Diplomacia del ping-pong: deporte y amistad | |||
Profesor de Educación Física Entrenador Nacional de Atletismo (Argentina) |
Jorge de Hegedüs |
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Resumen A partir de un suceso casual protagonizado por un jugador de EE.UU. durante el Campeonato Mundial de Tenis de Mesa, realizado en Nagoya, Japón en 1971 se convino una visita de la delegación deportiva norteamericana a la República Popular China. Este fue el primer paso para que ambos países reiniciaran sus relaciones diplomáticas, suspendidas desde hacía varios años. Palabras clave: Diplomacia. Ping-pong. Tenis de mesa. Deporte. Estados Unidos, República Popular China |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 14 - Nº 135 - Agosto de 2009 |
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Tradicionalmente las diferencias políticas extremas se resuelven mediante los correspondientes especialistas de ese ámbito. En estos casos se recurre a los embajadores, ministros y/o jefes de estado, los cuales tratan de dirimir sus diferencias. Pero en ciertas ocasiones hubo otro camino para derribar los escollos políticos: el deporte. Ello se comprobó por lo que ocurrió en abril del año 1971. En ese mes tuvo lugar el XXXI Campeonato Mundial de Tenis de Mesa en la ciudad japonesa de Nagoya. Pero esta vez iba ocurrir algo sumamente llamativo: estarían presentes los equipos de la República Popular de China y los Estados Unidos. Se puede decir que “llamativo” puesto que ambos países prácticamente no tenían relaciones diplomáticas desde los años cincuenta, y en ese momento casi estaban enfrentados militarmente: China continental enviando armas al vietkong, mientras que los Estados Unidos estaba en el bando opuesto, apoyando con su ejército a Vietnam del Sur. ¿Qué iría a suceder en esta ocasión? Lo impensado. En el segundo día del torneo, un jugador norteamericano “hippie” de 19 años, Glenn Cowan, había perdido su autobús para ir al lugar del torneo. Pero resulta que el medio de transporte de la delegación China aún no había salido para ese evento. Por esta causa Glenn les pidió permiso para que lo llevaran. Los asiáticos le expresaron que no tenían inconveniente alguno y esto constituyó algo increíble, un jugador de los Estados Unidos viajando con la delegación de China comunista (¡!). Pero las cosas se volvieron aún más interesantes puesto que en este corto viaje el deportista del país del norte trabó conversación con su homónimo Zhuang Zedong.
A partir de esa instancia ambos se hicieron buenos amigos, e inclusive el joven jugador asiático le hizo un regalo al norteamericano, el cual consistió en un hermoso brocado con el dibujo de las montañas de Huangshan. El acercamiento entre ellos llegó a tal nivel, que los jugadores norteamericanos, todos en su conjunto, expresaron a los directivos de su delegación como también a los chinos, que deseaban visitar su nación después que terminara el torneo en la ciudad nipona. Si bien la distancia desde Japón a China era relativamente corta, por el otro lado era enorme desde el punto de vista político - ideológico y por la razón anteriormente señalada. Debido al deseo de los estadounidenses, los dirigentes chinos se comunicaron rápidamente con las autoridades de su nación para recibir instrucciones en cuanto a cómo responder al pedido de los americanos. Con la aprobación de los más altos niveles de la conducción política de esa nación comunista la respuesta vino de inmediato: se invitaba al equipo norteamericano visitar a la República Popular de China, la cual se amplió también a otras escuadras como ser, Canadá, Nigeria, Gran Bretaña y Colombia.
Por el otro lado, el director de la delegación de los Estados Unidos también tuvo que solicitar permiso en cuanto a si aceptar o no la invitación. La respuesta fue ampliamente positiva. Por esta causa desde el 10 al 17 de abril, periodistas, delegados y jugadores norteamericanos fueron los primeros en pisar China Continental, situación que no acontecía desde el año 1949; en otras palabras, fueron deportistas y no los políticos los que iniciaron el gran acercamiento entre estas dos naciones. Al finalizar el torneo, se hizo un gran banquete que tuvo lugar en el Gran Palacio del Pueblo y, aunque estuvieron presentes los jugadores de las otras cuatro naciones más los anfitriones, la “vedette” lo constituyó el equipo “yanqui” y, por este motivo, el primer ministro Chou En Lai, el cual presidió este ágape, expresó unas palabras sumamente sentidas hacia los del norte: “Ustedes han abierto una nueva página en la historia de las relaciones entre el pueblo de Estados Unidos y el pueblo chino. Estoy convencido de que esta nueva amistad gozará del respaldo de la mayoría de los habitantes de nuestras dos naciones”.
En efecto, 9 de julio de 1971, el Secretario de Estado de los Estados Unidos, el Dr. Henry Kissinger hace una visita secreta a Pekín para tener durante dos días intensas conversaciones con este primer ministro Chino. Meses después, con fecha de 21 de febrero de 1972 el Presidente de los Estados Unidos, el Dr. Richard Nixon llega a Pekín y tiene un trascendental encuentro con el Presidente del Partido comunista Chino Mao Tse Tung (= Mao Zedong). Después de este encuentro tan importante, las relaciones chino – norteamericanas se fueron estrechando cada vez más, hasta que finalmente entablaron en 1979 relaciones diplomáticas formales en el más amplio sentido de la palabra. Desde este encuentro deportivo surgió el conocido aforismo “La pelota pequeña impulsa la grande”. Además, este acontecimiento quedó registrado en la historia como “Diplomacia del ping-pong”. Sí, todo comenzó con el deporte…
Dos grandes instancias de las relaciones bilaterales entre los Estados Unidos y la República Popular de China. El inicio: Zhuang Zedong
entrega un regalo al jugador norteamericano Glenn Cowan durante el Campeonato Mundial de tenis de mesa disputado en Nagoya.
El resultado final: el Presidente del Partido comunista Chino Mao Tse Tung estrecha sus manos con su par norteamericano el Dr. Richard Nixon.
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digital · Año 14 · N° 135 | Buenos Aires,
Agosto de 2009 |