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Construcción de una herramienta para evaluar la calidad de

los programas de voluntariado ambiental. Tesis Doctoral

 

*Autora **Directores

Fecha de lectura: 27 de febrero de 2009

Centro: Facultad de CC. Educación (Universidad de Málaga)

Departamento: Métodos de Investigación e Innovación Educativa

(España)

Dra. Dª. Encarnación Chica Merino*

Dr. D. Antonio Hernández Mendo**

Dra. Dª. Verónica Morales Sánchez**

mendo@uma.es

 

 

 

Resumen

          El objetivo de esta investigación es elaborar una herramienta para evaluar la calidad de los programas de voluntariado ambiental, a través de la satisfacción de los voluntarios. Dada la significatividad social del voluntariado, es importante para las organizaciones establecer estrategias que ayuden a incrementar la satisfacción con la actividad, de forma que se favorezca la permanencia de las personas voluntarias y su compromiso con la entidad.

Se elaboraron dos cuestionarios para evaluar la calidad de dichos programas que se administraron a muestras diferentes, y se realizó un análisis factorial exploratorio con el objetivo de obtener la estructura subyacente de la herramienta y las interrelaciones entre variables. También se llevó a cabo un análisis de la fiabilidad y de la teoría de respuesta al ítem. El estudio comparativo puso de manifiesto que la estructura de la primera herramienta presenta mejores resultados, por lo que se consideró oportuno validarla con un posterior análisis factorial confirmatorio.

Con el trabajo realizado podemos decir que se ha obtenido una herramienta con fiabilidad y validez satisfactoria. Ésta tiene una estructura factorial parsimoniosa, el instrumento reúne los requisitos metodológicos necesarios para evaluar la calidad del servicio voluntario y estimar la satisfacción de los voluntarios, aportando información sobre aspectos como “Tareas y Relaciones de Grupo”, ”Materiales”, “Personal Responsable”, “Información” y “Transporte y Comida”, permitiendo introducir mejoras que influyen en su calidad. Así mismo, el cuestionario permite realizar una evaluación sumativa y formativa de los programas de voluntariado ambiental como consecuencia de su estructura en cinco escalas. Aún cuando el cuestionario presenta pequeños desajustes, podemos decir que ésta es una herramienta óptima.

          Palabras clave: Voluntariado ambiental, Programas, Evaluación de la calidad, Satisfacción, Permanencia del voluntariado.

 

Calificación: Sobresaliente cum laudem por unanimidad.

Composición del Tribunal

      Presidente/a Dr. D. Juan Carlos Tójar Hurtado

      Vocales Dr. D. Ángel Blanco Villaseñor

                   Dr. D. Joaquín de Paul Ochotorena

                   Dr. D. Juan Antonio Amador Campos

      Secretario/a Dr. D. Antonio Matas Terrón

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 14 - Nº 140 - Enero de 2010

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1.     Introducción

    En los últimos años se constata un aumento de la preocupación social por el medio ambiente. Las encuestas de opinión de valores, así como las agendas políticas y las movilizaciones sociales, expresan dicha preocupación. Sin embargo, la degradación del medio ambiente avanza de forma alarmante.

    Alcanzar una calidad de vida ambiental se ha convertido en meta social y valor, que conectan dos esferas: la de las creencias y valores con los hechos y comportamientos. Surge entonces la necesidad de una educación con el objetivo de potenciar la responsabilidad y participación activa de las personas en la resolución de problemas ambientales.

    Aparece el concepto de desarrollo sostenible, cuya definición más aceptada se recoge en el Informe Brundtland (1987) como “la única vía posible para continuar creciendo sin agotar los recursos del planeta”.

    También nacen disciplinas implicadas en la búsqueda de soluciones, como la Psicología Ambiental y la Educación Ambiental. Y al mismo tiempo, grupos y personas que intervienen de forma activa y crítica, formándose el “voluntariado ambiental”. Éste último se constituye en organizaciones, que buscan dar respuesta desde diferentes sectores, y lo hacen mediante la participación ciudadana a través de programas y proyectos.

    Se constata la importancia social del voluntariado, pero al mismo tiempo la dificultad para evaluar las acciones que se realizan, por lo que es importante incorporar procesos de mejora en la gestión de las entidades voluntarias, junto a estrategias que favorezcan la satisfacción de los voluntarios con las actividades en este ámbito.

    En este punto es donde se enmarca nuestro trabajo, consistente en elaborar una herramienta que evalúe la calidad de los programas de voluntariado ambiental, teniendo en cuenta la satisfacción de los voluntarios. Consideramos que la calidad se vincula con la satisfacción de los voluntarios, y ésta influye en su permanencia y compromiso con las entidades u organizaciones.

    Dada la importancia social del voluntariado, es necesario incorporar procesos de mejora en la gestión para la captación y mantenimiento de los voluntarios, estableciendo estrategias que aumenten la satisfacción con la actividad. Nuestro objetivo es brindar una herramienta de análisis para los programas de voluntariado ambiental, que favorezca la optimización de acciones que son sin duda un ejercicio de participación ciudadana, en ese camino de avanzar hacia un planeta sostenible.

2.     Resumen del contenido de la tesis

Capítulo 1: Aproximación al medio ambiente desde la Psicología Ambiental y la Educación Ambiental

    La relación de las personas con el medio ambiente conlleva una serie de problemas ambientales, que repercuten en ambos. Se habla de “problema ambiental”, que Corraliza (1997) define como “problema de la humanidad”, dado que presenta un núcleo común: el ser humano. El deterioro del medio ambiente influye en la vida de las personas, y el comportamiento de éstas contribuye al deterioro del medio.

    En el estudio de estas relaciones participa la Psicología Ambiental, disciplina joven, lo que dificulta su definición, pero la mayoría de los autores coinciden en que estudia la relación entre conducta y medio ambiente, y tiene sus raíces en la Psicología Social. Si consideramos el ambiente desde una perspectiva planetaria, la evidencia empírica no ha dejado de señalar cómo los impactos globales tienen que ver con acciones que se llevan a cabo a un nivel cotidiano, individual y grupal. La actividad humana, como la de cualquier especie, modifica el entorno, provocando cambios en las condiciones del planeta a corto, medio y largo plazo.

    Desde esta perspectiva, la Psicología Ambiental presenta dos enfoques: uno vinculado al estudio de las conductas y otro al de las actitudes hacia el medio. Su objetivo y compromiso es conseguir una actitud favorable hacia la conservación del medio ambiente, pasando por un comportamiento más respetuoso hacia él.

    Junto a esta disciplina, y en la búsqueda de soluciones, surge también la Educación Ambiental. En su origen, el término “educación ambiental” aparece en la Conferencia para la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales (1948), reconociendo que la educación es clave para promover cambios sociales e individuales hacia el medio ambiente. A partir de aquí hay un cambio en la percepción de las relaciones naturaleza-sociedad, apareciendo una nueva visión pedagógica: no es “enseñar desde la naturaleza”, sino “educar para el medio ambiente”. La naturaleza deja de ser un recurso educativo para convertirse en una meta.

    Desde la década de los 60, se promueven estudios sobre el medio ambiente y se desarrollan abundantes eventos y programas. Aparecen documentos y acuerdos que instan a los gobiernos a reorientar las políticas (o modelos) de desarrollo, vinculando la problemática ambiental al contexto económico y social.

    El desarrollo de estas disciplinas (la Psicología Ambiental y la Educación Ambiental) es importante porque además de posibilitar acciones proambientales, como afirma Novo (1986) se pone de manifiesto que no podemos seguir trabajando para facilitar sólo información y crear opiniones, sino que es preciso que nuestros programas impulsen la toma de decisiones y la participación activa de los ciudadanos en el control y gestión de recursos, aportando soluciones a la problemática planteada. Estas soluciones pasan por compromisos sociales e individuales, en los que una clave importante es la EDUCACIÓN para alcanzar una calidad de vida ambiental como meta.

Capítulo 2: Conducta prosocial y acción voluntaria

La conducta prosocial

    El tema del voluntariado, como conducta de ayuda, nos sitúa ante la conducta prosocial, que reconocemos como aquel comportamiento que beneficia a otros o tiene consecuencias sociales positivas.

    Llevar a cabo una conducta de ayuda depende de una serie de decisiones. Ante la pregunta de por qué ayudamos, encontramos diferentes teorías y distintos autores como por ejemplo Latané y Darley (1970). Estos autores plantean que la decisión de intervenir está condicionada porque la persona perciba que es una emergencia y que también es su responsabilidad

    También Piliavin et al (1975) proponen el modelo de los costos de ayuda. Éste parte de la premisa de que las conductas prosociales y las conductas egoístas son inherentes a toda actividad. Considera que las situaciones de emergencia son “excitantes”, se perciben como desagradables y nos sentimos incitados a reducir dicha percepción de formas distintas: a través de una intervención directa, interpretando que la situación no requiere ayuda o ignorando la situación. La conducta adoptada dependerá de los costos netos tanto para el testigo como para la víctima.

    En el análisis de las conductas de ayuda surge la pregunta de si es posible una conducta prosocial altruista. Partimos de la definición de altruismo de Moñivas (1996), que define lo define como toda acción prosocial, voluntaria y cuya motivación es el beneficio de otros.

    Autores como Heider (1958) y Leeds (1963), al planteare cuáles son las condiciones para hablar de altruismo nombran 3 elementos: la conducta voluntaria, los beneficios para el receptor y el coste para el que ayuda; señalando que es éste último el elemento que diferencia al altruismo de la conducta prosocial.

    También, en esa búsqueda de respuestas tenemos la hipótesis altruismo-empatía, según la cual, las acciones altruistas se producen por empatía entre sentimientos propios y de otra persona. También existen otras motivaciones como la angustia del otro, que puede provocar empatía o angustia personal. En el primer caso, la motivación es altruista, dado que busca reducir la angustia del otro; y en el caso de provocar angustia personal, la motivación es egoísta, porque se el objetivo es reducir la angustia propia.

    En este tema encontramos un debate amplio y no una respuesta definitiva sobre el mismo.

La acción voluntaria

    En este acercamiento a la acción prosocial, descubrimos el voluntariado como una de estas acciones que surgen desde la afirmación de que los seres humanos nos necesitamos los unos a los otros frente a una tendencia individual y competitiva de la sociedad. Y es reconocido al mismo tiempo como una forma de participación.

    Existen diversas definiciones y desde diferentes ámbitos. Como ejemplo plasmamos la definición que propone la Ley del Voluntariado de 1996, que lo define como

    El conjunto de actividades de interés general, desarrollado por personas físicas, siempre que las mismas no se realicen en virtud de una relación laboral, funcionarial, mercantil o cualquier otra retribuida, y reúna los siguientes requisitos:

  • Que tenga carácter altruista y solidario

  • Que su realización sea libre, sin que tengan su causa en una obligación personal o deber jurídico

  • Que se lleve a cabo sin contraprestación económica, sin perjuicio del derecho al reembolso de los gastos que el desempeño de la actividad voluntaria ocasione

  • Que se desarrollen a través de organizaciones privadas o públicas y con arreglo a programas concretos

    Al hacer una revisión de las múltiples definiciones y estudios sobre voluntariado, podríamos concluir en que éste es una decisión que se toma responsablemente, supone un compromiso que se adopta por propia iniciativa de forma libre y se ejerce de forma desinteresada.

    Así mismo, los motivos que llevan a participar como voluntario o incorporarse a una asociación son distintos, cambiando a lo largo del tiempo y con la edad (Schram, 1985).

    Respecto a su origen, para algunos autores (Pérez y García, 2004) nace a partir de la II Guerra Mundial, como respuesta a las necesidades de la población para la reconstrucción de sus países. Y en España se ha afianzado hace poco tiempo, coincidiendo con la aparición de un marco legal.

    En 1985, la ONU proclama el 5 de Diciembre “Día Internacional de las personas voluntarias”, y el 2001 como “Año Internacional del voluntariado”.

    Al preguntarnos por lo específico del voluntariado, señalamos la aportación de diferentes autores. Por ejemplo, Madrid (2000) distingue entre un contenido (la colaboración gratuita de las personas) y una forma (su institucionalización y regulación jurídica). Para Zubero (2005) el voluntariado es una práctica social en la que señala dos elementos de identidad, que al mismo tiempo le dan especificidad: tiene como fundamento la vecindad (como fundamento de convivencia) y aspira a una sociedad incluyente. Aranguren (2005) plantea una dimensión personal y comunitaria, en el que se ponen en juego la necesidad de participación ciudadana en los distintos sectores de la sociedad para modificar la realidad del entorno. Frente a la pérdida de confianza en las estructuras públicas, surgen nuevos movimientos sociales, cuyos objetivos son satisfacer las necesidades de grupos, mejorar la calidad de vida, lograr cauces de participación, incrementar la cooperación de asociaciones y organizaciones

    En este marco y en su evolución, situamos el movimiento social del voluntariado dentro de la cultura de la participación y la solidaridad. El voluntariado, según afirma García Roca (2004), deja de ser una aventura personal para convertirse en una acción colectiva y organizada. Se constata un incremento en el número de personas que participan como voluntarios así como los ámbitos de actuación, entre los que se encuentra el Medio Ambiente en las diversas problemáticas ambientales que pueden encontrarse en un territorio.

Voluntariado Ambiental

    Castro y Ramírez (1995), reconocen el Voluntariado Ambiental como aquellas iniciativas que desarrollan de forma altruista, libremente y sin ánimo de lucro, tareas directas de mejora ambiental y conservación de los recursos naturales. Y para Aragonés y Amérigo (1998) son actividades que pueden producir no sólo un impacto positivo sobre la calidad del entorno, sino un cambio personal de los voluntarios y una influencia social. Este enfoque posibilita el desarrollo de habilidades y conocimientos que favorecen una actitud proambiental en los ciudadanos.

    En este ámbito las organizaciones de voluntariado prestan sus servicios en áreas donde las administraciones no llegan y el capital más importante con el que cuentan es el humano, siendo éste un recurso fundamental. Desde este aspecto, podemos decir que se sitúan ante varios retos: la mejora de su gestión interna y la implicación de los voluntarios. Ésta última pasa por el compromiso y permanencia de los voluntarios en las organizaciones, por lo que su satisfacción es un tema importante, haciéndose necesario conocer las variables que condicionan el comportamiento de los mismos y se vinculan con la satisfacción.

Tipologías y modelos teóricos del voluntariado

    La Psicología Social también se aproxima en su estudio a la conducta voluntaria con el objetivo de entender conceptualmente el voluntariado y qué factores influyen en el mismo. Desde esta disciplina existen diferentes modelos teóricos del voluntariado, que sin ser excluyentes, se pueden considerar complementarios a la hora de explicar la permanencia del voluntariado.

    Así por ejemplo, uno es el modelo de proceso, de Omoto y Snyder (1995). En él, los autores realizan un análisis de los factores que influyen en la permanencia del voluntario/a en una organización (trabajaron con voluntarios de organizaciones dedicadas al VIH-SIDA). En el proceso distinguen 3 etapas, en las que interactúan diferentes factores:

  1. La etapa de ANTECEDENTES incorpora los aspectos que impulsan a las personas a ser voluntarias. Concretan tres aspectos o factores fundamentalmente: la disposición de ayudar, las motivaciones y el apoyo social.

  2. La de EXPERIENCIAS se refiere a los aspectos que promueven o frenan la continuidad en el voluntariado. Los autores se centran aquí en dos aspectos fundamentales: la satisfacción y la integración.

  3. Y la etapa de CONSECUENCIAS que trata de predecir algunas variables relativas a los efectos de la experiencia y a su duración. Omoto y Snyder (1995) incluyen la variable duración / tiempo de permanencia.

    El análisis estadístico de este modelo devolvió 5 interrelaciones entre sus constructos que recogemos en la siguiente figura:

Figura 1. Factores e interrelaciones del Modelo de Proceso del Voluntariado

  • Una influencia directa y positiva de la disposición de ayudar sobre la satisfacción con el trabajo voluntario (1), y con la integración en la organización (2).

  • También directa y positiva de la satisfacción con la duración (3) y de las motivaciones del voluntariado sobre la duración del servicio (4).

  • Y una influencia directa y negativa del apoyo social sobre la duración (5)

    Estos autores estudian dichas interrelaciones y resumen que la permanencia de los voluntarios aumenta en función de si están fuertemente motivados, y consideran satisfactorio el esfuerzo realizado.

    Otro modelo es el de la identidad del rol, de Piliavin y Callero (1991). Proponen conceptualizar la conducta de ayuda como una conducta de rol, desde la visión del interaccionismo de Mead (1934)1, y la explica desde la unión entre el rol y la identidad de la persona. Trabajaron con donantes de sangre.

    Llegan a la conclusión de que la unión de rol e identidad

  • Predice la conducta de ayuda independientemente de las normas sociales

  • Interactúa con normas personales y sociales en la producción de futuras conductas de apoyo (la gente se esfuerza por realizar conductas coherentes con su identidad –voluntario- que se refuerza al mismo tiempo)

    Según este modelo, ser voluntario un tiempo, incrementa el compromiso y la permanencia en una organización. Y este compromiso se traduce en un aumento de acciones a favor de la organización, produciéndose cambios en el autoconcepto. Así mismo, una actividad voluntaria realizada anteriormente predecía la intención de continuar, junto al compromiso y la identidad de rol.

    Entre los modelos desarrollados en el contexto del voluntariado español, encontramos a Vecina (2001) y Chacón y Vecina (2002) con el modelo psicosocial. Establece como predictor principal de permanencia la intención de permanecer, condicionada por la implicación de los voluntarios en la organización (compromiso) y la satisfacción al realizar tareas en la misma, relacionada ésta última con las motivaciones y la ayuda emocional proporcionada por la organización.

    En esta breve revisión de los modelos teóricos de voluntariado, se pone de manifiesto que el compromiso hacia la organización es un constructo que contribuye a explicar la continuidad de los voluntarios. Pero si nos preguntamos cuál es el modelo que explica mejor la permanencia, no podemos pasar por alto las idiosincrasias de cada tipo de voluntariado, siendo el socioasistencial el más estudiado.

    También hemos visto que las variables relacionadas con la permanencia son diversas: intención de continuar, el compromiso con la organización y la satisfacción, siendo consideradas como buenos predictores.

    Pero Dávila y Chacón (2004) se plantean si es posible encontrar una serie de variables y de relaciones entre ellas que permitan explicar la permanencia en cualquier clase de voluntariado, y proponen el modelo básico. Dávila (2003) comprueba que los modelos para explicar la permanencia en voluntarios socioasistenciales no son adecuados para explicar la permanencia del voluntariado ecologista, pero encuentran que existe una estructura básica de relaciones (Figura 2), sustrato de cualquier tipo de voluntariado.

Figura 2. Estructura básica de relación entre satisfacción, compromiso con la organización, intención de continuar y permanencia

    En el modelo básico, la intención de continuar como voluntario predice de forma directa la permanencia. Esta intención se explica por el compromiso del voluntario con la organización y en última instancia esa actitud hacia la organización es explicada a través de la satisfacción con la actividad voluntaria. Se confirma que esa estructura básica de relaciones es capaz de explicar la permanencia del voluntariado de acción social y del ecologista. Aunque Dávila y Chacón (2007) encuentran que existen diferencias entre los voluntarios socioasistenciales y ecologistas en variables diferentes: personales, situaciones, organizacionales, etc. Por lo que sugieren abordar el estudio del voluntariado ecologista con herramientas específicas.

    Por tanto, si queremos trabajar la permanencia en una organización, se deben establecer estrategias que aumenten la satisfacción con la actividad, que en última instancia es la que predice directamente la permanencia. Y en la actualidad, medir la satisfacción del consumidor, cliente, o voluntario en nuestro caso, es un objetivo importante para empresas, instituciones y organizaciones.

    La satisfacción es una medida adicional relativa a la calidad del producto o servicio, y está íntimamente relacionada con la fidelidad o mantenimiento del cliente. Entendemos que la calidad se vincula con la satisfacción de los voluntarios, y ésta última influirá en su permanencia y compromiso dentro de la organización, según confirman los modelos teóricos.

Figura 3. Antecedentes e implicaciones de la satisfacción.

    Dada la significatividad social del voluntariado, si queremos trabajar la permanencia en una organización, este modelo nos desvela la importancia de establecer estrategias que ayuden a incrementar la satisfacción con la actividad (que en última instancia es la que predice la permanencia). Entre ellas podríamos nombrar políticas incentivas por ejemplo, pero también estrategias de gerencia en recursos humanos que favorezcan el compromiso con la organización.

    Desde este planteamiento queremos ofrecer una herramienta o cuestionario (Inventario de Calidad en Programas de Voluntariado Ambiental) útil en la gestión de programas, que evalúe la calidad de los mismos, incorporando una metodología en la que participen activamente los voluntarios desde un compromiso e implicación con la organización.

Capítulo 3: Marco metodológico

    En este capítulo se ha realizado una breve revisión sobre aquellos métodos de investigación que justifican la metodología empleada en nuestro trabajo.

Metodología Selectiva:

    Siguiendo a Anguera (2003), en la investigación social, la metodología selectiva es la más utilizada por la facilidad que ofrece para obtener respuestas ante cuestiones que definen un ámbito de interés. La condición esencial de esta metodología es la adecuada selección de sujetos y variables. A través de ella se intenta obtener información cuantitativa sobre una población con la planificación del estudio concreto y la elaboración de los instrumentos pertinentes (entrevista, cuestionario, test, escala de apreciación)

    Además de Anguera (2003), Santesmases (1987) y Padilla García, Gonzáles Gómez y Pérez Meléndez (1998) consideran que el cuestionario, instrumento utilizado en nuestra investigación, es un procedimiento sistemático y flexible que permite un control sobre su calidad además de su planificación, diseño y aplicación. En esta metodología la representatividad de la muestra es imprescindible para la validez del estudio, por lo que se establecen diferentes técnicas de muestreo.

Teoría de Respuesta al Item (TRI):

    En estudios de Psicología y Educación, la TRI presenta una gran proyección, dado que no contradice a la Teoría Clásica del Test (TCT) y permite responder a cuestiones que ésta última no podía. El objetivo de la TRI es obtener mediciones que no varíen en función del instrumento utilizado, disponer de instrumentos de medida que sean invariantes respecto a los sujetos evaluados y ofrezcan información de los ítems.

    Los modelos basados en la TRI relacionan sujetos e ítems, permitiendo localizar en un continuo psicológico a sujetos e ítems. En el modelo propuesto por Rascha (1960), cuando una persona responde a un ítem tendrá la misma probabilidad de dar una respuesta correcta que incorrecta, por lo que la dificultad del ítem será equivalente al nivel de competencia del sujeto. Y del mismo modo, cuando la probabilidad de dar una respuesta correcta es mayor que la de dar una incorrecta, la competencia del sujeto será mayor que la requerida por el ítem. Por tanto, la TRI nos permite hallar la dificultad de los ítems y la probabilidad de que estos sean contestados con éxito.

Metodología de evaluación de programas: una aplicación al voluntariado ambiental

    Distintas entidades y asociaciones de carácter medioambiental diseñan programas de intervención planteándose unas metas, y utilizan para ello la acción de los voluntarios. Sin embargo, no todos los programas tienen implementada una metodología de evaluación que lleve a cabo un análisis de la eficacia del mismo.

    Si nos basamos en un concepto de programa como aquel que está formado por un conjunto de acciones, cuyo objetivo es resolver un problema fijado previamente mediante el análisis de necesidades, la evaluación de programas para Fernández Ballesteros (1987) consiste en un proceso en el que se aplican unos procedimientos de investigación social para realizar un análisis de las acciones implantadas en la realidad social. Esto implica una cadena en la toma de decisiones, según las necesidades detectadas y evaluadas, y que según Grabe (1983), se concreta en unas actividades, de forma que se produzca un cambio en la dirección deseada con el mínimo coste.

    En nuestro trabajo hemos querido tener en cuenta dos elementos clave en todo proceso de evaluación:

  1. La cadena en la toma de decisiones desde las necesidades detectadas

  2. La necesidad de articular un plan de acción y unos recursos (según plantea Anguera y Hernández Mendo, 2003)

Tipos de evaluación

    Siguiendo a estos autores (Anguera y Hernández Mendo, 2003) existen diferentes tipos de evaluación: según el momento en que se evalúa, la procedencia de los evaluadores, los fines de la evaluación, los aspectos objeto de evaluación, las áreas evaluadas y las funciones que cumple.

Figura 4. Tipos de evaluación

    Para esta investigación nos hemos basado en esta última, según las funciones que cumple. Ésta puede ser

  • Sumativa: que hace referencia a los resultados o efectos; la valoración se lleva a cabo al final del programa y supone una recopilación y análisis final.

  • Formativa: hace referencia al seguimiento; la valoración se realiza durante la implementación del programa, y la información es periódica.

    Ambos tipos de evaluación son complementarios. Y aunque en España tiene mayor tradición la sumativa, ha crecido últimamente el interés por la formativa, dado que además de realizar un seguimiento del programa durante su implementación, permite hacer correcciones e introducir mejoras en el propio proceso, influyendo en la calidad y eficacia del mismo. Cada una puede utilizarse en función del grado de elaboración del programa y del contexto.

    Vemos que en la investigación social, la metodología que favorece por tanto la implementación de un programa de intervención, en nuestro caso, programas de voluntariado ambiental, es la evaluación formativa y participativa.

Evaluación de la calidad

    Las necesidades de las asociaciones y las organizaciones medioambientales han evolucionado, por lo que se hace necesario orientar los objetivos de dichas organizaciones hacia una gestión eficaz de la calidad en sus programas y actividades. Siguiendo a Morales (2003), es necesario conocer las expectativas y necesidades de los usuarios (voluntarios ambientales en nuestro caso), su satisfacción en la realización o participación en programas concretos.

    Para Morales y Mendo (2004) la satisfacción es susceptible de ser cambiada en la cada transacción, mientras que la calidad de servicio percibida supone una evaluación más estable a lo largo del tiempo. Por lo tanto, las organizaciones no sólo han de tener en cuenta la elaboración de una imagen de calidad entre sus clientes (voluntarios), sino también cuidar cada transacción específica, dado que la opinión que un voluntario tiene del servicio puede verse alterada por una experiencia satisfactoria o insatisfactoria en un momento dado, y su permanencia en la organización también.

    Por tanto, la búsqueda constante de la satisfacción de los voluntarios y su fidelización o permanencia es clave para la sostenibilidad de las organizaciones. En este proceso se propone que las mismas procesen información que permita mejorar la calidad e incorporen prácticas de evaluación que permitan identificar fortalezas y debilidades, y posibiliten una gestión por procesos.

Segunda parte

    En la segunda parte de la investigación realizamos un ESTUDIO EMPÍRICO donde desarrollamos los siguientes capítulos:

Capítulo 4: Cuestionario para evaluar la calidad en programas de voluntariado ambiental

    Cada vez hay más personas que ofrecen sus servicios y tiempo libre para desarrollar actividades voluntarias para la mejora del medio ambiente. El problema que se plantea es que estas actividades y programas presentan una escasa o nula metodología de evaluación que proporcione un feedback y permita una corrección o incorporación de mejoras sobre su marcha. Tampoco encontramos materiales para realizar una evaluación formativa. Desde esta realidad y teniendo en cuenta una evaluación formativa hemos diseñado el INVENTARIO DE CALIDAD EN PROGRAMAS DE VOLUNTARIADO AMBIENTAL (ICPVA, en adelante), como herramienta de evaluación para este tipo de programas.

    En el planteamiento de nuestra investigación formulamos los siguientes objetivos:

  1. Elaborar una herramienta para evaluar la calidad de los programas de voluntariado ambiental

  2. Estimar la satisfacción de las personas implicadas en tareas de voluntariado ambiental como estrategia de evaluación de la calidad

  3. Adaptar el cuestionario a la Teoría de Respuesta al Item (TRI)

    Sabemos que aspectos como la eficacia, la eficiencia y la efectividad, influyen en la marcha de los programas, y son decisivos para proporcionar información sobre la consecución de objetivos, así como de sus fases a los responsables y evaluadores, permitiendo así mismo introducir modificaciones a los mismos sobre la marcha.

    Junto a los objetivos propuestos anteriormente, enunciamos las siguientes hipótesis:

  • H1.: El cuestionario elaborado presenta una fiabilidad de medida satisfactoria.

  • H2.: La fiabilidad compuesta es satisfactoria.

  • H3.: La herramienta tiene una estructura factorial parsimoniosa.

  • H4.: Los ítems están escalados de forma satisfactoria

  • H5.: El constructo es estimado en su totalidad

  • H6.: Los valores t estimados >1,96 implican una validez convergente satisfactoria.

  • H7.: La varianza media extractada es superior al cuadrado de la correlación (validez discriminante)

    Para estos objetivos e hipótesis se han llevado a cabo dos estudios empíricos, y puesto a prueba dos versiones del cuestionario.

Método:

    En el presente estudio se elaboró un primer cuestionario (ICPVA-v.1.0) y tras los resultados y análisis del primer estudio empírico con el mismo, vimos necesario construir nuevos ítems en algunas de las escalas para poder estimar la parte superior del constructo, así como aumentar la muestra. Por lo que se planteó llevar a cabo un segundo estudio empírico con el nuevo cuestionario (ICPVA-v.2.0), elaborado a partir del primero, y administrarlo a un número mayor de voluntarios.

    El material utilizado ha sido

  • El Cuestionario con dos versiones: ICPVA v.1.0 y ICPVA v.2.0 para el primer y segundo estudio

  • El Paquete estadístico SPSS v.13.0

  • El Programa estadístico de Análisis de Teoría de la Respuesta al Item: Acer ConQuest (Wu, Adams & Wilson, 1998)

  • El programa LISREL 8.30 y PRELIS 2.30 (Kart Jöreskog and Dag Sörbom, 1999)

    En el primer estudio, el cuestionario ha sido el ICPVA-v.1.0, consta de un total de 46 ítems distribuidos en 5 escalas, en las que se hipotetiza su estructura latente está formada por los factores e indicadores que se recogen a continuación:

  1. Tareas y relaciones de grupo (4 factores y 13 ítems)

  2. Materiales (2 factores y 8 ítems)

  3. Personal responsable (4 factores y 13 ítems)

  4. información (1 factor y 6 ítems)

  5. Transporte y comidas (1 factor y 6 ítems).

    Las respuestas se emiten sobre un continuo del 1 al 5. También incorpora la recogida de datos relativos a la edad y género.

    La segunda herramienta utilizada en un segundo estudio fue el ICPVA-v.2.0. Se elaboró a partir del anterior y consta de 71 ítems, distribuidos en las cinco escalas antes descritas. En cada una de ellas se aumentaron hasta 22 ítems en la primera escala, 13 en la segunda, 18 para la tercera, 11 en la cuarta y 7 en la quinta. En este segundo cuestionario las respuestas son de carácter dicotómico (si y no), y se añadió la recogida de datos relativos a la profesión y nivel de estudios.

    En cuanto a los participantes, el primer cuestionario se administró a 102, jóvenes universitarios de la Comarca del Campo de Gibraltar, que colaboraban de forma habitual y/o puntual en programas de voluntariado. El rango de edad oscila entre los 18 y 23 años, siendo la media 20 años. El 61.8% de la muestra está formada por mujeres y el 38.2% por hombres.

    El segundo fue administrado a 190 participantes, también en su mayoría universitarios de la Comarca del Campo de Gibraltar. El rango de edad en esta muestra es mayor (entre los 15 y 53 años), y la media es de 25 años. En cuanto a los datos relativos al género, el 59.5% son mujeres y el 40.5% hombres. Respecto a la profesión, el porcentaje más alto (80.53%) se encuentra en estudiantes, seguido de la de profesor/a con un 11.05%. Y en el nivel de estudios encontramos que el 93.16% presenta estudios universitarios, seguido de un 5.79% con un nivel de bachillerato y ciclo formativo, y un 1.05% con secundaria.

    Respecto al procedimiento, además de la elaboración de los cuestionarios se realizó un análisis factorial exploratorio, un análisis de la fiabilidad, análisis de la teoría de respuesta al ítem y finalmente un análisis factorial confirmatorio.

    En primer lugar, tras la elaboración del primer cuestionario, y previo a llevar a cabo el análisis factorial, se realizaron las pruebas encaminadas a determinar la pertinencia de dicho análisis y una de ellas es el examen de la matriz de correlación. En las mismas, se comprueba que los criterios de pertinencia de realización del análisis factorial se cumplen porque:

  • Aparece significación de las correlaciones de Pearson

  • Los determinantes de la matriz de correlaciones son bajos, siendo 0,003 para la escala 3, y el más alto 0,108 para la escala 4

  • La medida de adecuación muestral KMO (Kaiser-Meyer-Olkin) presenta valores que oscilan entre 0,68 para la escala 1 y 0,84 para la escala 5.

  • El test de esfericidad de Barlett presenta significatividad y valores altos de χ2 para todas las escalas.

    Según se recoge, las variables están altamente intercorrelacionadas, requisito para que el análisis factorial exploratorio sea pertinente. Por lo que se lleva a cabo el mismo con los resultados que mostramos a continuación

ANÁLISIS FACTORIAL EXPLORATORIO

ICPVA- v.1.0

Escalas

Número

de factores

% Varianza explicada

Alpha de

Cronbach

E-1

4

63,03%

0,791

E-2

2

61,08%

0,741

E-3

4

68,41%

0,882

E-4

1

55,56%

0,835

E-5

1

67,40%

0,901

Tabla 1. Resultados Análisis Factorial Exploratorio de ICPVA-v-1.0

    Como se aprecia, el porcentaje de la varianza explicada es mayor del 60% en todas las escalas a excepción de la escala 4. Por lo que respecta al análisis de fiabilidad, estimada con el Alpha de Cronbach, vemos que la consistencia interna de los ítems es buena y por tanto adecuada para evaluar los aspectos que recogen los aspectos relativos a los factores de cada escala.

    Del análisis de la Teoría de Respuesta al Ítem, extraemos el mapa de escalamiento conjunto sujetos e ítems de cada una de las escalas. En su conjunto vemos que los ítems están bien construidos, aunque aparece solapamiento en algunos grupos, lo que indica que estiman la misma parte del constructo. Así mismo se comprueba que las escalas estiman adecuadamente la parte inferior y media del constructo, y sería conveniente construir nuevos ítems para estimar la parte superior.

    Según los resultados del primer estudio, hemos obtenido una herramienta de fiabilidad satisfactoria y con una estructura factorial parsimoniosa. Del mapa de escalamiento conjunto sujetos e ítems de cada escala, se comprueba que los ítems están bien construidos y que estiman adecuadamente la parte inferior y media del constructo; sin embargo aparece solapamiento en algunos grupos, lo que indica que estiman la misma parte del constructo, por lo que se vio necesario construir más ítems con el objetivo de poder estimar la parte superior del constructo. También se vio oportuno aumentar la muestra.

    El segundo estudio se llevó a cabo con un nuevo cuestionario (ICPVA-v.2.0) y se administró a una muestra de 190 sujetos, realizando también un análisis factorial exploratorio y un análisis de fiabilidad con los resultados que se muestran en la siguiente tabla:

ANÁLIS FACTORIAL EXPLORATORIO

ICPVA- v.2.0

Escala

Nº de factores

Varianza explicada

Alpha de

Cronbach

E-1

4

46,18

0,800

E-2

2

44,12%

0,741

E-3

4

49,44%

0,790

E-4

2

39,20%

0,657

E-5

2

64,52%

0,812

Tabla 2. Resultados Análisis Factorial Exploratorio de ICPVA-v-2.0

    Como podemos ver conseguimos aumentar el número de factores para las escalas 4 y 5 que poseían un sólo factor en el primer estudio. Sin embargo, el porcentaje de la varianza explicada para todas las escalas baja significativamente en todas ellas, obteniendo como valor máximo un 64,52% en la 5.

    En el análisis de fiabilidad, el valor del Alpha de Cronbach, obtiene valores prácticamente iguales (escala 1 y 2), o menores (escala 3, 4 y 5). Del análisis basado en la Teoría de Respuesta al Ítem, se descubrió que el número de ítems solapados y grupos de los mismos era mayor que en el primer estudio, por lo que basándonos en el valor de correlación y el alpha si se elimina el ítem, decidimos eliminar algunos de los ítems solapados y realizar un nuevo análisis factorial y de fiabilidad sin los ítems eliminados.

ANÁLIS FACTORIAL EXPLORATORIO

ICPVA- v.2.0 (eliminando ítems)

Escala

Nº de

factores

Varianza explicada

Alpha de

Cronbach

E-1

4

52,06%

0,79

E-2

2

49,89%

0,71

E-3

4

61,03%

0,73

E-4

2

-

-

E-5

2

78,90%

0,78

Tabla 3. Resultados Análisis Factorial Exploratorio de ICPVA-v-2.0 (eliminando ítems)

    Los datos de este nuevo análisis sobre el segundo estudio con el nuevo cuestionario devuelven que aumenta ligeramente el valor de la varianza explicada y del alpha de Cronbach, pero no de forma significativa.

    Esto pone de manifiesto que la estructura de la primera herramienta presenta mejores resultados y se cree conveniente validarla con un posterior análisis factorial confirmatorio, utilizando como procedimiento de cálculo para el ajuste del modelo el de máxima verosimilitud. Según Fernández Aguirre et all. (2005), los estimadores máximos verosímiles presentan como principal problema su sensibilidad al tamaño de la muestra. Pero desde distintos trabajos empíricos, Del Barrio y Luque (2000) estiman que el tamaño ideal para este método de estimación se encuentra entre 100 y 200. En nuestro caso, ambas muestras presentaban dicha característica.

    El análisis factorial es una técnica estadística que consiste en resumir la información contenida en una matriz de datos con un nº de variables. Analiza las interrelaciones entre dichas variables e identifica un reducido número de factores, menor que el número de variables. Los factores representarán a las variables, con una pérdida mínima de información. Los modelos más comunes para analizar ciertos constructos son el Análisis Factorial Exploratorio (Spearman, 1904) donde no se conocen los factores a priori, y se calculan mediante dicho análisis, y también el análisis Factorial Confirmatorio (Jöreskog, 1969) donde los factores están fijados a priori y se utilizan contrastes de hipótesis para su corroboración.

    En este apartado de la investigación realizamos un análisis factorial confirmatorio con el objetivo de analizar las relaciones entre indicadores o variables observadas y factores o variables latentes en la herramienta utilizada. El AFC es el procedimiento de análisis que según Arias (2008) ha pasado a ser en los últimos años uno de los más utilizados en la investigación de las ciencias sociales. Su objetivo es obtener estimaciones de cada parámetro del modelo de medida (saturaciones, varianzas y covarianzas de los factores, errores de medida de la matriz estimada). Hemos considerado importante utilizarlo en la evaluación de la calidad de programas de voluntariado ambiental para confirmar las dimensiones subyacentes de nuestro cuestionario.

    A la vista de los resultados obtenidos, y aún cuando nos resulta difícil contrastarlos con otros trabajos porque las herramientas que existen no tienen especificadas las propiedades psicométricas, consideramos que hemos obtenido un cuestionario ICPVA-v.1.0 que presenta una fiabilidad y validez satisfactoria, con una estructura factorial parsimoniosa. Así mismo aporta información adecuada en aspectos relacionados con las actividades y programas de voluntariado ambiental, y reúne los requisitos metodológicos necesarios para estimar la satisfacción de los voluntarios, posibilitando una evaluación de la calidad. El cuestionario también permite realizar una evaluación sumativa y formativa gracias a la flexibilidad que le aporta su estructura en cinco escalas.

Capítulo 5: Discusión

    En este capítulo se expone la discusión de los resultados y se presenta la confirmación o no de las hipótesis planteadas en el diseño de la investigación.

    Podemos concluir que aún cuando necesitamos mejorar el cuestionario en los algunos aspectos descritos en nuestro trabajo, confirmamos que ésta es una herramienta óptima para la evaluación de programas desde la experiencia y participación de los voluntarios, dado respuesta también la necesidad de mejorar procedimientos de gestión para la captación y mantenimiento del voluntariado.

    También en este capítulo se presentan las futuras líneas de investigación que darán continuidad a nuestro trabajo. Entre ellas planteamos las siguientes:

  1. Mejora de las escalas desde los resultados obtenidos en el análisis factorial exploratorio, TRI y análisis factorial confirmatorio

  2. Someter a un análisis de generalizabilidad la herramienta

  3. Aplicación en un programa de evaluación para contrastar los resultados obtenidos. Creemos que la evaluación de distintos programas de voluntariado puede también complementar el estudio llevado a cabo

  4. Realización de análisis de causalidad referida a los modelos de voluntariado

Nota

  1. El rol es una construcción social creada y validada en la interacción entre personas, dándoles a éstas la oportunidad de introducir cambios y elegir qué roles desempeñar.

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