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¿Imposible…?

 

Prof. de Educación Física

Entrenador Nacional de Atletismo

Jorge de Hegedüs

jhegedus@uolsinectis.com.ar

 

 

 

          Los ejemplos de Glenn Cunningham, Wilma Rudolph, Sir Steven Readgrave y Gary Hall Jr. Pueden servir de excelentes ejemplos para aquellos que enseguida piensan en lo “imposible”

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 14 - Nº 137 - Octubre de 2009

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La palabra Imposible no está en mi diccionario

Napoleón Bonaparte

 

    Sí, quizás esta expresión del genio militar corso sea algo exagerada, pero para algunos ha sido una fuente de estímulo y como es en el caso de algunos deportistas. Han existido grandes personalidades es este campo que nos han deleitado con sus éxitos. Sin embargo, en la “trastienda” han tenido que sufrir dolencias que parecían imposibilitarlos para que pudieran lograr los lugares de privilegio en sus respectivas especialidades. Esto está fortalecido por el hecho de que se trata de deportes individuales, en donde no existe la ventaja de los compañeros de equipo que pueden llegar a suplir las deficiencias o carencias del que está en condiciones disminuidas.

    El primero que nos viene a la mente es el caso del atleta norteamericano Glenn Cunningham. Éste había sido 4º en la carrera de los 1500 metros con 3.53.4 min. en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles (1932). Pero luego lograría la medalla de plata 4 años más tarde en Berlín en la misma especialidad con 3.48.4 min. detrás del neozelandés Jack Lovelock el cual estableció el récord mundial con 3.47.8 seg. Pero previo a esa performance tan valiosa, el 16 de junio de 1934 logra el récord mundial en la milla con 4.06.8 y en el año de los Juegos Olímpicos de Berlín, el 20 de agosto hace lo propio en los 800 metros con 1.49.7 min. ¡Realmente un corredor de clase!

    Pero en la vida de Glenn no todo fue color de rosa. Siendo niño, a los 8 años de edad estando en la escuela primaria a la cual asistía, hubo un incendio gigantesco que quemó gravemente sus piernas. En un principio existió preocupación por su vida, pero finalmente pudo salir de ese duro trance. Pero entonces se pensó que quedaría recluido a una silla de ruedas pues sus extremidades inferiores, aparentemente no servirían para nada. Según se cuenta, un día se paró y con mucha dificultad comenzó a caminar lentamente apoyado contra una pared. Pero la decisión de este niño para desplazarse fue tan fuerte, que empezó hacerlo normalmente. Seguramente por debajo de su piel existían todavía muchas mitocondrias, de tal forma que un día empezó a trotar. Con el tiempo ya iba a su escuela y luego al “High School” corriendo. Finalmente terminó haciéndolo… en los Juegos Olímpicos tal como se señalara anteriormente.

Glenn Cunningham

    Años más tarde una afro americana también demostró su gran valía frente a lo que parecía ser imposible. Se trató de Wilma Rudolph. Había nacido en 1940 en Tennessee. Fue la vigésima de una familia sumamente humilde, la cual llegó a tener 22 hijos. Desde pequeña Wilma estuvo plagada de problemas físicos. Para empezar, nació antes de tiempo y con apenas 2 kilogramos de peso.

Wilma Rudolph

    A los 4 años tuvo un ataque de neumonía, y dos años mas tarde uno de poliomielitis. ¡Que panorama! Pero con el tiempo con buena fisioterapia pudo salir del paso. Empezó a jugar al básquetbol y también practicar atletismo. Esto último lo llegó hacer a tal nivel que clasificó para los Juegos Olímpicos de Melbourne (1956). Corrió los 200 metros en donde fue eliminada en las series, pero logró la medalla de bronce para su nación en la posta de relevos de 4 x 100 metros detrás de Australia e Inglaterra.

    Pero recordemos que Wilma aún estaba en la categoría de júnior, y en esa instancia es que gana los campeonatos nacionales de los Estados Unidos en las 75 y 100 yardas. En 1960 gana los selectivos para los Juegos Olímpicos de Roma, en donde obtendrá su máxima consagración: campeona olímpica en los 100, 200 y la posta de relevos de 4 x 100 metros. ¡Todo un éxito! Pero aquí no terminó todo, puesto que un año más tarde, en Moscú, estableció un nuevo récord mundial en los 100 metros con 11.3 seg. y luego, en Alemania, específicamente en la ciudad de Stuttgart, el que suscribe la vio cubrir esta distancia en 11.2, demostrando con ello que era la mujer más veloz del planeta. Wilma Rudolph falleció en 1994 víctima de un tumor cerebral. Contaba en ese momento 54 años de edad. Hay que resaltar que esta gran atleta afro americana tuvo un gran reconocimiento, inclusive desde el más alto nivel del poder ejecutivo del gobierno de los Estados Unidos.

El asunto de la diabetes

    Es indudable que los deportistas, especialmente los que deben de recorrer distancias relativamente largas en sus respectivas especialidades, deben de manejar su mecanismo de la glucosa de manera óptima; este es un “combustible” esencial para sus correspondientes rendimientos. El asunto se complica cuando en este campo existen fallas, caso de la diabetes. ¿En qué consiste esta deficiencia? Como producto de la digestión de los alimentos que ingerimos, estos se descomponen para producir, entre otros elementos, glucosa. La misma pasa a la sangre en donde la insulina actúa para que penetre en las células. Esta hormona, es secretada por el páncreas. Pero existen casos en los cuales esta glándula produce poca o ninguna insulina con lo cual la glucosa no tiene posibilidades de penetrar dentro de la célula, especialmente en la musculatura. Ello produce obviamente falta de energía debido a que se reducen las posibilidades para producir ATP en el metabolismo glucolítico. Por este motivo los diabéticos pueden llegar a ser insulino dependientes, es decir, inyectarse artificialmente esta hormona para permitir con ello que la glucosa sanguínea siga su curso normal. En general, los diabéticos pueden tener grandes fluctuaciones en los niveles de glucosa en sangre. La Asociación Estadounidense para la Diabetes (American Diabetes Association) recomienda mantener los niveles de glucemia en los rangos de: 80 a 120 mg/dL. Esto es relativamente fácil de manejar en el caso de personas de vida sedentaria, pero, ¿qué es lo que ocurre cuando se trata de un deportista en los cuales los niveles de glucosa son “atacados” constantemente, sea por las exigencias del entrenamiento y las competencias? Aquí el asunto se complica. Al respecto se pueden citar dos casos emblemáticos: Steven Redgrave y Gary Hall Jr.

Steven Redgrave

    Este ha sido un remero de primerísima línea, un gigante que mide 1.96 mts. el cual tuvo grandes logros al obtener de forma consecutiva nada menos que 5 medallas de oro en tantos Juegos Olímpicos: Los Ángeles, Seúl, Barcelona, Atlanta y Sydney. Mantuvo con ello una vigencia de más de 20 años en el alto rendimiento competitivo. Pero en 1997 se le diagnosticó diabetes, con lo cual tenía que cuidar mucho su ingestión de carbohidratos, pero como los necesitaba debido al deporte que practicaba, esto lo obligaba, según sus propias manifestaciones, hacerse varios controles diarios de sus niveles de glucosa, y hasta inyectarse insulina de 5 a 6 veces por día.

Sir Steven Redgrave

    Este gran remero inglés fue reconocido por el propio Gobierno Británico y por tal motivo se le condecoró con el título de “Sir”, es decir, forma parte de la nobleza de su nación. Además de ello ha participado con bastante éxito en varias maratones.

Gary Hall Jr

    Este nadador norteamericano ha sido velocista, es decir, especializado en los 50 y 100 metros “libres”. Teniendo ya títulos internacionales mayores, a los 25 años se dio cuenta que empezó a sentirse mal, cansado y con dificultades en la visión después de ingerir determinados alimentos. Sufrió un gran choque emocional cuando se le hicieron estudios y se le diagnosticó diabetes del tipo I. El estímulo que recibió por ello por parte de los facultativos no fue nada halagüeño, puesto que le expresaron que su vida deportiva se debía de interrumpir debido a esta dolencia. Pero parece que el joven Gary no se dio por vencido y tomó la decisión de seguir entrenando y también competir.

Gary Hall Jr

    De inmediato se “metió” en Internet y estudió todo lo que existía sobre este tema. Obviamente este nadador se dio cuenta que debía tener un gran apoyo por parte de la medicina especializada en este campo y por ello siempre se entrenó y compitió teniendo una verdadera especialista a su lado. Esta fue la Dra. Anne Peters, la cual lo monitoreaba constantemente mediante un “kit” de diabetes. Este gran nadador ganó en total 10 medallas, de todos los “metales” durante los Juegos Olímpicos de Atlanta, Sydney y Atenas.

    Los ejemplos de Glenn Cunningham, Wilma Rudolph, Sir Steven Readgrave y Gary Hall Jr. Pueden servir de excelentes ejemplos para aquellos que enseguida piensan en lo “imposible”.

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