Los temas transversales en las actividades extraescolares. Propuesta para el tratamiento de la educación para la salud en el fútbol |
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Licenciado en Ciencia de la Actividad Física y el Deporte Universidad de Granada (España) |
Juan José Rodríguez Castellón |
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Resumen El trabajo de los temas transversales se produce en las aulas y de forma indirecta en cada área/materia del currículum escolar. Aunque no es habitual el tratamiento de los temas transversales fuera de clase, en este artículo se trata la educación para la salud (tema transversal), en una de las actividades extraescolares mas practicadas por los alumnos en horario no lectivo, el fútbol. El proyecto va dirigido a jugadores de categorías comprendidas entre benjamín y juvenil. Palabras clave: Temas transversales. Educación para la salud. Hábitos alimenticios. Actividades extraescolares. Fútbol |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 14 - Nº 134 - Julio de 2009 |
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Introducción
El aprendizaje es “…un proceso de comunicación especial en el cual se desean lograr cambios de conducta deseados”. Para que el proceso enseñanza- aprendizaje sea eficaz necesita “…que la nueva información promueva un cambio permanente de conducta” (Germán Bes, 2000).
Para propiciar este cambio permanente de conductas el educador se sirve de “…un proceso de comunicaciones sucesivas con unos propósitos previamente definidos, cuya finalidad es un cambio de comportamiento” (Germán Bes, 2000).
El proceso de comunicación necesita de una estrategia metodológica que favorezca y permita la eficacia en las intervenciones programadas. Dicha estrategia se compone de una planificación y programación, intervención y evaluación, estableciendo así una sistematización del proceso. De manera formal podemos definir estrategia metodológica como “…conjunto de criterios y decisiones que se han de tomar, el rol asignado a los diferentes elementos que intervienen en la acción didáctica (alumno, profesor, medios, actividades, organización temporal- espacial,…) (López Santos, 2000).
Así el presente trabajo trata de establecer una estrategia metodológica con el entorno particular de la práctica deportiva fuera del currículum escolar. Entre las características de esta práctica deportiva podemos señalar: voluntariedad, algún tipo de actividad competitiva, interacción social, necesidad de nuevas metodologías que contemplen el tratamiento de temas transversales… Por todo ello, considero muy necesario el objeto del presente trabajo, ya que sus posibilidades son muy amplias y necesarias, ante la poca importancia que le han dado los educadores y entrenadores de este tipo de actividades (extraescolares) a la educación de hábitos alimenticios. Los hábitos alimenticios cobran especial importancia por ser un tema que suscita especial interés en la sociedad actual. Deportistas, niños/as, adolescentes, pensionistas,… sea cual sea la posición social, edad, motivaciones, carácter, etc., todas las personas consideran la alimentación, uno de los protagonistas principales de sus vidas. Comer es una necesidad vital y una cuestión fundamental en la “calidad de vida” del individuo.
1. ¿Por qué hábitos alimenticios?
“A través de la creación de unos hábitos alimenticios adecuados, se posibilita un adecuado cuidado del cuerpo, con la siguiente mejora en autoestima y bienestar personal, así como la prevención de enfermedades en edades posteriores” (Delgado y Tercedor, 2002).
“…los hábitos alimenticios del niño empiezan en los hábitos alimenticios del adulto” (Delgado y Tercedor, 2002).
Por último, resaltar la importancia de los hábitos alimenticios en la configuración del “estilo de vida” de las personas. Mendoza (en Tercedor, 2002) señala que el estilo de vida es “…conjunto de patrones de conducta que caracterizan la manera general de vivir del individuo o grupo”.
2. Contenidos a tratar en educación para la salud (EPS): hábitos alimenticios
Para desarrollar hábitos alimenticios correctos debemos partir de la identificación de los errores más frecuentes, que según Delgado y Tercedor (2002) son:
Sobrealimentación y desnutrición coetáneamente. La sobrealimentación se produce porque se ingiere una mayor cantidad de alimentos, habiendo disminuido notablemente el gasto energético diario, por lo que aparece la obesidad de la población (tanto adulta como infantil). A pesar de este exceso se produce desnutrición debido a que la ingesta de nutrientes esenciales (minerales, vitaminas y ácidos grasos esenciales) es insuficiente.
Consumo excesivo de alimentos que contienen calorías vacías. Estos son alimentos que únicamente aportan calorías (golosinas, alcohol, pasteles…). Debido a esto, para que el metabolismo pueda obtener energía es necesaria la presencia de una serie de nutrientes, los cuales habrá de tomar de otra parte. “… Una dieta rica en alimentos que contengan calorías vacías puede producir a corto o largo plazo déficit de nutrientes esenciales para el organismo” (Delgado y Tercedor, 2002).
Escaso consumo de alimentos de origen vegetal. Este escaso el consumo se debe a que son considerados de menor calidad que los de procedencia animal, que se estropean rápidamente. La falta de estos alimentos en la dieta conlleva un empobrecimiento en vitaminas, minerales o fibra.
Insuficiente aporte de alimentos crudos. La presencia de éstos en la dieta es muy importante ya que “…todos estos alimentos en su estado natural contienen una mayor proporción de agua y vitaminas que la que tienen cuando son elaborados…” (Delgado y Tercedor, 2002).
Ingesta elevada de sustancias tóxicas. Podemos diferenciar dos grupos de sustancias: un primer grupo denominado drogas blandas (alcohol, tabaco y algunos medicamentos) y un segundo en el que encontramos los aditivos químicos añadidos a los alimentos (sabor, color, conservación…).
Dieta rica en proteínas. Ésta puede producir cierto grado de acidosis metabólica, deshidratación, trastornos en la termorregulación, colesterol… Esto se debe a la creencia de que ayuda a conseguir un mayor rendimiento deportivo y mayor masa muscular.
Dieta rica en hidratos de carbono. Las repercusiones de esta desviación serían: trastornos y desarreglos digestivos, disminución del apetito, déficit de calcio y vitaminas, aumento de peso (obesidad)…
Dieta rica en grasa saturada y colesterol. Las repercusiones más notables serían: aumento de peso (obesidad), sobrecarga hepática y trastornos vesiculares, aumento de los niveles plasmáticos de colesterol y de LDL (lipoproteína de baja densidad)…
Dieta exenta de alimentos de origen animal: alimentación vegetariana. Podemos distinguir varios tipos de dietas: vegetariana estricta, lactovegetariana, ovolactovegetariana, ovovegetariana, semivegetariana y new vegetarians. Las repercusiones que podemos encontrar, siempre que no se conozcan los principios básicos de este tipo de alimentación y cuáles son sus déficits, serían: insuficiente aporte de proteínas de alto valor biológico y déficits de vitaminas A, D, B2, B12, minerales…
3. ¿Cómo programar?
Siguiendo a Pineault (en Frías y Palomino, 2000) “…entendemos por programa un conjunto organizado, coherente e integrado de actividades y de servicios, realizados simultáneamente o sucesivamente, con los recursos necesarios, y con la finalidad de alcanzar los objetivos determinados, en relación con problemas de salud precisos y ello para una población definida”. Frías y Palomino clasifican en dos enfoques, la forma de llevar a cabo la programación de las actividades:
Enfoque racionalista o tecnológico, “…modelo fuertemente estructurado, con una definición lógica y exhaustiva de objetivos”.
Enfoque crítico o pragmático, “…modelo de programa nada rígido y poco estructurado, adaptable a cada situación y contexto”.
Éstos junto con otros autores establecen las siguientes etapas en la programación de educación para la salud:
Análisis de la situación
Justificación de la necesidad del programa.
Definición de objetivos.
Contenidos educativos.
Determinación de las estrategias de intervención.
Actividades y metodología educativa.
Previsión de los recursos necesarios.
Diseño de la evaluación del programa.
También nos gustaría resaltar los principios que regulan el proceso de planificación, que el educador debe tener en cuenta durante esta fase (Viciana, 2001):
Principio de sistematicidad.
Principio educativo específico.
Principio de continuidad.
Principio de adecuación.
Principio de flexibilidad o dinamismo.
Principio de utilidad.
Principio de innovación o creatividad.
4. ¿Cómo intervenir?
Según la R.A.L.E. intervenir significa: “…tomar parte en un asunto”. Así el educador, pondrá en práctica en la fase de intervención sus decisiones, reflexiones, intenciones,… previas al inicio del “asunto”. Siguiendo a Delgado y Tercedor (2002), establezco unos criterios fundamentales a tener en cuenta en esta fase metodológica.
Respecto a los objetivos y contenidos:
Especificación de los objetivos y contenidos de hábitos alimenticios referentes a procedimientos, conceptos y actitudes.
Adecuación de objetivos y contenidos a la edad y nivel de los alumnos.
Considerar la posibilidad de transferencia positiva en la secuenciación de los mismos.
Realizar las adaptaciones pertinentes para los alumnos con necesidades educativas especiales.
Posibilidad de participar de todos los alumnos de forma exitosa.
Considerar los “contenidos neutros” desde el punto de vista de la coeducación.
Ajustar la temporalización de contenidos y horario de las sesiones, a las circunstancias del contexto.
Respecto a las actividades de enseñanza- aprendizaje:
Adecuación a la edad y nivel de los alumnos.
Realizar progresiones correctas en el aprendizaje.
Normas de seguridad en la utilización de los materiales e instalaciones.
Estructuración de la sesión.
Considerar actividades de hábitos higiénicos.
Tener en cuenta los niveles de motivación e intereses de los alumnos.
Una correcta intervención del educador debería tener en cuenta estos criterios fundamentales a la hora de llevar a cabo sus actuaciones docentes.
5. ¿Cómo evaluar?
Según la R.A.L.E. evaluar significa: “…atribuir un valor a alguna persona o cosa”. “…con una adecuada definición de los objetivos, tanto generales como específicos, tendríamos identificados prácticamente, los indicadores de evaluación. Lo que debe diseñarse son los instrumentos de recogida de datos…” (Frías y Palomino, 2000).
Para la evaluación del bloque de hábitos alimenticios, son válidos cualquier procedimiento de observación, entrevistas, cuestionarios, diarios… aunque si el objetivo de la evaluación son los conocimientos del alumnado, se puede aplicar una prueba objetiva (examen), realización de un trabajo monográfico, el cuaderno, con el que podemos evaluar no sólo al alumno por parte del profesor, sino que también al profesor y al área por parte del alumno, a la vez que sirve como autoevaluación.
6. El trabajo de la EPS desde las actividades extraescolares
El objetivo de este trabajo, no es otro que conseguir los objetivos relacionados con la Educación Para la Salud (EPS) en un contexto de práctica deportiva extraescolar. Es una idea de naturaleza más “informe” que “forme”, que necesita de todos aquellos matices, cuestiones, críticas, observaciones… de los que estén interesados o compartan la inquietud por hacer progresar “algo”, por insignificante que parezca.
A modo de síntesis y con el objetivo de realizar una propuesta fácilmente comprensible y alejarnos de los aspectos metodológicos rigurosos, guiaré el proceso basándome en Antón, J. L. Él los llama “aspectos metodológicos previos para el diseño de un modelo y planteamiento inicial” (Antón, 2001).
6.1. |
¿Qué se quiere hacer? |
Naturaleza del proyecto |
EPS: Hábitos alimenticios |
6.2. |
¿Por qué se quiere hacer? |
Origen y fundamentos |
Estilo de vida, cultura deportiva, formación de deportistas… |
6.3. |
¿Para qué se quiere hacer? |
Objetivos concretos |
Mejorar estilos de vida, optimizar la formación del deportista, mejorar hábitos alimenticios… |
6.4. |
¿Dónde se quiere hacer? |
Localización física |
En categorías inferiores de un club de fútbol |
6.5. |
¿Cómo se va a hacer? |
Metodología (actividades y tareas) |
Establecer tres grupos más homogéneos que faciliten la intervención… |
6.6. |
¿Cuándo se va a hacer? |
Ubicación en el tiempo |
A lo largo de una temporada |
6.7. |
¿Quiénes lo van a hacer? |
Recursos humanos |
Jugadores desde categoría benjamín hasta juvenil |
6.8. |
¿Con qué se va a hacer? |
Recursos materiales y financieros |
Campo de fútbol, vestuario, sala de reuniones… |
Cuadro 1. Modificado de Antón (2001)
6.1. Naturaleza del proyecto
Durante mucho tiempo las prácticas deportivas extraescolares, y en nuestro caso el fútbol, se han considerado como una actividad paralela y aparte del contexto educativo. Así la posibilidad educativa de las mismas se veía restringida a las características personales del entrenador de turno, que en la mayoría de los casos no tenía ni la formación ni motivación necesaria para llevar a cabo esta función educativa. Ni tan siquiera el tratamiento de los contenidos fundamentales de la práctica deportiva, estaban tratados reflexivamente y de forma coherente, por lo que no se planteaba la posibilidad de tratar los llamados temas transversales como, por ejemplo, la educación para la salud (hábitos alimenticios).
Por suerte, el panorama ha cambiado bastante, gracias a la formación de esos entrenadores, monitores, profesores… y por la consideración de la sociedad hacia la actividad deportiva, entre otras muchas cuestiones que no son objeto de este trabajo.
Hoy en día, la inclusión de los temas transversales en las planificaciones de este tipo de actividades, comienzan a aparecer, empezando a ser consideradas como un aspecto muy importante en la formación del joven deportista. ¿Cuántas veces hemos oído decir?: “…si hubiera llevado mejor vida sería profesional”, “…es bueno pero no se cuida”, “… de todos los deportistas el futbolista es el menos deportista”… Todas estas cuestiones están íntimamente relacionadas con el tema del presente trabajo, considerando muy interesante la posibilidad de establecer medidas profilácticas en los jóvenes futbolistas desde que se inician o están en edades más susceptibles de adquisición de hábitos saludables. A lo mejor estas medidas solucionarían algunos de los problemas planteados parcial o totalmente, así como fomentarían la práctica deportiva saludable siendo adultos. Al menos habrá que intentarlo.
6.2. Origen y fundamentos
Muy relacionado con el apartado anterior, la idiosincrasia del fútbol demanda históricamente mejorar la formación de los jóvenes en cuestiones relacionadas con mejores estilos de vida.
6.3. Objetivos concretos
Adoptar un estilo de vida saludable.
Tomar conciencia de los beneficios de adoptar un estilo de vida saludable.
Conocer los hábitos alimenticios saludables generales (tiempo de digestión, tipo y número de ingestas, etc.).
Conocer los criterios saludables de alimentación básicos para deportistas jóvenes en edad escolar.
Diseñar una dieta saludable y equilibrada adecuada a las necesidades personales.
Adoptar una actitud crítica ante hábitos no saludables.
6.4. Localización física
La propuesta se contextualiza en un club de fútbol con categorías inferiores, desde Benjamines hasta Juveniles. El Club se compone de dos equipos benjamines, cuatro equipos de alevines, dos equipos de infantiles, dos de cadetes y tres de juveniles. Estableceré una estrategia metodológica que suponga la continuidad de la mayoría de los jugadores por los diferentes escalafones. De esta forma, se establecerá una continuidad en la intervención de como mínimo dos años para poder establecer resultados y conclusiones que contribuyan a la mejora del proceso y, por qué no, a la mejor argumentación/justificación del mismo.
6.5. Metodología
La metodología de intervención que propongo, necesita la participación de todos los entrenadores y, en algunos casos afortunados, grupo de colaboradores de cada equipo. De esta manera todos serán partícipes y responsables del proceso. El eslogan sería “participación e implicación”. El “proyecto” contará con un coordinador general y una comisión organizadora, compuesta de tres miembros, que serán los responsables de cada uno de los grupos de trabajo que comentaré posteriormente. El coordinador general y la comisión organizadora estarán compuestas por cuatro personas distintas. Entre sus funciones destacan:
Planificar/programar los contenidos específicos junto con los entrenadores de cada equipo.
Ayudar a integrar las tareas específicas en las sesiones habituales de cada entrenador, en cada equipo concreto.
Ayudar a llevar a cabo las diferentes propuestas.
Supervisar y ayudar a diseñar los instrumentos y formas de evaluación de cada grupo de trabajo en función del momento y circunstancias concretas.
Controlar el cumplimiento de los criterios mínimos propuestos para cada grupo de trabajo.
Estar presente en los diferentes tipos de evaluaciones que se realizarán a lo largo de la temporada.
Organizar y planificar las actividades “extras” al horario de entrenamiento habitual de cada equipo.
Informar de todos los cambios, progresos, informaciones diversas… que tengan que ver con la temática.
Servir de “buzón de sugerencias y preguntas” a entrenadores, padres, jugadores, directivos, empleados…
Ante la dificultad que supondría trabajar con sujetos de edades tan diversas, estableceré tres grupos más homogéneos, que faciliten la intervención y adecuación de los contenidos y estrategias metodológicas a la edad y nivel evolutivo concreto. La Metodología Participativa primará en los tres grupos, ya que considero que es la más adecuada para la consecución de aprendizajes significativos por parte de los alumnos. A continuación, propongo las características y requisitos mínimos de cumplimiento de cada grupo de trabajo. ¿Por qué no establecer más concretamente los contenidos, temporalización, evaluación…?. Simplemente, porque de esta forma se fomentará la participación e implicación por parte de los entrenadores, ayudados por el coordinador general del “proyecto” y comisión organizativa comentadas anteriormente. De ahí, la necesidad de reuniones previas entre los entrenadores, directivos y responsables del proyecto, que argumenten y justifiquen la necesidad y ventajas del mismo, y fomente la participación voluntaria e interesada de todos. Considero que estableciendo unos requisitos mínimos de cumplimiento, la forma de intervención adquiere mayor flexibilidad, dinamismo y variabilidad (alejándose de las “imposiciones” que tanto nos cuesta realizar de forma voluntaria), y se ajustará más adecuadamente a la realidad de cada equipo. No hay que olvidar que, en cierto modo, se está modificando determinadas cuestiones de competencia casi exclusiva de cada entrenador.
Grupo 1
Benjamines y alevines
Informar a los padres, en la reunión de presentación del club, resaltando la nueva perspectiva de EPS que se piensa llevar a cabo justificando, argumentando y dándole importancia al proceso, y anunciando futuras actividades destinadas a la participación de los padres.
Desde la primera semana de entrenamiento “sondear” hábitos/costumbres higiénicas, alimenticias… mediante entrevista grupal, recogiendo las distintas opiniones en el Diario del Entrenador.
Durante esta primera semana, de forma esquemática y no más de 15 min., comentar el trébol o pirámide de la alimentación.
De septiembre a diciembre, establecer un mínimo de 1 hora, de cada 12 de entrenamiento, donde se propongan tareas relacionadas con la temática. Los calentamientos se muestran muy propicios en esta fase del año.
En diciembre realizar una primera evaluación consistente en una hoja de observación para el profesor, y un cuestionario de comportamientos, actitudes y valores para el alumno (en este primer momento buscamos conocer el estado de la “cuestión”).
Entre enero y marzo, establecer un mínimo de 1 hora, de cada 10 de entrenamiento, donde se propongan tareas relacionadas con la temática. Los contenidos adquieren mayor complejidad. Las tareas ya se van concretando con objetivos más concretos, en función de lo percibido en la evaluación anterior.
Realizar una reunión general de cuestiones diversas con los padres donde se trate también el tema de la alimentación, sondeando posibles necesidades, inquietudes, dudas…
Realizar una “charla informal” (en el propio terreno de juego) donde “un amigo del entrenador” venga hablar del trébol o pirámide de la alimentación. Si antes hemos utilizado un modelo en la charla, se expondrá el otro. Realizar en esa misma sesión un mínimo de 20min de tareas específicas propuestas por “el amigo del entrenador”. Sería interesante que el/los entrenador/es realizasen la tarea adoptando el rol de alumno.
En abril realizar una segunda evaluación consistente también en una hoja de observación para el profesor, y mediante un cuestionario de comportamientos, actitudes y valores para el alumno (el objetivo es constatar el estado actual de la “cuestión” y posterior comparación con los resultados anteriores).
Entre abril y junio realizar dos sesiones completas donde los “hábitos alimenticios” sean los protagonistas de la sesión, tratando de integrar los contenidos con tareas de todo tipo (motriz, técnico- tácticas…).
Realizar una reunión con los padres donde un “especialista en alimentación y nutrición” nos aporte sus experiencias, reflexiones, comentarios…
En junio realizar una última evaluación mediante una hoja-comentario de las tareas específicas en cuanto a motivación, exigencia física, así como un cuestionario de comportamientos, actitudes y valores.
Por último, valorar conjuntamente los datos obtenidos con el resto de entrenadores, comisión organizadora y coordinador general, y establecer las conclusiones pertinentes.
Grupo 2
Infantiles y Cadetes
Informar a los padres, en la reunión de presentación del club, resaltando la nueva perspectiva de EPS que se piensa llevar a cabo justificando, argumentando y dándole importancia al proceso y anunciando futuras actividades destinadas a la participación de los padres.
Desde la primera semana de entrenamiento, “sondear” hábitos/costumbres higiénicas, alimenticias… mediante entrevista grupal, recogiendo las distintas opiniones en el Diario del Entrenador.
Durante esta primera semana, de forma esquemática y no más de 15 min., comentar el trébol o pirámide de la alimentación.
Entre agosto y diciembre establecer, al menos una vez al mes, un mínimo de 30 min. a contenidos específicos integrándolos durante los calentamientos.
Realizar una reunión general de cuestiones diversas con los padres donde se trate también el tema de la alimentación, sondeando posibles necesidades, inquietudes, dudas…
En diciembre realizar una primera evaluación consistente en un diario del jugador donde aparezca lo que ha comido (tipo, hora, cantidad…) en los últimos dos días y un cuestionario de comportamientos, actitudes y valores.
Entre enero y marzo, establecer un mínimo de 1 vez al mes (20min) donde se traten contenidos de EPS.
Realizar una reunión (metodología participativa) donde un “especialista en alimentación deportiva” venga a orientarnos, comentarnos, exponer sus reflexiones y preguntar las vuestras.
Realizar un “Taller de Hábitos Alimenticios, Higiénicos,… SALUDABLES”, de una duración de 1 hora aproximadamente. Los padres también participarán en el mismo.
En abril realizar una segunda evaluación consistente en un cuestionario de comportamientos, actitudes y valores, y un test de valoración conceptual.
Entre abril y junio realizar una “Gimkana de Hábitos Alimenticios”.
Realizar una puesta en común sobre dudas, inquietudes, utilidad de hábitos aprendidos…. donde esté presente el “especialista en alimentación deportiva”.
Fomentar la posibilidad de colgar “recortes”, relacionados con los hábitos alimenticios saludables, en el tablón de anuncios.
En junio realizar una última evaluación mediante la entrevista individual y comentario anónimo respecto al desarrollo de la temporada a nivel general.
Por último, valorar conjuntamente los datos obtenidos con el resto de entrenadores, comisión organizadora y coordinador general, y establecer las conclusiones pertinentes.
Grupo 3
Juveniles
Utilizaremos una estrategia metodológica mucho más indirecta debido a la dificultad a la hora de disponibilidad horaria de estos equipos, por su condición de deporte más orientado al rendimiento.
Aprovecharemos las reuniones de los padres del Grupo 2, donde también participarán los padres del Grupo 3, a excepción del Taller.
Realizarán dos reuniones a lo largo de la temporada con “un especialista en alimentación deportiva” y una charla sobre hábitos higiénicos recomendados para deportistas.
La distribución de información mediante artículos interesantes, e-mail, vídeos, etc., serán las principales formas de intervención con este grupo, siendo las propias inquietudes individuales, atendidas personalmente, la forma de intervención más utilizada.
La evaluación se realizará mediante el Diario del Entrenador, que recogerá las cuestiones de interés más relevantes, así como las entrevistas grupales.
Todas estas propuestas serán modificadas y ajustadas, a la situación y necesidades de cada equipo, teniendo como objetivo ser el punto de partida de posteriores enfoques metodológicos que se ajusten mejor a las necesidades y posibilidades de intervención en un club de fútbol.
6.6. Ubicación en el tiempo
A lo largo de una temporada, durante la semana, en horarios habituales de entrenamiento. Destacar la necesidad de una intervención a largo plazo para poder establecer conclusiones más certeras y válidas, y no en una mera descripción del problema.
6.7. Recursos humanos
El “proyecto” va dirigido a jóvenes jugadores de un Club de Fútbol, con edades comprendidas entre los 7 y 19 años.
6.8. Recursos materiales y financieros
El campo de fútbol, vestuarios, sala de reuniones y ocasionalmente alguna sala de mayores dimensiones cedida por el Ayuntamiento.
Los recursos financieros son muy escasos. Estarían destinados a la gratificación del especialista en alimentación y nutrición. También habría que tener en cuenta las fotocopias, cuadernos… necesarios para la realización de las actividades.
Bibliografía
Antón, J. L. (2001). Balonmano recreativo, para todos y en cualquier lugar. Madrid: Gymnos.
Delgado, M.; Gutiérrez, A. y Castillo, M. J. (1997). Entrenamiento físico-deportivo y alimentación. De la infancia a la edad adulta. Barcelona: Paidotribo.
Delgado, M. y Tercedor, P. (2002). Estrategias de intervención en educación para la salud desde la Educación Física. Barcelona: Inde.
Frías, A. (2000). Salud pública y educación para la salud. Barcelona: Masson.
Romero, C.; Linares, D. y De la Torre, E. (1996). Estrategias metodológicas para el aprendizaje de los contenidos de la educación física escolar. Granada: Prometo.
Salinas, F. y cols. (2000). La actividad física y su práctica orientada hacia la Salud. Granada: Grupo Editorial Universitarios.
Serrano, M. I. (2002). La educación para la salud del siglo XXI: comunicación y salud. 2ª Edición. Madrid: Díaz de Santos.
Tercedor, P. (2001). Actividad física, condición física y salud. Sevilla: Wanceulen.
Viciana, J. (2001). Planificar en educación física. Granada: Reprografía Digital Granada S. L.
revista
digital · Año 14 · N° 134 | Buenos Aires,
Julio de 2009 |