de cuyo cumplimiento se van a encargar los árbitros en un primer momento, y en un nivel superior, por comités y tribunales establecidos por organismos nacionales e internacionales. A pesar de todas estas medidas, muchas veces los jugadores, ya sea por las presiones que reciben o por la importancia de una victoria, tienden a romper estas reglas en situaciones en que crean que es baja la posibilidad de ser descubiertos o que el hecho de ser descubierto no implique disminuir las posibilidades de conseguir sus objetivos a largo plazo. Esta tendencia a utilizar la violencia en el deporte contrarresta con los valores y normas específicas de cada deporte tendiendo a motivar actos de venganza y por consiguiente incrementando la violencia deportiva.
En la siguiente gráfica se ilustra el ciclo de retroalimentación positiva por medio de la cual en las sociedades caracterizadas por lazos funcionales se emplea un tipo distinto de violencia, instrumental o racional, y en niveles menores que en sociedades caracterizadas por lazos segmentarios:
Figura 1.3. Dinámica social de la limitación de la violencia y recurso a la violencia instrumental en condiciones en que predominan
los lazos funcionales. Las flechas señalan las principales direcciones de influencia en el ciclo de retroalimentación positiva (Dunning, 1986)
De los estudios de Dunning se desprende que la génesis de la violencia en el fútbol se halla en sectores de una clase trabajadora basada en el modelo de lazos segmentarios, este tipo de lazos son responsables de las normas de masculinidad violenta observada en los hinchas del fútbol o hooligans.
La violencia en el deporte no es un hecho novedoso ni exclusivo de nuestro tiempo, su incidencia ha seguido una curva en forma de “U”, coincidiendo los momentos descendentes con los periodos entreguerras, siendo a partir de los años sesenta cuando comenzó a ser considerado como un “problema social” debido a la frecuencia de los episodios violentos y al seguimiento de los medios de comunicación.
Estos hinchas o hooligans emplean la violencia física contra jugadores, árbitros, policía y otros grupos de hinchas rivales. Para Marsh, Rosser y Harre (1978) este tipo de violencia adopta forma de agresión ritualizada que no llega a ser grave hasta que la policía hace su aparición e impide que adopte su forma “normal”. Además el grupo de Oxford mantiene que tales grupos no desean causarse daños serios los unos a los otros, y que estos sujetos independientemente de sus deseos de cometer actos violentos son restringidos por mecanismos instintivos.
Para Dunning la conducta violenta de los hinchas del fútbol está relacionada de manera central con normas de masculinidad que van a resaltar hasta el extremo la rudeza y la habilidad para pelear, lo que hacen que difieran en grado de las normas de masculinidad actualmente dominantes en la sociedad en general, por lo que reciben la constante condena de los grupos socialmente dominantes. Cuatro son al menos los aspectos de la actual afición al fútbol violenta que nos permiten establecer una relación con las características medulares de los lazos segmentarios:
A tales grupos les resulta mas interesante pelearse entre ellos que presenciar el partido de fútbol constituyendo para ellos la habilidad en la pelea constituye la fuente principal de prestigio a nivel individual y grupal.
Los grupos rivales están constituidos por personas de un mismo estrato social, los sectores rudos de la clase obrera esto implica que se producen más conflictos intra-clase que inter-clase (que serían los conflictos que estos grupos mantienen con policía y grupos socialmente más poderosos).
La lucha de estos grupos adopta la forma de una vendetta, el que estas enemistades perduren en el tiempo nos indican el grado de pertenencia e identificación de los miembros con su grupo, lo que les mueve a atacar a cualquier individuo o grupo sólo por mostrar en público la insignia de pertenencia a un grupo rival.
Se refuerza la imagen masculina del grupo a que se pertenece y se denigra y ataca la falta de virilidad del grupo contrario a través de las canciones y lemas. Sus canciones están llenas de palabras como “odio”, “matar”, “luchar” “dar puntapiés” y “rendición”, todas, transmiten imágenes de batallas y conquistas y la desmasculinización simbólica de los otros fans, por ejemplo, haciendo referencia a ellos o al equipo como “maricones” Esto nos muestra el grado de conformidad y uniformidad en la acción de los violentos hinchas del fútbol.
Los grupos que hoy siguen ligados por lazos segmentarios son sometidos a presiones y controles “civilizadores” que provienen del Estado a través de la policía, la educación y el trabajo social, y de los grupos funcionales que existen en la sociedad más amplia, ya sea por acción directa o través de los medios de comunicación. Estas presiones desde fuera generan en los individuos de estas sociedades formas sutiles de masculinidad agresiva. El fútbol se ha convertido en un escenario ideal donde dar expresión a estas normas de masculinidad.
En 1968, el informe Harrington concluyó que los hooligans pertenecían principalmente a las clases trabajadoras bajas, tales clases encuentran mayores problemas en las ciudades industriales y puertos, donde se fomenta una subcultura violenta. Trivizas (1980) llegó a conclusiones similares apuntando que el 80.1% de las personas relacionadas con delitos en el contexto futbolístico eran obreros o desempleados.
Gerald Suttles (1968, 1972) acuño el termino “segmentación ordenada” para definir el patrón de vida de las comunidades que estudió. Con “segmentación ordenada” recoge dos características importantes que definen dichas comunidades: a) mientras los segmentos que componen principalmente vecindarios son relativamente independientes unos de otros, sus miembros tienden a combinarse regularmente en los eventos de oposición y conflicto sin ninguna coordinación central; y b) estos grupos formados tienden a agruparse de acuerdo a una secuencia estable y definida.
El patrón propuesto por Suttles se caracteriza porque las personas del mismo nivel social, misma edad y mismo sexo se integran en “bandas callejeras”, desarrollándose con toda lógica a partir de sus características como grupo (edad, sexo, unidad territorial o solidaridad de la raza) siendo la clasificación por edad, la separación entre sexos y la identificación territorial los determinantes estructurales sociales internos decisivos. Esto se debe a que desde muy temprana edad en tales comunidades, ya que además de separar a los niños de las niñas, se envía a estos a jugar en la calle, sin supervisión adulta, lo que les obliga a valerse por sí mismos, tendiendo a integrarse en grupo determinados, por lazos de amistad, de parentesco, de residencia próxima o común y por la amenaza real o percibida del desarrollo de bandas paralelas en comunidades adyacentes. Esta socialización en la calle promueve que los niños interactúen de forma agresiva y desarrollen jerarquías de dominio basadas en la edad, fuerza física y valor, además se ha de tener en cuenta que estos niños tienen como modelos a adultos acostumbrados a comportarse de modo agresivo. Lo que hace que crezcan con una actitud más positiva hacia la conducta agresiva que los niños de una posición socialmente más alta que muestran una inhibición ante la presencia o participación de actos violentos.
El grupo de Leicester relaciona a los medios de comunicación con la acción violenta del hooligan. Dunning (1988) expone como el trato de los medios de comunicación a estos actos violentos es distinto en los diferentes periodos de la historia, produciendo a partir de los sesenta un trato sensacionalista amplificando los incidentes violentos, convirtiendo los estadios de fútbol en escenarios publicitarios donde los jóvenes de clase obrera baja acudían en busca de prestigio a través de actos violentos, mientras que la venta de periódicos aumentaba con este tipo de noticias (Dunning 1988, pp. 244-245). Aunque no puede decirse que sean estos medios los que causan la violencia si se puede decir que han desempeñado un papel muy importante en el desarrollo de la violencia en el fútbol tal y como se conoce en la actualidad.
1.4. La Sociedad Internacional de Psicología del Deporte: Tenenbaum
Para Tenenbaum la agresión es una parte extensa del fenómeno deportivo. De hecho, Russell (1993, p. 191) sugiere que fuera de tiempo, el deporte es quizás el único escenario donde los actos de agresión interpersonal son no solo tolerados sino que también en algunos casos han sido ampliamente aplaudidos por algunos sectores de nuestra sociedad. Un paso en la lucha contra esta violencia deportiva ha sido desde el punto de vista de Tenenbaum la designación de comisiones para investigar la violencia en escenarios deportivos.
Tenenbaum define agresión como la imposición física, verbal o gestual de un estímulo aversivo de una persona a otra. La agresión no es una actitud sino un comportamiento y, más críticamente, refleja un compromiso con el intento de causar daños (LeUnes y Nation, 1989). Esta definición de agresión incluye actos de gran alcance -de gran frecuencia en deportistas, entrenadores y o espectadores- como herir físicamente a otros individuos o el abuso verbal.
Violencia se refiere específicamente al componente físico de la agresión. Se define como “un comportamiento para producir daño teniendo en cuenta que no existe una relación directa con la meta competitiva del acto deportivo, y relacionada, por tanto, con incidentes de agresión descontrolada al margen de las reglas deportivas, en lugar de un comportamiento muy competitivo pero dentro de los limites reglados” (Terry y Jackson, 1985, p.27). En otras palabras violencia es igualada a daños físicos ilegales inflingidos y a actos agresivos hostiles.
Si en una acción no hay intento de herir al oponente y el deportista esta usando sus recursos legítimos para llevar a cabo su meta, entonces los deportistas no están siendo agresivos sino asertivos. Así, de este modo, un comportamiento será visto como comportamiento asertivo mientras que sea desempeñado de acuerdo a las normas preestablecidas y carezcan de malicia. Como sea, estas mismas acciones pueden representar agresión (hostil o instrumental) si la intención de los deportistas es causar daño (Anshel, 1990).
Tenenbaum diferencia entre los tipos de agresión que puede realizar los espectadores, así, cuando abusan verbalmente o arrojan objetos a deportistas o equipos contrarios, se considera que el tipo de agresión que cometen es hostil, ya que la intención es dañar física o psicológicamente al deportista, si la intención es la de ganar una ventaja para su equipo mediante la distracción de los jugadores contrarios, entonces esto se considera una agresión instrumental.
Como Thirer (1993, pp. 365-366) declaró: “estos con un legítimo, genuino interés para todos los niveles del deporte, desde las experiencias tempranas de la infancia hasta las altas competiciones necesitan ser agudamente consciente de la negativa aparición de la agresión y violencia. Aplicándose igualmente al comportamiento de los participantes y al de espectadores”. Para Tenenbaum (1999) los altos niveles de agresión y violencia en el deporte puede que de hecho vayan mas allá de los eventos competitivos en si y tiene amplias implicaciones sociales ya que deporte y sociedad son un reflejo el uno de la otra.
Tenenbaum en sus planteamientos se aleja de hipótesis causales que relacionen violencia y frustración argumentando que si bien es cierto que la frustración provoca una predisposición hacia la violencia (Berkowitz, 1969), son los factores contextuales los juegan un papel importante, así como la interpretación individual de las señales situacionales, son los mejores predictores de la manifestación de comportamientos violentos.
La agresión es principalmente un comportamiento aprendido que resulta de una interacción entre individuos con su medio social en un momento dado (Bandura, 1973). En el deporte, donde el refuerzo de un comportamiento agresivo, en un deportista, es bastante elevado (p. ej. mediante las alabanzas recibidas por parte de padres, entrenadores y compañeros) y donde el valor de la recompensa pesa más que el valor del castigo, las expectativas de recompensa (o castigo) para los actos agresivos puede que sean aprendidos por refuerzo (o castigo) previo o por modelado/imitación de los otros significativos, tales como entrenadores, padres o algunos ídolos deportivos (Coakley, 1981; Vaz, 1972; Bredemeier, 1980; Smith, 1988; Nash y Lerner, 1981). De acuerdo con Silva (1984, p.268), que defiende que el refuerzo vicario es uno de los principales promotores y mantenedores del comportamiento agresivo en deporte, podemos afirmar que “es mas probable la tendencia a repetir comportamientos que vemos que en otros han sido recompensados por llevarlos a cabo, y a la inversa, que es menos probable que llevemos a cabo un comportamiento que hemos visto que ha sido castigado cuando otro lo ha ejecutado”.
Tenenbaum (1997) se hace eco de investigaciones (Bredemeier y Shields, 1994, 1995; Bredemeier, Shields, Weiss, y Cooper, 1987) que han mostrado que la dinámica de interacción entre los deportistas y sus agentes de socialización influyen en el razonamiento de los deportistas sobre lo que es correcto o erróneo en el contexto deportivo. Encontrándose que los niveles de razonamiento moral de los deportistas pueden predecir sus decisiones u opiniones acerca de la legitimidad de los actos agresivos. Demostrándose, además, que el nivel de razonamiento moral de los deportistas en contextos deportivos tiende a ser menor que en otros dominio de sus vidas.
Tenenbaum además de apoyar sus investigaciones en trabajos relacionados con el refuerzo vicario, hace uso de otras investigaciones que están relacionadas con el concepto de catarsis, a pesar de que este concepto ha recibido poco apoyo empírico (Thirer, 1993).
Las investigaciones acerca de la catarsis vicaria sugieren específicamente que los individuos tienden a ser más agresivos después de observar agresión en el mundo del deporte. Estudios como los de Goldstein y Arms (1971) o los de Arms, Russell y Sandilands (1979) mostraron que la hostilidad aumentaba significativamente como resultado de la observación de eventos en los que los jugadores de ambos equipos mantenían contactos frecuentes mientras se ejecutaba el juego y que por el contrario, los espectadores que observaron deportes donde no se producían estos contactos entre los jugadores no mostraron un incremento en sus puntuaciones de hostilidad. Resultados que coinciden con los obtenidos por otros autores en estudios de laboratorio. En estos trabajos también aparece un aumento de los niveles de agresión en una parte de la muestra cuando éstos observan en una sesión una película con comportamientos agresivos violentos, (Berkowitz y Alioto, 1973; Geen y O’Neal, 1969; Hartmann, 1969).
En relación a la catarsis, y siguiendo a Russell (1993) podemos decir que existen dos interpretaciones del concepto de catarsis. Una versión que propone que simplemente observando el comportamiento agresivo de otras personas sirve para dar salida o de alguna manera descargar energía agresiva, desde esta perspectiva se piensa que nuestras tendencias agresivas se reducen cuando vemos a estrellas de los medios de comunicación como Stallone o Schwarzenegger matar o “dejar fuera de servicio” a sus adversarios. La segunda versión alude a los beneficios que un individuo obtiene al involucrarse él mismo en actividades que dan importancia a la agresión interpersonal. Ambas interpretaciones están ampliamente respaldadas por diferentes estudios científicos y, además, el concepto de catarsis es utilizado con frecuencia para defender la programación de unos medios de comunicación que pretenden persuadir a la mayor parte de la audiencia argumentando que la hostilidad reprimida puede hallar una expresión sana viendo contenido violento (Russell, Di Lullo & Di Lullo, 1989).
Tenenbaum también destaca el papel de los medios de comunicación, lo hace apoyándose en investigaciones que sugieren que a los fans les gusta la violencia en sus deportes (Comisky, Bryant y Zillman, 1977; Bryant, Comisky y Zillman, 1981; Bryant, Brown, Comisky y Zillman, 1982). Bryant y Zillman (1983) proponen que los medios de comunicación aprovechan este deseo de violencia de tres modos distintos:
A través de la cobertura de eventos violentos, de modo que estos episodios violentos se repiten una y otra vez en televisión y que son, con frecuencia, sensacionalizados.
Dándole más importancia a los actos violentos, enfocando y glorificando la violencia en artículos y programas deportivos.
Finalmente, los programas de televisión frecuentemente usan actos violentos pasados antes de un encuentro deportivo para animar a los espectadores a ver o asistir al próximo encuentro.
Esta postura de los medios de comunicación, es para Tenenbaum cuando poco, desacertada, ya que la labor de estos medios de comunicación debería ser la promoción de las habilidades y estrategias de deportistas y entrenadores dándoles un mayor respaldo, sin necesidad de difundir una y otra vez ejemplos de violencia y agresión en deporte.
Para Tenenbaum (1997) el hecho de que ganar se haya convertido en la parte esencial del deporte origina una atmósfera donde las causas tradicionales del deporte, tales como divertirse o el juego limpio, parecen haber disminuido sustancialmente. Investigaciones, como las llevadas a cabo por Duda, Olson y Templin (1989) han mostrado que los deportistas ponen un mayor énfasis en machacar a otros, en contraste con el menor énfasis que ponen en mejorar personalmente su propia ejecución, lo que hace más probable que ellos respalden las trampas y perciban los actos dañinos intencionados como más aceptables. Desafortunadamente, algunos entrenadores y deportistas toman este tipo de cuestiones al extremo y sugieren que el uso de agresión es necesario para ganar.
Factores físicos tales como calor, ruido y agolpamiento se han tomado como causas de agresión en el deporte, especialmente entre espectadores. Lo que aparece en las investigaciones, de cualquier modo, es que estos factores se muestran como facilitadores de la agresión (es decir, estos interactúan con otras variables para producir agresión en situaciones en que la tendencia a la agresión ya existe). Otros factores que han sido repetidamente vinculados con actos de espectadores como el vandalismo y hooliganismo mundial incluye el abuso de alcohol, la presencia de grupos de fans rivales y los sucesos previos de agresión por parte de los jugadores en el campo de juego. Coalter (1985) sugirió que sentar a los grupos de fans rivales en lugares separados y prohibir el consumo de bebidas alcohólicas son medidas efectivas para reducir la violencia en los espectadores solamente cuando se ofrecen ambas soluciones combinadas, pero no cuando estas soluciones se presentan separadamente.
Tenenbaum a través de la Sociedad Internacional de Psicología del Deporte hace las siguientes recomendaciones en un intento de reducir la incidencia de agresión y violencia en el contexto deportivo teniendo en cuenta que la solución al problema de la violencia en el deporte no es única ni simple, al igual que no es único ni simple los aspectos que rodean a estos comportamientos. Las recomendaciones provienen de propuestas expuestas a lo largo de la literatura (Yeagher, 1979; Cox, 1985; Freischlag y Schimidke, 1979; Lefebvre, Leith y Bredemeier, 1980; Mark, Bryant y Lehman, 1983; LeUnes y Nation, 1989). Siguiendo a Tenenbaum (1997) enumeramos:
Recomendación 1: las administraciones deberían llevar a cabo una revisión de las penas o castigos, de manera que la violación de una regla acabara en un castigo en lugar de tener un valor punitivo que sirva de refuerzo potencial.
Recomendación 2: las autoridades deben asegurar un correcto entrenamiento de los equipos, particularmente en los niveles junior, que resalten un código de comportamientos de juego limpio (fair play) entre todos los participantes.
Recomendación 3: las autoridades deberían prohibir el uso de bebidas alcohólicas en los eventos deportivos.
Recomendación 4: las autoridades deberían asegurarse de poder abastecer en las necesidades espaciales y proveer de comodidades modernas a las instalaciones deportivas.
Recomendación 5: los medios de comunicación deben situar en la perspectiva correcta los incidentes aislados de agresión que ocurren en el deporte en lugar de resaltarlos.
Recomendación 6: los medios de comunicación deberían de promover una campaña para la disminución de la violencia y la agresión hostil en deporte lo que involucraría también la participación y compromiso de deportistas, entrenadores, directivos, autoridades, árbitros y espectadores.
Recomendación 7: entrenadores, autoridades, directivos, medios de comunicación, árbitros y figuras de la autoridad (por ejemplo la policía) deberían tomar parte en seminarios sobre agresión y violencia para garantizar que comprenden lo que se relaciona con la agresión, como ocurren, cuales son las causas que lo provocan, cuales son los costes y como los comportamientos agresivos pueden ser controlados.
Recomendación 8: entrenadores, directivos, árbitros y medios de comunicación deberían de animar a los deportistas para que se comprometan a realizar comportamientos prosociales y castigar a aquellos que realizan actos hostiles.
Recomendación 9: los deportistas deberían tomar parte en programas que apoyen la tendencia de comportamientos hacia la no agresión. Aumentar las reglas, haciendo aceptar penas duras y modificando los patrones de reforzamiento son solo una parte de la respuesta para inhibir la agresión en el deporte. En último caso, los deportistas deben asumir su responsabilidad de sus comportamientos.
Kerr (1999) discutió varios de los puntos propuestos por Tenenbaum (1997). Kerr reivindico la falta de razón e información sobre porqué y como se desarrolla la recogida de información. Kerr (1997) considera las recomendaciones aportadas por Sociedad Internacional de Psicología del Deporte como una visión global en lugar de un discurso bien enfocado y coherente y acusó a los autores de no especificar cual es la población de destino a la que intentan dirigirse. Especificando cuatro puntos: a) falla al proporcionar información sobre la motivación que hay detrás de la agresión y violencia, b) falla al distinguir entre violencia de deportistas y la violencia de los espectadores y recalca un descuido en la literatura sobre el hooliganismo, c) Tenenbaum y col. llegan a conclusiones erróneas sobre el papel de los medios de comunicación en la estimulación de acciones agresivas, d) y por ultimo, culpan incorrectamente a los árbitros de cometer errores que aumentan las acciones agresivas de atletas y espectadores. En suma, Kerr critica los consejos proporcionados por la Sociedad Internacional de Psicología del Deporte y sugiere que la mayoría de ellos “(…) son poco realistas o están poco trabajadas y necesitan ser, radicalmente, revisadas y redactadas de nuevo”.
2. Modelo psicosocial de John Kerr
El modelo psicosocial de John Kerr (1994) surge de la integración de la Teoría de la Inversión de Apter (1982, 1989) y del modelo de Manipulación de Tono Hedónico de Brown (1991). Este modelo al integrar estas dos teorías no solo permite explicar las conductas violentas sino que además nos permite proponer una posible intervención.
La Teoría de la Inversión de Apter (1982) es una teoría motivacional y de personalidad, de una forma analítica, se puede reseñar que tiene cinco características principales, a saber:
Es una teoría general aplicable a distintas áreas de la investigación en psicología.
Fenomenológicamente se basa en procesos subjetivos, cognitivos y afectivos y en la experiencia motivacional propia de cada individuo.
Es estructural al considerar que la experiencia está pensada para ser influida por determinados patrones y estructuras.
Postula de forma inherente, la naturaleza inconsistente del ser humano en sus comportamientos.
Argumenta que la alternancia o inversión entre pares de estados metamotivacionales conforman la base de la personalidad y la motivación humana.
Figura 2.1. Los conceptos principales de la teoría de la inversión. (Kerr, 1994)
La Teoría de la Inversión de Apter (1982, 1989) se enmarca en el ámbito de la psicología de la motivación y de la personalidad. Esta teoría se basa en la alternancia o inversión entre pares de estados metamotivacionales. Estos estados metamotivacionales son estructuras mentales que van a guiar a las personas en su modo de interpretar las causas o motivos en un momento dado. Los estados motivacionales no van a determinar las causas o a influir necesariamente en el comportamiento, sino que sirven para indicar como interpretan las personas sus motivos. Estos estados forman la base de la motivación y personalidad humana, la Teoría de la Inversión postula que los seres humanos son inherentemente inconsistentes en sus comportamientos. Tal y como aparece en la figura 2.1. los conceptos básicos son: los estados metamotivacionales, biestabilidad, tono hedónico, arousal y marcos protectores.
Existen cuatros pares de estados metamotivacionales, télico/paratélico, negativismo/conformidad, dominancia/comprensión, orientado a si mismo/orientado a los demás, que han sido conceptualizados para coexistir separadamente dentro de un sistema biestable, como por ejemplo el paso de encendido a apagado en un electrodoméstico. Los estados on y off representan posiciones estables alternativas (o está en on o en off pero no ambos a la vez). Este sistema biestable forma la base de la experiencia de la inversión, siendo las inversiones los cambios que tiene lugar entre los estados metamotivacionales operativos en uno de los pares metamotivacionales.
Con arousal nos referimos al grado de excitación, diferenciándose dos tipos, el arousal sentido y el arousal deseado. El tono hedónico, por su parte, hace referencia a la interpretación positiva o negativa que se hace del arousal sentido, cuando se experimenta un tono hedónico positivo la situación es percibida como agradable o placentera, cuando es negativo se percibe dicha situación como desagradable o displacentera.
Así, podemos imaginar un continuo donde cada estado metamotivacional se sitúa en uno de los extremos y donde un sujeto variará de un estado a otro dependiendo de las circunstancias, el nivel de arousal del sujeto y la interpretación de dicho arousal, por lo tanto, un sujeto con un elevado arousal sentido, pero un bajo nivel de arousal deseado, tendrá una interpretación de su tono hedónico negativa (displacentera) de modo que tenderá a buscar situaciones que consigan un equilibrio entre arousal sentido y arousal deseado.
Con marcos protectores nos referimos a las emociones negativas o desagradables (que tienen lugar cuando los estados télico y negativismo operan simultáneamente) que pueden ser experimentadas como positivas si se dan dentro del estado metamotivacional paratélico (Coulson, 1991). Apter (1992) revisó dicho concepto y elaboró una lista donde dichos marcos protectores estaban operativos, entre ellos encontramos la participación en deportes arriesgadas como el puenting, o la participación en actividades cotidianas lejos del ámbito deportivo como ver una película de terror, o practicar actividades sexuales de alto riesgo. Apter (1991, pp. 22) utilizó la metáfora del tigre para explicar los marcos protectores, así, un tigre fuera de su jaula provoca ansiedad en las personas, una jaula sin tigre provoca aburrimiento, pero la combinación de ambos, tigre y jaula, lo que produce es excitación (es una situación peligrosa donde el individuo está a salvo).
Algunas personas parecen que se encuentran en su hábitat natural en situaciones que entrañan grades riesgos, hablamos de buscadores de sensaciones, en estos grupos podríamos incluir a personas que sienten predilección por deportes de riesgo, de este modo, los marcos protectores, en este tipo de deportes que se acompañan en su realización de unos niveles elevados de arousal, cuando domina el estado paratélico hacen que la situación se experimente como divertida. Para estas personas, cuando sus marcos protectores no están actuando, existen situaciones en las que pueden experimentar ansiedad debido a una inversión al estado paratélico.
2.1. Características de los estados metamotivacionales
El comportamiento de una persona en estado télico (“telos” fin o meta) es típicamente serio y esta orientado a una meta. Se tiende a planificar con antelación y esta relacionado con el futuro, como en algún trabajo o situación de estudio. Este estado se caracteriza por la preferencia de experiencias de bajos niveles de arousal sentido (el grado en el cual una persona se siente excitada). En el estado paratélico (del griego “para” que se traduce por al lado de o cerca de), los comportamientos de una persona son impulsivos y orientados a la sensación, con una preferencia por altos niveles de arousal sentido. Consecuentemente, el placer de experiencias presentes es prioritario y las personas intentaran prolongar este placer tanto como sea posible.
Si el estado negativismo está operativo, la persona tiende a ser rebelde, obstinado, inflexible, desafiante y provocativo. Sienten una fuerte necesidad de romper las reglas o reaccionar en contra de una imposición ajena, por ejemplo, saltarse el entrenamiento o romper una prohibición de los padres. A la inversa, las personas en estado conformista están generalmente como la propia palabra indica, conforme, son personas que se muestran cooperativa y que fácilmente cumplen con las reglas y requerimientos. McDermott (1988a, 1988b) identificó dos tipos distintos de negativismo, el negativismo reactivo, que haría referencia a un comportamiento que toma forma de venganza o de reivindicación, tiene lugar normalmente como una reacción contra alguien o algo; y el negativismo proactivo, que tiene lugar cuando aparecen comportamientos rebeldes, se trata de una violencia gratuita, sin motivo alguno, por pura diversión y búsqueda de excitación.
La combinación de estos dos pares de estados (télico/paratélico, negativismo/conformidad) aumentan lo que es conocido en la Teoría de la Inversión como emociones somáticas.
Como el nombre sugiere, en el estado de dominio las personas están interesadas en ser dominantes. Sus presentes situaciones pueden ser percibidas como alguna clase de competición o contienda en la cual ellos son duros en un intento de ganar el control sobre el contrario. En este par el opuesto, el estado de comprensión, se refiere a la empatía con otros, como por ejemplo los sentimientos de unidad entre los miembros de un equipo deportivo.
El cuarto y último par de estados metamotivacionales también se focaliza en la interacción con otras personas u objetos. En el estado orientado a si mismo (del griego “auto” significa yo-mismo o ego) las personas están comprometidas con ellas mismas y aumentan su satisfacción por el resultado de una interacción en términos de sus propios acontecimientos. Este estado metamotivacional se puede ejemplificar con el caso de un jugador de fútbol mas comprometido con su éxito personal que con el resultado final de su equipo. Cuando el estado orientado a los otros (“allo” en griego significaba otros) está operativo en una interacción, las personas están focalizadas a otras personas y a sus circunstancias (o al acontecer de otras personas), la satisfacción de ganar esta en función de lo que le ocurre a los demás.
La combinación de estos pares metamotivacionales (dominio/comprensión y orientación a uno mismo/orientación a los demás) provocan un aumento de las denominadas, en la Teoría de la Inversión, emociones transaccionales.
Figura 2.2. Características de los pares de estados metamotivacionales. Apter (1982)
Las personas tienen tendencia o predisposición a pasar la mayor parte del tiempo en uno u otro de los estados metamotivacionales. Se trata de un continuo donde el sujeto variara de un polo a otro dependiendo de las circunstancias y emociones el nivel de arousal del sujeto y la interpretación de ese arousal, es decir del tono hedónico. Así, un sujeto con un alto nivel de arousal sentido pero un bajo nivel de arousal deseado, propio del estado télico, interpretara la situación como desagradable, tono hedónico negativo, de modo que tenderá a buscar situaciones en las que obtenga un equilibrio entre el arousal sentido y el deseado, consiguiendo un tono hedónico positivo o interpretación agradable de la situación.
Las inversiones o cambios de un estado a otro se activan a través de uno de estos tres agentes inductores:
Contingencia. Una inversión puede deberse a una forma de estímulo ambiental, a la que Apter y cols. (1982) se refirieron como contingencia. Por ejemplo, una persona que esta practicando vela se encuentra disfrutando el momento sin ningún objetivo o meta en su comportamiento (en estado paratélico), hay un cambio de viento perdiendo el equilibrio del bote, pasando del estado paratélico al télico, ya que ahora sus acciones están orientadas a una meta, conseguir el equilibrio del bote, y además sus comportamientos son serios, debido a las implicaciones que tendría no conseguir dicho equilibrio.
Frustración. La inversión se puede producir cuando un sujeto no siente satisfacción en el estado operativo en el que se encuentra en ese momento, siendo este cambio producto de la frustración. Por ejemplo, un tenista en una competición, con bastantes probabilidades de ganar, se encuentra en un estado conformista (cumpliendo las reglas del juego), cuando su oponente empieza a jugar de un modo más ofensivo y gana algunos sets. Este tenista comienza a ponerse nervioso y cuando el arbitro le increpa él comienza a violar las reglas y a sentirse ofendido por el arbitro y le responde agresivamente, pasando del estado conformidad al negativismo.
Saciación. Finalmente, la inversión se puede producir por estar saciado del estado operativo en ese momento. Por ejemplo, dos muchachos que salen a correr, uno corre más que otro, al corredor más rápido no le importa ir al ritmo del corredor más lento para correr juntos, pero a medida que se acercan a la meta el corredor más rápido exige al más lento que alcance una mayor velocidad, pronto el corredor más rápido comienza a sacarle ventaja al más lento, aumentando dicha ventaja hasta llegar a la meta, este corredor ha pasado del estado de comprensión al de dominio.
Figura 2.3. Agentes inductores en el proceso de inversión (Kerr, 1994)
Las inversiones de un estado a otro están consideradas como involuntarias (Apter, 1982, pp. 42) pero como Potocky y Murgatroyd (1993, pp18) argumentaron “las personas por sus circunstancias personales pueden aumentar la posibilidad de que el intercambio ocurra. Por ejemplo, después de un día de trabajo estresante en estado télico, estas personas acuden intencionadamente a un bar a escuchar música, y debido al ambiente, ríen con los demás y toman alcohol, son todas estas contingencias externas que aumentan la posibilidad de una inversión al estado paratélico”.
Son varias las investigaciones que relacionan estos estados con la elección del deporte practicado y con la violencia. Así, Summer y Stewart (1993) estudiaron el papel de los estados télico y paratélico en el modo en que los atletas experimentan el estrés y comprobaron que este par de estados metamotivacionales son un factor importante en la preferencia de los individuos por determinados deportes. Kerr (1989) estudió el papel de estos mismos estados metamotivacionales en la elección del deporte que se practica. Vlaswinkel y Kerr (1990) estudiaron la relación que existe entre el estado negativismo y la práctica de deportes de alto riesgo además de la relación de dicho estado y la practica de deportes individuales. Kerr (1991) relacionó el estado télico con deportes de resistencia y el estado paratélico con deportes de riesgo. Braathen y Sveback (1992) relacionaron el estado negativismo con deportes de raqueta. Kerr (1994) relacionó los estados paratélico y negativismo con la violencia en el deporte tanto en deportistas como en espectadores, del mismo modo, en sus investigaciones, consiguió establecer una relación entre la violencia y la práctica de deportes de contacto.
Los hallazgos de algunas de estas investigaciones han aportado datos sobre la tendencia de un individuo hacia la búsqueda o la evitación de arousal. Esta inclinación hacia la búsqueda o evitación de arousal es de una importancia primordial, pues en una situación determinada la experiencia de arousal en el estado télico y paratélico es notablemente diferente.
El concepto de activación o arousal es un término que desde otras teorías se ha concebido como una variable que representa el nivel de motivación de un individuo en un momento dado. Así, desde la teoría del arousal optimo, que es fundamentalmente una teoría homeostática, se sugiere que el nivel de arousal preferido por una persona puede ser moderado en un rango donde el tono hedónico positivo y la ejecución de una actividad son óptimos (Hebb, 1955). Esta no es la postura tomada por la Teoría de la Inversión (Apter, 1982), la ventaja de esta teoría sobre las teorías homeostáticas radica en la biestabilidad entre los estados metamotivacionales (Kerr, 1985, 1989). En la teoría de la inversión están enlazados dos sistemas metamotivacionales diferentes, relacionados con el arousal sentido y el tono hedónico dentro del sistema de biestabilidad en lugar de un sistema homeostático.
Apter (1982), comprobó que existen unas características asociadas con el estado télico y paratélico y la preferencia por un distinto nivel de arousal en cada estado. Cuando un sujeto tiene un tono hedónico positivo (interpretación de la situación como placentera) su nivel de arousal sentido se corresponde con su nivel de arousal deseado, encontrándose relajado en el estado télico y excitado en el paratélico. De igual modo, cuando el tono hedónico es negativo, el nivel de arousal sentido y de arousal deseado no se corresponden y el sujeto en estado télico se encuentra ansioso mientras que en el estado paratélico se encuentra aburrido.
Figura 2.4. Relación entre estado télico paratélico, tono hedónico y nivel de arousal (Apter, 1982, pp. 84)
Kerr (1985a) investigó la importancia del nivel de arousal elevado para una óptima ejecución, la relación entre el nivel elevado de arousal y la ejecución subyace a la motivación de un individuo siendo necesaria para la realización correcta de una actividad. Como se apunto anteriormente, el arousal puede definirse como “el grado con el cual un individuo se siente emocionado o excitado con lo que uno esta haciendo” (Apter, 1989, pp.9). Existe una estrecha e importante relación entre el estado metamotivacional operativo y el nivel de arousal, de este modo las personas con una preferencia por el estado paratélico tendrá una predilección por un elevado nivel de arousal, por el contrario las personas con una preferencia por un estado télico desearán experimentar bajos niveles de arousal. De aquí que aquellas personas con un estado operativo télico (o evitadores de arousal) experimenten un bajo nivel de arousal como agradable, mostrándose relajados. Cuando el nivel de arousal es elevado, lo experimentan como desagradable, mostrándose ansiosos. Por contra, las personas con un estado metamotivacional operativo paratélico (o buscadores de arousal) mostraran ante niveles bajos de arousal aburrimiento, siendo la experiencia desagradable para ellos y excitación ante niveles altos de arousal, siéndoles agradable dicha situación.
Figura 2.5. Relación entre estado télico paratélico, tono hedónico y nivel de arousal (Apter, 1982, pp. 84)
Generalmente existen desigualdades o discrepancias entre el arousal preferido y el sentido, esto va a producir estrés en los individuos. Bajo ciertas condiciones los altos niveles de arousal en el estado télico y los bajos en el paratélico pueden ser tolerados. Existen distintas teorías que no se restringen al ámbito deportivo, que apoyan empíricamente estas ideas, como por ejemplo McGrath (1976), Csikszentmihalyi (1988) o Lazarus (1966).
En la Teoría de la Inversión se piensa que el estrés surge como el resultado de la tensión en la cual se define como la discrepancia entre el nivel preferido de una variable y el experimentado. Esta forma de estrés se conoce como tensión-estrés y podría, por ejemplo, deberse a una discrepancia entre el nivel de arousal deseado y el nivel de arousal experimentado. Si se debe al nivel de arousal existen dos formas distintas de tensión-estrés. Un estrés que surge como resultado de una gran demanda y es conocida como tensión-estrés télica. Un estrés que surge como resultado de poca demanda o escasa y se conoce como tensión-estrés paratélica (Apter, 1989). El esfuerzo empleado por un individuo para compensar las sensaciones desagradables asociadas a la tensión-estrés se conocen como esfuerzo-estrés. En el caso de tensión-estrés télico adopta forma de demasiado esfuerzo por superar los estresores, cuando el esfuerzo-estrés se debe a tensión-estrés paratélico esta interesado en que se produzcan cambios (Apter & Svebak, 1989). Se puede decir que para la Teoría de la Inversión distingue dos tipos de estrés. Tensión-estrés que se debe a la discrepancia existente entre el nivel preferido y experimentado de arousal, y esfuerzo-estrés que se refiere a la lucha contra esa discrepancia (tensión) (Apter, 1989; Apter y Svebak, 1989; Kerr, 1990; Svebak y Apter, 1996).
Existen claras diferencias en la forma en que el estrés se experimenta si una persona se haya bajo dominio télico o paratélico (Martin, 1985; Martin, Kuiper, Olinger & Dobbin, 1987). De acuerdo a la Teoría de la Inversión una persona con preferencia por le estado paratélico disfruta con un elevado arousal sentido, si las condiciones ambientales o estresores incrementan su arousal, para ellos esta será una experiencia agradable o placentera; por el contrario si la situación de estrés es demasiado baja como para producir ese incremento en el nivel de arousal esta persona percibirá la situación de tensión-estrés paratélico, y se sentirán aburridos. Del otro lado tenemos a las personas con una preferencia por niveles bajos de arousal sentido, personas con una preferencia por el estado télico, de modo que ante una situación donde los estresores demanden un aumento del nivel de arousal les provocará tensión-estrés télico, sentirán ansiedad y percibirán la situación como desagradable o no placentera.
Los resultados obtenidos sobre arousal preferido y arousal experimentado permiten afirmar que la acumulación de esta tensión puede ser estresante. Estos sentimientos desagradables se producen con frecuencia por condiciones monótonas o situaciones no estimulantes y aburridas que pueden ser debidos a condiciones de trabajo repetitivas (Terkel, 1973; Cox, 1985).
Tomando en consideración todo lo anterior, se puede hipotetizar que las personas que delinquen y las que comenten actos propios de hooligans, quizás lo hacen para escapar del aburrimiento y alcanzar así el estado metamotivacional en el cual el arousal sentido que experimenta se corresponda con el deseado, que en el estado paratélico sería un arousal elevado.
Para los jóvenes aburridos e insatisfechos, robar coches, eludir la responsabilidad, provocar disturbios y cometer otros actos delictivos proporciona una sensación inmediata en forma de excitación. Como apuntó Apter (1989), este tipo de delincuentes, pueden ser vistos como jóvenes en estado paratélico, que tienden a vivenciar todo, incluso aquellas cosas que para otros serán serias como el riesgo o el peligro físico o incluso el ser arrestados, como un juego agradable, de modo que obtiene una excitación inmediata y sensaciones gratificantes, siendo generalmente su estilo de vida espontáneo y sin planificación hacia el futuro.
Jones y Heskin (1988) realizaron una investigación basándose en la complejidad que subyace a la motivación de los actos delincuentes de hooligans y vándalos. Los autores concluyeron con los datos obtenidos que estos actos se debían a una multitud de consecuencias enlazadas en un “complejo juego interno de variables sociales, históricas y situacionales”. Estos autores basaron los resultados de sus investigaciones en varias de las principales teorías e identificaron cuatro categorías estructurales, que enlazaron directamente en una curva de retroalimentación desde el estado metamotivacional de la persona a los actos delictivos. Estas cuatro categorías incluyen el castigo y el refuerzo tanto positivo como negativo que influirán en la interpretación de la situación por parte del individuo y en el mantenimiento o extinción de la conducta. El trabajo de Jones y Heskin (1988) nos permite acercarnos a un entendimiento de la motivación que subyace a los comportamientos violentos, sin embargo, no especificaron cuales fueron los estados metamotivacionales que estaban involucrados en este tipo de comportamientos ni porque se mantiene a lo largo del tiempo. Brown (1988) en una línea similar a la de Jones y Heskin aporta con su trabajo, sobre adicciones humanas, algunas explicaciones de porque se mantienen estos comportamientos.
Figura 2.6 Análisis funcional de la conducta delincuente. Las líneas discontinuas representan la naturaleza
inverificable del constructo, relacionado con la herencia y la personalidad criminal. Jones y Heskin (1988)
John Kerr (1994) proporcionó, utilizando la Teoría de la Inversión, un punto de vista sobre violencia y comportamiento agresivo tanto de los deportistas como de los espectadores y hooligans. La agresión es un comportamiento que pretende causar deliberadamente un daño físico o psicológico a otra persona, una “agresión paratélica” puede ocurrir en ausencia de cólera y es con frecuencia generado con la intención de provocar situaciones excitantes. Dos son los pares de estados metamotivacionales que muestran relación directa con los comportamientos violentos en contextos deportivos, el primer par esta compuesto por los estados télico vs. paratélico, el segundo par lo forman los estados negativismo vs. conformidad.
Los estados télico/ paratélico y negativismo/conformidad se relacionan entre sí dando lugar a cuatro combinaciones distintas: conformidad télica, negativismo télico, conformidad paratélica y negativismo paratélico. Estos son cruzados a su vez con el arousal sentido y el tono hedónico dando lugar a ocho emociones diferentes
Figura 2.7. Las ocho emociones generadas por la combinación de los pares de estados télico paratélico y negativismo conformidad (Kerr, 1994)
Teniendo en cuenta las características de cada uno de estos estados, Kerr (1994) defiende que cuando en un sujeto están operativos los estados paratélico y negativismo simultáneamente aumenta la probabilidad de aparición de conductas violentas.
En los estadios deportivos debido a la atmósfera que se crea de rivalidad entre los grupos de aficionados aumentan la posibilidad de actos de provocación y de agresión, no solo entre los jugadores dentro del campo sino también entre los espectadores. Los sentimientos experimentados por los hooligans en estas situaciones se acompañan de elevados niveles de arousal sentido, en una combinación de los estados metamotivacionales paratélico y negativismo, siendo descritos sus comportamientos como provocadores. En este estado la meta del comportamiento violento es precipitar una respuesta a los grupos rivales de hooligans. Si el grupo rival no responde a los ataques aumenta la sensación de aburrimiento, de modo que los actos de los hooligans se convierten en más provocativos para producir el nivel de arousal y excitación deseado. El cambio del estado paratélico al télico tendrá lugar cuando los niveles de arousal sentido que acompañan al comportamiento provocativo de los hooligans cambie, pasando así, la combinación metamotivacional existente (negativismo paratélico) a negativismo télico, que seguirá acompañada de un nivel elevado de arousal sustituyéndose la excitación experimentada por cólera, como emoción desagradable.
Figura 2.8. Representación gráfica del desarrollo de la violencia “seria” mientras un grupo hooligan esta activo, Kerr (1994)
Aunque la cólera es una emoción que proviene de la combinación de negativismo télico, cuando una situación es compleja esta emoción se puede experimentar en un estado paratélico, esto es lo que ocurre en un hooligan en estado de negativismo paratélico, donde esta cólera además de fomentar los comportamientos violentos ayuda a elevar y mantener el nivel de arousal experimentado y de negativismo. Llegado el momento, cuando otro grupo de hooligans responden a los ataques los actos de ambos grupos van enfocados a conseguir una meta, dañar sin ser dañados, produciéndose una inversión del estado paratélico al télico, donde dicha cólera se experimenta como excitante gracias a los marcos protectores.
El modelo de John Kerr (1994) utiliza la Teoría de la Inversión de Apter (1982, 1989) para explicar el objeto de estudio y se basa en el modelo de Manipulación del Tono Hedónico de Brown (1991) para proponer una posible intervención.
Brown (1991a, 1991b) realizó trabajos sobre adicciones humanas, alcoholismo y juego, este autor elabora un modelo denominado Manipulación del Tono Hedónico. Este modelo es de carácter psicológico y recoge o se hace eco de los conceptos de la Teoría de Inversión de Apter (1982). Brown muestra como las adicciones, sea a sustancias (alcohol, cocaína, tabaco, etc.) o a conductas (sexo, ejercicio físico, hábitos alimentarios, trabajo o comportamientos violentos) siguen básicamente un mismo curso en su desarrollo.
Para Kerr (1994) apoyándose en este modelo muestra como los procesos adictivos a comportamientos violentos comienzan con la implicación de la persona con grupos de hooligans y el desarrollo en algunos casos de un nivel de actividad violenta propia de estos grupos hooligans. Las personas generalmente desarrollan su propio repertorio de técnicas para manipular y modular sus niveles de arousal. Los ejemplos son muchos como tomar un café por las mañanas, “salir de marcha” con un chico o chica, escuchar música para relajarse o tomar un baño mientras se lee un buen libro, todas estas técnicas, a largo o corto plazo, proporcionan al individuo sentimientos agradables asociados a un tono hedónico positivo que consigue que estos individuos estén felices (Thayer, 1989).
“Este análisis de manipulación del nivel de arousal para mantener el tono hedónico en un día normal proporciona el contraste esencial que hace posible la definición y el entendimiento de las adicciones, ya que estas actividades adictivas se eligen para reemplazar las estrategias de afrontamiento que el sujeto utiliza normalmente. De modo contrario cuando no se maneja afortunadamente el tono hedónico se desarrolla una tolerancia a estados aversivos, el punto de partida del proceso adictivo puede ser visto como el descubrimiento y uso continuado de estrategias o métodos relativamente fiables y efectivos que hacen posible que estos individuos manipulen su nivel de arousal y tono hedónico en la dirección que ellos desean de modo efectivo e inmediato” (Brown, 1991b).
Kerr (1994) apuntó que algunas conductas de búsqueda de arousal utilizadas por los hooligans pueden ser reconocidas como un intento de generar sensaciones agradables asociadas con niveles elevados de arousal en los estados paratélico y negativismo. De igual modo que el arousal sentido ejerce un papel importante en el control del desarrollo de otras adicciones tales como el juego o hábitos alimentarios (Brown, 1991a, 1991b; Kerr et al., 1994), el arousal y el control del humor juegan un papel crucial en el desarrollo de la adicción a los comportamientos violentos. En la siguiente figura se muestran las siete etapas del modelo de Brown (1991b) adaptadas por Kerr (1994) al comportamiento de los hooligans para explicar como se desarrolla este proceso de adicción.
Figura 2.9. La columna de la izquierda hace referencia a las etapas del modelo de Brown (1991b) para el desarrollo de
comportamientos violentos en general. La columna de la derecha se refiere al desarrollo de la adicción al hooliganismo (Kerr, 1994)
Siguiendo a Kerr et al. (1994), cuando una persona con una serie de características, tales como, baja autoestima, y poca estimulación u oportunidad en la vida cotidiana de experimentar un arousal elevado, además es ineficaz a la hora de controlar el nivel de arousal y su humor, es muy vulnerable al comienzo, a la adicción y va mejorando la calidad de su tono hedónico, adquiriendo más compromisos con la violencia. El hecho de fantasear con actos violentos eleva su arousal, lo que le lleva a participar en más actos así como a asumir más riesgos, lo que va a hacer que aumente su nivel de arousal. Cuando ya se ha adquirido la adicción los periodos de tiempo de inactividad producen síndrome de abstinencia.
Para John Kerr (1994), los hooligans buscan la sensación de placer inmediato, es decir, las sensaciones producidas por el sistema paratélico, Kerr intentando analizar las estrategias de categorización realizadas por Apter (1992), obtuvo dos experiencias de elevado arousal: la estrategia del hincha donde encontramos un ambiente festivo, banderas, pancartas, bengalas, trompetas, tambores, etc. y las estrategias del hooligan, los hinchas violentos se ajustan al sistema paratélico, donde unos niveles de alta activación proporcionan sensaciones placenteras y una baja activación aburrimiento, de este modo el hincha violento recurre a estrategias para elevar su arousal, como evitar y provocar a la policía, arremeter contra hinchas de equipos contrarios y usar indumentaria distintiva.
El modelo de Manipulación del Tono Hedónico de Brown (1991) contiene tres etapas dedicadas a la intervención en individuos adictos. Durante el proceso de adicción en la última etapa se establece el monopolio motivacional donde el sujeto se interesa solo por la recompensa de ser hooligan, de modo que el llevar a cabo comportamientos violentos similares al de los hooligans es sustituido por la adopción del estilo de vida de estos hooligans. Todos estos cambios implican que el sujeto al mostrar un interés casi absoluto por el hooliganismo y al mantener la necesidad de ser uno de ellos muestra un deterioro en sus comportamientos sociales, esto es común a otras adicciones.
Figura 2.10. Las tres etapas de intervención en adicciones del modelo de Brown (1991b)
Uno de los principales problemas que aparecen a la hora de intervenir es que los comportamientos violentos se han interiorizado, forman parte del estilo de vida del sujeto y además están fuertemente reforzados, por lo cual su eliminación puede ir acompañada de la eliminación del tono hedónico positivo, lo que hace que su extinción sea difícil. El factor clave en la intervención se halla en remplazar el comportamiento del hooligan con alguna forma alternativa de actividad recompensable, las cuales pueden llegar a proporcionar los mismos niveles de excitación, de placer y de intensidad de experiencia pero sin ser una conducta antisocial. Si esto no se logra es muy probable que el ex-hooligans vuelva a manifestar sus comportamientos violentos
Kerr (1994) considero que en el caso de la adicción a comportamientos violentos propios de los hooligans eran tres las posibles estrategias:
Reubicación en actividades socialmente aceptables, como por ejemplo la práctica de deportes de combate tales como el boxeo, judo o artes marciales. Esta estrategia puede requerir al ex-hooligan moverse desde el estado negativismo hasta el estado de conformidad ya que estos deportes contienen gran cantidad de reglas
Hallar nuevas alternativas de actividades reforzantes. De modo que ofrezcan al individuo experiencias paratélicas pero orientadas o controladas.
Regeneración de viejas actividades reforzantes. Que son aquellas que el individuo realizaba antes de convertirse en hooligan.
Kerr (1994) en sus investigaciones sobre comportamientos violentos utilizo cuatro cuestionarios: Telic Dominance Scale (Murgatroyd, Rushton, Apter & Ray, 1978), Negativism Dominance Scale (McDermott & Apter, 1988), Telic State Measure (Svebak & Murgatroyd, 1985) y Tension and Effort Inventory-State Versión (Svebak, 1993), con un total de 85 ítems que miden estados metamotivacionales télico/paratélico, negativismo/conformidad y tensión de esfuerzo. A continuación describiremos dichos cuestionarios:
(Murgatroyd, Rushton, Apter & Ray, 1978).1. Telic Dominance Scale (TDS)
La escala de dominio télico es una escala de personalidad de 42 ítems, diseñada para utilizarse con sujetos adultos. Consta de tres subescalas de 14 ítems que hacen referencia a diferentes aspectos del dominio télico, aunque la subescala “compromiso” sería la escala definitoria.
Compromiso. Mide la frecuencia con la cual un sujeto se dedica a actividades cuyo propósito es cumplir una meta más que el realizar actividades cuya meta se encuentra en la satisfacción de realizarlas. En otras palabras, se trata de la frecuencia con la que el sujeto esta en un estado mental orientado hacia lo que percibe como un objetivo o meta serio, más que en un estado mental orientado hacia el disfrute de las sensaciones duraderas, de las habilidades, etc.
Orientación a un plan. Mide la frecuencia con la que un sujeto se ve involucrado en actividades que requieren de planificación y orientación hacia el futuro, más que en actividades no planeadas, espontáneas, u orientadas al “aquí y ahora”.
Evitación de arousal. Mide la frecuencia con que el sujeto se dedica actividades de las que podría esperar una reducción de arousal, mas que de actividades que se podría esperar que aumentaran el arousal.
La escala puntúa en una dirección télica, cuando se elige la respuesta télica se considera 1 punto, y cuando se selecciona la repuesta “no estoy seguro”, se considera 0,5 puntos. Al estar dividida en tres subescalas, esta escala da lugar a cuatro puntuaciones distintas, tres de ellas por cada subescala (la puntación máxima de cada una es de 14) y la cuarta que se refiere a la puntuación total (suma de las anteriores) de dominio télico general (siendo la puntuación máxima 42). Como ejemplo de estos ítems incluimos los siguientes:
1. a. pasar la vida en varios lugares distintos
b. pasar la mayor parte de la vida en un único lugar
c. No estoy seguro
2. a. trabajar para ganar un ascenso
b. trabajar para divertirte con lo que haces
c. No estoy seguro
2. Negativism Dominance Scale (NDS) (McDermott & Apter, 1988).
La escala de negativismo dominante es una escala de personalidad de 18 ítems que se puede utilizar en población adulta y adolescente. Por el modo en que es tomada por los sujetos, esta escala se denomina escala de reactividad social, de modo que se hacen menos obvios los objetivos del test. La escala consiste en dos subescalas de 7 ítems las cuales describen los distintos tipos de dominio negativo, y 4 ítems de relleno. Las dos subescalas se definen como siguen:
Negativismo proactivo. Se refiere a la frecuencia con la cual los sujetos se entregan al placer con comportamientos negativos o rebeldes de modo que se provoquen situaciones que son excitantes y divertidas. Se denomina proactiva porque se refiere con que frecuencia el sujeto tiene la intención de causar problemas gratuitamente.
Negativismo reactivo. Se refiere a la frecuencia con la que en sujeto reacciona con disgusto y frustración con sensación de resentimiento, y/o vengativamente o comportamiento de venganza. Se denomina reactiva porque se refiere al modo en el que el sujeto reacciona en dichas circunstancias.
La escala se puntúa en dirección al negativismo, una elección correcta de negativismo en cada ítem se califica con 2 puntos, y una respuesta “no estoy seguro” se califica con 1 punto, los ítems de relleno no son tenidos en cuenta. Se obtienen puntuaciones separadas para cada una de las subescalas (el máximo de cada una es 14) y una puntuación general en negativismo (la máxima puntuación es 28). Un ejemplo de este tipo de ítem es el que sigue:
1. cuando alguien te dice que estas infringiendo una norma (por ejemplo, “no fumar”), tu primera reacción es:
dejar de infringirla.
seguir adelante rompiendo la regla.
no estoy seguro.
McDermott (1988) apuntó que la versión actual de la NDS, que contiene 18 ítems, se derivaba de índices y análisis factorial de un fondo original de 137 ítems.
3. Telic State Measure (TSM) (Svebak & Murgatroyd, 1985)
El TSM consiste en 5 ítems, cada cual con una escala de 6 puntos donde quedan definidos adjetivos opuestos en cada extremo. Los ítems incluidos (1) serio vs. divertido; (2) preferir hacer algo planeado vs. preferir hacer algo espontáneo; (3) bajo arousal (activación) sentido vs. alto arousal sentido; (4) bajo arousal preferido vs. alto arousal preferido; (5) poco esfuerzo vs. gran esfuerzo. El ítem (5) invertir esfuerzo en una tarea (poco esfuerzo vs. gran esfuerzo), es solamente completado después de una tarea y fue la última incorporación a las versiones anteriores de la TSM. Un sexto ítem, discrepancia en arousal, se obtiene de restar de la puntuación del ítem 4 (arousal preferido), la puntuación del ítem 3 (arousal sentido). Además se debe tener en cuenta que en los ítems 1 y 2 las bajas puntuaciones (1-3) son tomadas como indicadoras del estado télico y las altas (4-6) del estado paratélico. Los sujetos deberían estar familiarizados con la medida previamente para su uso y deberían dárseles instrucciones sobre como responder los ítems (Ej. que relaten cómo se siente en el momento de terminar). Dos ejemplos útiles de cómo ha sido utilizada esta medida en investigación están en Svebak y Murgatroyd (1985) o Svebak, Sorfjell y Dalen (1982) ambos no relacionados con el deporte y Kerr y Vlaswinkel, (1993) relacionada con el deporte. Un ejemplo sería:
1.- Estima aquí como de divertido o serio te sientes.
serio 1 2 3 4 5 6 divertido
4. Tension and Effort Inventory-State Versión (TESI) (Svebak, 1993)
La versión de estado del TESI es un instrumento que tiene 20 respuestas individuales a ítems separadas en tres secciones. Sección A (dos ítems) le requiere al sujeto estimar “el grado de presión, estrés, reto o demanda” que ellos han expuesto con respecto a (1) factores situacionales (2) sus propios cuerpos (factores internos). Sección B (dos ítems) se refiere al grado de esfuerzo invertido por quien responde en intentar arreglárselas con la presión, etc. de (1) factores externos y (2) factores internos relacionados con sus propios cuerpos. La tercera sección cuenta con una lista de 16 emociones distintas. Donde los sujetos responden con un círculo sobre la opción elegida en una escala de 1-7, que va desde “de nada” a “mucho”, la cual aparece al lado de cada ítem. Cada ítem puede considerarse individualmente, pero los grupos de emociones basados en los conceptos de la Teoría de la Inversión se pueden computar. Estos incluyen emociones somáticas agradables y desagradables (4 ítems cada una; agradables- relajación, excitación, placidez, provocación; desagradables- ansiedad, enojo, aburrimiento, malhumor) y emociones transaccionales agradables y desagradables (4 ítems para cada categoría: agradable- virtud, modestia, orgullo o soberbia, gratitud; desagradable- humillación, resentimiento, culpabilidad y vergüenza). También las agrupaciones de de las combinaciones de emociones somáticas y transaccionales permiten calcular, en general, puntuaciones para el total de emociones agradables (8 ítems; relajación, placidez, excitación, provocación, virtud, modestia, orgullo y gratitud) y el total para emociones desagradables (8 ítems; ansiedad, enojo, aburrimiento, malhumor, humillación, resentimiento, culpabilidad, vergüenza).
3. Metodología Selectiva y Teoría de Respuesta al Ítem
3.1. Metodología Selectiva
Con la denominación de Metodología Selectiva nos referimos a la adecuada selección de sujetos y variables, que, permite apuntar a la representatividad como la condición sine qua non de esta metodología (Delgado y Prieto, 1997).
Los instrumentos más utilizados en la investigación social son los elaborados en esta metodología, esto se debe principalmente a la facilidad con la que se obtienen respuestas –normalmente masivas- a cuestiones por las cuales mostramos un interés definido (Anguera, 2003).
Siguiendo a Anguera (2003) cinco son las características principales de esta metodología:
La primera característica es la elicitación de la respuesta, esto implica la posibilidad de formular preguntas directamente a los sujetos seleccionados. Esta característica sirve para establecer una diferenciación clara con la metodología observacional –en la cual la respuesta se recoge mediante registro sin que intervenga para nada el individuo observado- y con la metodología experimental –en la cual hay un elevado grado de dominio y control de la situación.
La segunda característica seria el uso de instrumentos semi-estandarizados o estandarizados. No nos hallamos ante un instrumento forzosamente elaborado ad hoc (aunque puede serlo, si la situación lo requiere por no hallarse elaborado previamente), sino que aplicaremos el instrumento adecuado a los destinatarios. Los instrumentos que se utilizan básicamente en metodología selectiva son: entrevista, cuestionario y pruebas estandarizadas (tests).
El investigador selecciona las variables que le interesan. Estas variables (antecedente o predictora), de forma general, suelen tener la finalidad de conocer la relación que ejercen sobre otra variable (consecuente o criterio).
Se intenta descubrir la posible relación de covariación existente entre las variables.
Figura 3.1. Características de la Metodología Selectiva
La metodología selectiva es preferentemente nomotética, con la excepción de la entrevista. “La metodología selectiva se aplica extensivamente a un colectivo de individuos, en una amplia cobertura, pero desde un punto de vista intensivo se mantiene en una posición moderada en cuanto a la ‘profundidad’ de las respuestas” (Anguera, 2003).
La metodología selectiva es una metodología de investigación que intenta obtener información cuantitativa sobre una población, para lo que utiliza diseños que controlan de modo externo, mediante la adecuada selección de las unidades de análisis y la sistematización de la recogida de información, las condiciones de producción de la conducta (Gómez, 1990).
Partiendo de los tres criterios que permiten caracterizar a cualquier metodología: a) generalizabilidad con respecto a las poblaciones a las que se desea aplicar la información; b) precisión con respecto a la medición y control de las variables implicadas; y c) realismo con respecto a los contextos en los cuales opera, Brinberg & McGrath (1985) consideran que la metodología selectiva enfatiza la generalizabilidad de la población que desea representar aunque ello suponga un menor control interno y una consideración irrelevante del contexto para sus propósitos.
El control interno o nivel de intervención adopta un valor medio por la elicitación de la respuesta, en cuanto al contexto y con el fin de evitar alteraciones en la respuesta elicitada no debe resultar artificial o extraño al individuo. Del mismo modo Kish (1981) considera que de los tres problemas básicos a los que se enfrenta cualquier metodología, medición, representación y control interno, la metodología selectiva resulta débil en la medición y el control interno, cobrando fuerza en la representación.
Para Mayntz, Holm y Hübner (1985) la metodología selectiva resulta adecuada cuando se desea generalizar los hallazgos de una muestra a una población y también cuando, la información necesaria no se puede obtener con mayor facilidad o menos coste a partir de otras fuentes. Además esta metodología se recomienda en aquellos casos en los cuales la aleatorización es impracticable o no ética.
Tres son los estadios de desarrollo de la metodología selectiva si se establece una analogía con el esquema general del método científico (Arnau, 1990; Buendía, Colás y Hernández Pina, 1998):
Teórico-conceptual, donde se incluiría el planteamiento de objetivos y/o problemas e hipótesis de investigación.
Metodológico que se inicia en el momento de seleccionar la muestra y definir las variables objeto de estudio.
Estadístico-conceptual, la confección del instrumento piloto y su formulación definitiva dan paso a este nivel, en el cual, se codifican y analizan los datos para posteriormente elaborar conclusiones, de modo que podamos establecer generalizaciones e integrar las conclusiones elaboradas en el marco teórico de partida.
La metodología selectiva, se caracteriza por un nivel medio de control interno (Anguera, 1990), constituyendo una forma específica de adecuación del método científico, lo que la diferencia tanto de la metodología observacional (con un bajo control interno) como de la experimental (con un nivel de control interno elevado).
Siguiendo a Fower (1993) la metodología selectiva implica un proceso que comprende diversos aspectos relacionados que han de tenerse en cuenta, ya que el fallo en uno de ellos puede anular la totalidad. Estos son: a) ausencia de manipulación o intervención por parte del investigador; b) obtención de datos cuantitativos, que se pueden resumir en estadísticos; c) recogida de información mediante elicitación de la respuesta; y d) la información se recoge únicamente sobre una muestra, o fracción representativa de una población, determinándose sus elementos mediante algún diseño muestral de tipo probabilístico.
El proceso completo de aplicación de la metodología selectiva contempla las siguientes fases:
Planificación del estudio. La tarea inicial es la formulación de objetivos específicos. Delimitar los objetivos permitirá la formulación de hipótesis, la operativización de las variables y el posterior contraste de dichas hipótesis. Por lo tanto en esta etapa inicial se planifica cuidadosamente tanto la formulación y contraste de hipótesis como el diseño de estudio.
Elaboración de instrumentos en función del tipo que sea más adecuado. La forma en que se presenta el instrumento admite diversas posibilidades (Padilla García, González Gómez y Pérez Meléndez, 1998):
Entrevista. La entrevista es un instrumento oral que requiere la interacción entre entrevistador y entrevistado.
Cuestionario. El cuestionario es un sistema de recogida amplia de información sobre los objetivos propuestos. Se suele identificar con un sondeo o medida masiva de la opinión de un amplio colectivo de individuos.
Test. Se trata de un instrumento estandarizado de medición psicológica diseñado para cuantificar diversos atributos de un individuo.
Escala de apreciación (“rating scale”). Es un instrumento utilizado también en metodología observacional, es un instrumento de carácter dimensional (Blanco, 1997) que requiere la ordenación de un atributo o dimensión, lo cual no siempre es posible ni fácil, otra desventaja es el riesgo importante de subjetividad que se le asocia.
Al ser el cuestionario el instrumento utilizado en esta investigación consideramos oportuno destacar algunas de sus características.
Munn y Drever (1995) consideran que las principales ventajas del cuestionario consisten en que aporta información estandarizada, ahorra tiempo y facilita la confidencialidad, mientras que los inconvenientes básicos consistirían en la superficialidad de la información respecto a los objetivos descriptivos y que la elaboración del instrumento es compleja y laboriosa.
Existen diversos criterios de clasificación para los cuestionarios. Los criterios más útiles son los de cientificidad, forma de administración, contenido, dimensión temporal y tipo de preguntas.
Así, según la cientificidad, los cuestionarios pueden ser descriptivos y explicativos.
Los descriptivos tienen por finalidad establecer cuál es la distribución de un determinado aspecto de la realidad en una determinada muestra o población.
Los explicativos tienen como finalidad determinar las razones por las que se produce un determinado fenómeno.
Según la forma de administración puede ser personal (cara a cara), por correo o por teléfono. Son frecuentes las investigaciones combinadas (Bosch y Torrente, 1993), pudiéndose empezar por un sondeo general por teléfono, de la que luego se extrae una submuestra concreta a la que administro el cuestionario por correo, para acabar seleccionando una serie de individuos (casos críticos) a los que se administra el cuestionario cara a cara.
El sistema más utilizado es el cuestionario personal o cara a cara, que consiste en un formulario previamente redactado que nos permite obtener las opiniones, hechos o actitudes de un individuo. Es un método muy costoso, motivo por el cual frecuentemente es sustituido por los otros tipos.
El cuestionario por correo (Mangione, 1998) es enviado por el equipo investigador al domicilio del destinatario con el fin de que éste se lo autoadministre respondiendo al mismo. Este tipo de cuestionario necesitan una información mínima del destinatario, como es el nombre y a veces la dirección, normalmente la postal, aunque en la actualidad abundan los cuestionarios transmitidos por correo electrónico. Este tipo de cuestionario presenta como graves inconvenientes las tasas altas de no respuestas, la dificultad de comprobar las que se reciben, y la falta de actualización y duplicaciones de los listados de los nombres de las personas que se han localizado, (Dillman, 1991). Además si se remite el cuestionario por correo se debe facilitar su devolución incluyendo un sobre cumplimentado con franqueo o a franquear en destino.
El cuestionario por teléfono (Lavrakas, 1998) suele estar previamente estructurado, y se dirige a aspectos muy concretos del colectivo al cuál se dirige. Presenta la limitación de no poder preservar el anonimato, ya que como mínimo es necesario disponer, a priori, de números de teléfono, lo cual aumenta la cantidad, calidad y actualización de la información exigida a los listados de donde se extrae la muestra. La encuesta por teléfono es la más sensible a los errores de cobertura, ya que es necesario que la población estudiada tenga teléfono y que además figure en un listín telefónico.
Según el contenido, los cuestionarios pueden hacer referencias a hechos, acciones, opiniones, intenciones, o actitudes/motivaciones/sentimientos.
Los cuestionarios relativos a hechos tratan de recabar información sobre aquellos acontecimientos donde el encuestado es el protagonista principal, por lo tanto se refieren a su propio ámbito y características demográficas o contexto.
Los cuestionarios sobre acción se refieren a las actividades de los encuestados.
Los cuestionarios sobre opiniones tratan de conseguir información sobre datos subjetivos del individuo, están constituidos por las declaraciones verbales de los encuestados sobre situaciones o informaciones.
Los cuestionarios sobre intenciones pretenden conocer los propósitos del colectivo de encuestados.
Los cuestionarios actitudinales intentan lograr información sobre tales aspectos cognitivos. Cabe tener en cuenta que los cuestionarios constituyen uno de los escasos instrumentos disponibles para el estudio de actitudes, valores, creencias y motivos (García Ferrando, 1989), así como para medir estados subjetivos (Fowler, 1998).
Con respecto a la dimensión temporal, se distinguen los cuestionarios sincrónicos y los diacrónicos.
Los cuestionarios sincrónicos o transversales pretenden obtener información referida a un momento concreto dado.
Los cuestionarios diacrónicos o longitudinales (de panel o de series temporales) pretenden estudiar uno o más fenómenos en momentos temporales distintos, o en un período determinado de tiempo, con la finalidad de conocer la evolución seguida. A su vez, pueden ser longitudinales prospectivos o retrospectivos.
Los cuestionarios de cohortes o longitudinales-transversales (también denominados estudios de panel repetidos), estudian la sucesiva incorporación de cohortes (generaciones) de individuos caracterizados previamente (Martínez Arias, 1995a).
El criterio según el tipo de preguntas es sumamente variado, y básicamente se orienta en torno a su grado de apertura, su naturaleza, su finalidad, y su función (Visauta, 1989).
Según la apertura, las preguntas pueden ser abiertas, cerradas o de carácter intermedio.
Según el modo de respuesta, las preguntas pueden ser abiertas, escalares, de clasificación, o categorizadas (Del Rincón Igea, Arnal Agustín, Latorre Beltrán, y Sans Martín, 1995).
Según su naturaleza, las preguntas pueden ser de hechos, de acción, de información, de intención, de opinión, de escalas subjetivas, sobre expectativas, sobre motivos, de identificación, de introducción o de contacto, y de cambio de tema.
Según su finalidad, pueden ser directas e indirectas.
Según su función, conviene tener en cuenta que hay preguntas que tienen unas funciones especiales en el cuestionario, constituyendo mecanismos especiales de indagación y que sirven a distintos fines de información (Sierra Bravo, 1983; Cabrera y Espín, 1986; Santesmases, 1997), como preguntas filtro, preguntas de sinceridad, preguntas de consistencia y de control, preguntas de relleno, preguntas amortiguadoras (llamadas también preguntas muelle o colchón), preguntas batería, preguntas de clasificación y preguntas de acceso y de aflojamiento.
El proceso de elaboración de un cuestionario implica una serie de pasos a realizar cuidadosamente. En este proceso podemos distinguir planificación, la elaboración propiamente dicha, la prueba piloto, los procedimientos empíricos de revisión y la redacción definitiva.
La planificación del cuestionario debe delimitarse al propósito general, es decir, debe detallar las áreas específicas que abordaran así como especificar el conjunto de aspectos concretos para cada área.
Documentación. Es necesario documentarse convenientemente a partir de fuentes de información relevantes según la temática, siendo sumamente recomendable la elaboración de un diagrama de flujo que recogerá de forma centrada aquellas opiniones y datos previos que facilitarán el diseño posterior (Cohen y Manion, 1986; Del Rincón Igea, Arnal Agustín, Latorre Beltrán, y Sans Martín, 1995).
Población a la que va dirigido. Es fundamental delimitar la población objeto de estudio, para extraer la muestra. Se extrae una muestra representativa de la población porque ello nos permitirá reducir el coste de la aplicación, pero si los recursos disponibles lo permiten y la importancia de los resultados lo justifica, es aconsejable acceder a toda la población.
Recursos disponibles. Si tenemos en cuenta que la elaboración y aplicación del cuestionario implica un trabajo intenso deberíamos considerar previamente el coste económico, de modo que preveamos antes de iniciar el proceso distintos factores que pueden estar implicados. Como pueden ser: desplazamientos, costes postales o telefónicos, formación de encuestadores, elaboración del cuestionario propiamente dicha, impresión, corrección, codificación, análisis de la información y redacción del informe.
La elaboración propiamente dicha incluye la redacción de los ítems de identificación, que son preguntas previas que hacen referencia a los datos identificativos (clave del cuestionario, lugar y fecha, datos personales del encuestado, y nombre del encuestador y otro tipo de variables de clasificación como sexo, edad, estado civil, etc.).
La segunda fase de la elaboración de un cuestionario seria la prueba piloto. A pesar de ser cuidadoso en la formulación de ítems y en el diseño del cuestionario, se debe probar el cuestionario antes de su aplicación. Para ello se selecciona un grupo reducido de individuos (habitualmente entre 30 y 50), en el cual estén representados los diversos sectores que compondrán la muestra. En la prueba piloto deben incluirse las siguientes cuestiones específicas (Moser & Kalton, 1979; Martínez Arias, 1995a):
Establecer la idoneidad del marco muestral.
Analizar la variabilidad de algunas de las variables.
Determinar la tasa esperada de respuesta.
Estudiar la idoneidad de la técnica de recogida de datos y del cuestionario.
Probar la eficacia de la organización del trabajo de campo.
Estimar el costo probable y la duración.
Deben detectarse, si hay problemas de comprensión de los ítems, y de relación apropiada con los encuestados.
En definitiva se pretende conocer si el instrumento funciona tal como se había previsto.
La tercera fase seria llevar a cabo procedimientos empíricos de revisión. De modo que se juzgue la calidad de las preguntas a partir de algunas propiedades estadísticas de las respuestas obtenidas de un grupo de individuos (Padilla García, González Gómez y Pérez Meléndez, 1998). Las dos propiedades estadísticas base del análisis son:
Proporción de elección de la alternativa “No sabe / no contesta”. Una proporción elevada de respuestas de esta opción revela algún problema en la redacción de la pregunta (ambigüedad, falta de exhaustividad en las alternativas de respuesta, etc.).
Proporción de elección de las alternativas. Se puede sospechar que hay algún problema en aquellas preguntas con alternativas poco elegidas o con una alternativa mayoritariamente elegida.
La cuarta fase es la redacción definitiva del cuestionario. Se recogerán todas las correcciones necesarias o convenientes a partir de la aplicación de la prueba piloto y de los procedimientos empíricos de revisión.
En la actualidad existen programas informáticos, como el DYANE (Santesmases, 1997), que permiten diseñar y escribir las preguntas del cuestionario una vez se han definido las variables del estudio. Pero lo más habitual sigue siendo que el propio investigador prepare el cuestionario para su estudio.
Uso del instrumento, que conlleva el plan de muestreo, selección de la muestra y recogida de datos.
Cuando se utilizan instrumentos propios de la metodología selectiva se deben extremar precauciones en la formación de entrevistadores por la situación presencial relevante que ocupan. Para Fowler (1993) la selección de entrevistadores debe efectuarse de forma cuidadosa, teniendo en cuenta su flexibilidad horaria, capacidad de desplazamiento, acoplamiento a las características específicas del contexto (como dominio del idioma en que mejor se expresa el entrevistado), y confianza en sí mismo en cuanto a la realización de la entrevista. El proceso de formación de entrevistadores es largo y complejo y la forma de efectuarlo viene definida por las características del estudio y la disponibilidad de recursos (Gómez, 1990). De ahí la importancia del proceso de entrenamiento, tanto general como específico (González Gómez y Padilla García, 1998).
Un requisito imprescindible para la validez de los estudios que se llevan a cabo con metodología selectiva es que se garantice la representatividad de la muestra, (Moreno Rodríguez, Martínez Cervantes y Chacón Moscoso, 2000), lo que sólo puede conseguirse mediante el azar. Ya que el azar es imprevisible, se utilizan distintas técnicas de muestreo que establecen ciertas restricciones para garantizar el control específico de algunas variables.
El plan de muestreo (o diseño muestral) tiene como objetivo seleccionar la parte de la población que se incluirá en la muestra y de la que se recogerá la información deseada (Martínez Arias, 1995b). Como afirman Lininger y Warwick (1984, p. 69), el plan de muestreo o diseño muestral “es una programación preparada de antemano destinada a recopilar y analizar la información necesaria para satisfacer los objetivos del estudio al más bajo costo posible”.
Sólo el muestreo aleatorio garantiza la representatividad de la muestra y la equiprobabilidad de las unidades muestrales (que normalmente serán individuos, pero podrían ser otros elementos, como equipos, clubes, etc.). Aunque la elección del procedimiento mas adecuado (probabilístico, no probabilístico) debe efectuarse en función, de los objetivos del estudio y del rigor con que se desee operar, así como de los recursos disponibles.
Transformación y análisis de datos
El tratamiento de datos abarca todo el proceso desde el momento de la recogida de información hasta que se obtienen los resultados del estudio, distinguiendo dos etapas bien diferenciadas:
Primera etapa, las transformaciones que llevan a cabo sobre los datos brutos de las encuestas hasta que se dispone ya de datos que son susceptibles de análisis. Para poder llevar a cabo la administración de una entrevista o de un cuestionario es necesario disponer de un gran volumen de información en papel, fichas, o en los propios protocolos del cuestionario. A partir de este momento comienza el proceso de codificación, que se segmenta en dos partes (Noelle, 1970; Rojas Tejada y Fernández Prados, 1998): la primera es la construcción del cuestionario, porque las categorías o valores de las respuestas del cuestionario son los códigos de las variables; la segunda etapa es la codificación propiamente dicha, consiste en transformar las respuestas de los sujetos (preguntas abiertas o cerradas, que pueden ser números o letras, por lo que obtendremos variables tanto alfanuméricas como numéricas) a códigos o datos que puedan ser operativos. De este modo la secuencia de transformación de los datos seria: codificación de la información y aplicación de un formato adecuado para que puedan ser informatizados:
La codificación de los datos implica nombrar las variables que se han medido, (habitualmente las variables coinciden con las preguntas de cuestionario), asignar códigos a los distintos valores de las variables, preparar listas numeradas que contengan todas las posibles respuestas que se dan a cada pregunta, la asignación de códigos específicos a los valores ausentes, construcción de una matriz de datos y grabarla en soporte magnético (Etxeberría, Joaristi y Lizasoain, 1991; Rojas Tejada y Fernández Prados, 1998). En caso de disponer de preguntas abiertas, es necesario realizar primero una categorización después de haber leído todas y cada una de las respuestas obtenidas (Hague y Jackson, 1994).
El formato de los datos se elegirá una vez que ya se han codificado las variables. Puede ser formato fijo (cada variable ocupa una columna y cada individuo una fila), formato libre (cada valor está separado del anterior y del siguiente, al menos, por un espacio en blanco), y formato caótico (que no es recomendable).
Después de haber decidido el formato que tendrán los datos, se informatizan a través de un determinado programa. Casi todos los programas de análisis de datos poseen un editor con el cual se pueden introducir los datos. El proceso de transcripción de los datos del documento original al fichero correspondiente se puede realizar mediante una base de datos, y la introducción de los datos se efectúa mediante transcripción manual de éstos, o mediante lector óptico a partir de códigos de barras (siempre que exista una hoja de respuestas prediseñada para tal efecto).
Segunda etapa, o propio análisis de datos, que conducirá a la obtención de resultados. No existen análisis de datos específicos o propios de la metodología selectiva, sino que las técnicas analíticas que se utilicen dependerán de los objetivos de la investigación y de la naturaleza de los datos con los que se trabaje.
El software básico lo constituyen los paquetes estadísticos SPSS, BMDP, SYSTAT y SAS.
Elaboración del informe
El último paso sería la elaboración del informe. Tras la obtención de los resultados del estudio, se procede a la redacción del informe de investigación que permite la difusión del trabajo realizado.
3.2. Teoría de Respuesta al Ítem
La Teoría de Respuesta al Ítem es uno de los campos con mayor proyección dentro del ámbito de la medida psicológica y de la educación. Lord (1980) señala que la Teoría de Respuesta al Ítem (TRI) no contradice las asunciones fundamentales de la Teoría Clásica de los Test (TCT) sino que hace asunciones adicionales que permitirán responder a las cuestiones que la TCT no podía.
Aunque la TRI se muestra como un método capaz de enfrentarse a estas deficiencias o problemas planteados en la TCT, la facilidad conceptual y sencillez del cálculo hacen que hoy día siga siendo más atractivo y frecuente el uso de la TCT (Hamblenton y Jones, 1993).
La TCT y la TRI son modelos que teóricamente se solapan para entender el funcionamiento del test más que competir entre ellos (Huling, Drasgow y Parsons, 1983b). La TRI hace suposiciones más fuertes que la TCT, en particular la suposición de la independencia local y la suposición de relaciones logísticas entre las contestaciones de los ítems y los rasgos subyacentes.
Los modelos de la TRI tienen ventajas significativas sobre los modelos de la TCT, particularmente cuando éstos tienen en cuenta la inclinación del test, haciendo diferencias en cuanto al género o la raza (Hambleton, 1989; Lord, 1980). Los conceptos claves de la TCT incluyen dificultad del ítem (proporción de participantes con una puntuación positiva o acertada) discriminación del ítem (la correlación del ítem con el resto del test), fiabilidad alpha, y los cortes óptimos son todos dependientes de las características de la muestra.
El principal problema de la TCT es la invarianza de la medida, como apuntaba Thurstone (1928): “... las mediciones de un instrumento de medida deben ser independientes del objetos medidos”, este inconveniente se refleja en dos problemas concretos (Bejar, 1983; Hamblenton y Swaminathan, 1985 y Muñiz, 1997): 1) la medición de las variables psicológicas no es independiente del instrumento que se utiliza para medirla; 2) las propiedades de los instrumentos no son independientes de los sujetos a los que se aplican. Todo esto tiene a su vez repercusiones a la hora de intentar establecer equivalencias entre las puntuaciones de dos test diferentes que midan una misma variable, este es otro de los problemas de la Teoría Clásica de los Test. La TCT parte del supuesto de que en la mayor parte de los casos un test es una muestra seleccionada de un universo de ítems equivalentes unos a otros, que permiten ser considerados indicadores similares del constructo que medimos, de ahí que se pueda utilizar como procedimiento de puntuación la acumulación de puntos, lo que lleva a otra limitación de esta teoría, ya que una misma puntuación en un test puede deberse a distintos patrones de respuesta, y haciendo uso de la TCT no podemos analizar las interacciones entre los sujetos y los ítems, además el presuponer que todos los ítems son equivalentes implica que todos los sujetos utilizan las mismas operaciones mentales y para todos los ítems, el problema esta en que no se tienen en cuenta las diferencias individuales ni la diferencia de dificultad de los ítems. Otra limitación que encuentra la TCT se debe a la fiabilidad del instrumento de medida, según esta teoría la fiabilidad se reparte por igual a lo largo del test pero desde otros modelos se ha podido comprobar que no se mide con la misma fiabilidad en los distintos niveles de la variable.
Figura 1. Desventajas de la Teoría Clásica de los Test
Todas estas limitaciones y problemas impulsan el surgimiento de nuevos modelos, algunos de ellos no eran más que extensiones del modelo lineal de Spearman asumido en la TCT (como la Teoría de la Generalizabilidad) y otros surgen enmarcados dentro de un nuevo marco teórico, entre los que destaca la Teoría de Respuesta al Ítem (TRI), que permitirá solventar las limitaciones de la Teoría Clásica de los Test (Bejar, 1983; Hamblenton y Van der Linden, 1982; Martínez Arias, 1995 y Muñiz, 1996), aunque esta teoría no es reciente, su expansión se produce a partir de los años 80 con la difusión de los ordenadores, una herramienta que será imprescindible debido a la complejidad de los cálculos matemáticos.
La TRI tiene como objetivo obtener mediciones que no varíen en función del instrumento utilizado, disponer de instrumentos de medida que no dependen de los objetos medidos, es decir, que sean invariantes respecto a los sujetos evaluados y avances técnicos como funciones de información de los ítems y del test, errores típicos de medida diferentes para cada nivel de la variable medida y el establecimiento de bancos de ítems con parámetros estrictamente definidos.
Los modelos basados en la TRI relacionan a sujetos e ítems de modo interactivo lo que permite localizar al mismo tiempo en un continuo psicológico que representa a la variable a sujetos e ítems, el proceso de medición se puede representar como la localización de personas e ítems en una línea recta (Wright y Stone, 1979; Wright y Master, 1982). Así, la posición de las personas en la línea dependerá de sus respuestas a los ítems del test, del mismo modo los ítems tendrán distintas localizaciones dependiendo de su nivel de dificultad.
El concepto básico de la Teoría de Respuesta al Ítem es la Curva Característica del Ítem (CCI), que es la función matemática que relaciona la probabilidad de acertar el ítem con la competencia del sujeto, (P (q) con (q)). Se denomina CCI porque cada ítem se caracteriza por su curva.
La principal diferencia con la TCT la encontramos en esta Curva Característica del Ítem, mientras que la TRI va a centrarse en las propiedades particulares de cada ítem, la TCT se dirige a las propiedades de la puntuación global en un test (X). La Curva Característica del Ítem es la probabilidad de acertar un ítem que solo depende de los valores de la variable medida por el ítem, de modo que los sujetos con distinta puntuación en la variable tendrá distintas probabilidades de superar un determinado ítem (Muñiz, 1997).
Análisis de las Curvas Características del Ítem van a ayudar al menos de tres modos. Primero, pueden ayudar en la eliminación de ítems que no proporcionan información significativa sobre el rasgo de interés. Segundo, puede ser usado para seleccionar ítems que proporcionen la máxima discriminación en el rasgo. Tercero y quizás el de mayor significación, se pueden usar para identificar ítems prejuiciosos o, en la terminología más neutral de la TRI, función diferencial del ítem (DIF). La función diferencial del ítem ocurre cuando éste es más discriminativo, es más difícil o es más extremo en un grupo donde es comparado con otro: el que se consideren cuidadosamente el trazo de las líneas puede ayudar detectar prejuicios raciales, de género, etc., en un test.
Otro supuesto que la TRI asume implícitamente en su formulación es el unidimensionalidad, si el modelo es correcto, la probabilidad de acertar un ítem únicamente dependerá del nivel de competencia del sujeto, es decir, al tener los ítems y los sujetos valor en una única dimensión la respuesta a los ítem esta determinada fundamentalmente por el nivel de los sujetos en la variable.
Para la comprobación de la unidimensionalidad de los ítems se someten a análisis factorial y se descartan los ítems que conforman factores periféricos, lo mismo se hace en análisis posteriores, hasta lograr un análisis en el que un factor explique la mayor parte de la varianza de los ítems (lo ideal seria encontrar un factor que la explique toda, algo que raramente ocurre).
Por último, el cumplirse el supuesto de unidimensionalidad implica matemáticamente que existe independencia local entre los ítems, es decir, para un sujeto con un determinado nivel en el rasgo (unidimensionalidad) la respuesta a un ítem no esta asociada con las respuestas a los demás ítems. Así, puede expresarse la independencia local como la probabilidad de que un sujeto acierte un ítem es igual al producto de las probabilidades de acertar cada uno de ellos.
La selección de los ítems que compondrán el test se basa fundamentalmente en criterios estadísticos y no en criterios teóricos. En la TRI el criterio básico para la selección de los ítems de un banco es la función de información (FI) que describe la contribución de un ítem a la precisión con la que se mide la capacidad de un sujeto. Estos procesos ponen énfasis en la fiabilidad, es decir, en disminuir el error de medida.
Esta función de información es un indicador de precisión del test, aporta información sobre la precisión de las estimaciones del nivel de competencia del sujeto. La función de información ofrece una información similar a la del error típico de medida (que permite establecer intervalos confidenciales de para apresar el valor paramétrico de ), es decir, si disponemos de un conjunto de ítems cuyos parámetros hayan sido estimados podemos construir un test que se ajuste a una FI previamente determinada según nuestros objetivos.
Según el número de parámetros que se tengan en cuenta se hablara de un modelo u otro dentro de la TRI. Actualmente, los modelos más utilizados en la TRI son el modelo logístico de un parámetro, el logístico de dos parámetros y el logístico de tres parámetros. En el presente articulo se profundizara en el los modelo logístico de un parámetro, el modelo de Rasch, este modelo es el mas popular dentro de los modelos de la TRI, debido principalmente a su sencillez.
En 1960 el matemático George Rasch propuso un modelo que permite solventar las deficiencias de la TCT, de modo que se construyeran pruebas más adecuadas y eficientes. Este modelo, conocido como el Modelo de Rasch, se fundamenta en:
el atributo que se desea medir puede representarse en una única dimensión donde se sitúan conjuntamente ítems y personas.
que el cociente entre la probabilidad de la respuesta correcta y la probabilidad de la respuesta incorrecta a un ítem es la función de la diferencia en el atributo en el nivel de la persona y el nivel el ítem. Así, cuando una persona responde a un ítem en su nivel de competencia, tendrá la misma probabilidad de dar una respuesta correcta que incorrecta, por lo que la dificultad del ítem será equivalente al nivel de competencia del sujeto. Del mismo modo, cuando la probabilidad de dar una respuesta correcta es mayor que la de dar una incorrecta la competencia del sujeto será mayor que la requerida por el ítem.
El modelo de Rasch es un modelo sencillo y de fácil aplicación, que al representar en una única dimensión a sujetos e ítems, nos permite hallar la dificultad de los ítems y la probabilidad de que estos sean contestados con éxito. La localización del punto 0 de la escala es arbitrario, Rasch suele situar la dificultad media de los ítems en el punto 0, de modo que interpretar los parámetros de los sujetos (nivel de competencia) es bastante sencillo ya que si estos valores son mayores a 0 indican en una alta probabilidad de responder a los ítems de dificultad media.
Los parámetros con el modelo de Rasch se estiman con el método de máxima verosimilitud, que consiste en determinar los parámetros que hacen más probable las respuestas observadas. En la estimación condicional se calcula la probabilidad de las respuestas observadas a los ítems para cada puntuación conjunta de los parámetros de los sujetos (nivel de competencia), asignándole a cada persona el valor del parámetro más probable para su patrón de respuesta. Este valor de estimador de máxima verosimilitud se calcula en el ordenador mediante el uso de programas Acer ConQuest (Wu, Adams & Wilson, 1998).
El modelo de Rasch (1960), de entre los posibles en la TRI, destaca porque sobre otros modelos por una serie de características:
Figura 3.3. Características del modelo de Rasch
La medición conjunta, los parámetros de personas e ítems se expresan en las mismas unidades y se localizan en el mismo continuo, de lo que se deduce que: a) no todos los ítems miden la misma cantidad del constructo (por lo que, no se mantiene el supuesto de invarianza de los ítems defendida por la TCT) y b) la interpretación de las puntuaciones no se fundamentan en las normas del grupo, sino en la identificación de los ítems que la persona tiene una alta o baja probabilidad de resolver correctamente, así, si los sujetos tienen un nivel alto de competencia, se estimaran con mayor precisión los parámetros de los ítems difíciles.
Objetividad específica (Rasch, 1977), una medida solo puede ser considerada válida y generalizable si no depende de las condiciones específicas con la que ha sido obtenida. Así, la puntuación de las personas no dependen de los ítems administrados.
Propiedades del intervalo, a diferencias constantes entre sujetos e ítems le corresponde la misma probabilidad de una respuesta correcta, la métrica intervalar tiene gran importancia por ser condición necesaria para realizar análisis paramétricos (análisis de varianza, regresión, etc.) y por que garantiza la invarianza de las puntuaciones diferenciales a lo largo de un continuo.
Especifidad del error típico de medida que permite cuantificar la cantidad de información con la que se mide en cada punto de la dimensión y seleccionar los ítems que permiten incrementar la información en regiones del atributo previamente especificada. Esto es una diferencia con la TCT supone que los test miden con la misma fiabilidad en todas las regiones de la variable, supuesto que desde otros modelos ha sido rechazado.
4. Estudio Empírico
La violencia que día a día se incrementa tanto en las canchas como fuera de ellas impide que el derecho al deporte sea ejercido de forma natural. La violencia en el fútbol se esta convirtiendo en un modelo de comportamiento de los espectadores para otros deportes.
Desde el modelo de Kerr, se ofrece la posibilidad de estudiar la motivación que subyace a dichos comportamientos violentos a la vez que se nos ofrece una explicación de la adicción a estos y unas pautas para la posible intervención.
La elaboración de un instrumento que nos permita evaluar estos estados metamotivacionales, puede ser de gran utilidad para futuras investigaciones, por este motivo se decidió adaptar y baremar los cuestionarios que Kerr (1994), y otros autores posteriormente han utilizado en sus investigaciones, a la Teoría de Respuesta al Ítem (TRI), con la finalidad de asegurar que dicho cuestionario mida lo que dice medir. El modelo de Rasch, dentro de los modelos de la TRI, nos va a permitir solventar muchas de las desventajas de la Teoría Clásica de los Test (TCT), permitiéndonos construir pruebas más adecuadas y eficientes.
4.1. Objetivos
Adaptar los cuestionarios utilizados por Kerr (1994) en sus estudios sobre comportamientos violentos a la Teoría de Respuesta al Ítem.
Elaborar un baremo de dichos cuestionarios.
4.2. Hipótesis
El cuestionario elaborado realiza una mejor estimación del constructo que las escalas utilizadas por Kerr (1994):
La escala Compromiso Paratélico de nuestra propuesta estima mejor el constructo que la subescala utilizada por Kerr (1994).
La Escala Orientación al Plan Paratélico de nuestra propuesta realiza una mejor estimación el constructo que la subescala utilizada por Kerr (1994).
La Escala Evitación de Arousal Paratélico utilizada en nuestra propuesta estima mejor el constructo que la subescala utilizada por Kerr (1994).
La Escala Negativismo Paratélico realiza una mejor estimación del constructo que la Escala de Dominio Negativismo (NDS), utilizada por Kerr (1994).
La escala utilizada en nuestra propuesta, Estado Paratélico, estima mejor el constructo que la utilizada por Kerr(1994), Escala de Medida del Estado Télico
La escala Tensión y Esfuerzo de nuestra propuesta estima mejor que la utilizada por Kerr (1994), la Escala de Tensión y Esfuerzo (TESY).
El cuestionario elaborado en este trabajo presenta una fiabilidad similar al utilizado por Kerr (1994).
La Escala Compromiso Paratélico de nuestra propuesta presenta una fiabilidad similar a la que presenta la subescala utilizada por Kerr (1994).
La Escala Orientación al Plan Paratélico de nuestra propuesta tiene una fiabilidad similar a la de la subescala utilizada por Kerr (1994).
La fiabilidad de la Escala Evitación de Arousal Paratélico utilizada en nuestra propuesta es a la de la subescala utilizada por Kerr (1994).
La Escala Negativismo Paratélico tiene una fiabilidad similar a la presentada por la Escala de Dominio Negativismo (NDS), utilizada por Kerr (1994).
La escala utilizada en nuestra propuesta, Estado Paratélico, tiene una fiabilidad similar a la escala utilizada por Kerr(1994), Escala de Medida del Estado Télico
La Escala Tensión y Esfuerzo de nuestra propuesta presenta una fiabilidad similar a al de la escala la utilizada por Kerr (1994), la Escala de Tensión y Esfuerzo (TESY).
Existen diferencias significativas en la puntuación obtenida en las escalas paratélicas en función del nivel de estudios
Existen diferencias significativas en la puntuación obtenida en la escala negativismo en función del nivel de estudios.
Existen diferencias significativas en la puntuación obtenida en las escalas paratélicas en función del género.
Existen diferencias significativas en la puntuación obtenida en la escala negativismo en función del género.
Existen diferencias significativas en la puntuación obtenida en las escalas paratélicas en función del tipo de actividad física practicado.
Existen diferencias significativas en la puntuación obtenida en la escala negativismo en función del tipo de actividad física practicado.
Existen diferencias significativas en la puntuación obtenida en las escalas paratélicas en función del tipo de deporte practicado.
Existen diferencias significativas en la puntuación obtenida en la escala negativismo en función del tipo de deporte practicado.
Existen diferencias significativas en la puntuación obtenida en la Escala Tensión y Esfuerzo (TESY) en función del nivel de estudios.
Existen diferencias significativas en la puntuación obtenida en la Escala Tensión y Esfuerzo (TESY) en función del género.
Existen diferencias significativas en la puntuación obtenida en la Escala Tensión y Esfuerzo (TESY) en función del tipo de actividad física practicado.
Existe una alta correlación entre las puntuaciones elevadas en las escalas que miden las distintas dimensiones del estado paratélico que son: Compromiso Paratélico Escala, Orientación al Plan Paratélico, Escala Evitación de Arousal Paratélico, escala de Estado Paratélico, y la escala que mide el constructo Negativismo Paratélico con una probabilidad mayor de que esa persona realice comportamientos violentos.
4.3. Método
Este trabajo se divide en dos partes, la primera de ellas hace referencia a la adaptación de las escalas utilizadas por Kerr (1994) en sus investigaciones sobre comportamientos violentos a la Teoría de la Respuesta al Ítem y una segunda parte que se refiere a la baremación de dichas adaptaciones.
4.3.1. Adaptación de los cuestionarios
Participantes
La muestra a la que administramos el cuestionario fue de 150 sujetos por escala, lo que hace un total de 600 participantes con edades comprendidas entre los 15 y 62 años, de ambos sexos, la escala compromiso paratélico fue contestada por 81 mujeres que conformaban el 54% de la muestra frente al 45,3% que eran hombres. Los participantes realizan actividades deportivas en un 48 % de los casos frente al 51,3 por ciento que no lo realizaban, Presentan distintos niveles de estudios, estos fueron agrupados en tres tipos distintos: básicos (graduado escolar y E.S.O.) con un 22% de los casos, medios (B.U.P., bachillerato, F.P. I y II) un 18% y superiores (módulo de grado superior y estudios universitarios) al que pertenecían el 51% de nuestra muestra. La escala orientación a un plan paratélico y la escala de negativismo fueron contestada por un 54% de sujetos que practicaban algún tipo de actividad deportiva frente al 45,3 % que no lo realizaban, de la muestra que contesto a estas escalas un 56,7 % eran mujeres y un 42,7 % en cuanto al nivel de estudios el 58% se corresponden a sujetos que han cursado estudios básicos, un 17,3% cursaron estudios medios y un 1,7 % estudios superiores. La escala evitación de arousal y la escala tensión y esfuerzo fueron contestadas por 85 mujeres que conformaban el 56,7 % de la muestra frente al 42,7% que eran hombres. En cuanto al nivel de estudios el 56,7% pertenecen al grupo que cursaron estudios básicos, el 17,3% cursaron estudios de nivel medio y un 19,3 % estudios superiores. De nuestra muestra un 45,3 % realizan actividades deportivas frente al 54% que no lo realizaban. Por ultimo, la escala estado paratélico fue contestada por un total de 86 mujeres y 61 hombres que se corresponden con el 57,3 % y el 40,7 % de nuestra muestra. De ellos el 38,7% si realizaban actividad deportiva y un 60% no realizaban, en cuanto al nivel de estudios, el 58 % cursaron estudios de nivel básico, el 17,3 % de nivel medio y el 18,7 % cursaron estudios de grado superior.
Materiales
Utilización del cuestionario sobre conductas asertivas, este cuestionario fue elaborado a partir de los cuestionarios Escala de dominio Télico (TDS), Escala de Dominio Negativismo (NDS), Escala de Medida del Estado Télico y la Escala de Tensión y Esfuerzo (TESY) así como de un banco de ítems elaborados para medir dichos constructos.
Paquete estadístico SPSS 9.0.
Acer ConQuest (Wu, Adams & Wilson, 1998).
Procedimiento
Para la elaboración del cuestionario se partió de las escalas utilizadas por Kerr (1994) en sus investigaciones sobre comportamientos violentos, estos son: Escala de dominio Télico (TDS) (Murgatroyd, Rushton, Apter & Ray, 1978), Escala de Dominio Negativismo (NDS) (McDermott& Apter, 1988), Escala de Medida del Estado Télico (Svebak & Murgatroyd, 1985) y la Escala de Tensión y Esfuerzo (TESI) (Svebak, 1993), con un total de 85 ítems que miden estados metamotivacionales télico/paratélico, negativismo/conformidad y tensión de esfuerzo. Aumentamos el número de ítems hasta los 262 ítems dicotómicos.
Una vez construido el cuestionario, con el fin de detectar posibles fallos en su elaboración se organizó una reunión con un grupo de expertos en psicología deportiva que rellenaron la encuesta compuesta por los 262 ítems. Como resultado de esta reunión se obtuvieron dos conclusiones importantes, la primera que era necesaria la eliminación de ítems que se repetían en distintas categorías o de aquellos que no estaban correctamente formulados, quedando el cuestionario con un número total de 211 ítems dicotómicos, y como segunda conclusión la posibilidad de dividir el cuestionario en varias escalas. Conceptualmente esto fue posible porque cada subescala mide una dimensión distinta del constructo, esto nos permitía también evitar el cansancio de los participantes. De este modo se dividió el cuestionario en cuatro cuestionarios distintos, todos ellos con las mismas instrucciones. El primer cuestionario se compone de una escala con un total de 49 ítems, esta escala mide compromiso télico/paratélico. El segundo cuestionario se compone de de dos escalas una compuesta de 51 ítems que mide orientación al plan télico/paratélico y la segunda escala que mide negativismo con un total de 23 ítems. El tercer cuestionario también se componía de dos escalas, la primera mide evitación de arousal télico/paratélico con 42 ítems y la segunda compuesta de 20 ítems mide tensión de esfuerzo. Por último, el cuarto cuestionario, con 20 ítems, mide preferencia de estado télico/paratélico. Después de llevar a cabo estos cambios se organizo una segunda reunión con seis estudiantes de psicología, se les informó sobre lo que se esperaba de su colaboración y rellenaron el cuestionario, tras esta colaboración se modificaron las instrucciones. Procediéndose, finalmente, a la administración del cuestionario a la muestra.
Para ello, una vez cubiertos los cuestionarios se codifican las respuestas utilizando el programa Acer ConQuest (Wu, Adams & Wilson, 1998). Se estimaron los indicadores de ajuste a la Teoría de Respuesta al Ítem, solventando las limitaciones de la Teoría Clásica de los Test. Considerando estas estimaciones, y atendiendo al índice de discriminación y al estadístico infit se seleccionaron los 84 ítems que conforman nuestra propuesta de cuestionario que nos proporcionan una mejor estimación de los constructos que pretendemos medir que la proporcionada por los cuestionarios utilizados por Kerr (1994).
Debido a los malos resultados de la escala 6, se considero oportuno la reelaboración de dicha escala. La construcción de esta nueva escala consistió en la reelaboración de los ítems, construyéndose hasta un total de 30 ítems. Estos ítems, sobre un grupo de 26 sujetos, fueron sometidos a una simulación en la que permanecía invariable la media y la desviación típica. Esta simulación tuvo como objeto realizar una primera estimación del comportamiento de estos ítems.
Una vez concluido el ajuste y atendiendo al índice de discriminación y al estadístico infit se seleccionaron los 83 ítems que conforman nuestra propuesta de cuestionario que nos proporcionan una mejor estimación de los constructos que pretendemos medir que la proporcionada por los cuestionarios utilizados por Kerr (1994).
4.3.2. Baremación de los cuestionarios
Participantes
La muestra a la que administramos el cuestionario fue de 197 para las escalas compromiso paratélico (CP), orientación al plan paratélico (OPP), evitación de arousal paratélico (EAP), negativismo proactivo (NP) y estado paratélico (EP) y 192 sujetos para la escala tensión y esfuerzo (TESY). Lo que hace un total de 389 sujetos con edades comprendidas entre los 17 y 64 años.
La muestra a la que se suministraron las escalas compromiso paratélico (CP), orientación al plan paratélico (OPP), evitación de arousal paratélico (EAP), negativismo proactivo (NP) y estado paratélico (EP) se dividían en un total de 91 hombres que se corresponden con el 46,2% de la muestra y 106 mujeres, un 53,8% de la muestra, de estos el 43,1% realizaban alguna actividad deportiva y un 56,9% no realizaban actividad deportiva. Atendiendo al nivel de estudios podemos señalar que el 66,0 % de la muestra presentan un nivel de estudios superiores, el 19,3% un nivel medio y el 12,2% un nivel básico, quedando un 2,5% de los sujetos sin ser incluidos en ninguno de estos grupos por no haber aportado una respuesta a este ítem.
La muestra a la que se proporciono la escala tensión y esfuerzo (TESY) se componía de en un total de 192 sujetos de los cuales 90 eran hombre que se corresponden con el 46,9% de la muestra y 100 mujeres, un 52,1% de la muestra, de estos el 54,2% realizaban alguna actividad deportiva y un 45,8% no realizaban actividad deportiva. En cuanto al nivel de estudios podemos señalar que el 64,1 % de la muestra presentan un nivel de estudios superiores, el 25,0% un nivel medio y el 8,9% un nivel básico, quedando un 2,1% de los sujetos sin ser incluidos en ninguno de estos grupos por no haber aportado una respuesta a este ítem.
Con respecto al tipo de deporte practicado establecimos una diferenciación en cuanto a si la práctica del deporte se realizaba de forma individual o en equipo y si dicho deporte era considerado deporte de contacto o de no contacto, entendiéndose deporte de contacto aquel que requiere de algún tipo de interrelación física con el rival, en el caso de deporte individual, o con los miembros del equipo rival, en el caso de deportes de equipo. Se establecieron un total de diez clasificaciones diferentes:
deporte individual con contacto (p.e. judo).
deporte individual sin contacto (p.e. tenis).
deporte equipo con contacto (p.e. fútbol).
deporte equipo sin contacto (p.e. voleibol).
deporte individual con contacto e individual sin contacto (p.e. que practique judo y tenis).
deporte de equipo con contacto y de equipo sin contacto (p.e. baloncesto y padel).
deporte individual con contacto y de equipo con contacto (p.e. judo y baloncesto).
deporte individual con contacto y de equipo sin contacto (p.e. judo y voleibol).
deporte individual sin contacto y de equipo con contacto (p.e. tenis y balonmano).
deporte individual sin contacto y de equipo sin contacto (p.e. tenis y voleibol).
Atendiendo a este criterio la muestra perteneciente al primer grupo de escalas, debemos señalar que el 26,4% de los sujetos realizaban deportes individuales de no contacto, un 14,2% realizaban deportes de equipo con contacto, un 10,7% realizaban deportes individuales sin contacto y de equipo con contacto, un 44,2% o bien no especifica que tipo de deporte realiza o se corresponden con los sujetos que manifestaron no realizar ninguna actividad deportiva. El porcentaje que no se detalla se divide en entre el resto de las categorías que quedan sin exponer.
Teniendo en cuenta dicho criterio y refiriéndonos a las puntuaciones aportadas por la muestra en la escala TESY tendremos que un 22,9% de los sujetos practicaban deportes individuales de no contacto, un 14,1% deportes de equipo con contacto, un 6,8% deportes individuales de no contacto y deportes de equipo con contacto, un 2,1% se corresponden a sujetos que practican deportes individuales y en equipo de contacto, un 50% o bien no especifica que tipo de deporte realiza o se corresponden con los sujetos que manifestaron no realizar ninguna actividad deportiva. El porcentaje que no se detalla se divide en entre el resto de las categorías que quedan sin exponer.
Materiales
Utilización del cuestionario elaborado para dicha investigación sobre conductas asertivas, con un total de 83 ítems que miden los estados metamotivacionales paratélico y negativismo. Dicho cuestionario se divide en seis escalas que representan distintas dimensiones del estado paratélico y del estado negativismo, ambos implicados en la manifestación de comportamientos violentos.
Utilización de programas SPSS versión 9.0.
Procedimiento
Para la baremación se utilizaron las puntuaciones aportadas a dichos cuestionarios por la muestra, que fueron sometidos a análisis mediante el paquete estadístico SPSS.
4.4. Resultados
Los resultados de este trabajo se presentan en dos apartados diferentes, el primer apartado nos muestra los resultados de la elaboración del cuestionario ajustado a la Teoría de Respuesta al Ítem. El segundo de los apartados refleja los resultados de la baremación de dichos cuestionarios.
4.4.1. Resultados del ajuste de los ítems a la Teoría de Respuesta al Ítem
Los ítems fueron ajustados a la TRI que fueron ajustados a la TRI a través del programa Acer Conquest (Wu, Adams & Wilson, 1998), el ajuste es un paso crucial ya que en su ausencia los valores carecen de significado teórico y las ventajas del modelo de Rasch se desvanecen.
Para poder exponer los resultados de esta investigación presentamos los mapas de escalamiento conjunto que nos muestra como los ítems del cuestionario inicial se solapan a largo del constructo, también presentamos los estadísticos tradicionales de cada escala. A partir de este mapa de escalamiento conjunta se seleccionaron los ítems que compondrían nuestra propuesta final, atendiendo al estadístico infit y al grado de discriminación del ítem. De la propuesta se presenta el mapa de escalamiento conjunto de ítems y sujetos, un cuadro de estadísticos tradicionales y otro segundo cuadro que recogen los estadísticos descriptivos de ajuste global.
Escala 1. Compromiso télico/paratélico
Esta escala se componía de 49 ítems dicotómicos. En este análisis los valores perdidos son el 0.00%, de los que se han seleccionado atendiendo al índice de discriminación y al estadístico infit 20 ítems que se reparten a lo largo del constructo.
Cuadro 4.2. Estadísticos tradicionales de la escala 1 de nuestra propuesta
Cuadro 4.3. Estadísticos descriptivos de ajuste al modelo. Propuesta de escala 1
Figura 4.1. Mapa de escalamiento conjunto sujetos e ítems. Escala 1
Figura 4.2. Mapa de escalamiento conjunto sujetos e ítems. Escala 1 de nuestra propuesta
Escala 2. Orientación al plan télico/paratélico
Esta escala se componía de 51 ítems dicotómicos. En este análisis los valores perdidos son el 0.00%, de los que se han seleccionado atendiendo al índice de discriminación y al estadístico infit 17 ítems que se reparten a lo largo del constructo.
Cuadro 4.4. Estadísticos tradicionales de la escala 2.
Cuadro 4.5. Estadísticos tradicionales de la propuesta de la escala 2
Cuadro 4.6. Estadísticos descriptivos de ajuste al modelo. Propuesta de escala 2
Figura 4.3. Mapa de escalamiento conjunto sujetos e ítems. Escala 2
Figura 4.4. Mapa de escalamiento conjunto sujetos e ítems. Escala 2 de nuestra propuesta
Escala 3. Evitación de arousal télico/paratélico
Esta escala se componía de 42 ítems dicotómicos. En este análisis los valores perdidos son el 0.00%, de los que se han seleccionado atendiendo al índice de discriminación y al estadístico infit 15 ítems que se reparten a lo largo del constructo.
Cuadro 4.7. Estadísticos tradicionales de la escala 3.
Cuadro 4.8. Estadísticos tradicionales de la propuesta de la escala 3.
Cuadro 4.9. Estadísticos descriptivos de ajuste al modelo. Propuesta de escala 3
Figura 4.5. Mapa de escalamiento conjunto sujetos e ítems. Escala 3
Figura 4.6. Mapa de escalamiento conjunto sujetos e ítems. Escala 3 de nuestra propuesta
Escala 4. Negativismo reactivo y proactivo
Esta escala se componía de 23 ítems dicotómicos. En este análisis los valores perdidos son el 0.00%, de los que se han seleccionado atendiendo al índice de discriminación y al estadístico infit 8 ítems que se reparten a lo largo del constructo.
Cuadro 4.10. Estadísticos tradicionales de la escala 4
Cuadro 4.11. Estadísticos tradicionales de la propuesta de la escala 4
Cuadro 4.12. Estadísticos descriptivos de ajuste al modelo. Propuesta de escala 4
Figura 4.7. Mapa de escalamiento conjunto sujetos e ítems. Escala 4.
Figura 4.8. Mapa de escalamiento conjunto sujetos e ítems. Escala 4 de nuestra propuesta
Escala 5. Preferencia télica/paratélica
Esta escala se componía de 26 ítems dicotómicos. En este análisis los valores perdidos son el 0.00%, de los que se han seleccionado atendiendo al índice de discriminación y al estadístico infit 14 ítems que se reparten a lo largo del constructo.
Cuadro 4.13. Estadísticos tradicionales de la escala 5.
Cuadro 4.14. Estadísticos tradicionales de la propuesta de la escala 5
Cuadro 4.15. Estadísticos descriptivos de ajuste al modelo. Propuesta de escala 5
Figura 4.9. Mapa de escalamiento conjunto sujetos e ítems. Escala 5
Figura 4.10. Mapa de escalamiento conjunto sujetos e ítems. Escala 5 de nuestra propuesta
Escala 6. Tensión de esfuerzo
Esta escala se componía de 20 ítems dicotómicos. En este análisis los valores perdidos son el 0.00%, de los que se han seleccionado atendiendo al índice de discriminación y al estadístico infit 10 ítems que se reparten a lo largo del constructo.
Cuadro 4.16. Estadísticos tradicionales de la escala 6.
Cuadro 4.17. Estadísticos tradicionales de la propuesta de la escala 6
Cuadro 4.18. Estadísticos descriptivos de ajuste al modelo. Propuesta de escala 6
Figura 4.11 Mapa de escalamiento conjunto sujetos e ítems. Escala 6
Figura 4.12. Mapa de escalamiento conjunto sujetos e ítems. Escala 6 de nuestra propuesta
Dicha escala se elaboro de nuevo posteriormente ya que como podemos observar por los resultados su alpha de 0,23 no proporcionan fiabilidad a la escala.
La reelaboración de la escala consistió en aumentar el banco de ítems y someterlo de nuevo al ajuste al modelo. La escala se contenía un total de 30 ítems dicotómicos. En este análisis los valores perdidos son el 0.00%, de los que se han seleccionado atendiendo al índice de discriminación y al estadístico infit 13 ítems que se reparten a lo largo del constructo.
Cuadro 4.19. Estadísticos tradicionales de la escala 6
Cuadro 4.20. Estadísticos tradicionales de la propuesta de la escala 6
Cuadro 4.21. Estadísticos descriptivos de ajuste al modelo. Propuesta de escala 6
Figura 4.13 Mapa de escalamiento conjunto sujetos e ítems. Escala 6
Figura 4.14. Mapa de escalamiento conjunto sujetos e ítems. Escala 6 de nuestra propuesta
4.4.2. Resultados de la baremación del cuestionario
Para la descripción de los resultados consideramos necesaria una división de los mismos en apartados que se corresponderán con las distintas escalas, de este modo se detallaran los resultados de la baremación en seis puntos distintos. El esquema que seguiremos para la presentación de los resultados será la misma para cada una de las escalas, en primer lugar presentaremos los resultados por género, en segundo lugar por actividad deportiva, en tercer lugar por nivel de estudios y para finalizar especificaremos los resultados mas relevantes atendiendo tipo de deporte.
4.4.2.1. Resultados de la escala compromiso paratélico
La escala compromiso paratélico es una escala que nos permite medir la dimensión de compromiso con los comportamientos paratélicos de un sujeto. Es una escala de 20 ítems dicotómicos, que presenta como opciones de respuesta la contestación a las afirmaciones que presentan los ítems mediante un si o un no.
4.4.2.1.1. Escala compromiso paratélico y genero
Para la elaboración de los perfiles se tuvieron en cuenta la media aritmética obtenida para cada uno de los ítems, en el anexo 3 se presentan los perfiles por género para la escala compromiso paratélico. En estos anexos se pueden encontrar la media y desviación típica de cada ítem, la frecuencia de respuesta y el porcentaje de la misma.
La escala compromiso paratélico la contestaron un total de 91 hombres, la media de la escala considerada en su totalidad es 12,54 la desviación típica 2,37. En el caso de las mujeres fueron contestadas por 106, situándose la media en 12,91 y la desviación típica en 2,76.
Gráfica 4.1. Frecuencia y porcentaje en cuanto al género
Si atendemos a las medias y desviaciones típicas por ítems en las puntuaciones obtenidas por los hombres podemos decir que todas se sitúan entre los valores 0,20 del ítem 16 y 0,98 del ítem 11, y las desviaciones típicas oscilan desde 0,10 del ítem 12 y 0,50 de los ítems 2 y 17. En el caso de las puntuaciones obtenidas por las mujeres que contestaron al cuestionario los valores de la media varían desde 0,18 del ítem 16 y 0,96 del ítem 12 y las desviaciones típicas desde 0,21 del ítem 5 y 0,50 del ítem 9 y 17. Estos datos aparecen detallados en el anexo 3.
4.4.2.1.2. Escala compromiso paratélico y actividad deportiva
En cuanto a la realización o no de actividad deportiva, la escala fue contestada por 85 sujetos que no realizaban actividad deportiva de las que se obtuvieron una media para la escala considerada en su totalidad de 12,08 y una desviación típica de 2,72. Las respuestas de los 112 sujetos que si realizaban actividad deportiva sitúan la media en 13,14 y la desviación típica en 2,40.
Gráfica 4.2. Frecuencia y porcentaje en cuanto a la realización o no de actividad deportiva
En cuanto a la media y desviación típica para cada ítem dentro de las dos clasificaciones, realizar o no actividad deportiva, podemos decir que los valores de la media oscilan entre 0,20 del ítem 8 y 0,95 del ítem 12 y los valores de la desviación típica entre 0,21 del ítem 12 y 0,50 de los ítems 2 y 17 para las respuestas de los 85 sujetos que no realizan actividad deportiva. Para los sujetos que si realizan actividad deportiva los valores de la media varían desde 0,22 del ítem 4 hasta 0,99 del ítem 12 y los valores de la desviación típica desde 0,09 del ítem 12 y 0,49 de los ítems 2, 3, 8, 9 y 17. Estos datos aparecen detallados en el anexo 4.
4.4.2.1.3. Escala compromiso paratélico y nivel de estudios
La variable nivel de estudios se dividió en tres niveles que hacen referencia a estudios básicos, medios y superiores, al primer nivel, estudios básicos, corresponden 24 sujetos de nuestra muestra, el segundo nivel de estudios, estudios medios, cuenta con las respuestas de un total de 38 sujetos y por último, el nivel de estudios superiores que engloba la mayor parte de nuestra muestra, con un total de 130 sujetos que contestaron a nuestro cuestionario. Los valores de las medias y las desviaciones típicas atendiendo a la totalidad de la escala son para el nivel de estudios básico 11,44 de media y una desviación típica 2,53, para el nivel de estudios medio la media es de 12,92 y la desviación típica de 2,55 y para finalizar para el nivel de estudios superiores la media es de 12,86 y la desviación típica de 2,60.
Gráfica 4.3. Frecuencia y porcentaje en cuanto al nivel de estudios de la muestra
La media y la desviación típica para cada uno de los ítems atendiendo a la variable nivel de estudios aparecen en el anexo 5. Los valores de la media, para el nivel de estudios básicos, se sitúan entre el 0,95 del ítem 12 y el 0,083 de los ítems 4 y 16 y los valores de las desviaciones típicas entre el 0,51 del ítem 9 y el 0,20 del ítem 12. Con respecto al nivel de estudios medio, la media de los ítems oscilan desde 0,97 del ítem 12 y 0,21 del ítem 16 y los valores de la desviación típica entre 0,50 de los ítems 2, 3, 7, 9, 10 y 0,16 del ítem 12. En cuanto al nivel de estudios superior, recordemos que en este nivel es donde se agrupa la mayor parte de nuestra muestra, con un total de 130 sujetos, los valores de la media se reparten desde el 0,97 del ítem 12 y 0,21 del ítem 16 y los valores de la desviación típica entre el 0,50 de los ítems 2, 3, 9, 17 y el 0,15 del ítem 12.
4.4.2.1.4. Escala compromiso paratélico y deporte practicado
Atendiendo a la variable deporte practicado tenemos once niveles distintos de la variable deporte:
el nivel 0, hace referencia a las puntuaciones de los sujetos que o bien no realizan actividad deportiva o bien no detalla que tipo de deporte practican.
el nivel 1 a deportes individuales con contacto.
el nivel 2 a deportes individuales sin contacto.
el nivel 3 a deportes de equipo con contacto.
el nivel 4 a deportes de equipo sin contacto.
el nivel 5 agrupa ambas variedades de deportes individuales, los deportes individuales sin contacto y los deportes individuales con contacto.
el nivel 6 agrupa ambas variedades de deportes de equipo, los de equipo sin contacto y los de equipo con contacto.
el nivel 7 engloba ambas variedades de deportes de contacto, los deportes individuales y los de equipo.
el nivel 8 incluye a los deportes individuales con contacto y los de equipo sin contacto.
el nivel 9 reúne a los deportes individuales sin contacto y los de equipo con contacto.
y por ultimo, el nivel 10 de la variable deporte engloba a ambas variedades de deportes sin contacto, los deportes individuales y los de equipo.
La mayor parte de las respuestas al cuestionario, se engloban en cuatro de los once niveles, los niveles 1, 7 y 10 de la variable deporte fueron contestadas por un sujeto respectivamente, los niveles 4, 5 y 6 por dos sujetos cada una de ellas, el nivel 8 no fue elegido por ningún miembro de nuestra muestra, los niveles de la variable que acapararon la mayor parte de las contestaciones a nuestro cuestionario fueron el nivel 0, el nivel 2, el nivel 3 y el nivel 9, siendo estos cuatro niveles los que pasamos a considerar.
Gráfica 4.4. Frecuencia y porcentaje en cuanto al deporte practicado
La frecuencia de respuesta para el nivel 0 fue de 82 puntuaciones, la media para dicho nivel considerando la totalidad del cuestionario es de 12,13 y la desviación típica es de 2,74. Para el nivel 2, la media se sitúa en 12,75 y la desviación típica en 2,29, siendo la frecuencia de respuesta 52. Del mismo modo, al considerar la totalidad de la escala para el nivel 3 obtenemos una media de 12,92 y una desviación típica de 2,66 con una frecuencia de respuesta de 28 sujetos. Por ultimo, el nivel 9 de la variable deporte tiene una frecuencia de 21 respuestas, una media de 14,28 y una desviación típica de 2,12.
Gráfica 4.5. Frecuencia y porcentaje en cuanto al deporte practicado de aquellos deportes que
consideramos más relevantes en cuanto al número de sujetos de la muestra que lo practican
La media y la desviación típica para cada uno de los ítems atendiendo a la variable deporte aparecen en el anexo 6. Los valores de la media, para el nivel 0 de deporte, se sitúan entre el 0,90 del ítem 5 y el 0,22 de los ítems 8 y 16; y los valores de las desviaciones típicas entre el 0,50 de los ítems 2 y 17 y el 0,21 del ítem 12. Con respecto al nivel 2, la media de los ítems oscilan desde 1 del ítem 12 y 0,096 del ítem 16 y los valores de la desviación típica entre 0,50 de los ítems 2, 8 y 17 y 0 del ítem 12. En cuanto al nivel 3, los valores de la media se reparten desde el 1 de los ítems 5 y 0,25 del ítem 16 y los valores de la desviación típica entre el 0,50 de los ítems 2, 8 y 17, y el 0 del ítem 5. Por ultimo, en el nivel 9, los valores de la media se reparten desde el 1 de los ítems 5, 10,12 y 18 y 0,28 de los ítems 4 y 16 y los valores de la desviación típica 0,51 del ítem 9 y 0 de los ítems 5, 10,12 y 18. Del resto de niveles aparecen detalladas las medias y desviaciones típicas para cada uno de los ítems en el anexo 6.
4.4.2.2. Resultados de la escala orientación al plan paratélico
La escala compromiso paratélico es una escala que nos permite medir la dimensión de orientación al plan con los comportamientos de un sujeto donde esta operativo el estado metamotivacional paratélico. Es una escala de 17 ítems dicotómicos, que presenta como opciones de respuesta la contestación mediante un si o un no.
4.4.2.2.1. Escala orientación al plan paratélico y genero
Para la elaboración de los perfiles se tuvieron en cuenta la media aritmética obtenida para cada uno de los ítems, en el anexo 7 se presentan los perfiles por género para la escala orientación al plan paratélico. En estos anexos se pueden encontrar la media y desviación típica de cada ítem, la frecuencia de respuesta y el porcentaje de la misma.
La escala orientación al plan paratélico la contestaron un total de 91 hombres, la media de la escala considerada en su totalidad es 9,9 y la desviación típica 3,40. En el caso de las mujeres fueron contestadas por 106, situándose la media en 9,89 y la desviación típica en 3,61.
Gráfica 4.6. Frecuencia y porcentaje en cuanto al género
Si atendemos a las medias y desviaciones típicas por ítems en las puntuaciones obtenidas por los hombres, podemos decir que todas se sitúan entre los valores 0,97 del ítem 24 y 0,14 del ítem 27, y las desviaciones típicas oscilan desde 0,50 de los ítems 22 y 32 y 0,14 del ítem 24. En el caso de las puntuaciones obtenidas por las mujeres que contestaron al cuestionario los valores de la media varían desde 0,23 de los ítems 27 y 21 y 0,99 del ítem 24 y las desviaciones típicas desde 0,09 del ítem 24 y 0,49 del ítem 34. Estos datos aparecen detallados en el anexo 7.
4.4.2.2.2. Escala compromiso paratélico y actividad deportiva
En cuanto a la realización o no de actividad deportiva, la escala fue contestada por 85 sujetos que no realizaban actividad deportiva de las que se obtuvieron una media para la escala considerada en su totalidad de 9,51 y una desviación típica de 3,60. Las respuestas de los 112 sujetos que si realizaban actividad deportiva sitúan la media en 10,18 y la desviación típica en 3,42.
Gráfica 4.7. Frecuencia y porcentaje en cuanto a la realización o no de actividad deportiva
En cuanto a la media y desviación típica para cada ítem dentro de las dos clasificaciones, realizar o no actividad deportiva, podemos decir que los valores de la media oscilan, para los sujetos que no realizan actividad deportiva, entre 0,19 del ítem 27 y 0,97 del ítem 24 y los valores de la desviación típica entre 0,15 del ítem 24 y 0,50 del ítem 32. Para los sujetos que si realizan actividad deportivas, los valores de la media varían desde entre 0,19 del ítem 27 y 0,99 del ítem 24 y los valores de la desviación típica desde 0,09 del ítem 22 y 0,50 del ítem 34. Estos datos aparecen detallados en el anexo 8.
4.4.2.2.3. Escala orientación al plan paratélico y nivel de estudios
La variable nivel de estudios se dividió en tres niveles que hacen referencia a estudios básicos, medios y superiores, al primer nivel, estudios básicos, corresponden 24 sujetos de nuestra muestra, el segundo nivel de estudios, estudios medios, cuenta con las respuestas de un total de 38 sujetos y por último, el nivel de estudios superiores que engloba la mayor parte de nuestra muestra, con un total de 130 sujetos que contestaron a nuestro cuestionario. Los valores de las medias y las desviaciones típicas atendiendo a la totalidad de la escala son para el nivel de estudios básico 10,33 de media y una desviación típica 3,79, para el nivel de estudios medio la media es de 9,55 y la desviación típica de 3,31 y para finalizar para el nivel de estudios superiores la media es de 9,92 y la desviación típica de 3,59.
Gráfica 4.8. Frecuencia y porcentaje en cuanto al nivel de estudios de la muestra
La media y la desviación típica para cada uno de los ítems atendiendo a la variable nivel de estudios aparecen en el anexo 9. Los valores de la media, para el nivel de estudios básicos, se sitúan entre el 0,95 del ítem 30 y el 0,083 del ítem 27 y los valores de las desviaciones típicas entre el 0,50 del ítem 22 y el 0,20 de los ítems 24 y 30. Con respecto al nivel de estudios medio, la media de los ítems oscilan desde 0,94 del ítem 24 y 0,21 del ítem 27 y los valores de la desviación típica entre 0,50 de los ítems 26 y 32 y 0,22 del ítem 24. En cuanto al nivel de estudios superior, recordemos que en este nivel es donde se agrupa la mayor parte de nuestra muestra, con un total de 130 sujetos, los valores de la media se reparten desde el 1 del ítem 24 y 0,20 del ítem 27 y los valores de la desviación típica entre el 0,49 de los ítems 22 y 34 y el 0 del ítem 24.
4.4.2.2.4. Escala orientación al plan paratélico y deporte practicado.
Atendiendo a la variable deporte practicado tenemos once niveles distintos de la variable deporte:
el nivel 0, hace referencia a las puntuaciones de los sujetos que o bien no realizan actividad deportiva o bien no detalla que tipo de deporte practican.
el nivel 1 a deportes individuales con contacto.
el nivel 2 a deportes individuales sin contacto.
el nivel 3 a deportes de equipo con contacto.
el nivel 4 a deportes de equipo sin contacto.
el nivel 5 agrupa ambas variedades de deportes individuales, los deportes individuales sin contacto y los deportes individuales con contacto.
el nivel 6 agrupa ambas variedades de deportes de equipo, los de equipo sin contacto y los de equipo con contacto.
el nivel 7 engloba ambas variedades de deportes de contacto, los deportes individuales y los de equipo.
el nivel 8 incluye a los deportes individuales con contacto y los de equipo sin contacto.
el nivel 9 reúne a los deportes individuales sin contacto y los de equipo con contacto.
y por ultimo, el nivel 10 de la variable deporte engloba a ambas variedades de deportes sin contacto, los deportes individuales y los de equipo.
Al igual que ocurría en la anterior escala las puntuaciones de nuestra muestra se engloba en los niveles 0, 2, 3 y 9. Siendo a estos niveles de la variable a los que prestaremos atención.
La frecuencia de respuesta para el nivel 0 fue de 82 puntuaciones, la media para dicho nivel considerando la totalidad del cuestionario es de 9,44 y la desviación típica es de 3,63. Para el nivel 2, la media se sitúa en 10,53 y la desviación típica en 3,47, siendo la frecuencia de respuesta 52. Del mismo modo, al considerar la totalidad de la escala para el nivel 3 obtenemos una media de 9,71 y una desviación típica de 3,18con una frecuencia de respuesta de 28 sujetos. Por ultimo, el nivel 9 de la variable deporte tiene una frecuencia de 21 respuestas, una media de 10,57 y una desviación típica de 3,57.
Gráfica 4.9. Frecuencia y porcentaje en cuanto al deporte practicado de aquellos deportes que
consideramos más relevantes en cuanto al número de sujetos de la muestra que lo practican
La media y la desviación típica para cada uno de los ítems atendiendo a la variable deporte aparecen en el anexo 10. Los valores de la media, para el nivel 0 de deporte, se sitúan entre el 0,96 del ítem 24 y el 0,16 del ítem 21; y los valores de las desviaciones típicas entre el 0,50 del ítem 32 y el 0,18 del ítem 24. Con respecto al nivel 2, la media de los ítems oscilan desde 1 del ítem 24 y 0,17 del ítem 27 y los valores de la desviación típica entre 0,50 de los ítems 22, 32 y 34 y el 0 del ítem 24. En cuanto al nivel 3, los valores de la media se reparten desde el 1 del ítem 24 y 0,10 del ítem 27 y los valores de la desviación típica entre el 0,50 de los ítems 22, 26 y 33, y el 0 del ítem 24. Por ultimo, en el nivel 9, los valores de la media se reparten desde el 1 del ítem 24 y 0,33 de los ítems 21, 22 y 37 y los valores de la desviación típica 0,51 del ítem 34 y 0 del ítem 24. Del resto de niveles aparecen detalladas las medias y desviaciones típicas para cada uno de los ítems en el anexo 10.
4.4.2.3. Resultados de la escala evitación de arousal
La escala evitación de arousal es una escala que nos permite medir esta dimensión en un sujeto con los comportamientos paratélicos. Es una escala de 15 ítems dicotómicos, que presenta como opciones de respuesta la contestación mediante un si o un no.
4.4.2.3.1. Escala evitación de arousal paratélico y genero
Para la elaboración de los perfiles se tuvieron en cuenta la media aritmética obtenida para cada uno de los ítems, en el anexo 11 se presentan los perfiles por género para la escala evitación de arousal paratélico. En estos anexos se pueden encontrar la media y desviación típica de cada ítem, la frecuencia de respuesta y el porcentaje de la misma.
La escala evitación de arousal paratélico la contestaron un total de 91 hombres, la media de la escala considerada en su totalidad es 6,21 y la desviación típica 2,51. En el caso de las mujeres fueron contestadas por 106, situándose la media en 7,15 y la desviación típica en 2,91.
Gráfica 4.10. Frecuencia y porcentaje en cuanto al género
Si atendemos a las medias y desviaciones típicas por ítems en las puntuaciones obtenidas por los hombres, podemos decir que todas se sitúan entre los valores 0,93 del ítem 38 y 0,05 del ítem 41, y las desviaciones típicas oscilan desde 0,50 de los ítems 46 y 51 y 0,23 del ítem 41. En el caso de las puntuaciones obtenidas por las mujeres que contestaron al cuestionario los valores de la media varían desde 0,14 del ítem 41 y 0,94 de los ítems 38 y 40 y las desviaciones típicas desde 0,23 del ítem 38 y 0,50 del ítem 38. Estos datos aparecen detallados en el anexo 11.
4.4.2.3.2. Escala evitación de arousal y actividad deportiva
En cuanto a la realización o no de actividad deportiva, la escala fue contestada por 85 sujetos que no realizaban actividad deportiva de las que se obtuvieron una media para la escala considerada en su totalidad de 5,88 y una desviación típica de 2,75. Las respuestas de los 112 sujetos que si realizaban actividad deportiva sitúan la media en 7,36 y la desviación típica en 2,62.
Gráfica 4.11. Frecuencia y porcentaje en cuanto a la realización o no de actividad deportiva
En cuanto a la media y desviación típica para cada ítem dentro de las dos clasificaciones, realizar o no actividad deportiva, podemos decir que los valores de la media oscilan, para los sujetos que si realizan actividad deportiva, entre 0,10 del ítem 41 y 0,97 del ítem 38 y los valores de la desviación típica entre 0,16 del ítem 38 y 0,50 de los ítems 49 y 51. Para los sujetos que no realizan actividad deportiva, los valores de la media varían desde entre 0,10 del ítem 41 y 0,90 del ítem 40 y los valores de la desviación típica desde 0,27 del ítem 40 y 0,50 del ítem 43, 46, 51 y 52. Estos datos aparecen detallados en el anexo 12.
4.4.2.3.3. Escala evitación de arousal y nivel de estudios
La variable nivel de estudios dividida en sus tres niveles, estudios básicos, medios y superiores, tuvieron una frecuencia de respuesta de 24 sujetos para el primer nivel, nivel básico, 38 sujetos para el segundo nivel de estudios, estudios medios y por último, el nivel de estudios superiores que engloba la mayor parte de nuestra muestra, con un total de 130 sujetos que contestaron a nuestro cuestionario. Los valores de las medias y las desviaciones típicas atendiendo a la totalidad de la escala son para el nivel de estudios básico 6,65 de media y una desviación típica 2,70, para el nivel de estudios medio la media es de 6,37 y la desviación típica de 3,13 y para finalizar para el nivel de estudios superiores la media es de 6,81 y la desviación típica de 2,70.
Gráfica 4.12. Frecuencia y porcentaje en cuanto al nivel de estudios de la muestra
La media y la desviación típica para cada uno de los ítems atendiendo a la variable nivel de estudios aparecen en el anexo 13. Los valores de la media, para el nivel de estudios básicos, se sitúan entre el 0,91de los ítems 38 y 40 y el 0,086 del ítem 41 y los valores de las desviaciones típicas entre el 0,51 de los ítems 43, 50 y 51 y el 0,28 de los ítems 38, 40 y 41. Con respecto al nivel de estudios medio, la media de los ítems oscilan desde 0,89 del ítem 38 y 0,10 del ítem 41 y los valores de la desviación típica entre 0,50 de los ítems 43, 46, 49, 50, 51 y 52 y 0,31 de los ítems 38 y 41. En cuanto al nivel de estudios superior, recordemos que en este nivel es donde se agrupa la mayor parte de nuestra muestra, con un total de 130 sujetos, los valores de la media se reparten desde el 0,95 de los ítems 38 y 40 y 0,10 del ítem 41 y los valores de la desviación típica entre el 0,50 del ítem 51 y el 0,21 de los ítems 38 y 40.
4.4.2.3.4. Escala evitación de arousal y deporte practicado
Atendiendo a la variable deporte practicado tenemos once niveles distintos de la variable deporte:
el nivel 0, hace referencia a las puntuaciones de los sujetos que o bien no realizan actividad deportiva o bien no detalla que tipo de deporte practican.
el nivel 1 a deportes individuales con contacto.
el nivel 2 a deportes individuales sin contacto.
el nivel 3 a deportes de equipo con contacto.
el nivel 4 a deportes de equipo sin contacto.
el nivel 5 agrupa ambas variedades de deportes individuales, los deportes individuales sin contacto y los deportes individuales con contacto.
el nivel 6 agrupa ambas variedades de deportes de equipo, los de equipo sin contacto y los de equipo con contacto.
el nivel 7 engloba ambas variedades de deportes de contacto, los deportes individuales y los de equipo.
el nivel 8 incluye a los deportes individuales con contacto y los de equipo sin contacto.
el nivel 9 reúne a los deportes individuales sin contacto y los de equipo con contacto.
y por ultimo, el nivel 10 de la variable deporte engloba a ambas variedades de deportes sin contacto, los deportes individuales y los de equipo.
Al igual que ocurría en la anterior escala las puntuaciones de nuestra muestra se engloba en los niveles 0, 2, 3 y 9. Siendo a estos niveles de la variable a los que prestaremos atención.
La frecuencia de respuesta para el nivel 0 fue de 82 puntuaciones, la media para dicho nivel considerando la totalidad del cuestionario es de 6,0 y la desviación típica es de 2,89. Para el nivel 2, la media se sitúa en 7,17 y la desviación típica en 2,53, siendo la frecuencia de respuesta 52. Del mismo modo, al considerar la totalidad de la escala para el nivel 3 obtenemos una media de 7,42 y una desviación típica de 2,83 con una frecuencia de respuesta de 28 sujetos. Por ultimo, el nivel 9 de la variable deporte tiene una frecuencia de 21 respuestas, una media de 7,47 y una desviación típica de 2,42.
Gráfica 4.13. Frecuencia y porcentaje en cuanto al deporte practicado de aquellos deportes que
consideramos más relevantes en cuanto al número de sujetos de la muestra que lo practican
La media y la desviación típica para cada uno de los ítems atendiendo a la variable deporte aparecen en el anexo 14. Los valores de la media, para el nivel 0 de deporte, se sitúan entre el 0,90 del ítem 40 y el 0,11 del ítem 41; y los valores de las desviaciones típicas entre el 0,50 de los ítems 43, 46 y 51 y el 0,29 del ítem 40. Con respecto al nivel 2, la media de los ítems oscilan desde 1 del ítem 38 y 0,09 del ítem 41 y los valores de la desviación típica entre 0,50 de los ítems 39, 43, 46, 49 y 51 y el 0 del ítem 38. En cuanto al nivel 3, los valores de la media se reparten desde el 0,96 del ítem 46 y 0,07 del ítem 41 y los valores de la desviación típica entre el 0,50 de los ítems 49, 50, 51 y 52, y el 0,19 del ítem 46. Por ultimo, en el nivel 9, los valores de la media se reparten desde el 1 del ítem 38 y 0,14 del ítem 41 y los valores de la desviación típica 0,51 del ítem 51 y 0 del ítem 38. Del resto de niveles aparecen detalladas las medias y desviaciones típicas para cada uno de los ítems en el anexo 14.
4.4.2.4. Resultados de la escala negativismo paratélico
Esta escala nos va a permitir medir el estado metamotivacional negativismo, que esta relacionado con la manifestación de comportamientos violentos cuando aparece combinada con el estado metamotivacional paratélico. Es una escala de 8 ítems dicotómicos, que presenta como opciones de respuesta la contestación mediante un si o un no.
4.4.2.4.1. Escala negativismo paratélico y genero
Para la elaboración de los perfiles se tuvieron en cuenta la media aritmética obtenida para cada uno de los ítems, en el anexo 15 se presentan los perfiles por género para la escala negativismo paratélico. En estos anexos se pueden encontrar la media y desviación típica de cada ítem, la frecuencia de respuesta y el porcentaje de la misma.
La escala negativismo paratélico la contestaron un total de 91 hombres, la media de la escala considerada en su totalidad es 2,42 y la desviación típica 1,42. En el caso de las mujeres fueron contestadas por 106, situándose la media en 2,74 y la desviación típica en 1,63.
Gráfica 4.14. Frecuencia y porcentaje en cuanto al género
Si atendemos a las medias y desviaciones típicas por ítems en las puntuaciones obtenidas por los hombres, podemos decir que todas se sitúan entre los valores 0,77 del ítem 53 y 0,08 del ítem 58, y las desviaciones típicas oscilan desde 0,28 hasta 0,48. En el caso de las puntuaciones obtenidas por las mujeres que contestaron al cuestionario los valores de la media varían desde 0,09 del ítem 54 y 0,80 del ítem 53 y las desviaciones típicas desde 0,49 del ítem 55 y 0,29 del ítem 54. Estos datos aparecen detallados en el anexo 15.
4.4.2.4.2. Escala negativismo paratélico y actividad deportiva
En cuanto a la realización o no de actividad deportiva, la escala fue contestada por 85 sujetos que no realizaban actividad deportiva de las que se obtuvieron una media para la escala considerada en su totalidad de 2,56 y una desviación típica de 1,52. Las respuestas de los 112 sujetos que si realizaban actividad deportiva sitúan la media en 2,62 y la desviación típica en 1,57.
Gráfica 4.15. Frecuencia y porcentaje en cuanto a la realización o no de actividad deportiva
En cuanto a la media y desviación típica para cada ítem dentro de las dos clasificaciones, realizar o no actividad deportiva, podemos decir que los valores de la media oscilan, para los sujetos que si realizan actividad deportiva, entre 0,75 del ítem 53 y 0,13 del ítem 58 y los valores de la desviación típica entre 0,34 del ítem 58 y 0,50 del ítem 34. Para los sujetos que no realizan actividad deportiva, los valores de la media varían desde entre 0,10 del ítem 54 y 0,83 del ítem 53 y los valores de la desviación típica desde 0,30 del ítem 54 y 0,49 del ítem 55. Estos datos aparecen detallados en el anexo 16.
4.4.2.4.3 Escala negativismo paratélico y nivel de estudios
La variable nivel de estudios dividida en sus tres niveles, estudios básicos, medios y superiores, tuvieron una frecuencia de respuesta de 24 sujetos para el primer nivel, nivel básico, 38 sujetos para el segundo nivel de estudios, estudios medios y por último, el nivel de estudios superiores que engloba la mayor parte de nuestra muestra, con un total de 130 sujetos que contestaron a nuestro cuestionario. Los valores de las medias y las desviaciones típicas atendiendo a la totalidad de la escala son para el nivel de estudios básico 2,91 de media y una desviación típica 1,55, para el nivel de estudios medio la media es de 2,67 y la desviación típica de 1,73 y para finalizar para el nivel de estudios superiores la media es de 2,5 y la desviación típica de 1,46.
Gráfica 4.16. Frecuencia y porcentaje en cuanto al nivel de estudios de la muestra
La media y la desviación típica para cada uno de los ítems atendiendo a la variable nivel de estudios aparecen en el anexo 17. Los valores de la media, para el nivel de estudios básicos, se sitúan entre el 0,25 de los ítems 56 y 60 y el 0,66 del ítem 53 y los valores de las desviaciones típicas entre el 0,51 del ítem 55 y el 0,44 de los ítems 56 y 60. Con respecto al nivel de estudios medio, la media de los ítems oscila desde 0,70 del ítem 53 y 0,10 del ítem 58 y los valores de la desviación típica entre 0,50 del ítem 55 y 0,31 del ítem 58. En cuanto al nivel de estudios superior, con un total de 130 sujetos, los valores de la media se reparten desde el 0,83 del ítem 53 y 0,09 del ítem 54 y los valores de la desviación típica entre el 0,51 del ítem 55 y el 0,21 del ítem 54.
4.4.2.4.4. Escala negativismo paratélico y deporte practicado
Atendiendo a la variable deporte practicado y sus once niveles distintos, de los que atenderemos tan solo a los niveles 0, 2, 3 y 9, por ser estos los que engloban la mayor parte de nuestra muestra.
La frecuencia de respuesta para el nivel 0 fue de 82 puntuaciones, la media para dicho nivel considerando la totalidad del cuestionario es de 2,64 y la desviación típica es de 1,59. Para el nivel 2, la media se sitúa en 2,61 y la desviación típica en 1,58, siendo la frecuencia de respuesta 52. Del mismo modo, al considerar la totalidad de la escala para el nivel 3 obtenemos una media de 2,62 y una desviación típica de 1,84 con una frecuencia de respuesta de 28 sujetos. Por ultimo, el nivel 9 de la variable deporte tiene una frecuencia de 21 respuestas, una media de 2,52 y una desviación típica de 1,83.
Gráfica 4.17. Frecuencia y porcentaje en cuanto al deporte practicado de aquellos deportes que
consideramos más relevantes en cuanto al número de sujetos de la muestra que lo practican
La media y la desviación típica para cada uno de los ítems atendiendo a la variable deporte aparecen en el anexo 18. Los valores de la media, para el nivel 0 de deporte, se sitúan entre el 0,82 del ítem 53 y el 0,04 del ítem 54; y los valores de las desviaciones típicas entre el 0,51 del ítem 51 y el 0,21 del ítem 54. Con respecto al nivel 2, la media de los ítems oscila desde 0,80 del ítem 53 y 0,09 del ítem 58 y los valores de la desviación típica entre 0,50 del ítem 55 y el 0,29 del ítem 58. En cuanto al nivel 3, los valores de la media se reparten desde el 0,66 del ítem 53 y 0,14 del ítem 60 y los valores de la desviación típica entre el 0,50 del ítem 55, y el 0,36 del ítem 60. Por ultimo, en el nivel 9, los valores de la media se reparten desde el 0,80 del ítem 53 y 0,04 del ítem 54 y los valores de la desviación típica 0,51 del ítem 55 y 0,21 del ítem 54. Del resto de niveles aparecen detalladas las medias y desviaciones típicas para cada uno de los ítems en el anexo 18.
4.4.2.5. Resultados de la escala estado paratélico
Esta escala nos va a permitir medir el estado metamotivacional paratélico, que esta relacionado con la manifestación de comportamientos violentos cuando aparece combinado con el estado metamotivacional negativismo. Es una escala de 10 ítems dicotómicos, que presenta como opciones de respuesta la contestación mediante un si o un no.
4.4.2.5.1. Escala estado paratélico y genero
Para la elaboración de los perfiles se tuvieron en cuenta la media aritmética obtenida para cada uno de los ítems, en el anexo 19 se presentan los perfiles por género para la escala estado paratélico. En estos anexos se pueden encontrar la media y desviación típica de cada ítem, la frecuencia de respuesta y el porcentaje de la misma.
La escala estado paratélico la contestaron un total de 91 hombres, la media de la escala considerada en su totalidad es 4,86 y la desviación típica 1,72. En el caso de las mujeres fueron contestadas por 106, situándose la media en 4,77 y la desviación típica en 1,85.
Gráfica 4.18. Frecuencia y porcentaje en cuanto al género
Si atendemos a las medias y desviaciones típicas por ítems en las puntuaciones obtenidas por los hombres, podemos decir que todas se sitúan entre los valores 0,84 de los ítems 61 y 63 y 0,04 del ítem 70, y las desviaciones típicas oscilan desde 0,2 hasta 0,49. En el caso de las puntuaciones obtenidas por las mujeres que contestaron al cuestionario los valores de la media varían desde 0,09 del ítem 70 y 0,86 del ítem 63 y las desviaciones típicas desde 0,50 del ítem 62 y 0,29 del ítem 70. Estos datos aparecen detallados en el anexo 19.
4.4.2.5.2. Escala negativismo paratélico y actividad deportiva
En cuanto a la realización o no de actividad deportiva, la escala fue contestada por 85 sujetos que no realizaban actividad deportiva de las que se obtuvieron una media para la escala considerada en su totalidad de 4,88 y una desviación típica de 1,74. Las respuestas de los 112 sujetos que si realizaban actividad deportiva sitúan la media en 4,77 y la desviación típica en 1,83.
Gráfica 4.19. Frecuencia y porcentaje en cuanto a la realización o no de actividad deportiva
En cuanto a la media y desviación típica para cada ítem dentro de las dos clasificaciones, realizar o no actividad deportiva, podemos decir que los valores de la media oscilan, para los sujetos que no realizan actividad deportiva, entre 0,86 del ítem 63 y 0,07 del ítem 70 y los valores de la desviación típica entre 0,49 de los ítems 62, 64 y 68 y 0,25 del ítem 70. Para los sujetos que si realizan actividad deportiva, los valores de la media varían desde entre 0,07 del ítem 70 y 0,84 del ítem 63 y los valores de la desviación típica desde 0,49 de los ítems 62, 64, 67 y 68 y 0,25 del ítem 70. Estos datos aparecen detallados en el anexo 20.
4.4.2.5.3 Escala estado paratélico y nivel de estudios
La variable nivel de estudios dividida en sus tres niveles, estudios básicos, medios y superiores, tuvieron una frecuencia de respuesta de 24 sujetos para el primer nivel, nivel básico, 38 sujetos para el segundo nivel de estudios, estudios medios y por último, el nivel de estudios superiores que engloba la mayor parte de nuestra muestra, con un total de 130 sujetos que contestaron a nuestro cuestionario. Los valores de las medias y las desviaciones típicas atendiendo a la totalidad de la escala son para el nivel de estudios básico 4,79 de media y una desviación típica 2,22, para el nivel de estudios medio la media es de 4,75 y la desviación típica de 1,97 y para finalizar para el nivel de estudios superiores la media es de 4,86 y la desviación típica de 1,65.
Gráfica 4.20. Frecuencia y porcentaje en cuanto al nivel de estudios de la muestra
La media y la desviación típica para cada uno de los ítems atendiendo a la variable nivel de estudios aparecen en el anexo 21. Los valores de la media, para el nivel de estudios básicos, se sitúan entre el 0,79 de los ítems 61 y63 y el 0,08 del ítem 70 y los valores de las desviaciones típicas entre el 0,28 del ítem 70 y el 0,50 de los ítems 62 y 68. Con respecto al nivel de estudios medio, la media de los ítems oscila desde 0,91 del ítem 63 y 0,07 del ítem 70 y los valores de la desviación típica entre 0,50 de los ítems 62 y 67 y 0,28 del ítem 70. En cuanto al nivel de estudios superior, con un total de 130 sujetos, los valores de la media se reparten desde el 0,85 del ítem 63 y 0,06 del ítem 70 y los valores de la desviación típica entre el 0,50 del ítem 64 y el 0,25 del ítem 70.
4.4.2.5.4. Escala estado paratélico y deporte practicado
Atendiendo a la variable deporte practicado y sus once niveles distintos, de los que atenderemos tan solo a los niveles 0, 2, 3 y 9, por ser estos los que engloban la mayor parte de nuestra muestra.
La frecuencia de respuesta para el nivel 0 fue de 82 puntuaciones, la media para dicho nivel considerando la totalidad del cuestionario es de 4,90 y la desviación típica es de 1,81. Para el nivel 2, la media se sitúa en 4,76 y la desviación típica en 1,84, siendo la frecuencia de respuesta 52. Del mismo modo, al considerar la totalidad de la escala para el nivel 3 obtenemos una media de 4,59 y una desviación típica de 1,86 con una frecuencia de respuesta de 28 sujetos. Por ultimo, el nivel 9 de la variable deporte tiene una frecuencia de 21 respuestas, una media de 4,90 y una desviación típica de 1,86.
Gráfica 4.21. Frecuencia y porcentaje en cuanto al deporte practicado de aquellos deportes que
consideramos más relevantes en cuanto al número de sujetos de la muestra que lo practican
La media y la desviación típica para cada uno de los ítems atendiendo a la variable deporte aparecen en el anexo 22. Los valores de la media, para el nivel 0 de deporte, se sitúan entre el 0,85 del ítem 63 y el 0,08 del ítem 70; y los valores de las desviaciones típicas entre el 0,49 de los ítems 62, 64, 67 y 68 y el 0,27 del ítem 70. Con respecto al nivel 2, la media de los ítems oscila desde 0,84 del ítem 61 y 0,07 del ítem 70 y los valores de la desviación típica entre 0,50 del ítem 64 y el 0,26 del ítem 70. En cuanto al nivel 3, los valores de la media se reparten desde el 0,92 del ítem 63 y 0,03 del ítem 70 y los valores de la desviación típica entre el 0,50 de los ítems 62 y 68, y el 0,19 del ítem 70. Por ultimo, en el nivel 9, los valores de la media se reparten desde el 0,90 del ítem 63 y 0,04 del ítem 70 y los valores de la desviación típica 0,50 de los ítems 62 y 64 y 0,21 del ítem 70. Del resto de niveles aparecen detalladas las medias y desviaciones típicas para cada uno de los ítems en el anexo 22.
4.4.2.6. Resultados de la escala tensión y esfuerzo
La escala tensión y esfuerzo es una escala que nos permite medir el nivel de afrontamiento que tiene un sujeto en una situación de estrés. Apter (1989) relaciono la falta de capacidad de afrontamiento junto a la combinación de los estados metamotivacionales negativismo-paratélico a una mayor predisposición a la ejecución de comportamientos violentos. La escala esta compuesta de 13 ítems dicotómicos, que presenta como opciones de respuesta la contestación a las afirmaciones que presentan los ítems mediante un si o un no.
4.4.2.6.1. Escala tensión y esfuerzo y genero
Para la elaboración de los perfiles se tuvieron en cuenta la media aritmética obtenida para cada uno de los ítems, en el anexo 23 se presentan los perfiles por género para la escala tensión y esfuerzo. En estos anexos se pueden encontrar la media y desviación típica de cada ítem, la frecuencia de respuesta y el porcentaje de la misma.
La escala tensión y esfuerzo la contestaron un total de 90 hombres, la media de la escala considerada en su totalidad es 5,24 la desviación típica 1,91. En el caso de las mujeres fueron contestadas por 100, situándose la media en 6,19 y la desviación típica en 1,88.
Gráfica 4.22. Frecuencia y porcentaje en cuanto al género
Si atendemos a las medias y desviaciones típicas por ítems en las puntuaciones obtenidas por los hombres podemos decir que todas se sitúan entre los valores 0,03 del ítem 3 de esta escala y 0,93 del ítem 2, y las desviaciones típicas oscilan desde 0,18 del ítem 3 y 0,50 de los ítems 4 y 5. En el caso de las puntuaciones obtenidas por las mujeres que contestaron al cuestionario los valores de la media varían desde 0,04 del ítem 3 y 0,94 del ítem 2 y las desviaciones típicas desde 0,19 del ítem 3 y 0,50 del ítem 7 y 9. Estos datos aparecen detallados en el anexo 23.
4.4.2.6.2. Escala tensión y esfuerzo y actividad deportiva
En cuanto a la realización o no de actividad deportiva, la escala fue contestada por 88 sujetos que no realizaban actividad deportiva de las que se obtuvieron una media para la escala considerada en su totalidad de 5,79 y una desviación típica de 2,11. Las respuestas de los 104 sujetos que si realizaban actividad deportiva sitúan la media en 5,71 y la desviación típica en 1,80.
Gráfica 4.23. Frecuencia y porcentaje en cuanto a la realización o no de actividad deportiva
En cuanto a la media y desviación típica para cada ítem dentro de las dos clasificaciones, realizar o no actividad deportiva, podemos decir que los valores de la media oscilan entre 0,02 del ítem 3 y 0,88 del ítem 2 y los valores de la desviación típica entre 0,14 del ítem 3 y 0,50 de los ítems 5 y 10 para las respuestas de los 88 sujetos que no realizan actividad deportiva. Para los sujetos que si realizan actividad deportiva los valores de la media varían desde 0,04 del ítem 3 hasta 0,98 del ítem 2 y los valores de la desviación típica desde 0,13 del ítem 2 y 0,50 de los ítems 4, 9 y 10. Estos datos aparecen detallados en el anexo 24.
4.4.2.6.3. Escala tensión y esfuerzo y nivel de estudios
La variable nivel de estudios se dividió en tres niveles que hacen referencia a estudios básicos, medios y superiores, al primer nivel, estudios básicos, corresponden 17 sujetos de nuestra muestra, el segundo nivel de estudios, estudios medios, cuenta con las respuestas de un total de 48 sujetos y por último, el nivel de estudios superiores que engloba la mayor parte de nuestra muestra, con un total de 123 sujetos que contestaron a nuestro cuestionario. Los valores de las medias y las desviaciones típicas atendiendo a la totalidad de la escala son para el nivel de estudios básico 5,94 de media y una desviación típica 1,47, para el nivel de estudios medio la media es de 5,68 y la desviación típica de 1,83 y para finalizar para el nivel de estudios superiores la media es de 5,78 y la desviación típica de 2,05.
Gráfica 4.24. Frecuencia y porcentaje en cuanto al nivel de estudios de la muestra
La media y la desviación típica para cada uno de los ítems atendiendo a la variable nivel de estudios aparecen en el anexo 25. Los valores de la media, para el nivel de estudios básicos, se sitúan entre el 0,88 del ítem 2 y el 0 de los ítems 3 y 13 y los valores de las desviaciones típicas entre el 0,50 de los ítems 9, 10 y12 y el 0 de los ítems 3 y 13. Con respecto al nivel de estudios medio, la media de los ítems oscila desde 0,95 del ítem 2 y 0,04 del ítem 3 y los valores de la desviación típica entre 0,50 de los ítems 1, 5 y 9 y 0,20 de los ítems 2 y 3. En cuanto al nivel de estudios superior, recordemos que en este nivel es donde se agrupa la mayor parte de nuestra muestra, con un total de 123 sujetos, los valores de la media se reparten desde el 0,93 del ítem 2 y 0,04 del ítem 3 y los valores de la desviación típica entre el 0,49 de los ítems 5, 9 y 10 y el 0,11 del ítem 3.
4.4.2.6.4. Escala tensión y esfuerzo y deporte practicado
Atendiendo a la variable deporte practicado tenemos once niveles distintos de la variable deporte:
el nivel 0, hace referencia a las puntuaciones de los sujetos que o bien no realizan actividad deportiva o bien no detalla que tipo de deporte practican.
el nivel 1 a deportes individuales con contacto.
el nivel 2 a deportes individuales sin contacto.
el nivel 3 a deportes de equipo con contacto.
el nivel 4 a deportes de equipo sin contacto.
el nivel 5 agrupa ambas variedades de deportes individuales, los deportes individuales sin contacto y los deportes individuales con contacto.
el nivel 6 agrupa ambas variedades de deportes de equipo, los de equipo sin contacto y los de equipo con contacto.
el nivel 7 engloba ambas variedades de deportes de contacto, los deportes individuales y los de equipo.
el nivel 8 incluye a los deportes individuales con contacto y los de equipo sin contacto.
el nivel 9 reúne a los deportes individuales sin contacto y los de equipo con contacto.
y por ultimo, el nivel 10 de la variable deporte engloba a ambas variedades de deportes sin contacto, los deportes individuales y los de equipo.
La mayor parte de las respuestas al cuestionario, se engloban en cuatro de los once niveles, los niveles 1, 4,5 y 6 de la variable deporte fueron contestadas por dos sujetos respectivamente, el nivel 7 por cuatro sujetos, nivel 8 no fue elegido por ningún miembro de nuestra muestra, los niveles de la variable que acapararon la mayor parte de las contestaciones a nuestro cuestionario fueron el nivel 0, el nivel 2, el nivel 3 y el nivel 9, siendo estos cuatro niveles los que pasamos a considerar.
Gráfica 4.25. Frecuencia y porcentaje en cuanto al deporte practicado
La frecuencia de respuesta para el nivel 0 fue de 96 puntuaciones, la media para dicho nivel considerando la totalidad del cuestionario es de 5,71 y la desviación típica es de 2,07. Para el nivel 2, la media se sitúa en 6 y la desviación típica en 1,98, siendo la frecuencia de respuesta 44. Del mismo modo, al considerar la totalidad de la escala para el nivel 3 obtenemos una media de 5,55 y una desviación típica de 1,57 con una frecuencia de respuesta de 27 sujetos. Por ultimo, el nivel 9 de la variable deporte tiene una frecuencia de 13 respuestas, una media de 5,15 y una desviación típica de 1,72.
Gráfica 4.26. Frecuencia y porcentaje en cuanto al deporte practicado de aquellos que consideramos más relevantes en cuanto al número de sujetos de la muestra que lo practican
La media y la desviación típica para cada uno de los ítems atendiendo a la variable deporte aparecen en el anexo 26. Los valores de la media, para el nivel 0 de deporte, se sitúan entre el 0,89 del ítem 2 y el 0,02 del ítem 3; y los valores de las desviaciones típicas entre el 0,50 de los ítems 5 y 10 y el 0,14 del ítem 3. Con respecto al nivel 2, la media de los ítems oscilan desde 0,97 del ítem 2 y 0,04 del ítem 3 y los valores de la desviación típica entre 0,50 de los ítems 4, 9, 10 y 11 y 0,15 del ítem 2. En cuanto al nivel 3, los valores de la media se reparten desde el 0,96 del ítem 2 y el 0,02 del ítem 3 y los valores de la desviación típica entre el 0,50 de los ítems 5 y 9, y el 0,19 del ítem 3. Por ultimo, en el nivel 9, los valores de la media se reparten desde el 1 del ítem 2 y 0,07 de los ítems 11 y 13 y los valores de la desviación típica 0,52 del ítem 1 y 0 del ítem 2. Del resto de niveles aparecen detalladas las medias y desviaciones típicas para cada uno de los ítems en el anexo 26.
4.4.3. Resultados ANOVA.
Para la comprobación de algunas de las hipótesis de esta investigación se realizaron distintos tipos análisis bajo el procedimiento Anova. Esto nos permitió estimar la significación que en las distintas escalas tenían las variables nivel de estudios, género, actividad deportiva y tipo de deporte practicado.
Tabla 4.1. Resultados de Anova. Relación entre las distintas escalas y la variable nivel de estudios
En la tabla 4.1 se muestra la significación de las distintas escalas y el nivel de estudios. Tan solo se existe una significación con la escala Compromiso Paratélico, para la cual se estimo una F de 3,183 y un nivel de significación de 0,04.
Esta segunda tabla (Tabla 4.2.) aparece la significación existente entre las escalas y el género. Tan solo una de las escalas la Escala Evitación de Arousal muestra una relación significativa con el género con una F de 5.72 y un nivel de significación de 0,018.
Tabla 4.2. Resultados de Anova. Relación entre las distintas escalas y la variable genero
Esta tercera tabla (Tabla 4.3) aparece reflejada la significación de las escalas distintas escalas y la realización o no de actividad deportiva. Se han estimado dos significaciones, (1) la Escala de Compromiso Paratélico con una F de 8,296 y una significación de 0,004; y (2) Escala Evitación de Arousal con una F de 14,64 y un nivel de significación de 0,001.
Tabla 4.3. Resultados de Anova. Relación entre las distintas escalas y la variable actividad deportiva
En la tabla 4.4 nos muestra la significación de las escalas en función del deporte practicado. Tan solo se muestra significativa la escala Compromiso Paratélico con una F de 12,75 y un nivel de significación de 0,04.
Tabla 4.4. Resultados de Anova. Relación entre las distintas escalas y la variable tipo de deporte practicado.
La siguiente tabla (4.5) nos indica que no existe significación en la escala Tensión y Esfuerzo en función de la variable nivel de estudios.
Tabla 4.5. Resultados de Anova. Relación entre la escala Tensión y Esfuerzo y la variable nivel de estudios.
La siguiente tabla muestra una relación significativa entre el género y la escala Tensión y Esfuerzo con una F de 11,79 y un nivel de significación de 0,001.
Tabla 4.6. Resultados de Anova. Relación entre la escala Tensión y Esfuerzo y la variable género.
En esta escala se puede apreciar que no existe relación significativa entre la escala Tensión y Esfuerzo y la variable actividad deportiva.
Tabla 4.7. Resultados de Anova. Relación entre la escala Tensión y Esfuerzo y la variable actividad deportiva
Por ultimo en la tabla 4.8. nos muestra que no existe significación en la escala Tensión y Esfuerzo en función del tipo de deporte que se practique.
Tabla 4.8. Resultados de Anova. Relación entre la escala Tensión y Esfuerzo y la tipo de deporte
Discusión
En Octubre de 1980 aparecieron en Laussane una serie de graffiti y pancartas que decían “no queremos un mundo donde la garantía de que no moriremos de hambre se paga con la certeza de que moriremos de aburrimiento”, estos graffiti vienen a poner de manifiesto el descontento de la juventud suiza, en ellos se manifiesta como el estilo de vida que esta sociedad moderna promueve provoca insatisfacción y aburrimiento. Las hipótesis de las corrientes que han estudiado la violencia en los contextos deportivos que se han utilizado en este trabajo siguen esta línea de pensamiento. Klapp (1986) relacionó los actos delictivos, el vandalismo y el hooliganismo con el aburrimiento. Apter (1982) combino en sus investigaciones distintos estados metamotivacionales para estudiar cual era la combinación que mejor predijera la aparición de comportamientos violentos. Los resultados obtenidos en sus investigaciones nos indican que cuando una situación es percibida por el sujeto como desagradable en un individuo en el que esta operativo el estado metamotivacional paratélico la posibilidad de aparición de comportamientos violentos es mayor. Estos sentimientos desagradables se producen con frecuencia por condiciones monótonas o situaciones no estimulantes y aburridas que se pueden encontrar en trabajos que son repetitivos (Terkel, 1973; Cox, 1985).
Los trabajos de John Kerr (1994) permitieron al integrar la Teoría de la Inversión de Apter (1982, 1989) y el Modelo de Manipulación de Tono Hedónico de Brown (1991), predecir la posible aparición de comportamientos violentos y a la vez establecer un programa de intervención.
La necesidad de herramientas que nos permitan medir con fiabilidad los constructos que deseamos medir se hacen cada vez mas necesarias en el ámbito de la Psicología, Los modelos de la TRI tienen ventajas significativas sobre los modelos de la Teoría Clásica de los Test, particularmente cuando éstos tienen en cuenta la inclinación del test, haciendo diferencias en cuanto al género o la raza (Hambleton, 1989; Lord, 1980). Los conceptos claves de la TCT incluyen dificultad del ítem (proporción de participantes con una puntuación positiva o acertada) discriminación del ítem (la correlación del ítem con el resto del test), fiabilidad alpha, y los cortes óptimos son todos dependientes de las características de la muestra. La Teoría de Respuesta al Ítem surge como una alternativa capaz de subsanar todas estas deficiencias permitiéndonos elaborar herramientas que midan la totalidad del constructo y no solo una de las partes del mismo.
Nuestras dos primeras hipótesis están relacionadas con la confección de un cuestionario que mida los estados metamotivacionales paratélico y negativismo, ambos relacionados con los comportamientos violentos.
La propuesta de escala que se presenta en este trabajo subsana estas deficiencias. Usando el banco de ítems inicial podemos seleccionar los mejores ítems de cada nivel, asegurándonos que recogemos información de la totalidad del constructo y no sólo de una de las partes.
La primera de nuestras hipótesis se refiere a la comprobación de una mejor estimación del constructo, de este modo podemos afirmar que nuestras propuestas de escalas, estiman mejor que las escalas utilizadas por Kerr (1994).
Atendiendo a los mapas de escalamiento conjunto podemos resaltar que se hace necesaria la inclusión de ítems en algunas partes del constructo. En la primera escala, Compromiso Paratélico es necesario incluir mas ítems que nos proporcionen información sobre la parte superior del constructo, ya que después de los análisis llevados a cabo consideramos que esa parte del constructo no está bien estimada.
Con la segunda escala, Orientación al Plan, consideramos que aunque esta mejor estimado el constructo que con la escala utilizada por Kerr, también deberíamos proporcionar mas ítems que nos ayuden a mejorar dicha estimación en la parte superior del constructo.
Nuestra tercera escala, Evitación de Arousal, proporciona una estimación óptima, ya que los ítems seleccionados cubren tanto la parte inferior como la media y la superior, aportando información de la totalidad del constructo.
La escala Negativismo y la de Estado Paratélico, escala 4 y 5 de la propuesta, estima correctamente la parte superior y media de dichas escalas, pero quedan sin cubrir las partes inferiores, por ello, sugerimos que se deberían añadir más ítems y someter dicho cuestionario a los análisis pertinentes hasta comprobar que esa parte inferior quede considerada, y se nos proporcione información.
La escala Tensión y Esfuerzo de nuestra propuesta proporciona una estimación óptima del constructo que mide, ya que los ítems se reparten a lo largo del constructo permitiéndonos medir todas sus partes
Como hemos apuntado anteriormente, existe una necesidad de elaborar instrumentos que nos permitan evaluar los constructos que deseamos medir. Por todo ello, podemos afirmar que el modelo de Rasch (1960), dentro de los modelos de la TRI, nos va a permitir solventar muchas de las desventajas de la TCT a la vez que nos permite construir pruebas más adecuadas y eficientes.
Los ítems de las escalas utilizadas por Kerr (1994), Escala de dominio Télico (TDS), Escala de Dominio Negativismo (NDS), Escala de Medida del Estado Télico y la Escala de Tensión y Esfuerzo (TESY, construidas bajo las asunciones de la TCT, quedan agrupados en la parte central del mapa de escalamiento conjunto, esto nos indica que estiman tan sólo la parte central del constructo, siendo necesarios ítems que estimen la parte superior e inferior del mismo.
Las escalas que Kerr (1994) utilizó en su investigación proporcionan un alpha por subescalas. Al mantener nuestra propuesta la estructura de subescalas establecida en dichos cuestionarios, podemos realizar una comparación por escalas.
Con respecto a las hipótesis englobadas en el segundo punto, hay que señalar que los coeficientes de alpha proporcionada por la escala Telic Dominance Scale, utilizadas por Kerr son: en la subescalas de compromiso télico/paratélico 0.69; subescala orientación al plan 0.65; subescala evitación de arousal 0.73. Estos coeficientes corresponden a las puntuaciones de 119 sujetos a un cuestionario de 42 ítems divididos en tres subescalas (con sus respectivos coeficientes) de 14 ítems cada una.
En la línea de lo señalado anteriormente, y tal y como se recoge en la hipótesis: 2.1. la escala Compromiso Paratélico de nuestra propuesta presenta una fiabilidad similar a la presentada por la subescala utilizada por Kerr (1994); la hipótesis 2.2. la escala Orientación al Plan Paratélico y la hipótesis 2.3. la fiabilidad de la escala Evitación de Arousal utilizada en nuestra propuesta es similar a la de la subescala utilizada por Kerr, podemos decir que se cumplen, ya que nuestra escala Compromiso Paratélico, con 20 ítems, presenta un coeficiente alpha de 0,63, siendo este similar al que aportaba la subescala utilizada por Kerr. La fiabilidad de la escala Orientación al Plan Paratélico de nuestra propuesta, con 17 ítems, presenta un alpha de 0,76, siendo este alpha superior al que presenta la subescala utilizada por Kerr (1994) y por ultimo el alpha de la escala Evitación de Arousal, es de 0,65, similar al índice de la subescala utilizada por Kerr.
Con respecto a las hipótesis 2.4 y 2.5 ambas relacionadas con la semejanza en la fiabilidad que presentan nuestras escalas Negativismo Paratélico y Estado Paratélico con las escalas Negativism Dominance Scale(NDS), Telic State Measure que Kerr (1994) utiliza no podemos establecer una comparación ya que carecemos de los índices de fiabilidad de dichas escalas. Los índices de ambas escalas en nuestra propuesta son 0.58 en la escala de negativismo y un 0.61 en la escala de preferencia de arousal.
Por último la escala Tension and Effort Inventory-State Versión, utilizada por Kerr (1994) proporciona un alpha de 0.75, mientras que nuestra propuesta de escala proporciona un coeficiente alpha de 0,67. Por lo que podemos afirmar que se cumple nuestra hipótesis 2.6.
De este modo, y a partir de los resultados podemos afirmar que aunque nuestros índices de fiabilidad sean sensiblemente menores en algunos casos, los índices presentados en nuestra propuesta representan la fiabilidad de los ítems para medir la totalidad del constructo, mientras que los índices obtenidos por Kerr estiman la parte central de dicho constructo.
En cuanto a la hipótesis tres de nuestra investigación, que se refiere a la relación existente entre el nivel de estudios de los sujetos encuestados y las puntuaciones en escalas paratélicas debemos decir que solos se ha encontrado relación entre dicha variable y la escala Compromiso Paratélico que presenta una relación significativa con el nivel de estudios medios, con una F de 3,18 y un nivel de significación de 0,04. Estos resultados pueden estar afectados por la diferencia de muestra que incluiríamos dentro de cada nivel, recordemos que de nuestra muestra 24 sujetos pertenecen al nivel 1 de esta variable, nivel de estudios básico, englobándose la mayoría en el nivel de estudios superior, con un total de 129 sujetos.
La hipótesis cuatro al igual que la tres se refiere a la relación existente entre la variable nivel de estudios y una de nuestras escalas, en concreto la escala Negativismo Paratélico. Esta hipótesis tampoco se confirma con los datos de nuestra investigación.
De los estudios de Dunning (1986) se desprende que la génesis de la violencia en el fútbol se halla en sectores de una clase trabajadora basada en el modelo de lazos segmentarios, este tipo de lazos son responsables de las normas de masculinidad violenta observada en los hinchas del fútbol o hooligans. Para Dunning la conducta violenta de estos hinchas está relacionada de manera central con normas de masculinidad que van a resaltar hasta el extremo la rudeza y la habilidad para pelear, lo que hacen que difieran en grado de las normas de masculinidad actualmente dominantes en la sociedad en general, por lo que reciben la constante condena de los grupos socialmente dominantes. La hipótesis cinco, de nuestra investigación, relaciona el genero masculino con las puntuaciones elevadas en escalas paratélicas. Esta hipótesis solo se ve confirmada en la escala Evitación de Arousal con una F de 5,72 y una significación unilateral de 0,018. Esta relación se establece con el género femenino, pero al ser esta una escala de evitación de arousal podemos afirmar que los resultados van en la línea de nuestra hipótesis que relaciona género masculino y preferencia por el estado paratélico.
En cuanto a la hipótesis seis no se establece relación significativa entre el género masculino y las puntuaciones en la escala negativismo.
Tenenbaum y Duda (1997) en sus investigaciones apuntaron que en contextos deportivos orientados a la competición, donde la necesidad de ganar cobra gran importancia, los comportamientos violentos son mas frecuentes. De modo que se transmite un modelo violento dentro de un contexto deportivo reglado, comportamientos que a su vez están asociados a niveles elevados de tensión. La hipótesis siete relaciona la realización o no de actividad deportiva con las puntuaciones en las escalas paratélicas. Los resultados obtenidos para las escalas Compromiso Paratélico y Evitación de Arousal van en la línea de la hipótesis planteada, para el resto de las escalas dicha hipótesis no se confirma. Para la escala Compromiso Paratélico se ve confirmada con una F de 8,29 y un nivel de significación de 0,004. Para la escala Evitación de Arousal se confirma con una F de 14,64 y un nivel de significación de 0,001.
La hipótesis ocho, que relaciona la realización o no de actividad deportiva con el estado metamotivacional negativismo, tampoco se ve confirmada con nuestros datos.
Son varias las investigaciones que relacionan estos estados metamotivacionales con la elección del deporte practicado y con la violencia. Así, Kerr (1989) estudio el papel de los estados télico y paratélico en la elección del deporte que se practica. Vlaswinkel y Kerr (1990) estudiaron la relación que existe entre el estado negativismo y la práctica de deportes de alto riesgo además de la relación de dicho estado y la practica de deportes individuales. Kerr (1991) relaciono el estado télico con deportes de resistencia y el estado paratélico con deportes de riesgo. Kerr (1994) relaciono los estados paratélico y negativismo con la práctica de deportes de contacto. Al hilo de este planteamiento podemos confirmar la hipótesis 9 para nuestra escala Compromiso Paratélico, con una F de 1,97 y un nivel de significación de 0,04. para el resto de las escalas dicha hipótesis no se confirma, al igual, que para la escala Negativismo Paratélico y la hipótesis diez.
En cuanto a la escala Tensión y Esfuerzo tenemos tres hipótesis la primera de ellas que relaciona la puntuación de la escala con el nivel de estudios, la segunda que relaciona género y la puntuación en dicha escala y una tercera que pretende establecer una relación entre la realización de actividad deportiva y una puntuación elevada. De las tres hipótesis tan solo se confirma la que relación las puntuaciones de la escala con el género. Confirmándose con una F de 11,70 y un nivel de significación de 0,001.
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Anexo 1. Cuestionario utilizado en esta investigación.
INVENTARIO DE CONDUCTAS ASERTIVAS
Instrucciones:
Por favor, contesta los ítems que figuran a continuación, utilizando las dos alternativas dadas (SI o NO). Contesta todos los ítems considerando la frecuencia de aparición en ti o en tu entorno. RECUERDA CADA ÍTEM ES INDEPENDIENTE UNO DE OTRO, Y UNA RESPUESTA EN UNO NO EXCLUYE LA MISMA RESPUESTA EN OTRO. Contesta rápido y no pases demasiado tiempo en cada ítem. No existen respuestas buenas o malas, correctas o incorrectas, verdaderas o falsas, únicamente deseamos conocer cuales son tus conductas habituales. Gracias por tu colaboración.
Escala 1ª: CT |
SI |
NO |
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En mi tiempo libre o de ocio |
1. Me gusta salir de fiesta. |
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2. Me gusta ir a una cita. |
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3. Me gusta ir a un museo para disfrutar de lo que se exhibe. |
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4. Me gusta ir a un museo para aprender de lo exhibido. |
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5. Me gusta ver un partido en televisión. |
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6. Me gusta arbitrar un partido. |
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7. Me gusta dirigir algún juego. |
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8. Me gusta ver un partido crucial entre dos equipos rivales. |
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9. Me gusta discutir con otros para cambiar sus opiniones. |
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10. Las actividades que más me gustan son las de mi trabajo. |
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11. Juego para divertirme. |
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12. Me gusta ver como juegan los jugadores estrella (Ronaldo, Jordan…). |
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13. Me gustan las actividades que realizo. |
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14. Me gusta estar siempre ocupado realizando alguna tarea. |
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15. Me gusta comer comidas especiales porque disfruto con ellas. |
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16. Me gusta comer comidas especiales que sean buenas para mi salud. |
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17. Me gusta irme en vacaciones y desconectar. |
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18. Me gusta dedicar mis vacaciones a realizar mejoras en mi casa. |
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19. Me gusta hojear las fotos de un libro. |
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20. Me gusta leer una biografía. |
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21. Me gusta leer para informarme. |
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22. Me gusta leer para divertirme. |
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Como estilo de vida |
23. Escalaría una montaña para intentar salvar a alguien. |
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24. Me tomo la vida seriamente. |
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25. Escalaría una montaña por placer. |
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26. Me gusta comer comidas especiales porque disfruto con ellas. |
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27. Me gusta comer comidas especiales que sean buenas para mi salud. |
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28. Para mí ganar es la meta de mi vida. |
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29. Me gusta discutir con otros para cambiar sus opiniones. |
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Escala 1b: CP |
SI |
NO |
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En mi tiempo libre o de ocio |
1. Me gusta salir de fiesta. |
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2. Me gusta ir a un museo para disfrutar de lo exhibido. |
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3. Me gusta ver un partido en la televisión. |
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4. Me gusta discutir por diversión. |
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5. Me gusta jugar para divertirme. |
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6. Me gustan las actividades que realizo. |
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7. Soy feliz perdiendo el tiempo |
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8. Me gusta realizar actividades que se consideran peligrosas, (puenting…) |
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9. Escalaría una montaña por placer. |
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10. Me gusta ver como juegan los jugadores estrella (Ronaldo, Jordan). |
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11. Me gusta comer cosas especiales porque disfruto con ellas. |
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12. Me gusta irme de vacaciones y desconectar. |
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13. Me gusta hojear las fotos de un libro. |
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14. Me gusta leer para divertirme. |
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Como estilo de vida |
15. Me gusta comer comidas especiales porque disfruto con ellas. |
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16. Me gusta discutir por diversión. |
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17. Cuando una actividad se vuelve rutinaria, dejo de practicarla y comienzo otra nueva. |
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18. Me gusta vivir la vida alegremente. |
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19. Me gusta probar alimentos desconocidos. |
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20. Me gusta probar alimentos exóticos. |
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Edad: |
Género |
¿Realizas alguna actividad deportiva? |
Nivel de estudios: |
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MUJER |
HOMBRE |
SI |
NO |
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Si realizas actividad deportiva indica cual: |
INVENTARIO DE CONDUCTAS ASERTIVAS
Instrucciones:
Por favor, contesta los ítems que figuran a continuación, utilizando las dos alternativas dadas (SI o NO). Contesta todos los ítems considerando la frecuencia de aparición en ti o en tu entorno. RECUERDA CADA ÍTEM ES INDEPENDIENTE UNO DE OTRO, Y UNA RESPUESTA EN UNO NO EXCLUYE LA MISMA RESPUESTA EN OTRO. Contesta rápido y no pases demasiado tiempo en cada ítem. No existen respuestas buenas o malas, correctas o incorrectas, verdaderas o falsas, únicamente deseamos conocer cuales son tus conductas habituales. Gracias por tu colaboración.
Escala 2ª: OPT |
SI |
NO |
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Sobre mis comportamientos cotidianos |
1. Me gusta compilar un pequeño diccionario para obtener una recompensa financiera. |
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2. Me gusta ir a clases particulares para mejorar mis notas. |
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3. Me gusta mejorar mis habilidades antes de hacer uso de ellas. |
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4. Me gusta mejorar mis habilidades a través de la práctica diaria, continua. |
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5. Me gusta invertir mi dinero a largo plazo, (en un plan de pensiones o un seguro médico). |
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6. Me gusta que todos mis comportamientos tengan un propósito. |
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En mi trabajo |
7. Trabajo para ganarme un ascenso. |
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8. Me gusta un trabajo donde me divierta con lo que hago. |
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9. Me gusta acabar mi trabajo antes de ir a divertirme. |
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10. Me gusta fijarme objetivos de vida a largo plazo. |
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11. Me gusta mejorar mis habilidades antes de hacer uso de ellas. |
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En mi tiempo de ocio |
12. Me gusta escribir una pequeña historia para divertirme. |
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13. Me gusta ir a clases particulares por diversión. |
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14. Prefiero ir a citas nocturnas. |
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15. Me gusta ver televisión. |
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16. Me gusta jugar a un juego. |
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17. Me gusta organizar un juego. |
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18. Me gusta planificar todo lo que hago. |
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19. Me gusta planificar cada instante. |
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20. Me gustan las vacaciones planificadas. |
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21. Me gusta estar de vacaciones, sin planificar que voy a hacer. |
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Como estilo de vida |
22. Me gusta fijarme ambiciones de vida a largo plazo. |
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23. Me gusta planificar cada instante. |
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24. Me gusta que mis comportamientos tengan un propósito. |
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25. Me gusta mejorar mis habilidades a través de la práctica diaria, continua. |
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26. Me gusta mejorar mis habilidades antes de hacer uso de ellas. |
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27. Prefiero gastar 100 euros en devolver un préstamo en lugar de utilizarlos de modo más placentero. |
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Escala 2b: OPP |
SI |
NO |
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Sobre mis comportamientos cotidianos |
1. Me gusta gastar mi dinero sin preocupaciones, como por ejemplo comprar un coche caro. |
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2. Me gusta gastar 100 euros teniendo un fin de semana divertido, aunque sepa que debería utilizarlos para otros gastos. |
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3. Me gusta hacer lo que me apetece, sin tener que seguir normas. |
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4. Me gusta mejorar mis habilidades antes de hacer uso de ellas. |
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En mi trabajo |
5. Me gusta un trabajo donde me divierta con lo que hago. |
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||
6. Con frecuencia salgo a divertirme antes de acabar mi trabajo |
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7. A menudo me gusta improvisar todo lo que hago. |
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8. Cuando mi trabajo se vuelve rutinario, lo dejo y busco otro. |
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|||
9. Me gusta tomar cada día como viene sin planificarlo. |
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10. Me gusta mejorar mis habilidades antes de hacer uso de ellas. |
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En mi tiempo de ocio |
11. Me gusta escribir una pequeña historia para divertirme. |
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12. Me gusta llevar a cabo actividades que me hagan sentir excitado. |
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13. Me gusta ir a clases particulares por diversión. |
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14. Me gusta ver televisión. |
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|||
15. Me gusta jugar a un juego. |
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16. Me gusta hacer las cosas sin pararme a pensar. |
|
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17. Me gusta estar de vacaciones, sin planificar que voy a hacer. |
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Como estilo de vida |
18. Me gusta vivir la vida como viene, sin preocuparme del futuro. |
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19. Me gusta tomar cada día como viene, sin planificarlo. |
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20. Me gusta hacer lo que me apetece, sin tener que seguir normas. |
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21. Cuando actúo, suelo considerar mucho las consecuencias futuras. |
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22. Me gusta ser espontáneo. |
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23. Me gusta hacer las cosas sin pararme a pensar. |
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24. Me gusta mejorar mis habilidades antes de hacer uso de ellas. |
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Escala 4: NP |
SI |
NO |
1. Cuando alguien me dice que estoy infringiendo una norma (por ejemplo, “no fumar”), mi primera reacción es dejar de hacerlo. |
||
2. Cuando alguien me dice que estoy infringiendo una norma (por ejemplo, “no fumar”), no me importa, sigo haciendo lo que estaba haciendo. |
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3. “Yo disfruto la emoción cuando proviene de algo difícil y embarazoso”. |
|
|
4. Con frecuencia encuentro excitante hacer algo escandaloso. |
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5. Cuando se me pide especialmente que NO haga algo, siento que me urge hacerlo. |
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|
6. Con frecuencia me burlo de otros innecesariamente solo por divertirme a sus expensas. |
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7. Con frecuencia hago cosas que no debería hacer, solo por el placer que me produce. |
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8. Con mucha frecuencia otros me dicen que soy una persona difícil. |
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Escala 4: NR |
SI |
NO |
|
Cuando alguien me ha tratado mal, o es desagradable conmigo |
1. Intento devolvérsela, busco el modo de vengarme. |
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2. Me gusta esperar y ver si las cosas mejoran. |
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|
3. Intento entenderlo y ponerme en su lugar. |
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4. Intento olvidarlo. |
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Imagínate que un vigilante del parking te dice que no puedes aparcar justo donde has puesto el coche, |
5. Me disculpo y lo muevo. |
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|
6. Le agradezco el haberme atendido. |
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7. Discuto con el vigilante. |
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Si te grita alguien con más autoridad que tu, |
8. Me enfado. |
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9. Le discuto. |
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10. Pongo una excusa. |
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11. Intento evitar la discusión. |
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Imagínate que una organización benéfica no puede aceptarte como voluntariado, |
12. Les agradezco el haberme atendido. |
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13. Mi primera reacción es decirles que “se vayan al infierno”. |
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Si preguntas a una persona en una fiesta que baile contigo y dice “NO” sin ofrecer una explicación, |
14. Me siento molesto. |
|
|
15. Lo acepto y no me molesto. |
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Edad: |
Sexo: |
¿Realizas alguna actividad deportiva? |
Nivel de estudios: |
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MUJER |
HOMBRE |
SI |
NO |
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Si realizas actividad deportiva indica cual: |
INVENTARIO DE CONDUCTAS ASERTIVAS
Instrucciones:
Por favor, contesta los ítems que figuran a continuación, utilizando las dos alternativas dadas (SI o NO). Contesta todos los ítems considerando la frecuencia de aparición en ti o en tu entorno. RECUERDA CADA ÍTEM ES INDEPENDIENTE UNO DE OTRO, Y UNA RESPUESTA EN UNO NO EXCLUYE LA MISMA RESPUESTA EN OTRO. Contesta rápido y no pases demasiado tiempo en cada ítem. No existen respuestas buenas o malas, correctas o incorrectas, verdaderas o falsas, únicamente deseamos conocer cuales son tus conductas habituales. Gracias por tu colaboración.
Escala 3ª: EAT |
SI |
NO |
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En mi tiempo libre o de ocio |
1. Me gusta llevar a cabo actividades que tengan algún propósito. |
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2. Mis vacaciones me gusta pasarlas en sitios distintos. |
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3. Mis vacaciones me gusta pasarlas siempre en el mismo sitio. |
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||
4. Me gusta salir al campo a recoger frutos. |
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5. Con frecuencia me gusta hacer cosas por diversión. |
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|
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6. Prefiero pasar la mayor parte de la vida en un único lugar. |
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7. Me gusta realizar trabajos en un jardín. |
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|
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8. Rara vez hago cosas solo por diversión. |
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En mi trabajo |
9. Me gusta que alguien prepare o decida las tareas que he de hacer. |
|
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|
10. Me gusta elegir mis tareas por mi mismo. |
|
|
||
11. Prefiero permanecer en un único trabajo. |
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||
12. Me gusta un trabajo en el que se viaja mucho. |
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||
13. Me gusta trabajar en una tienda. |
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14. Me gusta trabajar en una oficina. |
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||
Sobre mis comportamientos cotidianos |
15. Me gusta contar los incidentes que protagonizo con precisión. |
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16. Prefiero ganar un juego cuando las puntuaciones están muy igualadas. |
|
|
||
17. Habitualmente no hago cosas por divertirme. |
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|
||
18. Me gusta ganar un juego fácilmente. |
|
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Como estilo de vida |
19. Me gusta que exista una continuidad en el lugar donde vivo. |
|
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20. Me gusta vivir la vida con seguridad |
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21. Me gusta comer comidas raras. |
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22. Me gusta tener una vida rutinaria. |
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||
23. Me gusta comer comida casera, que me resulten familiares. |
|
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Escala 3b: EAP |
SI |
NO |
||
En mi tiempo libre o de ocio |
1. Me gusta realizar actividades que sean excitantes. |
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|
|
2. Me gusta practicar deportes de riesgo. |
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|
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3. Mis vacaciones me gusta pasarlas en sitios distintos. |
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|
||
4. Me gusta salir al campo a recoger frutos. |
|
|
||
5. Con frecuencia me gusta hacer cosas por diversión. |
|
|
||
En mi trabajo |
6. Me gusta elegir mis tareas por mi mismo. |
|
|
|
7. Me gustan los trabajos donde se manipulan sustancias peligrosas. |
|
|
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8. Me gusta cambiar varias veces de trabajo. |
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|
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9. Me gusta un trabajo donde se viaja mucho. |
|
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||
10. Me gustan los trabajos que implican actividades arriesgadas (bomberos, militares…). |
|
|
||
11. Me gusta tomar riesgos en el trabajo. |
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Sobre mis comportamientos cotidianos |
12. Me gusta jugar a juegos competitivos. |
|
|
|
13. Cuando cuento algo que me ha sucedido, me gusta exagerar para impresionar. |
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|
||
14. Prefiero ganar un juego cuando las puntuaciones están muy igualadas. |
|
|
||
Como estilo de vida |
15. Me gustaría cambiar de casa frecuentemente. |
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|
16. Me gusta ser arriesgado con respecto a las decisiones que tomo. |
|
|
||
17. Me gusta comer comidas raras. |
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|
||
18. Me gustaría pasar la vida en lugares distintos. |
|
|
||
19. Me gusta tener una vida con inesperados y sorpresas continuadas. |
|
|
Escala 6: TESI |
SI |
NO |
|
En situaciones que me producen estrés o ansiedad, pienso: |
1. Que el mayor grado de este estrés esta provocado por factores externos. |
|
|
2. Que el mayor grado de este estrés esta provocado por factores internos. |
|||
Cuando intento enfrentarme al estrés que me provocan algunas situaciones pienso: |
3. Que el mayor grado de esfuerzo para enfrentar el estrés proviene de factores externos. |
|
|
4. Que el mayor grado de esfuerzo para enfrentar el estrés que me provocan estas situaciones proviene de factores internos. |
|
|
|
En una situación donde se requiere de mi participación: |
5. Me siento relajado. |
||
6. Me siento ansioso. |
|
|
|
7. Me siento excitado. |
|
|
|
8. Me aburro. |
|
|
|
9. Siento sosiego. |
|
|
|
10. Me disgusto. |
|
|
|
11. Me vuelvo provocador. |
|
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|
12. Me siento de malhumor. |
|
|
|
13. Me siento culpable. |
|
|
|
14. Me siento humillado. |
|
|
|
15. Me siento modesto por mi actuación. |
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|
16. Me avergüenzo. |
|
|
|
17. Siento gratitud porque me permitan participar. |
|
|
|
18. Siento resentimiento. |
|
|
|
19. Me siento orgulloso. |
|
|
|
20. Me siento virtuoso. |
|
|
Edad: |
Sexo: |
¿Realizas alguna actividad deportiva? |
Nivel de estudios: |
||
MUJER |
HOMBRE |
SI |
NO |
|
|
Si realizas actividad deportiva indica cual: |
INVENTARIO DE CONDUCTAS ASERTIVAS
Instrucciones:
Por favor, contesta los ítems que figuran a continuación, utilizando las dos alternativas dadas (SI o NO). Contesta todos los ítems considerando la frecuencia de aparición en ti o en tu entorno. RECUERDA CADA ÍTEM ES INDEPENDIENTE UNO DE OTRO, Y UNA RESPUESTA EN UNO NO EXCLUYE LA MISMA RESPUESTA EN OTRO. Contesta rápido y no pases demasiado tiempo en cada ítem. No existen respuestas buenas o malas, correctas o incorrectas, verdaderas o falsas, únicamente deseamos conocer cuales son tus conductas habituales. Gracias por tu colaboración.
Escala 5ª: ET |
SI |
NO |
|||
Cuando juego lo hago para: |
1. Alcanzar otros objetivos distintos a los del juego en sí. |
|
|
||
2. Conseguir algo en el futuro. |
|
|
|||
3. Superarme. |
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|
|||
En mis comportamientos: |
4. Me gusta planificarme para alcanzar un objetivo. |
|
|
||
5. Me planifico porque me gusta tener en cuenta las consecuencias futuras de mis actos presentes. |
|
|
|||
Cuando estoy activado, |
6. Me siento ansioso. |
||||
7. Me siento enfadado. |
|||||
Cuando no estoy activado |
8. Me siento relajado. |
||||
9. Me siento calmado. |
|||||
En momentos en que me gustaría sentir un nivel de activación bajo, |
10. Me gustaría sentirme relajado. |
||||
11. Me gustaría sentirme calmado. |
|||||
En momentos en que me gustaría sentir un nivel de activación alto, |
12. Me gustaría sentirme enfadado. |
||||
13. Me gustaría sentirme ansioso. |
|||||
Escala 5ª: EPSINO |
|||||
Cuando juego lo hago |
1. Solo por divertirme. |
|
|
||
2. Sin que exista ningún otro objetivo en mi comportamiento. |
|
|
|||
En mis comportamientos |
3. Suelo considerar mucho las consecuencias futuras de mis actos. |
|
|
||
4. Me gusta ser impulsivo. |
|
|
|||
5. Me gusta ser espontáneo. |
|
|
|||
Cuando estoy activado |
6. Me siento excitado. |
|
|
||
7. Me siento con ganas de provocar. |
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|
|||
Cuando no estoy activado |
8. Me siento relajado. |
|
|
||
9. Me siento aburrido. |
|
|
|||
En momentos en que me gustaría sentir un estado de activación alto, |
10. Me gustaría sentirme excitado. |
|
|
||
11. Me gustaría sentirme con ganas de provocar. |
|
|
|||
En momentos en que me gustaría sentir un estado de activación bajo |
12. Me gustaría sentirme enfadado. |
|
|
||
13. Me gustaría sentirme aburrido. |
|
|
Edad: |
Sexo: |
¿Realizas alguna actividad deportiva? |
Nivel de estudios: |
||
MUJER |
HOMBRE |
SI |
NO |
|
|
Si realizas actividad deportiva indica cual:
|
Propuesta de escala 6 revisada.
INVENTARIO DE CONDUCTAS ASERTIVAS
Instrucciones:
Por favor, contesta los ítems que figuran a continuación, utilizando las dos alternativas dadas (SI o NO). Contesta todos los ítems considerando la frecuencia de aparición en ti o en tu entorno. RECUERDA CADA ÍTEM ES INDEPENDIENTE UNO DE OTRO, Y UNA RESPUESTA EN UNO NO EXCLUYE LA MISMA RESPUESTA EN OTRO. Contesta rápido y no pases demasiado tiempo en cada ítem. No existen respuestas buenas o malas, correctas o incorrectas, verdaderas o falsas, únicamente deseamos conocer cuales son tus conductas habituales.
Gracias por tu colaboración.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 15, N° 146, Julio de 2010 |