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Génesis del fútbol en Guatemala (1902-1921)

 

Maestría en Ciencias Sociales

(Costa Rica)

Chester Urbina Gaitán

chesterurbina@yahoo.com

 

 

 

Resumen

          El fútbol nace en Guatemala en el seno de la elite económica y militar. La práctica entre los niños hizo posible el acceso al deporte en los sectores populares. La fragilidad del movimiento trabajador organizado no permitió que se expandiera del grupo dominante hacia el resto de la sociedad nacional. Su no inserción en la sociabilidad comunal negó su apropiación a nivel local.

          Palabras clave: Fútbol. Élite. Sociabilidad. Exclusión social

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 14 - Nº 135 - Agosto de 2009

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Introducción

    En octubre de 1848 varias universidades inglesas decidieron unirse y elaborar las leyes del fútbol. Es así como nacen las “Reglas de Cambridge”, las cuales contienen 14 puntos y son, con ligeras modificaciones las que rigen éste deporte. Luego, el 26 de octubre de 1863, un grupo de entusiastas reunidos en la “Free Mason Tavern” en Londres, decidió crear un organismo que se encargara de supervisar los encuentros y aplicar, levemente modificadas por ellos, las reglas anteriores. Fue en 1882 que se constituyó la International Board, única institución con autorización para modificar las normas del fútbol.

    A inicios del siglo XX, la práctica del fútbol se había extendido por todo el mundo, sin contar con un organismo internacional que lo rigiera. En 1902, el holandés Hirschmann, en nombre de la federación de su país, propuso la creación de una Federación Internacional de Fútbol Asociación, pero el secretario de la Football Association – o Federación Inglesa – consideró de poca importancia el proyecto, lo cual contribuyó a posponer la propuesta. Para el 21 de mayo de 1904, se fundó en París la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), y sin disponer de la participación de los británicos, los delegados de Bélgica, España, Dinamarca, Alemania, Holanda, Suiza, Suecia y Francia procedieron a establecerla.1

    El fútbol debe su gran popularidad a la extensión de su práctica entre los trabajadores, permitiendo la infiltración de las prácticas culturales de la burguesía hacia el resto de sectores populares. Su difusión comenzó hacia fines del siglo XIX, favorecida por el empuje comercial e industrial del imperialismo inglés. La penetración del fútbol ganó ímpetu en los años 30 con la celebración del primer campeonato mundial y llegó a su máxima expresión con el desarrollo de las tecnologías comunicativas audiovisuales, sobre todo con la televisión por vía satélite. Según Sergio Villena esta disciplina formó parte de un proceso histórico en el que, los deportes fueron vistos como un conjunto de prácticas especializadas - de carácter experimental - orientadas a llevar hasta sus límites la potencia física humana, las cuales formaron parte de la modernidad, que acompañó al proceso de "civilización" y de racionalización de la violencia.

    La propagación del fútbol ha estado estrechamente relacionada con otro fenómeno que le fue coetáneo: la difusión de la forma moderna de comunidad política, esto es, la constitución de los Estados-Nación. Tal hecho se demuestra con la forma de organización que adquirió el fútbol: la FIFA, surgida en un período de auge del nacionalismo europeo, fue ideada como una institución de carácter internacional, puesto que sus miembros son federaciones -y no estados- nacionales.2 La función más importante de esta organización internacional ha sido, además de homogenizar, regular y promover la práctica del fútbol en todo el mundo, la de organizar competencias deportivas en las que se enfrentan selecciones nacionales.

    Una vez hecha esta contextualización resulta oportuno analizar los inicios de la práctica futbolística en Guatemala. Por esta razón el presente artículo se divide en dos partes: la primera cubre el período de 1902 a 1908, en tanto que la segunda división va de 1909 a 1921. Los períodos han sido divididos en esta forma, porque en el año 1909 comienza la utilización del fútbol por parte del Estado en la transmisión de un sentimiento de identidad nacional.

Inicios del fútbol en Guatemala 1902-1908

    Aunque no existen datos que la respalde, existe la idea de que el fútbol en Guatemala se comenzó a jugar durante la administración del general José María Reyna Barrios (1892-1898) – más específicamente en 1895 – sin que despertara el entusiasmo deseado.3 El lunes 29 de diciembre de 1919 el Diario de Centroamérica publicó el artículo de un cronista, que escribía con el pseudónimo de “Sport”, donde informaba que él fue uno de los fundadores del primer club de fútbol de Guatemala en 1902, cuyo nombre era el “Guatemala Foot Ball Club”. Entre los miembros de esa asociación destacaron Carlos Aguirre Matheu y Delfino Sánchez Latour.4 Empero, la primera referencia a esta disciplina data de un partido que se efectuó en la tarde del domingo 18 de octubre de 1903, en los llanos frente a Villa Linda.5 Esta asociación decana del fútbol nacional la componían Jorge Aguirre Matheu, Gordon Smith, Ricardo Moreira, Arsenio Conde, Jorge Romaña, Carlos Tinoco Sinibaldi, Francisco Sánchez Latour,6 Luis P. Aguirre, Carlos Purdy, Rodolfo Matheu y Delfino Sánchez Latour. Posteriormente, para el domingo 15 de noviembre del año antes citado, una numerosa concurrencia asistió al encuentro que se realizó en este lugar, donde sobresalieron los jugadores de este centro deportivo que llevaban los distintivos blanco y azul semejantes a los de la bandera guatemalteca, de lo que se puede derivar una primera vinculación entre fútbol y nación, al menos para los sectores ladinos y extranjeros que los utilizaron.7

    A fines de agosto de 1904 se enfrentaron en el mismo sitio, los clubes Guatemala Foot Ball Club y Olympic.8 Luego, en la mañana del domingo 8 de octubre de 1905 se verificó el primer partido de la temporada 1905-1906. Tomaron parte en ese evento los miembros de los centros deportivos Olympic y Gay.9

    Después de Guatemala la siguiente ciudad a la que llegó el fútbol fue Quetzaltenango. A mediados de mayo de 1906 se estableció en esa localidad el Quetzaltenango Foot Ball Club, que hizo su primer ensayo en los llanos de la Nueva Quetzaltenango, por lo que se esperaba que para el domingo 27 de mayo del mes antes citado realizara su primer partido.10 Sin embargo, fue hasta finales de junio de 1907 que se tiene noticia de la verificación del primer encuentro de este centro deportivo.11

    La vinculación entre fútbol y nacionalismo también se dio en Quetzaltenango con la noticia de que la municipalidad de esa población en 1906 mandó a elaborar varias medallas, las que fueron otorgadas como premios de los partidos de fútbol que se hicieron para la celebración del 15 de setiembre, el día de la independencia.12 Un partido destacado de principios del siglo XX, lo constituyó el programado para el domingo 18 de noviembre de 1906 entre guatemaltecos y extranjeros. Éste se efectuó de cuatro a seis de la tarde, en el campo de Villa Linda, y fue el primer partido de fútbol de la temporada, siendo ganado por los nacionales.13

Fútbol, identidades regionales y política (1909-1921)

    Otros pioneros del fútbol, lo constituyeron los miembros del Club Gay. Para 1909 este plantel estaba compuesto por dos equipos de balompié. Los nombres de sus integrantes eran: equipo azul, forwards; A. Loustky, J. Ramírez, L. Moreno F., A. Aguilar y J. James; half backs; A. Orantes, R. Flores y W.B. Whemeyer; full backs; A. García y A. Jardín; y goal keeper; Max Saravia. Por su parte, el equipo rojo lo integraban: forwards; J. Valladares, P. Chevillón, E. de la Riva, A. Argueta y S. Godoy; half backs; J. Titzck, R. Zelaya y L. Menocal; full backs; E. Rozeville y R. Smith; su goal keeper era A. Aragón. Tales deportistas se enfrentaron en un encuentro programado para el domingo 26 de diciembre del año citado. El árbitro fue Alberto de la Riva.14

    En este mismo año se estableció la primera unión entre fútbol y política, aspecto que influyó en su propagación por todo el país. Durante las Fiestas de Minerva, y más específicamente en los días 29 y 30 de octubre, el fútbol fue sancionado como “deporte nacional”. A las nueve de la mañana de la primera fecha en el Campo de Minerva, se jugó el partido entre los equipos del club de fútbol de la Escuela Práctica de Varones, imponiéndose el cuadro deportivo del equipo Sidney al del Virginia. Al día siguiente se efectuó el encuentro entre los clubes Gay y Olympic, partido del cual saldría el primer campeón de Guatemala, el Club Gay. Las esposas de los embajadores de Brasil y El Salvador, por encargo del presidente Estrada Cabrera, entregaron las copas de plata que el mandatario obsequió a los centros deportivos en el orden antes mencionado.15 La intención del mandatario con este acto era la de obtener buena imagen, debido al fraude electoral que marcó su segunda reelección y la represión a toda oposición política que caracterizó sus 22 años en el poder. Este gobernante inauguró un nuevo estilo de gobierno basado en el quiebre de la hegemonía altense ocurrida con el triunfo revolucionario liberal de 1871.16

    Del evento festivo antes descrito resaltan varios elementos que permiten entender el auge del fútbol en Guatemala. La inclusión del fútbol dentro del programa de las principales festividades del país, como lo eran las fiestas de Minerva de la capital, hizo que la gente que provenía de todas partes del país a estas celebraciones lo llevaran a su retorno a sus respectivas comunidades, aunque para los indígenas estaba aún vedado por la lógica laboral de la plantación cafetalera. La práctica entre los niños hizo que este deporte colectivo marcara una ruptura en la historia del deporte nacional, al permitírsele a ellos su acceso al mismo, cosa que antes había sido coto absoluto de adultos. Sin embargo, hasta este momento el fútbol fue un pasatiempo que no salió del ámbito del sector dominante, por lo que su expansión por la sociedad nacional fue limitada.

    Estos factores influyeron en el apogeo del fútbol en los años posteriores. Para las fiestas minervinas de 1910, nuevamente el equipo Sidney y el club Gay retuvieron sus títulos.17 El domingo 27 de noviembre se verificaron en la Escuela Práctica de Varones los exámenes futbolísticos, con lo que esta disciplina se ligó a la educación nacional.18 A principios de diciembre del mismo año, ya habían sido entregadas las medallas, regaladas por el señor Galluser, a los vencedores de los partidos que tuvieron lugar el 21 de noviembre, fecha del natalicio del dictador Estrada Cabrera. En esos juegos los clubes Michigan y Gay vencieron al Corinto y al Ohio.19

    A inicios de diciembre de 1911, el Liceo Guatemalteco informó que las clases especiales de fútbol solamente las recibirían los alumnos internos, y los externos que así lo desearan lo harían mediante un convenio especial con sus padres.20 Por su parte, en mayo de 1912 los alumnos del Instituto Froebeliano de Quetzaltenango habían establecido tres corporaciones futbolísticas: el Virginia Sport Club, el Occidental Foot Ball Club21 y el Metropolitan Foot Ball Club. En agosto de este mismo año un enfrentamiento violento entre los clubes Gay y Xelajú impidió que se efectuara un partido amistoso. El enfrentamiento tuvo lugar, debido a que los del Xelajú se negaron a aceptar que en el Gay tomaran parte individuos de origen extranjero. Sin embargo, el verdadero trasfondo de este asunto, era que el equipo occidental veía en ese partido una contienda política con los capitalinos.22

    Con motivo de la celebración del quincuagésimo sexto aniversario del nacimiento del Lic. Manuel Estrada Cabrera, el 21 de noviembre de 1913, en el Quiché la juventud de esta cabecera contribuyó espontáneamente a estos festejos, jugando un partido en un campo que adecuaron al efecto. Dicho certamen lo organizaron los centros deportivos Quetzal y Utatlán, presididos por Vidal Herrera y Enrique Flores, respectivamente.23 Luego, para las fiestas minervinas de 1915, hubo un partido entre el club Quetzal y alumnos de la Escuela Práctica Minerva.24 Además, en este año la Escuela Práctica de Varones de Cobán tenía los equipos Constancia y Esfuerzo.25

    Otro evento futbolístico importante de mediados de los años diez, lo fue el partido celebrado en el Campo de Marte el 2 de julio de 1916 entre el Guatemala Foot Ball Club y el Ohio Sporting Club. Tal competición se hizo para conmemorar el 45 aniversario del triunfo de la revolución liberal de 1871. Resalta el hecho de que el ferrocarril Decauville fue dispuesto frente al Monumento del Ejército, para el regreso de los alumnos de las escuelas que asistieron al partido.26 Luego, para el 22 de noviembre de 1917, en la ciudad Estrada Cabrera, el club Allies le ganó al Andino, conquista por la cual se hizo acreedor de la copa de plata que obsequió la municipalidad capitalina.27

    Un dato más sobre el fortalecimiento de las identidades regionales entre Guatemala y Quetzaltenango, y la rivalidad de que este hecho se desprende, es el referente a los actos de celebración de la independencia nacional en 1919, en esta última ciudad se realizaron los partidos relativos al campeonato del occidente del país. La copa del título la obsequió el Diario de los Altos, en tanto que el ayuntamiento quetzalteco regaló varios listones. Los resultados del evento fueron los siguientes: el club Virginia ganó tres partidos, dos contra el club Xelajú y uno contra el Concordia, por lo que se hizo acreedor al título en mención.28 Debe aclararse que el campeonato de fútbol del occidente nació por iniciativa de la municipalidad quetzalteca, hecho que originó que los clubes Nacional, Hércules, ABC y Allies fundaran el campeonato capitalino entre sus terceras.29

    Posteriormente, para el 26 de octubre de 1919 la Liga de Fútbol de Guatemala, representada por el club Hércules, se enfrentó en la capital a la Liga Quetzalteca. La hegemonía deportiva capitalina se impuso, pues el resultado del encuentro favoreció al Hércules por 1 a 0, obteniendo el título de campeón nacional, la copa Quetzalteca y las coronas con que fueron premiados sus integrantes. Al respecto existe la siguiente crónica: “Al terminar el match se hizo a los vencedores una delirante ovación. Estos reuniéndose en el centro, ante el silencio que se hizo súbitamente, lanzaron al espacio los tres hurras de rigor por Quetzaltenango, respondiendo a ellos la multitud.”30 En torno a lo anterior, es posible que los jugadores capitalinos hicieran este saludo en honor al presidente Estrada Cabrera, oriundo de Quetzaltenango.

    Para el viernes 26 de diciembre, se llevó a cabo en el Campo de Marte de Guatemala el partido por el campeonato nacional, entre las Ligas Quetzalteca y Capitalina, cuyo marcador resultó empatado a cero goles, por lo que el Hércules mantuvo el título nacional de ese año. Miles de personas vieron el partido, lo que le comenzó a imprimir al fútbol el carácter de evento masivo. A las tres y treinta y cinco minutos de la tarde dio inicio y concluyó a las seis de la tarde. Se jugaron dos tiempos de cuarenta y cinco minutos cada uno, y veinte minutos más de reposición. La oncena quetzalteca vistió en esta ocasión el uniforme que usaría en todas las contiendas por el campeonato nacional, él cual estaba compuesto por un pantalón corto blanco y una camisa negra, ostentando en el pecho la cabeza de un chivo. Por su parte, el equipo guatemalteco usó un uniforme de color blanco.31 Sobre el emblema relativo a la cabeza del chivo que vestían los quetzaltecos, este se refiere a la oveja que ornaba el campo inferior del escudo de los Altos entre 1836 y 1840. Sin embargo, aunque en 1848, se dio la desaparición en el escudo altense de la oveja, el léxico “chivos” continúa designando a los quetzaltecos en Guatemala.32

    La poca promoción estatal en ese momento no permitió la invisibilización de la pugna político-identitaria entre la ciudad de Guatemala y Quetzaltenango, en el que esta última recurría a la reivindicación de una herencia quiché, dentro de un discurso de dimensión centroamericana opuesto al proyecto centralizador capitalino.33

    Otro factor que distinguió al fútbol, fue que constituyó la única disciplina que permitió que la mujer estableciera un centro deportivo. A inicios de julio de 1920, se fundó un Club Deportivo Femenino, que se dedicó exclusivamente a este deporte. Las fundadoras de esta corporación deportiva eran las señoritas Marta Padilla N. e Isabel Evans.34 En este punto cabe señalar que, no existen noticias sobre partidos efectuados por esta asociación femenina. A pesar de esta excepción, durante el período de estudio el fútbol se constituyó en una práctica exclusiva del hombre, y por ende, ayudó a reforzar su condición de género. Mientras que en Costa Rica la mujer desempeñó un papel importante en la promoción del fútbol a nivel nacional,35 en Guatemala, las fuentes revelan que no tuvo la apertura necesaria para brindar su patrocinio a esta disciplina, relegándose su participación a la mera espectación. De donde se concluye que la mujer hizo en ese espacio lo que hacía en la casa: labores “propias de su sexo”, por lo que el fútbol no pudo constituirse en un espacio de “liberación” de las mujeres.

    En torno a esta problemática Carmen Salinas acota que, si la mujer se educa en un contexto que le exige espíritu de renuncia, gracia, elegancia, obediencia y hábitos que sirven para oprimirlas, un número importante de ellas tendrá dificultades para integrar valores transmitidos por los modelos de comportamiento dominante en el deporte: agresividad, búsqueda de records y competición a ultranza. Entonces las actividades básicas se convierten en formas políticas, porque imponen en ellas una comprensión sin palabras de formas legítimas de presentar su cuerpo ante sí mismas y ante los demás. El cuerpo se convierte en un tipo de recordatorio constante de relaciones de poder sociosexuales; donde se muestra la dominación y la imposición masculina como un fenómeno social existente, y como tal muy fácilmente confundible con la naturaleza, al estar las mujeres subordinadas a los hombres.36

    Para 1921 el presidente Carlos Herrera obsequió una copa que sería disputada cada año. Las ligas que se organizaron para esta actividad son a su vez, una clara manifestación de la división político-territorial del país, apareciendo ya las regiones de la costa sur (Pacífico) y costa norte (Atlántico). Estas divisiones se integraron de la siguiente manera: Liga de la Costa Norte, compuesta por Quiriguá; Liga Costa Sur formada por Escuintla, Mazatenango y Retalhuleu; Liga Quetzalteca representada por Los Altos; y la Liga del Centro formada por Guatemala.37

    Sobre los campeones de fútbol nacional, el primero como se vio fue el Club Hércules en 1919, en 1920 el título lo obtuvo la Liga Quetzalteca, campeonato que se le reconoció también en 1921 en virtud del título que ganó en diciembre de 1920.38 En cuanto a la práctica del fútbol en el caribe bananero del país, esta se debe al interés del gerente de la United Fruit Company, Gilbert Shaw, por promover este deporte entre los empleados y trabajadores de la bananera. Para el 22 de noviembre de 1919, este señor llegó a la ciudad Estrada Cabrera capitaneando el equipo de fútbol del Club Quiriguá.39 Cabe mencionar que, como agente social, la compañía bananera impulsó el fútbol en la costa atlántica con una lógica de segmentar las actividades deportivas por criterios étnicos – principalmente entre los jamaiquinos que laboraban para ella –, con el objeto de canalizar la conflictividad obrera entre estos y no contra la misma empresa, como ya lo hacía con los burdeles que ella misma promocionaba.40

    Un aspecto sobresaliente de este estudio es la crisis que experimenta el fútbol en las postrimerías del régimen de Estrada Cabrera. Así se tiene que en 1919 se fundaron 21 asociaciones deportivas,41 hecho sin precedentes durante los años de estudio; mientras que en 1920 se establecieron 9 corporaciones deportivas.

    Acerca de los nombres de las asociaciones deportivas de los años de análisis, se sabe que la mayoría utilizó la nomenclatura inglesa para denominarse. Empero, hubo algunas que emplearon fechas históricas como la de 1871, referentes identitarios regionales indígenas como Xelajú, Quetzal y Utatlán, y nombres de la mitología griega como Minerva, Hércules y Marte, los cuales fueron influenciados por la política cultural de Estrada Cabrera. No hubo ninguna que se identificara con el nombre de algún político destacado. El estudio de los nombres elegidos al fundar los clubes de fútbol permite obtener algunas pistas acerca de los distintos recortes identitarios nucleantes, el horizonte mental y emocional de los jóvenes que fundaban estas asociaciones deportivas. Asimismo, el fútbol comenzó a trascender geográficamente las regiones del centro y occidente guatemalteco, puesto que a partir de 1906 su práctica alcanzó otras partes del país, lo que se comprueba con la fundación de una asociación futbolística en Escuintla en este año y otra en Quiriguá en 1915.

    Las regiones del centro y del occidente concentraron a nivel general la ubicación de las primeras asociaciones de fútbol, ya que de 65 corporaciones establecidas sesenta y tres (97 %) se fundaron en esta, principalmente en la capital donde se crearon cuarenta (61 %).

    El mercado deportivo – y en general, el cultural – de Guatemala se dividió entre las ciudades de Guatemala y Quetzaltenango, los principales centros políticos regionales del país, por lo que sus competencias deportivas incluyeron también el elemento de rivalidad política. Al respecto, comparto la aseveración de Jeremy Mac Clancy sobre que “el deporte no es un “reflejo” de alguna esencia postulada de la sociedad, sino una parte integral de la misma, más aún, una parte que puede ser usada como un medio para reflexionar sobre la sociedad”.42

    El último intento de unificación ístmica y la reanudación de los Juegos Olímpicos después de la I Guerra Mundial en Amberes en 1920, influyeron para que Guatemala organizara los primeros juegos regionales. La final del campeonato de fútbol de este evento, sirvió para cerrar tales competiciones, celebrándose el domingo 18 de setiembre de 1921 en el estadio provisional construido en La Aurora entre las selecciones de Guatemala y Costa Rica. El triunfo de la selección costarricense fue contundente, demostrándolo el marcador de 6 goles a 0. La derrota de los futbolistas guatemaltecos consternó profundamente a una gran parte de la multitud que presenció el espectáculo, entre la cual circularon los más extravagantes comentarios para explicar el desastre deportivo. Había algunos que aseguraron que la derrota fue motivada porque el Club Liga Atlética Militar, que representó al país, no fue compuesto por jugadores competentes, los cuales fueron excluidos para meter a jugar aristócratas. Otros afirmaron que los bailes y desvelos eran la causa de la flojedad de la selección guatemalteca.

    Según “Jacobo Dalevuelta”, cronista deportivo del Excelsior es que fuera de Enríquez, de Minondo y de Ramiro Gálvez, los demás jugadores no sabían nada del fútbol,43 y que al lado de los costarricenses eran unos niños de pecho. Por último, el comentarista terminaba con un llamado de atención a los deportistas del país, para que dejaran de fanfarronear y practicaran con más asiduidad el fútbol. Posteriormente, para el 22 de setiembre de 1921, ambos contingentes nacionales se enfrentaron en el Campo de Marte, ganando nuevamente los costarricenses por 4 goles a 2.44 Ante tales derrotas es obvio que la prensa no se entusiasmó con la promoción de más representaciones nacionales.

    Para este campeonato el comité de festejos dispuso que cada país podía inscribir dos equipos: uno civil y otro militar. Los centroamericanos residentes en uno de los países que no fuera el de su nacimiento, podían optar si así lo querían, por representar a su país natal o al de su residencia, siempre que en este último caso, residieran en ese lugar antes del 10 de marzo de 1921.45

    En síntesis, en sus orígenes el fenómeno del fútbol en Guatemala fue una expresión de la sociabilidad urbana y de la división estamental de su sociedad. La práctica de esta disciplina se realizó en campos periféricos o privados, por lo que no ocupó el centro social cívico de los pueblos, encarnado en las plazas, negándose su incorporación a las redes del poder religioso, político, económico e intelectual, con lo que adquiriría trascendencia para las comunidades.46 La tarea de conseguir un terreno apropiado que hiciese las veces de cancha de fútbol – sobre todo en los clubes departamentales – , la poca constancia de los primeros futbolistas guatemaltecos y la falta de fondos para mantener las corporaciones deportivas influyeron en la exigua expansión del balompié a nivel nacional.47

    Es obvio que, estas deficiencias no permitieron el afianzamiento de un sentido de comunidad a nivel secular. Toda comunidad, para ser algo más que un agregado humano inorgánico o una simple estructura jerárquica, requiere un espacio, casi siempre ritual, donde generar un sentido de igualdad y pertenencia a la comunidad no sólo nacional, sino que también regional y local.48

    La segregación cultural llevada a cabo por los liberales no permitió el fortalecimiento de un sentimiento de identidad nacional en Guatemala, salvo dentro de la burguesía capitalina y su plataforma ideológica constituida por los sectores trabajadores ladinos tanto urbanos como rurales. Guatemala a nivel de consumo cultural se dividió en dos áreas – aunque esto no quiere decir que las principales “urbes” no mantuvieran un carácter rural en sus relaciones cotidianas – la citadina, envuelta en una esfera cosmopolita y liberal; que permeó a sus intermediarios políticos indígenas y ladinos rurales; y las comunidades indígenas, las cuales debido al trabajo forzado en la plantación cafetalera y la construcción de infraestructura para la agroexportación, mantuvieron las costumbres y tradiciones coloniales, lo que les daba una impronta católica y conservadora. A nivel general, en el período 1902-1921 el fútbol fue parte de la identidad urbana central y occidental guatemalteca, ya que el sistema social antes descrito se encargó de excluir a la población indígena de la práctica del deporte.

    Sobre la vida cotidiana de la ciudad de Guatemala, Miguel Ángel Asturias apunta que, “el pequeño comercio de la ciudad cerraba sus puertas en las primeras horas de la noche, después de hacer cuentas, recibir el periódico y despachar a los últimos clientes. Algunas veces la patrulla por cambiar de paso, la tomaba de primas a primeras contra un paseante cualquiera, registrándole de pies a cabeza y cargando con él a la cárcel, cuando no tenía armas, por sospechoso, vago, conspirador, o, como decía el jefe, porque me cae mal...La impresión de los barrios pobres a estas horas de la noche era de infinita soledad, de una miseria sucia con restos de abandono oriental, sellada por el fatalismo religioso que le hacía voluntad de Dios.”49 Rafael Arévalo Martínez recuerda que, para esta época, un agente de policía ganaba treinta y cinco pesos mensuales – equivalentes a un dólar -, sueldo que no alcanzaba para satisfacer las necesidades básicas, razón por la cual la policía al registrar a los obreros, le robaba el dinero que estos llevaban en los bolsillos.50

Conclusión

    El fútbol durante los años analizados comenzó a establecer su unión con la política. Su inclusión dentro del programa de las fiestas de Minerva de 1909 de la ciudad de Guatemala, posibilitó que la gente que provenía de todas partes del país a estas celebraciones lo llevara a su retorno a sus respectivas comunidades, aunque para los indígenas estaba aún vedado por el trabajo forzado a que estaban sometidos. Poco a poco, la práctica del fútbol entre los niños hizo posible el acceso al deporte en los sectores populares. Debido a lo débil del movimiento trabajador organizado, el fútbol no se expandió del grupo dominante hacia el resto de la sociedad nacional. Además, la no inserción del fútbol en la sociabilidad comunal negó su apropiación a nivel local.

    Debido al exiguo apoyo y control estatal no fue posible invisibilizar la pugna político-identitaria entre Guatemala y Quetzaltenango. A estas dos regiones se unieron, al final del período, las regiones de la costa sur y la costa norte, ampliando la territorialidad futbolística. La acaparación inepta por parte de los militares y del grupo dominante de la representación nacional en la selección de 1921 vedó aún más la posibilidad de que el fútbol transmitiera un sentimiento de pertenencia nacional. Por otra parte, únicamente este deporte le permitió a la mujer – ladina, citadina y acomodada – establecer su propio centro deportivo. Pese a la existencia de la práctica del fútbol entre los trabajadores negros de la United Fruit Company, esta fue poco conocida a nivel nacional, consolidándose su práctica a principios de los años treinta.

Referencias

  1. Urbina Gaitán, Chester. Costa Rica y el Deporte (1873-1921). Un estudio acerca del origen del fútbol y la construcción de un deporte nacional. Heredia: Editorial de la Universidad Nacional de Costa Rica, 2001. pp.16-18.

  2. Villena Fiengo, Sergio. “El tercer milenio: ¿Era del fútbol postnacional?” En: EFDeportes.com, Revista Digital, Buenos Aires. Año 5. No.19. Marzo de 2000. http://www.efdeportes.com/efd19/3mil.htm

  3. Diario de Centroamérica. Sábado 12 de setiembre de 1925. Año XLVI. No.12.956. p.9.

  4. ibid. Lunes 29 de diciembre de 1919. Año XL. No.11.048. p.1.

  5. ibid. Lunes 19 de octubre de 1903. Vol..CLXXI. No.6.458. p.4.

  6. La Gaceta. Órgano de Publicidad de la Policía Nacional de Guatemala. 20 de enero de 1929. Año IX. Tomo VII. No.3. p.116.

  7. Diario de Centroamérica. Lunes 16 de noviembre de 1903. Vol.CLXXI. No.6.480. p.4.

  8. ibid. Lunes 29 de agosto de 1904. Vol. CLXXII. No.6.695. p.4.

  9. ibid. Lunes 9 de octubre de 1905. Vol.CLXXV. No.7.013. p.4.

  10. ibid. Sábado 19 de mayo de 1906. Vol. CLXXVI. No.7.189. p.1.

  11. ibid. Sábado 27 de julio de 1907. Año XXVII. No.7.529. p.2.

  12. ibid. Lunes 24 de setiembre de 1906. Vol. CLXXVI. No.7.195. p.4.

  13. ibid. Martes 20 de noviembre de 1906. Vol.CLXXVII. No.7.333. p.4.

  14. ibid. Viernes 24 de diciembre de 1909. Año XXX. No.8.211. p.8.

  15. ibid. Jueves 4 de noviembre de 1909. Año XXX. No.8.169. p.8.

  16. Taracena Arriola, Arturo. “Liberalismo y poder político en Centroamérica (1870-1929)”. En: Torres-Rivas, Edelberto, editor general. Historia General de Centroamérica. San José: FLACSO, 1994. Tomo IV. Las repúblicas agroexportadoras (1870-1945). Acuña Ortega, Víctor Hugo, coordinador. p.213.

  17. Diario de Centroamérica. Jueves 27 de octubre de 1910. Año XXXI. No.8.452. p.1.

  18. ibid. Sábado 26 de noviembre de 1910. Año XXXI. No.8.475. p.8.

  19. ibid. Lunes 5 de diciembre de 1910. Año XXXI. No.8.482. p.4.

  20. ibid. Miércoles 6 de diciembre de 1911. Año XXXII. No.8.768. p.8.

  21. ibid. Lunes 13 de mayo de 1912. Año XXXII. No.8.883. p.8.

  22. ibid. Jueves 29 de agosto de 1912. Año XXXIII. No.8.960. p.1.

  23. ibid. Sábado 13 de diciembre de 1913. Año XXXIV. No.9.346. p.7.

  24. ibid. Sábado 21 de noviembre de 1914. Año XXXV. No.9.631. p.6.

  25. ibid. Martes 25 de mayo de 1915. Año XXXV. No.9.783. p.8.

  26. ibid. Viernes 30 de junio de 1916. Año XXXVI. No.10.108. p.1.

  27. ibid. Viernes 23 de noviembre de 1917. Año XXXVIII. No.10.527. p.5.

  28. ibid. Miércoles 24 de setiembre de 1919. Año XL. No.10.969. p.1.

  29. El campeón en esta categoría fue el Club Allies. En: ibid. Viernes 28 de noviembre de 1919. Año XL. No.11.024. p.1.

  30. ibid. Miércoles 29 de octubre de 1919. Año XL. No.10.999. pp.1-2.

  31. ibid. Sábado 27 de diciembre de 1919. Año XL. No.11.047. p.1.

  32. Taracena Arriola, Arturo. Invención criolla, sueño ladino, pesadilla indígena. Los altos de Guatemala: de región a Estado, 1740-187. Antigua: Editorial Porvenir S.A.-CIRMA, 1997. p.337.

  33. Para más información, véase: Taracena Arriola, Arturo. “El regionalismo altense y la élite ladina de Quetzaltenango (1880-1920)”. En: Trace. No.37. Juin 2000. México D.F.: Centre Français d´ Etudes Mexicianes et Centraméricaines. pp.41-54.

  34. Diario de Centroamérica. Martes 6 de julio de 1920. Año XL. No.11.202. p.5.

  35. Urbina Gaitán, Chester. op.cit. 2001. pp.205-206.

  36. Salinas, Carmen. “Generando otras potencias. Fútbol y género. Caso Club Boca Juniors”. En: EFDeportes.com, Revista Digital, Buenos Aires. Año 8. No.56. Enero de 2003. http://www.efdeportes.com/efd56/genero.htm

  37. Diario de Centroamérica. Sábado 19 de febrero de 1921. Año XLI. No.11.389. p.8.

  38. ibid. Jueves 9 de marzo de 1922. Año XLII. No.11704. p.1.

  39. ibid. Martes 25 de noviembre de 1919. Año XL. No.11021. p.2; e, ibid.. Jueves 6 de noviembre de 1919. Año XL. No.11.006. p.1.

  40. Para más información consúltese: Bourgois, Philippe. Banano, etnia y lucha social en Costa Rica. San José: DEI, 1994.

  41. Frydenberg, Julio David. “Los nombres de los clubes de fútbol. Buenos Aires 1880-1930”. En: EFDeportes.com, Revista Digital, Buenos Aires. Año 1. No.2. Setiembre de 1996. http://www.efdeportes.com/efd2/22jdf.htm

  42. Mac Clancy, Jerome, editor. “Sport, identity and etnicithy”. En: Oxford: Berg, 1996. p.4. Tomado de: Alabarces, Pablo. “Los estudios sobre deporte y sociedad: objetos, miradas, agendas”. Alabarces, Pablo, (compilador). Peligro de gol. Estudios sobre deporte y sociedad en América Latina. Buenos Aires: CLACSO, 2000. p.11.

  43. Excelsior. Lunes 19 de setiembre de 1921. Año II. No.570. p.4.

  44. La Patria. Viernes 23 de setiembre de 1921. Año II. No.402. p.3.

  45. Juegos Atléticos Centroamericanos Stadium “La Aurora”. Guatemala del 11 al 18 de setiembre de 1921. Guatemala: Imprenta La Patria, 1921. p.13.

  46. Villena Fiengo, Sergio. “Imaginando la nación a través del fútbol: el discurso de la prensa costarricense sobre “la hazaña mundialista de Italia “90”. En: Alabarces, Pablo, (compilador). 2000. op.cit. p.148.

  47. Para el caso argentino se recomienda consultar: Frydenberg, Julio David. “Espacio urbano y práctica del fútbol, Buenos Aires 1900-1915”. En: EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires. Año 4. No.13. Marzo de 1999. http://www.efdeportes.com/efd13/juliof.htm

  48. Sobre esto léase: Turner, Víctor. Dramas, fields and metaphor symbolic. Action in human society. Ithaca/London: Cornell University Press, 1994, y del mismo autor, El proceso ritual. Estructura y antiestructura. Madrid: Taurus, 1988.

  49. Asturias, Miguel Ángel. El señor presidente. Guatemala: Piedra Santa, 2002. pp.57-58.

  50. Arévalo Martínez, Rafael. Ecce Pericles. Tercera edición. Centroamérica: EDUCA, 1983. p.135.

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revista digital · Año 14 · N° 135 | Buenos Aires, Agosto de 2009  
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