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Las raquetas de nieve. Descripción y uso de las mismas

 

*Universidad Autónoma de Madrid

**Maestro Especialista en Educación Física. Guía de Montaña

*** Licenciado en Educación Física, Profesor Titular de Escuela Universitaria en la
Universidad Complutense de Madrid

(España)

Dr. Juan del Campo Vecino*

jdelcampovecino@yahoo.es

Rafael Navarro**

camaleons00@hotmail.com

César Fernández-Quevedo Rubio***

quevedo@edu.ucm.es

 

 

 

Resumen

          Las raquetas de nieve han pasado en muy poco tiempo a ser un elemento de uso muy popular. En este artículo describimos sus características y ofrecemos algunos apuntes que pueden resultar de utilidad a la hora de iniciar una excursión.

          Palabras clave: Naturaleza. Aventura. Nieve

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 14 - Nº 140 - Enero de 2010

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    Hasta hace unos años ver a alguien desplazándose con un par de raquetas por las montañas de nuestro país era algo singular y que incluso llegaba a ser chocante, pero en muy poco tiempo las raquetas han pasado a ser un elemento habitual en nuestras nieves durante la época invernal.

    Las causas de su rápida implantación son: el bajo coste del producto, por una cantidad que oscila entre los 60 y 100 euros ya se puede adquirir un par de raquetas, y principalmente su sencilla forma de utilización, el empleo de las raquetas es algo intuitivo que no requiere de un esforzado proceso de aprendizaje.

    Las raquetas permiten que el público en general, sin una condición física especial, pueda internarse en la montaña y gozar del paisaje invernal, digamos que han contribuido a popularizar el senderismo invernal.

    Su función es la de distribuir el peso de la persona sobre una superficie mayor, dando mayor “flotación” y evitando que el pie se hunda en la nieve.

    No hay nada parecido a caminar sobre la nieve recién caída, abriendo huella, allí donde nadie ha pisado, no importa el número de personas que han pasado por ese camino con anterioridad, ser los primeros que lo transitan tras la nevada, significa descubrir una nueva ruta.

    Pero cuidado, aunque en un principio pareciera una forma de desplazamiento relajada y segura, pues se trata simplemente de caminar por terrenos nevados relativamente llanos, no podemos olvidar que los recorridos se hacen por la montaña invernal, espacio con un comportamiento totalmente impredecible. Para poder desplazarse en la montaña de forma segura, independientemente del instrumento utilizado, es necesario tener algunos conocimientos específicos del terreno en que nos vamos a mover y dominar una serie de técnicas.

    Resulta imposible en este pequeño artículo tratar de incorporar todos los conocimientos que serían imprescindibles para minimizar el riesgo y progresar de forma correcta sobre superficies nevadas (vestuario, orientación, etc.), por ello tan solo se van a exponer algunos aspectos relativos al empleo específico de las raquetas

Origen

    Las raquetas de nieve son uno de los medios tradicionales de locomoción utilizado para el desplazamiento sobre la nieve blanda, superficie en la que la progresión sin estos elementos auxiliares resulta muy lenta y costosa físicamente.

    Su origen no es exactamente conocido, las primeras noticias que tenemos sobre el uso de este material se remontan a unos 4000 años antes de Cristo, en Asia Central, donde eran utilizadas para sus desplazamientos por las tribus nómadas de estas regiones. Se piensa, con buen criterio, que los primeros pueblos que se trasladaron de Asia Central a América de Norte por la ruta de Bering utilizaron este elemento en su viaje. Una vez que llega a Norteamérica su uso se extenderá por todo lo que es Alaska y Canadá.

    En Europa también se han venido utilizando en épocas pasadas, evidentemente con un carácter utilitario y no recreativo, concretamente en los Alpes y Pirineos, pero aquí las raquetas fueron adaptadas al nuevo tipo de terreno, que contaba con fuertes pendientes, por lo que se modificó su forma y tamaño, haciéndose más pequeñas y redondeadas.

    El nacimiento del snowboard a finales del siglo XX ha contribuido al resurgimiento de las raquetas de nieve, al convertirse en el elemento que permite a los practicantes de esta actividad desplazarse por nieves vírgenes en busca de laderas de nieve polvo.

Diseño

    Las raquetas originales eran alargadas, tenían una estructura hecha de madera que sujetaba un correaje hecho de cordeles de cuero trenzados y con la parte delantera en forma de espátula.

    En la actualidad, aunque existen diferentes modelos de raquetas, por la incorporación o eliminación de algún elemento o la variación en su forma, de forma genérica se puede describir con bastante exactitud como es una raqueta y los elementos que la componen.

Carcasa

    Constituye la estructura básica y puede considerarse la raqueta en sí misma. A ella van se fijan todo el resto de componentes. La flotabilidad de la raqueta depende de la superficie de la misma o lo que es igual del tamaño de la carcasa. Para nieve polvo es mejor que sea grande, para nieve dura o húmeda puede ser algo más pequeña, pero no hay que olvidar que las raquetas se idearon para el desplazamiento por nieves blandas y por tanto no tiene mucho sentido hacerse con raquetas muy pequeñas. Las raquetas para zonas llanas son anchas y ovaladas, mientras que las de montaña suelen ser mas estrechas y tienen forma de avispa.

    El tamaño, evidentemente, dependerá también del peso del sujeto que las utiliza, incluido el de la mochila que ha de llevar durante el itinerario. Si escogemos un tamaño excesivamente grande, además de las molestias en el desplazamiento, tenderán a deslizar en las cuestas abajo.

    Todos estos apuntes hacen referencia al tamaño de la carcasa, pues en lo que respecta al tamaño del pie todas las raquetas diseñadas en la actualidad disponen de sistemas de regulación, unos mejores y otros peores, que permiten adaptarlas al tamaño de la bota.

Crampones

    Son unos pequeños elementos incorporados a las raquetas con la intención de facilitar la progresión en tramos con nieve dura o con una pendiente pronunciada.

    Estos suelen ser de acero inoxidable, material que por su peso y rigidez resulta más adecuado.

    Es de vital importancia señalar que, a pesar de su denominación, estos elementos antideslizantes, nada tienen que ver con los auténticos crampones, utilizados para el desplazamiento por superficies heladas. El uso inapropiado de las raquetas puede conducirnos a situaciones de auténtico peligro, pues estos elementos no están diseñados para salvar fuertes desniveles y, menos aún, para superficies duras y deslizantes. Los crampones y las raquetas son materiales complementarios. El artículo de Javier Fernández (2008), sobre excursiones con raquetas por el Pirineo, evita el término crampones y habla de “puntas metálicas”. En el mismo artículo clasifica a los usuarios de las raquetas en dos grupos: los que quieren hacer recorridos donde el uso de las raquetas sea continuo y evitan los pasos donde su uso es imposible, y los que buscan llegar a determinadas cumbres y las utilizan como elemento de aproximación para después cambiarlas por el piolet y los crampones.

    En una raqueta se pueden distinguir tres tipos de crampones: Los de tracción, colocados en la parte delantera del pie, también denominados “uña delantera”, actúan principalmente en la ascensión; los de descenso, menos habituales, colocados a la altura del talón, aseguran las bajadas; y los inferiores o laterales; aseguran la raqueta cuando está completamente apoyada sobre la superficie, son fundamentales en los flanqueos para evitar los desplazamientos laterales. Algunos modelos ofrecen la posibilidad de incorporar unas cuchillas especiales muy similares a las que se emplean con los esquís de travesía.

Las alzas

    Son los elementos que nos van a permitir afrontar las pendientes de forma directa sin que los gemelos sufran un sobre estiramiento. Su empleo permite el apoyo horizontal del pie en las subidas. Las raquetas normalmente cuentan con una o dos posiciones de las alzas, en el segundo caso se utilizará una u otra en función del grado de la pendiente, a mayor inclinación mayor elevación del talón.

     No todos los usuarios de estas herramientas son partidarios de la utilización de alzas, de hecho, una marca de reconocido prestigio distribuye unos modelos de raqueta que carecen de alzas y en su lugar incluyen un sistema de fijación que deja total libertad de giro al pie (mecanismo de torsión), de forma que se puede subir cómodamente haciendo el recorrido en zig-zag. Esta marca no incluye en sus modelos la posibilidad de fijar el talón, dando con ello a los usuarios la sensación de mayor libertad de movimiento.

    Pero la inmensa mayoría de los modelos comercializados si cuentan con alzas y estas son imprescindibles si compartimos la opinión de algún que otro usuario que señala que estas no se deben utilizar en desplazamientos a media ladera, sino que se debe subir recto hacia la cima.

El sistema de fijación

    Es el responsable de la unión entre bota y raqueta.

    En el siguiente apartado se describen algunas de ellas, pero hemos de señalar que; independientemente del sistema que se utilice, es de suma importancia que la sujeción de la bota a la raqueta sea firme, que la transmisión sea lo más directa posible. Esto es especialmente importante en los flanqueos (recorridos perpendiculares a la pendiente) donde la presión lateral que se ejerce hace que muchos sistemas cedan y la bota se desencaje de la raqueta.

Modelos

    Por la facilidad de uso y su bajo coste, las raquetas son un elemento en auge, que cada vez tiene más seguidores. Conscientes de este hecho cada vez son más las empresas deportivas interesadas en la fabricación y comercialización de las raquetas, por ello cada vez aumenta más la gama de modelos entre los que poder elegir. Cada una de éstas está pensada para su utilización en una actividad, terreno o tipo de nieve concreto, no es lo mismo utilizar una raqueta para realizar pequeños paseos por un valle, que utilizarlas en fuertes pendientes o para competir en carreras, en unos casos será vital el peso mientras que en otros puede ser un factor secundario, del mismo modo que las alzas pueden ser o no imprescindibles.

    Pero pasemos a describir los diferentes elementos:

    Según la forma podemos clasificar las raquetas de nieve en tres grupos:

  • Raqueta de tenis: De forma simétrica y ovalada alargada, con mango o cola que nos ayuda a levantar la punta del pie por contrapeso. Fueron los primeros modelos que se comercializaron.

  • Ovalada y disimétrica: Ensanchada hacia el exterior. Tiene buena base de sustentación pero no funciona bien en nieve costra.

  • Forma de avispa: La más polivalente y la que más difusión está teniendo.

    En función de su diseño o estructura distinguimos dos modelos:

  • Las que se sirven de un marco de aluminio al que va unida la carcasa de plástico o lona. La lona reduce peso e impide que quede nieve pegada a la base de la raqueta.

  • Las de carcasa de plástico, más económicas y por ello más populares.

    En función del sistema de fijación:

  • Por correa, el método usado tradicionalmente. Con este sistema la bota va directamente unida a la carcasa, sin posibilidad de movimiento del talón, lo que dificulta el paso. Se camina como un pato. Se puede afirmar que en la actualidad ya no se emplea este sistema

  • Por correas sobre plantilla rígida que libera el talón de la carcasa. Se adaptan a cualquier bota y facilitan el movimiento. Por poder adaptarse a cualquier bota es el tipo de fijación ideal para su empleo por empresas de aventura. De hecho nosotros, al trabajar con jóvenes, las hemos llegado a utilizar con unas playeras.

  • Automática: Requiere de botas preparadas para crampones automáticos.

  • Para carreras: Exigen un calzado especial.

Elementos auxiliares

    Nos ha parecido del máximo interés incluir en este artículo un apartado relativo a todos aquellos elementos auxiliares que deben acompañarnos en nuestro paseo con las raquetas de nieve.

  • Los bastones, elemento imprescindible cuando utilizamos las raquetas. Son el punto de apoyo que nos ayuda a mantener el equilibrio en todo momento, y en los ascensos descargan algo de peso a las piernas.

    • Entre unos bastones normales o unos telescópicos, es mejor optar por los segundos, ya que pueden ser utilizados por personas de muy diferente altura, aspecto básico en el trabajo con grupos, se pueden guardar en la mochila cuando el terreno no sea adecuado para el uso de las raquetas y, además, en el caso de largos recorridos perpendiculares a la cima por la ladera, itinerarios que deben evitarse en la medida de lo posible, se pueden regular de forma que el de arriba sea más corto que el de abajo y así tener un apoyo más cómodo.

    • Cualquier bastón que se vaya a utilizar con las raquetas debe estar provisto de una gran roseta, para impedir que se hunda en la nieve dificultando la progresión. Las raquetas, como ya se ha señalado, se crearon para desplazamientos por nieves blandas, en las que nos hundimos con facilidad.

    • La longitud ideal de los bastones es aquella que permite colocar los brazos con una flexión en el codo de aproximadamente 90 grados.

  • Otros elementos, necesarios para el desplazamiento por áreas nevadas, que habría que incluir en el equipo de la excursión son el ARVA, la pala y la sonda.

    • La primavera es una época ideal para el paseo con raquetas, pero no se debe olvidar que es la estación de los aludes. No obstante en aquellos recorridos por áreas arboladas, sin fuertes pendientes en las proximidades, estos instrumentos pueden dejarse en casa sin que ello pueda considerarse una imprudencia, al no existir posibilidad alguna de avalancha.

Progresión con raquetas

    El uso de las raquetas no requiere de un complejo aprendizaje, este, como ya se ha dicho, es uno de los factores que ha contribuido a su rápida difusión, solo hay que poner cierto cuidado en los primeros pasos hasta adaptarse al tamaño de los nuevos zapatos.

    Las raquetas obligan a variar ligeramente la forma de caminar al aumentar la separación entre piernas, sin embargo, este gesto no debe ser exagerado, hay que tratar de caminar pasando una raqueta sobre la otra, evitando el impacto entre las mismas, sin arquear las piernas, ni elevar excesivamente las rodillas. El caminar debe de ser lo más natural posible.

    Para llanear o subir dejaremos el talón de la raqueta suelto, dejando que la parte trasera de la raqueta arrastre por la nieve. En el descenso debemos fijar el talón, si el modelo de raqueta utilizado nos da esta posibilidad, y hay que tratar de hundir ligeramente los talones, aumentando la separación de piernas flexionando ligeramente las rodillas, con ello se evitan posibles resbalones.

    Hay tres terrenos en los que no nos podemos desenvolver bien con las raquetas y que, si es posible, se deben evitar:

  • Pendientes con mucha inclinación.

  • Pendientes con ligera inclinación pero con nieve helada.

  • En medias laderas.

Algunos consejos para su utilización con grupos

    Como ya dijimos, aunque en un principio el uso de raquetas no implica ningún peligro en si mismo, como ocurre con la mayor parte de las actividades practicadas en la montaña, desde el momento en que el soporte de esta actividad es el medio natural y más concretamente el medio natural invernal (avalanchas, ventiscas, niebla, etc) todas las precauciones que se tomen no están nunca de más.

    Por ello mantendremos las habituales normas de seguridad en montaña y a ellas añadiremos algunas otras, derivadas de la utilización de este nuevo instrumento.

  • Prever un tiempo para la realización del recorrido muy por encima del que haya llevado la ejecución a los responsables de la actividad. Al hecho de movernos en grupo, que ya disminuye la velocidad de marcha, hay que sumar las posibles incidencias provocadas por la inadecuada colocación y utilización de las raquetas. Habría que calcular que viene a tardarse casi el doble del tiempo que se empleó cuando los responsables lo prepararon.

  • Por ello, además, es importante alejarse de las horas de la puesta de sol. Si por un mal cálculo del tiempo de realización de la salida llega la noche antes de terminar, a los problemas de visibilidad se unirá el cambio de temperatura que modifica las características de la nieve por la que nos desplazamos.

  • Al comenzar la ruta debe revisarse y ajustarse perfectamente el material, merece la pena tardar algunos minutos más antes de la salida que verse sometidos a las repetidas y continuas detenciones provocadas por los incidentes que se suceden en el camino.

  • El número de alumnos que conforman cada grupo deberá ser inferior al que suele componer las excursiones en terrenos no nevados. Lo ideal es que no superen el número de diez. Es muy frecuente, aún cuando prestemos especial atención a la colocación de las raquetas antes de iniciar el desplazamiento, que durante la marcha se salga alguna correa. Si el número de participantes es elevado las posibilidades de que surjan este tipo de contratiempos aumenta.

  • Siempre deberá ir un responsable en cabeza y otro en cola. El primero hace de guía y va abriendo huella, y el último se ocupa de que no se retrasen los más rezagados. El que va delante, al abrir huella, es el que sufre un mayor desgaste físico, hasta un 50% más, y todo el resto del grupo aprovecha para pisar en sus huellas. Con grupos de amigos, donde no hay un responsable explícito, especialmente sobre nieve virgen, donde el esfuerzo es grande, se suelen organizar relevos, de tal modo que cada determinado tiempo, por ejemplo cinco minutos, se cambia al que ocupa la posición de cabeza.

  • En las paradas que hayamos programado, los participantes deberán revisar la sujeción de la bota a la raqueta, de este modo todos los alumnos ajustan su material al mismo tiempo, y no tendremos que detenernos de forma continua.

  • Evitar en el camino las placas de hielo, las raquetas no fueron diseñadas para este elemento.

  • Es interesante utilizar el mismo modelo de raqueta, porque facilita mucho los trabajos de preparación y reparación.

  • El responsable de la salida puede llevar en su mochila algún par de raquetas de repuesto. En muchas ocasiones es más sencillo cambiar la raqueta que andar tratando de reparar la avería, máxime cuando las condiciones meteorológicas pueden ser muy adversas (viento, bajas temperaturas, etc.). De ahí, entre otras razones, el interés por procurarse un mismo modelo para todos.

  • Incluir siempre un rollo de “cinta americana” en la mochila.

Bibliografía

  • DEL CAMPO VECINO, J. y FERNÁNDEZ-QUEVEDO, C. (2007): La utilización de las raquetas de nieve con grupos de escolares, Revista RETOS, nº 12, Madrid.

  • EDWARS, S y McKENZIE, M. (1995): Snowshoeing, Human Kinetics, Leeds, UK.

  • FERNÁNDEZ, J. (2008): Por el Pirineo con Raquetas, en Grandes Espacios, nº 139, 44-59, Madrid.

  • HERZOG, M. (1967): La Montaña, Editorial. Labor, Barcelona.

  • www.pirineos.com/article/articleprint/1155/-1/3/

  • www.a-alvarez.com/seccion.php?pt=9&c0=227&page=433&id=5

  • www.balmat.com/cat2/escuela/hielo/-raqueta.htm

  • www.barrabes.com/nieve/typ/articulos.asp?id_articulo=2768

  • www.madteam.net/tecnica/tecnicaymaterial.php/articulo_17.htm

  • www.cuentatuviaje.net/consejo.asp?id=5&consejo=Usandoraquetasdenieve

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