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La fuerza explosiva en fútbol sala: conceptos básicos

 

Lic. CC. Act. Física y Deporte. Dip. Magisterio EF

Doctorando CC. Actividad Física y Deporte

Preparador físico de equipos en categoría Nacional

Emilio Lledó Figueres

ellfi08@hotmail.com

 

 

 

Resumen

          El fútbol sala es considerado un deporte que moviliza fundamentalmente las cualidades de fuerza y velocidad, siendo el desarrollo de estas, crucial en la consecución de resultados, ya que a lo largo del juego se observan gran cantidad de episodios de juego breves y de máxima intensidad. En base a esto, el desarrollo de la fuerza explosiva será determinante para la consecución de resultados. El problema es que tradicionalmente la mejora de la fuerza explosiva se ha desarrollado principalmente mediante métodos aplicados en deportes individuales. A través de este artículo se revisa de forma breve los fundamentos biológicos en los que se basa la mejora de esta manifestación condicional. Así mismo, se profundiza en los fundamentos metodológicos que diversos autores han aportado al conocimiento científico, y se proponen pautas a aplicar desde un punto de vista integrado.

          Palabras clave: Fútbol sala. Fuerza explosiva. Ciclos estiramiento – acortamiento

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 14 - Nº 135 - Agosto de 2009

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1.     Introducción

    En el ámbito deportivo existen dos términos que se relacionan muy a menudo fuerza (manifestada o aplicada) y tiempo. Ambos correlacionan dando lugar a un tipo de manifestación condicional a la que denominamos fuerza explosiva (González Badillo, 2000; González Badillo y Ribas, 2002).

    En este caso, el fútbol sala se caracteriza por el desarrollo de episodios de juego breves y de intensidad máxima relevantes para el marcador que movilizan fundamentalmente cualidades de fuerza y velocidad. Según lo indicado en el párrafo anterior son las acciones cortas y explosivas las que resultan más determinantes en un partido de fútbol sala.

    Según Bompa (2003), un jugador requiere las siguientes manifestaciones de potencia:

    A continuación se proponen algunas pautas para trabajar estos aspectos de una forma integrada. Los ejercicios irán de los más genéricos a los más específicos.

Ilustración 1. Ejemplo de ejercicio con señal acústica

Ilustración 2. Ejemplo de ejercicio con señal visual

    En ambos casos la ejecución técnico – táctica puede ir precedida de ejercicios de musculación como la sentadilla. Eso sí, las cargas utilizadas deben ser tales que permitan una ejecución a la máxima velocidad, manteniendo la técnica correcta. Del mismo modo se pueden incluir ejercicios como multisaltos o pliometría. Un ejemplo sería una situación de 2x1 en un campo de 10x10m. Los atacantes salen de la línea de fondo. Uno de ellos realiza multisaltos frontales entre 5 vallas de 20 cm de altura; el otro, laterales con vallas a la misma altura. El defensor realiza 10 sentadillas con un disco de 10 kg. Los atacantes deben finalizar en 10’’ su ataque, desde que acaban la ejecución de los ejercicios y solamente pueden dar dos toques.

    Por tanto, tal y como se ha visto, cuando un jugador acelera, frena o cambia el ritmo, refleja expresiones máximas de potencia, pero también cuando golpea el balón o cuando realiza una entrada, e incluso cuando conduce, una gran parte del éxito de la acción dependerá de su capacidad para gestionar la máxima expresión de fuerza en el menor tiempo posible adaptándola a las demandas perceptivo espacio temporales que exige una determinada situación de juego, y a su nivel de destreza deportiva.

    También debe tenerse en cuenta que hoy en día se utiliza una metodología más integrada, por tanto la progresión de los ejercicios utilizados en el sesión será de más analítica a más global. Pudiéndose intercalar ejercicios analíticos y globales, según el nivel de los deportistas.

2.     La potencia

    A la hora de definir las cargas de trabajo se debe hacer referencia a varios conceptos: excéntrico y concéntrico (Cometti, 2000), sistema neuromuscular, reflejo miotáctico, relacionado directamente con la altura alcanzada en un salto en el que los músculos implicados son preestirados, elasticidad muscular, y órganos de Golgi (relacionados con la protección muscular) (Wilk et al 1993). Según García et al (2005) “Estos son los factores que intervienen para producir un incremento en la manifestación de fuerza potencia”. Estos mismos autores afirman que las adaptaciones principales que sufre el organismo son de carácter neural. De acuerdo con esta afirmación y siguiendo la propuesta de Garcia et al (2003) se pueden identificar tres fases:

    Todas estas fases se agrupan en los que denominamos Ciclo de Estiramiento Acortamiento (CEA). Durante este ciclo el músculo experimenta tres tipo de contracciones: isométrica, concéntrica y excéntrica en al cual el músculo se estira

2.1.     Fundamentos metodológicos

La carga

    El primer efecto que se observa al aplicar una carga óptima es una disminución uniforme de la capacidad de trabajo especial. Para posteriormente, ante modificaciones estructuradas y sistémicas de la carga, elevarse el rendimiento de forma significativa (Nikitin, 1977; Mironenko, 1979; Antonova, 1982; Levchenko, 1982).

    Algunos trabajos de investigación (Naraliev, 1981) citado por Verkhoshanky (1999) manifiestan que se debe aumentar la carga por un periodo de solo 4 semanas, mientras el periodo de efecto retardado es de 8 semanas. Mientras que Cometti (1999) propone que la relación de aumento de carga y efecto es de 3 a 5 semanas.

Tipología de la carga

    Para algunos investigadores (Bührle & Schmidtbleicher, 1977; Häkkinen, Komi, & Tesch, 1981; Hoff & Almasbakk, 1995; Kaneko, Fuchimoto, Toji, & Sney, 1983; Manno, 1999), un aspecto a tener en cuenta para mejorar la fuerza explosiva, es el aumento previo de la fuerza máxima. Aunque, otros como Bosco (2000) no lo consideran crucial. Lo que si que parece quedar claro es que un nivel óptimo de fuerza máxima permite desarrollar elevados gradientes de fuerza explosiva de la selección de ejercicios pliométricos.

    Respecto a la primera afirmación, aumento de la fuerza máxima, varios autores (Häkkinen, Komi, & Tesch, 1981) observaron que si se utilizaban grandes pesos (70 a 120 % de 1RM) no mejora la fuerza explosiva, y puede incluso reducir la capacidad para desarrollar fuerza rápidamente (Häkkinen, 1989). En cambio para Behm y Sale (1993) la fuerza explosiva puede entrenarse con cualquier carga, siempre y cuando, se intente movilizar a la máxima velocidad, es decir, que la producción de fuerza por unidad de tiempo sea la máxima posible.

    Eso sí, es preciso tener en cuenta lo señalado por Verkhosansky (1981) el cual considera que en las especialidades de fuerza rápida, entrenar con cargas pesadas durante un largo período, influye negativamente sobre el valor real de la capacidad de un sujeto de producir fuerza explosiva, velocidad de movimiento y el mecanismo de su regulación.

    De acuerdo con Badillo y Gorostiaga (1997), esto demuestra que la fuerza explosiva puede mejorarse con un amplio abanico de intensidades. Además, remarcan que la manifestación y el entrenamiento de la fuerza rápida son específicos de cada deporte. Por lo que cuando se han alcanzado los valores óptimos de fuerza máxima, se deberá transferir a la técnica deportiva específica en situaciones de competición o superiores.

    Un ejemplo muy simple y aplicable al fútbol sala sería realizar 10 sentadillas con una carga del 40% de 1RM y realizar un tiro a puerta a la máxima potencia. En este caso, se estaría transfiriendo la mejora de fuerza explosiva con un ejercicio inespecífico a una acción técnica propia del deporte.

Volumen

    En cuanto al volumen, diversos autores (Verkhoshanky 1990, 1999, 2000; Matveev, 1991), afirman que cada deportista necesita la aplicación de uno específico que produzca la correspondiente supercompensación, evitando aplicar valores superiores o inferiores cuyo efecto sería un descenso del rendimiento ya sea por sobreentrenamiento o por falta de estimulación, respectivamente.

    Según García et al (2005) la dentro de la planificación anual, debería comenzarse con ejercicios con barras, mancuernas, etc., y sobrecargas cercanas al máximo 1RM. El entrenamiento de sobrecargas con poco peso del 30% al 50% de 1RM con velocidades máximas, parecerían ser el segundo método a utilizar. Por ultimo estarían los métodos de multisaltos o pliometría. Respecto a estos últimos, en un estudio llevado a cabo por García et al (2005) concluyeron que un programa de entrenamiento de pliometría de 16 sesiones con un volumen reducido de 40 saltos por sesión, es suficiente para incrementar el salto en forma significativa. Otros autores Häkkinen y Komi (1985) proponen aumentar el volumen hasta los 100 y 200 como máximo. Entre las mejoras que se observaron destacan las siguientes:

  • Una mejoría de las curvas fuerza-velocidad tanto para el SJ como para el CMJ.

  • Una mejoría del 21% en el salto SJ.

  • Una mejoría del 6,8% de la fuerza máxima.

  • El incremento de la fuerza explosiva acompañada de un aumento en la solicitación nerviosa marcada por un incremento del IEMG de los 2 vastos del cuadriceps.

  • La pérdida de fuerza explosiva luego del período de desentrenamiento es acompañada de un descenso en la actividad eléctrica.

    Del mismo modo que sucede con el volumen de trabajo, en el que existe variedad de opiniones, la carga semanal también es motivo de debate. Diversos autores (Poole y Maneval, 1987; Adams, 1984; Diallo et al., 2001; Witzke y show, 2000; Verkhoshansky, 1999) consideran que el número de sesiones ideal oscila entre las dos y las tres semanales. Eso sí, en lo que si que coinciden todos es en la necesidad de respetar al menos un día sin carga de trabajo entre sesiones.

    En cuanto a la recuperación, para Verkhoshansky (1999), de 3-5 minutos de descanso activo entre series puede ser suficiente. Jensen y Ebben (2003) hablan de un mínimo de 4 minutos, para que el rendimiento en el salto sea óptimo.

    En los ejercicios de carácter pliométrico, respecto la altura de caída Verkhoshansky (1999), afirma que alturas mayores a 1,55 m, implican una flexión más profunda durante la fase de amortiguación, lo que se traduce en un aumento del tiempo de transición entre trabajo excéntrico y trabajo concéntrico y en una pérdida de la energía elástica en forma de calor.

McFarlane (1982)

caída de 0,75 m

Dursenev y Raevsky (1982)

alturas de hasta 3,2 m)

Diallo y cols. (2001)

40 cm

Matavulj y cols. (2001)

50 y 100 cm

Verkhoshansky (1999)

los 0,15 m. hasta los 1,55 m

Tabla 1. Factores que determinan la intensidad de la carga

    Por lo que respecta a la periodización de la mejora de fuerza explosiva mediante ejercicios pliométricos Verkhoshansky (1967), citado por García et al (2003) recomienda introducirlo al final del periodo preparatorio específico si utilizamos el sistema de planificación de “macrociclo complejo” o al final del trabajo de fuerza si utilizamos un sistema de planificación por bloques.

    Si nos centramos más específicamente en la fase competitiva, según Bompa (2003), “Para evitar el desentrenamiento, y para mantener una buena base fisiológicas durante la fase competitiva, uno tiene que planificar un programa de entrenamiento que sea específico para el fútbol sala. El mantenimiento de la fuerza durante la fase competitiva no es una cuestión de "sí" este debería continuar sino más bien se trata de "como" se debe hacer. Para poder decidir, el entrenador tiene que, otra vez, tener en mente las capacidades dominantes en el fútbol sala”.

    Como ya se ha mencionado anteriormente, el fútbol sala se caracteriza por esfuerzos explosivos, siendo ésta la cualidad más determinante para el éxito. Bompa (2003) considera que se deben mantener tanto la Fuerza Máxima (FM) como la potencia y propone la siguiente proporción de trabajo de fuerza durante la fase competitiva: 20% para la FM y 80% para la potencia. Aunque, remarca que todo depende de la duración de la fase competitiva, ya que cuanto más larga sea, más importancia adquiere el mantenimiento de ciertos elementos de la FM, ya que si decaen estos valores, la potencia se verá afectada. Para este autor, lo que marca la diferencia entre períodos, es el volumen de entrenamiento.

    En este sentido son varios los autores que proponen diferentes tipos de distribuciones del trabajo de fuerza explosiva. Estos quedan resumidos en el siguiente cuadro:

AUTOR

TIPO

%1RM

SERIES

REP

RECUP.

SERIES

VELOCIDAD EJECUCIÓN

Garcia Manso et al (1996)

F.EXP.TÓNICA

60 -75%

4-6

6-10

2’-5’

Alta

F.EXP.BALÍSTICA

30-60%

4-6

6-10

2’-5’

Alta

F.MÁX. NEURAL

95-100%

4-6

1-3

2-3’

Máxima

González Badillo y Ribas (2002)

F EXPLOSIVA

Propia de cada especialidad

4 - 6

1-6

3- 5 minutos

Máxima

Tabla 2. Distribución de la carga de F explosiva

    Para el trabajo de fuerza explosiva mediante el método pliométrico:

Autor

Tipos de ejercicios

Intensidad

Repeticiones

Series

Total

Rec. series

Bompa (1993)

Saltos con reactividad (> 60cm)

Máxima

10 – 20

8 – 5

120 – 150

8’– 10’

Drops (80 – 120 cm)

Muy alta

5 -15

5 – 15

75 – 150

5’– 7’

Boundings 2 piernas 1 pierna

Submáxima

5 – 15

3 – 25

50 – 250

3’– 5’

Saltos baja reactividad (20 – 50 cm)

Moderada

10 – 25

10 – 25

150 – 250

3’- 5’

Saltos bajo impacto/ lanzamientos

Bajo

10 – 15

10 – 35

50 – 300

2’ – 3’

González Badillo y Gorostiaga (1997)

Saltos simples

Baja

3 – 5

5-10

 

3’ – 10’

Poca profundidad o altura 20-40cm

Media

3 – 5

5-10

 

3’ – 10’

Mayor profundidad o altura 50 – 80cm

alta

3 – 5

5-10

 

3’ – 10’

Máxima profundidad o altura

Máxima

3 – 5

5-10

 

3’ – 10’

Tabla 3. Distribución de la carga de F explosiva mediante el método pliométrico

    Bompa (2003) recomienda 2 sesiones semanales de trabajo pliométrico, pudiendo llegarse a 3, dependiendo del microciclo.

    Otra clasificación seria la siguiente:

Método

%1RM

Rep/Serie

Series

Velocidad de ejecución

Recuperación entre series

Intensidades máxima I

90-100

4-8

1-3

Máxima

3 – 5’

Intensidades máxima II

85 – 90

3 – 5

4 – 5

Máxima

3 – 5’

Esfuerzo dinámicos

30 – 70

6 – 10

3 – 5

Máxima

3 – 5’

Excéntrico – concéntrico explosivo

70 – 90

6 – 8

3 – 5

Máxima

5’

Pliométrico

Ver clasificación tabla anterior Badillo y Gorostiaga, 1997)

Contrastes

Combinación de pesos altos y bajos en la misma sesión

Ejercicios específicos con carga

Realización de los gestos propios de competición de un deporte y/o ejercicios muy próximos a los mismos por su estructura y carga. La fuerza explosiva y la velocidad de ejecución que hay que entrenar está en relación con la velocidad óptima y/o máxima con la que se realiza el gesto deportivo

Tabla 4. Métodos de entrenamiento para la mejora principalmente de FE (Bührle & Schmidtbleicher, 1981;

 González Badillo & Gorostiaga, 1997; Schmidtbleicher, 1985) Citada por Juárez y Navarro (2007)

    Nunca debería olvidarse que los ejercicios deben de estar específicamente dirigidos a los músculos necesarios para el fútbol sala. De esta forma, uno tiene que gastar la menor energía posible para el mantenimiento de la fuerza, porque la mayoría de ésta será usada para el entrenamiento técnico-táctico (Bompa, 2003).

    Además, este autor, señala que si no hay partidos programados para el fin de semana, entonces se planificará 1 (máximo 2) sesiones de entrenamiento corto. Generalmente, la cantidad de series es baja.

    Como regla general se recomienda que en aquellas sesiones cuyo objetivo sea la mejora de la fuerza explosiva por medio de ejercicios pliométricos, no se realice ninguna otra actividad de carácter explosivo o de fuerza (Yessis, 1993). Si en la sesión se trabaja más de un objetivo, el de mejorar de fuerza explosiva precederá a los de cualquier otra manifestación de fuerza, si es preciso trabajarla, y a los de resistencia (Yessis, 1993), esto siempre y cuando el objetivo prioritario sea la mejora de la fuerza explosiva, pero si se busca aumentar la resistencia a esta manifestación de fuerza, entonces seria interesante trabajarla en situación de fatiga. A la hora de integrar el entrenamiento pliométrico en la planificación de un deportista.

    Siguiendo a Bompa (2003) a la hora de periodizar el trabajo de fuerza en el jugador de fútbol sala deben tenerse en cuenta una serie de fases:

  • Adaptación anatómica (AA) esta fase comenzaría inmediatamente después de la del periodo de Transición. El objetivo es adaptar de forma progresiva el organismo del sujeto (tendones, ligamentos y tejido muscular), para que soporte cargas más exigentes en el futuro. Este autor recomienda una duración de dos semanas en las que se tratará de desarrollar el área central muscular del cuerpo para equilibrar los laterales, es decir los flexores y los extensores. Los trabajos propuestos implicaran a los grandes grupos musculares.

  • Fuerza máxima (FM). Se representa por la máxima carga que un sujeto puede movilizar en una repetición. Se fundamenta en el hecho de que potencia es fuerza por velocidad, por lo tanto cuanto mayor sea la primera, mayor potencia podrá desarrollarse. Bompa (2003), propone 6 semanas de trabajo durante la pretemporada y 3 semanas durante el periodo regenerativo o profiláctico.

  • Fase de conversión (C). En esta fase es cuando se transforman los valores de FM en potencia específica para el fútbol sala.

  • Fase de mantenimiento. Es preciso un mantenimiento de los niveles de fuerza durante la fase competitiva, de esta forma se evitan situaciones de “desentrenamiento”. Durante esta etapa, se reduce la cantidad de entrenamientos a 2 semanales, disminuyendo considerablemente la intensidad, porque el único objetivo es mantener durante toda la temporada competitiva las cualidades obtenidas durante la Preparación General. El volumen mensual debe ser distribuido convenientemente para fomentar una mejor recuperación (Anselmo, 2001).

  • Fase de transición (T). Esta etapa tiene como función principal eliminar la fatiga y el stress acumulado por el deportista durante la temporada. Se recomienda mantener una actividad física con volúmenes cercanos al 50% del máximo competitivo. El autor señala, “si durante estas 4-5 semanas de entrenamiento de baja intensidad uno no realiza ningún tipo de entrenamiento de fuerza, una reducción en el tamaño de los músculos y pérdidas de potencia. El trabajo de compensación, que mayormente involucra a los músculos antagonistas y a los estabilizadores, es una necesidad vital durante esta fase sin "stress", del plan anual”.

    Como se ha visto, el estado de forma óptimo de un jugador incluye niveles de rendimiento elevados en fuerza explosiva y potencia. De acuerdo con la literatura actual, el entrenador de fútbol sala dispone de diversos métodos para la mejora de acciones explosivas características del deporte, como los saltos, las aceleraciones en carrera, y los lanzamientos y golpeos. El entrenador debe conocer las distintas opciones que se le presentan y planificar el entrenamiento de la forma más correcta, utilizando estas distintas posibilidades en función de las necesidades específicas de sus deportistas y del momento de la temporada en el que se encuentren, con el objetivo de contribuir a una optimización del rendimiento deportivo. (Santos García y Navarro, 2007)

    Siguiendo las fases comentadas anteriormente, se pueden utilizar diferentes métodos de entrenamiento que se resumen en el siguiente cuadro:

Adaptación Anatómica

Entrenamiento en circuito

De 6 a 15 ejercicios. Alternar los grupos musculares. Recuperaciones entre 60 y 90 segundos entre ejercicios, y de 1-3 minutos entre los circuitos.

 

Fuerza Máxima

Método de la carga máxima

Conviene que el deportista tenga una experiencia de 2 a 3 años con trabajo de pesas. Cargas superiores al 85%. 3 a 4 series, 1 a 4 repeticiones (máximo 6) y de 3 a 5 ejercicios. Recuperaciones de 3 a 6 minutos entre series. La fuerza de aplicación del jugador en contra de un resistencia tiene que ejecutarse tan rápido como sea posible e incluso explosivamente.

 

Conversión

Método isotónico

Cargas entre el 30-50% de 1RM. De 4 a 10 repeticiones. De 2 a 4 ejercicios (máximo 5). Elemento clave para el desarrollo de la potencia por medio del método isotónico es el ritmo/velocidad de ejecución. Para los máximos incrementos en la potencia, la velocidad de ejecución tiene que se la más alta posible

Método balístico

La carga depende de implementos utilizados. No es necesario realizar muchas repeticiones. Un factor determinante es la velocidad. De este modo, ambas, la cantidad de repeticiones y de series tienen que ser realizadas durante el tiempo más breve posible. El número de repeticiones tiene que interrumpirse en el momento que declina la explosividad. La recuperación debe ser total. La frecuencia semanal oscilará de 2 a 4 sesiones.

Competitiva

Métodos anteriores

Número de ejercicios 2-3 (máximo 4), y estar específicamente dirigidos a los músculos necesarios para el fútbol sala. La cantidad de sesiones de entrenamiento de fuerza por semana debe ser 2, máximo 3, y lo más corta posibles. A menudo, un buen programa de entrenamiento puede llevarse a cabo en 20-30 min. de trabajo muy específico. De 2-4 series son posibles porque la cantidad de repeticiones en general también son bajas (2-6).

Pliometría.

Multisaltos

Se clasifican según su intensidad:

· Multisaltos de baja intensidad.

· Multisaltos de alta intensidad

· Multisaltos dificultados

· Multisaltos facilitados

Según su forma de realización:

· Multisaltos horizontales

· Multisaltos verticales

Distancias: 30m, 40m, 60m, 80m, 100m, etc. Duración: Hasta 8'' - 10’’ (10 saltos por serie). Intensidad: aumenta añadiendo pesos ligeros o simplemente aumentados la distancia (horizontales) o aumentando la altura del obstáculo a superar (Verticales).

Volumen: 100 - 200 saltos por sesión. Pausa: 1' - 2' entre repeticiones. 5'- 8' entre series. Frecuencia: Según la intensidad se puede trabajar, 2- 3 veces por semana, con un intervalo de 48 a 72 h.

Saltos pliométricos

Duración: corta - breve (6'' - 8''). Intensidad: máxima. Determinada por la altura del escalón. Volumen 6 - 8 repeticiones x serie. 5 - 6 series por sesión - hasta 40 saltos. Pausa series: completa, 4' - 5'.

Tabla 5. Periodización de la carga

    Verkhoshansky (1966) considera que la progresión en los trabajos de fuerza explosiva para los miembros inferiores debería seguir la siguiente progresión.

  • Ejercicios de fuerza general y ejercicios variados de multisaltos.

  • Saltos pliométricos (no demasiado intenso) combinado con entrenamiento de fuerza-resistencia. López-Calbet et al. (1995a,b) proponen un trabajo con pesas, para terminar con los saltos pliométricos propiamente dichos.

  • La tercera etapa aborda ya los DJ.

    En cuanto a la variabilidad Cometti (1998) propone:

  • Variaciones en la posición: ángulo de flexión de la rodilla previo al salto. Los tres ángulos más utilizados son 60º, 90º y 150º. Mientras que el ángulo de 150º es el más utilizado en competición y, probablemente, el más idóneo es el ángulo de 90º pues reporta beneficios más rápidamente.

  • Variaciones en el desplazamiento: amplitud de las zancadas, la altura y separación de los obstáculos, apoyos con una o dos piernas, etc.

  • Variaciones en las tensiones musculares: aumentando o disminuyendo la carga en una o varias fases del movimiento pliométrico (fase excéntrica, instante isométrico o fase concéntrica).

Bibliografía

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