Aplicabilidad del test MABC en escolares de 4 a 6 años | |||
*Diplomada en Educación Física **Doctor en Educación Física Profesor de la Escuela Universitaria P.E. de Ossó (España) |
Isabel Bosca González* José Antonio Prieto Saborit** |
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Resumen El presente estudio analiza la aplicabilidad de test de coordinación y habilidad motriz diseñados para la población infantil general. Para su realización, se selecciona de forma aleatoria una muestra de 14 niños/as de 4 a 6 años con un grado de maduración acorde a su edad. Como punto de comparación, utilizamos las pruebas correspondientes a dicha edad del test MACB (1992). Los resultados muestran una mejor media en 4 de 6 pruebas realizadas, siendo notoria ésta en la prueba de monedas, donde la diferencia supera los 5 puntos. El grado de desarrollo motor de estos niños (de 4 a 6 años) mediante la comparación con el baremo de MABC, es ligeramente superior al promedio de la población española de escolares en 1992. Por otro lado las niñas muestran mejores resultados en pruebas de motricidad fina y ligeramente inferiores a los niños en la motricidad gruesa. Palabras clave: Test MABC. Educación Física. Población española infantil. Habilidades motrices |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 14 - Nº 140 - Enero de 2010 |
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Introducción
Educación infantil es esa etapa del sistema educativo en la que el alumnado tiene entre 3 y 6 años; una etapa que aunque no es enseñanza obligatoria, es el comienzo de la escolaridad, su primer contacto con el colegio. En este periodo, la constitución corporal del niño o niña empezará a transformarse de forma mucho más visible. Hasta los cuatro años, por lo general, el crecimiento del sistema muscular guarda gran proporcionalidad en el conjunto del crecimiento corporal; en cambio, a partir de esta edad, los músculos empiezan a desarrollarse con más rapidez. A un ritmo equiparable va a crecer y evolucionar el sistema nervioso.
Dentro de esta etapa, se encuentra el tema que nos compete: la psicomotricidad.
La psicomotricidad puede ser entendida por el profesorado como un medio para conocer, establecer comunicación, estimular competencias y desarrollar capacidades. “Dentro del abigarramiento de alternativas metodológicas que se proponen tanto desde una óptica general como específica destaca que las que más se utilizan en el ámbito de la Educación Física son la interacción, el diálogo y la reflexión.” (Jiménez y Gómez, 2004:19)
Con la expresión “Lección de psicomotricidad”, nos referimos a una de las situaciones educativas señaladas en los horarios para desarrollar el potencial educativo del ámbito corporal. La lección es, sobre todo, ese momento en el que se establecen los vínculos, las relaciones; ese lugar en el que se articulan los actos de los escolares.
Los tiempos en que la clase de “gimnasia” se consideraba poco menos que un espacio de recreo han pasado. Actualmente, todos los padres saben que el ejercicio físico es esencial para el desarrollo correcto y que es uno de los pilares de la salud, junto con la alimentación y los hábitos higiénicos. Pero la Educación Física, todavía va más allá: también es fundamental para el desarrollo de una personalidad equilibrada y sociable, y sobre todo, para que el niño y el joven se encuentren a gusto consigo mismo.
A su vez, la cantidad de horas que se imparte en los centros de Educación es insuficiente, y la necesidad de hacer ejercicio comienza antes de la edad escolar. Por eso, conviene que los padres se impliquen también en este aspecto de la formación de sus hijos. Resulta decisivo para que adquieran y mantengan el hábito de hacer ejercicio físico a lo largo de toda su vida y de esta forma se evite el sedentarismo, ese gran mal de nuestra sociedad actual.
Está claro que sin movimiento sería imposible un desarrollo sano del niño. Sólo gracias a él aprende a manejar su cuerpo, a comunicarse y a actuar en el medio en que vive. “Estimular el movimiento a través del juego y en todas sus formas desde la más tierna infancia le ayuda a desplegar su potencial, tanto físico como psíquico, y a prevenir las consecuencias negativas de la inactividad.” (Antonio Tinajas y al, 2007: 13)
Para evaluar el nivel psicomotriz de los niños se han creado y patentado test de todo tipo. Uno de ellos es el test MABC, que utilizaremos en la elaboración del trabajo. Este tipo de test lo utilizaron otros autores con diferentes poblaciones (Rodríguez Hernández, 2002).
Los objetivos concretos planteados en este trabajo son:
Evaluar las habilidades de coordinación motriz en niños y niñas de infantil (4 a 6 años).
Estimar las posibles diferencias de coordinación motriz según la década en que fueran realizadas las pruebas.
Comprobar las posibles diferencias de coordinación motriz según el género.
Analizar la fiabilidad y validez criterial de las pruebas cuando se aplican con más de una década de diferencia.
Material y método
Para este estudio hemos escogido a 14 niños (7 niños y 7 niñas) de 4 a 6 años. La selección se hizo de forma aleatoria entre un muestra de 30 niños que mostraban un nivel madurativo normalizado.
A la muestra de estudio mencionado anteriormente, se les pasó una batería o test adaptado del test MABC (Herderson, 1992).
Los test posteriormente mencionados fueron realizados durante la jornada escolar, en el horario de psicomotricidad y con un evaluador que se encargaba de observar y apuntar los resultados, además de la profesora del curso, que se dedicaba a preparar el material y a vigilar el comportamiento de los niños.
Con el fin de evaluar las habilidades motrices de los niños, realizamos un total de 6 pruebas que pasamos a desarrollar a continuación:
Monedas: consistía en contar los segundos que tardaba cada niño en meter 10 monedas de 1 euro dentro de una hucha.
Enhebrar: consistía en contar los segundos que tardaba cada niño en enhebrar 10 bloques de madera dentro de un cordón.
Trazar: consistía en contar el número de fallos que realizaba cada niño al seguir el trazado de una línea de puntos.
Atrapar: consistía en atrapar un saco de arena, contando el número de atrapes de 10 lanzamientos.
Rodar: rodar una pelota a una portería, contando el número de aciertos sobre 10 lanzamientos.
Equilibrio: mantenerse en equilibrio sobre un pie durante 20 segundos.
Resultados
Los diferentes test realizados en los 14 niños y niñas de 4 a 6 años obtuvieron los siguientes resultados:
Segundos que tardan en meter 10 monedas
Segundos que tardan en enhebrar 10 bloques
Número de veces que se salen del trazado
De 0 a 10, siendo 10 el máximo
De 0 a 10, siendo 10 el máximo
20 segundos de máximo
Una vez procesadas todas las pruebas, realizamos la media de cada una de ellas, así como la mínima y máxima.
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N. Válido |
Mínimo |
Máximo |
Media |
Monedas |
14 |
13.00 |
22.00 |
17.00 |
Enhebrar |
14 |
30.00 |
60.00 |
47,14 |
Trazar |
14 |
0.00 |
4.00 |
2.07 |
Atrapar |
14 |
1.00 |
10.00 |
5.07 |
Rodar |
14 |
5.00 |
10.00 |
7.07 |
Equilibrio |
14 |
0.00 |
20.00 |
13.78 |
Posteriormente, comparamos los resultados propios con los obtenidos en el baremo MABC en 1992.
Prueba MABC |
Media población |
Media muestra |
Dif. Medias población/muestra |
Media síndrome de Down |
Dif. Medias población/Down |
Monedas |
22.47 |
17.00 |
5,47 |
41,41 |
18,94 |
Enhebrar |
48.41 |
47,14 |
1,27 |
67,64 |
19,23 |
Trazar |
0.56 |
2.07 |
-1,51 |
4,93 |
4,37 |
Atrapar |
7.87 |
5.07 |
-2,80 |
5,06 |
2,81 |
Rodar |
6.92 |
7.07 |
0,15 |
4,29 |
2,63 |
Equilibrio |
13.00 |
13.78 |
0,78 |
5,00 |
8,00 |
Por último, realizamos una tabla de resultados por género.
Monedas |
Niños |
18,14 segundos |
2,29 a favor de las niñas |
Niñas |
15,85 segundos |
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Enhebrar |
Niños |
49,42 segundos |
4,58 a favor de las niñas |
Niñas |
44,84 segundos |
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Trazar |
Niños |
2,5 fallos |
1,1 a favor de las niñas |
Niñas |
1,4 fallos |
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Atrapar |
Niños |
5,71 aciertos |
1,29 a favor de los niños |
Niñas |
4,42 aciertos |
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Rodar |
Niños |
7,14 aciertos |
0,00. |
Niñas |
7,14 aciertos |
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Equilibrio |
Niños |
13,57 segundos |
0,43 segundos a favor de las niñas |
Niñas |
14,00 segundos |
Discusión
Comenzaremos comentando que los resultados de las muestras son satisfactorios, ya que a nivel general, se asemejan a los obtenidos en 1992 en el test MABC.
Antes de empezar a concretar cada prueba, cabe decir que el grupo muestra está dividido en 5/6 años (los siete primeros sujetos) y 4/5 años (los siete segundos); por lo que a veces podremos advertir notorias diferencias entre unos y otros, lógicas por la propia madurez motora de los alumnos.
Una vez dicho esto, pasamos a concretar las diferentes pruebas. Diremos de cada una que:
Monedas. El máximo en esta prueba es de 22 segundos y el mínimo de 13, habiendo una diferencia entre ambos de 9 segundos.
La media de nuestra muestra es de 17,00 segundos y comparada con la media de MABC (22,47), obtenemos una diferencia de 5,47 segundos a nuestro favor.
Mencionar, como observación, que la media del MABC es igual a la máxima obtenida en nuestra muestra, lo que nos parece indicar que la motricidad fina ha mejorado notablemente en los últimos años.
Por último, si comparamos nuestra media con la de síndrome de Down (41,41), nos saldrá una enorme diferencia de más de 24 segundos al realizar la misma operación.
Enhebrar. El máximo es de 60 segundos y el mínimo es de 30. La diferencia entre ambos es del doble, lo que resulta muy considerable.
La media obtenida es de 47,14, que comparada con la media MABC (48,41) logra una mejoría de 1,27 segundos.
Por último, si comparamos nuestra media con la población de síndrome de Down (67,64) nos dará que estos últimos tardan 20,50 segundos más en realizar la susodicha operación.
Trazar. El máximo es de 4 fallos y el mínimo de 0 fallos (notable diferencia según la edad). Las gráficas muestran una gran variedad de resultados sin ningún número fijo o predominante.
La media de nuestra muestra es de 2,07, mientras que la del MABC obtuvo mejores resultados, con un bajo 0,56. La diferencia es de un 1,51 a su favor. Esto se puede deber a que en el lugar donde se realizó el test, no llevaban a cabo con los niños ejercicios de este tipo (grafomotricidad).
Por otro lado, si comparamos la media con la de síndrome de Down (4,93) resultará que éstos cometen casi 3 fallos más que el grupo muestra.
Atrapar. El máximo es de 10 sobre 10 y el mínimo de 1 sobre 10. La diferencia entre ambos es de 9 aciertos, por lo que, como se puede observar en la gráfica, hay una gran disparidad. Esto nos da a entender que no ha habido práctica o ensayo previo con ellos respecto a esta actividad dentro del ámbito educativo.
Nuestra media es de 5,07 aciertos y la del MABC es de 7,87. La diferencia entre ambos es de casi 3 aciertos a favor de la población de MABC. Esto es debido a los cambios producidos en la sociedad actual en la niñez: por lo general, la única actividad motora que realizan los niños de hoy, es la que realizan en el colegio, mientras que antaño, se jugaba prácticamente todo el día en la calle y fuera del ámbito escolar.
En cambio, si comparamos nuestra media con la población de síndrome de Down (5,06) obtenemos una increíble igualdad. Éste es un hecho que sólo pasa en esta prueba.
Rodar. El máximo es de 10 aciertos sobre 10 y el mínimo de 5 sobre 10. En general, comentar que es significativo que todos los alumnos tengan unos conocimientos básicos del manejo del balón, siendo positivo el que todos lo practiquen en mayor o menor medida.
Respecto a la media, es de 7,07 aciertos, mientras que la de MABC es de 6,92, habiendo una diferencia mínima.
Sin embargo, al compararlo con la media de la población de Síndrome de Down (4,29), observaremos que nosotros realizamos tres aciertos más en dicha prueba.
Equilibrio. El máximo es de 20 segundos sobre 20, y el mínimo de 0 segundos, puesto que el sujeto en cuestión no era capaz de mantenerse a la pata coja.
La media es de 13,78 segundos (variables considerables según la edad) y comparada con la muestra de población MACB (13 seg.) tenemos una diferencia de 0,78 segundos a favor.
Para finalizar, añadir que observando la gráfica media del Down, podemos ver como ellos casi no aguantan el equilibrio sobre una pierna (5 segundos).
Todas las diferencias con el grupo síndrome de Down se deben a los “diversos problemas motores. Estos problemas, causan diversas alteraciones en los comportamientos motores. Destacan entre ellos los déficits muy acusados en el equilibrio y la regulación postural y en la coordinación de los segmentos corporales.” (Vázquez, 2001)
En cuanto al genero, por lo general, las niñas obtienen mejores resultado en la mayoría de las pruebas que son de motricidad fina (monedas, enhebrar, trazar) mientras que en motricidad gruesa se mantienen a la par en ambos sexos. Parece ser que existe una evolución en los hábitos infantiles de nuestra sociedad, fundamentalmente en el género femenino, las niñas además de seguir realizando sus juegos de motricidad fina (muñecas, encajar figuras, etc.) han adoptado por realizar juegos de niños, es decir, más encaminados a la motricidad gruesa (saltos, juegos de pelota, correr…). Sin embargo, los niños siguen jugando a los juegos de siempre pero no optan por pasar también a los juegos relacionados con la motricidad fina, que normalmente se les asigna a las niñas.
Conclusión
Los resultados obtenidos se corresponden generalmente con los obtenidos en el test MABC de 1992. A pesar de los cambios producidos en la sociedad a lo largo de estos últimos años, el grupo muestra escogido al azar demuestra que el nivel de psicomotrocidad en Asturias sigue siendo el correspondiente a su edad.
Los resultados por género nos muestran que las niñas tienen mejor nivel en los ejercicios de psicomotricidad fina que los niños, mientras que en motricidad gruesa se encuentran a la par.
Si comparamos nuestra muestra con la muestra obtenida en 2002 por el grupo síndrome de Down, veremos cómo seguimos estando a un nivel superior.
Bibliografía
Flor, I. Gándara C. y Revelo, J. “Manual de Educación Física. Deportes y recreación por edades.” Cultural S.A. Colombia. 2004.
Gil Madrona, P. y al. “La educación física y los deportes: concreciones prácticas de educación en valores.” Octaedro Andalucía. Granada.2008.
Henderson S. Sugden DA. “The movement Assessment Battery for Children.” Londres: The Psychological Corporation, Ltd,:1992.
Rodríguez Hernández, M.L., Graupera, J.L. y Ruiz, L.M. “Aplicabilidad del test MABC en escolares con síndrome de Down.” Revista internacional med.cienc.act.fís.deporte. Número 7. 2002.
Tinajas Antonio y al. “¿Tengo que hacer gimnasia?” Edición CEAC, Barcelona. 2007.
Vázquez J. “Educación física de base y actividades lúdicas.” En: Flórez J, y Troncoso MV, directores. Síndrome de Down y educación. Barcelona: Masson; 2001.
revista
digital · Año 14 · N° 140 | Buenos Aires,
Enero de 2010 |