Caracterización psicológica de la esfera motivacional de los atletas del área de velocidad del deporte atletismo de la EIDE provincial de Sancti Spíritus |
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Sancti Spíritus (Cuba) |
Msc. Carlos Manuel Isidoria Wuitar |
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Resumen El presente trabajo “Evaluación psicológica del los atletas del área de velocidad del deporte Atletismo para comprobar la aptitud para la competencia fundamental” intenta penetrar de manera progresiva en la complejidad que supone la evaluación psicológica en el trabajo aplicado en psicología del deporte, máxime cuando nos referimos a un deporte tan complejo y rico, como es el atletismo. Uno de nuestros objetivos principales es el que se centra en aportar algo de luz acerca de uno de los aspectos más importante y al mismo tiempo conflictivo de la psicología del deporte aplicada: la evaluación. En este sentido, trataremos de exponer una metodología progresiva que permita abarcar todo el espectro de técnicas psicológicas que consideramos que deben medirse y evaluarse para conocer en profundidad, y de la manera más fiable posible, el rendimiento psicológico de los atletas de atletismo del área de velocidad, que le posibilita al entrenador una mayor información de cómo se encuentra sus atletas para la competencia. Palabras clave: Evaluación. Atletismo. Psicología del deporte.
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 15 - Nº 145 - Junio de 2010 |
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Introducción
En la actualidad se reconoce que el éxito deportivo no es resultado del azar o sólo del esfuerzo de un deportista, sino del respaldo de un equipo multidisciplinario de profesionales que le permita cubrir las distintas facetas de la actividad deportiva para llegar al éxito a través de una preparación específica. Tradicionalmente se han considerado como parte del entrenamiento deportivo varios tipos de preparación del atleta: teórica, física, técnica y táctica. Sin embargo, hoy la actividad deportiva exige de los participantes un gran consumo de energía psicológica, lo que hace necesario potenciar el aspecto mental, aplicando y desarrollando las distintas variables y técnicas psicológicas presentes en el deporte.
El conocimiento especializado del comportamiento humano que la Psicología aporta, y la metodología específica de esta ciencia para evaluarlo, estudiarlo, comprenderlo y modificarlo, pueden ser de enorme utilidad en el ámbito del deporte de competición, como señalan, habitualmente, numerosos entrenadores y deportistas. No en vano, el rendimiento psicológico de los deportistas, puede influir, positiva o negativamente, en su funcionamiento físico, técnico y táctico/estratégico y, por tanto, en su rendimiento deportivo en general. Así, la preparación psicológica debe integrarse en el conjunto de la preparación global de los deportistas, como un elemento más que tiene que interactuar, apropiadamente, con las parcelas físicas, técnicas y táctico/estratégica. En líneas generales, las necesidades y problemas de los deportistas, se sitúan en tres grandes áreas de funcionamiento: el entrenamiento deportivo, cuyo objetivo fundamental consiste en ampliar sus posibilidades de rendimiento, aumentando, perfeccionando y poniendo a punto sus recursos; la competición deportiva, en la que deben rendir al máximo de sus posibilidades reales (las que hayan desarrollado en el entrenamiento) para poder obtener un resultado satisfactorio; y un área de apoyo a las dos anteriores, en la que se debe optimizar su funcionamiento general, abarcando cuestiones como la prevención y recuperación de lesiones deportivas y trastornos psicopatológicos, la comunicación interpersonal o, en los deportes que proceda, la dinámica del grupo. En estas tres áreas, el conocimiento psicológico puede contribuir, decisivamente, a lograr sus objetivos específicos, multiplicando las opciones de rendimiento y éxito deportivos.
La Psicología del Entrenamiento Deportivo, se centra en la primera de estas tres áreas: el entrenamiento deportivo; abarcando sus necesidades específicas, las múltiples posibilidades del conocimiento psicológico para optimizar el funcionamiento de los deportistas en este ámbito y los roles específicos del entrenador y del psicólogo deportivo (y la interacción de ambos) en la aplicación de la Psicología en este contexto. Básicamente, la incorporación de la Psicología al ámbito del entrenamiento deportivo, puede repercutir en las siguientes siete grandes áreas: la planificación del entrenamiento; la adherencia de los deportistas; el aprendizaje de habilidades y otras conductas relevantes (incluyendo habilidades físicas, técnicas, táctico/estratégicas y psicológicas); el ensayo repetitivo de habilidades; la exposición y el ensayo en las condiciones de la competición para el desarrollo de la capacidad competitiva; la preparación específica de competiciones; y la evaluación del entrenamiento.
Diversas estrategias psicológicas pueden ser incorporadas al método que, habitualmente, con independencia de su contenido estratégico, utilizan los entrenadores con este propósito concreto. Estas estrategias, pueden ser muy útiles para mejorar la eficacia del trabajo de preparación, en beneficio del rendimiento en la competición. Por último, la incorporación de la metodología desarrollada por la evaluación psicológica, puede optimizar la evaluación del entrenamiento deportivo, contribuyendo a que los entrenadores apliquen procedimientos rigurosos que les ayuden a conocer mejor lo que realizan en el entrenamiento y sus distintos efectos y, por esta vía, puedan aumentar sus posibilidades de control sobre el proceso de entrenamiento de sus deportistas.
Por tanto, en todas las áreas relevantes del entrenamiento deportivo, pueden aplicarse estrategias psicológicas que enriquezcan el trabajo que se realiza con los deportistas, optimizando, así, sus posibilidades de rendimiento. Algunas estrategias (por ejemplo: procedimientos para la evaluación de la conducta externa, establecimiento de objetivos, técnicas operantes, modelado), deben ser aplicadas por el entrenador como parte de su método de trabajo; otras (por ejemplo: procedimientos de auto observación y auto evaluación, auto instrucciones, práctica en imaginación) tienen que ser utilizadas por el propio deportista; y otras más complejas (por ejemplo: reestructuración cognitiva), tienen que ser utilizadas, ineludiblemente, por el psicólogo deportivo. Además, el psicólogo debe responsabilizarse de detectar y evaluar las necesidades psicológicas de los deportistas; planificar, de acuerdo con el entrenador, el trabajo psicológico a desarrollar en los tres bloques de estrategias señalados; entrenar a los deportistas para que desarrollen y perfeccionen las habilidades psicológicas que corresponden al segundo bloque; entrenar o asesorar a los entrenadores para que apliquen el conocimiento psicológico en el ámbito del primer bloque; velar por la apropiada interacción de la Psicología que se aplica en cada uno de los tres bloques; y evaluar el contenido y los efectos de la intervención psicológica por cualquier vía.
En definitiva, la aportación de la ciencia psicológica al entrenamiento deportivo, puede resultar decisiva. Para ello, debe comprenderse que el entrenador tiene su papel específico aplicando la Psicología y el psicólogo deportivo el suyo; y que los dos son complementarios y necesarios si se pretende obtener el máximo rendimiento. Desde esta perspectiva, es importante que los entrenadores y los psicólogos adquieran el conocimiento psicológico que les ayude a realizar eficazmente su trabajo.
Estas razones, entre otras, nos motivaron a la realización de la investigación relacionada con la caracterización psicológica de la esfera motivacional de los atletas del área de velocidad del deporte atletismo de la EIDE provincial de Sancti Spíritus.
Debo señalar que nuestro trabajo es de suma importancia y a su vez, da un aporte práctico significativo, toda vez que le brinda a los entrenadores una constatación acerca de cuáles y cómo se manifiestan la distintas características psicológicas de la esfera motivacional de los sujetos estudiados lo que les permitirán diseñar una mejor preparación psicológica, es decir que se le brindan a estos directivos herramientas psicológicas de elevado valor teórico práctico para su trabajo.
Situación problemática
Necesidad de conocer la caracterización psicológica de la esfera motivacional de los atletas del área de velocidad del deporte Atletismo de la categoría 14-15 años de La EIDE provincial de Sancti Spíritus con vista a la elaboración de estrategias psicopedagógicas que permitan una mejor preparación psicológicas y por consiguiente un mayor rendimiento deportivo.
Todo lo anteriormente expresado nos condujo a la elaboración del siguiente problema científico: ¿Cuáles son las características psicológicas de la esfera motivacional de los atletas del área de velocidad del deporte de Atletismo de la EIDE provincial de Sancti Spíritus?
Preguntas científicas
¿Cuáles son los fundamentos teóricos que sustentan la caracterización psicológica de los atletas del área de velocidad?
¿Cómo se manifiesta la introversión – extroversión – estabilidad – neuroticismo en la personalidad de los atletas del área de velocidad?
¿Cuáles son los rasgos que tipifican la motivación de los atletas del área de velocidad?
¿Qué rasgos temperamentales caracterizan a los atletas estudiados?
Objetivo general
Diagnosticar las características psicológicas la esfera motivacional de los atletas del área de velocidad del deporte Atletismo de la EIDE provincial de Sancti Spíritus.
1. Desarrollo
1.1. Fundamentación teórica
Características psicológicas de los eventos del área velocidad
Las características psicológicas de este grupo: acciones de corta duración, donde se compite por intentos y predomina la intensidad de los esfuerzos y el régimen anaeróbico. Hay que considerar, en el caso del Atletismo, que la diversidad de eventos aumenta la heterogeneidad respecto a las mencionadas características y como tal, cierta diversidad en las demandas psicológicas. Sin embargo, podemos referir las demandas específicas fundamentales:
Capacidad para mantener la atención concentrada, de manera intensa y durante un tiempo relativamente breve.
Motivos intensos y predominantes en las cualidades de aproximación al éxito y balance de expectativas de éxito y eficacia.
Capacidad para la representación ideomotora de movimientos complejos, no solo en su sucesión, sino en los atributos de fuerza, rapidez, anticipación, coordinación, fluidez y ritmo.
Adecuada autovaloración de rendimientos parciales.
Alta tolerancia a frustraciones parciales.
Elevado control emocional, logrando diferenciaciones de “zonas óptimas” “de tono muscular”.
Enfrentamiento apropiado a situaciones de stress competitivo
Percepciones especializadas de tiempo y esfuerzo para tramos de carrera, en el caso de la velocidad.
La personalidad. Un enfoque de orientación marxista
Existe además un enfoque diferente respecto al problema de la personalidad en los autores de orientación marxista donde hay una tendencia a la utilización consiente de modos de ver propios de esta filosofía y con ellos de la herencia hegeliana, en particular de la dialéctica.
Destacan en estos enfoques los trabajos de los distintos autores rusos pertenecientes a la extinta URSS tales como los de Leontiev “Sobre la actividad, piedra angular de su teoría”, los de Rubinstein y Ananiev donde entre otros casos dan fundamentos a la consideración de la comunicación como otros principios de la psicología.
A partir de aquí se reconoce con más fuerza, el carácter activo del ser humano en calidad de sujeto del comportamiento. Mediante la actividad y la comunicación del individuo el cual es sujeto de la misma, se produce el reflejo del mundo exterior material y social; lo cual no significa una copia o imagen, sino que expresa la relación necesaria de los fenómenos psicológicos con la realidad del sujeto. Este reflejo es algo complejo, pues personalidad se concibe como una unidad bio – psico – social, con una unidad cognitiva - afectiva, no como un conjunto de rasgos, o de contractos teóricos, sino que los elementos que mediatizan la relación del hombre con el mundo poseen esta característica central, donde lo cognitivo y lo afectivo resultan inseparables.
Estos elementos mediatizadores como la auto conciencia, las funciones morales y motivacionales se encuentran en sistemas, constituyendo el sistema de ellos, la personalidad.
A partir de esta conceptualización resulta cada vez más evidente la importancia del principio de la personalidad para el estudio psicológico. El estudio de todos los procesos y propiedades del individuo no tendrá sentido fuera del marco de la personalidad humana, que como sistema superior de la regulación del comportamiento, se hace presente en todo fenómeno psíquico.
A mi juicio un escalón importante y trascendental en la teoría de los autores de orientación marxista la constituye la obra de Vygotski, pues este hizo un aporte invalorable a la psicología propiamente dicha. Aparece en un momento en que las tendencias reflexológicas eran muy fuertes y existían muchas desconfianzas hacia ciertas formas de hacer que caracterizaban a la psicología. El campo de acción de este investigador fueron los procesos cognitivos y en particular el pensamiento. Para él, la actividad psicológica humana está mediatizada por “instrumentos”, de la misma forma que lo está la vida material. Este es un punto clave, pues abre el camino a una teoría del desarrollo histórico – cultural del psiquismo humano, a partir de la especificidad del mismo en relación con el psiquismo animal. Las funciones psicológicas están mediatizadas por la conciencia del sujeto mediante el sistema de símbolos y signos que representa la realidad en la conciencia, como si fueran sus instrumentos. Para fundamentar la herencia histórica – cultural, mediante una explicación de la manera en que estos signos y símbolos eran asimilados recurrió al concepto de interiorización, el cual describe como las operaciones que en un principio se desarrollaban en el plano externo, para pasan a ser operaciones psicológicas internas. La hipertrofia de este concepto daría lo lugar a la teoría de la actividad en. Leontiev.
Aunque orientado básicamente al estudio de los procesos cognitivos, la inteligencia de Vygotski no podía dejar de percibir cuestiones muy importantes para el estudio de la personalidad. Atisbó la profunda importancia de la relación entre lo cognitivo y lo afectivo, aunque no pudiera desarrollar tal cuestión; para él estaba clarísimo que sin la movilización del potencial afectivo del hombre no hay desarrollo psicológico. En sus estudios puso de manifiesto las unidades cualitativas que caracterizaban la integración de las funciones cognoscitivas en diferentes periodos del desarrollo, rompiendo con el estudio analítico de las mismas. Resulta muy relevante el concepto de Situación Social del Desarrollo (SSD). Mediante el Vygotski no solo trato de descubrir la lógica interna del desarrollo psíquico sino también su relación con las influencias del medio. Esta cuestión fue retomada con posterioridad por Bozhovich en su caracterización del desarrollo infantil.
La situación social del desarrollo es aquella combinación especial de procesos internos del desarrollo y las condiciones externas, que es típica de cada edad o etapa. Las condiciones de vida por si solas o por sí misma no son capaces de determinar el desarrollo psíquico, pues bajo las mismas condiciones pueden formarse distintas particularidades del psiquismo, de acuerdo con las relaciones del niño como sujeto de su actividad. Por los aportes de su obra que a mi juicio representaron una revolución en la ciencia psicológica, Vygostki fue sin dudas, el padre de la Psicología Soviética.
La visión de la personalidad que se expresa en la mayoría de los autores cubanos se afilian a la orientación marxista donde se armoniza con una amplia concepción del ser humano que tiene en cuenta su ser biológico, su conformación histórica, su ser social y la capacidad de asumir el control de su destino, es decir ver la personalidad como una integración bio – psico – social en su desarrollo histórico cultural. En este sentido son muy importantes y esclarecedora las reflexiones que sobre el tema realizan algunos autores entre los que cito: Dr. Fernando González Rey quien define a la personalidad así:
“… La personalidad es la organización sistémica, viva y relativamente estable de las distintas formaciones psicológicas, sistema de estas integraciones funcionales de sus contenidos que participan activamente en las funciones reguladoras y autorreguladoras del comportamiento, siendo el sujeto quien ejerce estas funciones…”
El objeto de la teoría de la personalidad es entonces el estudio de la personalidad de la persona, irrepetible, procesar, sistemática, cargada de subjetividad, intencionalidad, y capaz de auto determinarse dada ciertas condiciones.
También según la Dra. Lourdes Fernández Ruiz para comprender y estudiar la personalidad es necesario encontrar respuesta a las siguientes interrogantes:
¿Qué es esta realidad psicológica quien denominamos personalidad?
¿Cómo se caracteriza?
¿Qué elementos la integran?
¿Cuál es su sentido y función en la subjetividad individual?
¿Cómo se origina y se desarrolla?
La realidad, el mundo existe con independencia de nosotros. A su vez dicha realidad es percibida, representada, pensada, vivida, sentida por nosotros. Estas percepciones, pensamientos, emociones que poseemos con respecto a la realidad conforman nuestra subjetividad. La subjetivación individual se produce a partir de un modo particular de relacionarlos e interactuar con esa realidad objetiva, lo cual posibilita que en ese proceso el sujeto individual vaya construyendo representaciones y sentimientos individuales. Por ejemplo, cada persona tiene ideas diferentes acerca de la vida, del amor, posee también gustos y preferencias en cuanto a los sabores, olores, colores, etc. Para algunos visitar la playa puede ser motivo de paz y tranquilidad, para otros de temores y para otros de aburrimiento. Existen personas que han vivido el divorcio de sus padres y a partir de aquí han sufrido mucho y siguen sufriendo. Otras personas han sufrido aún más por tener a sus padres juntos en perennes desacuerdos. Es decir, un mismo suceso o fenómeno de la realidad es pensado, sentido, vivido de modo diferente por cada persona. Se constituye así la subjetividad como experiencia interior, propia, vivida dentro de sí, de cada cual, muy personal y exclusiva. Difícil de transmitir con toda exactitud a través del lenguaje. La realidad existe en nosotros como subjetivación, es realidad subjetivada en forma de sentidos psicológicos. La subjetividad humana posee sus especificidades, en especial la posibilidad de integrarse en punto de elevada complejidad para intervenir en la regulación del comportamiento. Así la especificada del reflejo psicológico en el ser humano que no se produce de forma caótica y fragmentada, radica en su integridad y complejidad. Con esto queremos subrayar que los diversos procesos psicológicos no se expresen aisladamente sino que desde los primeros momentos de nuestras vidas comienzan a interrelacionarse, para formar síntesis de integración psicológica cada vez más amplios y complejos. Unidos estos a la aparición de la conciencia con la cual emerge sintetizado y generalizado. La conciencia nos permite reflejar activamente de nuestro entorno, así como la propia subjetividad conforman una imagen de sí mismos, diferenciarnos de la realidad y de los demás, mediatizar el comportamiento presente y trascender la situación actual a partir de elaboraciones orientadas al futuro. Esta integridad y complejidad del proceso psicológico se expresa en un sistema de formaciones psicológicas estrechamente articuladas, en el cual los contenidos reflejos y su funcionamiento, se manifiestan de modo simultáneo, en múltiples y disímiles formas, con sentidos psicológicos diferentes en dependencia a la formación a la cual se integran. La personalidad es pues, la categoría de La Psicología que designa esta especificidad de la subjetividad humana, la personalidad hace referencia al nivel integrador de la subjetividad individual y a las regularidades de la compleja organización subjetiva, que subyace en el proceso de regulación del comportamiento individual, la explicación de los aspectos psicológicos esenciales del sujeto regulador de la actividad.
La personalidad como nivel de expresión de la integración de la subjetividad humana posee las siguientes características o se distingue por los siguientes aspectos más significativos:
Estamos ante una realidad que es objetiva.
Esta realidad supone un reflejo activo, mediatizado, construido de la realidad objetiva y también subjetiva.
La subjetividad está integrada, organizadas en diversos subsistemas o configuraciones parciales con diversos grados de complejidad en perenne interrelación (no es un conjunto, ni una sumatoria, ni un agregado).
Constituye el nivel más complejo de integración y organización de los procesos psicológicos a escala individual que intervienen en la regulación del comportamiento.
Esta organización e integración permite la conformación de una unicidad o identidad psicológica personal.
Es singular o irrepetible.
Es dinámica, procesal, en movilidad.
Se encuentra en constante cambio y desarrollo.
Es una entidad abierta, en permanente intercambio con el medio exterior.
Su función es la de orientar, dirigir el comportamiento regulador y autorregulador.
En la base de la integración esta la unidad de los procesos afectivos y cognitivos.
El núcleo de la personalidad es la esfera motivacional.
La personalidad posee una determinación histórica cultural.
Como expresión integradora de los distintos enfoques planteados por diferentes autores cubanos y que expresa el alivio a la orientación marxista como expresión de la posición del materialismo histórico - dialéctico como base metodológica de nuestra concepción, este autor se afilia al concepto que sobre la personalidad define La Dra. Viviana González y cito:
“La personalidad es considerada como organización estable y sistémica de contenidos y funciones psicológicas, construidas individualmente por el sujeto en el proceso de su actividad y determinada histórico - socialmente, que caracteriza la expresión integral del sujeto en su función reguladora del comportamiento y que se expresa en la unidad de lo inductor y lo ejecutor, de lo interno y lo externo, de lo consciente y lo inconsciente… “
Considero que en la formulación del concepto se recoge lo esencial y su vez detallado de esta polémica, pero central aspecto de la psicología.
Teorías de motivación humana desarrolladas fuera del enfoque marxista
La palabra motivación proviene de la raíz movere: mover, movimiento. Entre los procesos psicológicos básicos, tal vez sean los motivacionales los que se presentan más estrechamente vinculados con la acción, con independencia de que el marco teórico adoptado sea conductista, cognitivo o dinámico.
En su afán por comprender el comportamiento humano, la Psicología ha asignado a la motivación la tarea de explicar las causas del mismo. En el estudio del comportamiento humano, pocos conceptos han suscitado más interés y despertado tantas expectativas como los vinculados con los procesos motivacionales. La importancia que posee la motivación en la Psicología es tal que se puede afirmar que “una psicología que no concede a la motivación un lugar central en sus preocupaciones no merece calificarse de ciencia de la conducta” (Siguan, 1979, citado por Barberá).
Al abordar los estudios realizados acerca de la motivación prefiero la perspectiva histórica como criterio de organización. Por lo que me he propuesto reflejar una revisión, por somera que sea, de los sucesivos marcos conceptuales, dejando a la teoría de la motivación humana de fundamentación marxista independiente de este criterio organizativo.
Aun cuando el planteamiento propiamente científico de la motivación es reciente, se deben distinguir dos grandes etapas en la elaboración del concepto motivación. Una primera etapa precientífica, que se extiende desde los comienzos de la humanidad hasta mediados del siglo XII. Estas antiguas metodologías buscaban dar explicación al comportamiento humano fundamentalmente a través de la atribución a los espíritus, el dominio de los comportamientos del hombre. Los griegos, en cambio, dieron explicaciones racionales. Posteriormente con la obra de Darwin se inicia la etapa científica con el desarrollo de la concepción del proceso motivacional. (Heibreder, 1971).
A lo largo del tiempo, la Psicología ha proporcionado respuestas parciales a la pregunta sobre los motivos de la actividad psíquica humana. Los conceptos de “voluntad”, “instinto”, “pulsión”, “impulso”, “incentivo”, “expectativas” entre muchos otros, han sido esgrimidos como argumentos en el análisis de la motivación. Las tesis darwinistas dieron lugar a una nueva orientación en las investigaciones biológicas y psicológicas, las apartaron de las especulaciones filosóficas e hicieron que se centraran en la observación sistemática y la experimentación. La impronta histórica del evolucionismo aparece como telón de fondo en la teoría clásica del instinto, así como en el predominio de la concepción homeostática de la motivación, que se prolongará como hipótesis prioritaria durante la primera mitad del siglo. Su influencia se puso de manifiesto en las obras de Thorndike (1898), McDougall (1908), Hull (1943).
En este sentido se comienzan a desarrollar, desde principios de siglo, tesis instintivitas siendo McDougall (1908) el exponente más característico. Para McDougall el instinto es una tendencia genéticamente programada, de carácter innato y universal, que además de impulsar el comportamiento, fija las metas hacia las que la actividad se dirige. La concepción homeostática de la motivación explica las conductas que se originan debido a desequilibrios fisiológicos como pueden ser el hambre, la sed, etc., pero también explica las conductas originadas por desequilibrios psicológicos o mentales producidos por emociones o por enfermedades mentales que también suponen la reducción de una tensión que reequilibra el organismo.
La homeostasis es un mecanismo orgánico y psicológico de control destinado a mantener el equilibrio dentro de las condiciones fisiológicas internas del organismo y de la psiquis. Consiste en un proceso regulador de una serie de elementos que han de mantenerse dentro de unos límites determinados.
El modelo homeostático explica la acción en el nivel de actividad física, tanto en su aspecto fisiológico, como en el motor o comportamental suscitando conductas, entre las que se encuentran la respiración, la alimentación, la regulación de temperatura, la evitación de situaciones estimulares potencialmente peligrosas, que posibilitan la adaptación del organismo ante los cambios externos y que son indispensables para la supervivencia.
La formulación motivacional de Hull y su escuela (1943, 1952), representa el intento más sistemático y completo por trasladar el modelo homeostático a la explicación psicológica de la motivación humana.
Hasta finales de la década de los cincuenta la teoría de Hull, desempeñó un papel importante. Hull elabora su teoría a partir de la influencia de las ideas de Thorndike sobre la motivación. Conceptos como "satisfacción" que utilizaba Thorndike, Hull los reelaborada dando lugar a "reducción de la necesidad", primeramente, y más tarde por el de "reducción del impulso". La teoría de Hull explica el comportamiento a partir de dos conceptos motivacionales activadores y uno de aprendizaje asociativo. En los primeros se encuentran el impulso (drive) y el incentivo y el hábito, como aprendizaje asociativo, marcará la dirección de la conducta. De esta forma la motivación cumple la función de activar el comportamiento, mientras que los principios de aprendizaje asociativo se responsabilizan de marcar el rumbo o dirección hacia la consecución de las metas establecidas.
Para la Psicología la teoría de Hull constituyó la primera interpretación empíricamente demostrable de la motivación. Su trascendencia fue determinante en el ámbito académico durante la primera mitad del siglo XX (referido por Barberá, Heibreder, 1971 y Garrido).
A partir de la segunda década del siglo XX, estas tendencias instintivistas ceden ante la fuerza con la que comienzan a expresarse nuevas corrientes en la psicología.
De acuerdo con Freud (1915), fundador de la corriente psicológica psicoanalítica, el inconsciente es la fuente de nuestras motivaciones, ya sean simples deseos de comida o sexo, compulsiones neuróticas o los motivos de un artista o científico. Además, tenemos una tendencia a negar o resistir estas motivaciones de su percepción consciente, de manera que sólo son observables de forma disfrazada. Freud consideró que todo el comportamiento humano estaba motivado por las pulsiones, las cuales no son más que las representaciones neurológicas de las necesidades físicas. Al principio se refirió a ellas como pulsiones de vida. Estas pulsiones perpetúan tanto la vida del sujeto, motivándole a buscar comida y agua como la vida de la especie, motivándole a buscar sexo. La energía motivacional de estas pulsiones de vida, el “Omph” que impulsa nuestro psiquismo, les llamó Libido. La experiencia clínica de Freud le llevó a considerar el sexo como una necesidad mucho más importante que otras en la dinámica de la psiquis. Pero debemos recordar que cuando Freud hablaba de sexo, hablaba de mucho más que sólo del coito. Más tarde en su vida, Freud empezó a creer que las pulsiones de vida no explicaban todo. La libido, el principio de placer, nos mantiene en constante movimiento y la finalidad de todo este movimiento es lograr la quietud, estar satisfecho, estar en paz, no tener más necesidades. Se podría decir que la meta de la vida, bajo este supuesto, es la muerte. Freud empezó a considerar que además de las pulsiones de vida había una pulsión de muerte. Empezó a defender la idea de que cada persona tiene una necesidad inconsciente de morir. (Heibreder, 1971 y Wolman, 1967)
Por otro lado el proceso del conductismo, tal como se desarrolló en el pensamiento de Watson, su inspirador, puede marcarse más objetivamente a partir de la aparición de la primera de sus tres publicaciones generales (Behavior and Introduction to Comparative Psychology) en 1914.
Siguiendo una aproximación mecanicista, el conductismo mantiene una postura determinista, pero no de instintos grabados genéticamente sino que sostiene que la conducta humana está atada a los estímulos proporcionados por el cuerpo y por el ambiente, tanto fisco como social, que de esta forma funcionan como motivos del comportamiento. Igualmente los conductistas consideran que los motivos pueden aprenderse a través del proceso del condicionamiento. (Heibreder, 1971)
El Conductismo y el Psicoanálisis representan, en muchos sentidos, enfoques opuestos en la interpretación del comportamiento humano y de los motivos que lo regulan. Sin embargo confluyen en el carácter determinista y la visión reduccionista de los procesos motivacionales. Para Watson la conducta se puede determinar desde el ambiente mediante el manejo de estímulos específicos. Para Freud, sin embargo, son las pulsiones internas, las que actúan como móviles determinantes de nuestras acciones.
Por su parte, la perspectiva cognitiva, cuya influencia en la Psicológica aumenta desde finales de los años cincuenta, se enfoca hacia el estudio de motivaciones complejas que se ponen de manifiesto en actividades específicamente humanas, vinculadas con comportamientos conscientes y de carácter voluntario; en este caso se pueden mencionar la motivación de logro o de la planificación de metas.
Entre las explicaciones cognitivas de la motivación humana, una de las más importantes consiste en destacar el papel que las expectativas y valencias, en tanto conceptos anticipatorios a la acción, ejercen sobre el nivel de esfuerzo (tendencia motivacional) asignado a determinadas conductas.
Una serie de modelos, desarrollados por Atkinson (1957), Feather (1959) o Vroom (1964) y aplicados a ámbitos muy diversos, se pueden agrupar en torno a la denominación común de teorías de expectativa/valencia (E/V).
Mateos (1996), referido por Esther Barberá, al revisar la evolución de varios conceptos, entre ellos el de motivación, en la Psicología, hace un análisis profundo de algunas propuestas psicológicas que, manteniendo la esencia de los modelos basados en expectativas y valencias, intentan tanto ampliar su alcance como complementar estos dos parámetros cognitivos con otros componentes motivacionales.
Exponentes de estos replanteamientos de los parámetros E/V son las propuestas de Bandura (1977) o Heckhausen (1977) al diferenciar tipos específicos de expectativas. La clasificación de Bandura distingue entre expectativas de eficacia y de resultado. Las primeras, hacen referencia a la percepción de auto-capacidad para llevar a cabo una conducta, se sitúan conceptualmente entre el sujeto y la acción. Las expectativas de resultado, sin embargo, aluden a la convicción de que una determinada acción producirá un determinado resultado. Intervienen como actividades mediadoras entre la acción y el resultad. La noción de expectativa de eficacia de Bandura va a generar importantes repercusiones en la interpretación psicológica de la motivación. Bandura desarrolla el concepto de auto-eficacia (Bandura, 1982, 1995), incidiendo en el papel motivador que tiene la percepción de uno mismo como agente capaz de llevar a término determinadas acciones. Sobre la noción de auto-eficacia y la percepción de auto-capacidad volveremos luego, dada su estrecha relación con las teorías de motivación aplicadas en el contexto deportivo. Otra corriente que aportó valiosos elementos a la comprensión de la personalidad y de la motivación, lo fue la psicología humanista, orientada a comprender al hombre como ser activo, complejo y orientado a la autorrealización.
La psicología humanista incorpora los motivos de crecimiento y desarrollo a los conceptos hasta ese momento expresados en la teoría motivacional humana. De acuerdo con una perspectiva holística, se representa al ser humano como un sistema unitario, de manera que cualquier motivo que afecta a una parte del sistema afecta a toda la persona. En tal sentido se inscriben los conceptos de hombre autorrealizado de Maslow y de personalidad madura de Allport. En el caso de las doctrinas humanísticas, se trata de interpretar los motivos humanos, vinculados de muy diferentes maneras a supuestos filosóficos, fenomenológicos, y existencialistas. El representante más destacado en esta corriente es Allport (1937-1961), cuya explicación del fenómeno de la autonomía funcional de los motivos superiores en el hombre (difícil de encajar en los modelos biológicos de la reducción del impulso o en la explicación hedonista), planteó a la psicología una gran pregunta. Allport cree que las motivaciones adultas se desarrollan a partir de sistemas motivacionales antecedentes, pero mantienen una independencia o autonomía funcional respecto a los mismos. La ley de la autonomía funcional de los motivos deja por tanto bien sentado que una cosa es el origen histórico de los motivos y otra su valor actual.
Maslow, otro representante de este grupo de teorías, organiza las motivaciones dentro de una escala jerárquica. Propuso una estructura piramidal de necesidades jerarquizadas, separó las cinco necesidades en niveles superiores e inferiores. Describió las necesidades fisiológicas y de seguridad como necesidades de orden inferior, y las necesidades sociales, de aprecio y autorrealización como necesidades de orden superior. Se hizo la diferenciación entre los órdenes de acuerdo con la premisa de que las necesidades de orden superior quedan satisfechas en lo interno, mientras que las necesidades de orden inferior se satisfacen predominantemente desde el exterior. Igualmente estableció una distinción entre necesidades deficitarias o de carencia, por un lado, y necesidades de crecimiento y desarrollo, por otro.
En resumen, los psicólogos humanistas, no hacen hincapié en definir unidades aisladas como hicieron otras tesis dentro de la psicología sino que se enfocaron en caracterizar formas integrales de la regulación psicológica que diferencian unos individuos de otros. Representándose al ser humano a través de una perspectiva holística. (Referido por González Rey y Valdés Casal, (1994); Barberá)
Por otra parte, Deci (1975) reelaborando el concepto de competencia introducido por White, introduce el término de motivación intrínseca, el cual explica que las condiciones motivadas internamente son aquellas que la persona ejecuta para sentirse autodeterminada y competente. En tanto White había introducido el término competencia, explicándolo como la capacidad del organismo para interactuar efectivamente con su ambiente, considerando que la motivación necesaria para alcanzar la competencia no se puede derivar enteramente de fuentes de energía conceptualizadas como impulsos o instintos. (referido por Weinberg y Gould, 1995). Hasta este punto se han referido, tratando de mantener un eje histórico (aunque en algunos momentos fue preciso obviarlo), las concepciones de motivación provenientes de varias corrientes, entre ellas las que se consideran las más importantes: psicoanálisis, conductismo y humanismo. También se han incorporado, entre otras, algunas que tienen un impacto más directo en las teorías que sobre la motivación en el deporte se han redactado como las provenientes de las perspectivas cognitivistas, donde Bandura tiene un papel protagónico.
Sin embargo, el abordaje de la concepción de motivación que plantea la perspectiva marxista de la psicología humana, merece una referencia exclusiva ya que González Carballido (1987) contempla y reconoce en su modelo de estructura de la personalidad del deportista que el nivel consciente volitivo, previamente establecido por González Rey, ejerce un carácter rector en la conducta del deportista, otorgándole un gran importancia al poder movilizador de la motivación superior en la conducta de los atletas.
2.1. La teoría de la motivación humana desde la perspectiva marxista
Más arriba hemos hecho referencia a teorías de motivación provenientes de corrientes desarrolladas fuera de la influencia del pensamiento marxista. En estas, como observamos, el abordaje de la motivación se ha caracterizado por la presencia de múltiples enfoques y concepciones, sin que se haya llegado a una solución integrativa, coherente y sistemática.
Sin embargo estas pueden agruparse en dos tendencias básicas de acuerdo a la naturaleza de las fuerzas que movilizan el comportamiento humano. Por una parte se pueden agrupar aquellas que le otorgan a determinantes biológicos el papel rector de la conducta, reduciendo la movilización de la conducta a mecanismos biofisiológicos. Por otro lado, en el resto de las corrientes prima el subjetivismo, donde se considera que la conducta del hombre esta regida por propiedades antropológicas del hombre, encontrándose en su interior la respuesta al porqué de su comportamiento. La respuesta a este problema lo ofrece la teoría de Marx, que al plantear las bases de concepción materialista-dialéctica del hombre, ofrece una comprensión más coherente y sistemática del origen, naturaleza y desarrollo de los móviles de la conducta, otorgando a la categoría necesidad este papel. (Calviño, 2000)
En este sentido este autor afirma que: “Son las necesidades las generatrices de la dinámica instituyente del aparato psíquico. A ellas se asocian las experiencias de satisfacción e insatisfacción, experiencias basales e instituyentes de los dinamismos psicológicos fundamentales, y consecuentemente de los procesos dinámicos de mantenimiento (repetición), desplazamiento (compensación, equilibrio), reelaboración (superación, creación), etcétera”. (Calviño, 2000, p.50).
Por su parte González Rey, plantea que “las necesidades superiores de la personalidad se forman en las actividades y/o relaciones que ésta realiza de manera estable, en las cuales se encuentra” (González Rey, 1989a, p.52).
Lo anterior está estrechamente relacionado con el carácter objetivo de la fuerzas motrices, ya que “la comprensión del carácter objetivo de las fuerzas motrices en tanto su carácter reflejo y su vinculación objetal, es imposible al margen de la consideración del eslabón central en el cual dichas fuerzas motrices se revelan como objetivos y en el cual ellas se conforman en tanto tales: la actividad práctica”. (Calviño, 2000, p.54)
Ésta es la razón principal por la que la psicología de enfoque marxista plantea la necesidad de enfocar el estudio de la motivación del hombre a partir de la categoría actividad puesto que ¨ el carácter objetal de la actividad…crea el carácter objetal de las necesidades, las emociones, los sentimientos” (Leontiev, 1975 citado por Calviño, M. 2000)
Por su parte, González Rey, considera que las necesidades son insaciables y estables y que el sujeto las percibe a través de manifestaciones emocionales, no siendo su fuente de satisfacción el objeto en sí, sino que la gratificación la produce todo el proceso de relación que establece el sujeto con el objeto. Es por esto que en actividades humanas como la ciencia, el arte y el deporte lo sujetos, al culminar una tarea, continúan motivados por otra que represente una superación o perfección de esta. (González Rey, 1989a)
Siguiendo los planteamientos de González Rey, estas necesidades no son unidades parciales sino que tienen una organización interna en la personalidad que se mediatiza y regula por la propia acción de la personalidad en sus relaciones con el medio. En ellas, las vivencias positivas y negativas forman una unidad dialéctica, en que predominará una u otra en dependencia del momento de su expresión. Sin embargo al analizar anteriormente el carácter objetivo de las fuerzas motrices (las necesidades), sólo hacíamos referencia a su vinculación con el objeto, sin determinar la naturaleza del mismo. De esta forma es preciso decir que los objetos del hombre son el resultado de su actividad en un proceso histórico, de lo que se puede entender que “la comprensión del carácter objetivo de las fuerzas motrices lleva aparejado el reconocimiento de su naturaleza histórico-social” (Calviño, 2000, p. 55)
Por otra parte, pero estrechamente vinculado con lo anterior, el motivo, como objeto de la necesidad, “es la forma en que la personalidad asume sus distintas necesidades, las que elaboradas y procesadas por ella encuentran expresión en sus distintas manifestaciones concretas, de tipo conductual, reflexivo y valorativo, las cuales le dan sentido, fuerza y dirección a la personalidad” (González Rey, 1989a., p.55)
El mismo autor plantea que en la anterior definición de motivo es necesario enfatizar que el mismo es un fenómeno interno de la personalidad, que tiene tantas formas de expresarse como posibilidades de expresión tiene la propia personalidad, además de que dicha personalidad conforma el motivo en su incidencia sobre la necesidad y que no siempre es un fenómeno consciente.
Acerca de los diferentes niveles del motivo en la jerarquía dentro de la personalidad, este mismo autor plantea que “la estructura de la jerarquía motivacional de la personalidad debe ser descubierta por los diferentes grados de complejidad funcional de estos motivos en la regulación de la conducta y no por su contenido” (González Rey, 1989a, p. 56). En este sentido es planteado el concepto de tendencia orientadora como nivel superior de la jerarquía motivacional.
La tendencia orientadora se constituye como nivel superior de la jerarquía motivacional de la personalidad ya que esta formada “por motivos que la orientan hacia sus objetivos esenciales en la vida, lo cual presupone una estrecha relación de la fuerza dinámica de los motivos con la elaboración consciente de sus contenidos realizada por el sujeto” (González Rey, 1985., p. 125) ; por lo que estas tendencias a su vez representan el nivel superior de relación entre lo cognitivo y lo afectivo en la personalidad ya que se expresan de manera fuertemente elaborada (permitiendo reflexionar y emitir juicios acerca de sus motivos) y con una fuerte carga emocional, por lo que los sujetos se encuentran fuertemente comprometidos con ellos en el presente y con una marcada proyección futura. Igualmente la tendencia orientadora posibilita la expresión de motivos muy diversos en el nivel jerárquico superior de la motivación. Sobre la base de este proceso, los motivos adquieren un sentido consciente y personal para el sujeto, todo lo cual determina la creación de formaciones motivacionales complejas, como lo pueden ser los ideales, la autovaloración, o las intenciones profesionales, apareciendo así un sistema de autorregulación muy firme.
Estas formaciones motivacionales complejas son formas bien definidas de expresión e instrumentación de las tendencias orientadoras de la personalidad, las cuales no se expresan de manera directa en el comportamiento concreto, sino que forman parte de un complejo sistema regulador interno, compuesto por estas estructuras. Cabe señalar asimismo que estas formaciones complejas son conscientes, de contenidos relativamente estables y de naturaleza cognitivo-afectiva.
Finalmente, Fernando González Rey señala como el nivel superior de regulación motivacional al nivel consciente-volitivo, el cual caracteriza al hombre una vez que se convierte en sujeto de su actividad, o lo que es lo mismo, cuando es capaz de autodeterminar su conducta, dado que
“en este nivel el sujeto participa en la regulación de su comportamiento a través de una posición conscientemente activa que mediante sus reflexiones y elaboraciones personales le imprime un profundo sentido personal a todos sus comportamientos esenciales , los cuales, en su mayor parte, están orientados por objetivos que trascienden su situación presente” (González Rey, 1985. p.163)
3. Características psicológicas de los deportes de fuerza rápida
En esta agrupación se incluyen los deportes de Levantamiento de Pesas, los saltos, lanzamientos y eventos de velocidad en Atletismo, Ciclismo, Patinaje y otros. Entre las características más relevantes de este grupo de deportes y eventos están la fuerza y rapidez para la ejecución de cada una de las acciones que conforman la estructura de la actividad. Por otra parte es necesario señalar que estos son deportes de una gran exigencia técnica, y por tanto de una gran precisión en cada una de las acciones que se realizan. De esta forma se hace imprescindible que el trabajo de la preparación de los deportistas esté orientado fundamentalmente a garantizar los óptimos niveles de las capacidades de fuerza, rapidez, ritmo, coordinación, equilibrio y el perfeccionamiento de los hábitos motores (las acciones motrices) que determinan la base fundamental de la preparación técnica del deportista.
Al analizar los eventos de velocidad (carrera de distancias cortas en Atletismo, ciclismo y patinaje), es necesario educar en los deportistas la capacidad de autorregularse para enfrentar satisfactoriamente las exigencias que le imponen las rápidas arrancadas, los movimientos de alta tensión psíquica que se ponen de manifiesto antes y durante la lucha competitiva. Es típico en estos deportes 0que la concentración de la atención determine el éxito de las acciones, por cuanto el deportista debe ser capaz de orientar toda su conciencia hacia cada uno de los puntos fundamentales de las acciones competitivas, siendo en el caso de las arrancadas donde mayor significación tiene la misma.
Por el carácter cíclico de los movimientos en estos deportes cobran un papel determinante el ritmo y la coordinación entre los movimientos fundamentales de todo el cuerpo (piernas, brazos, tronco, cabeza) y todo ello en estrecha vinculación con la orientación visual. Resulta de suma importancia para el éxito en estos tipos de deportes el desarrollo de la capacidad de reacción, la cual se manifiesta no solo en los movimientos cumbres del comienzo de la actividad, sino también durante el trayecto o recorrido que realiza el deportista es decir, en cada paso, cada pedaleo, y en cada acción sobre los patines está presente una respuesta más ó menos rápida que debe brindar el deportista para satisfacer las exigencias. De esta forma es necesario orientar el trabajo de preparación hacia la búsqueda de un óptimo nivel de perfeccionamiento de dicha capacidad. En tal sentido debe trabajarse también en la dirección de perfeccionar las percepciones especializadas que garantizan la precisión de las relaciones espacios temporales, el sentido de la distribución de las fuerzas en cada tramo del evento, lo que permitirá que el esfuerzo máximo pueda ser regulado y estar orientado conscientemente hacia la óptima utilización de las potencialidades del deportista, a tener de las exigencias de dicho evento. Es importante distinguir que en estos grupos de deportes (en el caso del ciclismo y patinaje), las exigencias psicológicas al deportista presentan peculiaridades especiales, tanto que las acciones deben adaptarse a las ejecuciones que se realizan mediante patines, bicicletas y pistas con diferentes características lo cual implica un mayor grado de complejidad que en las carreras, debido a que hay que coordinar movimientos, esfuerzos y ritmos con las características y particularidades de dichos implementos y condiciones.
Al valorar dentro del grupo de fuerza rápida los deportes de levantamiento de pesas, saltos y lanzamientos, es importante tener en cuenta el grado de explosividad con que se ejecutan cada una de las acciones que lo conforman, así como el gran esfuerzo que debe emplearse para lograr el fin propuesto. Tal como ocurre en los eventos anteriormente mencionados se hace indispensable el perfeccionamiento y desarrollo de un conjunto de funciones psicofisiológicas de vital importancia para alcanzar el éxito. Sin embargo en estos deportes en los que la fuerza tiene mayor significación, las manifestaciones psicológicas asociados a ellos cobra una singular relevancia. Es así como la regulación de los esfuerzos para determinar en que momento debe ejercerse un mínimo, un medio y un máximo de esfuerzo resulta determinantes para la ejecución precisa de las acciones. Ello debe estar asociado a la capacidad de coordinación, el ritmo y la reacción rápida que le permita aprovechar el momento óptimo para desplegar el máximo de sus potencialidades. A tal efecto debe contribuir la capacidad del deportista para concentrarse y aislarse de todo aquello que a su alrededor pueda interferir la realización eficiente de las acciones.
Por el carácter de los esfuerzos a realizar y de los obstáculos y dificultades a vencer a estos deportistas les es fundamental la educación de máximos esfuerzos volitivos caracterizados por una férrea decisión, perseverancia, autovaloración, dominio de sí, valor y otros, que les permitan movilizar todas sus energías y posibilidades para la consecución de los fines propuestos. A diferencia de los deportes antes señalados, en estos, tiene un peso específico muy alto las percepciones del tamaño, y el peso de los implementos, la valoración de su centro de gravedad y la precisión de los movimientos propios que tienen una incidencia, determinante durante el manejo de estos. Con ello se relacionan las sensaciones propioceptivas y de equilibrio que le brindan la información requerida al deportista sobre la posición, retardo, adelanto, acomodación y dirección del implemento durante la realización de los ejercicios.
Al referirnos a los saltos de una manera especial, es importante señalar el papel que desempeña la representación mental de la secuencia (algoritmo) de los movimientos que debe realizar el deportista a partir del comienzo de la carrera de impulso. Ello está íntimamente relacionado con un óptimo nivel de la concentración de la atención que le permite orientar y precisar los esfuerzos a realizar en cada movimiento durante la ejecución. Es típica en todos los saltos la precisión que debe tener el deportista para hacer el esfuerzo máximo en el momento del despegue debiendo corresponderse con la disposición óptima. Ello exige de una agudeza perceptual elevada para evaluar el espacio y el tiempo en que se deben realizar las acciones no solo de despegue propiamente dicho, sino también de la posición que se adopta durante el vuelo y de la caída, que resultan dos componentes determinantes en el resultado final. Resulta de singular importancia el análisis psicológico que caracteriza al sprint final en los diferentes deportes que presentan esta peculiaridad. Lo más relevante de este momento estriba en que el deportista debe ser capaz de administrar (regular) la utilización de sus máximos esfuerzos, con el fin de culminar eficazmente su actuación. Para ello, debe tensar al máximo su atención, mantener una clara identificación de los puntos fundamentales y las condiciones en los que se da ese momento y realizar una valoración exacta y precisa de la situación de él en relación con los contrarios o con los implementos con los que interactúa y la estrategia establecida para el evento. En tal sentido cobran el máximo de importancia la toma de decisión rápida, la rapidez del pensamiento, la agudeza perceptual y la exacta diferenciación propioceptiva del esfuerzo final.
3.1. Características psicológicas de los eventos del área velocidad
Las características psicológicas de este grupo: acciones de corta duración, donde se compite por intentos y predomina la intensidad de los esfuerzos y el régimen anaeróbico. Hay que considerar, en el caso del Atletismo, que la diversidad de eventos aumenta la heterogeneidad respecto a las mencionadas características y como tal, cierta diversidad en las demandas psicológicas. Sin embargo, podemos referir las demandas específicas fundamentales:
Capacidad para mantener la atención concentrada, de manera intensa y durante un tiempo relativamente breve.
Motivos intensos y predominantes en las cualidades de aproximación al éxito y balance de expectativas de éxito y eficacia.
Capacidad para la representación ideomotora de movimientos complejos, no solo en su sucesión, sino en los atributos de fuerza, rapidez, anticipación, coordinación, fluidez y ritmo.
Adecuada autovaloración de rendimientos parciales.
Alta tolerancia a frustraciones parciales.
Elevado control emocional, logrando diferenciaciones de “zonas óptimas de tono muscular.”
Enfrentamiento apropiado a situaciones de stress competitivo.
Percepciones especializadas de tiempo y esfuerzo para tramos de carrera, en el caso de la velocidad.
4.1. La actitud
Una actitud se define como: un sistema relativamente estable de creencias relativas a cierto objeto y que resultan en una valoración de dicho objeto. El concepto de actitud se usa extensa y técnicamente en psicología, pero de manera más laxa en sociología. Las encuestas sobre actitudes son criticadas, a veces con el argumento de que los cuestionarios no revelan las verdaderas actitudes de las personas. Actitud, forma de motivación social que predispone la acción de un individuo hacia determinados objetivos o metas. La actitud designa la orientación de las disposiciones más profundas del ser humano ante un objeto determinado. Existen actitudes personales relacionadas únicamente con el individuo y actitudes sociales que inciden sobre un grupo de personas.
A lo largo de la vida, las personas adquieren experiencia y forman una red u organización de creencias características, entendiendo por creencia la predisposición a la acción. La actitud engloba un conjunto de creencias, todas ellas relacionadas entre sí y organizadas en torno a un objeto o situación. Las formas que cada persona tiene de reaccionar ante cualquier situación son muy numerosas, pero son las formas comunes y uniformes las que revelan una actitud determinada. El concepto de actitud es básico en dos campos: en psicología social y en la teoría de la personalidad. A finales de la década de 1920, el psicólogo estadounidense Gordón. Allport se interesó por la investigación de las actitudes sociales, pero no fue hasta la década de 1940, con la publicación de “El miedo a la libertad” (1941) de Erich From, cuando este concepto empezó a cobrar importancia en la teoría de la personalidad.
La actitud social es compartida y favorece los intereses sociales por encima de los individuales. En virtud de que la noción de formación, en el ámbito educativo, está cargada de múltiples equívocos, me gustaría compartir con ustedes algunas reflexiones pedagógicas sobre este concepto: Para muchos la formación consiste en adquirir o perfeccionar un saber, una técnica, que se ejerce en beneficio del sistema socioeconómico. Otra acepción dice que la formación puede verse también como una institución, como un dispositivo organizacional compuesto de planes de estudio, programas, certificaciones, etc.
Para Gilles Ferry, autor francés que ha escrito sobre la formación, ésta se define como: "... un proceso de desarrollo personal tendiente a adquirir o perfeccionar capacidades. Capacidades de sentir, de actuar de imaginar, de comprender, de aprender, de utilizar el cuerpo". Si tomamos como válida esta afirmación, debemos renunciar a ciertas maneras de hablar que son frecuentes: una formación no se recibe ni se da; nadie puede formar a otro, no se puede hablar de la acción de un formador sobre un formado. Dice Ferry, que cada individuo se forma a sí mismo, reflexionando sobre situaciones, sucesos, ideas, no solamente en el aspecto profesional, sino en todas las facetas del ser humano: uno se forma en múltiples actividades: como padre, como ciudadano, como consumidor, como inquilino, etc., y se forma de manera permanente, desde la infancia hasta la vejez. Sin embargo, ninguna persona se forma a través de sus propios sino que requiere de la ayuda de mediaciones, siendo la educación la más adecuada y necesaria de ellas. De acuerdo con este enfoque, se puede contribuir en gran medida a la formación de los individuos, aunque no puede garantizarla.
4.2. Características de las actitudes
Podemos destacar una serie de características de las actitudes:
Objeto: las actitudes deben tener un punto focal. Este puede ser abstracto o tangible.
Dirección: favorable, desfavorable.
Grado: cuánto gusta o disgusta el objeto.
Intensidad: nivel de seguridad o confianza de la expresión relativa al objeto o bien la fuerza que atribuye a su convicción.
Estructura: organización en las actitudes, es decir, tienen consistencia interna y una centralidad interactitudinal.
Aprendizaje: las actitudes se aprenden.
Tomemos como ejemplo la miel. Si te gusta, la actitud tiene una dirección favorable, el grado sería si te gusta poco, mucho, muchísimo..., la intensidad sería el nivel de convicción del individuo sobre su decisión de que la miel le gusta mucho. En la vida cotidiana, el término "personalidad", es comúnmente utilizado. Sin embargo, en la psicología se le otorga un sentido técnico especial. A la personalidad se la define del funcionamiento individual. Sus rasgos, intrínsecos y persistentes, emergen de una complicada matriz de disposiciones biológicas, del aprendizaje, de percibir, razonar y enfrentar las situaciones y a los otros. La normalidad de la personalidad se refleja en la flexibilidad y adaptabilidad con que un sujeto se enfrenta al medio y en que la percepción y conductas típicas se traduzcan en un incremento de la satisfacción personal. De acuerdo con la Asociación Psiquiátrica Norteamericana, los rasgos de personalidad son patrones persistentes de formas de percibir, relacionarse y pensar sobre uno mismo y el entorno, que se ponen de manifiesto en una amplia gama de contextos sociales y personales. Sólo al ser inflexibles y desadaptativos, y producir una significativa incapacidad social, ocupacional o bien, malestar subjetivo, es que constituyen un trastorno de personalidad.
4.3. Formación de las actitudes
Las actitudes se forman a través de lo siguiente:
Por la acumulación y la integración de numerosas experiencias relacionadas entre sí.
Por traumas o experiencias dramáticas.
Por la adopción de actitudes convencionales.
El pertenecer a un grupo se van aprendiendo sus patrones de conducta, y con ellos también las actitudes. Muchos de los perjuicios que las personas poseen lo han copiado de los demás.
4.4. Características de las edades (12-15 años)
Para optimizar el entrenamiento de los niños y adolescentes, es necesario tener conocimiento básico sobre las particularidades psicofísicas inherentes a las diferentes edades. Con estos conocimientos se ponen en marcha un entrenamiento adecuado a la edad y al nivel de desarrollo y que responda a los deseos y necesidades de los niños y adolescentes. En la primera fase de la pubertad, calificada como segunda mutación morfológica empieza hacia los 11-12 y 12-13 años. Las modificaciones de la existencia física (aparición de la sexualidad, desaparición de las estructuras infantiles, crecimiento, tallas, aumento de peso). Causan una sensible debilidad psíquica por causa de una inestabilidad hormonal. Las características principales son comportamiento crítico y el cuestionar la autoridad. La autonomía y la responsabilidad pasan a primer plano. La discordancia entre querer y poder lleva a veces a conflictos con el mando de los adultos, distanciamiento con respecto a los padres, profesores y entrenadores. Se concede gran valor a la actividad colectiva en el grupo. En el entorno social y en el campo deportivo, hay una competencia del experto y el respeto mutuo. El completo cambio de la existencia física y social produce una alteración en los intereses, lo que no deja de tener consecuencias en el plano deportivo. Las expectativas ligadas a la actividad deportiva sufren una profunda transformación. Con el advenimiento de la pubertad hay una disminución brusca por el interés del deporte. La actividad deportiva sufre una fuerte presión competitiva y retrocede en la escala de valores. La actividad deportiva se basa, en la necesidad de contacto social con compañeros de la misma edad. La necesidad de competencia ha perdido terreno con relación a los anteriores niveles de edad. Para el entrenamiento hay diferentes consecuencias, el fuerte aumento de talla y de peso, que algunas veces produce un fuerte deterioro a la relación fuerza - peso. Los gestos y los movimientos aberrantes son típicos de esta edad y representan la máxima capacidad de entrenamiento de los determinantes de la condición física. En esta primera fase de pubertad se mejoran las cualidades físicas, se procura la estabilización y mejora la capacidad de coordinación. El nivel intelectual de esta edad permite una nueva forma de aprendizaje de los gestos y del entrenamiento general. Al calcular las dosis de las cargas de entrenamiento hay que tener en cuenta la gran inestabilidad de la motivación en adolescente. En esta primera fase, hay un período de reestructuración. Los errores cometidos en la programación del entrenamiento y en la educación de los adolescentes, son los casos primordiales del abandono de la actividad deportiva en el preciso momento en que los estímulos de entrenamiento son eficaces. Al entrenador le incumbe la difícil tarea de mantener intacta la motivación deportiva de su alumno, estabilizarla y resolver las situaciones conflictivas. Con la adecuada intervención pedagógica, por medio de una conducta que respete los deseos del adolescente y dosificando el entrenamiento según las capacidades individuales de cada uno. En la segunda fase de la pubertad (adolescencia) comprendida en las edades 13-14 años para concluir hacia los 17-18 años. Marca el final de una evolución que partiendo de la infancia, termina en la época adulta. Se caracteriza por una ralentización de la evolución de todos los parámetros del crecimiento y del desarrollo (Szgien Dmeter, 1981). Hay un rápido crecimiento por lo que se armonizan las proporciones y permiten que mejoren las facultades de coordinación. El aumento de las fuerzas y de las capacidades de almacenar y fijar esquemas gestuales crea condiciones óptimas para la mejora de la capacidad de rendimiento. En la adolescencia hay una intensidad máxima mayor y una mejora del rendimiento motor. Se aprovechan más rápidamente y se retienen mejor los movimientos más difíciles. Con esta fase hay un equilibrio psíquico por lo que se debe a una estabilización de la regulación hormonal y tiene provechosos efectos sobre el proceso de entrenamiento. El creciente equilibrio psíquico que se constata al final de la primera fase de la pubertad, está influido por la interacción compleja de la escuela, de la familia y la sociedad que induce a la moderación más marcada de la personalidad y a una mejor integración social. Las consecuencias para el entrenamiento están dadas al equilibrio de las proporciones corporales, la estabilización psíquica, la elevación del nivel intelectual y una afinación de la capacidad de observación hacen que la adolescencia sea una "segunda edad de oro" para el aprendizaje. Permiten tener un entrenamiento voluminoso e intenso, la gran adaptabilidad del sistema nervioso central y el aumento de la capacidad psicofísica, para aumentar mayores cargas de entrenamiento. Al final de la adolescencia se sitúa el rendimiento máximo para algunos deportes, lo que permite utilizar todos los contenidos y métodos de entrenamiento En el desarrollo del adolescente operan cambios radicales en el organismo del niño, tendientes a la madurez biológica y se desenvuelve el proceso de maduración sexual. Tras todo esto están los procesos de reestructuración morfológica y fisiológica del organismo. El aumento de la masa muscular y de la fuerza de los músculos se produce con la máxima intensidad al finalizar el período de la maduración sexual. El aumento de esta fuerza muscular amplía las posibilidades físicas de los adolescentes, pero se fatigan con mayor rapidez los adultos y todavía no son capaces de soportar tensiones prolongadas, cosa que se debe tener en cuenta en el deporte y en el trabajo físico. La reestructuración del aparato locomotor está acompañada en la pérdida de armonía en los movimientos y se manifiesta una incapacidad de dominar el propio cuerpo. Al mismo tiempo entre 13-14 años transcurre el período de desarrollo optimo de muchas cualidades motrices, intenso perfeccionamiento de la motricidad con pronunciada elevación de una serie de índices (rapidez, frecuencia de los movimientos, largo de los saltos etc.) En el entrenamiento del adolescente, cada grupo de edad comporta sus particularidades y sus tareas didácticas específicas. El aprendizaje y la propuesta de estímulos de entrenamiento están en función de fases sensibles del desarrollo del individuo. Con la fase de pubertad el desarrollo de la condición física está en primer lugar y la coordinación técnica y la condición física deben desarrollarse paralelamente, por lo que puede haber predominio de una u otra según los objetivos del entrenamiento.
Metodología utilizada
Población y muestra
Para llevar a cabo esta investigación se seleccionó de forma intencional como muestra a los alumnos de las categorías 14-15 años de ambos sexos que conforman el área de velocidad del deporte Atletismo de la EIDE provincial de Sancti Spíritus, formada por 4 atletas que representan el 100% de la población, los cuales llevan tres años de experiencia en el deporte.
La muestra estuvo compuesta por:
Sexo / Cantidad |
Femenino / 2 |
Masculino / 2 |
4.5. Métodos y procedimientos
Métodos del nivel teórico
Método de enfoque sistema
Operaciones lógica del pensamiento
Métodos empírico
Test de motivos deportivos. Escalas cortas, de Susan Butt.
Test de actitud para la próxima competencia.
Test de inventario de personalidad de EYSENCK.
Método de los 10 deseos.
Metódica de la composición.
Métodos y procedimientos estadísticos
Para la realización de los análisis estadísticos de los resultados de la presente investigación se utilizó como medida de tendencia central la media y los por ciento de manera que nos permitieran hacer una correcta interpretación de los mismos en consonancia con la naturaleza de las variables a medir.
4.6. Descripción de los instrumentos a utilizar
Las técnicas se aplicaron con el siguiente orden
1er día
Test de la personalidad de Eysenck.
2º día
Test de los motivos deportivos.
3er día
La composición.
4º día
Técnica de los 10 deseos.
5º día
Test de la actitud para la competencia.
En todos los casos el investigador estuvo presente, con el fin de lograr una mayor confiabilidad de los resultados obtenidos.
Los test se realizaron en el centro de Medicina Deportiva con toda la muestra escogida, donde se les explicó en qué consistía la realización de cada uno de las técnicas antes de aplicarlas
Descripción de los instrumentos a utilizar:
Inventario de personalidad de Eysenck.
Técnica que evalúa las características de la personalidad, el protocolo consta de 57 modos de conducta en el cual se deben contestar si o no según criterio personal que se ajuste a su personalidad.
Cada ítems será comparado con la tabla de respuesta y los que no coincidan con lo afirmado en dicha tabla se irán despreciando, las que concuerden se cuantificaran y al final se cuentan los valores.
E = Extroversión – Introversión. |
0 – 8 = Introvertido. |
9 – 15 = Nivel medio normal. |
+ 15 = Extrovertido. |
N = Neuroticismo. |
0 – 8 = Estabilidad emocional. |
9 – 15 = Nivel medio normal. |
+ 15 = Neuroticismo. |
M = Mentira. |
0 – 5 =Normal. |
+ 5 = Falseamiento (bajo grado de confiabilidad |
Test de motivos deportivos. Escalas cortas, de Susan Butt.
Este test tiene como objetivo evaluar el nivel de motivación deportiva general de los atletas así como diferentes áreas motivacionales entre las que tenemos: conflictos, rivalidad, suficiencia, cooperación y agresividad.
Forma de evaluar
Área de motivación:
Conflicto 1, 6, 12, 14, 17
Rivalidad 2, 7, 10, 20, 24
Suficiencia 3, 11, 16, 19, 23
Cooperación 4, 8, 15, 21, 25
Agresividad 5, 9, 13, 18, 22
Evaluación general
Para obtener el resultado de la evaluación decimos que:
Menos de 11 respuestas positiva es una baja motivación.
De 12 a 14 respuestas positiva es una motivación promedio.
De 15 en adelante respuestas positivas es una motivación alta.
Evaluación por área
Conflicto: es significativo de 2 puntos en adelante.
Rivalidad: es significativo de 2 puntos en adelante.
Suficiencia: es significativo de 3 puntos en adelante.
Cooperación: es significativo de 4 puntos en adelante.
Agresividad: es significativo de 3 puntos en adelante.
4.7. Técnica de los Diez Deseos
Este método, expuesto por González Serra (1978) fue utilizado con el objetivo de indagar en el contenido de las necesidades y la dirección de la personalidad, así como en el sistema de motivos dominantes y su orientación. Aunque originalmente su autor lo concibió incluyendo una forma directa e indirecta de expresión, buscando tanto conocer las manifestaciones conscientes y voluntarias de los sujetos de sus deseos, propósitos, planes y temores, como la expresión de determinadas necesidades y tendencias que pueden ser inconscientes para el sujeto, en este estudio solo se utilizó únicamente la variante directa pues se prefirió contar preferentemente con las necesidades más conscientemente elaboradas y que regulan el comportamiento más específicamente, aunque pudieran existir elementos inconscientes influyendo de alguna manera en la conducta.
Para el presente estudio se agruparon los deseos de la siguiente forma:
Motivos deportivos.
Motivos profesionales.
Motivos personales.
Motivos familiares.
Motivos docentes.
4.8. Composición “Mi deporte es…”
Esta técnica abierta, no estandarizada e indirecta, pues el sujeto desconoce los aspectos sobre los cuales será evaluado, fue utilizada ya que posibilita eficientemente la expresión espontánea de los conocimientos, reflexiones, vivencias y experiencias en el deporte de los atletas. Igualmente permite apreciar la unidad de procesos afectivos-cognitivos a través de las reflexiones, valoraciones etc.
Esta composición nos permitirá analizar el contenido expresado, así como la forma de expresión de los mismos, teniendo en cuenta el vínculo emocional hacia el contenido y la elaboración personal, lo cual constituye un indicador esencial del potencial y la complejidad reguladora de los motivos deportivos y otros en la personalidad del deportista. El grado en que se manifieste la elaboración personal nos indicará la posición activa ante lo expresado, así como el compromiso y el sentido que para la personalidad poseen los motivos expresados.
4.8.1. Test de actitud para la competencia
Este test se aplica con el objetivo de evaluar cómo se manifiestan los niveles de actitud de los atletas ante la proximidad de competencias. El mismo evalúa indicadores importantes tales como: Certeza de la fuerza, valoración de la fuerza de los contrarios, significación de la competencia, orientación de las opiniones de otras personas.
Forma de evaluar según la puntuación adquirida en cada uno de los parámetros
S.I.G. – C.O.N. (0-3 actitud baja) (4 actitud promedio) (5-7 actitud alta)
C.E. – OPP. (0-3 actitud alta) (4 actitud promedio) (5-7 actitud baja)
Guía correcta para responder:
1-no 2-no 3-si 4-si 5-no 6-si 7-si 8-si 9-no 10- si 11-si 12-si 13-si 14-si 15-si 16-si 17-no 18-si 19-si 20-si 21-no 22-no 23-si 24-si 25-no 26-si 27-si 28-no
Indicadores: Indica los parámetros que miden cada pregunta
CE
1
5
9
13
17
21
25
OP
4
8
12
16
20
24
28
CON
2
6
10
14
18
22
26
SIG
3
7
11
15
19
23
27
5. Análisis de los resultados
Tabla 1. Resultados del inventario de personalidad de Eysenck
Atletas
N
E
L
1
6
15
7
2
6
9
4
3
4
12
7
4
6
16
4
V / Media
5
13
5.4
Fuente: Inventario de personalidad de Eysenck
De forma general al analizar los resultados, podemos decir que los sujetos son estables con una marcada tendencia hacia la extrovertividad, aunque es bueno señalar que existen dos sujeto que son introvertidos esto conlleva a que se elaboren estrategias psicológicas por parte de los entrenadores en función de las diferencias individuales registradas. Es significativo plantear que al asociar estos resultados a los temperamentos como ha demostrado Eysenck en sus múltiples investigaciones nos da dos sujetos con rasgos temperamentales flemático y el resto sanguíneo
Tabla 2. Resultados de test de los motivos deportivos
Nº
Conflicto
Rivalidad
Suficiencia
Cooperación
Agresividad
Total
1
2
3
4
5
3
17
2
3
4
4
5
3
19
3
4
4
4
5
3
20
4
1
2
4
5
3
15
V / Media
2.5
3,25
4
5
3
17.75
Fuente: Test de motivos deportivos de Susan Butt
Al señalar los resultados en la tabla podemos observar que en sentido general existen en los atletas estudiados una alta motivación, ya que todos poseen elevados índice, no obstante resulta significativo tener en cuenta los resultados en el área de conflicto expresada por el atleta (Nº 4) que a nuestro juicio son bajos, no existiendo un debido control de las energías negativas lo que amerita profundizar y elaborar intervenciones en función de brindarle técnicas psicológicas para que dicho atleta logre vencer esas dificultades.
5.1. Método de composición
A través de las técnicas aplicadas y en especial la composición llegamos a la conclusión, de que existe de manera general un elevado nivel de reflexión en los atletas, así como una elevada valoración personal en su juicio, valoraciones y opiniones acerca de sus motivos deportivos. Esto se puede comprobar al analizar la elevada originalidad y visión personal mostrada de manera general en los argumentos ofrecidos, donde incluye toda una serie de aspectos relacionados con la práctica del deporte; particularidades y exigencia relacionadas con el mismo refiriéndose personalizadamente y con una gran carga emocional así como una proyección hacia el futuro (“Mi deporte me trasmite mucho sentimiento e interés, a través de ello me he desarrollado muy rápido”; “Mi deporte lo es todo para mi”; “Para mí y mi familia mi deporte es algo especial”).
En cuanto al nivel de prevalencia de los motivos deportivos se puede decir que estos ocupan los primeros lugares en la Jerarquía motivacional de los atletas, siendo capaces de vertebrar el resto de los motivos de la personalidad en la dirección de la conducta (“Mi deporte es toda mi vida”, “Me gusta mi deporte porque allí esta mi futuro y lo que voy a ser el día de mañana”).
Es necesario decir que los motivos deportivos comparten la prevalencia en la jerarquía motivacional, con los motivos personales, principalmente relacionados con aquellos que indican la expresión de una necesidad de autoafirmación y reconocimiento por parte de los entrenadores, sus compañeros, padres etc., lo que indica una marcada aparición de las nuevas formaciones psicológicas que caracterizan esa edad. Es importante agregar que los motivos deportivos están relacionados con los motivos familiares en alguna medida en el sentido de que los atletas encuentran en los resultados en el ámbito deportivo un medio para la satisfacción de su familia. Esto se puede observar en los resultados de los Test de los 10 deseos.
Tabla 3. Resultados del test de los 10 deseos
Atletas
Deportivo
Personales
Profesionales
Familiares
Docentes
1
2
4
1
1
2
2
5
2
__
2
1
3
4
3
__
1
2
4
3
5
__
__
2
V/Media
3,5
3.5
0,25
1
1,75
Área de motivación
Fuente: Test de los 10 deseos
El total de motivo deportivo asciende a (3.5) por cada deportista estudiado al igual que las motivaciones personales y los docentes (1,75). Un poco más apartado de estas tres clasificaciones se ubican los familiares (1) y los profesionales (0.25) de esta forma se puede constatar que en la vida de estos atletas las esferas de mayor papel en la función de regulación de la personalidad son: La deportiva, la personal y docente.
Este resultado es muy importante pues como ya habíamos dicho esto evidencia que los motivos deportivos se encuentran como motivo de carácter rector dentro del espectro de los motivos estudiados en estos deportistas ya que si bien en cuanto a cantidad tienen el mismo peso que los personales no ocurre así en la distribución de su jerarquía al ocupar los primero lugares en pirámide. Es bueno significar que también una posición importante ocupa lo personal y lo docente.
Tabla 4. Resultados del test de actitud para la próxima competencia
Nº
Certeza de la Fuerza (C.E.)
Orientación de las
opiniones de otras personas (O.P.)
Valoración de la fuerza de los
contrarios (C.O.N.)
Significación de la competencia (S.I.G.)
1
2
1
0
6
2
1
5
4
5
3
1
4
5
6
4
1
1
2
6
V/Media
1,25
2.75
2.75
5.75
Fuente: Test de actitud para la próxima competencia.
La certeza de la fuerza y la significación de la competencia, la actitud es alta para el 100 % de los atletas, la orientación de las opiniones de otras personas es alta para el 50%, una baja y una promedio, la Valoración de la Fuerza de los Contrarios en estos atletas, el 50% es baja, una alta y una promedio. Como se puede apreciar al analizar la tabla No III pudimos observar que existen dificultades en cuanto a la Valoración de la Fuerza de los Contrarios que a nuestro juicio pueden estar asociadas a la falta de conocimientos de las posibilidades de los mismos o a un elevado nivel de pretensiones de los sujetos muestreado, que evidencia una sobre valoración de los contrarios no obstante es necesario aplicar otras técnicas que nos permitan acercarnos mas a la realidad de estas actitudes.
6. Conclusiones
La esfera motivacional de la personalidad de los atletas de atletismo del área de velocidad de la categoría 14-15 años de ambos sexos de la EIDE “Lino Salabarria Pupo” de Sancti Spíritus se caracterizan por:
Los motivos deportivos ocupan los primeros lugares en la jerarquía motivacional de los atletas, aunque el nivel de prevalencia de los personales y docentes son elevados.
De forma general existe una marcada intensidad en los motivos deportivos ya que se constató un elevado grado de reflexión, elaboración personal, fundamentación cognitiva y la disposición a sacrificar la satisfacción de otras necesidades cuando resultan incompatible con las que subyacen en el motivo deportivo.
Existe una elevada actitud de forma general para enfrentar las próximas competencias, expresadas en resultados altos en indicadores tales como Certeza de la Fuerza, Orientación de las opiniones de otras personas, Significación de la Competencia no así en la Valoración de la Fuerza de los Contrarios.
En el análisis de las diferencias individuales encontramos que los sujetos muestreados son estable con una marcada tendencia hacia la extrovertividad constatándose los temperamentos sanguíneo y flemático.
Poseen un nivel alto de motivación deportiva expresado en elevados niveles de suficiencia, rivalidad, cooperación y agresividad.
6.1. Recomendaciones
Teniendo en cuenta que la esfera motivacional ocupa un papel importante y decisivos. Junto al desarrollo de las capacidades, para el rendimiento deportivo recomendamos.
Que se continúe desarrollando esta línea de investigación en las demás categorías del atletismo así como en otros deportes en la EIDE provincial “Lino Salabarria Pupo” de Sancti Spíritus ya que la misma es una importante herramienta para el trabajo de los entrenadores en su labor de preparación general de sus discípulos.
Que los resultados de esta investigación sean tenido en cuenta por los entrenadores de la categoría estudiada, así como el personal especializado con el fin de lograr una mejor preparación psicológica de sus atletas.
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digital · Año 15 · N° 145 | Buenos Aires,
Junio de 2010 |