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La tendinitis rotuliana, una de las lesiones más frecuentes 

en el ciclismo. Pautas para su tratamiento y recuperación

 

Facultad de Ciencias de la Educación y del Deporte

Universidad de Vigo, Pontevedra

(España)

Juan José Eiroa Bermúdez

Matilde González García

Rubén Navarro Patón

rubennp77@yahoo.es

 

 

 

Resumen

          En el mundo del ciclismo, ya sea amateur o profesional, se producen diferentes tipos de lesiones; desde pequeñas heridas y abrasiones producidas por las caídas, hasta las lesiones musculo-esqueléticas, mucho más graves y difíciles de recuperar. Entre estas últimas, se encuentra la tendinitis rotuliana, muy común entre los ciclistas, sobre todo a principio de temporada cuando se produce un uso de la articulación de la rodilla más continuado y bajo unas determinadas exigencias, después de un periodo más o menos largo de reposo. Debido a que este tipo de lesión es muy frecuente en los ciclistas, es fundamental tomar las precauciones necesarias para evitar una que se produzca una tendinopatía crónica. Se ha elaborado el siguiente documento para ayudar a establecer unas pautas de recuperación que sirvan de guía y orientación. Para ello se aportan unos conceptos básicos sobre las lesiones de este tipo y unas líneas básicas de actuación para la recuperación de esta

          Palabras clave: Ciclismo. Tendón rotuliano. Tendinitis. Rehabilitación

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 14 - Nº 142 - Marzo de 2010

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1.     Introducción

    En España hay cerca de 65.000 fichas de ciclistas federados (CSD, 2007), pero la realidad es que son muchos más, porque deberíamos añadir, los aficionados y practicantes de fin de semana, las entidades educativas, las escuelas deportivas de los ayuntamientos, y muchos otros que practican el ciclismo a nivel amateur y cuyas fichas no son tramitadas por las federaciones autonómicas o clubes de base.

    Todo deportista está predispuesto a sufrir algún tipo de lesión o accidente a lo largo de su vida deportiva. Con mucha frecuencia estas lesiones, dejan unas consecuencias y síntomas que perduran durante meses e incluso años y que impiden al deportista un normal desarrollo de su actividad deportiva, ya sea en el entrenamiento o en la competición.

    Cada disciplina deportiva tiene una región corporal en la que la incidencia de las lesiones es mayor. En el ciclismo se producen muchas lesiones pero nos vamos a centrar en la tendinitis rotuliana y aportar un tratamiento fisioterapéutico para su tratamiento y ayudar a su recuperación.

2.     Las lesiones deportivas en el ciclismo. La tendinitis rotuliana

    Hoy en día no hay una única definición de lesión deportiva, pero de una manera genérica se puede decir que es una alteración de los huesos, articulaciones, músculos y tendones que se producen durante la práctica de actividad física y alteran la capacidad del deportista para un normal desarrollo de la misma.

2.1.     Anatomía de la rodilla

    La rodilla está protegida por los músculos que forman los isquiotibiales en la cara posterior del muslo y el músculo cuádriceps que se encuentra en la cara anterior. Este último está formado por el recto anterior, vasto interno, vasto externo y el crural. Este último, es el que más colabora en la fijación de la rótula y en consecuencia en la alineación del tendón rotuliano. Este tendón tiene una longitud entre 3 y 5 cm y anchura de 2 cm. Su función es la de transmitir la fuerza generada durante la flexión del cuádriceps

2.2.     Las lesiones tendinosas

    Este tipo de lesiones afectan principalmente al tendón y normalmente son aquellas que se producen por la desproporción de los impactos y el efecto sumatorio de las cargas. Se diferencian los siguientes tipos de lesiones (Barh, y cols. 2007):

  • Tendinosis (antiguamente tendinitis): Degeneración intratendinosa por atrofia (envejecimiento, microtraumas, compromiso vascular…).

  • Tendinitis (Antigua distensión o desgarro del tendón): Degeneración sintomática del tendón por rotura vascular y respuesta inflamatoria de reparación.

  • Paratendonitis (antiguamente tenosinovitis): Inflamación del paratendón.

    La tendinitis rotuliana se caracteriza por un dolor en la zona situada entre la rótula y la parte superior-anterior de la tibia y por dificultades a la hora movilizar la rodilla. Se suele acompañar por una sensación de pérdida de fuerza en la articulación y por fuertes molestias al incorporarse tras permanecer sentado o al intentar ponerse en cuclillas (Ballesteros, 1990).

    En el mundo del ciclismo, la tendinitis del tendón rotuliano es la más frecuente. Esta puede afectar al cuerpo tendinoso, que se debe en la mayoría de los casos a un sobre esfuerzo o a la inserción inferior de de la rótula, debida frecuentemente a una tracción desviada porque el eje del tendón también lo esté. En el primer caso, la solución pasa por un reposo prolongado que dé lugar a su recuperación y en el segundo, una corrección de la postura del ciclista.

2.3.     Causas

    La causa principal de la tendinitis rotuliana en el ciclismo es la que se produce por un mal gesto en el pedaleo y que poco a poco va dañando el tendón hasta producir una inflamación del mismo a la que se conoce como micro traumatismo por repetición. Este micro traumatismo, se produce por una mala postura de la pierna del ciclista en relación con la posición del pedal de la bicicleta.

    Otra posible causa puede ser debido a un mal entrenamiento o debilidad del cuádriceps ocasionando una degeneración del tendón, que en ocasiones puede llagar a la rotura de alguna de sus fibras debido a al trabajo de fortalecimiento de dicho músculo con flexo-extensión repetitiva (Caso del ciclismo) y no alternarla con ejercicios isométricos.

    Otra de las causas más frecuentes tiene un origen congénito, ya que la desviación en la posición de la rótula también puede ser causa de tendinitis. En estos casos una solución bastante frecuente es la quirúrgica.

2.4.     Signos y síntomas

    A continuación se enumeran los síntomas más frecuentes cuando un ciclista sufre una tendinitis rotuliana, aunque cada individuo puede tener experimentarlos de forma diferente y en mayor o menor medida:

  • Dolor y sensibilidad en el área del tendón rotuliano.

  • Edema e hinchazón en la zona.

  • Dolor al pedalear o simplemente al caminar.

  • Dolor al flexionar o extender la pierna.

  • Permanecer mucho tiempo con la rodilla flexionada.

3.     Tratamiento general y específico

3.1.     Tratamiento general

    En el momento de producirse una lesión aguda en la práctica deportiva, debemos seguir unos pasos de “Urgencia” que minimicen los síntomas y molestias que se producen en la fase aguda.

    Las pautas generales a seguir ante una sospecha de tendinitis rotuliana son las siguientes:

  1. Reposo de la zona afectada. Desde que se empiecen a notar las primeras molestias o desde que se produce la lesión de forma fortuita y hasta que sea valorada por un médico hay que mantener la zona afectada inmovilizada con el fin de no agravar las lesión.

  2. Aplicar frío local: Esta es la segunda medida, después de la inmovilización de la zona afectada, que hay que tomar por las siguientes razones:

    1. Disminuye el edema.

    2. Calma el dolor.

    3. Reduce el espasmo muscular

    4. Favorece la recuperación.

    La aplicación de frío local se realizará durante las primeras 24-48 horas desde que se produce la lesión cada 3-4 horas a intervalos de 20 minutos (Barh y cols. 2007)

  1. Compresión: Se debe comprimir la zona mediante un vendaje elástico con el fin de reducir el edema y la hemorragia producidos en la lesión.

  2. Elevación de la zona afectada: Se recomienda elevar la zona afectada durante los 2 primeros días desde que se produce la lesión con el fin de que se produzca un estancamiento de la sangre en la zona afectada y favorecer el retorno hacia el corazón.

  3. Aplicación de calor: Transcurridas las primeras 48 horas de la fase aguda de la lesión se debe aplicar calor en la zona afectada ya que facilita la cicatrización y alivia la contractura muscular que se haya producido en la zona.

3.2.    Tratamiento específico de la tendinitis rotuliana

    Se han descrito variedad de tratamientos tradicionales relativos a este tipo de lesión; casi todos basados en la interrupción más o menos precoz y prolongada en el tiempo de la actividad física, para no sobrecargar la zona y disminuir el dolor, evitando la cronicidad de la lesión. En este sentido, encontramos autores como Mula (2000), que reitera, a mayores, unas sugerencias de tratamiento, que son:

  • Corregir errores del gesto deportivo (mala técnica de pedaleo)

  • Corregir déficit de hidratación.

  • Utilización de material deportivo correcto.

  • Medicamentos antiinflamatorios no esteroides.

  • Reposo deportivo.

  • Aplicar bolsas de hielo para reducir la inflamación (primeras 48 - 72 horas).

  • Cincha circular en la rodilla que comprime la mitad del tendón.

  • Ejercicios de estiramiento y fortalecimiento.

  • Láser de baja frecuencia y ultrasonidos.

  • Iontoforesis con dexametasona.

  • Masaje descontracturante y de descarga del músculo cuadriceps.

  • Masaje transverso para movilizar el tendón (masaje tipo cyriax).

  • Ejercicios de musculación isométrica del cuadriceps; nunca en flexoextensión.

  • Cuando la recuperación esté finalizada, regresar a los entrenamientos o actividad laboral con aplicación de calor antes de empezar, colocación de collarín compresivo debajo de la rótula y después de terminar, aplicar hielo 20 min.

  • Si se cronifica la lesión, intervención quirúrgica para eliminar las adherencias que se hayan producido.

    Por otro lado, y a raíz de los últimos estudios realizados sobre el tema, aparecen otro tipo de tratamientos alternativos a estos protocolos tradicionales socialmente estandarizados basándose en que “en la mayoría de los casos de tendinopatía no subyace un proceso inflamatorio, sino que, más bien, se producen una serie de cambios estructurales compatibles con procesos de degeneración” y además “el uso de terapias antiinflamatorias en sujetos con tendinopatía rotuliana a lo largo del tiempo no ha demostrado resultados de mejoría en los individuos” (Hernández et al, 2009).

    Entre estos tratamientos alternativos al tradicional, Woodley et al (2007), ponen de manifiesto que en las lesiones tendinosas “existe una alta densidad de vasos alrededor de las zonas afectadas en sujetos con esta patología”. Este crecimiento vasculoendotelial (VEFG) es muy elevado en tendones con tendinosis, y no en individuos sanos. (Hernández et al. 2009).

    Según estos autores, “el VEFG es un factor de crecimiento que puede estimular la proliferación de células endoteliales y vasos sanguíneos, para invadir las zonas hipovascularizadas del tendón, que se han producido por el sobreuso mecánico y las microrroturas producidas en la práctica deportiva de competición y así mejorar su recuperación. Por lo tanto, según los estudios realizados por diferentes investigadores, en los que se abre una nueva vía gracias a la concepción de la patología tendinosa basada en los cambios degenerativos y al crecimiento de nuevos vasos sanguíneos y terminales nerviosos, han aumentado las opciones de tratamiento esta patología utilizando protocolos de tratamiento con cargas excéntricas que proporcionan un beneficio terapéutico mayor que las terapias concéntricas, ya que la frecuencia de los ciclos de carga es más importante que la magnitud absoluta de la fuerza empleada” (Rees et al. 2008).

    Por otro lado, nos encontramos con estudios que postulan que los tratamientos con ondas de choque extracorporales (EWST) ya que “son tratamientos seguros y prometedores para la tendinopatía patelar o rotuliana con un efecto positivo sobre el dolor y la función” (Van Leeuwen et al. 2007).

    Además de estos, existen otros autores como de Vos et al (2010), que han dirigido sus estudios en a la mejora del tendón mediante inyección de plasma rico en plaquetas, combinándolo con ejercicios excéntricos, han llegando a la conclusión de que “no ha habido una mejora altamente significativa entre los pacientes tratados con plasma rico en plaquetas de aquellos a los que se aplicaba una solución salina”, por lo que el tratamiento no ha tenido mucho éxito.

    Y algunos tratamientos como el propuesto por Pedrelli et al., 2009 basan sus evidencias en que “el problema de dolor en el tendón rotuliano es debido a la contracción descoordinada del cuádriceps causado por la tensión fascial anómala en el muslo. Por tanto el enfoque de su tratamiento no es el tendón, sino la causa que origina esta descoordinación, es decir, la fascia de la región del muslo. En los estudios de Pedrelli, los resultados mostraron una disminución sustancial de dolor inmediatamente después del tratamiento fascial”.

    En conclusión, después de la amplia bibliografía revisada y estudios consultados, podemos afirmar que nos encontramos en una nueva etapa de tratamiento específico, con investigaciones que afirman la poca funcionalidad y eficacia de los antiinflamatorios (Rees et al. 2008), relativo al tratamiento crónico de los tendones y las diferentes alternativas que postulan que las ondas de choque mejoran la sintomatología. Nosotros y según las evidencias los estudios de Reeds et al. (2009), incidimos más en la terapia excéntrica, pues sigue siendo la que mejores resultados ofrece en la actualidad.

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